Big Red Mouse Pointer

martes, 11 de septiembre de 2012

Capítulo 41 - A por el Helicóptero

Nadie trató de detener a Puma, tampoco tuvieron oportunidad de ello, para cuando el chico paró en su huida estaba a un gran trecho del resto del grupo, agotado y asustado por lo que acababa de revelarle Dyssidia se dejó caer contra el escaparate de un ultramarinos, apoyó la cabeza en sus rodillas y cerró los puños con fuerza.

Un sonido muy próximo a él, le hizo levantar la cabeza, era uno de esos estúpidos zombis, esos que de alguna manera compartían algo en común con él, estaban en el mundo de los vivos sin estar realmente vivo, y por si fuera poco probablemente también compartirían los mismos gustos apetitivos, definitivamente no era una idea que le sedujese lo más mínimo…

En un principio optó por no moverse de donde estaba, tampoco sacó su arma para defenderse, pensó que el mejor destino que podía correr era morir allí mismo, así no podría causarle más daño a nadie… Eriel… Tal vez fue el estruendo de una explosión en una zona periférica de la ciudad o tal vez su apego a la vida lo que le hicieron reaccionar en el último segundo antes de que aquel cadáver viviente le clavara los podridos dientes en el hombro, impulsándose con la espalda en la pared abandonó el lugar donde había estado antes, el zombi mordió el vacío y desequilibrado calló al suelo; Puma ni siquiera sacó su arma, aprovechando la posición de su enemigo le aplastó las costillas de un fortísimo pisotón, se oyó un crujido, pero él siguió pisando con todas sus ganas aun cuando el zombi dejó de moverse… “¿Pero en qué diablos estaría yo pensando? Ni Agua Gris ni leches, aún sigo siendo Puma”.

Puma se dispuso a deambular por la ciudad, allí a plena noche, se sentía algo fatigado, peor además estaba tranquilo,, se daba cuenta de que lo que hacía era indistintamente esperar, porque sabía que de un momento a otro los verdaderos responsables de todo aquello dejarían escapar un pepinazo que arrasaría toda la ciudad, no se preocupaba por él y confiaba en que sus amigos sabrían salir de la ciudad cómo fuera…

En la oscuridad de la noche, un grito desgarrador quebró violentamente el silencio, había sonado muy cerca…

*      *      *


Ley casi obligó a Ripper ponerse en pie en cuanto estuvo recuperado de su desmayo por la pérdida de sangre, el tiempo apremiaba, después de que se debatiera sobre los actos de Puma y su actual paradero, habían concluido en que lo mejor sería salir de aquel lugar en cuanto antes, tenían que moverse, no podían permitirse quedarse quietos, no solo porque de vez en cuando se oía alguna explosión en distintas zonas de la ciudad, sino porque el toque final ya no tardaría en llegar, devastando la ciudad y todo lo que  hubiera en ella, zombis o personas indistintamente.

-Tal vez no sea buena idea levantarlo tan bruscamente –Comentó Selene indiferente mientras Ley levantaba a Ripper cogiéndole del brazo, la chica tenía bastante fuerza, especialmente cuando estaba de mal humor.

-Tenemos que salir de aquí como sea, solo él puede guiarnos.

Fue acabar de decir esto y el latino se mareó desmayándose de nuevo, realmente no parecía estar para muchos trotes. La pelirroja se giró hacia Selene quien ya no la miraba, sino que ordenaba relajadamente el contenido de un botiquín de primeros auxilios.

-Supongo que tocaría decir “te lo dije”, pero por esta vez considero que tú llevas razón –La chica cerró el botiquín y en cambio agarró una jeringuilla, se aseguró que no contuviera aire-. Tenemos que salir de aquí antes de que sea nuestra tumba.

Ley sonrió a su compañera, su compinche, le tendió el brazo del hombre desvanecido y ella buscó una vena donde inyectarle el líquido anaranjado que contenía la jeringuilla, en apenas unos segundos el hombre reaccionó y despertó de golpe, Selene ofreció una media sonrisa.

-¿Qué le has metido a ese en el cuerpo?

-Mmm… Dejémoslo en zumo de zanahoria.

Enseguida pudieron hacer que Ripper se pusiera en pie y empezara a caminar, le indicaron que les llevase hasta el punto de evacuación. Dyssidia solo comentó que en aquella ocasión Puma no les acompañaría en sus andadas, por el gesto que hizo nadie más preguntó, ni siquiera Eriel, de todos modos la morena no parecía estar dispuesta a colaborar diciendo donde se había metido el chico, con pesar por la perdida de un amigo reanudaron la marcha, con confianza en que como mucho en unas horas dejarían aquella pesadilla atrás.

Todo parecía marchar bien, tener compañía de zombis a cada rato era lo habitual, pero con unos pocos disparos certeros el grupo mantenía el ritmo mientras avanzaban. Mas, cuando llegaron a la zona del mercado algo cambió; M.A. que iba en la retaguardia, caminando junto a Ley, sintió como algo caliente y viscoso se le enredaba en el tobillo, antes de que le diera tiempo a  girarse se encontró tirado en el suelo mientras lo que se le había enganchado en el tobillo tiraba de él hacia atrás. Sin poderlo evitar oyó como un grito de socorro rompía el silencio y se percató de que había salido de su garganta.

Lithium se dio la vuelta enseguida y apuntó antes de disparar una sola bala. La criatura emitió un chillido de dolor al recibir el balazo en su larguísima lengua, lo que bastó para que M.A. quedase liberado de su presa. El grupo se detuvo inmediatamente, Ley ayudó a su hermano a ponerse en pie, la criatura salió de entre las sombras, su cuerpo de forma humanoide, parecía estar en carne viva y se mantenía en pie sobre las cuatro extremidades acabadas en unas poderosas garras, la cabeza era redonda, carecía de ojos, en la parte superior tenía lo que parecía el cerebro al descubierto… El extraño ser volvió a abrir las fauces y proyectó su larguísima lengua de nuevo hacia M.A. y Ley, pero esta vez la pelirroja desenfundó rápidamente la katana y le rebanó la lengua antes de que los hubiese alcanzado. La criatura volvió a chillar.

Dyssidia se adelantó a los dos hermanos interponiéndose entre ellos y la extraña criatura, levantó su arma y de tres disparos a la cabeza lo dejó muerto tendido en el asfalto, se permitió una sonrisa complacida antes de volver a poner el seguro a su arma y darse media vuelta para reanudar la marcha, o al menos lo intentó… Una bala pasó zumbando a pocos centímetros de su cara, la chica se agachó y miró a su espalda a tiempo para ver como otro de esos bichos caía muerto a poco más de un metro de ella. Nika sostenía su arma en alto.

-Estos fetos mal paridos parecen ir en grupo… -Puma surgió de entre las sombras y acertó a un tercero que corría por la acera de enfrente.

El grupo pareció sorprenderse de su llegada, pero la emergencia de la situación les obligó a centrarse en vigilar su posición de nuevo, Puma llevaba razón casi una decena de esas criaturas corrían entre las sombras merodeándolos, esperando el momento idóneo para alcanzarlos con sus lenguas o abalanzarse sobre ellos.

Ley dejó a M.A. en brazos de Maya, el rubio parecía aturdido y como la chica tampoco era muy diestra en el manejo de armas prefirió acompañarlo hasta donde estaban Selene y Ripper y confiar en que sus compañeros sabrían sacarlos de aquel peligro, y es que además aún no se fiaban del todo del latino, por lo que alguien tenía que quedarse vigilándolo.

En cuanto se abrió fuego en un tiro al blanco la situación se descontroló un tanto porque los seres, sensibles al sonido, se desorientaron y se lanzaron directamente al ataque desde varios puntos a la vez. Empezó una batalla campal y por desgracia para las criaturas los chicos consiguieron reducirlos en pocos minutos sin sufrir ninguna baja aunque no se lo habían puesto nada fácil. Cuando la batalla hubo acabado volvieron a reunirse todos formando una especie de corro, todas las miradas recayeron sobre Puma.

-Lo siento, no sé qué debería decir ahora…
-¿Qué tal si empiezas por contarnos por qué te has largado así de repente?
-Pues sí, eso tendría sentido…

De forma breve explicó lo que Dyssidia le había explicado sobre el Agua Gris, aunque prefirió dejar a la morena al margen, no mencionó que ella lo sabía, no era necesario generar más desconfianzas en el grupo, cuando llegaba a la parte final de la explicación el pelinegro se giró exclusivamente hacia Eriel, que le observaba ojiplática.

-…Por eso es importante que sepas que tal vez llegue el momento en el que deje de ser simplemente yo y trate de abalanzarme sobre alguno de vosotros, si llegara a darse ese caso… Quiero que seas tú la que me mate –Puma depositó su propia pistola en manos de Eriel, quien después de mirarla un rato la cogió con la mano derecha y tras quitar el seguro apuntó a la frente del pelinegro, Puma solo reflejó una triste sonrisa-. Claro que si quieres que sea ahora no te lo reprocho, adelante, te he dado motivos más que sobrados para ello.

Eriel mantuvo la pistola en alto un par de interminables segundos, pero luego bajó el arma, agarró al mano del pelinegro y se la volvió a dejar a su cargo.

-Guárdatela tú, y por favor, no te vuelvas un caníbal, a mí no me hará falta tu arma, si llegara el momento ahora sé que no sería capaz de usarla contra ti.

Los dos se sonrieron, había sido una prueba difícil pero habían conseguido comprobar que estaban juntos en eso, los amigos le dieron la bienvenida de nuevo al grupo, contentos de poder salir juntos de aquella ciudad infesta, tan solo M.A. parecía más retraído en sus propios pensamientos, aquella escena entre esos dos le había resultado de algún modo dolorosa…

A lo lejos se oían rugidos y explosiones, el grupo marchaba lento y sumido en un profundo silencio, algunos caminaban vacilantes, cansados y doloridos, otras se apretaban fuertemente cogidas de la mano, solo uno de ellos se mostraba ausente, como ajeno a todo lo que ocurría.

Para un desconocido y además tachado en condición de enemigo, aquel silencio era más que incómodo, aplastante, por eso después de habérselo pensado bastante dejó escapar un comentario.

- Esos cabrones vivientes también deben estar cansados, si se encuentran con nosotros se llevan la peor parte -se dibujó en su cara una sonrisa casi grotesca.

Jose se dejó de ir para él y le propinó un puñetazo en el estómago sin piedad. El latino se desplomó al suelo doblado del dolor por el golpe recibido.

- Tú sí que eres un maldito cabrón, métete tus mierdas por el culo.

El hombre se quedó tirado en el suelo, callado. Ley entonces se encaró con Jose

- ¿Pero qué coño...? ¿Eres idiota? ¿¡Por qué has hecho eso!?
-... -Jose definitivamente perdió los estribos- Has visto lo que pasó cuando nos encontramos con los de su unidad... ¿En serio me preguntas por qué?
-Joder, él lleva razón, muchos de nosotros han caído por la culpa de él y de los suyos -Puma se situó junto a Jose.
-Necesitamos que él esté bien, se os olvida que es nuestro billete de salida - Lith trató de relajar el ambiente.
-No es amigo nuestro -casi escupió Jose.
-Sois unos críos... -Ley negó un par de veces la cabeza con gesto de desaprobación, Puma frunció más aún el ceño y la chica se alejó de allí, acercándose a su hermano.

M.A. tenía la mirada fija en el vacío, aunque su cuerpo estaba presente, su mente seguramente estaba muy lejos de allí, atrapada en otro tiempo y lugar, ley dedució que ello se limitaba a rememorar el momento en que su... amiga... había muerto. Cuando los ojos del chico se pudieron vidriosos su hermana sintió una intensa punzada de dolor y le abrazó por la espalda, consoladora.

-No te culpes por ello, sabes bien que la situación no estaba  en tus manos.
-Era a mí a quién quería matar, mierda Alice, siempre exponiéndote al peligro... -murmuraba el rubio para sí- ...Me salvaste la vida sin embargo ahora me siento como una de esas cosas, un muerto viviente, mortuus animantis...
-Deja de decir odioteces, el único parecido entre tú y esos zombis es que tenéis una cabeza sobre los hombros, deja la autocompasión a un lado y demuéstrame que tu aún sabes como usarla -M.A. pareció reaccionar, su hermana sonrió con tristeza-. Ella no querría que estuvieras así, te dio oportunidad de seguir viviendo, aprovecha esa oportunidad por los dos.

M.A. entonces se abrazó también a su hermana y aún con el insalvable corazón herido se prometió a sí mismo volver a vivir... Por los dos...
Mientras tanto la discusión entre Puma y Jose vs Lithium continuaba.

-Abrid los ojos y usad el sentido común, aunque sea por intereses propios nos es más de ayuda vivo que muerto -decía el ingeniero ya subiendo de tono.

Eriel quiso aportar algo llegados a este punto y se acercó por la espalda de Jose, quién con el acaloramiento de la discusión ni se percató de ello.

-Nadie habla de matarle, es solo que tampoco hay que tratarle a cuerpo de rey.

En ese momento Eriel suspiró y desistió en su intento de tranquilizar el ambiente, elevó la mirada al cielo en un gento de desesperanza, "No tienen remedio". Fue entonces cuando descubrió la presencia de Naitsirc, a unos metros de allí, sentado en el bordillo de la acera sujetándose la barbilla mientras esperaba cansado a que se reanudara la marcha.

Eriel se acercó y se sentó a su vera y adoptó una posición idéntica a la del chico. Fue ella la que rompió el silencio de los dos.

-¿Tú no discutes?
-No creo que fuera buena idea, -él hizo un deje sarcástico- además no sirve de nada.
-No te sientes muy integrado, ¿eh o no eh?
-Por desgracia, eh, -Nait sonrió por la pregunta de la chica-. Me doy cuenta que de algún modo no soy tanto como "uno más del grupo" sino me ven más como alguien a quién han tenido que contar entre ellos a la fuerza, no puedo evitar sentirme desplazado.
-Me hago cargo de que has dicho "ellos" y no "vosotros", me alegro que aprecies que para mí al menos eres uno más del grupo, además ya nos has salvado dos veces y...

Ese fue el inicio de una conversación que duraría mientras se mantuviera la discusión entre los tres chicos.

Maya por su parte, en cuanto había visto cómo se desencadenaba la pelea había dejado el lugar de los hechos para acercarse a las dos chicas que con una sonrisa de complicidad, se hablaban y se dejaban hacer por la otra absortas en una realidad ajena a la del resto. Nika y Dyss ni siquiera repararon en su presencia cuando Maya hubo llegado junto a ellas.

-Pensaba que Riliane era verdaderamente tu amiga.

La pelirrosa, aludida, se giró hacia la hermana de su novia, quién enseguida había dejado de sonreír.

-¿Pretendes referirte a algo en concreto?
-Por descontado, ¿Qué clase de amiga la traiciona a sangre fría?- La mirada de Maya era severa, parecía además anhelante de una respuesta convincente.

Nika no respondió claramente afectada, ese hecho hizo enfurecer a la morena que se interpuso entre las dos y se encaró con Maya.
-Ya vale, ¿por qué vienes ahora con esas? Ese desgraciado de Allen nos hizo a las dos infelices, no podía simplemente dejar las cosas así -mientras Dyssidia hablaba no temió estar revelando el secreto que ella y Nika habían decidido guardar, porque a pesar que tantas veces lo negaba, sabía
que ella la conocía, era su hermana.
-Ya  veo, tenías que matarle. Pues escucha, ningún motivo es suficiente para matar a alguien que además se había arrepentido de su pasado, y lo de Riliane, el que involucres a Nika... Hermana, eso te convierte en una asesina, tú no eres así...
-¡No, mejor escúchame tú a mí! No tienes ni idea de cómo me he sentido realmente todo este tiempo, todo lo que ha sufrido Nika... Él lo merecía, no podía ser de otro modo, Riliane tuvo culpa de tener a ese bastardo por hermano.
-¿Te estás oyendo? ¿Qué te ha pasado? Dices que no sé cómo has estado todo este tiempo y sin embargo hemos estado compartiendo el mismo techo, porque tú sufrías yo he tenido que fingir normalidad y callarme lo que realmente sentía cada vez que te miraba...
-Tú no sabes nada, no tienes ni idea de lo que es estar separada de la persona que amas...- Dyssidia ya empezaba a llorar de rabia y con el recuerdo de todo lo que había pasado. Nika le pasó los brazos por los hombros, "No necesitas dar más explicaciones, ahora yo estoy a tu lado".
-"Y supongo que tú sí lo sabes, aunque lo que pareces ignorar es el daño que haces, no importa, sé que en? realidad me quieres- Maya murmuró para sí, a sabiendas de que nadie más que ella acababa de oír aquello. Lentamente se alejó de allí.
Ripper aún se quedó inmóvil allí en el suelo, murmuraba, la situación parecía hacerle gracia. Puma se fue a acercar más a él con no buenas intenciones y Lithium lo sujetó antes de que pudiera hacer nada. Fue entonces cuando la callada Selene decidió tomar parte, separó a los dos jóvenes que ya empezaban a pelearse de nuevo, y pasó entre ellos, como por arte de magia se acabó la discusión, aquella chica se veía muy delicada y sin embargo podía imponerse sin siquiera necesidad de decir una palabra.



Selene se agachó, el latino levantó la cabeza para mirarla a la cara, extrañado. Ella lo miraba muy calmada, pero su mirada podía sentirse muy profunda.

-Así no llegamos a ninguna parte, ahora mismo todos nosotros dependemos de ti, no importa que te caigamos bien o mal, no te pedimos un acto de caridad, sencillamente hazlo por ti, dudo que sea tu deseo convertir esta ciudad ruinosa en tu tumba.
-No, llevas razón, tengo que llegar a esos malditos helicópteros como sea…

Todos miraron asombrados a Selene, Ripper ya estaba en pie y volvía a ponerse en camino. Bajo la luz de la luna cesaron todas las discusiones y volvieron a reanudar la marcha, sentían que la llegada del amanecer al día siguiente sería el principio de un nuevo comienzo.

Ya estaban cerca de su destino, Ripper  no hacía  más que repetirlo, sin embargo, al llegar a la siguiente manzana las cosas se pusieron muy feas, otro grupo más numerosos de aquellas criaturas les salieron al paso sumándose a los zombis que ya poblaban las calles, la munición ya les empezaba a escasear. El edificio de oficinas de la izquierda les dio la posibilidad de escapar de allí sin hacer uso de sus armas.

Se introdujeron en el edificio, yendo en línea recta en la medida de lo posible alcanzarían la salida al lado opuesto, lo cual les dejaba ya muy cerca del punto de evacuación al que querían llegar. El interior estaba algo oscuro por lo que necesitaron unas linternas, había algunos que otros zombis pero estaba mucho más calmado que fuera y desde luego le habían perdido la pista a los bichos que les seguían.

*      *      *


El copiloto hizo una seña a su compañero para señalarle el edificio que tenían marcado como objetivo, apenas unas decenas de metros para llegar al punto indicado. El helicóptero se fue acercando al edificio, el piloto desactivó el sistema de seguridad para que la bomba no callera por error donde no debía y esperó hasta situarse justo encima del punto señalado… Al mismo tiempo que el hombre accionó la palanca para soltar la carga explosiva el vehículo recibió un impacto por el flanco izquierdo y reventó la hélice del aparato que se desvió unos metros antes de empezar a caer contra el suelo.

El resultado fue que la carga calló donde no debía y aunque sí afectó al edificio este solo quedó destruido en una tercera parte de lo que era, aunque pronto se originó un incendio con la explosión que avanzaba muy deprisa. A lo lejos, una figura que parecía humana se recortaba en la oscuridad sosteniendo un lanzacohetes en la azotea de un edificio.

*      *      *


Las llamas empezaron a destruir todo a su alrededor, los chicos corrieron esperanzo alcanzar al salida a tiempo, ya no podía quedar muy lejos, los pocos zombis que quedaban ahora ardían en llamas. Ignoraban por qué se había producido aquella explosión, lo que sí sabían era que no se trataba de la explosión final y la prueba de ello es que aun seguían con vida. Al doblar la esquina del corredor descubrieron ante sí la ansiada salida, Nika que iba en cabeza apretó aún más el paso para llegar cuanto antes al exterior, Naitsirc y Lithium le pisaban los talones.

Pero algo ocurrió. Maya giró la cabeza a su derecha antes de salir por la puerta y de pronto se paró en seco antes de alcanzar el exterior, todos excepto Jose le adelantaron hasta estar fuera del edificio. Unos cuantos metros más allá en un corredor paralelo Silver y Lucy corrían en el interior peor en dirección contraria, una barrera en llamas les separaba de ellos y además con toda seguridad no les habían visto.

Maya miró a todos los que ya aguardaban fuera, se habían parado a aunos metros de la salida, ya a salvo, peor no entendían por qué la hermana pequeña de Dyss permanecía de pie quieta allí.

-Lo siento, no podré acompañaros esta vez, haced lo que yo no soy capaz de hacer y alejaos de aquí, aún tenéis una oportunidad de vivir.

E inexplicablemente Maya les dio la espalada y corrió de nuevo metiéndose en las entrañas de aquel infierno del que habían escapado, Eriel gritó su nombre y trató de correr hacia ella, Pero Naitsirc la agarró deteniéndola, ella se resistía peor no tenía nada que hacer contra el chico. Puma hizo ademán de volver adentro y miró a Dyss interrogante, esta permanecía quieta, muy seria.

-Déjala ir, ella ya ha tomado su decisión…

Y Puma no insistió. Entonces Jose dio un par de pasos atrás en el interior del edificio.

-No nos esperéis despiertos- les dedicó una sonrisa traviesa y se despidió de ellos con un gesto corriendo tras los pasos de Maya, a sabiendas de que aquello debía ser un viaje con billete solo de ida.

Unos segundos más tardes se desprendió parte del suelo de la segunda planta taponando la salida, peor Jose no se volvió a mirar, saltó una viga que ardía en el suelo y se dispuso a encontrar a su amiga para poder hallar juntos una nueva salida. Aun tuvo que correr un trecho esquivando escombros en llamas o que se desprendían de techo y paredes hasta alcanzar a Maya, quien se había detenido ante una pared de fuego y desde allí gritaba el nombre de Silver incansablemente.

A varios metros, Lucy estaba tirada en el suelo, una viga que se había desprendido le había caído sobre la pierna, Silver agarró algo que había sorbe un escritorio y fue entonces cuando oyó su nombre, no le costó ubicar de donde provenían.

Maya sonrió feliz cuando vio que había captado la atención de Silver, él estaba muy próximo a una puerta de salida de emergencia, Lucy estaba tirada en el suelo y pedía ayuda. El joven la miró a ella y luego a su exnovia para después volver a mirarla, parecía que iba a echar a andar hacia ella cuando puso el brazo tenso y bajó la mirada. Cuando volvieron a encontrarse sus ojos con los de ella pareció querer decir muchas cosas, él apenas si le pudo sostener la mirada, enseguida se dio media vuelta, se guardó algo en el bolsillo y corrió a socorrer a Lucy.

Maya se dejó caer rendida al suelo, sobre los escombros, ya nada le importaba, había sido una estúpida y una inconsciente, había creído que saldrían juntos de allí y sin embargo… No podía pensar, ni quería… Jose llegó junto a ella a tiempo de ver cómo Silver ayudaba a Lucy a ponerse en pie, parecía que cojeaba, empezó a gritar a Maya que tenían que salir de allí para hacerse oír entre tanto ruido, pero ella no reaccionaba, ni siquiera le miraba, hacía demasiado calor para permitir que salieran lágrimas, peor sabía que ella estaba llorando, el humo les estaba asfixiando, no habían llegado tan lejos para morir allí, Jose la agarró de al mano y la puso en pie de un fuerte tirón, luego echó a acorrer hacia delante, tenían que salir como fuera.

Tras varias vueltas desorientado, Jose vislumbró un enorme ventanal que daba al exterior, por alguna razón el cristal aún se mantenía intacto, esa sería con toda seguridad su salida más segura, el edificio no tardaría ya mucho en terminar por venirse abajo. Otro trozo de techo se desprendió y calló en su camino, Jose lo saltó sin problemas, peor Maya que corría como ausente no reaccionó y tropezó soltándose de la mano del chico.

Jose se volvió para recogerla del suelo y entonces descubrió como un zombi mutilado que estaba ardiendo aparecía junto a ella con intención de morderle en el brazo, la reacción de él fue la de cubrir su brazo con su propia mano, sintió como todos los dientes podridos de aquel ser inhumano se le clavaban sin piedad en la carne pero no se permitió gritar, en cambio hizo acopio de fuerzas y puso en pie a la chica, la llevó hasta la ventana, se metió una mano en el bolsillo y le pasó el otro brazo por la cintura atrayéndola hacia sí depositando un beso en us labios, duró apenas un segundo, justo después golpeó una y otra vez el cristal del ventanal hasta destrozarlo abriéndose una dolorosa herida en el codo, no le prestó importancia, depositó algo en la mano de Maya y se la cerró luego con fuerza, el ventanal estaba situado muy alto y aún tuvo que hacer acopio de todas las fuerzas que el quedaban para aupar a la chica y tirarla fuera, al exterior.

Antes de que pudiera hacerse nada más el ruinoso edificio cedió y se vino abajo, sepultando todo lo que quedaba en su interior.

Maya se sentó entonces en el bordillo de la acera, tenía múltiples heridas y quemaduras menores por el cuerpo, pero no las sentía, se daba cuenta de que tenía los dos puños cerrados, los abrió y descubrió una cosa en cada palma de la mano, en la derecha el pendiente que le había regalado Silver aquella vez, en la izquierda una foto de Jose algo chamuscada parecía que ponía algo por atrás pero… No pudo aguantarse más, lo que acababa de suceder allí había sido por su culpa, Jose… había muerto por su culpa, sola y angustiada siguió llorando aun sin lágrimas…

*      *      *


Cuando la salida quedó taponada todos se quedaron inmóviles y en silencio sabiendo lo que aquello implicaba, Eriel aprovechó la ocasión para soltarse de Naitsirc quien tampoco se lo puso más complicado, de todos modos ya nada se podía hacer. La chica se dejó ir furiosa hacia Dyss llorando.

-Esto es por tu culpa, si tan solo hubieras dejado que la detuviera –Eriel trató de darle una bofetada en la mejilla con la mano derecha, la morena no tuvo problema en interceptarla a tiempo de recibir el golpe- ¡Es tu hermana!- Esta vez probó a darle con la izquierda, la bofetada se oyó clara y seca.

Eriel alzó la mirada impresionado de que no se hubiera defendido esta vez, la descubrió cabizbaja y con lágrimas en los ojos, “Me la merecía, he vuelto a descuidarla…” creyó oír que susurraba. Soltó entonces el brazo a Eriel, y esta se trató de tranquilizar, sabiendo que donde ella afrontaba la pérdida de su amiga, Dyss comprendía que había dejado escapar a su hermana sin posibilidad de vuelta a tras, debía de ser muy duro… Nika abrazó a su prometida con enorme cariño pero no dijo nada, no había nada que decir, además se acordaba la última conversación que habían tenido y no había terminado precisamente bien…

Cuando tuvieron disposición para ello se fueron alejando de allí, ya solo querían salir de aquel lugar de pesadilla cuanto antes, querían olvidar todo lo que habían pasado allí, sin olvidar a las personas que no habían logrado alcanzar la salida.

Llegaron al lugar en cuestión, era una explanada de mediana extensión rodeada por una alambrada improvisada de espinos, había varios carteles que avisaban que estaba electrificada, peor con todo lo que había pasado la alambrada estaba medio destrozada y la corriente ya no corría por ella desde hacía un buen rato, aprovecharon que estaba desprendida por un extremo y se colaron por allí.

La explanada estaba prácticamente desierta, tan solo quedaban un par de camionetas, un carro blindado y algo más alejados tres helicópteros, al verlos allí algunos no pudieron evitar dibujar en sus caras una sonrisa aunque algo cansada.

-Selene, tu sabrás sacarnos de aquí, ¿no es cierto?
-Sí, si todo está bien, enseguida os tendré volando por encima de esta maldita ciudad.

Llegados junto a los aparatos voladores se fueron montando en el más cercano, M.A., Selene y Ripper se encargaron de hacer las comprobaciones pertinentes para asegurase de que todo estaba en orden, en contra de lo que se hubieron podido esperar se encontraron con que el motor de la hélice principal estaba inutilizado y le faltaban algunas piezas fundamentales para su funcionamiento, así pues avisaron a todos para que se bajaran de ese helicóptero y subirse mejor al siguiente.

Pero hubo el mismo problema, cuando lo avisaron, el resto ya no se metió directamente en el aparato, sino que esperaron fuera con los dedos cruzados a que les dijeran que podían subirse a ese y marcharse de una vez por todas. Por desgracia, no ocurrió tal cosa…

-Los tres rotores de la hélice principal están incompletos, les faltan algunas piezas básicas, es imposible hacerlos funcionar sin ellas, parece como si… -Selene no concluyó la frase, estaba reflexiva.
-… Como si los hubieran saboteado- terminó M.A. por ella-. Es como si ya supieran que íbamos a venir aquí a intentar escapar.
-Claro, esto es lo que pasa hasta en las películas, si quieren volar la ciudad por los aires es porque quieren ocultar todo lo que aquí ha pasado, no pueden permitirse el lujo de dejar escapar a unos testigos…- al decirlo en alto Naitsirc comprobó que la realidad que estaban pasando era demasiado dura y a la vez era tan cierta…
-O sea, que hemos llegado hasta aquí para ¿nada? No pude ser cierto, esto no puede estar pasando de verdad –Nika sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo.
-¡¡NOO!! -Gritó Ripper-. No pienso morir aquí, nunca, ¡¿me oís todos?! ¿NUNCA! –el joven parecía estar fuera de sí, tan solo gritaba una t otra vez que ni iba a morir allí mientras daba vueltas y gesticulaba ciolentamente.

Entonces el latino se acercó demasiado a Nika y entonces Dyss lo tumbó de un puñetazo en toda la cara, el hombre al no ofrecer apenas resistencia fue lanzado bastante atrás, con lo que cayó a los pies de Lithium, y en contra de todo pronóstico en vez de quedarse allí quieto tendido giró sobre sí mismo golpeando con la pierna al ingeniero haciéndole perder el equilibrio y caer junto a él, momento que aprovechó para apoderarse de su arma y apuntarle a la cabeza antes de que nadie pudiera reaccionar y sacar su arma.

-Que todo el mundo deje su arma en el suelo, ¡ya! –Lithium apretaba los dientes con fuerza sintiendo una gran rabia, no había sido suficientemente rápido ni precavido, si ocurría una desgracia bien podría ser por su culpa.

Todos tiraron con desgana sus armas al suelo, esta vez ni siquiera Puma se resistió, ese hombre estaba tan loco como para volarle la cabeza a Lith si no le obedecían allí y en ese momento. Ripper sonrió reflejando en su rostro que realmente había perdido la razón.

-Bueno… Ya que nadie va a salir de aquí propongo hacer de salvador y acabar con vuestro sufrimiento antes de que otros lo hagan por vosotros.
-¿Pero tú te estás oyendo? –M.A. estaba indignado, desde luego al menos ya volvía a ser él; el cañón pasó de apuntar la cara de Lith a la de M.A., el chico tragó saliva antes de atreverse a continuar-. Hemos sido compañeros, Rip, su no eres así.
-Tú me abandonaste, nos abandonaste a todos, y ¿para qué? Para tratar de hacerte el héroe ayudando a un puñado de adolescentes, y para lo que te ha servido… -el tono del latino no podía ser más sarcástico- Primero fue la chica, una estúpida y ahora vosotros vais a correr el mismo destino, me quitasteis a mis compañeros y amigos, es justo que yo os devuelva con la misma  moneda.
-Piénsatelo, no nos conoces de nada y en la situación en la que estamos no te aportará nada matarnos o dejarnos vivir. –Ripper apuntó entonces nervioso a Selene.
-Sí, es cierto, deja que al menos pasemos nuestros últimos momentos en paz, de todos modos de la muerte ya nadie nos libra. –Naitsirc se aseguró de levantar las manos al aire para demostrar que no suponía ninguna amenaza mientras hablaba.
-¡Cállate joder!- la pistola seguía apuntando a Selene y esta continuó hablando:
-Si lo que quieres es justicia o venganza, déjanos que simplemente acabemos devorados por los zombis o acabemos saltando por los aires con esta ciudad fantasma, en cualquier caso vamos a morir, no nos debes ningún favor, concédetelo a ti mismo y déjanos sufrir nuestra propia agonía las horas que nos queden.

Ripper se acercó a dos zancadas hasta situarse a un metro de la chica que permanecía imperturbable, ahora el cañón estaba apoyado directamente sobre su frente, el hombre acarició el pelo de la chica con ansiedad, luego le miró a los ojos con un brillo esquizofrénico en los suyos, ella le sostenía la mirada sin pestañear.

-Da pena despedirse de tanta belleza- el joven realizó un brusco giro de muñeca, se metió el cañón del arma en la boca y apretó el gatillo, instantes después caía al suelo por última vez.

Todos recogieron sus armas de donde las habían dejado caer y se acercaron hacia Selene y el cuerpo del soldado, parecía que no había apuntado bien y la bala se había desviado, el hombre se convulsionaba de dolor mientras sangraba por toda la cara, incluyendo ojos y oídos.

-Selene, solo tú puedes salvarle aun.
-No, carecería de sentido.

Y ya nadie volvió a insistir, porque además con el sonido de ese último disparo algunos zombis ya habían reaccionado al sonido y se acercaban en gran número hacia donde estaban. Empezó de nuevo la lucha por la supervivencia que habían estado manteniendo hacía apenas unos segundos en las calles, se habían creído tan cerca de la salvación que parecía haber transcurrido largo tiempo desde aquello. Para cuando el joven dejó de convulsionarse solo Selene quedaba a su lado, respetuosamente le cerró los ojos con los dedos y se alejó un tanto de él.

Desde detrás de las filas desordenadas de zombis también llegaron algunos disparos que acabaron con varias de esas criaturas, cuando la última hubo caído descubrieron a Silver sosteniendo el arma en alto con una mano y ayudando a caminar a Lucy con la otra, la cual apoyada en él, parecía que cojeara de un pie.

Cuando todos se reunieron, se cruzaron miradas indistintamente de bienvenida hacia Silver y de recelo hacia Lucy, estaban contentos de ver a un amigo con vida, pero las circunstancias que les rodeaban no dejaban lugar a la esperanza, ese era con suerte su último día en el mundo de los vivos.

-Es una alegría ver que aún sigues con vida Silver –Puma le palmeó la espalada antes de hundir los hombros-, pero llegas tarde, ya no hay modo de salir de aquí.
-¿Y los helicópteros?
-Saboteados, es imposible hacerlos volar.
-Lo que sospechaba… -Todos los ojos le miraron esperando a que se explicara-. Veréis, el aviso de que en caso de emergencia aquí había un punto de evacuación se corrió a todos los miembros de los pelotones, de manera que si alguien llegaba a sobrevivir esta catástrofe o simplemente desertaba y trataba de huir, acudiría a un punto en el que unos guardias le acribillarían a balazos sin preguntar, y en caso de que los guardias fueran reducidos, los helicópteros estaban preparados para no despegarse del suelo, la trampa perfecta para asegurarse de que nadie saliera con vida de aquí y pudiera contar lo que realmente había pasado. –No necesitó añadir que aquello se lo había explicado Lucy, todos debieron suponerlo.
-Entonces, ¿nadie sabía esto?- Ley empezó a aencajar las peizas de aquel rompecabezas en su mente.
-De hecho sí, los jefes de escuadrón lo sabían, se les había dado aviso de que en caso de que terminaran su misión debían acabar con la vida de sus subordinados o simplemente mandarlos al punto de evacuación falso sin acompañarles ellos, puesto que sabían algo que nadie más podía saber…
-Ya da igual, hemos llegado a un callejón sin salida, ahora todos vamos  a morir aquí…
Silver sacó algo arrugado de su bolsillo y lo extendió en el suelo para que todos pudieran verlos mejor, se trataba del plano de unos conductos subterráneos secretos que partían desde varios puntos de la ciudad y desembocaban todos en la misma sala de forma circular, en la escritura del mapa se podía leer “búnker”. De pronto supieron que los jefes de pelotón mandarían a sus hombres a la muerte mientras ellos corrían a guarecerse en el único punto realmente seguro de la ciudad…

-No –murmuró Silver-, nadie más tiene que morir- y apoyado como estaba sobre el plano con la cabeza hacia abajo no pudo contenerse más, dos lágrimas resbalaron por su cara y cayeron sobre el mapa extendido.


#Maya

Capítulo 40 - Sangre blanca

El centro debía esperar, todos necesitaban tomarse un descanso a tanto vértigo.

Aleatoriamente se aseguraron de que todo estuviera asegurado, ventanas cerradas, puertas bloqueadas. No querían sorpresas en ese lugar que parecía un salón, uno muy grande. Lamentablemente el polvo y todo lo demás no dejaban diferenciar mucho el sitio… 

Selene cortó el hilo con un poco de ayuda de Maya y así finalmente terminó con la herida.

- Son muy buenas en eso. –dijo Naitsirc asombrado con el trabajo tan delicado y perfecto que hicieron juntas. - ¿Selene… cuántos títulos tienes en medicina…?

- Tengo un curso en vuelo de helicópteros. –respondió Selene removiendo la poca sangre que se había escapado de la herida antes de que esta fuera sellada.

Nait sacudió su cara como si algo amargo le hubiera caído en la lengua, encogiendo su cuello. Maya hizo una mueca similar de incredulidad. “I-n-c-r-e-i-b-l-e” pensó. Ella le miró con una sonrisa.

- Estuve en el oriente, ayudando como una fuerza neutral en la guerra... Y debo a decir que conocí nativos que son capaces de curar heridas graves, e incluso internas con MUY pocos recursos.

- ¿Ellos te enseñaron? –preguntó Nait.

- No, fue más bien como un “intercambio” de conocimientos. Pero en ese entonces si yo no tenía una sala clínica entera no era capaz de hacer mucho… Muchas de esas personas ni sabían como se llamaba lo que estaban tratando y aún así sabían como curarlo. Es cuando vemos a ese tipo de gente que nos damos cuenta de que somos unos inútiles. –dijo Selene irónica, guardando sus instrumentos.

El paciente se había desmayado, tanta pérdida de sangre había destruido sus fuerzas. La “doctora” le cubrió la herida con sus propios ropajes y luego se levantó un poco cansada. Maya sin embargo seguía algo arrepentida de ayudar al enemigo, tan solo podía esperar que el esfuerzo rindiera frutos…

M.A. estaba parado cerca de una ventana, melancólico… Se preguntaba si hubiera podido hacer algo más, para evitarlo… La sonrisa de ella estaba marcada en sus ojos, tan linda pero a la vez atormentadora.

- Alice… –musitó agobiado.

- Lo lamento tanto hermano. –dijo Ley al mismo tiempo que sus brazos le rodeaban.

- Ella no volverá… no la volveré a ver. –se dijo el rubio. Las palabras eran como látigos que caían sobre su espalda. – Ley… ¿puedo estar solo un momento…? –le pidió él con una voz suave.

La pelirroja no tuvo intenciones de oponerse. Si en verdad era lo que quería, le complacería… alejándose de su hermano. Observó a un difunto caminando escaleras arriba desde una especie de balcón donde se podía vigilar todo. Era ese chico que había sido apuñalado por Silver y que ahora, había vuelto de la muerte… Su curiosidad era muy grande, siempre lo había sido tenía que preguntarle como fuera acerca de algo tan anormal.

Puma caminaba mientras su mano iba rozando el barandal intentando recordar que demonios estaba pasando… Desde esa altura podía ver casi perfectamente a sus compañeros, casi, gracias a que había una enorme e imponente estatua de un Pegaso en el medio, digna de admirar.

Repentinamente sintió como algo se enganchaba en su mano. La removió bruscamente para darse cuenta de un gran fragmento de vidrio encajado en el barandal de madera. Se miró la palma de la mano y observó una extensa cortada… dejó caer su quijada ante lo que estaba presenciando… Su sangre era pálida, sin color alguno. Y el ardor que debía de crearle semejante incisión no aparecía, no parecía sentir dolor.

- ¿Qué demonios…?

Puma apretó un poco y más “sangre blanca” apareció… Era sangre, estaba seguro, pero no entendía la razón de porqué estaba desteñida. Unos pasos firmes y casi apresurados alertaron al muchacho, de ninguna manera podía permitir que vieran eso, así que tomó un banderín delgado colgante del barandal y lo enredó alrededor de su mano.

- ¡Hola! –saludó Ley. El chico casi que podía adivinar que preguntaría la pelirroja.

- ¿Qué tal? –dijo Puma mirándola de reojo, aún estaba preocupado cubriéndose la herida.

- ¿Cómo es posible que hayas vuelto de los entre muertos? –el pelinegro se sonrió, era algo bastante obvio.

- Pues… no lo sé muy bien… –Puma le miró con más atención, era bastante simpática. Pero… - Oye ¿nos conocemos de algún lado…?

Ella adoptó una pose pensativa.

- Creo… –dijo la pelirroja. Puma rió al darse cuenta.

- ¡Claro! ¡¿Pero como olvidarlo?! En el concierto de Aviador Dro… –Ley se dibujó una sonrisa ante la grata coincidencia. Sin embargo Puma no tardó en pisotearle esa alegría. - Sí, sí. Recuerdo que hubo una riña y me rompiste una botella en la cabeza. Y volviste mierda mi camisa favorita…

- Uhm… también recuerdo eso… –Ley se frotó la nuca mientras bajaba la cabeza y se mordía el labio. - Tuve que golpearte dos veces porque la botella no se quebraba ¿no?...

Las carcajadas de Puma le hicieron saber que no le guardaba rencores.

- Estás loca. Por eso me caes bien. –“alagó” el chico.

- Ha, no estoy loca. Pero de vez en cuando necesitamos agredir a alguien para sentirnos bien… –explicaba la pelirroja. Repentinamente Ley estiró la mano. – Creo que no nos hemos presentado. Me dicen Ley300.

- Yo soy Puma. –dijo el susodicho estrechando manos. Ley vio claramente la venda improvisaba del muchacho.

- ¿Y eso?

- Eh… una larga historia… ¿Y por que te dicen “Ley300”?

- Es… una larga historia.

- Puma… –el pelinegro se giró y una de las esquinas de sus labios se levantó. Eriel estaba parada a tan solo un metro. - ¿Podemos hablar…?

Puma se volvió hacia Ley y esta asintió con la cabeza para que él no se preocupara…

Eriel guió al pelinegro hacia el interior de una oficina. Puma estaba un poco preocupado por la cara seria y acusadora de la chica… Claramente quería escapar de allí pero no le sería tan fácil. Eriel le tomó de la camisa con firmeza y casi agresiva para jalarlo y clavarle un beso en los labios.

Era más que maravilloso sentir de nuevo el dulce sabor de sus labios, para Puma esa la mejor parte de volver de la muerte…

Ambos enredaron los dedos de sus manos.

- No quiero volverte a dejar. –espetó. Inmediatamente ella lo rodeó con sus brazos, juntando las manos en su espalda.

- Si lo haces tendré que revivirte para matarte a ostias de nuevo, canalla.

- Ya lo hiciste una vez… –le hizo recordar Puma aquella escena en las calles. Eriel le dio una fuerte palmada en la espalda aún sin despegarse. El muchacho gimió adolorido para dramatizar la agresión. La chica carcajeaba ante la payasada.

Pero la cara de Eriel no tardó mucho en cambiar… Tenía dudas, que por dentro le quemaban y necesitaba preguntar. Estaba dispuesta a lidiar con las respuestas.

- ¿Colaborabas con la sicópata de Lucy? –Puma con una rara mueca demostró lo incómodo que era asumir ese tema, pero sabía que tarde o temprano la pregunta llegaría de cualquiera.

- Según ella, sí.

- ¿Según ella…?

- Me refiero a que yo ayudaba a mi hermano… en muchas cosas sucias. Pero ella dijo que no era él quién realmente necesitaba esos “mandados”. –aclaró mientras retiraba un rebelde mechón de la cara de Eriel.

- ¿Y esos mandados eran…? –su rostro denotaba reprensión, como la de una madre que pilla a su cachorro en algo indebido.

- En serio no quisiera hablarte de ello. Yo nunca lo hice porque me gustara esto de ser un… criminal. Pero SIEMPRE me he ayudado con mi hermano en muchos aspectos. –explicaba él.- Crecí rodeado de violencia, así que… me causa bastante indiferencia el vandalismo y el hacerle daño a otras personas. Trato de esforzarme para que no se note.

Puma se arrepintió de haber dicho eso, únicamente había conseguido alimentar el ya de por si inmenso interés y la curiosidad de Eriel. Con tan solo ver sus bellos y atentos ojos sabía que ella no se rendiría hasta saberlo todo, o al menos lo suficiente. El chico solo pudo resignarse.

- Eriel. Yo, he robado, he destruido… quemado edificios e incluso he cometido homicidio… –tragó saliva antes de poder continuar. Las manos y brazos de Eriel dejaban de apretarle, se notaba la decepción. Él pudo sentirlo pero para nada le culpaba.- No me arrepiento de nada, pero tampoco estoy orgulloso… fueron solo cosas que debían hacerse por algunas razones que no me importaba cuestionar. Actué en nombre de mi hermano, para ayudarle, como él me ayudaba a mí en todo…

- ¿Jamás te preguntaste por que te pedía esos encargos?

- Nunca me interesó… Pero no soy estúpido, yo sabía que Dee estaba metido en asuntos delicados. Se le veía por encima sus preocupaciones, su estrés, y cada vez que me encargaba algo estaba nervioso, inseguro, como si su vida o la de millones, dependiera de ello… Jamás me atraparon porque simplemente no sentía miedo de hacer lo que hacía y gracias a ello no cometí ningún error… Bueno, solo una vez…

Eriel seguía sorprendida e incrédula ante la extraña distancia en la forma de hablar de Puma, aunque él ya había recalcado su ataraxia… Le costaba creer que fuera tan seco mientras hablaba de homicidio y destrucción, su lógica le llevó a pensar en que él tenía un trauma sicótico… probablemente.

- No supe porqué pasó así pero se suponía que ella estaría sola. “Sofía Salinas”…

Con un empujón, Eriel se apartó de Puma. 

- Dime que no hablas en serio…

- Pues yo… Mi hermano le llamó “fisgona”… Pero el problema fue que no resultó como estaba calculado. Salinas estaba acompañada de una señorita que… tuvo que sufrir las consecuencias de estar también ahí…

Puma se heló cuando una mirada llena de rencor y odio se formó en la cara de Eriel, poco antes de que esta le hiciera voltear con una sonora y fuerte bofetada.

- ¡Sofía y Nataly! Las dos mujeres que asesinaste a sangre fría… ¡ERAN MIS PRIMAS!

Con los ojos vidriosos, Eriel le abofeteó de nuevo con el reverso de su mano y un gran ardor en su interior provocado por la ira y repugnancia que sentía al saber que el chico que tenía en frente y que en algún momento había significado algo para ella, era el causante de una de sus mayores desgracias. Puma después del segundo golpe, escupió un hilacho de sangre y se frotó la mejilla.

- ¡IMBÉCIL! 

Puma detuvo una nueva agresión, sujetando su muñeca y atrapándola con fuerza entre sus brazos para inmovilizarla.

- ¡Eriel! ¡Yo realmente no quería eso!

- ¡Pero lo hiciste Puma! ¡Te odio! ¡TE ODIO! –gritaba ella en llanto, sacudiéndose para intentar liberarse.

- ¡Lo siento! –dijo Puma con la voz entrecortada. Sumamente arrepentido… La lengua, sí era el castigo del cuerpo…

El adolescente la retuvo un corto rato más… Sabía que calmaría su furia, más no su sentimiento de decepción y desprecio.

- Perdóname… te lo ruego. –pedía.

-¿Puedes perdonar a Lucy? ¡¿Eh?! Así como tú no eres capaz de eso, yo tampoco lo seré. –fue el ultimátum que dio Eriel. - ¡Suéltame!

Puma obedeció, y ella simplemente le miró con detestación antes de disponerse a alejarse. El pelinegro intentó seguirla, pero casi comenzando a llorar Eriel se volteó agresiva.

- ¡Aléjate de mí!

Maya apareció atraída por los gritos, acompañada distantemente de Nika. Eriel pasó fugaz por un lado de ellas y Maya miró al chico con preocupación.

- ¿Qué pasó?

- Solo vayan tras ella... –aconsejó él.

… Mientras tanto, Dys esperaba sentada en un banco de madera a que le dijeran que estaba sucediendo. Con una mueca de dolor se acomodó sobre sus posaderas y repentinamente sintió un leve azote en su regazo. Frente a el había un muchacho que le había arrojado un arrugado trapo.

- Puma… –nombró Dyssidia.

- Tú eres la única que me puede explicar esto… –dijo el muchacho, enseñando la sangre blanca que se escapaba de su mano. - Me he enterado que estas metida en todo esto así deberías saber a que se debe esto… ¿Qué me hizo Lucy?

Dys esperó unos segundos y decidió hablar.

- Toda esta situación se debe a un Virus, mejor conocido como… El Agua Gris… básicamente, revive células muertas… pero es más complejo que eso… El Agua Gris fue un fracaso, no resultaba ser lo que necesitaban pero se dieron cuenta de lo que realmente hacía… Levantar a los muertos, zombies… Solo tuvo éxito una sola vez… Con una sola persona.

- ¿Quién? –preguntó Puma.

- Tú…

El muchacho se quedó boquiabierto, mirando su herida…

- La sustancia no es realmente gris… pero destiñe la sangre de la persona que lo lleve… No sabemos de que es capaz ese virus, Puma. Durante las pruebas pareció ser inestable… Te veo muy controlado pero me preocupa que lo lleves en ti, es la primera vez que alguno asimila El Agua Gris. La sangre sin color es uno de los tantos efectos secundarios que hemos visto pero es no se que pueda pasar en una persona que se ha levantado sin convertirse en un caníbal… –dijo Dys realmente seria.

- Suficiente para mí. –contestó Puma.

El pelinegro se puso sobre una rodilla y se arrancó algo que le colgaba de atrás de su cinturón, una no tan pequeña bolsa.

- Yo… Dys… Quiero que aceptes esto como mi regalo de bodas. –Puma colocó la bolsa de tela sobre las piernas de Dyssidia para revelar un cuarteto de granadas.

- Gracias gato, serán muy útiles. –espetó ella tras asentir.

Ambos enredaron sus manos en un firme estrechamiento.

- Cuídate. –dijo él.

- ¿Qué… a donde vas? –preguntó un tanto extrañada.

- A donde sea… No le conviene a nadie que yo me quede por estos lares. –respondió.

Rápida pero silenciosamente, Puma se ingresó en los corredores del salón para perderse de la vista de la castaña.

- Cabrón… –musitó Dys algo preocupada por su colega.

- ¿De casualidad has visto a Puma? –preguntó Maya con una brusca respiración y con un intenso dolor en la espinilla, lucía como si hubiera correteado a alguien…

- Pues… te tengo dos noticias… una mala y una peor.

#Puma

Capítulo 39 - Muerte y mas muerte

El pequeño grupo compuesto por Puma, Dyssidia y Nika se dirigió a duras penas hacia el centro, escuchando a lo lejos un grito sofocado después de unos largos minutos de disparos y sonidos de criaturas.
- Se ha realizado una batalla campal - murmuró el pelinegro recostando el peso de la de mechas rosas que iba aumentando con el paso.
- Y... Me la he perdido... Genial - musitó Dyss ya con una cara pálida y dejándose el aliento por cada palabra que soltaba. 
Nika la miró de reojo cargando con mas fuerza y pidiendo acelerar el ritmo ya que la vida de la chica estaba en juego si seguían a ese paso. En ese momento el muchacho prefirió cargar él solo a ella a caballito y acelerando el ritmo. En el centro vieron a Allen y a Riliane esperando algo impacientes y atentos a cualquier movimiento para atacar. Ambos al verlos se alegraron pero cambiaron la cara al ver a la ya débil Dyssidia que empezaba a cerrar los ojos y abrirlos con gran esfuerzo. 
Allen intentó parar la hemorragia de la chica y Nika la obligaba a que la mirara cogiéndola de una mano y apretándosela para que le respondiera de la misma forma, aunque sus apretones eran tan débiles que le había conseguido hacer llorar a Nika, más aun al ver la sonrisa torcida de la de mechas rosas que empezaba a desvanecerse.
- ¡Dys! ¡Mírame! ¡Por lo que más quieras mírame! ¡DYS!
- Tengo sueño... - susurró empezando a cerrar los ojos y provocando la desesperación en los presentes que intentaban parar la hemorragia. 
- Apartaos chicos, yo me encargo.
Todos se giraron al ver al grupo de Maya, con muchos menos integrantes que a más de uno dejó inmóvil. Maya y Selene ocuparon los puestos de Allen y Puma y empezaron a tratar de forma correcta la herida. Los demás miraron totalmente temerosos de otra muerte más en el grupo, y Maya mirando a Nika que estaba susurrando en la mano de su novia que sobreviviera. 
- Maya...
- ¿Si? - preguntó acercándose a la de mechas rosas y recibiendo de la mano libre de la chica una flor de cristal que dejó en las piernas de su hermana y esta comprendiendo al momento de parte de quién venía y lo que significaba. Guardándola en el bolsillo junto al otro presente de Silver atendió a las indicaciones de Selene comprobando que su hermana seguía con vida, pero un momento en el que cerró los hojos y dejó un suspiro mantuvo a todos mirándola con terror. Selene pese a eso siguió tratando la herida y cosiendo, ademan de añadirle las vendas correspondientes. 
Nika apretó con más fuerza su mano llorando a lágrima viva y los demás manteniendo el esfuerzo de no terminar con ella, pero unas débiles palabras rompieron ese silencio.
- Al final no respondiste mi petición. 
Nika levantó la vista para ver a Dyssidia mirándola con un color más vivo y con la mano libre enseñándole la cajita abierta y enseñando dos pequeños anillos de plata. Todos, inclusive Maya, se quedaron con la boca abierta al ver la proposición de la chica, que se incorporó esforzándose e hincando una rodilla cogiéndola de la mano.
- Nika, ¿quieres casarte conmigo?
La pelirrosa mantuvo un preocupante silencio y le propinó un puñetazo suave en el hombro de la chica con un puchero.
- ¿Eso es lo que me vas a decir después de preocuparme tanto?
Ella puso una mirada pensativa y mostró una sonrisa maliciosa que provocó la preocupación de Maya por la respuesta.
- ¿Selene tienes unas tijeras a mano?
Semejante pregunta dejó a todos algo extrañados. Selene, con la misma cara, se las ofreció y esperó a ver que iba a hacer con ellas.
Con una mirada a Nika, la de mechas rosas dejó la caja en manos de su novia y levanto sus mechas, acercando las tijeras y cortándolas, todos sorprendidos por aquella actitud.
- ¿Qué haces? - gritó Nika.
- Ah, sí. - Dijo y le devolvió las tijeras a Selene cuando se las cortó y miró a Nika -. Las mechas me las hice cuando le dije a Maya que te dijera que había muerto, como señal de que pasase lo que pasase siempre estarías conmigo, aunque tu no lo supieras. Pero ya no las necesito, porque sé que no nos separaremos y te vas a casar conmigo. 
- ¿Qué te hace estar tan segura?
- Porque soy adorable, y sé que te mueres cuando me ves - respondió con una mirada pícara y con voz juguetona que provocó la risa de todos los presentes. 
Nika le sonrío al volver a ser testigo de aquella parte que no había visto desde que se habían reunido, cosa que le hizo coger la cajita, coger la mano de Dyssidia y ponerle uno de los anillos en el dedo anular. Dys hizo el mismo procedimiento y se dieron un abrazo aplaudiendo todos por lo que aquello significaba.
Ripper carraspeó para cortar el momento que empezaba a ser algo baboso, y la pelirrosa y la ahora castaña le soltaron una mirada amenazante, pero ambas comprendieron lo que significaba y se levantaron, todos preparados para irse. Naitsirc, que apareció antes de los demás y cuando la situación había estado más cruda, había informado a los demás del helicóptero y allí era su último destino. Dyssidia se preocupó por M.A. que estaba completamente destrozado por la pérdida de Alice, y Nika prefirió dejarles a solas y dirigirse con Allen.
- Así que al final le has dicho que sí, ¿eh? ¿Estás segura de ello?
Nika miró al chico y miró un momento de reojo el anillo y sonriendo. 
- Sí, estoy segura. Por cierto, necesitamos hablar Dys y yo con vosotros antes.
Ambos hermanos se quedaron mirándose algo acongojados pero aceptaron la petición de la pelirrosa. El grupo empezó a buscar bastante alejados de ellos y las cuatro personas se quedaron mirándose, Dys y Nika cogiéndose de la mano y entrelazando los dedos. 
- A ver, ¿qué pasa?
Dyssidia le miró de forma seria y sacó de su bolsillo un mando con un botón, que pulsó y al rato empezaron a salir perros zombies que fueron solamente a por los hermanos, que empezaron a disparar para salvarse y amba pareja mirándoles sin ninguna expresión. Por suerte, los disparos no se habían oído a los demás y nadie podría socorrerles. Cuando la munición se les acabó, los perros que quedaban les atacaron, mordiéndoles la garganta y dejándolos en el suelo moribundos. 
Los perros se situaron a ambos lados de la pareja, Nika atreviéndose a acariciarlos y Dyssidia sacando a relucir su pistola y colocándole el silenciador. Al acercarse a Allen, le puso un pie en el pecho y le apuntó en la cabeza.
- ¿Por... qué?
- Recuerda que soy rencorosa - la chica sonrió de tal forma que ambos hermanos pudieron presenciar en ella la propia Muerte. Nika se colocó al lado de su ahora prometida apuntando a Riliane con una pistola con silenciador. Dyssidia apretó el gatillo, provocando el grito ahogado de la chica totalmente asustada.
- Dejare que te despidas, sé que erais muy amigas.
Con esas palabras Dyssidia se alejó de ellas y empezó a matar a los perros, que se dejaron como si obedecieran sus ordenes y no les importara morir.
- ¿Por qué?
- Por su culpa ella se dio por muerta. Jamás se lo perdonaré, y sé que tu no puedes vivir sin tu hermano, así que no voy a ser cruel. Pero no voy a permitir que nada ni nadie me la arrebate. Y sé que si seguía con vida algo iba a pasar de nuevo, ya has visto la actitud cuando le he dicho que sí a Dys. Así que hemos seguido con el plan. 
- ¿Desde cuando lo teníais planeado?
Nika rememoró el momento en el que Dyssidia había aceptado acostarse con ella después de reunirse. Se acorrucó en ella alegrándose de que realmente no hubiera muerto.
- Te has hecho mechas, estás más cachas... Realmente no pareces tu.
- Sigo siendo una estúpida, no he cambiado mucho. 
- Una estúpida que quiso darse por muerta, ¿eh?
La de mechas rosas agachó la cabeza un tanto furiosa por volverla a sacar el tema, a punto de irse de allí, pero no lo consiguió al ver que Nika la agarraba fuertemente de la cintura. 
- Tu no te vas, tengo que decirte algo ahora que has vuelto.
- ¿El qué?
- Sé que quieres vengarte, y voy a estar contigo cuando lo hagas.
Dyssidia la miró sorprendida por saber ese detalle, provocando la sonrisa de la pelirrosa como si le hubiera estado leyendo la mente. Se tocó el bolsillo para asegurarse de que tenía la caja y que no fuera consciente de lo que escondía.
- ¿Qué piensas hacer?
- Matarlo. Sé que no vas a estar de acuerdo conmigo, si tienes una idea mejor...
- No, ya me parece bien así. Pero si matamos a Allen tendremos que matar a Riliane, no solo porque sería capaz de decirlo, sino porque moriría de pena al ver que no tiene a su hermano. Si no te ves con voluntad de hacerlo, lo haré por ti.
- ¿De verdad vas a asesinar a tu mejor amiga por mi?
- No, voy a asesinarla a ella por también liarme la cabeza cuando empezamos a salir. Digamos que ella es bastante tradicional. 
- Bien, pues cuando tengamos un momento a solas los cuatro y estemos seguros de que podemos salir de aquí, nos encargaremos.
- Hecho.
Ambas estuvieron a punto de besarse cuando escucharon unos disparos, levantándose Dyssidia y arrastrando con ella a Nika, empuñando su pistola y saliendo de la habitación para ver a Puma e Inma en casa.

Riliane miró a su amiga al finalizar de explicarle el plan que habían ejecutado, dándose cuenta que desde entonces habían estado esperando el momento oportuno para acabar con ellos. Sin querer prolongar más la conversación, Nika apretó el gatillo y la miró por última vez antes de reunirse con Dyssidia, que mantuvo una mueca por el movimiento y empezando a notar el dolor de la bala.
- ¿Estas bien?
La castaña la miró con una sonrisa para que no se preocupara.
- Nada de lo que preocuparse, ¿ya?
Asintió sin ninguna cara de pena, extrañándola considerablemente por el hecho de que parecían inseparables. Sin nada más que decir, Nika se dispuso a irse, pero Dys la paró ya que tenía una pregunta en mente.
- Tu sabías que estaba viva, ¿verdad?
Ella la miró y le sonrió, confirmándose sus sospechas.
- ¿Cómo? 
- Sé que llevabas días persiguiéndome. No eres muy discreta pese al tiempo, así que me alegré mucho y a la vez sabía que estabas esperando el momento para verme. La verdad me alegré también de que quisieras hablarme después de que sé que parte de la culpa de que te dieras por muerta fue mía, así que te seguí el juego. Cuando empezó todo esto quise sobrevivir, porque sabía que tu serías fuerte, y harías lo que fuera para salir ambas de aquí.
- Lo pintas como si fuera un cuento. 
- Sí, tu eres el príncipe torpe que casi muere cuando prometió una luna de miel en Hawaii, porque sé que el viaje era de luna de miel, tonta no soy. 
- Nunca dije que fueras tonta. A veces lo eres cuando vas de débil pero por lo demás...
Nika le propinó otro puñetazo en el brazo con una sonrisa e indicándole que volvieran con los demás, cambiando la cara a una de más triste al reunirse con los demás.
- ¿Y Allen y Riliane?
Nika empezó a llorar cubriéndose con ambas manos. Dyssidia se mantuvo ''fuerte'' y anunció las muertes de ambos hermanos, todos desolados y manteniendo un minuto de silencio. La castaña abrazó contra su pecho a Nika, que seguía haciendo que lloraba manteniendo una sonrisa que solo ambas chicas conocían.

Todo empezaba a tornarse negro cuando se acercaban hacía en final.

#Dyssidia