Big Red Mouse Pointer

miércoles, 24 de diciembre de 2014

NH2: Capítulo 043 - Un mundo de luces y sombras

El grupo había bajado al río que circulaba por debajo del devastado puente. Allí habían decidido darle un entierro a los cadáveres de Florr y Crow. Los llantos de Adán y Eva eran lo único que rompían el pesado silencio establecido por el grupo ante aquella escena. Flotando en el tranquilo río radioactivo, dos pequeñas barcazas de plástico se sujetaban a la tierra por un par de cuerdas atadas a la rama de un viejo arbolillo seco. En el interior de ambas barcazas reposaban envueltos en dos blancas sábanas los cadáveres de los recientemente fallecidos miembros del grupo. Eva, aún con las lágrimas en sus ojos, miró hacia atrás, por encima de su hombro, dirigiendo una triste mirada a Inma y Nicole unos instantes antes de asentir en silencio.

El dúo de féminas se miraron y se acercaron a las barcazas sujetando en silencio unas ramas ardientes a las que prendieron fuego para incinerar ambos cuerpos. Tras acercarse a la orilla, tanto Inma como Nicole prendieron las sábanas y estas, ligeramente empapadas con un poco de alcohol, comenzaron a arder, transformando aquellas barcazas en dos pequeñas fogatas, las cuales eran avivadas por la brisa que en ese momento envolvía la escena haciendo que las humeantes llamas danzaran mientras dos columnas de humo ascendían al cielo. En silencio, Alice y M.A cortaron con sus cuchillos las cuerdas, liberando de este modo las barcazas, dejándolas ser arrastradas lentamente por la corriente río abajo.

Los llantos de Adán fueron ahogados cuando su hermana se arrodilló para envolverlo fuertemente entre sus brazos. El dúo de hermanos lloraba por la pérdida de aquella vieja compañera de aventuras con la que tantos recuerdos habían creado en sus mentes, ya que, por si fuera poco, Puma tampoco estaba con ellos. El resto del grupo, a excepción de Nicole e Inma, alineado en la parte posterior, tan sólo podían agachar la cabeza y guardar silencio, sintiendo no sólo aquellas dos pérdidas, sino también el secuestro de su compañero Puma, y en sí, el amargo sabor de la derrota a manos de aquellos odiosos miembros de la extinta Esgrip. De alguna manera, todos se sentían abatidos y avergonzados por todo lo que habían perdido en tan solo un momento. Florr, Crow, Puma, Payne, los artefactos y casi sus vidas durante el enfrentamiento.

Nicole e Inma se miraron tras arrojar aquellas ramas ardientes que habían usado como antorchas al agua, y en silencio, se acercaron a Adán y Eva. Sin palabra alguna, las féminas se abrazaron a los hermanos dejando que estos compartieran con ellas aquel dolor. Davis y el resto pudieron ver ya a lo lejos las ardientes barcazas perdiéndose en el horizonte, siendo el agua bañada por los reflejos del atardecer, dando aquella escena un tono melancólico a la vez que bonito. Sin duda alguna, todos y cada uno de los presentes aprendió lo que significaba en ese momento las palabras impotencia, humillación, pérdida y derrota. El silencio siguió reinando por un tiempo más, a excepción de los sollozos de los hermanos, hasta que finalmente las barcazas ya no pudieron ser vistas al cabo de unos minutos, desapareciendo por completo en el horizonte mientras dejaban detrás de sí aquellas dos altas columnas de humo.

Tras unos minutos, y estando algo más calmada, Eva miró al grupo en silencio unos momentos.

—Puma nos necesita —Anunció con la voz quebrada—. Tenemos que encontrarle. Por lo tanto, por favor, necesito que vayáis en busca de un vehículo para poder buscar esas furgonetas. Yo... preferiría quedarme junto a Adán un tiempo más...

El silencio duró unos instantes hasta que finalmente M.A dio un paso al frente y mirando a Eva asintió con la cabeza

—Nosotros iremos a por el vehículo. Vosotros esperad en la ambulancia. Volveremos lo antes posible.

Las palabras de M.A sorprendieron un poco al grupo. Él y Eva no se trataban mucho y solía quejarse de todo lo que esta dijera, pero en aquella situación el rubio pareció actuar con educación, respetando sus sentimientos y los de su hermano.

—Gracias —Le respondió esta con sinceridad manteniéndole la mirada con sus ojos hinchados por el llanto.

Eva y Adán comenzaron a andar en silencio cogidos de la mano, abriéndose paso entre sus compañeros, los cuales se apartaron dejándoles paso. En ese momento, Inma se acercó a estos y les pidió acompañarlo. A pesar de que Eva pareció pensárselo mucho, al final terminó aceptando su compañía, pues al fin y al cabo, no sería tan malo tener a alguien en quien apoyarse, tanto ella como su hermano. El resto del grupo, tras ver marcharse al trío a lo lejos en dirección a la ambulancia, volvieron a alzar sus voces con un tono tranquilo. Fue entonces cuando, tras sacar Jessica un mapa, examinaron el lugar al que podrían ir en busca de algún vehículo que pudiera funcionar.

El grupo formado por Davis, Jessica, Nicole, Alice, Maya y M.A había conseguido encontrar tras una larga caminata un automóvil en buenas condiciones entre aquel cementerio de coches. Por toda la carretera se podían ver algunos vehículos destartalados obstaculizando el tránsito por ella. Siguiendo esta carretera en cuestión en línea recta llegarían a una autovía que deberían de tomar para poder llegar a la dirección a la que les hubiera llevado el puente de haberlo cruzado, y una vez estuviesen ahí, ya solo debían tratar de buscar las furgonetas que se habían llevado a Puma y los artefactos. Era lógico pensar que aquellos vehículos algún día se habían dirigido en dirección a esa autovía, seguramente intentando huir de la propagación zombi en la ciudad, teoría reforzada por el grupo debido a los cadáveres en avanzado estado de descomposición dentro de algunos de ellos, algunas de sus ventanas rotas y manchas de sangre que teñían la chatarra en la que se había convertido su carrocería.

—Bueno, el vehículo es de siete plazas... Me da que tendremos que apretarnos, de alguna manera... Al menos con esto nos podremos desplazar mejor por las carreteras estrechas que con esa furgoneta o con la ambulancia —Comentó Alice pensativa.

—Mmmm... yo puedo conducir, Maya que vaya en el asiento de al lado, y en los asientos de atrás pueden ir Eva, Alice, Inma, Jessica y Adán. —Propuso Nicole al grupo.

—El problema es que es de siete plazas y somos nueve personas. ¿Qué pasa con Davis y conmigo? —Preguntó M.A.

—Vosotros al maletero. Ya sabéis, caballeros, las mujeres y los niños primero —Comentó la rubia con un tono bromista en un fallido intento de levantar un poco el ánimo de sus compañeros, pues desde el funeral hasta aquel momento, el grupo apenas había intercambiado alguna palabra.

Los compañeros de Nicole miraron unos instantes en silencio el vehículo. La broma de Nicole había caído en un saco roto, aunque era de esperar, el ambiente no estaba para bromas. Esgrip o Zodiaco, como ese tal Fox había mencionado, estaba vivito y coleando, aquellos soldados les habían dado una buena paliza en la que habían podido morir, Crow y Florr sí que habían muerto en el encuentro, y además, los muy desgraciados se habían llevado a Puma, Payne y los artefactos, y como regalo de despedida, habían volado el puente por los aires, por lo que debían de intentar buscar a Puma por toda la ciudad sin pistas, una búsqueda a ciegas, pero si les había funcionado con Payne, tal vez les funcionaría en esa ocasión, o al menos eso querían creer. De todos modos..., ¿podían irles peor las cosas al grupo de supervivientes?

—Bueno, podemos hacerlo así. En los asientos traseros pueden ir Davis y M.A con Alice y conmigo sentadas en sus piernas. Es lo único que se me ocurre —Comentó Jessica lanzando una picaresca mirada al pelinegro, quien asintió de inmediato con una vergonzosa sonrisa provocada por la peculiar mirada y proposición de su chica.

Por otra parte, Alice y M.A también intercambiaron una tímida y breve mirada

—Bueno, no hay más remedio, ¿no? Es mejor que ir en el maletero encerrado, ¿no, M.A? —Respondió Alice haciéndose la indiferente, así como su compañero en el momento de aceptar la proposición de Jessica.

—Bien, entonces ya está resuelto el problema del coche. Ahora habrá que despejar la carretera de vehículos para poder ir en dirección a la autovía sin que algún obstáculo nos impida dirigirnos hacia allí —Dijo Nicole satisfecha apoyando su brazo sobre el hombro de Davis.

Jessica no pasó aquel gesto por alto. La joven se había percatado desde que había conocido a Nicole en su refugio que entre ella y Davis había una amistad algo “curiosa”. Eran bastante cercanos, y sí, ella conocía ya de mano del propio Davis resumidamente su aventura en Stone City, así como la de Nicole y lo que había ocurrido después de aquellos acontecimientos, es decir, como se habían conocido sus grupos, como habían sobrevivido juntos durante los inicios del apocalipsis, cuando habían vuelto a encontrarse en las cavernas, así como aquel dúo había conocido al actual grupo del que ella ya formaba también parte y lo que tanto Nicole como Davis sabían de los integrantes del grupo en cuestión mucho antes de que los conocieran en persona.

Si, ella sabía resumida y objetivamente las historias del dúo. Incluso habría puesto la mano en el fuego a que Davis le había repetido el mismo resumen que al grupo cuando él y Nicole se presentaron a este.

Jessica había tenido con Davis una larga charla aquella noche en el que él la había sorprendido vagando por la vivienda de Hawk, ya que necesitaba conocer más al chico y a aquella gente que le rodeaban, y fue gracias a ello que había obtenido aquellos conocimientos. Y sí, podía entender que la rubia y su pelinegro tenían una gran amistad por todas las aventuras que habían pasado juntos desde que se habían conocido, pero aquella amistad... a veces parecía algo más que eso... Jessica había visto alguna que otra vez a Davis y Nicole muy cercanos e intercambiándose algunos gestos y palabras afectivas cuando estaban ocultos de las miradas del resto del grupo, y no podía evitar sentirse celosa y desconfiar de la “amistad” de aquellos dos... Aquello era algo que le rondaba la cabeza cada dos por tres, pero por temor a la reacción de Davis y Nicole no se había atrevido aún a preguntarles abiertamente.

—¿Qué haces ahí parada? —La gentil voz de Maya sorprendió a la joven, quien inconscientemente había abandonado la realidad unos instantes.

Jessica no supo que decir, pues cuando quiso darse cuenta, ella y Maya eran las únicas que estaban paradas sin hacer nada cerca del coche. El resto estaba dedicándose a mover los vehículos, sacándolos de la carretera.

—¿Te ocurre algo? Me he fijado que hace rato que te has quedado como ausente mientras hablábamos de limpiar la carretera.

—Si, lo siento, es solo que estaba pensando en mis cosas... —Intentó la joven argumentarse.

—Ya veo. Oye, ¿le has dicho a Davis ya lo del bebé? —Preguntó bajando la voz mientras acortaba más la distancia con ella.

—No, aún no, es que... no sé si decírselo... ¿Y si la prueba salió mal? ¿Y si... —Maya no le dejó continuar.

—Tienes que decírselo. Cuanto más esperes, peor será, Jessica. Podría tomárselo como una muestra de que desconfías de él al ocultarle algo tan importante. Entre una pareja, no puede haber secretos de ese tipo.

—Lo sé, intenté decírselo varias veces, pero... no consigo hacerlo porque el resto está siempre cerca o simplemente porque cuando tengo la oportunidad, carezco del valor suficiente...

—Pues aprovecha ahora, que cada uno está a lo suyo. Es la oportunidad perfecta.

—Pero...

—Pero nada, Jessica. Cuanto más esperes, peor. Tarde o temprano eso se notará a simple vista y acabará llegando un momento en el que ya no lo puedas ocultar y se acabe enterándo por tu cambio físico, y no porque tú se lo hayas dicho. ¿Crees que se lo tomará bien e ignorará eso sin más?

Jessica negó con la cabeza. En cierto modo, era algo parecido a lo de la posible relación oculta entre Nicole y Davis. Cuando se diera cuenta por ella misma, se lo tomaría mal, ya que habría estado viviendo aquella relación engañada durante mucho tiempo, causándole a la hora de la verdad un gran dolor, si es que existía la posibilidad de que entre Davis y Nicole hubiese una relación más allá de la amistad oculta a sus ojos y a los del grupo, claro, pero en el caso de que fuese así, preferiría enterarse por el propio Davis a descubrirlo por ella misma. Necesitaba saber si realmente el joven la amaba, así como necesitaba que su hijo tuviera un padre en caso de que el embarazo saliera para adelante.

—Vamos, Jessica. Este es el momento, y yo estaré apoyándote —Le propuso Maya colocando su mano sobre el hombro de la insegura joven.

Jessica tardó unos momentos en decidirse, pero finalmente asintió con la cabeza. Maya le aconsejó en ese momento que ella y Davis se fueran a dar una vuelta, pero sin alejarse demasiado, para que así tuvieran la intimidad suficiente como para hablar de ello. Tras esto, Maya fue a llamar a Davis, quien tras reunirse con Jessica bajo el motivo de que su chica tenía algo importante que decirle, se fueron alejando poco a poco del resto del grupo.

—O... oye, ¿a donde va? Yo solo no puedo arrastrar este coche con las ruedas pinchadas hasta la acera —Se quejó M.A al ver a su compañero alejarse del lugar con Jessica.

—A ver, deja que te ayude —Comentó Maya con un suspiro colocándose a un lado de M.A. Esta, sin esfuerzo alguno, empotró de un empujón el coche contra un muro, quitándolo finalmente de en medio de la carretera y dejando a sus compañeros boquiabiertos. —Ya está, asunto arreglado, sigamos con lo nuestro —Comunicó esta sacudiéndose las palmas de las manos.
 

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Jessica y Davis anduvieron un rato en silencio. El joven tampoco quiso insistir en lo que esta tuviera que decirle, por lo que prefirió permanecer en silencio, andando a su lado. Tan sólo quería esperar a que estuviera preparada para que le dijera aquello por lo que le había llamado, pues podía percatarse de como esta estaba pensándose mucho en la manera de decírselo, y por lo tanto, decidió que lo mejor era no presionarla para que lo hiciese. El pelinegro, al cabo de un tiempo, comenzó a preocuparse, pues hacía como cinco minutos que se dedicaban a dar vueltas en silencio el uno al lado del otro, pero sin alejarse de la zona donde el resto se encontraba. Davis, sin dejar de seguirla, agarró su mano, entrelanzando sus dedos con los de su chica.

—Sea lo que sea me lo puedes decir —Comunicó directa y abiertamente con un tono de voz tranquilo y comprensible.

Jessica miró a los ojos de su chico, percatándose de que este ya le estaba dirigiendo la mirada, y en ese momento, ambos se detuvieron. Antes de terminar de ordenar las frases en su cabeza y de armarse de valor necesario, soltó un pesado suspiro mientras miraba aquella comprensiva y cálida mirada que su chico le lanzaba como si tratara de ver dentro de ella sin temor a que pudiera encontrar. La posible idea de que Davis tomara mal el embarazo y destruyera su relación por aquel bebé dejándola sola la horrorizaba, y aquel miedo se estaba haciendo sentir en su interior al notar como un nudo en la garganta le impedía decirle a su pareja la noticia del embarazo.

—Davis, yo... —Jessica soltó otro suspiro—. Verás, hay algo que te quiero decir y es posible que te lo tomes mal...

—Prueba —Le respondió este con claridad.

—Davis... Estoy embarazada... —Le comunicó finalmente, sintiendo que se quitaba un pesado peso de encima.

Ambos permanecieron en silencio, y el alivio que Jessica sintió unos momentos se desvaneció cuando vio como aquella mirada que Davis clavaba en ella desaparecía de inmediato por otra que transmitía una mezcla de decepción e incredulidad. Tan solo pudo ver aquella lastimera mirada unos segundos antes de que este la dirigiera al suelo, y su mano y la de Jessica se soltaran. Jessica no supo que decir ni como actuar ante aquella reacción, pero era comprensible. Ella había reaccionado de la misma forma cuando la prueba le reveló la verdad acerca de aquel posible embarazo.

—Da... ¿Davis?...—La joven intentó encontrar los ojos de su joven amante. Sus temerosos ojos luchaban por tener contacto directo con los oscuros ojos del silencioso pelinegro—. ¿¡Davis!? —Gritó esta sujetando con firmeza los hombros de su chico intentando que este la mirara directamente. Finalmente, este levantó su mirada del suelo y la observo. Aquella mirada... Aquellos ojos vacíos, y ese rostro que plasmaba a la perfección lo que significaba la palabra decepción fueron como un disparo directo al corazón de la joven...

El pelinegro miró el angustiado rostro de Jessica, clavando aquella particular mirada en los suplicantes y llorosos ojos de la joven. Un nudo se le había hecho en la garganta, impidiéndole articular palabra alguna. Tan solo podía mantener aquella fría y triste mirada fija en la de Jessica. Esta apretó los dientes mientras unas silenciosas lágrimas comenzaban a surcar sus mejillas.

—Por favor... háblame... —Le dijo la emocionada joven con un tono de súplica sin dejar de mantenerle la mirada a su chico—. Davis... por favor... respóndeme... por favor...

El joven pareció escuchar la súplica de Jessica reaccionando a esta, poco a poco este comenzó a mover los labios

—¿Hace cuanto lo sabes? —Preguntó el joven con un tono de voz seco, distante y frío.

—Desde el día que os encontré a ti y al grupo en la vivienda de Hawk. En la enfermería me hice la prueba. Por aquel entonces, ya había notado los síntomas. Maya sabe de esto, ya que me pilló con los resultados de la prueba, poco después de hacérmela, y fue por ella por lo que he decidido contártelo —Le respondió con la voz quebrada, sintiéndose herida por aquel tono de voz, así como por la mirada del joven.

—¿Por Maya? ¿Es que no pensabas decírmelo? —Preguntó Davis poniendo un molesto énfasis en su tono de voz al hacerle aquella última pregunta.

—¡Si, claro que si! —Contestó esta con fuerza al notar aquel tono molesto de voz —. Pero no tenía aún el valor suficiente...

Como respuesta tan solo obtuvo el silencio del joven y que este finalmente apartara aquella mirada para dirigirla una vez más al suelo. Jessica apretó los dientes con fuerza, y sin poder contener más aquellas lágrimas de dolor e impotencia, golpeó repetidamente con el dorso de sus puños el pecho de su amado, quien a pesar de recibir aquellos golpes cargados de emotivos sentimientos no se movió en absoluto del sitio.

—¡¡¡Tenía miedo de la reacción que tuvieras!!! ¡¡¡Tenía miedo a perderte...!!! —Le chilló esta con un dolorido y desgarrador tono de voz, el cual fue interpretado por Davis, así como sus palabras, como una súplica para que este la creyera, atrayendo de este modo su mirada—. Por favor, Davis, créeme, te lo iba a decir... Tan solo temía que me abandonaras por esto... —Le explicó esta entre llantos enterrando su rostro en el pecho del joven, quien la observaba con dolor al percatarse de que la que peor llevaba aquello era ella.

El joven cerró por un momento los ojos intentando con todas sus fuerzas despejar su mente mientras de fondo escuchaba el llanto de su amada, hasta que, finalmente, los volvió a abrir lentamente y la envolvió cariñosamente con sus brazos.

—Lo siento...—Le susurró el joven con un arrepentido tono de voz. Jessica lo miró a los ojos. Aquella mirada fría y triste había cambiado por una de lástima, arrepentimiento y preocupación, pero a su vez, tenía cierto tono cálido y cariñoso que obligó a Jessica a sostenerle una mirada muy similar a la de su chico.

—No debí de haber reaccionado así... —Se disculpó este mientras Jessica se separaba lentamente de él.

Esta no respondió, tan solo se mantuvo en silencio.

—¿De cuanto tiempo estás...?

—Creo que de un mes. Comencé a sentir los síntomas un tiempo después de... —Jessica fue interrumpida por Davis.

—De que me fuera del refugio con Nicole. Ya veo... Para una vez que lo hacemos sin protección, y acabas embarazada. Que curioso giro del destino —Respondió Davis con una amarga sonrisa.

Jessica se abrazó a sí misma mirando triste a su pareja, pues había notado por su respuesta que este estaba intentando conducir aquel drama por buen camino, tomándolo de la mejor manera posible mientras seguía manteniendo en sus ojos aquella curiosa mirada.

—Siento habértelo ocultado hasta ahora, pero tenías ya muchos problemas encima como para que te diera otro más... —La joven se quedó un instante en silencio, y poco después, giró la cabeza a modo de negación—. No, eso no es verdad, si no te lo dije hasta ahora era por que no tenía el valor suficiente para ello. Tenía miedo de que te lo tomaras mal y nuestra relación se dañara por lo que llevo dentro de mi...

El silencio volvió a reinar entre los dos durante unos eternos e incómodos segundos. Finalmente, tras un pesado suspiro, el joven habló.

—Nuestra relación no se va a dañar por algo como eso. No voy a dejar de quererte solo por eso, Jessica. Ciertamente, no estoy para nada alegre con esta noticia... Y no es por el bebé en si, es por todo lo que nos rodea. Este no es un mundo para que un bebé pueda crecer sin problemas... zombis, radiación, mutantes, humanos sin escrúpulos, supervivencia...

Davis comunicó sus pensamientos al respecto sabiendo que aquellas palabras dolorosas pero reales eran cuchillas que harían daño tanto a Jessica como a él, pero aquello que comunicaba era una realidad que la propia Jessica sabía perfectamente, por lo que sabía que Davis no decía aquello para hacerle daño, sino que tan solo le decía la realidad que quería negarse a aceptar. Aquel mundo no era apto para el desarrollo de un bebé.

—Lo sé Davis, este mundo no es para esto que llevo en mi interior... Por eso pensé, que cuando el embarazo esté más avanzado... podría provocarme un aborto por alguna lesión que matara lo que llevo creciendo dentro de mi, a esta criatura no deseada que hemos creado por no detener nuestros impulsos... —Se sinceró la joven clavando una mirada cargada de desesperación en su amante mientras que palpaba con sus manos su vientre. Los ojos de la joven volvieron a llenarse de lágrimas al imaginarse a ella misma matando a aquel ser que crecía en su interior. Davis abrazó en ese momento a Jessica y, en respuesta a esto, la joven rompió a llorar mientras abrazaba fuertemente a su pareja.

—No digas esas cosas. No fuimos cuidadosos, y por culpa de eso, hemos creado una vida que no esperábamos, una vida que no podrá crecer feliz en un mundo donde reina la muerte... —Davis abrazó con más fuerza a Jessica mientras acariciaba su cabeza por detrás—. Jessica, te quiero, y como responsabilidad nuestra que es, tenemos que hacer que esto siga adelante y procurar hacer todo lo que esté en nuestras manos para darle un futuro a este bebé.

Jessica y Davis se separaron lentamente para mirarse el uno al otro tristemente.

—Puede que sea difícil cargar con esto, pero estoy seguro que será aún más difícil cargar con el asesinato de nuestro propio hijo. Por difícil que sea, la mejor opción es tenerlo y darle un futuro, Jessica.

—¿Crees que podremos hacer eso? —Preguntó la joven insegura aún con las lágrimas surcando su rostro y sin dejar de clavar su mirada en los oscuros y tristes ojos de Davis.

—Es nuestro deber. No importa como lo hagamos, tan solo tenemos que hacerlo. Tenemos que responsabilizarnos de nuestros actos y de lo que hemos creado. Lo haremos juntos, somos padres y debemos velar por la seguridad de nuestro bebé —Respondió juntando su frente con la de Jessica pero sin dejar de mirarla directamente a los ojos ni un solo instante, intentando transmitir con seguridad aquellas palabras.

Jessica creyó en las palabras de su amado. Si él estaba con ella, no habría problemas. Cuando las cosas fueran mal, él estaría a su lado para ayudarla, y ella igual. Davis y Jessica aceptaron en ese mismo instante tener a la criatura y cuidar de ella. Serían buenos padres y aunque aquella vida no fue ni planeada ni deseada por ambos desde un principio, decidieron que lo querrían como si aquel embarazo hubiera sido planeado por ambos, como si desde un principio hubieran querido que aquella vida creciera dentro de Jessica. Ahora eran padres, les gustase o no y por eso mismo deberían velar por la seguridad de aquel ser que había nacido del amor de ambos.

Tras aquello, Davis y Jessica se tomaron de la mano entrelazando sus dedos y caminaron de vuelta al grupo. Si tenían que cargar con aquella vida, lo harían juntos y con amor, tratándolo como una bendición planeada por ambos, simbolizando el fruto del amor existente entre ellos en vez de como una maldición creada por accidente en un mundo lleno de muerte. Entre los dos combatirían las amenazas que atentaran contra la vida de aquel bebé, pues ese era el deber de unos padres, velar por la seguridad y el bienestar de su hijo.

—Oye, Davis, tras todo esto del embarazo puede que no sea el mejor momento para preguntarte esto, pero hay otra cosa que me atormenta además del embarazo y necesito liberarme de esa otra preocupación...

—Claro, dime... —Davis estaba dispuesto a escuchar. Ni él ni Jessica se habían recuperado aún del tema del embarazo. La tensión y los sentimientos aún estaban latentes en los dos, pero tanto él como ella sabían que era mejor soltar todo lo que les atormentaba en ese momento que callarse algo y dejar que aquel tormento les destrozara por dentro poco a poco.

—No he podido evitar fijarme en la cercanía que hay entre tú y Nicole. Dices que me quieres y somos una pareja estable, pero no puedo evitar dudar de lo que sientes hacia mí viendo la relación tan cercana entre vosotros dos, por eso necesito que seas sincero y me lo digas. ¿Realmente me amas? ¿Hay algo entre tú y Nicole?

Davis miró a Jessica con una mirada de sorpresa por aquellas preguntas y pensó bien en que decir, pues Jessica sentía celos y dudaba de sus sentimientos hacia ella, por lo que tendría que ser cuidadoso con sus palabras, ya que con el tema del embarazo Jessica ya estaba bastante sensible. Davis y Jessica detuvieron sus pasos para mirarse el uno al otro.

—Jessica Harper, te amo, mis sentimientos hacia ti son sinceros, te lo prometo. Pero como veo que dudas de mis sentimientos, aclararé lo que hay entre Nicole y yo.

Jessica, a pesar de haber escuchado la promesa de Davis, no podía evitar sentirse nerviosa e insegura por lo que estaba por aclararle.

—Nicole y yo somos muy cercanos el uno con el otro. Los dos nos amamos, pero el amor que hay entre ella y yo no es el mismo que el que existe entre tú y yo. Para mi, Nicole es como una hermana mayor y del mismo modo, sé que yo soy para ella como su hermano pequeño. Esto es algo que nos hemos dicho el uno al otro alguna que otra vez y en verdad tenemos un comportamiento de hermanos. Si te fijas, yo soy el impulsivo, el inexperto, el que se equivoca varias veces tropezando con la misma piedra y el que hace cosas sin pensar, y ella, como cualquier hermana mayor, está ahí para echarme la bronca, protegerme y enseñarme como hacer las cosas, procurando guiarme siempre por el buen camino en mis decisiones. Ella y yo no somos amigos, somos mucho más que eso. Nuestros roles al estar juntos son similares al de dos hermanos que se quieren y se cuidan el uno al otro. Hemos pasado por un montón de aventuras juntos desde que nos conocimos y esto nos ha llevado a desarrollar esta relación entre ambos.

—¿Entonces ninguno de los dos sentís hacia el otro ese tipo de amor al que me refiero? —Preguntó Jessica para estar segura de lo que Davis le había dicho.

—Entre Nicole y yo no hay nada amoroso, Jessica. Existen distintos tipos de amor, el amor a una pareja, a un familiar, a un amigo o a una mascota. El tipo de amor que hay entre Nicole y yo es más parecido al familiar que al de amistad, por lo tanto no tienes nada que temer, la relación entre dos buenos hermanos es la que más se asimila a la relación que hay entre ella y yo, te lo prometo. Si aún tienes dudas, puedes preguntarle a ella misma y te dirá lo mismo pero con sus palabras y a su manera, tal vez incluso se exprese mejor que yo, nunca se me han dado muy bien las palabras, pero el mensaje es el mismo.

Jessica suspiró aliviada y decidió creer en las palabras de Davis. Un amor de “hermanos”. Tan solo eso, nada más. La joven no podía evitar sentirse avergonzada por dudar de su chico, pero ella no estaba al tanto de su relación con Nicole, tan solo sabía la parte objetiva de lo que los relacionaban, pero finalmente pudo suspirar aliviada, quitándose así aquella última carga de encima.

—Comprendo que hayas dudado de mí. Debería haberte aclarado desde un principio que relación había entre nosotros dos, lo siento. Pero como dije, nuestra relación se parece a eso, a una relación de hermanos. Todas las aventuras por las que hemos pasado juntos, nuestras formas de ser, que encajan perfectamente la del uno con la del otro, nuestros intereses y creencias... Todas esas cosas nos han acercado tanto como para que nuestra amistad vaya algo más allá de una buena amistad, además de que Nicole es la persona que mejor me conoce, quien mejor me comprende y quien mejor sabe como tratar conmigo y eso también es algo que ha reforzado mucho nuestra relación. Es por eso, Jessica, que Nicole es tan importante para mi, y yo para ella.

—Comprendo... Lo siento, no volveré a dudar de tus sentimientos hacia mi, Davis —Dijo finalmente satisfecha bajando la cabeza aún algo avergonzada.

Davis acarició su cabeza con una sonrisa y le propuso seguir el camino hacia donde el resto se encontraban pues hacía ya rato que se habían ido y estarían preocupados por ellos. Tras aceptar Jessica, y estando más tranquila con ella misma, y con su relación con el muchacho, la pareja, aún cogida de la mano, se dirigió hacia donde el resto se encontraba. Una vez llegaron, estos se encontraban hablando entre ellos y la carretera estaba ya despejada de vehículos estropeados. Allí, Jessica y Davis comunicaron a sus compañeros lo del embarazo, pues creían que lo mejor sería que estos supieran de aquella noticia, la cual creo una serie de impresiones en cada uno, a excepción de Maya, quien lo sabía antes que el propio Davis, pero generalmente todos se alegraron a pesar de que ellos mismos sabían que aquel mundo no era para que un bebé creciera. Igualmente, decidieron apoyar la decisión de que ambos llevaran adelante aquel embarazo. Tras esto, decidieron ir a buscar a Inma, Adán y Eva, quienes aún esperaban en la ambulancia noticias de sus compañeros, mientras que Nicole y Alice se quedarían dentro del coche esperando y vigilando el vehículo, así como las mochilas militares con los recursos de Nicole y Davis, las cuales decidieron guardar en el interior del maletero del vehículo.

El grupo formado por M.A, Davis, Maya y Jessica emprendió el camino de regreso hacia donde el resto de integrantes del grupo esperaban para traerlos al vehículo que encontraron, así como la gasolina que quedara en la furgoneta y la ambulancia para hacer funcionar coche, cuya única pega era que a pesar de estar en buenas condiciones, no le quedaba ni una gota de combustible. Pero apenas teniendo recorridos un par de metros, una fuerte explosión se escuchó procedente del interior de una fábrica cercana. El grupo se reagrupo fuera del coche, y atraídos por aquella explosió,n decidieron ir a ver que la había provocado.

Una vez llegaron a la fábrica, esta se encontraba deteriorada, pues en la tercera planta había tenido lugar la explosión. Aquello era más que evidente con solo subir la cabeza y ver aquel gran boquete en el cuerpo del edificio por el que escapaban las avivadas llamas de la tercera planta. En el exterior, papeles, vidrios y trozos rotos de mobiliario quemado se encontraban desperdigados por el suelo. Cuando el grupo entró al interior del edificio, casi parecía que estaba al derrumbarse, y también cabía añadir que el canto de las sirenas era otra amenaza. Bueno, en ese mundo, y precisamente en tierra, sirenas bien pocas, pero no muertos a patadas... El grupo debería estar alerta de no encontrarse con ninguno de estos, pues aquel sitio era muy grande y se encontraba lleno de habitaciones abiertas y mobiliario derrumbado.

El grupo iba encabezado por Nicole y Maya. Detrás de estos, Alice y M.A y algo más atrás, Jessica y Davis, en especial el joven, el cual, a pesar de que intentaba estar pendiente de cualquier movimiento que pudiera salir del interior de alguna habitación o de debajo de una mesa para sorprenderles. Finalmente, Nicole y Maya llegaron a la tercera planta mientras los demás se quedaron en la primera planta esperando. El crepitar y el intenso calor de las llamas hacía de aquel lugar un horno.

—¿Qué hacemos exactamente aquí, Nicole? No creo que sea buena idea ir a ver como se produjo la explosión estando todo en el estado en el que está —Advirtió Maya viendo como las densas columnas de humo escapaban al exterior por el boquete.

—No nos quedaremos más tiempo del debido. Pero necesito saber que provocó esto. Una explosión no se provoca sola, y menos en una simple fábrica de electrodomésticos sin actividad alguna —Comentó mirando uno de los muchos folletos que encontró tirados por el suelo.

Maya creyó comenzar a entender lo que Nicole le quería decir con aquello. Si Nicole había llevado solo con ella a Maya era debido a su fuerza sobrehumana, la cual podía usar para mover los escombros, y había hecho bien, pues Maya tuvo que retirar varios muebles pesados o trozos de pared del camino del dúo. Finalmente, en una habitación envuelta en llamas, sin necesidad de entrar a su interior, lo vieron. En el suelo se encontraban los restos de una carga explosiva que había sido detonada con un control remoto. Fue entonces cuando Maya finalmente entendió y confirmó lo que se había imaginado por la respuesta de Nicole.

—Esto ha sido provocado... No fue ningún accidente... —Susurró Maya desde el exterior clavando una mirada en Nicole.

En ese momento, el techo comenzó a quejarse y una arenilla y pequeñas rocas comenzaron a caer sobre los hombros de las féminas.

—¡Cuidado! —Gritó Maya al percatarse de aquella señal.

La castaña agarró de la muñeca a Nicole y corrió un par de metros con ella segundos antes de que el techo se desplomara en mitad del pasillo.

—Muchas gracias, Maya —Agradeció una sorprendida Nicole, quien inmersa en sus pensamientos no se había percatado de aquella pequeña y leve advertencia que el techo dejó caer sobre su hombro antes de derrumbarse—. Ahora tenemos que salir de aquí.

Maya y Nicole anduvieron entre los ardientes pasillos de oficinas de aquella tercera planta. Poco a poco se sentían agobiadas, pues el calor cada vez era más intenso.

—Oye... —Inició la jadeante Maya una charla—. ¿Porqué alguien provocaría esa explosión?

—Simple, para atraernos aquí... Es lo único que se me ocurre, así como quien o quienes han querido atraernos a la fábrica —Respondió una decidida Nicole a medida que seguía avanzando con Maya, vigilando el techo del edificio así como el avance de las llamas. Maya también se imaginaba a quien se refería Nicole. Era probable que ese tal Fox les hubiera atraído ahí por algún motivo. Sin duda, aquello era la invitación a alguna clase de trampa por parte de aquel tipo y sus hombres en la que habían caído de lleno por no frenar su curiosidad.

—Tenemos que encontrar al resto, avisarles de esto y huir de aquí antes de que algo más nos sorprenda —Comentó Maya.

Sin detenerse ni un solo instante, así como sin dejar de buscar una salida, ambas comenzaron a notarse cada vez con menos oxígeno en sus pulmones. No había boquetes ni ventanas abiertas en esos pasillos semi oscuros cuya tenue luz rojiza era emitida por las intensas llamas. El humo, el cual no era capaz de salir por ningún sitio, comenzó a volverse peligroso para las féminas. Finalmente, entre fuertes dolor de pecho debido a la intensa tos que les provocaba el humo y la falta de oxígeno, lograron encontrar de nuevo un pasillo que conectaba con la escalera que descendía hasta la segunda planta a la que descendieron rápidamente intentando huir de aquella zona y con la necesidad de renovar sus pulmones de oxígeno.

Davis no podía quitarse de encima lo del embarazo de Jessica. Le era imposible dejar de darle vueltas al tema en su cabeza. Alice y M.A decidieron examinar un mapa que habían encontrado sobre la fábrica encima de una polvorienta mesa bajo la luz que entraba por las ventanas de aquella planta. Mientras el duo examinaba el mapa, Jessica comenzó a inspeccionar algo más lejos un cuaderno con anotaciones de la actividad de la empresa, eran informes acerca de las pérdidas y ganancias del último año, así como unos folletos publicitarios sobre electrodomésticos que se encontraban esparcidos sobre la misma mesa en la que encontró los documentos. Mientras que Davis seguía pensando en lo del embarazo. Aunque hubiera aceptado llevarlo de la mejor manera posible, no dejaba de ser una mala noticia, técnicamente, pues no podía evitar hacerse preguntas importantes, como por ejemplo, como protegerían al bebé de la radiación sin un traje a medida para este, que ocurriría si este saldría con mal formaciones por culpa de la radiación o que sucedería si pasaran en silencio cerca de un grupo zombi y el bebé se pusiera a llorar en ese preciso momento. Esas y otras cuestiones invadían su mente.

Sigilosamente, y con arrastrados pasos, una figura salió del interior de una habitación abierta, abandonando las oscuras sombras de esta. Como si de una serpiente se tratase, arrastrando sus pies y con el leve ruido que era ocultado por las voces del grupo hablando, una secretaria cuyo cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición se acercó por la espalda a Jessica. Esta se percató de su presencia cuando la tenía lo suficientemente cerca como para poder oler su putrefacto aliento. La joven se giró de inmediato, colocando su brazo bajo la mandíbula de la zombi a la vez que empujaba en sentido contrario a la dirección de aquella secretaria caníbal justo en el momento en el que esta se abalanzó para morder su cuello. En ese mismo instante, Maya y Nicole llegaron, encontrándose con aquel panorama.

El grupo se alertó al escuchar el grito de Jessica, Davis, el más cercano a la joven y quien había estado hasta hacía unos instantes totalmente sumergido en sus pensamientos, se acercó a ella a la carrera propinando un placaje contra aquel cadáver andante alejándolo de Jessica. Por desgracia, esta se aferró a los brazos del joven evitando así caer al suelo y de inmediato ambos comenzaron a forcejear mientras se chocaban el uno al otro contra las paredes e inmobiliario. El grupo quería ayudar a Davis pero las armas de fuego no la podrían usar, la probabilidad de darle a Davis era muy alta. Por esto mismo, Jessica sacó su cuchillo de combate, el cual llevaba en una funda atada a sus piernas, pero por desgracia, debido al violento forcejeo, Davis y la zombi acabaron tropezando y cayendo por el hueco del ascensor antes de que Jessica pudiera hacer cualquier movimiento.

El grupo de inmediato corrió a la vez que todos escucharon el grito de Davis y una serie de golpes. Una vez llegaron miraron por el hueco. Oscuridad... Aquello era lo único que se veía. Una completa y profunda oscuridad de la que no se veía fondo y que se había tragado a Davis y a aquella zombi de lleno.

—¡¡Tenemos que encontrarle!! —Gritó Jessica agitada tras llamarle varias veces y no obtener respuesta alguna.

—Lo sé, pero no podemos andar a ciegas, Jessica. Necesitamos mirar el mapa y ver a donde conduce el hueco por donde ha caído. —Comentó Nicole en un intento de calmarla.

—¡¡¡Pero, ¿y si se ha roto algo con la caída, o si ese zombi le ha mordido, o si...?!!!

—¡Calmate, Jessica! —La autoritaria voz de Nicole atrajo la visión de todos—. Todos estamos igual de preocupados y queremos encontrarle, pero este sitio es grande. Hay zombis y hay posiblemente algún maníaco de esos de Fox rondando el lugar, y además, es posible que vaya armado. No podemos simplemente buscar a ciegas sin consultar el mapa y ver por donde ha podido caer —Comentó Nicole sujetando los hombros de Jessica.

El grupo se sorprendió ante aquella afirmación, Nicole y Maya comentaron lo que descubrieron acerca de aquella carga explosiva que fue detonada a distancia haciendo aquella explosión de una controlada y provocada a voluntad y cuyo único culpable pudo haber comentido aquella explosión para llamar la atención de todos y atraerlos a aquella fábrica, seguramente para tenderles una trampa, todo aquello obligaba a pensar a los ntegrantes del grupo que fue provocado por culpa de Fox y los suyos.

—Nicole tiene razón. Si hiciéramos eso de buscar a ciegas, sería una pérdida de tiempo, y entonces no le podremos ser de ayuda a Davis, ya que no sabríamos donde está. No podemos dejar su búsqueda al azar. En cambio, si sabemos donde ha podido caer, podemos dirigirnos rápidamente al lugar sin perder tiempo —Comentó Alice cruzándose de brazos y lanzando una seria mirada a Jessica.

A la joven de ojos azules no le gustaba esperar. A Davis le podría haber pasado cualquier cosa, pero Alice y Nicole tenían razón. Para ir a ayudar rápidamente al joven antes tenían que saber donde podría encontrarse, por lo tanto, accedió, y el grupo se juntó a inspeccionar el mapa sobre la polvorienta mesa en la que lo encontraron.

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Davis cayó de golpe al suelo y no pudo evitar aullar de dolor y retorcerse violentamente contra el suelo mientras unas lágrimas asomaron por sus ojos. Tenía que dar gracias a que al menos no había caído desde una gran altura. De echo, a pesar de no haber sido gran altura, si no hubiera sido por todas aquellas vigas metálicas con las que había chocado violentamente, frenándolo poco a poco a medida que caía, sin duda alguna, se habría podido matar si al caer al suelo se hubiera golpeado la cabeza, o en menor medida, haberse roto algún hueso importante. El pelinegro podía dar gracias al altísimo por no haber muerto, pero a cambio de eso, su cuerpo había recibido una reverenda paliza metálica que había obligado a sus huesos y nervios a reaccionar contra el inmenso dolor latente, y que sin duda alguna, le provocaría la aparición de una gran cantidad de feos moratones por todo el cuerpo, pero al menos, no se rompió ningún hueso. Por suerte, la herida de bala que tenía estaba casi curada, casi no la sentía ya y era probable que en unos días se curara del todo, un dolor menos para su torturado cuerpo. Davis abrió los ojos sin poder evitar que unas lágrimas escaparan de sus ojos y surcaran sus mejillas a la vez que respiraba agitadamente y apretaba con fuerza los dientes intentando no gritar más para que los cadáveres andantes no lo encontraran soportando aquel dolor producido por los impactos del metal contra su cuerpo.

Mientras su dolor poco a poco iba bajando de intensidad, el joven hizo un intento de levantarse del suelo al ver como aquella no muerta había sobrevivido a la caída y se encontraba de pie caminando ágilmente hacia el dolorido joven. Finalmente, cuando Davis estuvo al incorporarse, esta zombi se desplomó encima de él, devolviéndolo al suelo. Davis comenzó a forcejear con aquella podrida de rostro abollado y ensangrentado, pues esta, igual que Davis, había sido víctima de las vigas metálicas.

—Joder, mira que eres insistente, lo siento, pero no eres mi tipo —Gruñó el joven sin dejar de forcejear en el suelo a la vez que se daba el lujo de bromear ante aquella situación en un intento de motivarse así mismo y apartar aquellas castañeantes mandíbulas que no dejaban de abrirse y cerrarse frente a su rostro.

Davis logró golpear de un codazo la sien izquierda de la no muerta pudiendo quitársela de encima, pero cuando este logró ponerse en pie y emprendió una carrera para alejarse de su podrida e insistente admiradora, esta lo agarró del tobillo, devolviéndolo al suelo. El joven gruñó enfadado por su insistencia y propinó una serie de fuertes patadas al rostro de aquella secretaria, deformándole la cara por cada golpe que le propinaba. Finalmente, y ya sin vida, esta soltó el tobillo del joven Davis, quien de inmediato se puso en pie observando a la no muerta, examinando como finalmente había acabado con su vida.

Davis miró hacia arriba. Sí, había caído de ahí, y no veía luz alguna en aquella completa oscuridad. Davis volvió a mirar al cadáver que yacía inmóvil en el suelo y no pudo evitar que su rostro expresara una mueca de decepción y preocupación. Aquella zombi había estado a punto de morder a Jessica y él no se había percatado de aquello hasta el último instante cuando esta ya estaba en peligro. Normalmente tendría puesto el ojo en Jessica, así como sus sentidos agudizados por la situación en la que estaban para que nada les sorprendieran, pero en aquel momento no había sido así. Había bajado la guardia y de no haber sido por aquel arriesgado movimiento en el instante en el que la zombi iba a morder a Jessica, esta hubiera muerto, pero aquel movimiento hubiera podido desembocar con facilidad en que la víctima del mordisco hubiera sido el propio Davis. No obstante, aquella situación no se había dado, pero si que se había dado otra al caer por el hueco del ascensor, pues estaba solo, desorientado, dolorido y con zombies merodeando entre las sombras de la fábrica.

El joven golpeó con el dorso de su puño la pared cambiando aquel rostro de hacía unos momentos por uno de ira, ira que sentía hacia si mismo por no haber podido actuar antes. Se veía a sí mismo como un idiota por dejar que la vida de su amada hubiera estado a punto de acabar en cuanto aquella zombi le hubiera dado un solo mordisco. Si se hubiera percatado antes, no estaría así en esos momentos. Davis inspiró y expiró varias veces, intentando mantener la calma, y decidió intentar buscar por su cuenta a sus compañeros. El joven desplegó su lanza retráctil y comenzó a caminar entre las sombras de la fábrica procurando ser todo lo sigiloso que pudiera, evitando de este modo a los zombis del lugar.


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 —¿Dónde demonios se han metido? —La voz de Eva expresaba confusión por la situación actual del trío respecto a sus compañeros.

—No lo sé, pero hace ya bastante tiempo que se fueron. Tal vez una hora, más o menos... ¿Dónde te has metido, Maya? —Preguntó Inma con un susurro mirando en todas direcciones.

El trío formado por Adán, Inma y Eva había decidido dejar la ambulancia y buscar al grupo, pues no era normal que tardaran tanto en volver.

—No fue buena idea separarnos. ¿Y si les ha ocurrido algo? —Preguntó un preocupado Adán.

—No te preocupes, cielo, seguro que están bien —Le respondió Eva acariciando la cabeza de su hermano.

—Claro, no se te olvide que va nuestra Hércules con ellos —Bromeó Inma mostrándole una sonrisa a Adán—. Y los demás, están bien entrenados, por lo tanto, seguro que están bien y los encontraremos rápido. Es probable que les haya dado por recoger algunos recursos de alguna tienda cercana o algo similar.

Adán asintió intentando aferrarse a las palabras de Inma y Eva. No le gustaría que les hubiera ocurrido algo malo a cualquiera de ellos. Ya habían perdido a Florr, Crow y habían secuestrado a Puma. No podría soportar ver a alguien más dejarlo solo y que aquel grupo all cual podría llegar a llamar su familia fuese menguando cada vez más, y todo en un mismo día...

Inma y Eva se intercambiaron una preocupante mirada que reflejaba la preocupación por Adán y su estado anímico, así como por el resto de sus compañeros. Finalmente, encontraron indicios del grupo al encontrarse una carretera despejada de vehículos estropeados, los cuales yacían a cada lado de la carretera, y un único vehículo de siete plazas que se encontraba en la carretera. Sin duda, era el que el grupo había escogido, pues al abrir el maletero encontraron en su interior las mochilas de Davis y Nicole.

—Tienen que estar cerca. Dudo mucho que esos dos se separaran de sus valiosas mochilas así sin más sin pensar en volver a por ellas —Comentó Eva pensativa.

—¿No han dejado ninguna nota ni nada por el estilo? —Preguntó el joven Adán al ver a Inma reagruparse tras examinar el interior del vehículo.

—Que va, supuse que tal vez al largarse y tardar en volver acabarían adivinando que vendríamos a por ellos y nos habrían dejado una nota o señal diciendo donde se encontraban, pero parece que supuse mal... —Contestó la castaña cruzándose de brazos.

—Genial, ¿podrían ir las cosas peor? —Resopló Eva.

Fue en ese instante cuando en una fábrica cercana a ellos se escuchó lo que parecía un tiroteo, y al mirar en dirección a la fábrica, observaron por las ventanas unas figuras corriendo por el interior del edificio. Los tres se miraron, y como si estuvieran conectados telepáticamente, se pusieron en marcha a toda prisa.


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Previo a que el grupo de Eva localizara la posición de sus compañeros, el grupo de Nicole había logrado encontrar un pasillo por donde llegar a la zona donde Davis debería de encontrarse, pero por desgracia, el camino estaba derrumbado, el techo se había venido abajo y no les quedaba más remedio que encontrar otra ruta. Mientras encontraban aquella ruta, el grupo pudo percatarse al pasar en frente de la puerta por la que entraron al edificio, que esta había sido bloqueada por unas cadenas que impedían el acceso a la puerta, aquellas cadenas no estaban ahí anteriormente por lo que Nicole y el resto ahora sabían que no estaban solos, aquello solo se podía poner desde el interior del edificio, quien provocó la explosión y colocó ahí aaquellas cadenas de acero, aún se encontraba en el interior del edificio, escondido en algún lugar espiando desde las sombras y probablemente armado y Davis desconocía todo esto por lo que era probable que pudiera estar en peligro de llegar a encontrarse con aquel tipo.

Además de esto, se les sumaba los no muertos, que no les dejaban descansar. No habían podido evitar atraer la atención de todo el vecindario al tener que usar sus armas de fuego para quitar del medio a un grupo que se había interpuesto en su camino, y debido a aquellos disparos, todos aquellos que acechaban entre las sombras salieron de sus escondites para ir a por aquellos humanos que habían entrado en sus dominios, el interior de aquella fábrica muerta.

Aquella ruta provocó al grupo el tener que salir al exterior de la fábrica por una salida de emergencia y rodear esta edificación por detrás para acceder a la sala donde los camiones de reparto descargaban las mercancías con las que trabajaban en la fábrica. Gracias a ese rodeo, el grupo pudo encontrar un camión de reparto en buen estado, y por suerte, este tenía gasolina de sobra, gasolina que podrían usar para el coche que habían encontrado, aquel camión tendría más combustible que lo que quedaba entre la furgoneta y la ambulancia juntas. El grupo decidió volver más tarde a por el combustible, una vez encontraran a Davis y capturaran al tipo que los estaba espiando. Encabezados por Nicole y su G38, el grupo accedió al interior de la fábrica una vez más. Tras andar un rato por el interior de la nueva zona, no tardaron mucho en percatarse que Davis había estado por aquel lugar, pues habían encontrado un rastro de cadáveres zombificados y sangre que decidieron seguir como si se tratasen de las huellas de un animal al que iban a dar caza.

El joven Davis se encontraba a solas en una gran sala, con la espalda apoyada en la pared y abrazándose a sus piernas, hundiendo su rostro en ellas. Silencio, soledad, sí, a Davis le gustaba estar solo cuando se sentía mal. Es algo humano el querer esa soledad cuando te sientes hundido. Eran tantos los problemas que el joven tenía y a los que no encontraba solución que finalmente su voluntad había acabado por venirse abajo.

—¿Por qué? ¿Por qué la vida se empeña en hacer que las cosas me salgan mal? —Susurró para si mismo el pelinegro—. ¿Por qué me pasan estas cosas? ¿Por qué la vida me quiere castigar tanto? ¿Que hice yo para merecer una vida de desgracias?

Poco a poco una densa oscuridad ya existente en el corazón de Davis comenzó a alimentarse de su impotencia, su dolor, sus sufrimientos y de todo tipo de sentimientos negativos, provocando que aquella mancha negra de su corazón comenzara a crecer más y más.

—Pensé que tras lo de Stone City, tras la muerte de Matt y de Zoey, tras dar de lado a todo lo que me ha ocurrido procurando no recordarlo, tras la muerte de Dyssidia, tras todo eso, mi pasado y las desgracias que acompañan a este quedarían enterrados por siempre en lo más profundo de mi ser, habiendo conseguido cerrar cualquier puerta aún abierta que me encadenara a esos sentimientos. Pero me equivoqué. Remordimientos, confusión, miedos, impotencia, soledad... Aún están dentro de mi. Por más que consiga camuflarlos y enterrarlos, vuelven a salir a la luz cada vez que algo me atormenta...

La mirada de Davis comenzó a perderse, así como su mente voló a algún lugar, sintiendo que perdía la noción del tiempo, como si todo lo que le rodeaba desapareciera, dando lugar a un vacío psicológico que usaba su mente para jugar con él y sus sentimientos. Si, aquella sensación que había sentido en los pasillos de la casa de Hawk tiempo atrás volvió una vez más. Aquella sensación negativa formada de dudas, remordimientos e impotencia, de sombras oscuras y silenciosas que lo envolvían y de pasillos que le conducían a ninguna parte jugando con su percepción del tiempo. Sí, era aquella misma sensación que le había oprimido en aquella ocasión la que volvía una vez más a atormentarle.

—Todos los que han estado vinculados a mí y a mi pasado han muerto, así como mis enemigos, con los que tenía deudas pendientes, y aún así, ese malestar interior no desapareció con todos ellos, ha aumentado...

Davis cerró los ojos, perdiéndose aún más en sus pensamientos, cambiando las primeras anaranjadas luces del atardecer y juegos de sombras que daban color a esa sala por una oscuridad total. Un conflicto interno entre su mente y sus sentimientos comenzó a dar lugar dentro del joven Davis Taylor y no podría escapar de aquel conflicto. Lo sabía bien. Era hora de enfrentarse a sus miedos, al lado más oscuro de su corazón. No podía seguir así, no podía seguir escapando y camuflando sus sentimientos. Tenía que ser honesto consigo mismo y afrontarlos de una vez por todas, encontrando una solución.

Finalmente, Nicole y el resto lo encontraron a solas tras seguir el camino de putrefactos cadáveres y rastros de sangre que el joven había dejado detrás de si. Davis se encontraba en una gran sala, silenciosa y con una tenue iluminación. Desperdigados por la estancia, había algunos cadáveres que presentaban muerte por empalamiento. Davis se había lucido segando la vida de todos aquellos muertos vivientes con su lanza. Cuando llegaron a él y le preguntaron como se encontraba, este ni siquiera respondió. Aquel comportamiento no era normal en el pelinegro, y no parecía querer moverse del sitio pues les pidió al resto que le dejaran un tiempo a solas. Aquella petición sorprendió aún más a sus compañeros.

Nicole lo contempló. Era extraño, pero sentía que ella ya había visto ese mismo comportamiento anteriormente... Claro, lo había visto y sentido en ella misma, cuando se encontraba en las cavernas de los mutantes. Ella misma había sufrido una reacción similar a la de Davis. Sin duda, aquello tenía que estar relacionado con lo de Jessica y el bebé que esperaban. Apostaba también a que era por lo de dejarse llevar por sus sentimientos. Aquellas dos situaciones lo habían estado atormentando, y muy posiblemente tras los últimos acontecimientos con Fox y los suyos, aquel estado de ánimo hubiera empeorado, pero a pesar de eso, no quería hablar con nadie del tema, tan solo quería buscar por si mismo la respuesta a ambos problemas. Aquello era típico de él. Siempre solía guardarse los problemas para si mismo hasta que finalmente se veía superado por estos...

La mente de Davis lo llevó a un lugar distinto, muy lejos de allí, irreal, oscuro y solitario. De alguna manera, el joven sintió como si se ahogara en un océano oscuro, solitario e increíblemente profundo mientras, bajo las oscuras y agitadas aguas, una violenta corriente lo agitara con violencia, llevándolo a un remolino de sentimientos negativos y recuerdos trágicos. Sí, aquel lugar era una representación psicológica de como se encontraba Davis por dentro. Aquella desesperación e impotencia que sentía al verse arrastrado por la situación la conocía bien. Había sido en Stone City cuando había llegado a una situación similar a la que por aquel entonces vivía. Sí, aquel día en el que con un corte en la pierna había llegado arrastrándose y desangrándose a un callejón donde contempló la última bala de su pistola como la respuesta a sus problemas, mientras de fondo podía escuchar los gritos de los eufóricos zombis que, trepando por aquella verja, sentían deseos de darse un festín con su carne. Una vez más, la historia se repetía, pensó el joven. Él no buscaba los problemas. Eran estos los que siempre le habían buscado a él.

¿Cuando comenzó aquello? se preguntó el joven. Con aquello, se refería al nacimiento de aquella oscuridad. ¿Cuando Jessica le dijo que estaba embarazada? No, no era tan reciente. ¿Acaso cuando Payne le disparó? Tampoco, era más atrás. ¿Cuando perdió a todos sus compañeros? No, aún más atrás. Entonces, ¿cuando lo acontecido en Stone City? No, mucho, mucho más atrás, Sara...

—¿De que está hablando? —Preguntó un desconcertado M.A, quien escuchaba lo que el pelinegro murmuraba casi inconscientemente planteándose así mismo sobre cuando comenzó la oscuridad a nacer dentro de él.

—De su pasado. Creo que está pensando en cuando dieron inicio sus problemas personales —Le respondió Nicole.

—Desconozco su pasado, pero por lo que me has comentado, tuvo muchos problemas —Comentó Maya preocupada por el estado de su compañero mientras intentaba imaginarse el tormento que Davis estaba padeciendo en aquel momento.

—Entonces, ¿está afrontando un conflicto interno consigo mismo? —Preguntó Alice cruzándose de brazos sin saber que hacer o decir respecto al estado de Davis.

Nicole no respondió al instante. Sabía que a Davis no le gustaba hablar de su vida pasada ni que otros supieran de ella. Por ese motivo, ella no quería hablar a nadie demasiado de la vida de su compañero, pero en esa ocasión era distinto, pues era la primera vez que lo veía en un estado tan extremo. Finalmente, sabiendo que necesitaría posiblemente la ayuda del resto para ayudarle a levantar el ánimo, decidió hablarles sobre Davis y parte de su pasado, así como responderles a las preguntas que tuviera. Cuanto más conociesen acerca del tema, de más ayuda podrían ser

—Exactamente, Davis se guarda las cosas para si mismo y creo que no pudo guardarse nada más y explotó... Es un idiota por hacer eso... Pero... Le entiendo... Es lo que me pasó a mi cuando mi historia en las cavernas. Había perdido toda la esperanza por continuar. No veía la luz al final del túnel, por lo que decidí que ya no había nada que hacer. Tan sólo me dejé llevar por la situación —Respondió Nicole apretando los puños con fuerza al contemplar a su amigo en ese mismo estado.

—Ha perdido la luz y la esperanza. Entonces, solo tenemos que hacer que las vuelva a encontrar —Comentó una decidida Jessica mirando a su chico decaído—. Me duele verle así. Es la primera vez que veo este lado tan vulnerable suyo...

—Entonces, solo hay que animarle, ¿cierto? Él me animó cuando me sentía como un completo inútil, por lo que es hora de que le devuelva el favor —Añadió un decidido M.A—. El problema... es que al no entender bien a lo que me enfrento no sé muy bien que hacer o decir para ayudarlo... —Comentó el rubio lanzando un suspiro mientras intentaba pensar en que decirle.

—Todo empezó cuando Sara murió, cuando ambos eramos unos niños. Aquella impotencia de no haber podido cambiar el destino. Aquel remordimiento por no haber hecho lo que debía hacer. Si hubiera ido directamente a casa, aquel accidente de tráfico no habría tenido lugar, y mi hermana no habría perdido la vida. Fue todo por mi culpa... —Susurró Davis.

Aquella nueva revelación sorprendió a todos a excepción de Nicole, la única persona a la que Davis había decidido comentarle tiempo atrás sobre su pasado y ese eterno malestar consigo mismo. Efectivamente, la muerte de Sara había sido la semilla de la tragedia, la cual iría creciendo y floreciendo a medida que otros trágicos sucesos darían lugar, forjando la actitud de Davis y su trágico pasado.

—Matt, papá, mamá, Tom, Clara, Kyle, Riliane, todos.... ¿Por qué no pude protegerlos en su día? ¿Por qué soy tan inútil?

—Sara, su hermana, no fue la única persona que murió en su vida. Muchos otros murieron, y le fue imposible protegerlos. Desde hace mucho carga con las cruces de todas aquellas personas a las que no pudo proteger... —Respondió Nicole—. Todo esto le afectó tiempo atrás y llegó a estar apunto de pegarse un tiro y acabar con todo lo que le atormentaba durante lo acontecido en Stone.

—¿¡Suicidio!? —La sorprendida Alice nunca habría imaginado, así como el resto no se habían llegado nunca a plantear que Davis hubiera llegado a tal extremo. Jessica cambió su mirada de Nicole a Davis para mirarlo con gravedad tras aquella nueva revelación.

—Si, eso fue otra de las cosas que Davis no os comentó sobre su historia en Stone City, junto lo de que conocía a Allen y Riliane. Para que lo sepáis, cuando os hablamos el día en el que nos presentamos al grupo sobre nuestras historias durante y después de lo de Stone City así como lo acontecido anteriormente al encontrarnos con vosotros en el hotel, os contamos los sucesos por encima, de forma resumida, yendo directamente al grano. Davis hizo lo mismo, solo que a diferencia de mi, hubo ciertos datos que prefirió ocultar, datos de nivel más personal, como lo del intento de suicidio o su relación con los hermanos, entre otras cosas.

Mientras el grupo hablaba del asunto, Davis seguía escuchando por encima y sin importarle lo más mínimo lo que sus compañeros hablaban sobre él. Sólo le preocupaba seguir enfrentándose a sí mismo, en un intento de ganar aquella guerra interna. Los recuerdos y voces del pasado le atormentaron una vez más con diversas escenas: Un golpe y el sonido de un coche derrapando, la imagen de Sara muerta entre sus brazos cuando eran unos niños, cuando tuvo que pegarle un tiro al zombificado Tom, sus padres muertos en casa, quienes habían optado por quitarse la vida como método de huir del infierno en el que Stone City se transformó, el desgarrador grito de Clara en la lejanía, aquella monja que había dado su vida para que el joven tuviera tiempo de escapar de los zombis, la grabación de Allen y Riliane siendo ejecutados por Dyssidia y Nika, la visión de su pistola momentos antes de haber optado por suicidarse cuando creyó que todo estaba perdido, las muertes de Kyle y Karen en las cavernas, la mutación y muerte de Matt, las palabras hirientes de Zoey acerca de lo débil que lo hacían sus sentimientos, la discusión y muerte de Dyssidia, el sonido de un disparo y Payne empuñando una pistola humeante y una desconsolada Jessica por el embarazo. Todas estas imágenes y voces fueron algunos de muchos momentos que bombardearon cruelmente el corazón de Davis.

—Otro ejemplo de decepción fue Tom. Davis me confesó que intentó protegerlo. Sara y Tom tendrían la misma edad y de alguna forma vio a aquel niño como si fuera su hermana, por eso trató de mantenerlo a salvo, pero no pudo... Aquello supuso otro fuerte golpe para él, y no sería el último, pues durante Stone sufrió varios golpes que le obligaron a perder toda esperanza.

—Pero escapó de Stone, ¿no? Entonces, recuperó la esperanza para continuar con su vida. Además, estaría con su grupo y el tuyo —Comentó Maya en un intento de ver algún lado positivo en aquella historia.

Nicole negó con la cabeza.

—No exactamente. Davis lo perdió todo con Stone City. Su hogar, su familia, sus amigos, la vida que tenía... Si se decidió a seguir a Kyle a la base militar fue más por el propio Kyle que por si mismo. Sabía que su compañero no lo dejaría atrás, y a medida que el tiempo pasaba y él empeoraba, este le animaba, sin lograr nada, pero como Davis no quería que Kyle se decepcionara consigo mismo al no poder hacer nada por ayudarle, siguió adelante, para no resultarle una carga. Davis desconocía que acabaría formando un grupo, pues cuando Kyle lo encontró, este se encontraba sobreviviendo solo en la ciudad, y la pérdida de Tom había ocurrido recientemente, se encontraba sin nadie a su lado.

—Incluso en ese momento pensaba más en los demás que en él mismo... —Dijo Jessica, quien se acercó a Davis y se arrodilló a su lado.

—Davis siempre se ha callado sus problemas para no preocupar ni molestar a nadie... Es por eso que siguió a Kyle, para no suponerle una carga, ya que sabía que lo arrastraría por las buenas o por las malas a la base militar. Al fin y al cabo, era su misión, evacuar a los civiles. Pero tras la evacuación, una vez abandonara Stone, no le quedaría nada ni nadie. No tenía a donde ni con quien ir. Estaba solo.

—¿Y sus tíos? Esos que le enseñaron a manejar armas y a defenderse. ¿No pudo ir con ellos? —Preguntó Alice en esta ocasión interesada en descubrir más de Davis y las posibilidades esperanzadoras que este tenía si escapaba de Stone y que posiblemente pudieron haber ayudado al joven a seguir a Kyle a la base militar, pues recordó que el día en el que él y Nicole se presentaron, Eva preguntó como estaba tan entrenado, y este comentó acerca de lo que sus tíos le habían enseñado durante varios veranos enteros que había pasado con ellos y sus familias.

—No, sus dos tíos se mudaron a otras ciudades con sus familias por cosas de trabajo unos meses antes de lo ocurrido en Stone City y no sabía exactamente sus localizaciones. Por ese motivo, el verano en el que ocurrió lo de Stone regresó a la ciudad tras irse de vacaciones unos días con Allen y Riliane, porque aquel verano no tenía pensado ir con sus tíos a pasar todo el verano —Respondió Nicole a la duda de Alice—. La cosa cambió cuando Matt regresó a Stone. Más adelante, descubriríamos por qué volvió a la ciudad y sus verdaderas intenciones, así como las de Zoey. Matt fue un rayo de luz en medio de la oscuridad para el desesperado Davis, pues cuando se encontró con él y Zoey, Davis se encontraba solo. Unos soldados de Esgrip en un tiroteo habían logrado que se separara de Kyle y Karen.

—Los de Esgrip siempre tienen que estar ahí para joderte cuando las cosas ya están lo suficientemente mal —Dijo M.A molesto pateando una pequeña roca del suelo—. Aunque, si mal no recuerdo, eran los Silver Wolfs esos, ¿no? Es decir, tu hermanastra Michaela, si mal no recuerdo, Matt, Zoey y el Marcos ese...

—Exacto, todo era un plan para usar a Davis e infiltrarse en su grupo y en la base militar más fácilmente para conseguir lo que querían, pero Davis desconocía la verdad. En aquel estado, solo y deprimido, se encontraba muy vulnerable, y aprovecharon su estado para acercarse a él, ya que este no sospecharía nada. Por eso, que apareciera Matt fue como un rayo de esperanza que le motivó a seguir adelante y abandonar aquella ciudad. Si volvía con Matt, él ya no estaría solo, ya que pensaba que tras lo acontecido en Stone no volvería a saber de Kyle y Karen, pero no fue así, con el tiempo también formó una buena amistad con ellos y siguió en contacto con ambos. También tenía a la chica que le había salvado del suicidio, Zoey, como nueva amiga, y poco después me conoció a mi y a mi grupo. Davis ya no volvería a estar solo teniendo a tantos amigos. Por una vez en su vida, tuvo muchos amigos y olvidó lo que era la soledad. Pero las cosas comenzaron a ir mal cuando, tras el apocalipsis, el estado de Kyle era como el de Davis en Stone, debido a la pérdida de su mujer e hijo. Kyle comenzó a caer en una profunda depresión. Por eso abandonó mi grupo y se fue lejos de la ciudad, para que no se siguiera atormentado y los problemas de la ciudad no le hicieran caer más en la depresión.

—Si, ese fue uno de los motivos por el que no se fue conmigo y mi grupo cuando lo conocí por primera vez. El otro fue que no quería que él y su grupo fueran una carga para nosotros... — Añadió Jessica quien acariciaba con ternura la cabeza del pelinegro.

Mientras sus compañeros hablaban, Davis seguía sintiendo ese sentimiento de ahogamiento, ignorando el gesto de Jessica, gesto que normalmente habría disfrutado, pero esa vez no era así. Sentía como su corazón se endurecía, volviéndose cada vez más pesado, transformándose en piedra, y como su mente acababa por nublarse, impidiéndole pensar razonadamente. Tan solo se dejaba llevar por aquellos sentimientos negativos.

—Davis estuvo pensando todo este tiempo que solo fue una carga que ocasionó problemas al grupo, como lo de la muerte de Dyssidia, provocando que Inma y Maya sufrieran por la pérdida, que fue lo que dio inició a esto, ese sentimiento de culpabilidad. También que Jessica le confesara que había quedado embarazada de un niño que ni siquiera sabía que hacer con él una vez naciera, que Payne disparara a M.A cuando este salió a ayudarle al ser disparado intentando recuperar el maletín o que estuviera al mandarme a por la piedra con el mensaje que le dio a M.A sabiendo que yo también podría haber salido perjudicada en un encontronazo con Payne para recuperarla y posiblemente el que perdiéramos a Florr, Crow y Puma por buscar a Payne con el maletín... —Confesó una preocupada Nicole, quien había conocido del propio Davis sus preocupaciones.

—Es que solo soy una carga... Desde que estoy en el grupo, solo causé problemas por dejarme llevar por mis impulsos y algunos han salido mal parados por mi culpa, como acabas de decir...—Susurró Davis captando la atención de sus compañeros.

—¿¡Cómo puedes decir eso, Davis!? ¡Tú no eres ninguna carga para nadie! —Gritó Nicole molesta por la actitud de su compañero y la mala imagen que tenía de él mismo.

Davis se levantó aún con la mirada algo perdida y un rostro inexpresivo

—Os recomiendo que me dejéis aquí. Decidí abandonar el grupo. Sin mi estaréis mejor...

—¿¡Cómo puedes decir eso!? ¡No estaremos mejor si tu te vas! —Le gritó una atónita Jessica por semejante respuesta.

Davis negó con la cabeza

—Ya lo tengo decidido. Sé que Nicole y los demás se encargarán bien de ti, Jessica... —Le respondió viendo como Jessica, incrédula, daba unos pasos atrás para colocarse al lado de Nicole.

—Como Jessica ha dicho, no es la mejor idea, Davis. Debemos permanecer unidos. Si tú te vas, el grupo volverá a romperse una vez más. Ya te has ganado la amistad de algunos. ¿Es que quieres tirar lo que has conseguido con el grupo por la borda? —Preguntó seriamente Maya.

—No, pero no me queda más opción. Igualmente, puede que pierda lo que llevo conseguido mediante mis acciones...

—¿¡Y que hay de Jessica y Nicole!? ¿¡Las abandonarás!? —Preguntó muy molesto M.A.

—Ellas estarán mejor sin mí, suficiente daño les provoqué ya...

—¡¡No seas idiota!! ¿¡Cómo vas a dejar atrás a aquellas personas que te importan!? ¿Acaso sabes lo que duele eso para las personas a las que abandonas? Creemé, no es nada agradable que alguien a quien quieres acabe por abandonarte... —Comentó M.A recordando su situación con Ley.

Davis guardó silencio. Si que lo sabía. Cuando era un niño, Matt, su mejor y único amigo de la infancia se fue de su lado sin decir nada durante varios años, hasta los acontecimientos de Stone City. Sabía perfectamente lo que era esa sensación de que alguien que te importa te abandone.

—¡¡¡El que nos abandones no arreglará nada, Taylor!!! ¡¡¡Tan solo lograrás hacernos más daño!!! —Gritó la enfurecida Nicole por la pasividad y decisión de su compañero mientras cerraba sus puños y apretaba con fuerza los dientes—. ¡¡¡El huir es de cobardes!!!

—Nicole... —Pronunció Davis con tristeza tras la reacción de esta.

—¡¡Sé que tú no eres un cobarde!! ¡¡Sé que no abandonas a tus amigos!! ¿¡Y ahora lo vas a hacer!? ¡¡¡No es propio de ti ese comportamiento!!!

—Lo siento, sé que no lo entenderéis ahora, pero si más adelante, por eso me voy, para no seguir provocando más problemas... —Respondió un pasivo y algo indiferente Davis.

—¡¡¡IDIOTA!!! —Gritó Nicole momentos antes de soltarle un puñetazo lateral en el rostro a Davis utilizando una fuerza moderada. Al fin y al cabo, ese puñetazo no era para herirle, sino para que reaccionara.

Aquello provocó un gran asombro en todos los presentes. Nadie esperaba que Nicole golpeara a su compañero. El propio Davis no salía de su asombro, pero a pesar de ello, en su rostro seguía reflejada aquella pasividad, así como su mirada seguía pareciendo vacía. No obstante, algo pareció reaccionar en su interior, provocando una pequeña grieta en su corazón pétreo.

—¿¡Dónde está ese chico fuerte de mente y espíritu que aparece en los peores momentos para sacar de las oscuras sombras de la depresión a sus amigos!? ¿¡Dónde está ese chico positivo y lleno de esperanza que lucha por lo que cree y por aquellos a los que quiere!? Sí, ese chico de cálido corazón que irradiaba una gran seguridad y confianza, aquel que depositó esperanza y luz en mi corazón, sacándome de ese modo de las oscuras sombras de las cavernas cuando creía haberlo perdido todo. Aquel que me dio motivos por los que seguir. ¿¡Dónde diablos se ha metido!? ¿¡Acaso vas a echarte para atrás cuando me prometiste que estarías siempre a mi lado!? —Gritó una dolida Nicole mientras intentaba hacer entrar en razón a su amigo.

—¿Realmente me vas a dejar atrás, Davis? ¿Tras aquella promesa que me hiciste de que volveríamos estar juntos? —Dijo Jessica con la voz quebrada—. ¿Vas a volver a abandonarme una vez más? ¿Aún sabiendo lo que llevo en mi interior? —Le preguntó mientras la decepción se dibujaba en su rostro.

Aquello hizo que una segunda grieta en el duro corazón de Davis apareciera. Davis se sentía decepcionado consigo mismo por hacerle daño a Nicole y Jessica con aquella decisión suya, pero, ¿que otra cosa podía hacer? Si se iba, dejaría de ser una carga que les daba problemas por su forma de actuar.

—Tan solo fui una molestia para vosotros... No sé como seguir adelante... Estoy harto de sufrir y hacer que otros sufran. Tan solo tendríais que volver por donde habéis venido y no me volveríais a ver... —Comentó con la mirada dirigida al suelo sin poder mirar los rostros de aquellos que se preocupaban por él.

—El problema es que has perdido la luz y la esperanza en tu vida... —Respondió Jessica.

—¿Luz y esperanza? —Preguntó Davis sin comprender lo que quería decir.

—La luz y la esperanza es algo que todo ser humano necesita encontrar para seguir viviendo.

—No comprendo...

—Yo tampoco lo entiendo bien, pero Davis, vivimos en un mundo en el que si no tienes nada por lo que luchar, esto sería un auténtico infierno en el que la vida te tendría encadenado —Comentó Maya—. Vivimos en un mundo de luces y sombras en el que tener algo por lo que luchar es lo que te hace caminar entre la luz y la sombra y no estar siempre caminando por las sombras de este mundo. Creo que eso que ha dicho Jessica es más o menos lo que yo acabo de decir.

—A lo que creo que se refieren Maya y Jessica es a que en este mundo peligroso y letal hay muchos obstáculos que tratarán de quitarte la vida, y el hecho de tener por lo que luchar es lo que te hará esforzarte para superarlos y no perder la vida ante ellos —Explicó Alice.

—Bueno, más claro no puede estar, Davis. Tú tienes varios motivos por los que luchar y esforzarte en cambiar. Por eso, no puedes dejarte vencer por los problemas quedándote de brazos cruzados y aceptar el haber sido derrotado. ¿Quieres estar con nosotros, pero crees que eres una carga? Entonces cambia eso de actuar dejándote llevar por tus sentimientos y procura ser útil al grupo actuando con la cabeza. De este modo, ya has solucionado el primer problema. Respecto al segundo, tan solo mentalízate de ser un buen padre en el futuro y de estar con Jessica apoyándola en todo momento. No la vuelvas a dejar atrás. Eso es lo que tienes que hacer, en vez de la tontería esa de dejarnos a todos atrás. Respecto a la luz y la esperanza, no lo termino de entender —Comentó M.A.

—Como dijo Maya, vivimos en un mundo de luces y sombras, es decir, que nos pasarán a veces cosas buenas y cosas malas en la vida, y no porque tengamos problemas, independientemente de lo grande que sean estos, debemos abandonar o huir de ellos. Hay que enfrentarlos si tenemos algo por lo que luchar —Comentó Nicole volviendo la mirada a Davis cuando M.A había terminado de hablar—. La esperanza es la herramienta que los humanos necesitamos para motivarnos a enfrentar nuestros problemas y los diversos obstáculos que la vida nos presenta a lo largo de nuestra vida.

—Y la luz —Habló en esta ocasión Jessica—, es el motivo por el que luchamos, motivo por el que queremos seguir adelante, el objetivo de nuestra lucha contra las sombras de este mundo y el motivo por el que utilizamos la esperanza para afrontar los problemas que se nos presenten, por muy feos que estos sean. El superarlos, seguir adelante y llegar a esa luz compensará toda nuestra lucha, pues por fin habríamos conseguido aquello por lo que tanto hemos luchado y sufrido, y creo que para cualquier persona, esa luz es conseguir de una forma u otra el ser feliz.

—Los humanos somos especiales. Podemos conseguir nuestros sueños con la luz y la esperanza en nuestras vidas, así como podemos cambiar nuestro destino y el de otros. Es un poder que los humanos tenemos en nuestro interior. Por ese motivo, Davis, pienso que si esa luz es para ti el es ser feliz estando con aquellos que te importan, deberías de seguir luchando y tener esperanzas en que superarás los obstáculos que se te presenten para estar al lado de esas personas. Siempre has estado solo, ¿no? Pues mirate ahora. ¿Acaso estás solo? Estás con nosotros, y nosotros te ayudaremos a seguir adelante y a afrontar tus problemas. No volverás tener a tu lado a ese sentimiento que tan bien conoces... La soledad —Comentó Maya acercándose a Davis y colocándose entre Nicole y Jessica—. Ahora que eres consciente de los obstáculos que se te presentan, es el momento de actuar. No hay por qué mirar atrás. Sigue luchando hasta el final. En tu alma reside la llave para lograr lo que tanto deseas, por lo tanto, destruye esas ataduras, liberándote de lo que te oprime.

—Cuando piensas que no haya forma de escapar y todo está perdido, no te detengas. Siempre habrá alguien que te apoyará. Solo mira alrededor. Estamos aquí, no sentirás más la soledad. El dolor pronto se esfumara si no te rindes y sigues luchando por lo que quieres —Comentó M.A acercándose junto con Alice a Davis y las otras tres chicas, colocándose al lado del joven y poniendo su mano sobre uno de los hombros de este.

—No puedes ser una marioneta de la vida, Davis, créeme, no es agradable que algo o alguien decida tu futuro y domine tu voluntad —Comentó Alice recordando como Esgrip la había revivido tan solo para usarla para atrapar a sus compañeros, como si fuera la marioneta de la organización—. Tu historia la puedes reescribir y empezarla desde cero. No dejes tus sueños perdidos. Debes luchar por ellos, recuperar la ilusión de seguir luchando por lo que crees, por lo que quieres —Dijo Alice acercándose al lado de Davis y colocando su mano en el otro hombro del pelinegro—. Es muy fácil darse por vencido, pero sabes que debes continuar. Sigue a tu corazón. Sé que puedes lograr todo lo que te propongas. Debes confiar en ti y en los demás. Estamos aquí para ayudarte, como dijo Maya.

—El sufrimiento que sientes por dentro tarde o temprano se esfumará. Yo no pude hacer nada para salvar a mi padre, a mi hermano y al resto de supervivientes a los que debería de haber protegido como miembro del consejo. No pude hacerlo, y sentí un gran dolor y decepción conmigo misma, pero ahora estoy aquí, contigo, con Nicole y el resto. Puedo formar una nueva vida con todos vosotros. Ese es motivo suficiente para seguir adelante. Ese, y lo que llevo en mi interior. Extraño a mi padre y a mi hermano, pero sé que ellos querrían que siguiera con mi vida. Por eso, el que empiece una nueva vida no significa que olvide sus rostros y mi pasado. Tú tampoco tienes por qué hacerlo. Sea bueno o malo, tu pasado es parte de ti, y no puedes seguir rechazando algo que es parte de ti, por doloroso que sea. El rechazarlo porque no te gusta solo te causará más daño. Simplemente, no le des vueltas y disfruta de lo que tienes ahora. Debes ser valiente y plantarle cara a la vida, Davis. Yo creo en ti —Le confesó Jessica con una sonrisa.

—En las cavernas pude ver tu verdadero potencial, Davis, tu verdadero yo. Ese que tanto te gusta esconder entre miedos y preocupaciones, un chico valiente, que irradia seguridad y confianza —Comentó Nicole en esta ocasión—. Fuiste capaz de cambiar mi destino, un destino que yo ya tenía sentenciado, un destino lleno de sufrimiento e impotencia... Pues mi meta era serle de utilidad a los mutantes hasta que prescindieran de mi y acabaran brutalmente conmigo. Tú me diste esperanzas y un futuro sacándome de aquel infierno. Ahora, deja que seamos nosotros quienes te ayudemos a ti. No puedes cargar con todo esto tu solo. Ahora ya no hay nada que ocultar ni excusas que inventar, como eso de irte para no darnos problemas. Deberás vencer tu debilidad, ya que hay una razón para hacerlo y continuar, y es el poder estar a nuestro lado.

Davis miró el rostro de sus compañeros. Aquellas miradas decididas le decían que no faltarían a sus palabras. Aquel sentimiento de calidez comenzó a destruir la pétrea capa de su corazón, así como a despejar las tinieblas que nublaban su mente y a disminuir la inmensa oscuridad de su interior. Sí, no estaba solo. ¿Por qué motivo había sentido esa soledad? ¿Tal vez no eran ellos quienes se alejaban de él? ¿Tal vez, quien realmente se había alejado de ellos había sido él mismo, ocultándoles sus sentimientos? Sí, probablemente sería la segunda opción. ¿Y por qué sentía esa soledad aún teniendo a Nicole al lado? ¿Era posible que la soledad no fuese solo algo físico? Debía de ser más sincero con ellos. Al fin y al cabo, eran sus amigos, y no hablaba solo de Nicole, aquella con las que tantas aventuras había pasado. Jessica, la chica a la que amaba, Alice, M.A y Maya, sus nuevos amigos, ellos también. Amigos... ¿Cuando había olvidado lo que significaba la amistad y confiar en aquellos con los que compartes esos lazos? Personas a las que contarles tus problemas en vez de ocultarlos, personas que te escuchan y te ayudan cuando estás mal. Ocultar tu malestar y no dejarte ayudar por tus amigos es también una manera de distanciarte de ellos, ya que es demostrar que no confías en que puedan hacer algo por ti. ¿Cómo había podido perder el valor y la voluntad, perdiendo la batalla contra la oscuridad que residía en su interior, obligando a sus amigos a preocuparse de ese modo por él? Había estado a punto de hacer una gran tontería, como abandonar al grupo sin pensar realmente el daño que habría podido hacer realmente a aquellos a los que quería.

—Podrías decir algo, ¿no crees, hermano? —Dijo M.A dándole una palmada en la espalda mientras le sonreía tras percatarse como la mirada y la atención del joven habían sido captadas por las palabras de todos. El rubio se sentía animado al percatarse como el apoyo de todos no había caído en un saco roto.

Davis miró al rubio sin saber muy bien que decir a todos. Se sentía avergonzado por mostrar esa debilidad ante ellos.

—Tan reservado como siempre, ¿no, Davis? Tendrías que ser más sincero con tus sentimientos y con nosotros, comunicar a aquellos a los que aprecias lo que sientes, sea cual sea el sentimiento, ya que el sentir es de humanos —Añadió Nicole cruzándose de brazos con una sonrisa.

—Los sentimientos no son una debilidad. Eso es lo que marca la diferencia entre ser un humano y ser un zombi o un mutante —Añadió Jessica al comentario de Nicole.

¿Lo que marca la diferencia entre ser humano o una de esas cosas? Sí, los mutantes y los zombis no tenían sentimientos, la ira era lo único que en ellos residían. No podían mostrar amor, tristeza o arrepentimiento, entonces... ¿Zoey era lo mismo que esas cosas a pesar de parecer una humana? ¿Eso significa que los zombis siempre habían andado entre los humanos camuflados como humanos? Entonces, no hacía falta que tuvieran el aspecto de muerto demacrado para serlo. Tal vez por fuera no, pero por dentro ya estaban podridos... Odio, rencor, egoísmo y ansias de devorar a otros para sobrevivir, aunque en ese caso fuera psicológicamente hablando. El hecho de hacer daño a otros para sentirse mejor con ellos mismos... Claro, no importa el físico ni quien seas. Lo realmente humano reside en el interior de cada persona. La capacidad de sentir...

—El rechazar a tus sentimientos es rechazar a tu humanidad, es dejar de ser un humano para ser una de esas cosas a pesar de no ser como ellos físicamente —Añadió Maya mirando los oscuros ojos del joven adivinando en lo que podía estar pensando—. Al fin y al cabo, mutante o zombi, ambos nacen del ser humano, pues antes lo fueron. Puedes verlos como unas representación de la oscuridad que reside en los seres humanos, la verdadera cara de esa oscuridad —Maya guardó un momento de silencio—. Ese amigo tuyo, aquel chico del que debería de acordarme, Matt, él era como Alice o como yo y me comentaste una vez cuando te pregunté sobre él, que este pensaba que era un monstruo por tener aquellas habilidades y por cometer crímenes. Ojalá hubiera podido volver a conocerlo para decirle que no lo era, ni Alice, ni yo. Por tener esas habilidades, no somos monstruos, ni por ser controlados contra nuestra voluntad, porque por dentro seguimos teniendo intacta nuestra humanidad. Somos capaces de sentir, Davis y no me avergüenzo por que me vean llorar ante la muerte de un ser querido, ni me avergüenzo por mostrarme cariñosa con aquellos a los que aprecio. Yo soy fuerte por el hecho de tener sentimientos.

Davis se había quedado mudo, más de lo que estaba ya. Lo que Jessica, Nicole y Maya habían dicho había calado profundamente en el joven. Tener sentimientos no es de personas débiles. Ciertamente, si careciera de sentimientos como el amor o el compañerismo, no habría podido amar a Jessica, no habría podido ayudar a Nicole aquella ocasión en las cavernas cuando había perdido toda esperanza ni le habría demostrado a M.A que no era un inútil para el grupo.

—Tu problema es que no sabes realmente que es dejarse llevar por tus impulsos —Comentó en esta ocasión Alice—. No es bueno actuar de esa manera, ya que provoca hacerte daño a ti o a otros.

—Pero eso significa que si veo a un amigo en peligro, ¿debería quedarme quieto porque podría salir herido? —Comentó Davis con la voz algo apagada.

—No, claro que no, Davis. Debes y tienes que ayudar a un compañero que se encuentre en un apuro. Lo que no debes es hacer algo peligroso para ti o que involucre que otra persona salga herida. Tienes que actuar con cabeza. Dime, si tú y Jessica os vierais rodeados por un puñado de zombis y tú fueras el único armado, ¿te quedarías a pelear aún sabiendo que puedes matarlos? ¿O huirías sabiendo que Jessica no podría protegerse por si misma y pudiera darse el caso de que mientras te encargas de unos zombis, otros se acercan a ella, pudiendo ser mordida por estos?

—Huiría. No querría arriesgarme a que por un despiste mio los zombis pudieran llegar a Jessica...

—Exacto, has actuado con cabeza. Si actuaras por tus impulsos, eso no te importaría, ya que confiarías tanto en ti mismo que aun así te arriesgarías, pero por muy confiado y entrenado que estés, eso no significa que el resultado de esa acción vaya a ser bueno, podría ser todo lo contrario. Antes de hacer algo debes tener en cuenta las posibles consecuencias de esa acción, ya que tú o alguien podría salir perjudicado. Por eso, antes de hacer algo, piensa siempre en ello. Eso es actuar con la cabeza, y no por tus impulsos. Si hubieras hecho caso a M.A y nos hubieras comentado la situación de lo del maletín, no habrías salido herido, ni él al ayudarte, y el maletín ese. Tal vez podríamos haberlo recuperado entre todos sorprendiendo a ese tipo —Le planteó Alice como una posible alternativa si no hubiera actuado por su cuenta cuando Payne intentó marcharse con el maletín.

—Además de que te dije, Davis, que yo estaría a tu lado y te ayudaría con eso cuando fuera el momento oportuno —Le recordó Nicole.

—Comprendo...

Fue en ese instante cuando, repentinamente, Jessica abrazó al joven, sorprendiéndolo

—Davis, creo en ti. Estaremos aquí para lo que necesites. No estás solo. Por favor, confía en nosotros —Le susurró con dulzura.

El joven sentía que su corazón volvía a latir. El cálido abrazo de Jessica fue lo que finalmente terminó por liberarlo de aquella oscuridad. Davis miró conmovido el rostro de aquellos que le rodeaban y lo miraban con una sonrisa en el rostro y unas miradas cálidas. Finalmente, no pudo aguantarlo más y correspondió al abrazo mientras que de sus ojos emanaban unas lágrimas de sincera gratitud. Aquellas personas habían replantado en su corazón las semillas de la luz y la esperanza. Ahora enmendaría sus errores, pues volvía a recuperar la ilusión para enfrentar a su debilidad, aceptar su pasado y seguir luchando contra los nuevos obstáculos que se salieran en un futuro y no huir de ellos, con el motivo de alcanzar su luz, el seguir al lado de aquellos a los que quería.

—Gracias, chicos... —Comunicó hundiendo su rostro en el hombro de Jessica. El joven decidió en aquel mismo instante que seguiría con el grupo y enmendaría sus errores para demostrarles a sus compañeros que había aprendido una valiosa lección gracias a ellos.

Poco después, cuando la situación estaba más tranquila y le dijeron a Davis lo que Maya y Nicole descubrieron en la tercera planta, el grupo se percató de una sombra a través de una puerta abierta.

—Cuando entré aquí, esa puerta estaba cerrada... —Respondió Davis.

—Es decir, mientras hablábamos, ese tipo nos ha estado observando y escuchando, y nosotros sin percatarnos. ¡Vamos tras él! —Gritó Alice siendo la primera en salir a la carrera con pistola en mano. Instantes después, el resto de sus compañeros la siguieron.

Segundos después de atravesar la puerta, Alice pudo distinguir al fondo del pasillo a un tipo apuntándoles con un arma. Este, sin pensárselo, colocó el dedo en el gatillo dispuesto a abrir fuego contra el grupo. La advertencia de Alice provocó que que sus compañeros se ocultaran tras los archivadores que había tumbados en el suelo. Aquel largo pasillo estaba lleno de cristaleras, permitiendo que la luz del atardecer permitiera localizar el punto exacto donde aquel tipo se situaba. Alice y el resto, sin meditarlo dos veces, devolvieron el fuego, y debido a esto, aquel tipo optó por la vía de la escapatoria, y sin duda alguna y tras pegar varios tiros, giró una esquina, desapareciendo del lugar.

—¡Tras él! —Gritó M.A saltando el archivador que había volcado en el suelo y que hasta hacía unos instantes había usado para protegerse del fuego enemigo.

El grupo recorrió el pasillo siguiendo a aquel hombre, pero por desgracia, lo perdieron de vista ,y no les quedó más remedio que optar por buscarlo a ciegas vigilando muy bien la zona, pues los zombis rondaban también aquellas áreas. Pocos minutos después de aquel tiroteo, Eva, Inma y Adán entraron en la fábrica tras haber presenciado desde el exterior aquel preciso momento. Sin rastro, y abatiendo algún que otro zombi que les salió al encuentro, el grupo de Davis entró a un nuevo pasillo que no iba a ninguna parte y cuyas puertas estaban cerradas, a excepción de una de ellas, la cual se encontraba semiabierta

Tras abrirla del todo y entrar en su interior, el grupo se sintió atraído por un peculiar cadáver embutido en un traje para protegerse de los efectos de la radiación empapado en sangre, en cuyo brazo presentaba una fea mordedura, así como un único disparo en su cráneo.

—¿Será el que nos atacó? Tal vez lo mordieron y decidió suicidarse —Comentó Jessica.

Nicole comenzó a moverse examinando minuciosamente el cadáver y el escenario, de la misma forma que había hecho tantas veces haciendo su labor de policía cuando examinaba la escena del crimen. Mostrando sus dotes detectivescas, se concentró y comenzó a recrear su hipótesis en la cabeza. Davis la observó, viendo como esta se encontraba con el ceño fruncido, inmersa en averiguar lo sucedido, dirigiendo su mirada a determinadas zonas de la sala. Davis interpretó sus movimientos y sugirió al grupo que esperaran. Nicole probablemente tendría una respuesta a esa pregunta, y tan solo estaba reafirmándose así misma su teoría. Aquello era algo que había visto muchas veces hacer a la ex agente de policía en algunas de sus aventuras cuando algún tipo de misterio se les había presentado.

—No fue un suicidio —Comentó la rubia rompiendo su silencio—. Esta es otra persona. No es quien nos estuvo disparando en el pasillo.

—Entonces, ¿que es lo que ocurrió, Nicole? —Preguntó una interesada Maya tras escuchar su anterior respuesta, pues parecía que esta, tras haber recibido unos minutos por parte de sus compañeros para examinar todo mientras descansaban, ya había descifrado el misterio.

Nicole los miró confiada cruzándose de brazos a la vez que les mostraba una sonrisa dibujada en los labios.

—Disfrutas con esto, ¿verdad? —Comentó un divertido Davis sabiendo que a su compañera le encantaba resolver misterios.

Nicole tan solo le respondió con una curiosa mirada de confidencialidad.

—Una pregunta, Nicole. Pensaba que tu eras solo una policía normal de a pie. ¿Cómo es que sabes cómo investigar estas cosas? —Preguntó Alice.

—Bueno, digamos que ejercía diversos trabajos durante mis años como agente de la ley a medida que iba ascendiendo. Era policía de a pie y me encargaba de patrullar la ciudad de vez en cuando. En otros momentos, era instructora y enseñaba asuntos básicos sobre armamento o defensa personal a novatos, y a medida que ascendía en el cuerpo, acabé siendo la comandante de un equipo policial, llegando a coordinar algunas misiones policiales a gran escala. También en algunos casos en los que trabajaba, cooperaba con un buen amigo mio detective que me enseñaba muchas cosas sobre su oficio y visitaba las escenas del crimen, examinaba pruebas con él y más cosas que me enseñaba relacionadas con su trabajo, bien si yo estaba trabajando con él en el mismo caso o en algunos descansos que tenía. Acabé aprendiendo muchas técnicas acerca del trabajo de un detective, y gracias a ellas, normalmente soy capaz de desenvolverme bien con estas cosas.

—Joder, tú has estado metida en todos los berenjenales —Comentó un sorprendido M.A por la basta experiencia y conocimientos de aquella agente de la justicia.

—Jajajajaja, en verdad, me gustaba todo eso. Mi trabajo me apasionaba, y disfrutaba completamente de él y de todo lo que aprendía de mi oficio día a día. —Comentó una animada Nicole con una amplia sonrisa.

—A pesar de que la conozco bien y la he visto muchas veces haciendo este tipo de cosas, no me deja de sorprender esta mujer. Es una caja de sorpresas con todo lo relacionado al mundo policial —Comentó un sonriente Davis —. Bueno, agente Collins, ¿según usted, que ocurrió aquí?

—En verdad, es bastante sencillo. Esto era originalmente una habitación cerrada con llave, y que desde un inicio, se encontraba vacía. Como ya he dicho, este tipo de aquí y el que nos disparó son personas distintas. Ambos se encontraban separados. Mientras uno de ellos, al que llamaremos señor A, nos vigilaba, el señor B, aquí presente, se encontraba en otra zona haciendo algo. Bien, pues cuando el señor B acabó con esa labor suya que desconocemos, decidió venir a esta sala, probablemente para reunirse con el señor A. En ese lapso de tiempo, fue atacado por un zombi. Si salís al pasillo, este acaba en una pared, es decir, un callejón sin salida, y como las cinco puertas que comprobamos antes de llegar a esta estaban cerradas con llave, pondría la mano en el fuego a que las demás que no hemos comprobado y esta, originalmente, también lo estaban.

El grupo en silencio comenzaba a recrear en su mente la hipótesis de Nicole, asombrados por como poco a poco las cosas que iba diciendo iban encajando.

—El señor A, tras huir de nosotros, llegó a este pasillo, donde se reuniría con su compañero. Tras tocar la puerta para que el señor B, ya en su interior, le abriera usando la llave, entró en su interior sin cerrarla del todo, por eso la encontramos medio abierta. —En ese momento, Nicole abrió la palma de su mano, mostrando a sus compañeros una pequeña llave que había encontrado en el cadáver—. Alice, por favor, ¿podrías salir al pasillo y comprobar si la puerta cerrada que está en frente se abre?

Alice agarró la llave y salió de la habitación. Tras usar la llave y girarla frente a sus compañeros, la puerta se abrió de inmediato.

—Una llave maestra —Comentó la chica mirando a sus compañeros.

—Si, pero tan solo para las oficinas. Es por este motivo que para abrir esta habitación al señor A, el señor B tuvo que hacerlo desde dentro —Respondió Nicole volviendo con el resto tras comprobar su teoría a la escena del crimen—. Bien, la cosa siguió así. En el interior, el señor A se percató de que su compañero había sido mordido. Sin posibilidad de salvarse de una mordedura, A no quiso arriesgarse y eliminó a B.

—¿Cómo puedes asegurar que fue un asesinato en vez de un suicidio? —Preguntó una intrigada Jessica.

Nicole miró a su compañera contenta por haberle formulado aquella pregunta. A Nicole le encantaba demostrar delante de la gente sus dotes detectivescas. Aquello de resolver enigmas en una escena de crimen era algo que con el tiempo le había acabado pareciendo algo de lo más entretenido. Era como un reto de lógica, no, un reto no, mejor dicho, un juego. De inmediato, le pidió a todos que se acercaran al cadáver para examinarlo.

—Es muy sencillo, Jessica. Fíjate en la posición del cadáver y la dirección de las manchas de sangre. Si fuera un suicidio, apuntarían hacia un lateral del suelo, debido a que, normalmente, cuando te suicidas pegándote un tiro estando de pie, lo haces disparándote en la sien, por lo que las marcas de sangre y el cuerpo caerían lateralmente al suelo. Pero si te fijas, el señor B no ha recibido un tiro en la sien, si no entre ceja y ceja, y el cadáver ha caido de espaldas. Es decir, lo más lógico es pensar que que alguien estuvo parado en frente del señor B y le pegó un tiro, y el único capaz de hacer esto pudo ser el señor A.

—Comprendo —Comentó Jessica imaginando la situación—. ¿Y que pasó con el señor A? Si hubiera salido y hubiera vuelto hacia atrás, se habría encontrado con nosotros.

—El señor A no salió en ningún momento de esta habitación para volver sobre sus pasos. Veréis, en ese rincón hay un pequeño pasillo —Comentó Nicole apuntando a uno de los rincones de la sala.

El grupo no había tenido en cuenta aquel rincón, ya que, a simple vista, desde la posición en donde estaban, aquello parecía una pared más, pero detrás de esta, Nicole había encontrado un estrecho pasillo con una puerta al fondo. El grupo se acercó allí. Tan solo podrían cruzarlo de uno en uno por lo estrecho que era este.

—La puerta está cerrada y no sirve la llave maestra. Necesita de otra distinta para abrirla. El señor B tuvo que venir del otro lado de esa puerta antes de llegar a la sala. Si os fijáis en los laterales del pomo, hay dos pequeñas manchas de sangre semi secas que indica que este tipo cerró la puerta detrás de si para cerrarla con llave poco después de ser mordido. Es lógico pensar que, tras morir a manos del señor A, este le robó esa llave y pasó por esta puerta, ya que de no habérsela robado, el cadáver del señor B tendría esa llave, pero solo encontré la que abre las oficinas.

—Y... ¿Cómo se supone que iremos tras él? —Preguntó Jessica al ver la posibilidad de pasar por aquella puerta sin la llave totalmente reducida a cero.

—Puede que haya alguna llave de emergencia guardada en algún sitio, por si se daba el caso que se perdía esa y se necesitaba una de repuesto —Le respondió una pensativa Nicole.

—Bueno, como sea, mientras estamos aquí hablando ese tipo sigue por ahí suelto. A este paso, se nos escapará. Chicos, habrá que buscar esa llave, si es que existe —Comentó Davis aumentando un poco su tono de voz, destruyendo por completo el ambiente detectivesco que había adquirido aquella situación gracias a Nicole.

—¿Y si no existe esa llave y nos pegamos un buen rato buscando como idiotas? —Preguntó M.A algo harto de la situación por culpa de aquella dichosa puerta cerrada.

—Bueno, puede que exista o puede que no. No hay manera de saberlo hasta buscarla. Perfectamente puede darse por verídica mi suposición o la tuya. Ambas realidades pueden coexistir al mismo tiempo mientras que no se haga nada para eliminar una de estas, así que, para descartar una, lo mejor será probar a buscarla en vez de quedarnos con los brazos cruzados a esperar a que escape ese tipo —Respondió Nicole mientras se hacía paso entre sus compañeros para volver a la escena del crimen seguida de estos.

El grupo asintió y comenzó a buscar por la habitación a fondo. Finalmente, Nicole encontró algo bajó una mesa cercana al cadáver. Aquello no era la llave, pero no era precisamente algo de poco valor. Se trataba de un cuaderno de anillas que se veía algo viejo y sucio.

—Chicos, mirad lo que encontré... —Advirtió esta leyendo el título con curiosidad.

—Déjame ver eso —Comentó Davis recibiendo el cuaderno de manos de su compañera.

Davis se puso a examinar el cuaderno que había encontrado. Este tenía una serie de apuntes sobre los mutantes, por lo que, de inmediato, se puso a leer. ¿Quién demonios estaba estudiando sobre los mutantes? No iba a decir que fuera una estupidez, al contrario, le parecía una gran idea estudiar a esas criaturas, así como un suicidio también, pero cuanto más supieran de esos seres mejor. Podrían usar esa información para luchar contra aquellas criaturas.

Davis comenzó a pasar páginas hasta que vio un título en grande centrado en la página del cuaderno “Investigación sobre la evolución de los mutantes” Fue pasar una página para ver un dibujo de una grotesca criatura con cierto físico animal, hecho a mano con grandes detalles. El joven, tras contemplar el dibujo unos momentos, comenzó a leer por encima.

—Se parece al ser al que mutaron Enrique y los presos... —Añadió Alice.

—Resumiendo lo que pone aquí, al parecer este mutante es bastante primitivo. Se forma cuando un ser humano tiene en su organismo algún parásito, sus defensas son bajas y estuvo bajo los efectos de la radiación. Esta altera al parásito, haciéndolo mutar, y este fusiona su ADN con el del huésped. Por este motivo, el humano mutado pierde casi todos sus rasgos humanoides y son sustituidos por unos más animales. El proceso de mutación es muy lento. Pueden tardar semanas en darse a simple vista sus efectos, hasta que finalmente el huésped enferma gravemente y pierde el conocimiento. Su voluntad y capacidad de razonamiento quedan anuladas, y el parásito mutado comienza a controlar su cuerpo una vez este termina el proceso de mutación. Su comportamiento se vuelve también más animal, reduciéndose a instintos primarios. Es capaz de atacar en grupo, carece de la capacidad del habla y de inteligencia. Su comportamiento es similar al de cualquier animal carnívoro, acecha a su presa en silencio antes de atacar, y si se ve en peligro, huye a refugiarse a cualquier sitio donde se sienta seguro. Esta clase es denominada tipo A.

Davis pasó varias páginas para pasar a la denominada clase tipo B.

—Los de las cavernas... —Añadió Nicole con un suspiro al ver aquellos dibujos tan realistas hechos a lápiz.

—Ese tipo consiguió plasmar a la perfección lo desagradable que son... —Añadió Jessica al comentario de la rubia.

—De este dice que se forma cuando un humano está con las defensas bajas y se encuentra en un área con altos niveles de radiación, además de que en el organismo humano debe residir una bacteria. El proceso de mutación es idéntico a la clase A, es decir, la bacteria radioactiva altera el ADN del huésped haciendo mutar su cuerpo. La mutación suele durar entre una y dos semanas, según la resistencia que el organismo del huésped presente. Esta clase B tiene grandes rasgos humanos, es frecuente que en su cuerpo, tras el proceso de mutación, aparezcan heridas, piel escamosa, úlceras, manchas, bultos, irritaciones, tumores, y en determinados casos, duras costras que conforman una armadura orgánica, aumentando su resistencia física en las zonas del cuerpo donde hayan salido. El cuerpo de estos seres crece de forma desproporcionada, llegando a tener extremidades más largas que otras. Su tamaño es comparable con la altura de los jugadores más altos de la selección de baloncesto americana. Poseen una increíble fuerza y resistencia física, pudiendo soportar en cierta medida las armas de fuego, y teniendo una mayor resistencia al daño de las armas blancas y los golpes. Esta clase de mutante tiene una inteligencia limitada y la capacidad de hablar, aunque con algo de dificultad. Saben trabajar en grupos y usar algunas herramientas específicas como armas. También aclarar que pueden usar con total libertad sus jugos gástricos a modo de proyectiles ácidos, los cuales regeneran en un corto plazo de tiempo.

Davis pasó un par de páginas más

—Este nunca lo he visto.

M.A y Maya se acercaron más a Davis y al cuaderno para verlo de cerca.

—Mira, M.A, ¿esos no son...? —Maya no terminó la frase cuando se percató de la mirada del rubio, quien asintió de inmediato.

—Son los que nos atacaron en el fuerte que tenía Eva, los que me obligaron a cortarme el brazo para salvar a mi hermana...

—Según pone aquí, no son otra clase distinta. Se trata de la clase B en estado inmaduro.

—¿Eso que quiere decir? —Preguntó Alice.

—Mmmmm.... Se trata de la clase B en estado de crecimiento, aún sin terminar la transformación física por completo. La clase B se divide en tres etapas, la etapa de humano infectado, la etapa de crecimiento y la etapa adulta. La etapa de crecimiento se produce cuando el humano ya ha mutado, pero su físico y características de un clase B adulto aún están en mitad del proceso de desarrollo. Se mueven de forma parecida a los zombis. Su cuerpo es algo más proporcionado, su inteligencia está más desarrollada que un clase adulto, inteligencia que irá mermando a medida que su cuerpo va madurando, carecen de la fuerza y resistencia de un clase B adulto, así como de la habilidad de usar sus jugos gástricos como proyectiles ácidos y no son capaces de usar armas adecuadas a ellos, aunque comparable a una persona, tienen más fuerza y resistencia que un ser humano. Vamos, que en resumidas cuentas, es un clase B en proceso de maduración y con las características adultas por desarrollar.

—Podrías haber dicho eso último desde un principio —Comentó M.A sabiendo que su compañero podía haber resumido todo aquel rollo con una pequeña frase.

—El siguiente es el humano y animal zombi mutante. Vamos, los que encontramos en el hotel Sozza o los lobos que nos encontramos hace poco cuando fuimos a por el camión a la agencia de envíos. Son humanos o animales zombies comunes que pasaron una larga temporada moviendose por áreas radeactivas y el Agua gris mutó.... —Davis se detuvo al instante al ver como su chica abría la boca para formular una pregunta.

—¿Agua Gris? ¿Qué es eso? —Preguntó Jessica algo fuera de lugar al percatarse que había sido la única en reaccionar a aquel nombre desconocido.

—¿Davis no te comentó nada? —Preguntó Alice.

La joven de ojos azules negó con la cabeza en respuesta a la pregunta.

—El Agua Gris es el nombre que recibe el virus que la organización de Esgrip creó. El virus que creó a todos esos zombis, y lo que hace que Puma, Maya y Alice tengan ciertas habilidades, gracias a que este se adaptó a sus organismos. El virus que asoló Stone City... —Respondió Davis aclarando sus dudas.

Jessica recordó que Davis le había hablado sobre las habilidades que el virus de aquella organización le había dado a determinadas personas como a su ex compañero Matt Dawson, quien gracias a esos poderes, pudo sacarlos con vida de las cavernas en las que encontraron a Nicole utilizando su fuerza incrementada y sus desarrollados sentidos, pero hasta entonces no había conocido el nombre de aquel virus del que le había escuchado hablar.

Davis continuó leyendo.

—Son animales o humanos zombis que bajo los efectos de la alta radiación provocaron la mutación del Agua Gris. Esto provocó que la epidermis del zombi se endureciera mucho y aparecieran algunas extremidades extras atrofiadas con una capacidad de movilidad limitada y su agresividad aumentara. El humano y animal zombi son los últimos de los mutantes naturales y ambos son agrupados como clase Z.

—Esos son duros de pelar, y si son de los que encima pueden correr, mal vamos... ¿A que se refiere con naturales? —Comentó Maya.

Davis pasó algunas páginas antes de responder

—A los que no han salido de un laboratorio y se crearon solo de forma natural, adaptándose al ambiente radioactivo actual. Al parecer hay dos clases de mutantes artificiales. La clase C1 o clase C inmaduro y la clase C2 o clase C maduro, son dos variantes.

—¿Con lo de maduro e inmaduro te refieres a que es como la clase B con etapas de crecimiento? —Preguntó Nicole.

—No, es un mutante que cumple los mismos factores de mutación, solo que según como se adapte esa mutación en su cuerpo, el ser se transforma en una variante u otra. Aun que de la clase C1 no hay dibujo, el del otro sí, por lo que veo... Mmmm, dice que el C1 se forma usando a un humano infectado con el agua gris y una bacteria radioactiva.

—¿Pero eso no sería uno de esos de las cavernas? —Preguntó Jessica.

—Mmmm... no, el factor cambiante es que el Agua Gris previamente esté adaptado en cierta parte al huesped.... Espera, adaptado al huesped.... Mmmm... los zombis son el resultado de un humano que no adaptó el virus a su organismo, es decir, alguien que se adapte al virus sería...

—Matt o Ashley —Completó Nicole.

—O yo, Alice y Puma —Añadió Maya.

—Un super soldado de esos de Esgrip —Completó M.A.

—No se tiene fuente fiables, ya que este mutante no se pudo crear —Continuó leyendo—, pero estudiando a los mutantes anteriores y al C2, se cree que este mutante sería una versión mejorada de la clase B, llegando a conservar las habilidades del Agua Gris tras mutar y la fase de mutación y maduración pasa de forma muy rápida pasando de una o dos semanas a minutos, acelerando el paso hasta la última etapa, es decir, vendría siendo al mutante en que se transformó Matt.

—¿Y que dice del C2? —Preguntó Jessica.

—Respecto al C2, se trata de un mutante fase B adulta al que se le inocula el Agua Gris. Este muta por la radiactividad, produciendo una volátil reacción en el cuerpo del huésped debido a la confrontación genética del virus inestable, la bacteria y la radiación. Este ser se transforma en un mutante colosal, más grande que los de las clase B adulta. Todos los músculos de su cuerpo crecen, adquiriendo así más masa muscular, sus extremidades se alargan y un par de brazos extras aparecen a la altura del costado, su columna vertebral se extiende, saliéndose del cuerpo, dando la apariencia de una cola ósea similar a la de un escorpión. Pierde la capacidad de hablar y su habilidad para pensar se vuelve aún más limitada, adquiere una fuerza y resistencia aún mayor a la de un mutante B adulto y su depósito de jugo gástrico aumenta, cambiando los proyectiles por chorros ácidos. El Agua Gris radioactivo le da las propiedades de un clase Z, haciendo que no sienta dolor al recibir daño y su epidermis se endurezca como ocurre con los zombis radioactivos. Este ser es increíblemente volátil, peligroso incluso para otros mutantes. Al carecer de la inteligencia necesaria, no sabe cuando rendirse y no dejará escapar a su objetivo hasta morir o darle caza. Destruirá y matará todo lo que se le ponga por delante. También emite un fuerte grito capaz de desorientar a su presa, pues es capaz de dañar el oído. Este ser fue una creación solicitada por Evans, quien decidió ponerle el nombre de Chimera. Para poder controlar a la criatura, usamos el controlador mental mejorado y más pequeño del creado por la organización mucho tiempo atrás, y del cual se hizo uso durante los acontecimientos en Stone City para controlar a un ser humano y algunos monstruos creados por la compañía. Este controlados lo metimos en el cerebro de la criatura y cuando era un mutante adulto de clase B poco después de ser capturado y sedado. La criatura recibe órdenes mediante señales inalámbricas de un dispositivo remoto que envía estas señales a un collarín electrónico que tiene la criatura, el cual procesa esas señales en unas ondas que capta el controlador de su cerebro —Leyó fascinado a la vez que horrorizado Davis por semejante criatura.

—Espero no encontrarme con ese bicho. Parece un toca pelotas de cuidado... —Añadió M.A intentando imaginarse aquel ser.

La ex agente de policía estaba pensativa mientras el resto se encontraba hablando. Aquel apellido, Evans, le había llamado la atención, quedándose con la mirada fija en aquella página momentos antes de que Davis cerrara el cuadernillo.

—¿Ocurre algo Nicole? —Preguntó Jessica al verla pensativa.

—No, no es nada —Respondió esta secamente—. Deberíamos seguir buscando la llave.

Cuando Davis fue a dejar el cuaderno encima de una mesa cercana, del interior de este cayó un mapa con una zona rodeada con permanente.

—¿Qué es esto? —Comentó Davis agarrándolo.

Tras examinarlo un poco y comparar la zona en la que ellos estaban, se percataron que el área marcada estaba bastante lejos de donde se encontraban.

—Tal vez es donde se encuentra la guarida de esos desgraciados —Susurró Nicole pensativa—. Y seguro que allí tienen a Puma y los artefactos.

Davis le dio el mapa a Jessica para que esta lo guardara en la pequeña mochila que llevaba a su espalda. Cuando encontraran a aquel tipo y obtuvieran información de él, se encontrarían con los otros tres miembros que no estaban ahí con ellos para contarles lo que acababan de descubrir.

—¿Y para que una llave teniendo a Maya pare derribar la puerta? —La voz de Eva sorprendió a todos.

Detrás de esta entraron Inma y Adán.

—Podríais haber dejado al menos una nota en el coche diciendo vuestra ubicación —Comentó Inma con un tono de voz molesto—. Bueno, es igual. ¿Qué ha ocurrido? Escuchamos un tiroteo. ¿Estáis bien?

Mientras el grupo puso al día a Eva, Inma y Adán, Maya se dirigió al pasillo, y en mitad de la conversación, entre sus compañeros, dejó escuchar un fuerte sonido, para segundos después volver al punto de encuentro expulsando un pesado suspiro, captando las sorprendidas miradas de sus compañeros, informando de que la puerta ya había sido abierta.

—Con tanto suspiro te vas a disipar —Comentó M.A en un tono bromista.

—Estaría bien que aprendierais a hacer las cosas por vosotros mismos en vez de optar por el camino fácil y usarme a mi como una herramienta para quitar obstáculos del medio —Le respondió arqueando una ceja a la vez que se cruzaba de brazos, dejándose notar ligeramente molesta.

Todos se encontraban decididos y listos a buscar a ese tipo. Explorando la nueva zona, acabaron por llegar a un largo pasillo con tan solo una única puerta doble metálica roja al fondo, y sin duda, aquel tipo había tenido que pasar por ahí, pues esta estaba ligeramente abierta, dejando ver algunos tenues rayos de luz del interior de esta. Finalmente, entraron para encontrarse allí con una desagradable sorpresa...

El grupo reagrupado se encontraba admirando con terror y fascinación en aquella gigantesca y oscura sala a un enorme ser que se encontraba de pie, dormido y completamente inmóvil como si de una estatua se tratara.

—La Chimera... —Pronunció con un susurro el impresionado Davis.

—Deberíamos salir de aquí antes de que se despierte... —Propuso Eva recordando lo que había leído acerca de aquel bicho feo.

—Opino igual.

Cuando se dirigían a la salida de la sala, de inmediato, con un fuerte portazo, las puertas dobles metálicas se cerraron y un sonido indicó a todos que alguien había cerrado la puerta por el otro lado, así como unos rápidos pasos les reafirmaron aquella sospecha.

—¡Es una trampa! —Aporreó M.A con rabia la puerta con el dorso de su puño.

—¡¡Chicos!!

El grito de Adán alarmó a todos, quienes se giraron para ver al joven, y posteriormente a la criatura con los ojos abiertos, examinando a todos los miembros del grupo.

—¡Alejate, Adán! —Le advirtió Nicole agarrándole de la muñeca y colocándose delante de este a la vez que desenfundaba su arma para apuntar al monstruoso ser.

—Está atado con cadenas. No creo que pueda soltarse, ¿no? —Comentó Inma dando un par de pasos atrás sin quitar la vista de aquellos penetrantes e inquietantes ojos examinadores.

Efectivamente, la Chimera tenía sus muñecas apresadas con unas cadenas de acero amarradas a la pared, por no hablar de la pasividad de la criatura, quien parecía esperar algo. Davis se quedó pensativo, y recordó el detalle de que aquel monstruo podía ser controlado con un control remoto y el controlador mental... Si, no había duda de que aquello era una trampa y aquella bestia tan solo esperaba órdenes.

—Chicos, dudo que esas cadenas lo retengan por mucho tiempo —Comentó Davis sin quitarle la vista de encima al monstruo ni el dedo del gatillo de sus pistolas duales.

Aquel ser imponía a todos, así como aquella inquietante mirada con la que los estaba examinando. Davis lo miró de pies a cabeza. Sin duda, era más alto y robusto que el clase B adulto. Davis intentó comparar en su mente su altura con la de la Chimera, y tanteando, cayó en la cuenta de que tan solo le llegaba a duras penas a la altura de la cintura mientras que un clase B era a la altura del vientre. Fue en ese momento que un pitido llamó la atención de todos, dirigiendo la vista al cuello del mutante. Este tenía rodeado su cuello con un grueso collar negro electrónico del cual una serie de luces intermitentes rojas comenzaron a encenderse.

—Esto es malo... —Susurró Eva —. ¡Adán, quédate atrás con Inma! —Ordenó Eva nerviosa prediciendo lo que ahora vendría.

—¡Jessica, retrocede! —Le ordenó Davis colocándose en primera línea de batalla junto con Nicole y Eva.

—¡Yo os cubro! —Respondió esta quedándose atrás con pistola en mano.
Maya, Jessica e Inma se quedaron atrás cubriendo a los demás junto con Adán quien ya apuntaba al cráneo del ser con su arco, mientras que Maya, sin arma, comenzaba a apretar con fuerza sus puños. Alice y M.A acompañaron en la primera línea a Nicole, Eva y Davis colocándose al igual que estos tres en posición defensiva, así como ofensiva, listos para cualquier ataque. Maya sabía que podía abrir la puerta con su fuerza, pero por algún motivo, no era capaz de hacerse entrar en razón así misma y dirigirse a abrirla. Como todos, aquel ser atraía las miradas de asombro y terror de todos los presentes. Aquella imponente criatura causaba un efecto paralizante en todos, quienes no podían dejar de dirigir sus miradas a aquellos hostiles y penetrantes ojos que los examinaban detalladamente.
Cuando la última luz del collarín dejó de parpadear, la criatura comenzó a mover lentamente su cabeza de un lado a otro examinando el escenario. Finalmente, volvía a mirar al grupo en formación. Y como si de unas cadenas de plástico se tratara arrancó las cadenas de acero de la pared, provocando que parte de esta se fragmentara en trozos, pero no atacó al grupo, como estos esperaban, sino que se quedó quieto mirando a todos sitios, algo agitado, confuso y desorientado.

—¡¡Preparados!! ¡¡Apuntad todos a su cabeza!! —Gritó Eva bastante tensa. La joven no sabía bien que hacer y la idea de que tenía en el equipo a Maya para derribar la puerta no se le pasó por la cabeza. Todos sus pensamientos y atención eran atraídos por la Chimera.

La criatura, sin venir a cuento, comenzó a temblar y a soltar molestos gritos, desconcertando al grupo por aquel extraño comportamiento. Fue en ese instante en el que su cuerpo comenzó a temblar violentamente y acompañado de una orgía de sangre, un par de brazos salieron de su interior abriéndose paso entre la carne, obteniendo así la criatura un par de brazos extras igual de largos que los anteriores, llegando los dedos de sus cuatro manos a rozar el suelo. Este mismo procedimiento se dio cuando la parte baja de su columna vertebral se alargó saliendo del interior del ser dándole una apariencia de cola ósea acabada en punta como la de un escorpión. Tras este procedimiento su piel blanquecina comenzó a segregar un líquido semi transparente por las glándulas sudoríparas, cambiando toda la tonalidad de su epidermis por una tonalidad oscura.

—¡¡Eva!! —Gritó Nicole, quien esperaba la orden de abrir fuego como el resto de sus compañeros.

La fémina volvió a la realidad y asintió con la cabeza a la rubia antes de ejecutar la orden.

—¡¡¡FUEGO!!!

Una intensa lluvia de plomo proveniente de todas las armas de fuego del grupo, incluido un disparo del arco de Adán y balas de diversos calibres salieron disparadas al cráneo de la criatura, dispuestas a matarla y devolverla al infierno de donde salió. Pero para el asombro de todos, a pesar de que muchas balas perforaron el cráneo, estas tan solo penetraron superficialmente, provocando que una sangre blanquecina emanara de las perforaciones. La criatura no se quejó en absoluto y miró con ira a sus atacantes dispuesto a lanzar su primer ataque.

—¡Su piel se ha endurecido! — Gritó Eva asombrada por la resistencia de la piel del mutante a la vez que, víctima del asombro, sus brazos se relajaban haciendo que la mira de su pistola descendiera.

Maya entró en razón y se obligó a sí misma a apartar su mirada de la criatura para dirigirla a la puerta, a la cual se encaminó decidida a derribarla de un golpe. La criatura se sintió atraída por la carrera de Maya hacia la puerta, y como si adivinase su propósito, utilizando sus dos manos superiores agarró un gran pedazo de pared rota que elevó sobre su cabeza antes de disponerse a lanzarla contra la joven.

—¡¡CUIDADO!!! —Vociferó Eva al ver las oscuras intenciones de aquel ser.

De inmediato todos, así como la advertida Maya, se apartaron segundos antes de la trayectoria de la roca, la cual acabó por chocar violenta y sonoramente contra la puerta, haciendo que ya fuera imposible derribarla. Maya, tirada en el suelo, se levantó de inmediato mirando con terror aquella roca. Si Eva no hubiera advertido del inminente ataque, habría acabado siendo un puré de sangre.

Todos se encontraban asombrados y con la guardia baja mirando aquella roca taponando la puerta. Aprovechando la guardia baja de los humanos, la Chimera avanzó hacia ellos con grandes zancadas haciendo retumbar el suelo con cada paso que daba. Los que aún estaban en pie se giraron al notar el retumbar del suelo mientras los que aún estaban pegados al suelo comenzaban a ponerse rápidamente en pie. La criatura cuando estuvo lo suficientemente cerca, hizo un movimiento lateral con uno de sus brazos, barriendo hacia un lado a Alice y M.A, lanzándolos por los aires al impactar su fuerte, musculoso y largo brazo contra los cuerpos de los jóvenes, provocando que estos se estamparan violentamente contra una de las paredes. Hizo el mismo movimiento cuando vio a Davis y Nicole apuntándole y con su otro brazo repitiendo el movimiento lateral que golpeó y lanzó contra la otra pared a aquel dúo. Eva descargó una lluvia de plomo contra la criatura colocándose entre la criatura y el resto de sus compañeros a los que debía de defender, siendo acompañada por las armas de Adán, Inma y Jessica. Aquel monstruoso ser las miró matándolas con la mirada y tras inspirar con fuerza lanzó un potente grito que reventó todos los cristales de los tragaluces situados en la parte superior de las paredes de la sala y obligando de esta manera a todos a taparse los oídos al sentir una fuerte presión.

—¡Eva, cuidado! —Gritó una Inma histérica al ver al mutante dando un giro completo sobre si mismo.

Cuando esta abrió los ojos y volvió a prestar atención a la Chimera, esta la barrió con un golpe de su cola ósea lanzando a la joven contra una columna de piedra como si de un muñeco de trapo se tratara. Davis, Nicole, M.A, Alice y Eva estaban tirados por el suelo retorciéndose como gusanos por aquellos golpes.

—¡¡¡VAMOS A MORIR!!! —Vociferó un lloroso Adán, quien miraba la escena temblando presa del pánico al ver como sus compañeros y su hermana, quien se había interpuesto entre ellos y la criatura para defenderlos había acabado siendo abatida sin esfuerzo alguno por aquel monstruoso ser.

Inma abrazó al joven, infundándole valor, o eso intentaba, pues la fémina estaba igual de aterrada. Ni los más entrenados del grupo podían con el mutante. Sentía su corazón latir con fuerza ante aquella oscura presencia infernal. ¿Adán tenía razón? ¿Iba a ser este el fin para ellos? ¿Acaso podrían hacer algo con semejante ser? La castaña lanzó una mirada a Jessica y pudo percatarse de como esta seguía apuntando a la criatura, pero su arma bailaba entre sus temblorosas manos. Después, dirigió la mirada a Maya y se percató de que esta se encontraba en el sitio realmente tensa mirando a todos sus compañeros por el suelo quejándose de dolor. No, aquello no podía estar pasando. ¿Por qué siempre les tenían que ocurrir a ellos aquellas desgracias? Inma abrazó con fuerza a Adán mientras en silencio unas lágrimas comenzaban a surcar su rostro.

Maya se percató de que el mutante la miró. Había conseguido enfrentarse a mutantes de clase B adultos en el hospital, pero este era algo completamente diferente. El caso era que, si no hacía nada, todos iban a morir. No, no podía cargar con la culpa de uno de sus compañeros moría sin que ella pudiese hacer nada para impedirlo. Ya habían perdido a Puma, Florr y Crow. No podía permitirse perder a otro compañero. La castaña corrió hacia la criatura a la vez que esta se acercaba a ella a grandes zancadas.

—¡¡¡MAYAAAAAA!!! —Gritó Inma con todas sus fuerzas al ver a su prima dirigirse al suicidio.

La criatura frenó de inmediato y levantó sus cuatro puños para descargarlos contra Maya y aplastarla como una mosca, pero esta, viéndose venir el golpe cuando la criatura cargaba el movimiento para proceder a su ejecución, Maya, usando su velocidad, ladeó a la criatura y se colocó detrás de esta.

—¡Davis, dispárale a los ojos! —Le gritó la castaña al ver como su compañero ya se había incorporado mientras recordaba que ella había podido matar tiempo atrás a un zombi mutante atacándole a los ojos.

Tres proyectiles salieron disparados de la Glock 18 del joven directa a los ojos de la Chimera, pero esta, entendiendo a la perfección el mensaje que Maya le había transmitido a Davis, decidió cubrirselos con una de sus grandes manos.

—¡¡Sigue disparándole un tiempo más!!

A Davis se le sumó M.A, mientras Alice corría en dirección a Adán, Jessica e Inma para apoyarlas si el mutante atacaba y Nicole se ocupaba de ayudar a Eva a incorporarse. Maya corrió hacia una pared y cargó con todas sus fuerzas hasta que la derribó creando un boquete.

—¡¡Por aquí!!— Gritó esta levantando los brazos y agitándolos de lado a lado.

Alice escoltó a Jessica, Adán e Inma mientras Nicole ayudaba a la dolorida Eva a salir del lugar y Davis y M.A seguían distrayendo al monstruo, disparando y evitando sus golpes.

—¡Ya estamos todos fuera! ¡Chicos, rápido! —Gritó Nicole siendo la última en salir con Eva.

El dúo se miró decidido a cooperar para escapar los dos a la vez.

Cuando la criatura lanzó un puñetazo hacia el dúo masculino, desembocando en un cráter, rompiendo de este modo el suelo, estos dividieron sus caminos. Davis corrió bordeando a la criatura por la izquierda de camino al boquete que Maya había creado. M.A repitió el mismo proceso, pero bordeando a la criatura por la derecha. De este modo, la Chimera tardó unos valiosos segundos en reaccionar para saber a cual de los dos atacar. Finalmente, a toda velocidad, salieron por el boquete, y sin dejar de correr, se unieron al resto, quienes los estaban esperando en el exterior. Nada más verles acercarse, estos continuaron su carrera.

No pasó más de un minuto de carrera cuando la criatura atravesó la pared creando otro boquete, y persiguiendo al grupo.

—¡No se va a dar por vencido! —Gritó Alice mirando hacia atrás mientras sus piernas corrían tan rápido como podían.

El mutante se agachó a lo largo apoyando todo su peso en sus piernas y sus cuatro brazos, y como un animal de seis patas, emprendió la carrera hacia los humanos que conformaban el grupo, lanzando fuertes, desagradables y enloquecedores gritos imposibles de comparar con algún sonido conocido que obligó a que los corazones del grupo bombearan más rápido y a obligarse a ellos mismos a correr más rápido. Mientras corría, la criatura se percató que en ambas muñecas de sus manos superiores tenía colgado por los grilletes parte de esas largas y sonoras cadenas de acero. Entonces, volvió a mirar a los más rezagados del grupo y se detuvo en seco, volviendo a ponerse en pie. Tras fijar la mirada en M.A corrió hacia él a grandes zancadas a la vez que cogía una parte de la cadena, y con fuerza, comenzó a girar su muñeca sobre su cabeza, haciendo girar la cadena velozmente. Cuando estuvo a una distancia perfecta de M.A se detuvo y lanzó la cadena. Rápidamente, se enrolló en el antebrazo del rubio, obligándole a detenerse bruscamente, y de un tirón, le hizo volar por los aires en dirección a la gran mano del mutante. Antes de que este pudiera reaccionar a aquel rápido suceso, el mutante lo agarró con sus dos manos superiores y empezó a intentar a estrujarlo como si fuera una naranja.

—¡¡¡¡Aaaaarrggghhhh!!!!

El doloroso grito de M.A advirtió a Davis, el segundo más rezagado.

—¡¡M.A!! —Este se había girado a la vez que desenfundaba una de sus Glocks y comenzaba a disparar contra el vientre de la criatura—. ¡Aguanta! —Al percatarse de que este no lo soltaba, Davis corrió en dirección a M.A y el mutante sin dejar de disparar.

Finalmente, el cargador de su pistola se quedó sin balas y la guardó en la funda aún en la carrera, sustituyendo en un cambio la pistola por su lanza retráctil, la cual extendió pulsando el botoncito plateado. El pelinegro frenó en seco a una determinada distancia, y echando el cuerpo hacia atrás y con la lanza sobre su cabeza, la lanzó con todas sus fuerzas, logrando que esta se clavara en el torso del mutante. La Chimera miró la lanza metálica atravesándole con tan solo la mitad del filo el torso. Después, miró a Davis y le lanzó a M.A como si de otra roca se tratara.

M.A chocó contra Davis, y ambos acabaron por los suelos doloridos cerca de un coche estropeado. Mientras comenzaban poco a poco a incorporarse, Chimera agarró la lanza y la sacó de su cuerpo, y repitió exactamente el mismo movimiento de Davis.

—¡¡Cuidado!! —Le advirtió M.A a su compañero, pegándole un empujón, apartándolo así de la trayectoria de la lanza, la cual penetró en un área del cuerpo del viejo coche destartalado entre ambos jóvenes.

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Nicole y Eva miraron hacia atrás y se percataron de que M.A, Davis y el mutante se encontraban algo lejos de ellos.

—¡Davis, M.A! —Gritó la sorprendida al ver como sus compañeros se enfrentaban a la criatura—. ¡Tenemos que ir a ayudarlos!

Eva, quien ya podía mantenerse sola, miró el angustiado rostro de Nicole. Si, sabía que tenían que ayudarlos, pero por el miedo a ese ser y a perder a Adán en el combate o a cualquier otro compañero, no era capaz de tomar la iniciativa de lanzarse a ayudar a aquel dúo.

—¡¡Eva, son nuestros compañeros, no podemos dejarlos así!!

Eva fue a hablar, pero no pudo y agachó la cabeza evitando la mirada de su compañera. ¿Aquello era lo correcto? ¿Y si por ir a salvar a aquellos dos moría alguno más del grupo? ¿O y si morían todos por salvar a dos? ¿¡Qué haría Puma en aquella situación!?

—Esta bien, si no me vas a ayudar iré yo sola, son mis compañeros y no los voy a dejar abandonados. Ellos harían lo mismo, como grupo que somos, no debemos de dejarnos tirados los unos a los otros —Respondió tajantemente en respuesta al silencio de la dudosa Eva

Los demás estaban tan concentrados en huir escuchando cada vez más atrás los gritos de la Chimera que no se percataron de la disgregación de aquellos cuatro miembros del grupo. Eva siguió corriendo unos segundos más dando la espalda a su compañera hasta detenerse finalmente en seco. Después, volvió a mirar atrás hacia Nicole mientras se alejaba corriendo.
Eva apretó los puños mientras veía a Nicole alejándose y volvió a mirar al grupo

—¡¡¡PARAAAAAD!!! —Les gritó lo más fuerte que pudo, deteniendo poco a poco a todos los miembros del grupo.

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Davis sacó con algo de esfuerzo y con la ayuda de M.A la lanza del cuerpo del coche.

Con la mano derecha agarró la lanza y con la izquierda su otra pistola, colocándose en posición defensiva, al igual que M.A, quien se colocó al lado de este, apuntando con su pistola a Chimera.

—Ya no hay vuelta atrás, ¿sabes?

—Lo sé. Gracias por volver a ayudarme, Davis.

—De nada, pero ya no podemos huir. En cuanto nos demos la vuelta, nos matará. No hay distancia suficiente como para emprender una carrera para huir...

M.A asintió con la cabeza, asumiendo la circunstancia

—Es probable que este sea nuestro fin. En todo caso, me alegro de haberte conocido y haber luchado a tu lado Davis —Le expresó con sinceridad el rubio.

—Lo mismo digo, amigo.

El mutante se comenzó a inclinar hacia atrás a la vez que su vientre se hinchaba.

—Preparate, va a lanzar el chorro ácido —Adivirtió Davis observando el comportamiento de la criatura y recordando la información de aquellos documentos.

Finalmente, como una manguera a presión, un chorro de ácido salió de la boca de la Chimera en dirección al dúo. Davis y M.A se dividieron cada uno por un lado, haciendo que el chorro de ácido empapara el coche y este comenzara a consumirse rápidamente como un papel quemándose. Chimera comenzó a mover la cabeza, y a su vez, el chorro de ácido en dirección a M.A, quien no paraba de correr con tal de no ser alcanzado. Finalmente, se resguardó tras un autobús volcado instantes antes de que el chorro se disipara. M.A y Davis se dirigieron a enfrentar a la criatura. Al menos, si morían, querían hacerlo luchando.

Chimera agarró las dos cadenas de acero colgantes de las muñecas de sus dos manos superiores y a modo de látigos las usó para golpear a distancia a los jóvenes. Con una atacaba a Davis y con la otra a M.A. Ambos no pudieron esquivar todos los golpes, y algún que otro latigazo se llevaron, marcando sus cuerpos, enrojeciéndolos y provocándoles feos y dolorosos moratones. En cierto momento de la lucha, mientras Davis atacaba por la izquierda y M.A por la derecha para confundir a la criatura, ambos jóvenes se habían acercado al mutante, quien se encontraba distraído al quedar una de las cadenas enganchada a un vehículo volcado. Ambos jóvenes se reagruparon frente a Chimera, y juntando sus espaldas, dejándose caer uno sobre el otro, así como pegando sus brazos con el de su compañero y los puños con los que sostenían sus armas de fuego, apuntaron con sus pistolas a uno de los ojos del mutante.

—¡Chúpate esta, mal nacido! — Gritó un furioso y dolorido M.A

—¡¡Fuego!! —Gritó un agotado Davis.

Ambos apretaron el gatillo a la vez, liberando dos proyectiles de 9mm que, a gran velocidad y una distancia no muy larga, ocasionaron una precisión del cien por ciento. La criatura gritó de dolor cuando uno de sus ojos fue reventado por ambas balas. Chimera cayó arrodillado al suelo, gritando, mientras se llevaba una de sus manos a su ojo herido.

—¡¡Chicos!! — La voz de Nicole los advirtió haciendo que se giraran.

Nicole y el resto del grupo había ido a apoyarles. La rubia, junto con Eva, quien se encontraba a su lado, se puso en formación, y a estas dos se le sumó por último el resto de miembros del grupo.

—¡Chicos, intentemos abatirlo! —Animó Nicole al grupo.

Una segunda lluvia de balas proveniente de todas las armas del grupo acribillaron sin clemencia el rostro de la criatura, logrando en esta ocasión reventar a balazos su último ojo, y también destruyendo el collarín electrónico del cuello de la criatura. Chimera se puso velozmente en pie mientras el fuego del grupo se detenía y la criatura recibía una descarga eléctrica del collarín estropeado. Gritando de dolor, agarró el collarín y se lo arrancó, tirándolo al suelo. Chimera comenzó a gritar de dolor a la vez que andaba tambaleándose hacia el grupo, guiándose por el sonido a la vez que movía con violencia y de forma aleatoria su cola ósea y sus dos largos pares de brazos.

—No ha muerto.... —Susurró Eva impotente—. ¿¡Es que es inmortal!? ¡Tiene que haber una forma de matarlo! Se quejó esta mirando como la criatura, aún sin ojos, no tenía intención de parar de luchar.

—¿Y si lo volamos por los aires? —Jessica atrajo la mirada de todos.

—¿Y cómo haremos eso, Jessica? —Preguntó Eva intrigada por aquella posibilidad. Puede que las balas no pudieran hacer nada, pero volarlo por los aires era otra cosa.

—No muy lejos de aquí estaba el camión ese que encontramos el grupo y yo con gasolina que íbamos a extraer para utilizar. Podríamos usarlo como una bomba gigante. Lo conducimos hacia aquí, empotramos a esa cosa y disparamos al depósito de combustible. Yo puedo encargarme de conducirlo. Es como los que mi grupo y yo usábamos para desplazarnos —Explicó la compañera sentimental de Davis.

—No parece mala idea. Podríamos hacerlo —Se animó Alice colocando su mano en el hombro de la joven.

—¡Me niego! —Interrumpió Davis—. ¿¡Porque tú!?

—Porque quiero ser útil.

—No puedes ir. No quiero que te arriesgues tanto, por tu salud y la de nuestro hijo.

—¡Sé cuidar de mi misma, Davis!

—¡He dicho que no!

—Chicos, este no es el momento para una discusión de pareja... —Comentó Nicole.

—¡Ahora no, Nicole! ¡¡No quiero que te pase nada, Jessica!!

—¿¡Por que mierdas no puedes creer en mi, Davis!? ¡¡Estoy harta de ser la damisela en apuros a la que su chico tenga que salvar siempre!! ¡¡Estoy harta de que pienses que soy una chica inútil y frágil que no puede defenderse ni hacer nada por si misma por no tener ningún tipo de entrenamiento como los que tú tienes!! ¡¡Estoy harta de estar siempre tras tu sombra y la de Nicole!! ¡¡¡PUEDO CUIDAR DE MI MISMA!!! —Le gritó a Davis, enfrentándose a las decisiones de este.

Jessica no era precisamente una mujer de acción. No era como Nicole o Eva, y lo reconocía, pero aunque no lo fuera, ella admiraba que alguien como Inma, persona con quien se sentía identificada en cuanto a su rol dentro del grupo cuando la conoció, hubiera tenido la iniciativa de hacer cosas por si misma en vez de que alguien en particular o el grupo estuviera siempre cuidando de ella como si no supiera hacer nada por si misma. Si Inma había decidido volverse más activa e independiente para colaborar más activamente en el grupo cuando fuera necesario, ¿por qué ella no podía seguir su ejemplo? Aquella chica estaba siendo entrenada por Eva porque ella quería ser fuerte, quería dejar de ser siempre la protegida para ser quien protegiera a aquellos que eran importante para ella, y por eso había tomado la iniciativa de volverse fuerte. Aquello había sido lo que esta le había contado un día estando ambas a solas matando el rato charlando en la vivienda de Hawk. Sí, al igual que Inma, y a pesar de su embarazo, quería dejar de ser la protegida de Davis para ser en esa ocasión ella quien protegiera a su chico, y no solo a él, sino a todos sus compañeros. Quería aportar algo al grupo ayudando cuando fuera necesario. No sería una chica de acción, pero en aquel tipo de casos, si era necesario, lo intentaría dando lo mejor de ella por el bien del grupo.

Davis se quedó un momento paralizado por la reacción de Jessica. Ambos se miraron intensamente a los ojos sin añadir nada más, pero cuando su chico iba a añadir algo, un grito atrajo la atención de todos. La Chimera comenzó poco a poco a acercarse a ciegas al grupo, orientándose por sus voces, pero sin dejar de sentir aquel fuerte dolor provocado por la ausencia de sus ojos y la descarga eléctrica. Se sentía dolorido y desorientado, pero aún así, intentaba acercarse al grupo mientras se tambaleaba.

—Está bien, Davis, te guste o no, es la decisión de Jessica, y parece que no podrás hacer nada por detenerla. Además, no irá completamente sola. Davis, Nicole, Alice y Maya, nosotros nos quedaremos para distraer al mutante. Parece que poco a poco está comenzando a recuperarse de las heridas. Jessica, Adán, Inma y M.A, vosotros buscad el camión y traedlo lo antes posible —Propuso Eva, quien delante del resto intentó aparentar seguridad acerca de aquel plan que pintaba como perfecto y que entre los actualmente más entrenados y capacitados del grupo para aquella misión serían capaces de contener a la criatura el tiempo suficiente para que, finalmente, tras traer el camión todo acabara desenlazando en la idea de Jessica para acabar con aquella criatura.

¿Puma actuaría así? ¿Sería así como dirigiría al grupo en una situación como está? Se preguntó en ese instante Eva, quien siempre había estado a su lado observándolo, y en esa ocasión, debía de mostrar que si nadie podría solucionar eso, ella, quien tantas veces había observado a Puma controlar situaciones difíciles con los presos, lo haría, por su bien, por el bien de Adán, por el bien de todos. Alguien debía agarrar al toro por los cuernos, y en esa ocasión, sería ella quien manejara la situación. Aquella criatura era el único obstáculo que la impedía ir en busca de su amigo. No se rendiría. Iría en busca de Puma y sacaría a aquel grupo adelante fuese como fuese.

Todo asintieron decididos, a excepción de Davis, quien simplemente lanzó una mirada de temor a Jessica. Esta le sostuvo un momento su mirada, comprendiendo el miedo y el ruego de Davis, pero ya no podía seguir viviendo en la sombra de este. Necesitaba hacerse fuerte y demostrarle al joven que podía cuidarse sola, por lo que acabó desviando la mirada. Ambos grupos se dividieron cuando la Chimera, a pesar de no tener ojos, parecía haber localizado la posición de estos.

—Chicos, tenemos que trabajar unidos para conseguir tiempo hasta que traigan ese camión. Tenéis que dar lo mejor de vosotros y no escatiméis en usar la munición. En esta ocasión, el ahorrarla no nos servirá de nada si acabamos muertos. Maya, tú quédate en la retaguardia — Ordenó Eva imitando a Puma, imaginando lo que el diría en aquella situación. Si quería que todo fuera bien, debía aparentar a sus compañeros seguridad para que confiaran en ella.

—¿Por qué? Yo también quiero luchar.

—Eres nuestro comodín. Tendrás mucha fuerza y velocidad, superiores a la de un humano corriente, pero tu cuerpo es humano y careces de entrenamiento militar o similar para sobrevivir o resistir al combate como nosotros. Un solo golpe por una distracción o unos bajos reflejos y podría acabar contigo. Este no es un mutante común... Tan solo espera mis órdenes o si ves que alguien necesita realmente tu ayuda, entra en acción. Por ahora, déjanoslo a nosotros, y ve preparándote.

Maya quería hacer algo. Sí, era fuerte y rápida. Pero su cuerpo no estaba tan entrenado para resistir golpes como sus compañeros ni había recibido un entrenamiento para acentuar sus reflejos y evadir golpes. Ni siquiera disponía de armas de fuego ni sabía manejarlas tan bien como sus compañeros por el simple hecho de que nunca le habían gustado las armas. Le gustase o no, Eva tenía razón. Por mucha velocidad y fuerza que tuviera, su cuerpo era humano y vulnerable. Sólo actuaría si ella se lo ordenaba o si la situación lo requería.

Eva, Nicole, Davis y Alice se pusieron en primera fila en posición ofensiva y defensiva para enfrentar a Chimera mientras Maya se quedaba en la retaguardia con los puños cerrados y las piernas flexionadas para actuar de inmediato.

—¡¡ADELANTE!! —Lanzó Eva como grito de guerra antes de que todos salieran a rodear y atacar al mutante aprovechando su ceguera.

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 El segundo grupo encontró finalmente el camión, pero había un problema...

—Zombis... —Aclaró Jessica.

—Pues tendremos que hacernos paso entre ellos —Comentó Inma—. Hace ya varios minutos que nos separamos del resto. Si tardamos demasiado, puede que...

—¡Pues adelante! —Se aventuró a decir Adán caminando por delante de sus compañeros y tensando el arco con un objetivo ya seleccionado. Adán soltó la flecha, y esta atinó de lleno en el cráneo de un podrido que se acercaba.

Una docena de no muertos localizados delante del camión comenzaron a avanzar lentamente hacia el grupo con un coro de lastimeros gemidos.

—¡Vamos, no hay tiempo que perder! —Se encaminó Inma hacia los zombis con pistola en mano seguida de M.A y Jessica.

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Desde que el grupo se había divido en dos, habían pasado cerca de diez minutos y las cosas iban mal, muy mal. La Chimera había agarrado a Eva con una de sus manos y a Davis con la otra, mientras que Nicole, detrás de la criatura, se dedicaba a rodar por el suelo evitando que la puntiaguda cola ósea la empalara en el suelo. Alice había tenido un problema con su arma cuando su pistola había caído al suelo y la criatura la había pisado. Por algún motivo, esta ya no disparaba. Posiblemente se tratara del percutor de su arma. Sin ella, solo podría usar su machete. El problema era que acercarse a tan corta distancia a la criatura era algo que podía salirle muy caro. Maya estaba decidiéndose a atacar, pero algo la mantenía distraída, así como a la criatura.

Un helicóptero acababa de llegar al escenario y Maya apostaba lo que fuese a que se trataba de aquellos quienes les habían tendido la trampa de la Chimera. Seguramente eran soldados enviados por ese tal Fox del que el grupo le había hablado para ver la situación, pues tan solo estaban limitándose a estar en el sitio observando lo acontecido.

—¡¡¡Mayaaaa!!! —Eva atrajo la mirada de la castaña y esta se percató de la distracción de la Chimera, quien se limitaba a subir la cabeza hacia arriba atraída por el sonido del helicóptero.

Maya corrió aprovechando que el sonido de sus pisadas eran ocultadas por el sonido del helicóptero, y cuando estaba cerca de Chimera, saltó y lanzó con todas sus fuerzas un derechazo en uno de los laterales del rostro de la criatura provocando que esta se tambaleara y lanzara a Eva y Davis por los aires, no muy lejos de Alice. Nicole se puso en pie pero nada más hacerlo la Chimera la barrió con su cola ósea y a Maya de un manotazo arrojándolas lejos del monstruoso ser.

Finalmente, el camión llegó al campo de batalla, anunciando su llegada con el sonido de la bocina, y aquella visión produjo una gran preocupación en todos los que se encontraban en el interior del vehículo. Un helicóptero se encontraba sobrevolando la zona, la Chimera gritaba rabiosa moviendo con violencia todas sus extremidades y todos sus compañeros se encontraban tirados por los suelos doloridos. El porta cargas del camión se abrió, y M.A, Inma y Adán bajaron para ayudar a sus compañeros. Tras bajar el último de ellos, Jessica se decidió a conducir directa a empotrar el camión contra el mutante. Antes de presionar el acelerador, echó un último vistazo para ver como su grupo sacaba a los que habían sido derrotados en el campo de batalla por aquella criatura, haciendo que de este modo estuvieran todos fuera del alcance de la explosión. El camión fue a su máxima velocidad directa a la Chimera mientras Jessica, apretando con fuerza el acelerador, así como sus dientes y el volante, recordaba su pequeña discusión con Davis y la escena de su grupo derrotados por los suelos.

—Tengo que ser fuerte. Tengo que ayudar a mis compañeros —Susurró la joven decidida.

Chimera escuchó el motor del camión y “miró” hacia la dirección en la que el camión se acercaba. Finalmente, la criatura, confusa por aquel sonido que se acercaba y se escuchaba cada vez más, acabó siendo embestida por el gran vehículo. Pero no se iba a rendir así como así, por lo que colocó sus cuatro manos en la parte delantera del camión, intentando empujarlo en dirección contraria mientras intentaba hacer resistencia con sus piernas para no verse arrastrado hacia atrás por la fuerza del vehículo. La Chimera comenzó a rugir por el esfuerzo que le suponía detener el avance del gran vehículo.

—¡Muerete de una jodida vez! —Gritó una ansiosa Jessica por darle fin a aquel monstruo.

Este, tras escuchar la voz femenina, “miró” a la ventanilla del camión. A pesar de no poder ver a Jessica, sabía que estaba ahí y estaba dispuesto a matarla usando su cola ósea. Si se la quitaba de encima, el camión dejaría de moverse. La cola de la Chimera asomó por lo alto tras la cabeza de la criatura y lanzó un feroz golpe que atravesó el vidrio del vehículo. Por suerte, Jessica se agachó, evitando que empalara su cabeza, pero sin dejar de pisar el acelerador. Una vez la cola de la criatura salió y se preparaba para otro golpe, Jessica agarró una pesada roca del asiento lateral que había cogido anteriormente para poder escapar. Tras cogerla, la colocó en el acelerador pudiendo quitar así el pie y coger un rifle francotirador que había encontrado en el interior del camión y que dejó en el mismo asiento que la roca. Lo usaría para disparar al depósito de gasolina y volar el camión por los aires. El problema es que tan solo tenía una bala. La cola apuntó una vez más a la cabeza de Jessica, pero esta, instantes antes del intento de empalamiento, abrió la puerta del camión y salió de este evitando el mortífero golpe.

—¡Jessica, por aquí! —La llamó Nicole agitando el brazo.

Finalmente, la joven llegó a donde estaba la rubia y el resto del grupo. Tras arrodillarse en el suelo, miró por la mirilla del rifle, apuntando al depósito del camión, colocó el dedo en el gatillo, pero no disparó.

—¿A que esperas, Jessica?

—No soy capaz de fijar bien el objetivo. Me muevo demasiado.

Claro, Jessica acababa de venir corriendo desde el camión, estaba cansada y su cuerpo no estaba relajado, por no hablar de que no estaba acostumbrada a las armas de tan larga distancia. Fue entonces cuando el grupo se percató de que la Chimera comenzaba a mover las piernas y los brazos, intentando desviar la trayectoria del camión para que se empotrara contra la fábrica.

—¡¡Rápido!! —Gritó Eva al ver como en poco tiempo la criatura conseguiría librarse del camión y de esta forma de la explosión.

Nicole colocó la mano en el hombro de Jessica—Déjame a mi por favor, tú ya te has esforzado mucho, ahora descansa— Le dijo con una sonrisa.

Jessica le pasó el rifle a Nicole, y esta se arrodilló en el suelo mirando por la mirilla. Inspiró y espiró un par de veces mientras se concentraba en su objetivo.

—Nicole, todo depende de este disparo. Eras la mejor tiradora a larga distancia de tu cuartel policial. No puedes permitirte fallar, no puedes —Se dijo a sí misma mientras colocaba el dedo en el gatillo y estabilizaba el movimiento de su respiración.

La Chimera lanzó un sonoro grito cuando estaba a punto de conseguir desviar a un lado la trayectoria del camión.

—Vete al infierno —Pronunció Nicole segundos antes de apretar el gatillo.

La bala, a toda velocidad, recorrió la distancia entre el grupo y la Chimera, penetrando en el depósito de combustible, desencadenando en una gran y sonora explosión que hizo volar por los aires a la odiosa criatura. Finalmente, el grupo había logrado acabar con la vida de aquel poderoso enemigo con el que se habían topado. Ya podían respirar tranquilos.

Nicole tiró el rifle descargado al suelo cuando escuchó el helicóptero, y todos dirigieron la mirada a este, hasta que, tras haber contemplado la muerte de la Chimera, quienes se encontraban en el vehículo volador se marcharon a alguna parte.

—Esos cabrones se nos han escapado... —Comunicó con rabia la agotada Eva—. Tan solo se han dedicado a observarnos como si esta lucha fuera algún tipo de espectáculo...

—Mira el lado positivo. Aún tenemos el mapa con las coordenadas escritas —Le respondió la jadeante Jessica con una sonrisa intentando transmitirle a Eva un rayo de esperanza para ir tras ellos.

—Cierto, teniendo eso aún tenemos una posibilidad —Comentó Nicole colocando la mano sobre el hombro de Eva.

La joven asintió. Jessica y Nicole tenían razón. No todo estaba perdido. Aún había posibilidades de ir tras esos cabrones y encontrar a Puma.

Tras varios minutos andando, el agotado y dolorido grupo fue hacia el camión. En esta ocasión, para evitar más trampas por parte de los soldados de aquella condenada organización, decidieron ir juntos. Tras recoger todo el combustible de la furgoneta que habían usado con anterioridad y el poco que quedaba en la ambulancia de Payne, volvieron al coche, y tras llenar su depósito, se pusieron en marcha, tal y como Jessica había propuesto a sus compañeros al haber pocas plazas para todos los que eran.

Dentro del coche hacía rato que no se escuchaba prácticamente ni una mosca a excepción de algún otro susurro que intercambiaban Nicole y Maya. La castaña echó un vistazo a los asientos traseros y no pudo evitar mostrar una sonrisa al ver los rostros serenos de sus compañeros. Debido a la pelea contra la Chimera, todos había acabado agotados y no habían podido evitar quedarse dormidos durante el largo viaje por la autovía. Pasaron un par de horas hasta que el viaje llegó a su fin, y no precisamente por que llegaran a su objetivo, sino porque la gasolina se había agotado. No habían podido recolectar suficiente gasolina entre la furgoneta y la ambulancia, pues ambas estaban con poco combustible. El grupo, ya despierto, tras abandonar el vehículo, continuó un rato a pie hasta que encontraron una casa abandonada en la que decidieron descansar.

En la casa, Davis y Nicole ofrecieron al grupo los suministros que transportaban en ambas mochilas militares. Comida, agua, medicamentos y munición fueron utilizados para renovar las energías del grupo. Hacía rato que Davis había abandonado el salón de la pequeña casa en donde todos estaban reunidos y había desaparecido llevándose consigo algo del interior de una de las mochilas. Mientras el grupo seguía disfrutando de los suministros, Jessica y Nicole fueron en busca del pelinegro. Tras un rato buscándole en la primera y segunda planta de la casa, descubrieron que el joven no se encontraba en su interior, sino en el patio trasero.

—¿Qué hace? —Preguntó Jessica intrigada mientras espiaba con Nicole al joven asomando ambas la cabeza por la puerta trasera de la casa.

En ese momento, Davis se encontraba cavando con una pala un foso en la tierra, amontonando esta a un lado como si fuera a enterrar algo. Jessica sintió la mano de Nicole sobre su hombro, y poco después, la rubia terminó de abrir la puerta con suavidad, siendo la primera en salir para acercarse a la espalda del joven, seguida de Jessica. Davis miró por encima de su hombro al notar acercarse a ambas féminas. El joven dejó la pala y cogió algo del suelo. Ambas mujeres pudieron ver que el joven sostenía una cajita de madera no demasiado grande, abierta, en la que se encontraba una serie de objetos que Nicole ya había visto anteriormente.

—¿Qué son esas cosas? —Preguntó una curiosa Jessica.

—Algunos de mis recuerdos —Le contestó el joven con un extraño tono de voz y una amarga sonrisa dibujada en sus labios.

—¿Me dejas verlos?

Davis le entregó la caja a Jessica, y esta, de inmediato, comenzó a examinar su contenido ante los ojos de Davis y Nicole. En el interior de esta había una serie de objetos relacionados con el pasado de Davis: Un llavero de un oso de peluche con el nombre de Tom inscrito, una foto de Davis con un chico y una chica de ojos azules y cabellos rubios, una foto de Davis cuando era pequeño con otra niña y dos adultos, y finalmente, una foto grupal de Davis y Nicole con sus respectivos grupos.

—¿Vas a enterrar esta parte de tu pasado? —Preguntó Nicole preocupada por aquella acción.

—Si, esto y el diario de Matt —Respondió el joven mostrando el diario que sujetaba en la otra mano.

—Pero, en estas fotos sales con tus padres, tu hermana y tus amigos en diferentes momentos de tu vida. ¿Estás seguro de querer dejarlo todo aquí?

—Si, tan solo son objetos. Lo importante, los recuerdos y sentimientos, están aquí y aquí —Respondió el joven señalándose al pecho y a la cabeza.

—Comprendo... —Comentó Nicole metiendo la mano en el bolsillo, palmando algo con las yemas de los dedos.

Jessica le devolvió la caja cerrada a Davis, y este, lo depositó junto con el diario previamente leído en el hoyo que había hecho. Entonces, decidido, cogió de nuevo la pala y lo llenó de tierra.

—Espera un momento.

Nicole detuvo al joven, y esta sacó del bolsillo una cinta roja con unas gotas de sangre seca. La joven miró la cinta que anteriormente había pertenecido a Ashley, y tras contemplarla unos segundos, miró a Davis.

—No necesito esto para recordarme que tengo que proteger a aquellos que me importan dando siempre lo mejor de mi. Siempre llevé este recuerdo físico como muestra de aquella promesa que hice aquel día de no volver a dejar nadie atrás y dar mi vida si fuera necesario para proteger a aquellos que me necesitan —Comunicó con una voz clara y segura la ex agente de policía instantes antes de arrojar con delicadeza el lazo al hoyo, entre la caja y el diario —. Ya puedes.

Davis comenzó a enterrar aquellos recuerdos físicos que tantos momentos y sentimientos habían simbolizado alguna vez para él y Nicole. Finalmente, tras enterrarlo bien, Davis dejó la pala en el suelo y se volvió para mirar a Nicole y Jessica. Con una mirada serena y una voz segura, esperó unos instantes mientras trataba de recordar aquella charla que había tenido con ellas, M.A, Alice y Maya.

—Cambiaré y aceptaré mi pasado. Procuraré cambiar. No puedo seguir huyendo de mi pasado y cargar con todo ese dolor en mis hombros. Por lo tanto, aceptaré todo mi pasado hasta día de hoy sin huir de él. Forma parte de mí, me guste o no, y cuanto más tiempo ignore esos hechos, más daño me haré a mi mismo. También cambiaré mi actitud. No permitiré ponerme a mí o a otros en peligro por culpa de mis impulsos. Cambiaré a mejor con tal de poder ser feliz conmigo mismo y con todos vosotros, pero necesito que me deis tiempo. Puede que tropiece alguna que otra vez, pero no me rendiré. Jessica, Nicole, por favor, necesitaré tiempo. No podré cambiar de la noche a la mañana esa forma de ser ni aceptar de golpe todo mi pasado y los sentimientos que esto arrastra.

Nicole y Jessica intercambiaron una mirada antes de responder.

—Si quieres tiempo, te lo daremos, Davis —Comentó Nicole con una mano firme sobre el hombro del joven.

—Aceptar tu pasado, dejar de ser llevado por tus impulsos y aceptarte a ti mismo, así como abrir más tu corazón a otros son cosas que necesitas hacer si quieres ser feliz contigo mismo y con quienes te rodean. Toda esa charla era por tu bien, Davis. Necesitas destruir esas barreras para poder alcanzar mejor tus propósitos. Por lo tanto, deja de ser un lobo solitario. Ya no tienes motivos para seguir viviendo una vida así. Te apoyaremos. Creemos en ti —Añadió Jessica colocando su mano sobre el otro hombro de Davis.

—Pero ya sabes que no nos tienes solo a nosotras. Maya, M.A, Alice... Tienes un grupo con el que deberías de ir empezando a formar lazos y a seguir reforzando los que ya has creado. Ellos también te pueden ayudar. Por lo tanto, deja de lado esa faceta tuya introvertida y desconfiada que tanto te impide llegar al resto y saca más al Davis que hay en tu interior, deja de llevar puesta esa armadura pública que tanto te gusta llevar. De la misma forma que eres conmigo y Jessica, también puedes serlo con el resto del grupo. Seguro que de este modo, consigues llegar mejor a todos los integrantes del grupo. Tienes que ser quien eres, aceptándote como tal, y eliminando cualquier obstáculo que se interponga en ese objetivo —Volvió a hablar Nicole mostrando una sonrisa al joven.

Davis asintió clavando una cálida mirada y una gentil sonrisa en los rostros de ambas chicas.

—Gracias, me esforzaré. —Después de esto, el trío se dio un abrazo conjunto durante unos segundos antes de abandonar aquel lugar y volver con los miembros del grupo. Tras varios minutos conversando, el grupo recogió las cosas y se preparó para partir. Davis había estado haciendo un recuento de suministros. La munición se había agotado por completo y el resto de suministros aguantarían lo suficiente para dos días más si todo se racionaba correctamente.

El sol ya se estaba poniendo en el horizonte, arrojando un juego de anaranjadas luces y oscuras sombras. En unas horas caería la noche. El viento mecía las hojas secas de los árboles podridos que se encontraban por la calle, así como las hojas de viejos periódicos y demás papeles que se encontraban por el suelo, siendo llevados de forma aleatoria por el movimiento de aquella leve brisa. Los edificios y comercios que se extendían a izquierda y derecha de aquella larga calle habían sido tapiados con gruesas tablas de madera. Las calles se encontraban vacías, tanto de vida como de muerte. Al decorado se le sumaban los vehículos y el mobiliario urbano en mal estado que se encontraban tirados en todas direcciones. El grupo andaba por aquella carretera, tensos, juntos y vigilando cada recoveco, pues sin duda, lo terrorífico de aquella calle era que el silencio reinaba por encima de todas las cosas. Ni una mosca podía ser percibida por ninguno de los atentos oídos de los miembros de aquella piña andante. En toda aquella serie de calles que habían recorrido, parecía que el tiempo se hubiese parado. Ni un solo muerto andante había salido aún al encuentro del grupo. Aquello no les gustaba a ninguno, pues tras la calma siempre venía la tempestad. Edificios, calles, esquinas, callejones. Todo era vigilado por el grupo, y ningún movimiento podía ser percibido a los ojos de estos.

—No me gusta... —Comentó Eva bastante tensa, sujetando con firmeza la pistola.

—Al menos vosotros tenéis armas de fuego. Yo tan solo tengo el machete —Comentó Alice desde el fondo de la piña al recordar como su pistola actualmente no podía disparar.

Fue entonces cuando unos pasos apresurados atravesaron un callejón trasero al grupo. Alice, de inmediato, se percató, así como a lo que se enfrentaban. Si, era un zombi, pero por la forma de moverse no era uno corriente.

—Joder... —Susurró la rubia—. Chicos...

El grupo se percató del no muerto, y este, con tan solo una mirada, se veía a la perfección que estaba bastante espabilado. Aquel no muerto los miró mostrando sus podridos dientes y comenzó a andar ligero hacia el grupo. Adán no le permitió avanzar más cuando vio que el propósito de este era acercarse a Alice. Fue en ese momento que el joven disparó una de sus flechas, que por desgracia, debido a aquella brisa, provocó que su trayectoria errara, obligando a esta a clavarse en el cuello del no muerto.

Aquel zombi dio un par de pasos hacia atrás y, mirando con rabia al niño, lanzó un grito, grito que fue respondido por otro coro de gritos cercanos, como si un lobo aullara para avisar a su manada de que tras toda una noche de caza por fin había acorralado a una presa. El no muerto emprendió una carrera hacia el grupo, y segundos después de que esta carrera empezara, una gran horda de no muertos salieron de los dos callejones que había a los lados de la calle.

—¡¡Joder, joder, correeeeed!! —Gritó M.A a pleno pulmón.

El grupo, de inmediato, emprendió una carrera por su vida mientras eran perseguidos por una horda de feroces y veloces zombis sedientos de sangre que no tenían intención alguna de dejarlos escapar. Eran rápidos, muy rápidos, a este paso les alcanzarían, el grupo no tuvo más remedio que comenzar a dar uso a la última munición que les quedaba para ir matando a todo aquel que se acercaba. Adán corría pero el arco y el carcaj pesaban obligándole a hacer más pesado sus pasos. Eva se percató de esto y agarró ambas cosas del joven para así quitarle aquel peso de encima. El grupo fue a doblar una esquina y allí otro grupo los sorprendió, estos de inmediato tras verlos gritaron de euforia y emprendieron la carrera.

—¡Inma agarra esto! —Le gritó Eva a su compañera pasándole el armamento de Adán mientras corrían.

—¿¡Qué vas a hacer!?

Eva no respondió y sin previo aviso se giró con arma en mano mientras el resto corría.

—¡¡¡Hermanaaaaaa!!! —Gritó Adán asustado al ver aquella imprudente acción.

Davis, quien iba cerca de ella, se percató, y sin reparo alguno se quitó la mochila militar y la arrojó al suelo, Nicole quien se paró de inmediato para cubrirlos, también la tiro. El duo rechazó los suministros con tal de escapar y apoyarse los unos a los otros.

Davis se puso al lado de Eva y ambos comenzaron a soltar proyectiles certeros al cráneo de los no muertos.

—¡Nicole, llévatelos a un lugar seguro! —Vociferó el pelinegro.

Nicole dudó un instante y sin replicar, dejó de apoyarlos con fuego amigo desde la distancia y animó al resto a correr mientras sujetaba la mano de Adán para que este se diera más prisa y no mirara atrás.

—¡Davis por aquí!

Eva corrió dirección a un callejón seguida por su compañero obligando así a que varios no muertos se fijaran en ellos y los persiguieran, mientras que otra parte de la horda no tenía intención de dejar al grupo escapar y continuó siguiéndoles los pasos entre grito y grito. Eva y Davis corrían sin detenerse soltando algún que otro tiro al azar. Sin detenerse saltaron varios obstáculos, llegando a una pared que les cerraba el camino tras atravesar algunas calles.

—¿¡Y ahora que vamos a hacer!? —Dijo Davis al comprobar que se le agotaron las balas.

—¡Joder! —Eva por desgracia se encontraba en la misma situación que Davis.

El dúo comenzó a examinar el lugar en busca de alguna salida mientras de fondo escuchaban a esos seres acercarse. Finalmente Eva vio una vieja escalera metálica en uno de los laterales de la pared, si la usaban podrían huir por los tejados. Una vez se acercaron, usaron un vieja y chirriante manivela para desplegarla, por desgracia, la escalera se encontraba algo oxidada por lo que se quedó bloqueada y ninguno de los dos alcanzaban a sujetarse a esta.

En ese momento los no muertos llegaron y el dúo sin opción alguna tuvieron que enfrentar a los primeros que se acercaron. Eva y Davis hicieron equipo y usando el cuchillo de combate así como la lanza retráctil combinando con ataques cuerpo a cuerpo para luchar juntos protegiendose el uno al otro.

—¡Eva, voy a intentar desplegarla usando mi lanza!

—¡Está bien, pero date prisa, no sé cuanto aguantaré aquí! —Comunicó nerviosa al ver como cada vez llegaban más.

Davis, con la lanza desplegad,a clavó uno de los filos entre las manillas de la escalera y comenzó a hacer presión hacia abajo logrando que esta se desplegara un poco más, pero tan solo lo suficiente como para rozarla con los dedos.

—¡Eva, por aquí!

La joven vio como Davis ponía una mano sobre otra mientras flexionaba las rodillas, indicando una posición para ayudarla a saltar y sin detenerse, saltó sobre las manos del joven y este la impulsó hacia arriba con fuerza. Una vez trepó, pateó la parte superior de la escalera con todas sus fuerzas y finalmente cedió.

—¡Sube, rápido! —Advirtió la joven al ver como el pelinegro sacaba el filo de su lanza del cráneo de uno de los podridos.

Davis comenzó a subir por la escalera tras guardar su lanza, pero cuando estuvo al llegar a la cima, esta se vino abajo con un quejido metálico desprendiéndose de la pared. Davis gritó al notarse caer al vacío, pero por suerte, Eva lo agarró de la muñeca evitando que cayera entre aquel puñado de zombis hambrientos.

—¡Aguanta, te voy a subir!

Con la otra mano agarró aún con más firmeza la muñeca del joven y comenzó poco a poco a subirlo mientras este apoyaba sus botas en la pared tratando de escalarla. Finalmente subieron al tejado dejando escapar ambos un pesado suspiro.

—Muchas gracias, Eva —Le dijo el joven aliviado por no haberlo dejado caer.

—Te la debía por haberte quedado conmigo. Además de que no quiero más muertes en el grupo —Respondió esta sentada en el suelo.

Davis se levantó y se sacudió el polvo, para instantes después ofrecerle la mano a Eva, la cual agarró con una sonrisa.

—Bien, esto aún no ha acabado, hay que encontrar al resto.

Davis estaba de acuerdo, hasta que no encontraran al resto y lograran ponerse a salvo no podrían respirar tranquilos, por lo tanto, intentarían estar todo el tiempo que pudieran desplazándose por los tejados, Eva y Davis continuaron haciendo equipo mientras trataban de sobrevivir y encontrar al resto.


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Mientras aquello tenía lugar, la situación del grupo había empeorado y sin poder hacer nada, Nicole y Adán se habían separado de M.A, Jessica, Alice, Inma y Maya.

Nicole corría veloz agarrando con firmeza la muñeca de Adán. Los podridos sedientos de sangre habían logrado separarlos del grupo y sin clemencia alguna les seguían el rastro corriendo y gritando cual animal rabioso en un desenfrenado intento de alcanzar aquellos dos pedazos de carne andantes. ¿Cuantos les seguían a ambos? Nicole no podía evitar pensar en el numeroso grupo que les pisaba los talones a la carrera. Su mente volaba a la velocidad de la luz buscando con todas sus prisas la solución para escapar de aquella situación. Necesitaban ponerse a salvo, no, ella a sí misma le daba igual, debía poner a salvo a Adán, aunque eso significara que para ello debiera arriesgarse a dar su vida en un intento desesperado de salvar aquella alma inocente y pura en aquel mundo podrido de oscuras sombras devoradoras de luz.

Tras girar varias calles a ciegas seguía sin encontrar a simple vista un lugar en el que esconderse. Corrían, saltaban, gritaban, alargaban sus brazos los más cercanos en un intento de agarrarlos... Nicole se desesperaba, pues sabía que Adán estaba agotado de correr, ya que en más de una ocasión sus pies habían tropezado, haciéndolo caer al suelo y deteniendo la huida. Finalmente, Adán cayó una vez más. Le resultaba imposible correr más debido al cansancio y Nicole no tuvo más remedio que cargar con él a su espalda. Menos mal que Jessica llevaba la mochila, pensó en aquel momento Nicole, de lo contrario hubiera sido complicado cargar con ella y Adán al mismo tiempo. Cuando esta fue a dar los primeros pasos, de las calles que se abrían a izquierda y a derecha en frente suya, aparecieron varios podridos más que, gruñiendo, comenzaron a acercarse poco a poco al dúo.

—¡¡Vamos a morir, vamos a morir como Florr!! — Gritó el joven sollozando presa del pánico mientras sujetaba con firmeza los hombros de Nicole y hundía su rostro en la espalda de la rubia.

Nicole sujetó su arma. Sabía que le quedaban pocas balas para tantos zombies. ¿Cuántos eran? Nicole apostó que podría tratarse de cerca de una veintena, los cuales ya habían comenzado a acercarse peligrosamente más a ella. Velozmente, Nicole, al ver su camino cortado en ambas direcciones, comenzó a apretar sus dientes y su arma mientras que sus ojos examinadores buscaban lo más parecido a un refugio en el que esconderse en aquella situación, pero no lo había. Los comercios repartidos a izquierda y a derecha de aquella calle tenían sus puertas bloqueadas con tablones de maderas y los callejones que podía ver estaban cerrados, no conducían a ninguna parte.

Finalmente elevó la cabeza y vio una escalera metálica algo inestable. Era posible que no pudiera soportar su peso, pero Adán si podría subir por ella sin que esta se viniera abajo. La rubia, veloz, corrió a esta.

—¡¡¡Adán, sube por la escalera, deprisa!!! —Ordenó impaciente la rubia.

Adán sin rechistar subió y a mitad del entramado miró a Nicole, quien comenzaba a alejarse con su fusil G36 en mano.

—Nicole, ¡¿A donde vas?! —El joven no sabía por que había preguntado aquello, pues sabía perfectamente que estaba haciendo en cuanto la había visto alejarse corriendo en mitad de la calle soltando tiros certeros a los podridos más próximo.

—¡¡Adán, vete!!

—¡¡No me puedo ir sin ti!! ¡¡Vamos, sube!! —Adán comenzó a sentir una presión en su corazón al saber los planes de aquella mujer. Se estaba sacrificando por él.

Las pocas balas del fusil de Nicole se gastaron, y veloz, desenfundó su machete y fue al no muerto más cercano para asestarle un tajo entre ceja y ceja. Rauda en reflejos, así como en velocidad y manejo del machete, comenzó a enfrentar a aquellos que se le acercaban corriendo, esquivando los brazos y manos opresoras, así como los letales mordiscos.

Necesitaba estar viva el tiempo suficiente para distraer a aquellos no muertos y darle el tiempo suficiente a Adán para subir y escapar corriendo por los tejados de los comercios. Nicole comenzó a combinar sus movimientos del machete así como sus reflejos con movimientos de combate cuerpo a cuerpo.

—¿¡Qué crees que estás haciendo, Adán!? ¡¡Corre, no me esperes y huye!!

El joven miró con impotencia a su compañera, quien estaba dando lo mejor de sí para enfrentarse a toda aquella cantidad de veloces zombis solo con su cuerpo y machete para mantenerse viva y darle tiempo para huir. ¿Qué era lo correcto? Sabía que era su deber huir, pero no quería, se sentía mal dejándola allí sola. Si tan solo hubiera podido usar su arco... Pero, por desgracia, el carcaj que portaba se lo había cedido a Eva y esta a Inma.

Fue entonces cuando un no muerto se fijó en el paralizado Adán, y para cuando este se dio cuenta de su presencia, ya había agarrado la escalera, y con fuerza había comenzado a agitarla como a un árbol en un intento de hacer caer su fruto. El grito de Adán alarmó a la agotada Nicole.

—¡Joder! —Blasfemó al ver aquella situación. Por desgracia, al bajar la guardia un par de zombis se le echaron encima sin compasión. Nicole empaló el cuello de una de las criaturas que, sin inmutarse, continuó chasqueando con fuerza sus dientes más y más a medida que se acercaba a la garganta de la rubia. Al otro, mientras tanto, lo toreaba colocando su antebrazo en su cuello, ejerciendo una presión en dirección contraria a la del zombi. Se sentía agobiada y Adán estaba en peligro. El joven tan solo se limitaba a patear con todas sus fuerzas el rostro de aquella criatura tras haberle capturado esta uno de sus tobillos, y para colmo, el resto de la horda se acercaba cada vez más.

Nicole gritó a la vez que se impulsó hacia adelante liberándose de sus dos oponentes. Velozmente, evitó que uno de ellos tras retroceder varios pasos la agarrara, pues la ex agente con fuerza y velocidad le atrapó la muñeca y le retorció el brazo desembocando aquel movimiento en un fuerte puñetazo ascendente en el codo del podrido, provocando que este se quebrara con fuerza, quedando inutilizado. Después, lo empaló con el machete con otro movimiento ascendente que hizo penetrar la hoja por la mandíbula, haciendo que su punta asomara ligeramente por el cráneo del zombi. Tras esto, se encargó del segundo clavando el machete en su sien izquierda. Inmediatamente después, Nicole corrió hacia Adán con más velocidad al escuchar el quejido metálico de la oxidada escalera.

Otro no muerto le salió al encuentro y Nicole le propinó a tiempo una veloz patada lateral giratoria quebrando su cuello, pero sin descanso alguno, otra podrida mano intentó apresarla. Nicole volvió a ejecutar el movimiento de apuñalarle la sien tras inmovilizarle la mano. Finalmente el grito de Adán y el sonoro caer de la escalera metálica alarmó todos los sentidos de Nicole dándole un vuelco al corazón al ver al joven tendido en el suelo y el zombi quitándose de encima la escalera.

—¡¡¡ADÁN, APÁRTATE DE AHÍ!!! —Gritó histérica a la vez que emprendía una carrera hacia el joven esquivando o apartando a golpes a los zombis que le salían al encuentro.

Adán retrocedió en el suelo al ver a su ejecutor ponerse de pie mientras lo examinaba con aquello ojos inyectados en sangre. Adán vio a Nicole correr hacia él pero sin aviso alguno su atacante se le echó encima. Adán soltó un grito de desesperación, era demasiado fuerte para él , no sería capaz con su fuerza forcejear con él, acabaría por morderle, lo sabía, en aquellos eternos segundos en el que su corazón latía increíblemente rápido y su adrenalina comenzaba a ser liberada por su cuerpo, en ese instante no pudo evitar recordar a su hermana quien se había separado junto con Davis del grupo para atraer a los zombis hacia ellos. Pronto se reuniría con Florr, lo sabía, ya no había escapatoria para él.

El podrido avanzó amenazante su mandíbula al cuello de Adán cuando las fuerzas de este comenzaron a flaquear. Finalmente abrió su mandíbula por completo para arrancar medio cuello de una sola tacada. Aquel era el final para Adán... ¿O no? Adán abrió de inmediato los ojos al sentir una presencia y un velóz movimiento a pocos centímetros de su rostro apartando con brutalidad al podrido de encima suya. Nicole jadeante había propinado un punta pie con todas sus fuerzas la sien del zombi como si su cabeza se tratara de un balón. Aquella mujer arropó a Adán entre sus brazos como si fuera un bebé, dejando que este enterrara su rostro entre sus pechos. Nicole colocó su mano en la nuca del joven contemplando el panorama arrodillada en el suelo, no había escapatoria, lo sabía... Puede que fuera el final, pero no el de Adán, Nicole tomó una decisión al sentir al joven abrazado con fuerza.

—Cariño, cuando yo te avise corre hacia la derecha todo lo veloz que puedas... —Le susurró con cariño clavando en él una profunda mirada de aquellos intensos ojos azules.

Adán la miró desconcertado y más cuando esta le deposito en su mano su machete.

—¿Que vas a hacer?...

Nicole le dedicó una sonrisa y una tierna mirada a la vez que posaba su mano sobre la cabeza del joven y la acariciaba ignorando la presencia del traje que los protegía para la radiación.

—Por favor, prométeme que correrás cuando te lo diga. Eva y el resto te están esperando...

Adán asintió con la cabeza. Eva lo necesitaba, no quería hacerlo, pero... No podía dejar que aquel acto de Nicole fuera en vano. No hacían falta palabras para saber lo que Nicole haría, en especial cuando esta se puso en pie apartándose en dirección a los zombis. Usaría su vida para que aquellos seres la devoraran y le diera a Adán tiempo suficiente para huir del lugar y encontrar al grupo.

—¡¡¡CORRE!!! —Gritó Nicole con todas sus fuerzas.

Adán corrió sin mirar atrás aprovechando que los zombis se dirigían a la rubia, la cual comenzaba a usar sus dotes en el combate a cuerpo a cuerpo y sus reflejos para resistirse y distraer a los no muertos y dar un tiempo extra a Adán para huir. Adán, a mitad de camino se vio interrumpido por un par de no muerto que salieron arrastrándose del boquete de una de las tiendas, por suerte eran lentos, no obstante, al igual que los rápidos, no dejarían a Adán marcharse.

El joven contempló el machete de Nicole, se trataba de un machete Kukri de empuñadura blanca cuya afilada y letal hoja aún conservaba la sangre fresca de los infectados que Nicole había liquidado. Adán sin tiempo alguno se coló entre las piernas de uno cuando este se le abalanzó encima y veloz, soltó un par de profundos tajos a los tobillos de la criatura haciéndola caer de rodillas, para finalmente, sin miedo alguno clavarle el filo del machete, atravesándole el cráneo por la nuca.

Eva le había enseñado a usar cuchillos, el arco y en menor medida las armas de fuego. Sin duda aquel entrenamiento le estaba resultando verdaderamente útil. El segundo zombi fue a agarrarlo alzando sus brazos y manos hacia adelante, Adán volvió a hacer gala del entrenamiento que recibió por parte de su hermana y amputó los dedos del no muerto, para acto seguido sin detenerse, penetrar el filo del machete por la boca del zombi, obligando a este a ceder finalmente muerto al asfalto de la carretera. Adán sin perder tiempo corrió por el camino, ahora despejado.

Pero cuando el joven estaba al llegar al final de la calle, un coche apareció a toda velocidad cruzándola, Adán logró detenerse a tiempo, pues unos pasos más y este se lo hubiera llevado por delante. De su interior bajaron una serie de personas armadas con fusiles ligeros que de inmediato lo atraparon de forma brusca tras arrebatarle el machete de las manos y lo metieron de golpe en en interior del coche. Dentro, alguien más lo sujetó con fuerza paralizando cualquier movimiento de sus extremidades y le puso una especie de saco en la cabeza tapando su visión por una completamente oscura. Adán mientras sentía que le ataban con unas cuerdas pies y manos, pudo escuchar un tiroteo. Nicole, no pudo evitar pensar en ella y ponerse aún más nervioso de lo que estaba. ¿Estará bien? ¿Los zombis la habrán devorado? ¿La habrán matado aquellos tipos? ¿Son los mismos que mataron a Florr? Adán no podía evitar dejar que su mente se llenara de preocupantes cuestiones. Tras varios minutos escuchó una serie de golpes en el maletero del coche y tras notar como aquella gente subía de nuevo en el vehículo, este se puso en marcha rumbo a algún sitio.


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 Habían pasado ya cerca de veinte minutos y Eva y Davis no habían logrado encontrar a ninguno de sus compañeros. Como habían decidido, habían estado desplazándose por los tejados, que cercanos unos a otros, tan solo habían tenido que ir saltando de uno a otro.

—Oye, Davis ¿Qué piensas de Puma?

—No lo sé.

—¿No lo sabes? —Preguntó esta extrañada arqueando una ceja mientras lo miraba algo confusa ante aquella respuesta.

—En un inició no me cayó demasiado bien que digamos. Era más que obvio que me dejó a mi y a Nicole entrar al grupo por el maletín, se le notaba perfectamente las intenciones. No sé como de comida le tendrá la cabeza Puma al resto, pero Nicole y yo de tontos no tenemos ni un pelo. Es decir, me parecía un tipo del que desconfiar y al que podría tratar como un posible enemigo.

Eva no comentó nada en un principio.

—¿Sigues viéndolo igual? ¿Cómo a un enemigo?

—No sabría bien que responderte. Ya no lo veo como un enemigo, pero tampoco como un amigo, simplemente como un integrante más del grupo del que no sé si puedo fiarme. Pero tras los acontecimientos del hospital, noto algo distinto en él, no me parece tan hostil como cuando lo conocí y parece posible que pueda mantener una conversación con él sin ponerme a la defensiva. Cuando lo conocí, esa forma de ser que tenía con el grupo, conmigo y Nicole, así como su relación con Payne y aquellos presos me hacían desconfiar por completo de él, pues desconocía sus verdaderas intenciones, ese teatro que hacía conmigo y Nicole no le funcionó en absoluto con nosotros. Era más que evidente que ocultaba algo y necesitaba el maletín. Pero tras los acontecimientos del hospital, lo noto distinto, tal vez si pudiera conocerlo un poco más podría saber en que bando ponerlo. Pero por ahora y por las circunstancias en la que le conocí, no sé con certeza que opinar de él.

Eva y Davis se toparon con un edificio algo más separado del que se encontraban, sin dua no podrían saltar de un tejado a otro con facilidad. El joven extendió su lanza y a distancia logró desplegar la escalera de la pared.

—Habrá que saltar y sujetarse a la escalera —Comunicó el pelinegro guardando su arma.

Eva y poco después Davis, saltaron sujetándose a la escalera para trepar por ella, una vez subieron ya no había más edificios cercanos por los que saltar. Eva se paró al borde del tejado y miró a Davis.

—Dices que no sabes aún como juzgar a Puma, me parece bien, lo comprendo. Pero tú deberías de tratar de relacionarte más y no estar siempre a la defensiva con él. Hay cosas que han cambiado Davis y hasta tú lo has notado. Puma no es el mismo tipo al que llamaban General, podrías darle una oportunidad.

Davis miró con curiosidad a Eva antes de responder y recordó lo que Nicole y Jessica le dijeron en el patio trasero de aquella casa, eso acerca de abrirse más al resto y quitarse aquella armadura pública que solía usar, compuesta principalmente por dos sentimientos, desconfianza y hostilidad, a esto había que sumarse el carácter introvertido de Davis, lo cual reforzaba aún más su dura coraza, haciéndolo un chico inaccesible para otras personas.

—Está bien. Si encontramos a Puma, procuraré hablar más con él e intentar conocerlo más dándole un voto de confianza. Igual que a ti y a todos. Supongo que si vamos a estar todos juntos como grupo para enfrentar a las nuevas amenazas que se nos presentan, lo mejor será crear lazos de confianza entre nosotros.

—Me parece bien. Puma ha pasado por una serie de problemas que han alterado su carácter y tú y Nicole lo conocisteis en esta época, pero en el fondo no es tan mal tipo como te crees.

Eva y Davis guardaron un momento de silencio mirando al horizonte, a aquel hermoso atardecer que de no ser por las circunstancias en las que se encontraban lo hubieran disfrutado más tiempo. El dúo ya no podía seguir por los tejados, ante ellos se encontraban una serie de calles abiertas y por ellas, los no muertos andaban sin rumbo fijo, eran media docena y probablemente se trataban de los rápidos, el duo se miró y asintió desenfundando sus armas blancas.

—Vamos —Comunicó Eva haciendo un movimento con la cabeza en dirección a la puerta del tejado del establecimiento, por ella podrían acceder al interior de este y salir al exterior.


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—...ert..a.. cole.. Des... po.... avor....

Nicole comenzaba a escuchar una voz familiar entre cortada, desorientada comenzó a despertar, así como un fuerte dolor en su sien derecha que la obligó a poner una mueca de dolor a la vez que se palpaba con cuidado la zona húmeda. Nicole abrió los ojos con algo de dificultad y miró sus dedos recordando haber palpado algo húmedo en su cabeza, sangre.

Adán en ese momento apareció en la borrosa visión de Nicole, poco a poco la visión y audición las recuperó. Pudo contemplar los húmedos ojos de Adán que la miraban con desesperación. Nicole con dolor se incorporó en el suelo y de inmediato Adán la abrazó con fuerza enterrando su rostro en los pechos de la joven mientras sollozaba.

—Menos mal que estás viva... Temía que te murieras tú también... —Dijo con una voz quebrada.

Nicole lo abrazó con cariño -Me alegro de que tú también estés bien, Adán— Esta lo separó con delicadeza de ella y besó su frente, tras esto le secó las lágrimas con sus dedos. —Dime cariño, ¿sabes donde estamos? —Nicole habló con tranquilidad, una falsa tranquilidad, pues por dentro estaba bastante inquieta, pero no podía mostrarse así delante de Adán.

—No lo sé, unos tipos me metieron en el coche, me taparon la cabeza con un saco y luego me inmovilizaron de pies y manos —Respondio frotándose una de las muñecas con su otra mano.—Cuando me quitaron el saco ya estaba aquí y a ti te trajeron inconsciente y he estado intentando despertarte hasta ahora.

—Ya veo...

—¿Qué vamos a hacer?

¿Qué vamos a hacer? Nicole también se lo preguntaba. Nicole examinó detalladamente el lugar y la situación en la que ambos estaban. Una celda, una habitación completamente cerrada, pequeña, con una única ventanita con rejas y como es típico en cualquier celda, unos fuertes barrotes que los privaban de su libertad. Estaban sin armas, sin equipamiento, sin traje para protegerse de la radiación, no tenían absolutamente nada con ellos y aquella prisión además de ser pequeña, lo único que había era una cama destartalada que parecía de todo menos cómoda y limpia.

Nicole se levantó agarrando los barrotes y echando un vistazo al exterior. Aquella situación era un tanto cómica para ella, una vez más estaba encerrada en una celda, la única diferencia es que esta vez sus secuestradores no eran un grupo de mutantes, se trataban de seres humanos y para más detalles cómicos que se le vinieron a la mente, era una ex agente de policía que ahora se encontraba encerrada en una prisión de una comisaría de policía, una un tanto similar por dentro a aquella en la que trabajó en Stone City.

Nicole no veía a nadie, estaba todo dentro de la comisaría en silencio y las anaranjadas luces del atardecer procedente de los últimos rayos del sol entraban con timidez por las ventanas del edificio, dando a su interior un llamativo juego de sombras y luces anaranjadas. Mientras, esta sentía la mirada de Adán clavada en su nuca, aún a la espera de una respuesta o solución que lo calmara.

—¿Y bien? ¿Qué vamos a hacer, Nicole?

—Mmm... nada, no nos queda otra que esperar a que alguien venga en nuestra busca. Las llaves de las celdas están encima de esa mesa - Indicó esta señalando a una mesa alargada algo alejada de ellos en donde se encontraba un manojo de llaves.—Si tuviera algo largo, tipo la lanza de Davis, tal vez pudiera agarrarlo, pero es imposible en nuestra posición actual...

Nicole miró al joven con una amarga sonrisa —Siento no poder darte buenas noticias, peque, pero esta es nuestra situación...

Adán se percató de la mirada que Nicole le lanzaba, mostrando cierto sentimiento que hizo a Adán imaginarse que Nicole estaba pensando en aquel mismo momento que era una inútil por no poder hacer nada para hacerle sentir mejor. Adán, sonrió en respuesta a aquella mirada y se acercó lentamente para abrazar a su compañera, la cual correspondió a un abrazo.

—No importa que no podamos salir por ahora de aquí, mientras estemos juntos estaremos bien. Tú me cuidarás y yo a cambio te cuidaré a ti. —Dijo el chiquillo mirando hacia arriba para dirigirle una tierna mirada y una amplia sonrisa a Nicole.

Adán sabía que Nicole estaba intentando aparentar tranquilidad y seguridad para transmitirle a él ambas cosas y calmarle, puede que fuera chico, pero no era tonto, él también se había hecho muchas veces el fuerte delante de su hermana para que confiara en él, por lo tanto, él la comprendía y sería fuerte para Nicole, es como había dicho, uno cuidaría del otro y para ello era necesario ser fuerte ante aquella situación. Nicole agradeció aquel gesto acariciando con suavidad los cabellos de Adán.

El abrazo se vio interrumpido cuando el sonido de una puerta cerrándose los obligó a ambos a separarse y dirigir su mirada hacia el lugar del cual provino aquel sonido. Ante estos, un tipo robusto, con una escopeta colgando a su espalda por una correa hizo presencia en la sala, de inmediato se dirigió la mesa a coger las llaves. Sin prisas pero sin pausas se acercó a la puerta observando a sus examinadores al otro lado con indiferencia, tras abrir la puerta apuntó con su escopeta al dúo y sin decir nada, tan solo con un movimiento de cabeza les dio a entender que salieran de la celda sin hacer ningún movimiento brusco.

Adán y Nicole intercambiaron una mirada antes de salir de la celda, la rubia agarró de la mano al joven y salió por delante de este sin quitarle la vista de encima al silencioso tipo y a su escopeta. Nada más salir vieron a un segundo tipo apoyado en la pared, a un lado de la puerta de salida cruzado de brazos. Nicole se sentía nerviosa, sus sentidos estaban alerta ante aquella situación.

—Andando. —Dijo el hombre con escopeta en mano situándose detrás de ellos.

El hombre que había cercano a la puerta la abrió y salió por esta a la vez que desenfundaba una pistola. Nicole, Adán y aquellos tipos salieron de la comisaría, la rubia se había quedado en la memoria el recorrido por la comisaría, pues en una de las salas vio sobre una gran mesa su traje y el de Adán, así como su machete y su descargado G38. La comisaría tenía varias plantas, estas se componía de la zona de oficinas, la zona de los calabozos y una planta baja, aquellas habían sido las áreas por las que ella y Adán pasaron. Ya en el exterior y como ya se imaginaba, pudo ver un garaje donde se guardaban los cochea patrulla y pondría la mano en el fuego a que como en la comisaría de Stone, también había alguna sala de reuniones, una galería de tiro entre otras salas típicas de las comisarías de policía.

Adán comenzó a observar la calle, era simplemente curiosa, era... ¿segura? Al parecer se encontraban en un área en donde la radiación era mínima o simplemente no había pues no pasaba nada por estar en el exterior sin el traje, a esto había que sumarle como otros soldados y otras personas que no vestían con ningún tipo de uniforme ni iban armadas recorrían con tranquilidad las calles por donde pasaban, era como si ese pedazo de ciudad estuviera a salvo de los no muertos y la radiación, pues al parecer, no había ni un solo podrido caminando por aquellas tranquilas calles.

—¿A donde nos lleváis? —Preguntó Nicole sin dejar de andar mientras observaba todos los sitios por donde pasaban y sin soltar la mano de Adán.

El soldado de la pistola miró hacia atrás un momento, pero no contestó al instante.

—La jefa os quiere ver, parece que ha mostrado bastante interés cuando recibió el reporte de vuestra captura —Respondió secamente.

Nicole iba a preguntar acerca de su jefa, pero se vio interrumpida antes de poder formular una pregunta.

—Oye, rubita —La llamó el tipo que iba detrás de ella y Adán con escopeta en mano—. ¿Tú no eras uno de esos supervivientes del grupo que se enfrentó a Fox?

—Si, soy uno de esos supervivientes. Dime, ese tipo se llevó a uno de mis compañeros, se llama Puma. ¿Qué ha ocurrido con él?

—¿Puma? Pues ni puta idea, yo no estoy metido en esos chanchullos de Fox, pero escuché algo de sobre aquel encuentro que tuviste con Fox y escuché la descripción de una mujer que encaja bastante con la tuya. Supongo que es por eso que los de las altas esferas han mostrado el interés por ti y este mocoso en cuanto reportamos vuestra captura. Yo tan solo me encargo de vigilar que la paz de este lugar no sea alterada por nadie, de los asuntos turbios se encarga Fox.

—Entonces, ¿tú eres quien administra aquí la justicia?

—Se podría decir que si. Mi nombre es Braun y soy uno de los oficiales que velan por la seguridad de la ciudadanía y quien se encarga de hacer que se lleven a cabo las normas de este lugar.

Nicole estaba interesada en saber más de aquel lugar, simplemente porque aquel sitio le daba mal royo, algo dentro de ella misma le decía que las cosas no aparentaba lo que a primera vista parecía ser, por no hablar de que el término “justicia” para aquel tipo podría ser muy distinto al que Nicole tenía. Aquel sitio parecía seguro, libre de amenazas, un sitio pacífico donde la ley y la justicia de aquel lugar se llevaba a cabo a raja tabla.

—Dime Braun, ¿como funcionan las cosas aquí?

—Jefe, no tienes porque contestar a las preguntas de esta mujer. Tan solo llevemos estos do ante la líder y ya está —Habló el soldado de la pistola aburrido les cuestionario de la rubia.

—Mmm... Bueno, pero supongo que como todos, estos dos también se quedarán aquí a vivir ¿no? Si la jefa quiere verlos tal vez sea por lo de ese para aclarar ese mal entendido y después seguramente les permitan quedarse aquí con nosotros y finalmente sin tener ambos otro sitio a donde ir, acaben aceptando a quedarse, vamos la historia de siempre con todos los nuevos que llegan aquí. Por lo tanto, contestaré a tus preguntas, preferiría que conocieras como van aquí las cosas para evitarme problemas con vosotros dos por no respetar las normas de este lugar.

Nicole no tenía intención de quedarse con Adán en aquel sitio, pero de todos modos no podía dejar pasar aquella oportunidad para obtener información importante sobre aquel sitio -Está bien, entonces, ¿por qué no me respondes a mi anterior pregunta?

—Mmmm... Bueno, la líder controla un área pequeña pero a su vez grande dentro de la ciudad. Una serie de calles, barrios, casas y los principales edificios activos de esta mini ciudad. La comisaría de policía que bueno, sirve precisamente para lo que sirve una comisaría, para recibir las quejas principales de la ciudadanía y para encerrar a gente en las prisiones. Luego está el hipermercado que es como un banco de alimentos de donde cogemos los víveres que necesitemos. La escuela que es como un refugio para los civiles, las casas son todas para la gente que trabaja para nuestra organización, Zodiaco, estos son nuestros soldados y científicos, es como un privilegio que tenemos por haber seguido a la lider hasta ahora, el tener nuestra propia vivienda entre otras cosas. También tenemos un centro médico, no muy grande que digamos, pero si lo suficiente para atender a algunos enfermos. Una armería que es como un banco de armas y munición. Y luego el edificio de oficinas que es la sede donde la líder y sus miembros más cercanos y de alto rango debaten sobre misiones entre otras cosas y finalmente, bajo este edificio se encuentra un búnker que perteneció a la antigua y famosa corporación conocida como Esgrip con sus laboratorios, oficinas y zonas de entrenamiento.

Nicole se percató que aquel tipo desconocía que esta sabía sobre Esgrip, pues habló de las instalaciones de esta como si Esgrip fuera una organización que no tenía nada que ver con Zodiaco, cuando en realidad se podría decir que Zodiaco era Esgrip pero con el nombre cambiado —Entiendo, ¿como pararon el avance de los no muertos?

—Usamos todo el mobiliario urbano de las calles para hacer barricadas para detener el avance de los podridos, vehículos, tablones, cubos de basura, alambradas... entre otras cosas. Y en algunos tejados de edificios altos tenemos a nuestra gente vigilando con sus rifles para matar cualquier cosa que ponga un pie en nuestro territorio sin permiso.

Nicole miró a varios sitios y no veía ningún alma ya por la calle, es como si toda la gente que vio hacía unos minutos se hubieran evaporado.

—¿Y la gente?

—En la escuela y algunos miembros de Esgrip ya deben de estar retirándose también a sus casas. La noche está cayendo y cuando cae la noche está prohibido que los civiles anden a sus anchas, tan solo pueden salir los miembros de Zodiaco, otro privilegio que tenemos. —El tipo de la pistola habló en esta ocasión —Aquí hay una serie de normas ¿sabes? Y quien no las cumple... Bueno, digamos que son castigados para que no vuelvan a saltarse las normas. Así se consigue mantener aquí el orden.

—Ya veo, entonces hay una jerarquía o algo así ¿no?

Adán quien tan solo se limitaba a ver, oír y callar mientras caminaba, echó un vistazo hacia atrás para ver a aquel soldado que se hacía llamar Braun, observando su rostro detenidamente. Aquel tipo robusto tenía pinta de rondar los cuarenta y muchos años, ya se le comenzaban a notar las entradas, su cabello castaño peinado hacia atrás hacía que aquellas entradas se notaran aún más y en su rostro tenía una cicatriz en diagonal dibujada en su mejilla derecha. Este se percató de la mirada del chico al bajar la cabeza y aquellos intimidadores ojos castaños provocaron que Adán desviara una vez más la mirada y se limitara a mirar al frente.

—Claro que hay una jerarquía, mujer. ¿Crees que esto funcionara si cada uno hiciera lo que le da la gana? Tenemos a nuestra líder en la cima de la pirámide, quien maneja todos los hilos aquí, quien dice que, como, porque y cuando se hacen las cosas. Más abajo se encuentra su perro guardián y mano derecha, el respetado Señor Fox, también en la misma escala social estan Marcus y Anna, ellos son los tres líderes principales que se encargan de llevar a cabo las operaciones militares en el exterior, aun que Fox es el favorito de la reina, como él la llamaría. —El soldado hizo una breve pausa mientras miraba hacia atrás para ver si Nicole le estaba escuchando, al comprobar que estaba atenta de todo lo que decía, decidió continuar —Luego Braun, él y sus grupo de hombres, a los que pertenezco, se encarga de hacer que las normas se lleven a cabo en este lugar, teniendo vigilado también los principales edificios de la ciudad a los cuales solo pueden acceder un miembro de su pelotón o alguien de mayor rango en la pirámide. A su mismo nivel se encuentra ese tal doctor Payne, él controla todo el asunto de los rollos científicos y mierdas de esas. Después están los soldados y científicos y en el último escalón están los civiles que aceptaron seguirnos a cambio de una serie de factores como un techo en el que dormir, víveres, protección y demás cosas.

Nicole estaba sorprendida por la manera en la que las cosas funcionaban allí, pero lo que le llamaba la atención era esa tal lider, por lo que decidió preguntar sobre ella, pero esta pregunta, antes de poder ser formulada se disipó cuando llegaron a un alto edificio de oficinas.

—Ya estamos —Anunció Braun—. Esta es la sede para los altos mandos y bajo esta se encuentran el búnker de Esgrip y sus instalaciones.

Finalmente entraron, en su interior había un dúo de soldados armados con fusiles ligeros como porteros, estos al ver a Braun hicieron un saludo militar dejándoles entrar. Nicole pudo ver que su interior era unas oficinas lujosas y bien cuidadas. En la planta baja estaba recepción, en un lateral una puerta doble cerrada con candado, en un rincón se encontraba un ascensor inutilazo y unas escaleras ascendentes.

—¿Ves esa puerta? —Le señaló Braun a Nicole —Es para uso de los civiles, hay que recorrer una serie de pasillos y escaleras que llevan al búnker y concretamente al área de entrenamiento en donde Esgrip formaba a sus soldados, allí todos y cada unos de los civiles, desde niños a mayores se entrenan y aprenden de mano de algunos soldados a pelear, usar armas blancas y de fuego y técnicas de supervivencia.

—¿Niños? —Dijo extrañada Nicole.

—Si, de todas las edades, como este renacuajo que te acompaña o algo menores a él.

Aquella declaración dejó impresionada a Nicole, aquello de enseñar a un niño pequeño a matar no le agradó para nada.

—Solo son niños...¿¡Como podéis....!? —Esta se vio obligada a tragarse su pregunta cuando escuchó una voz familiar.

—Volvemos a encontrarnos, hermosa dama.

La voz de Fox sorprendió a Nicole quien de inmediato se giró al verle aparecer bajando por las escaleras.

—Espero que Don Braun y este buen soldado le hayan dado una calurosa bienvenida. —Fox le hizo una reverencia a Nicole —Por favor, siéntase como en su casa. —Le comunicó volviendo a su posición inicial.

—Bueno, nosotros la dejamos en tus manos Fox, nos toca patrullas para comprobar si todos se han refugiado ya. —Comentó Braun dando un par de pasos atrás junto a su compañero separándose de Nicole y Adán.

Fox asintió y estos abandonaron la sala. Después volvió a mirar a sus invitados con una sonrisa dibujada en los labios. —Por favor, suban esa escalera, por seguridad, iré tras ustedes.

Y así fue, Nicole y Adán comenzaron a subir las escaleras ascendiendo por las diversas plantas del edificio seguidos por Fox.

—¿Qué pasó con Puma? —Preguntó Adán.

—Mmmmm... ¿Vuestro General? En verdad no lo sé. Iba con Payne y otros soldados en el otro camión, por ahora no hay noticias y ya deberían de haber llegado, he mandado a algunos de mis hombres para buscarlos. Pero traquilo pequeño, en unas horas tendré noticias sobre el paradero de vuestro General.

—¿Y los artefactos? —Preguntó Nicole en esta ocasión.

—En un lugar seguro señorita, concretamente la zona de laboratorios del búnker de Esgrip, están siendo examinado en estos momentos por nuestro grupo de científicos.

—Ya veo... Dime, ¿porque entrenáis a los civiles?

—Porque aquí no hay lugar para los débiles —Comentó dirigiendo una curiosa mirada hacia Adán —Los débiles son unas cargas molestas que tan solo nos entorpecen y una de las reglas obligatorias para estar aquí viviendo, es aceptar los entrenamientos independientemente de quien seas o la edad que tengas.

—¿¡Y eso significa enseñar a los niños a matar!? —Preguntó Nicole con rabia sin dejar de andar.

—Oye detente, ya hemos llegado a la última planta. Cualquier queja que tengas se la preguntas a mi reina, es ella quien puso aquí las normas bajo las que nos regimos. Am, por cierto, como mujer educada que pareces ser, recuerda llamar a la puerta antes de entrar.

Nicole se tomo aquello como una burla, si, era una mujer educada, pero con gente como aquella no merecía demostrar ni una pizca de educación, igualmente llamó a la puerta y esperó unos segundos hasta que una voz femenina al otro lado de esta les invitó a pasar. Siguiendo las órdenes, el trío entró y se encontraron en una sala grande, parcialmente oscura, iluminada tan solo por los últimos y débiles rayos del sol que entraban por las grandes ventanas situadas a izquierda y derecha de la sala, creando un efecto de luces anaranjadas y sombras por toda la sala.



En mitad de la sala había una mesa larga de madera rodeada de sillas del mismo material, a excepción de un sillón negro giratorio que daba la espalda a la puerta por donde Nicole entró, encima de esta mesa había un armamento característico por su potencia, una escopeta Spas 12 con su correa para ser colgada y muy cerca del potente arma, una reluciente Magnum Desert Eagle enfundada en un porta pistola, así como un machete Kukri de empuñadura negra guardado en su funda con su correspondiente correa para sujetarla a alguna parte del cuerpo.

Algunos sillones negros individuales de color oscuro y algunas macetas decoraban la sala y en las paredes, algunos cuadros de paisajes o retratos de personas daban cierto toque de elegancia al lugar. Todo aquel refinado mobiliario decoraba a la perfección la estancia dando aquella sala un aspecto lujoso y elegante. Aquella sala tenía dos puertas dobles de madera, una por donde acababa de entrar Nicole y compañía y otra al otro lado de la mesa. Y en la puerta doble que se encontraba al otro lado de la mesa, dos soldados con fusiles ligeros estaban quietos, como guardianes que vigilaban quien usaba aquella puerta para acceder a lo que esta ocultaba, el acceso a los laboratorios del búnker de Esgrip.

Nicole y Adán se acercaron más a la mesa, mientras Fox cerraba la puerta detrás de si.

—Me parece increíble que hayas conseguido todo esto, es impresionante, pero no comparto tus leyes ni tu sentido de la justicia. Entrenar a niños para que no sean débiles... El fin no justifica los medios. Pero no me sorprende viniendo de alguien de Esgrip. —Declaró Nicole a aquella persona que le daba la espalda.

—Jajajajaja, veo que no has cambiado nada, sigues aún bajo esos principios tuyos, querida.

Aquella voz provocó que el corazón de Nicole se agitara con violencia. Esa inconfundible voz... Si, ahora todo encajaba, sin duda su peor temor desde que escuchó el apellido Evans en aquellos documentos de los mutantes que encontró ella y los suyos en el interior de la vieja fábrica se hizo realidad. Aquella mujer hizo girar la silla dándole la cara a Nicole con una sonrisa de oreja a oreja. Y fue en ese instante en el que Nicole palideció sintiendo un nudo en la garganta que le impedía hablar. Las cosas ya eran malas, pero esto... esto era ya meterse directamente en la boca del lobo para no salir de ella, aquella mujer de ojos oscuros y penetrantes como la noche, de largos cabellos oscuros y cuyo rostro familiar le hacía traer todo tipo de horrorosos recuerdos que creía haber tenido ya encerrados bajo llave hizo que su cara terminara de descomponerse por la fatídica sorpresa.



—Mi...Michaela... —Pronunció con dificultad y pesadez aún sin creerse a quien tenía delante.


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Eva y Davis caminaban perdidos por la ciudad y sin encontrar rastro de sus compañeros desde hacía bastante tiempo. La noche estaba a punto de caer y estos agotados de enfrentarse a todo muerto viviente que se ponía en su camino, decidieron descansar en el interior de un vehículo. Los trajes de protección estaban bañados en sangre, así como las hojas de sus armas blancas, jadeantes, Eva y Davis se relajaron un momento en los cómodos asientos del vehículo habiendo perdido la cuenta desde hacía tiempo sobre cuantos podridos habían matado.

—Esta jodida zona de la ciudad está llena de zombis —Comentó Davis soltando un suspiro.

—Ya, a este paso no sé cuando los vamos a encontrar, esos jodidos zombis no dejan de aparecer —Respondió Eva con un tono de voz preocupado.

—Oye Eva. ¿Qué opinas de Nicole? No he podido evitar percatarme que os lleváis bien.

—Me agrada, es una mujer fuerte y que tiene las ideas claras. Me inspira cierta seguridad y confianza, creo que estaría bien conocerla más a fondo —Comentó esta dejando a su mente revivir aquel recuerdo acerca de la conversación que mantuvo con ella en el hospital.

Recordando aquel momento y aquello que Nicole le dijo de acercarse más al grupo para conocerlo, no pudo evitar formularle una pregunta a su compañero —¿Qué opinas del grupo? ¿Confías en este? —Aquellas preguntas se las realizando pensando en aquel momento con Nicole, sentía curiosidad por saber el punto de vista de Davis, otro extraño que llegó al grupo sin tener relación directa con este y que en cierto modo, veía cierta similitud entre la situación de Davis y la suya con el grupo, exceptuando a Puma y Adán, siendo sutituidos en el caso de Davis por Nicole y Jessica.

Davis se dejó caer en el asiento trasero cruzándose de brazos y diriguiendo su vista al techo del vehículo. Eva se percató que el joven parecía pensárselo mucho, quizas había hecho mal en preguntarle a Davis, aquel largo y pensativo silencio no le gustaba como respuesta. Eva quien se encontraba sentada a su lado suspiró y miró por la ventanilla.

—No son mala gente —Dijo finalmente el joven atrayendo la mirada de Eva.

—¿Por qué piensas eso? ¿Qué te ha llevado a ti, quien aún no te relacionas con todos a pensar que realmente no son gente de la que deberías de desconfiar? —Preguntó Eva curiosa mientras apoyaba la cabeza en la ventanilla obserbando al pelinegro.

—Ciertamente, con quien más relación tengo es con M.A, seguido muy de cerca por Maya y Alice. Cierto es que no tengo demasiada relación con Inma, con Adán, Puma y contigo. Pero yo soy una persona que por mi forma de ser soy de ver, oir y callar, juzgando a las personas por sus actos y palabras, pero principalmente por sus actos, las juzgo por como veo que se comportan delante de mi y con otras personas así como según las circunstancias en la que esa o esas personas y yo nos encontremos. Y tras mirar mucho la forma de actuar y de ser de todos los miembros del grupo, he podido percatarme que en realidad no son personas de las que deba desconfiar, son personas a las que vería fácilmente como aliados.

Eva sentía aún más curiosidad por la opinión de Davis.

—No podría ver a la encantadora Inma como una enemiga ni alguien de quien desconfiar.

—¿A pesar de haber tratado poco con ella? ¿Esa es tu primera impresión?

—Si, esa es mi primera impresión por como la he vistos actuar y por su forma de comportarse con el grupo. Cierto es que para conocerla bien y tener un punto de vista más cercano a la realidad necesitaría relacionarme más con ella. Pero a simple vista, lo que me transmite por su comportamiento es que es una persona encantadora que está ahí para lo que se le necesita.

—Ya veo... Me parece curioso que precisamente con quien hayas hecho buenas migas es con el rubio alocado ese.

—¿M.A? Si, bueno, es un chico que lo ha pasado mal y si necesita algo para cambiar esa actitud problemática es a alguien que lo comprenda, alguien con quien compartir esa carga que soporta, según me comentó Maya y Alice, M.A no ha sido siempre así de problemático, pero debido a ciertas circunstancias su carácter se vio modificado. En el fondo no es tan mal tipo como crees.

Eva sonrió al captar aquella indirecta, pues el joven acababa de recordarle sus mismas palabra sustituyendo en esta ocasión a Puma por M.A.

—¿Dejaría a ese bebé a manos del grupo si te pasara algo a ti, a Jessica y a Nicole y ninguno pudierais cuidarlo? —Comentó recordando la noticia que Davis comentó a Eva, Adán e Inma respecto al hijo que esperaba con Jessica.

—Si.

La respuesta sorprendió a Eva, a pesar de que dijo que no les parecía mala gente, no se esperaba que tuviera confianza suficiente como para dejar a su hijo a cargo de ese grupo.

—¿Por qué? Vale que no parezcan mala gente, pero ¿acaso has comprobado por tu cuenta que son de confianza como para cederles el niño?

—Maya, Alice y M.A me han demostrado su amistad, eso me vale —Comentó el chico recordando la charla que este tuvo con ellos, Nicole y Jessica en la fábrica -Estos tres, con los que más me relaciono, me demuestran ser personas de buen corazón y aun que no tenga mucha relación con Inma y Adán. Inma me parece una persona tan encantadra como Maya, carente de maldad alguna y Adán, bueno, parece que le ilusionó la idea de que un bebé estuviera en camino —Comentó con una sonrisa —. Y tú, eres una chica algo más difícil de acceder y hasta este momento no hemos tenido una charla larga y tendida, pero por como veo que cuidas a Adán y al resto del grupo ahora que Puma no está, me pareces alguien de quien confiar. Aun que claro, todo esto son primeras impresiones y para saber si realmente sois como pienso, tendré que intentar relacionarme con todos y crear lazos. Desde luego, si me quedo se brazos cruzados sin hacer el esfuerzo de acercarme, nunca sabré si sois adecuados para cuidar de mi hijo.

Aquellas palabras parecieron calar de alguna manera en Eva, en especial la última frase. —Ya veo... Hasta que no te mojes no podrás comprobar eso tú mismo. —Eva pareció pensativa un momento mientras sentía los ojos de Davis mirándola —Bueno, ya hemos descansado suficiente, será mejor que nos movamos, a este paso la noche acabará por caer y seguiremos sin saber nada del resto.

Davis asintió e instantes después salieron del vehículo. Finalmente tras escuchar algunas voces familiares, el grupo giró una calle para encontrarse en una carretera, esta se abría en cuatro direcciones y en mitad de ella vieron a sus compañeros hablando entre ellos. Andaron lentamente con una sonrisa aliviados por encontrarlos, pero aquella efímera sonrisa desapareció cuando a medida que se acercaban andando tranquilamente, se percataron de que Nicole y Adán no se encontraban con ellos, tras detener un momento sus pasos, Eva y Davis intercambiaron una preocupada mirada y de inmediato emprendieron una carrera hacia sus compañeros con desesos de saber que había ocurrido con aquel dúo. Finalmente el grupo compuesto por Maya, Inma, Alice, M.A y Jessica detuvieron su charla al escuchar el sonido de las pisadas del dúo, cortando aquella conversación para diriguir sus miradas a aquella pareja que se acercaba con prisas.

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Adán sintió en ese mismo instante como Nicole inconscientemente le agarraba más fuerte de la mano, como si temiera que este se soltara y lo fuera a perder a pesar de estar con ella en una sala cerrada. Fue entonces cuando Adán recordó cuando Nicole y Davis contaron sus historias en Stone City al grupo y recordó todo lo que Nicole les dijo al grupo sobre Michaela, aquella mujer tan insensible como un zombi e igual de despiadada que un mutante.

Michaela Evans, la ex líder del grupo militar Silver Wolfs de la extinguida Esgrip, uno de los grupos más famosos en la organización por su índice de éxitos, grupo al que pertenecían Zoey, Matt y Marcos, equipo que estuvo involucrado en hacer desparecer las pruebas y en recuperar información de los diversos laboratorios de la organización durante los acontecimientos de Stone City. Michaela era un alto mando dentro de Esgrip, pues su cargo dentro de la organización y proximidad a los fundadores de esta era bien conocida, así como su lealtad a la organización.

Nicole sabía que a aquella mujer no se la podía tomar a la ligera, era cruel, fría, despiadada y muy astuta, haría lo que fuera con tal de conseguir lo que quiere, por esto mismo, así como por su alto nivel de entrenamiento en armas blancas y de fuego, así como su destreza en las artes marciales y basto conocimiento en supervivencia, Michaela era una mujer altamente peligrosa y más teniendo bajo su control aquel grupo de soldados y recursos del que actualmente disponía.

Nicole ya había enfrentado a varios soldados de Esgrip durante los acontecimientos de Stone o a un miembro de los Silver Wolfs, como era el caso de Zoey Sullivan, pero ni Zoey siendo como era ella, no podía ser comparada su forma de ser o habilidades con Michaela, Zoey no era más que una niña pequeña enfadada porque su madre no había querido comprarle la muñeca que le pedía en una comparación de esta y aquella letal mujer.

Michaela se levantó con lentitud del asiento, con la cabeza bien alta mostrando una victoriosa y complaciente sonrisa, el sonido que hacia sus botas al caminar lentamente rodeando la mesa para llegar hasta Nicole era el único sonido que se escuchaba en la silenciosa sala, la cual había sido envuelta en una densa tensión que podía ser percibida por todos los presentes.

—Cuanto tiempo sin vernos, querida

—No el suficiente... —Contestó esta desafiante clavando sus ojos azules en los oscuros ojos de Michaela.

—Oh, vamos Nicoleta, ¿Aún me guardas rencor por lo de Stone City? Se que te hice muchas putadas y maté a aquella indefensa niña, Ashley, ante tus ojos, pero esos son viejos tiempos cariño, podemos empezar desde cero ¿No crees? —El tono burlesco de la voz de Michaela hacía que Nicole se irritara enormemente cuando esta terminó de pronunciar aquella frase plantándose enfrente de ella cruzada de brazos.

—Nunca podría perdonar a alguien tan despreciable como tú.

—Ooooh, venga rubita, ya no soy la misma Michaela de antes, he cambiado.

—Sigues siendo igual de despreciable, bueno no, es verdad que has cambiado, a peor, no sabía que podías caer tan bajo, más de lo que ya estabas... ¿¡Cómo se te ocurre enseñar a niños chicos a matar!? ¿¡En que clase de cabeza cabe un acto como ese!? —El tono molesto de la voz de Nicole provoco que una media sonrisa se dibujara en el rostro de Michaela.

—Sabes, me sorprende que hayáis sobrevivido a la Chimera, es impresionante, la verdad. El soldado y aquel científico que envié a comprobar que el traslado de la criatura así como el atraeros a mi trampa fuera exitosa estaban acojonados si ese bicho hubiera despertado de repente, temían que el controlador mental no fuera lo suficientemente potente para mantenerlo bajo mis órdenes. Pensaba que seriáis aplastados como moscas, pero aún teniendo algunos debiluchos en vuestro grupo, conseguisteis acabar con mi mascotita... Aún no salgo de mi asombro —Suspiró esta dirigiendo la mirada al suelo.

Nicole apretó el puño que tenía libre así como los dientes en un intento de aguantar la rabia y las ganas de lanzarle un puñetazo a aquella mujer que le desfigurara el rostro.

Michaela se apoyó contra la mesa cruzada de brazos y dirigiendo una mirada al pequeño que se ocultaba detrás de Nicole. —Te voy a explicar un par de cosas ya que me preguntaste lo de los niños. Aquí, todos sin excepción deben aprender a valerse por si mismos y a matar cuando sea necesario, por eso entrenamos a todos los civiles que viven bajo nuestra vigilancia. Aquí hay una serie de normas y una de ellas es que si entras a esta familia, deberás estar dispuesto a dar la vida por esta.

—Es decir, cualquiera que esté bajo tu protección debe de estar dispuesto a obedecerte como cualquier soldado y dar su vida cuando sea necesario, independientemente de quien seas y la edad que tengas... ¿Es eso? Entonces esos civiles son como tus mercenarios ¿no? Los obligas a ser tus marionetas... —Comentó Nicole con la frente fruncida y sin dejar de sostener la mirada a Michaela.

—Yo no los obligo a nada. Si aceptan bien, si no se van por donde han venido. Esa es una de las normas, dar tu vida por esta familia, otra son los entrenamientos diarios, el compartir tus suministros con todos, dejando el agua y los alimentos que portes en nuestro peculiar banco de alimentos, así como las medicinas en la enfermería y las armas y munición que lleves en la armería. No disponer directamente de los recursos, si no que los soldados de Braun, encargados de custodiar estos edificios serán quienes se encarguen de administrar entre los civiles los recursos. Otra norma es que antes de que el sol se ponga, todos los civiles deberán irse a refugiar a la escuela, las calles solo podrán ser usadas por los ex agentes de Esgrip. Y más normas interesantes que tenemos en este lugar.

—Casi parecen más prisioneros que otra cosa... —Comentó Nicole al escuchar algunas de las normas del lugar. —Entonces... ¿usáis a niños para vuestros propósitos? —Preguntó Nicole con tristeza al escuchar las normas a la que estaban sometidos los habitantes del lugar que no fueran anteriormente miembros de la desaparecida Esgrip.

Fox carraspeó desde su sitio, apoyado en la pared, a un lado de la puerta por la que entró anteriormente vigilando que Nicole y Adán no trataran de huir por ella

—Verás, yo que estoy al mando me gustaría explicarte sobre esto que acabas de decir, si mi reina me lo permite.

—Claro, encárgate, querido.

—Bien. Verás, en nuestro pelotón no hay solo soldados de Esgrip, también civiles que entrenamos y estos pelotones se dividen según sus funciones y otras características. Principalmente hay dos bandos, uno está formado por chicos y chicas de diversas edades, todos, menores de dieciocho años. Estos suelen hacer misiones especiales como es la búsqueda de recursos, infiltrarse en algún sitio o como sicarios, aprovechando así sus estaturas, elasticidad y el motivo de que son niños, es decir, por serlo, nadie esperaría que uno de nuestros niños te rajara la garganta mientras duermes, nadie los verían como una amenaza.

En ese momento alguien tocó la puerta y tras recibir el permiso de Michaela, dos personas entraron en la estancia cerrando la puerta detrás de si. Uno era un hombre que aparentaría unos treinta y pocos años, pelirrojo, de ojos verdes y de cuerpo atlético cuyo aspecto serio daba a entender que era un hombre de pocas palabras. El otro individuo se trataba de una mujer afroamericana que aparentaba ser más joven que el pelirrojo, su largo cabello oscuro era recogido en una coleta y su gentil y segura mirada era dirigida con respeto a la figura de Michaela.

—Sois unos inoportunos ¿sabéis? Estaba hablando y me habéis cortado el rollo —Se quejó Fox soltando un suspiro.

—¿Quienes son estos? —Preguntó el pelirrojo con una voz indiferente.

—Nuestros invitados, me alegro de veros, Marcus y Anna. Supongo que si estáis aquí es por lo de Payne.—Respondió Michaela

—Si, le traemos noticias jefa, al pare... —Anna no pudo acabar la frase cuando Fox carraspeó llamando a atención de los presentes.

—Por favor, estoy hablando ¿Puedo acabar?

Michaela asintió dejando el asunto de Payne para después, a ella también le gustaría que Nicole estuviera informada de como iban las cosas en su pequeño imperio, le daba curiosidad ver las expresiones que se irían dibujando en el rostro de su hermanastra.

—Gracias, bueno... iba por lo de los niños soldados. Iba diciendo que dentro de este grupo hay unas variantes a tener en cuenta. Es la edad y situación del menor, todos sin excepción son entrenados para matar, pero hay muchos huérfanos menores de edad viviendo entre nosotros, esos huérfanos son enviados al no tener a nadie con ellos a misiones al exterior, deberán de ganarse su lugar aquí trabajando ellos mismos para nosotros ya que no tienen a sus padres para asegurarles con su puesto en el cuerpo militar la estancia y beneficios que tiene estar bajo nuestro poder. En el caso en que el menor de edad tenga familia en nuestros dominios, ese niño será entrenado, pero tendrá un papel pasivo, es decir, no podrá ser enviado al exterior a cumplir misiones hasta que no sea mayor de edad. Una vez sea mayor de edad, automáticamente se volverá un soldado activo que podrá salir al exterior a cumplir misiones para nosotros y también, al tener la mayoría de edad, pasa directamente al grupo de hombres y mujeres adultos, compuestos por soldados y civiles, estos se ocupan de las misiones más peligrosas en el exterior.

Nicole prefirió no comentar nada al respecto, pero aquella revelación sobre los niños huérfanos soldados fue algo que le quedó muy impactada y no pudo evitar apretar la mano de Adán para percatarse de que el silencioso chico seguía sujetándole la mano. —¿Cómo habéis sobrevivido? Segun Zoey y Matt, Esgrip tuvo que haber sido destruida ya que no volvieron a recibir noticias de la organización estando en plena operación para acabar conmigo y Davis...

—Sulivan no mentía —Respondió Michaela —Esgrip desapareció, supongo que todo el tema del virus y el desastre mundial se les vino grande y poco a poco fue siendo devorada por sus propias creaciones, ya sabes, el karma. A mi me pasó igual, estando en una misión buscando el maletín con la piedra dejé de tener contacto con ellos y bueno, las cosas fueron mal y tuve que abandonar el maletín y muchas otras cosas útiles atrás y huir de la enorme horda de no muertos que se interpuso en el último momento entre mi objetivo y yo, no tuve más remedio que huir dejándolo atrás. Yo y los soldados que sobrevivimos de mi pelotón seguimos adelante, llegamos aquí en busca de las instalaciones más cercanas de Esgrip. En el búnker subterráneo encontramos a un grupo de científicos que estaba allí a salvo, así como recursos de Esgrip en el interior de las instalaciones. Fue gracias a esos científicos, mis soldados y los tesoros de Esgrip que estaban cogiendo allí polvo, como pude levantar todo esto, el resto como el poder contactar con Payne, el recoger civiles y el tener conocimientos sobre vuesta existencia y la situación de los artefactos vino después.

—Con esos aparatos de Esgrip y la ayuda de los científicos, Michaela pudo llevar a cabo el nacimiento de la Chimera. —Añadió Fox—Pero parece ser que la destruisteis, pero bueno, al menos aún tenemos más controladores mejorados de esos que podemos usar en cualquier ser viviente para someterlo a nuestra voluntad.

—Dime Nicole, ¿te imaginas a Maya con ese controlador bajo nuestras órdenes? —Le preguntó con una pérfida sonrisa.

Nicole prefirió no comentar y seguir escuchando lo que tenían que decir, en verdad, Nicole estaba sorprendida de que Michaela y los suyos lograran tanto, ya sabía cual era los edificios principales de su territorio, algunas de las normas del lugar, la pirámide jerarquica, como ella y los suyos sobrevivieron a la caída de Esgrip y todo el tema de como funcionaban los civiles que aceptaban sus condiciones para poder vivir bajo la protección de Michaela, simplemente, era impresionante a la vez que aterrador.

—¿Ya habéis terminado? Tenemos cosas que hacer y nos gustaría entregaros el reporte —Comentó Marcus con seriedad.

—Adelante, soldado —Respondió Michaela asentando con la cabeza.

—Al parecer Payne y los soldados que le acompañaban en el camión han sido encontrados muertos y el prisionero aquel ha escapado, desconocemos donde se encuentra ese tal Puma.—Comentó Anna.—Respecto al grupo, ha sido avistado cerca de la zona, aún están algo lejos, pero tarde o temprano es probable que entren a nuestro territorio.

—Ya veo... —Comentó una pensativa Michaela.

—¿Podemos retirarnos ya? —Preguntó el pelirrojo.

Tras asentir con la cabeza, Anna y Marcus abandonaron el lugar.

—Dime, Nicole, ¿que paso exactamente con Matt y Zoey? Payne me comentó algo que os escuchó, pero me gustaría saber que pasó exactamente.

Nicole le comentó resumidamente que ocurrió con aquellos dos cuando ella y Davis se alojaban en el antiguo refugio de Jessica. Pero para sorpresa de Nicole, Michaela no se comportó como ella esperaba, esta no lamentó en absoluto la muerte de ambos, simplemente rompió a carcajadas insultando a sus antiguos compañeros de Silver Wolfs, poniéndolos de unos inútiles y unos idiotas por el final que ambos tuvieron a manos de Davis y Nicole, así como el motivo de porqué Matt y Zoey acabaron llegando a aquel final.
—¿¡Cómo puedes hablar así de tus compañeros!?
—¿Compañeros? ¿Qué es eso, Nicole? Ese término no está en mi diccionario. Jajajajajaja. Para mi todo son enemigos o subordinados.

Nicole así como Adán intercambiaron una mirada, no podían creer como aquella mujer se burlara de la muerte de sus aliados. Nicole comenzó a sentir aún más desprecio ante aquella miserable mujer. Nicole enfurecida, pero restringiéndose así misma sus impulsos recordando su posición actual y la de Adán, comenzó a discutirle a Michaela acerca de la importancia de tener compañeros que luchen a tu lado y lo despreciable que era ella a sus ojos por reirse de la muerte de sus compañeros. Michaela siguió riendo a carcajadas y contestando con un tono burlesco a lo que Nicole le decía, notando como esta estaba consiguiendo hacerla enfurecer aún más, lo cual era como un espectáculo cómico para Michaela, incluso Fox no pudo evitar soltar alguna sonrisilla olvidando su caballerosidad con las mujeres.

—¿Y que hay de ti Nicole? Tanto que tienes en cuenta la amistad y la lealtad ¿Serías capaz de traicionar a tu buen amigo Davis y al resto del grupo? —El tono desafiante y la curiosa mirada de Michaela provocó que un escalofrío recorriera la espalda de Nicole, así como que Adán se escondiera aún más detrás de Nicole escapando de la mirada de aquel demonio llamado Michaela.

—Yo... yo jamás haría algo así... —Nicole se relajó y bajó algo más la voz al notar como Michaela había dicho aquello mientras algún tipo de pensamiento oscuro había pasado por su mente.

—Bien, entonces ¿Porqué no comprobamos hasta donde llega tu lealtad hacia tus amigos? —Propuso con una irritante sonrisa separándose de la mesa para dar unos pasos hacia Nicole —Fox, encárgate del niño —Ordenó con una autoritaria voz.

Fox alargó el brazo y antes de que pudiera reaccionar Nicole, este tiró con fuerza del brazo de Adán obligandolo a soltar a su protectora. La rubia intentó de inmediato recuperar al chico, pero Michaela la sujetó del brazo y esta, aprovechando el momento y las circunstancias, no dudó en atacarla. Nicole empujó a su contrincante haciando que esta la soltara y se chocara de espaldas contra la mesa, de inmediato ejecutó una veloz y potente patada alta giratoria directa a uno de los laterales del cuello de Michaela con el fin de quebrárselo y matarla en el acto. Pero la mujer de cabellos oscuros, rauda en reflejos paró el golpe con su antebrazo y de inmediato contraatacó con un fuerte punta pie en la espinilla de la pierna en la que Nicole mantenía el equilibrio, obligando a esta a desplomarse contra el suelo.

—¿Crees que iba a caer en ese clásico movimiento tuyo, Nicole? —Michaela le propinó un fuerte pisotón en el estómago a su rival provocando que esta se quejara de dolor —¿Crees que no he aprendido de aquel combate que tuvimos en aquellos laboratorios de Esgrip en Stone City? —Michaela continuó repitiendo una y otra vez aquel pisotón propinado en el estómago de la joven cada vez más violentamente. —¡¡Vamos Nicole, levántate!! —Gritó eufórica Michela viendo y escuchando a la dolorida Nicole. —Oh, ¿te duele el estómago? ¿Te cuesta levantárte Nicole? —Preguntó con un tono burlón entre risas mientras dejaba que Nicole se retorciera como un gusano en el suelo. —¡¡Fox, usa al niño para que Nicole recobre sus fuerzas!!

Fox asintió con la cabeza y de inmediato inmovilizó al pataleante Adán quien gritaba el nombre de Nicole y maldecía con furia a Michaela por lo que le estaba haciendo a su protectora. Fox al tener a Adán inmovilizado, agarró uno de sus dedos y lo irguió hacia arriba léntamente cada vez más y más hacia arriba, hasta que Adán gritó al sentir como su dedo aún no poder subirse más hacia arriba, Fox obligaba a que se irguiera cada vez más. El grito de dolor del pataleante Adán obligó a Nicole a ver la escena y a luchar contra el dolor con tal de socorrer al joven.

—¡¡Vamos Nicole, levanta o Fox subirá tanto su dedo que finalmente su hueso se romperá y así hará con los dedos de ambas manos del chico!! Jajajajajajajajajaja ¿¡Has escuchado lo desagradabe que es el sonido de un hueso romperse!? ¿¡Siiiii, sabes como suenaaaaaa, Nicoooooole!? Jajajajajaajaja —Aquella demente mujer en cuanto que Nicole comenzaba a incorporarse, lanzó un segundo punta pie contra uno de los laterales del rostro de Nicole obligándola a escupir sangre a la vez que volvía a desplomarse contra el suelo.

—A..dán.. aguanta... —Dijo con esfuerzo la dolorida Nicole tratando de incorporarse.

Michaela entre carcajadas se lo impedía pateando el cuerpo de la rubia en el suelo con violencia.

—Jefa ¿Quieres que le rompa los dedos a este mocoso? Ya estoy empezando a hartarme de sus pataletas y llantos. No se queda quieto el jodido niño.

Michaela miró a Adán con una amplia sonrisa y dejó a Nicole para diriguirse a este. Fox de inmediato lo soltó viniendose venir las acciones de Michaela. Y sin duda haría lo que se imaginaba. Esta agarró con su mano el cuello de Adán y lo alzó en el aire dirigiendo la mirada y su triunfante y sádica sonrisa a aquella que aún se encontraba retorciendose en el suelo.

—¡¡¡Nicooooole!!! ¡¡¡Ayudaaaaa!!! —El grito del joven Adán obligó a la ex agente de policía a incorporarse tragándose aquel dolor, dispuesta a salvar a Adán, no podía dejar que le hicieran daño al pequeño al que tenía el deber de proteger, no podía fallarle a Eva, de lo contrario nunca podría mirarle a la cara. Si el salvar la vida de Adán implicaba dar su vida, así lo haría.

—¿¡Te importa la vida de este niño, Nicole!? Si, seguro que si, sería una pena que muriera frente a tus ojos... Si, sería muy divertido ver el patético rostro que pones.
Nicole miró angustiada e impotente la escena, el rostro de Adán cada vez se iba enrojeciendo más por la falta de oxígeno a sus pulmones y sus pataletas en un intento de rozar sus pies con el suelo e intentar escapar eran cada vez más débiles.


—¡¡Fox, tu pistola!!

Este se la arrojó y Michaela la atrapó en el aire, de inmediato ordenó a Fox a detener a Nicole quien había logrado ponerse en pie y había intentado avalanzarse contra Michaela, el hombre le ejecutó una veloz llave paralizando así sus extremidades. Nicole con su corazón latiendo a una velocidad de vértigo por la escena intentaba zafarse con todas sus ganas del aprisionamiento de Fox. Impotente físícamente comenzó a soltar todo tipo de palabras ofensivas contra Michaela y Fox por el daño que le estaban haciendo no a ella, si no al inocente Adán.

—¡¡¡Grita, grita para mi Nicole!!! ¡¡Muestrame ese rostro de odio y desesperación que tanto me gusta!!! Jajajajajajaja — Aquella demente mujer estaba comenzando a olvidarse de Adán quien casi moribundo luchaba con todas sus fuerzas de librarse de la mano que estrangulaba su delicado cuello. Fue entonces cuando le dirigió al joven una penetrante miranda y una amplia sonrisa, tras esto, como si fuera un muñeco de trapo, arrojó con violencia a Adán contra la pared y mientras este recuperaba el aliento y se retorcía del dolor producido por el golpe, Michaela comenzó a andar lentamente hacia él mientras le quitaba el seguro a la pistola de Fox. Una vez llegó a Adán, colocó su bota sobre su cabeza y miró con malicia a Nicole. Esta, impotente físicamente, no paraba de forcejear, gritar, rogar y llorar por la vida de su maltratado protegido.

Michaela quitó el pie de la cabeza de Adán, quien se había hecho un tembloroso ovillo en un rincón de la sala y apuntó con la pistola a su sien, colocando el dedo lentamente sobre el gatillo

—Sabes Nicole, sería muy fácil hacerte sufrir hasta la muerte ahora que has caído en mis redes. Pero te propongo un trato, algo que quiero que hagas a cambio de la vida del niño. ¿Te gustaría escuchar mi proposición, querida?

Nicole asintió desesperada con la cabeza y Michaela en respuesta a esto sonrió desafiante.

—Quiero que traiciones a tu grupo y me entregues tú personalmente sus vidas llevándolos a una trampa que tendré preparada para ellos.

El rostro de Nicole se desfiguró ante aquella oferta, le estaba proponiendo traicionar a sus compañeros y llevarlos a alguna clase de trampa, aquello... aquello era simplemente impensable para Nicole. Michaela la vio dubitativa y sonrió, esta arrojó lejos la pistola de Fox por el suelo, lejos de Nicole. -Bien, parece ser que tendré que aclararte las ideas de otra forma, Fox, tu cuchillo.

El hombre sonrió sabiendo los planes de Michaela, la conocía lo suficientemente bien como para haber aprendido sus métodos de tortura y chantaje, algo que Michaela aprendió de un antiguo compañero suyo de Silver Wolfs, aquel tal Marcos. Michaela recogió el cuchillo que Fox le deslizó por el suelo y agarrando a Adán del cabello lo obligó a arrodillarse mirando con aquellos ojos aterrados a Nicole, fue entonces cuando Michaela colocó la filosa, dura y fría hoja del cuchillo contra el cuello de Adán.

—¿¡Porque mierdas haces esto, jodida demente de mierda!? —Le gritó con impotencia y rabia Nicole, esta tan solo fue respondida con una loca carcajada.

—¡¡Es divertido, Nicole, me encanta ver ese rostro tuyo deformándose con esta visión, es realmente cómico!! —Respondió esta con una amplia sonrisa.—Y bueno, porque quiero a Maya, Alice y a Puma conmigo, serán excelentes sujetos de investigación

—¿¡Investigación, a que mierdas te refieres!? ¿¡Cuál es el verdadero motivo de todo esto!?

Michaela le ordenó a Fox a soltar a Nicole y a que recuperara su pistola, la rubia ya no podría defenderse, ahora se encontraba entre la espada y la pared.

—Tengo un objetivo Nicole, este objetivo esta relacionado con la utilidad de los artefactos, es por eso que necesito reunir todos esos aparatos de los que ya tengo dos de ellos reunidos con la piedra y la baliza. Para conseguir los que faltan, también necesito servirme de mis hombres, el poder que ahora tengo y de los restos de Esgrip, es decir, sus científicos, investigaciones, aparatos y éxitos vivientes como lo son Puma, Alice y Maya, ya ves que con los recursos que obtuve de Esgrip pude crear un nuevo y letal tipo de mutante, la Chimera, experimentando con esos tres super soldados de Esgrip seguro que podré alcanzar grandes logros, en especial con Maya, la única superviviente de la primera generación de super soldados y por lo tanto, uno de los que mejor adaptó el virus a su cuerpo obteniendo mayores beneficios de este, una pena que Matt y Ashley, los otros dos miembros de esa primera generación murieran tiempo atrás. Reuniendo estos elementos, mi poder actual, los artefactos y los restos de Esgrip, podré crear mi propia utopía en este podrido mundo, podré levantar poco a poco la humanidad de sus cenizas y todo bajo mi mando.

Aquella visión hacía que Nicole temblara en su interior, una utopía dirigida por aquella tirana bajo sus normas y aquel que no obedeciera, simplemente sería suprimido del mundo, aquella visión de ese posible mundo era abrumador...

—¿Quieres revivir entonces a Esgrip y dirigirla como única fundadora?

—Si y no, quiero revivir en cierta medida a Esgrip, pero tan solo para usarla como herramienta para conseguir mi propósito y por cierto, ya no se llamará Esgrip, esta organización resurgirá de sus cenizas con un nuevo fin y bajo un nuevo nombre, Zodiaco. Y ya basta de palabrerías Nicole. —Michaela apretó aún más el cuchillo contra el cuello de Adán obligándole a quejarse—. Ahora decide que harás. ¿Aceptarás a ser la Judas de tu grupo y estar bajo mi mando? ¿O no? La elección es tuya querida, pero date prisa, temo que el mango del cuchillo se me resbale y acabe degollando por accidente a este pobre e indefenso niño. —Finalizó con una sonora y demente carcajada aquella propuesta chantajista hacia la impotente y angustiada Nicole Collins.





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