Big Red Mouse Pointer

viernes, 25 de abril de 2014

NH2: Capítulo 029 "El encuentro"

– ¿¡Qué crees que hace al ser humano ser humano!?

La ambulancia hizo una curva para salirse de la avenida principal a tanta velocidad que pareció que el vehículo quedó a dos ruedas por unos segundos. Todos se agarraron a lo que pudieron instintivamente; en la parte trasera, la camilla pareció que iba a soltarse y algunos objetos cayeron de los compartimentos laterales sobre ella.

– ¿¡A qué demonios viene eso precisamente ahora!?
– ¡Por lo que más queráis, parad de una vez! ¡Céntrate en la carretera! –Inma colocó una mano sobre el hombro de su prima y ejerció cierta presión sobre él, “vamos, relájate, podemos discutir esto más tarde...”.

Las calles estaban inundadas por grupos, algunos increíblemente numerosos, de cadáveres andantes; era un verdadero reto esquivarlos todos, pero no podían simplemente arrasarlos con el vehículo ya que, aunque estuviese reforzado, no dejaba de ser una ambulancia de servicio público. Eventualmente, era inevitable que atropellara a alguno, daba la impresión de que el aparato se iba a desmontar yendo a tal velocidad.

Meterse por la calle secundaria había sido un acierto, estaba considerablemente más vacía que la avenida. Inma se esforzaba por dar indicaciones a M.A. medio a voz en grito para hacerse oír con tanto traqueteo. Él la escuchó callando, armado de paciencia.

Antes incluso de sacar las llaves del contacto, Alice abrió las puertas traseras violentamente lanzando con el impacto a una de las criaturas pútridas unos metros atrás con un feo crujido de huesos. La herida le sacó una mueca de dolor con el movimiento, pero apretando los dientes, se obligó a no dejar escapar queja alguna. El motor quedó en ese instante en silencio.

– Tal vez prefieras quedarte esperándonos aquí, no es prudente caminar herida...
–Cierto, –Alice interrumpió al rubio poniendo los pies sobre el asfalto–, pero no trates de convencerme de que quedarse en esta lata de sardinas es más seguro. Aun así, estoy sorprendentemente bien; quién sabe, ¿será tal vez porque no soy humana? –El deje sarcástico no pasó desapercibido para ninguno de los presentes.
–Con que lo admites al fin, –M.A. dejó escapar un suspiro después de decir ese comentario cortante–. Quiero creer más que nadie que eres la chica que dio la vida por nosotros, por mí, hace dos años, pero no es sencillo.
– ¿A cuántos viste morir en Stone City y ahora te codeas con ellos? –El tono de la chica fue apenas audible, no había resentimiento en sus palabras, sino una profunda tristeza–. No, no respondas mejor. Después de todo, a la tercera va la vencida, ¿no?
–Te he hecho una pregunta simple y no has sabido responderla correctamente; puede que tengas el mismo cuerpo que Alice, pero no eres ella, porque ella... Jamás habría olvidado algo así... –El rubio miraba al suelo mientras apretaba fuertemente el puño para contener las emociones que le inundaban, ajeno a las acciones defensivas que Inma y Maya llevaban a cabo para contener a los muertos andantes que se acercaban.
–Puedes no creerlo, pero cuando estás agonizando tan rápidamente, cuesta enfocarse en la realidad que te rodea, me preguntaste por qué y te respondí, es lo último que recuerdo.
–Lamento interrumpir, pero no soy muy diestra en el manejo de armas y cada vez me da menos seguridad mantener a estos amiguitos a raya, podéis continuar esto en otra ocasión, recordad que hemos venido a por Nait.

Las palabras de Inma zanjaron la conversación por el momento dejándola inconclusa. Naitsirc, sí, habían ido allí para recuperar su cuerpo y así poder darle un entierro digno. Todos estaban de acuerdo con esa decisión, así que decidieron dejar sus otros asuntos personales temporalmente al margen, para centrarse en la razón que les había vuelto a poner en el terreno donde muchos habían perdido la vida hacía ya bastantes horas.

A paso ligero Inma tocó en el hombro a Maya para ganarse también su atención, tras lo cual se dirigió hacia las escaleras de incendios del Hotel Soza justo frente a ellos. En algún momento no quedaría más remedio que entrar al edificio para conseguir lo que pretendían, pero entrar desde abajo era una locura, lo que esas paredes guardaban era un ejército desorganizado de seres cuyo único propósito sería el de arrebatar sus vidas. Las escaleras de emergencia eran la opción más prudente ya que eran externas al edificio en sí y por el momento presente estaban por completo despejadas de cualquier indeseable.

Guiados por la única joven que conocía las coordenadas precisas, los cuatro comenzaron su ascenso procurando hacer el menor ruido posible, tratando de pasar todo lo desapercibidos que pudiera ser. Los lamentos de los seres que habían dejado atrás en la calle llegaban a sus oídos, cada vez eran más y algunos se acercaban a las escaleras con torpeza. Posiblemente les resultase más complicado volver y pensar en cómo sacar la ambulancia de una calle que empezaba a estar bastante infestada por aquellos podridos muertos vivientes era cada vez más un reto, por lo que procuraron centrarse en el presente y dejar aquellas cuestiones una vez encontraran el cadáver de... “¿Cadáver? No recuerdo que recibiera ninguna herida importante en la cabeza, por lo que... ¿Será ahora Nait uno de ellos? ¿Vamos a tener que dispararle? ¿Quién... va a hacerlo?

Inma dudó al llegarle a la mente tal pensamiento y se cesó su avance repentinamente.

– ¿Qué ocurre? ¿Algo no va bien? –Alice que iba directamente detrás de ella fue la primera en reaccionar.
–Inma, ¿Estás...?
–Espera, Maya, callaos, –cortó M.A. sin mala intención–. ¿Qué es ese ruido?
– ¿Eh, ruido?
–Los lamentos y crujidos tanto en la escalera como dentro del edificio vienen oyéndose desde el primer momento, es evidente que no somos la única cosa que se mueve en este lugar. Mirad, ya incluso han empezado a subir la escalera algunos, deberíamos darnos prisa, esto solo se va a poner bastante feo.

Un estruendo. Algo enorme y pesado había impactado contra el suelo dentro del Soza apenas hubo terminado de hablar la rubia. Parecía que provenía de algún lugar cercano a la planta a la que se dirigían, apenas dos tramos de escaleras más arriba, la nitidez con la que lo habían oído solo era señal de que lo que fuera que hubiese originado aquello estaba cerca de la salida de incendios. Los cuatro supervivientes se pusieron en alerta rogando porque la puerta no se abriera de un momento a otro, ofreciéndoles una desagradable sorpresa.

Pasos firmes y apresurados resonaron enseguida, y haciendo coro a un profundo y gutural rugido ahogado, la puerta en la que tenían sus vistas clavadas se abrió con violencia impactando contra las barandillas metálicas, y haciendo eco en todo el conjunto de escaleras poniéndoles la piel de gallina. En el mismo instante, dos figuras embutidas en oscuros trajes radiactivos atravesaron por el mismo umbral a toda velocidad. “Humanos.” Ante la inesperada aparición, no precedieron al empleo de sus armas de fuego algo confundidos.

– ¡Corred! –Gritó el primero de ellos con una voz femenina firme, desconocida por completo para cualquiera de ellos,  apenas los vio sin aminorar su carrera.

La razón de la advertencia apareció unos segundos después por la misma puerta que acababa de ser abierta, dos seres que cualquier ingenuo o carente de experiencia habría calificado como simples muertos vivientes más, pero que otros en su lugar habría reconocido como los temibles “cocodrilos”, podridos mutados cuyos cráneos no podían ser atravesados tan fácilmente como si caparazón de armadillo poseyesen. Pero, para cuando los dos habían puesto sus sucios pies sobre las escaleras, las seis personas ya habían entrado en la planta inferior y colocaban una enorme estantería para tratar de bloquear la puerta por si se les ocurría seguirles hasta allí abajo.

Sorprendentemente, Alice había sido la primera en reaccionar, había cogido a M.A. por su brazo bueno ya que era el que tenía en esos momentos más próximo y había tirado de él para huir del peligro. Inma y Maya los siguieron instintivamente y detrás de ellas fueron los dos desconocidos. Había sido un acto arriesgado, ya que habían dado la espalda a dos personas que podrían haber supuesto una amenaza mortal para ellos, ofreciéndose como blancos fáciles, pero el instinto de supervivencia les indicó inconscientemente que en esta ocasión esa era la menor de sus preocupaciones.

Una vez estuvo la estantería negando el acceso a la salida de emergencia por la que habían entrado, los dos desconocidos se encontraron con el cañón de un arma apuntando a la cabeza de uno de ellos desde una distancia de unos pocos metros. Mientras ellos movían el mobiliario, los otros habían asegurado el corredor por la zona en la que estaban. Ahora la única amenaza inmediata eran unos de otros, no sabían quiénes eran y el precio de regalar la confianza a cualquiera podía llegar a ser la muerte.

–No nos conocemos, ¿qué hacéis aquí? –Habló primero M.A., quien sostenía en alto la pistola, con un tono neutro y claro.
–No parecen presidiarios de Puma, desde luego no con esos trajes, Tal vez sean del grupo de policías, aunque me sorprenden que estén vivos y aún aquí.
–Creo que nos estáis confundiendo, –propuso el varón que estaba siendo encañonado despreocupadamente, relajando la postura.
–Ey, ey, ey, nada de movimientos bruscos, no te la juegues, amigo.
–Solo pasábamos por aquí, no buscábamos nada en concreto, es una coincidencia que hayamos acabado justo en este hotel, –habló de nuevo la mujer desconocida–. Eso responde a la pregunta formulada. No somos ninguna amenaza y no queremos ningún problema.
–Gracias por avisarnos ahí atrás, –Maya dio un par de pasos hacia delante acortando distancias entre ambas facciones con un gesto amistoso.
– ¡Maya, retrocede! –Impuso el rubio con un tono claramente preocupado y alerta, –no sabemos si podemos fiarnos aún, están armados, no es bueno fiarse a la primera de cambio.
–Espera, ¿Maya? No puede ser, pero si lo fuese... –Musitó la joven embutida en su traje anti radiactivo de forma que solo pudo oírle su acompañante por la cercanía; instantes después, alzó las manos–. Soy Nicole Collins, ex agente del cuerpo de policía de... Stone City. Estuve allí durante el incidente que desencadenó está catástrofe hace dos años.
–Vaya, así que a fin de cuentas, resulta que sí os conocéis, ¿no es así? –Dijo Inma sintiéndose mucho más relajada.
–Nicole, Nicole... Definitivamente no, no me suena ninguna Nicole, ¿a vosotros? –Alice intercambió miradas con sus compañeros, Inma era evidente que no podría conocerla ya que no estuvo en Stone City, pero los otros dos gesticularon con la cabeza para corroborar que tampoco a ellos les resultaba familiar; la rubia volvió a mirar a la recién presentada con curiosidad esta vez–. ¿Por qué nos cuentas esto?
–Por vuestra reacción deduzco que estuvisteis en Stone City, eso lo pone más sencillo para que creáis mí, nuestra –corrigió–, historia. Parece que no todos, pero al menos algunos de vosotros escapasteis de la ciudad con vida. Sospecho que estaréis al tanto de Esgrip y sus actividades delictivas allí, nosotros también. Descubrimos la verdad detrás de todo aquel montaje e incluso supimos que esos degenerados aún estuvieron tras la pista de los tres grupos se supervivientes que vivieron para contarlo, –Nicole tomó una bocanada del aire enrarecido pensando bien lo que iba a decir a continuación. 
– ¿Y vosotros, acaso sois miembros de alguno de esos grupos? Bien podríais estar trabajando para Esgrip– M.A. frunció el ceño dudoso, no sabía si calificarlos de amigos o enemigos, aunque le daba la impresión de que aquella joven no era ni de lejos hostil, pero se obligó a no mostrar ningún signo de confianza hacia aquellos dos extraños hasta que no tuviera la certeza de que realmente no se volverían contra ellos.
–Aunque la idea inicial era destapar a la compañía, el mundo se sumió enseguida en el caos y la desconfianza, que llevaron poco después a la guerra nuclear por un lado y a la infección del planeta por otro, todo al mismo tiempo... Es decir, que la información ya no valía demasiado, por lo que en mi equipo decidimos priorizar la localización de los otros dos grupos de supervivientes y avisarles de que estaban bajo vigilancia.
–Así fue como nos conocimos Nicole y yo, –Continuó el hombre que le acompañaba en un tono neutro sin hacer ningún movimiento–. Éramos de distintos grupos, pero de todos ellos, solo quedamos nosotros dos, –su voz se apagó por completo apenas hubo dicho esa frase, parecía que había pesar en sus palabras, seguramente pensaba en las personas que ya no les acompañaban.
–Efectivamente. Por cierto, él es Davis, –lo presentó ella–. Podéis elegir creernos o no, pero de cualquier modo, esta es la verdad. Siendo sincera, –el tono de Nicole se volvió menos formal y más amistoso–, si bien es cierto que os he buscado por mucho tiempo, me cuesta creer que nos hayamos encontrado casualmente justo cuando nunca lo hubiera imaginado... Es la ley de Murphy, supongo, el no encontrar lo que buscas cuando lo buscas para toparte con ello cuando dejaste ya no esperabas encontrarlo. Es tan solo que... Al oír Maya... Es solo un nombre y podría haberme confundido, pero tenía que probar.

Por unos momentos todos se quedaron en silencio, asimilando la situación. Por un lado, unos tenían un debate interior, con la información que habían recibido de aquella misteriosa pareja podían asumir que eran unos valiosos aliados, pero de igual modo podían ser miembros de la compañía y estar solo actuando. “¿Creer o no creer?”, el rubio no se atrevió a bajar la pistola, pero retiró sutilmente el dedo sobre el gatillo, si la situación les brindaba otra sorpresa no estaba seguro de si dispararía su proyectil por equivocación. Y por otro lado, Davis y Nicole esperaban ansiosos la respuesta, pero aparentando tal tranquilidad que a simple vista solo parecían indiferentes; aquel encuentro era una inusual coincidencia, un capricho del destino, no podían haberlo previsto.

El duelo de miradas, tensión y silencio duró apenas unos segundos. Alice se giró hacia su derecha y arremetió con un movimiento poco ágil, pero veloz, contra una sombra negra que había captado por el rabillo del ojo. Su juicio la sacó de un apuro, cuando comprobó que la criatura a la que había golpeado, trastabilló hacia atrás cayendo torpemente, era uno de los podridos. Empuñó su machete con firmeza, soportando el dolor que la recién efectuada acción le hizo sufrir en su reciente herida, y acabó con la existencia de su enemigo.

No fue más que el primero de muchos para desgracia de los presentes ya que girando la esquina del corredor hacia donde se hallaban, aparecieron varios de ellos, algunos con unas apariencias menos humanas al estar dotados de innegables mutaciones físicas que no hacían sino remarcar su condición inhumana. 

–No tenemos tiempo, se ve que será otra charla sin terminar. Salgamos de aquí. Ahora.

Alice sonó firme y segura. La estantería a espaldas de Davis y Nicole tembló a la par que el estruendo de la puerta que bloqueaba era brutalmente embestida. M.A. apretando los dientes sin haberse resuelto mentalmente, retiró su arma de la posición en que la había mantenido hasta ese momento y dio la espalda en un gesto de desesperada confianza, encarándose a la nueva presencia que se cernía sobre ellos. Alice ya cargaba de nuevo hacia otro que acortaba distancias peligrosamente hacia ellos.

– ¡Cuidado! Algunos pueden ser radiactivos, no debes acercarte tanto a ellos.

Al aviso de Nicole, la rubia hizo una finta hacia un lado y se alejó de su contrincante resguardando su vida. Una herida de bala se dibujó en el raído cráneo del ser que se desplomó como un muñeco de trapo sobre el enlosado del piso. Las armas de fuego eran una opción secundaria porque la munición escaseaba cada vez más, pero también porque el sonido que producían era un indiscutible pistoletazo de salida que atraía hacia sí a todo ser ávido de carne humana; sin embargo, el joven lisiado no se arrepintió de su acción.

Davis rebasó a M.A. a toda carrera, empuñando con su mano izquierda lo que parecía una lanza de doble punta, con la que empaló sin titubeos a un muerto viviente que extendió sus extremidades superiores hacia él sin llegar a alcanzarle. Con desdén y mostrando mucha destreza, extrajo su arma, dejando caer a la criatura hacia un lado.

– ¡Rápido, por aquí! ¡Seguidme! –Dijo con voz firme ganándose la atención de los presentes, mientras agarraba con fuerza un maletín con su mano libre

Girando el pomo hacia la izquierda, se introdujo en el pasillo secundario que se adivinaba y echó a correr apenas hubo advertido que el resto reaccionaba y seguía sus indicaciones; el tiempo apremiaba. Alice y Nicole emprendieron la marcha detrás de del misterioso Davis. Inma agarró por la muñeca a una paralizada Maya que parecía no haber reaccionado y tiró de ella a continuación, con M.A. cerrando la comitiva.

Milagrosamente, no fueron muchos los indeseables que les salieron al paso, en cuestión de unos pocos minutos corriendo, esquivando y defendiéndose, alcanzaron las escaleras interiores. Sin pensarlo, el hombre equipado con la lanza que los lideraba se decantó por el tramo que se dirigía hacia la planta inferior, ya que su intención era tan primaria como salir de aquel hotel de pesadilla.

– ¡Hacia arriba! ¡Tenemos que subir! –Gritó Inma con la respiración agitada, pues a pesar de la intensa situación, no había olvidado en ningún momento la causa que les había llevado hasta allí, no se irían en balde y mucho menos después de todas las penalidades a las que estaban siendo sometidos.
–La prioridad es salir de este nido infecto, eso es hacia abajo, –aclaró un Davis visiblemente confundido ante tal propuesta suicida.
–Está bien si queréis ir hacia abajo para escapar, pero nosotros vinimos aquí buscando a un amigo y no nos vamos sin él.

Las palabras de determinación de la castaña se hicieron oír, puede que la amistad que mantuvo que Naitsirc fuera de apenas unos pocos días, pero había sido muy importante para ella incluso con eso. El pelinegro miró a su compañera de aventuras, la cual asintió con la cabeza respondiendo su muda pregunta, acto seguido corrigieron su rumbo y tomaron el tramo ascendente de escaleras.

Como pudieron, se abrieron paso por entre los zombis y mutantes que les salían al paso. Era un tarea nada sencilla pero, conscientes de que su vida estaba expuesta a un riesgo mortal en todo momento, cooperaban los seis siguiendo adelante.

– ¿Dónde está ese amigo vuestro? –Preguntó Davis con el corazón acelerado por el esfuerzo, una vez pareció que el corredor estaba más despejado al haber atrancado la puerta a su espalda.
–Ah, pues... No sabemos exactamente, la última vez estaba frente al ascensor que acabamos de dejar atrás, pero ya no está ahí... –Murmuró Inma en un tono apenas audible.
–Es comprensible que no siga ahí, lo más probable es que se hubieran cobrado su vida a estas alturas, por lo que es probable que haya conseguido esconderse en algún lugar seguro, –compartió Nicole su opinión–. Sin embargo, es extraño, Davis y yo hemos investigado el lugar y no hemos advertido rastro de vida humana aquí dentro, ¿no puede ser que ya haya salido? Esto es una ratonera, salir sería la opción más sensata, digo yo.
–No creo que haya salido, –Alice dirigió una mirada de soslayo a M.A. que permanecía en silencio unos pasos por detrás s y parecía que trataba de contener sus emociones–. Debe estar cerca de aquí, por alguna parte, lo buscaremos. No es que pretendieran ocultarles que no buscaban a un superviviente sino un cadáver, pero era una herida abierta muy recientemente y les resultaba violento mencionarlo con normalidad, por lo que decidieron que se lo harían saber una vez vieran la verdad por ellos mismos. Pretendieron no apreciar el gesto de confusión que habían provocado en los recién presentados y reanudaron la marcha a un paso más lento y cauteloso, en esta ocasión, prestando especial atención a los cadáveres que se adivinaban allí por donde pasaban, los cuales resultaban ser desconocidos para ellos, miembros de alguno de los dos bandos que se habían enfrentado previamente.
abstraerse–. Y yo, bueno, soy Alice.
–No me jodas...
– ¿Cómo? ¿Qué sucede? –A la ex agente no le pasó desapercibido el descarado tono amenazante con el que el rubio había dejado caer aquello.
Una de las habitaciones en el costado derecho del corredor se abrió súbitamente y varios cadáveres andantes irrumpieron en el pasillo prácticamente abalanzándose encima de ellos al ser cogidos desprevenidos. Los rugidos que salían de sus podridas o desfiguradas bocas hicieron coro a su instinto animal de alimentación cuando avanzaron hacia sus víctimas con los brazos extendidos.

M.A. reaccionó mecánicamente desplazándose hacia la derecha y propinando una patada en el estómago al que había tratado de apresarlo un instante antes. Inma y Maya, al encontrarse en la posición más lejana a la habitación, tan solo se giraron hacia atrás y observaron en tensión cómo sus compañeros se deshacían de los cuatro podridos.

– ¡Joder! –Imprecó entonces el pelinegro cuando pareció que ya habían erradicado a sus asaltantes.

No llegó a caer, pero se había desequilibrado cuando repentinamente lo que le había parecido una garra  había rodeado su tobillo. Con un sonido gutural, la criatura se arrastró ayudándose de su mano libre hacia la presa que había atrapado. Había pasado inadvertida en primera instancia porque al carecer de una de sus extremidades inferiores, se había deslizado sobre las sucias baldosas, pero Davis reaccionó una vez recuperado del susto inicial alzando su lanza de doble punta de nuevo con la mirada fija en aquellos ojos carentes de vida que parecían solo anhelar su carne.

– ¡¡¡Nait!!!

A la voz de Maya, la punta de la lanza atravesó limpiamente el cráneo de su objetivo, cesando toda actividad de su propietario. El pelinegro volvió su mirada visiblemente desconcertado. Alice apretaba los labios y al igual que el rubio tenían su vista clavada en él... O no, no en él, sino en el cadáver de ese ser, el mismo que había estado a punto de costarle la vida. Las dos castañas se acercaron a toda prisa y se tiraron al suelo junto al cadáver, Maya lo recogió del suelo y lo abrazó sobre su regazo sin percatarse de que con el ímpetu había hecho crujir algunos de sus huesos, Inma se apoyó detrás de ella, parecía que ambas sollozaban.

Nicole, aunque no sabía qué era lo que estaba sucediendo exactamente, creyó entender que ese debía ser el amigo al que habían venido a buscar y sintió que el corazón le daba un vuelco al comprender la pérdida a la que aquellas personas se estaban enfrentando, pero no dejó que aquellos sentimientos nublaran su juicio. Rauda, se acercó a las dos primas y colocó ambas manos sobre los hombros de aquella que sostenía el mutilado cadáver.

–Entiendo vuestro dolor y lo siento mucho, pero tienes que soltarlo ahora mismo, sus heridas son infecciosas, podrías llegar a convertirte, –tenía un tono casi maternal, pero se apreciaba también la urgencia.
–No creo que ese sea el problema en su caso, sin embargo, es cierto que no estamos en el lugar más idóneo para esto, –Consintió el rubio con una voz apagada–. Sé que es una petición extraña, pero, –se acercó a la castaña–, ¿podrías arrastrarlo dentro de la habitación? Allí pasaremos más desapercibidos y es posible que podamos envolverlo en alguna cortina o algo así.

Ella asintió y trató de serenarse, Inma se puso en pie detrás de ella. Sin apenas esfuerzo, los restos de su amigo fueron llevados al interior de la estancia indicada, dejándolo encima de un colchón desprovisto de sábanas y en estado deplorable. M.A. desvió la mirada recordando el último momento que habían compartido juntos, él y Natsirc: Le había amenazado, a su amigo, incluso le había dado en mitad del estómago a sabiendas de que tenía costillas rotas... “Apártate de mi camino” esas habían sido las últimas palabras que le había dirigido y aquello era ya irreversible, la culpabilidad se adueñó de él sin piedad y se obligó a sí mismo a volver a mirar hacia donde yacía su cuerpo ahora para dirigirle una última disculpa aunque fuese obviamente desatendida, “perdona, Nait, es tarde para sentirlo, pero aún así, lo siento y mucho.” Al buscar con la mirada una cortina o alguna otra tela en la que poder envolverlo, se topó con las dos figuras que resultaban algo ajenas a la escena.

–No quiero ser indiscreta en unas circunstancias como estas, pero, cuando decís Nait... ¿habláis de Naitsirc? Es decir, aquel que huyó de la ciudad hace...
–El mismo, –el rubio se tragó sus remordimientos para tratar adecuadamente a aquella joven que les había estado ayudando a pesar de la desconfianza con la que la habían tratado–. Soy M.A.
–Ya veo, así que resulta que sí que era cierto, formáis parte de aquel grupo de supervivientes, quién lo habría dicho. Eso explica varias cosas.
–Excepto la chica que está junto a Maya, los tres formamos parte del grupo. Ellas al parecer son primas, se llama Inma, –la chica rubia habiendo enfundado de nuevo su machete, decidió unirse a la conversación tratando de
–No digas tan a la ligera que eres Alice, no has podido demostrarlo antes, no te burles de mí, me cago en todo.
–Ya ni siquiera te pido que me creas, puedes no creerlo si no te gusta, pero no trates de obligarme a que niegue ser quien soy, no pienso hacerlo y menos ante ti –sus palabras no estaban cargadas de odio, tan solo de una profunda tristeza, pero parecieron no llegar al corazón de M.A. que parecía estar de nuevo en tensión–. Reviví. No lo pedí y no me gustó, pero que estoy viva ahora es un hecho real, –ningún cambio en aquella persona que había amado una vez en el pasado, las emociones le pudieron y no logró evitar que se le escaparan las lágrimas de los ojos–. Quisiera recordar lo último que dijiste, pero ni siquiera sé si lo llegué a oír realmente, estaba muriendo... Me odio a mí misma por todo lo que estuve haciendo mientras estaba bajo control, aun cuando no era yo misma y no podía decidir mis acciones... Pero soy yo, M.A., exactamente la misma chica que en aquel entonces. Soy... humana.
–No, no eres humana, eso está claro.
– ¡Ya basta, M.A.! –Maya había dejado a su prima envolviendo a Naitsirc en la cortina que habían arrancado de la terraza y se había interpuesto como una fiera entre él y Alice– ¡Déjalo ya! ¿Es que no tienes límites?
–No, Maya, échate tú a un lado, esto es entre ella y yo, no tiene nada que ver contigo. Y por cierto, baja el volumen o montarás una fiesta caníbal en breve.
–No tiene nada que ver conmigo... –Repitió sus palabras en un susurro ininteligible y sintió que algo se desataba en su interior y se apoderaba de ella.
–No tengo inconveniente en cooperar con ella, incluso en llevarnos bien, solo pido que no pretenda ser esa Alice, nada más.
–La has llamado inhumana, ¿y sabes? No es la única aquí...
–Oh, vamos no vengas con eso ahora –la interrumpió el rubio con frustración.
–No, déjame terminar. Antes te lo pregunté, ¿qué hace al ser humano ser humano? Por tu respuesta deduzco que haber superado la experiencia de la muerte al menos una vez te alinea en ser inhumano, por lo que no solo ella, sino yo e incluso Puma, para ti ninguno de los tres somos humanos, ¿es por eso que no te llevas bien con él? ¿Es porque para ti no es una persona? Si además eso es así entonces yo... ¿Por qué protegerme o cuidarme todo este tiempo? ¿Acaso he sido tu mascota? Me cuesta creerlo de ti, pensaba que nos veías como a iguales, pensaba que te conocía...
–Pero, ¿tú te estás oyendo? –M.A. pretendía ser sarcástico, pero se denotaba claramente afectado por toda aquella charla–. No dices más que estupideces, Maya, no te equivoques así conmigo. Mi relación con Puma no tiene nada que ver con eso, nada.
–Dices lo que quieres, pero solo estás mintiéndote a ti mismo, no aceptas a Alice, ¡no lo estás haciendo, ¿¡Por qué!?
–Maya, déjalo estar... –la mencionada colocó una mano sobre el hombro de su amiga, pretendiendo zanjar el asunto antes de que fuera a mayores.
–Porque le dije que la quería... ¿¡Cómo puede no recordar algo así!? La amé más que a nadie, dio su vida por mí, no fui capaz de hacer nada, ¿cómo puede aparecer así de pronto y decir que es la misma? ¿¡Cómo puedo creerlo después de que muriera en mis brazos!?

Todos los presentes guardaron un silencio absoluto después de aquella declaración, y como si de un capricho más del destino se tratase, unos estruendosos pasos acompañados por unos familiares rugidos se aproximaron hacia el lugar. Mecánicamente, Davis se deslizó raudo hacia la puerta de la estancia y apostó todo el peso de su cuerpo contra la maltratada superficie de madera para ofrecer resistencia. Nicole le imitó sin dejarse dominar por el pánico.

–Son de los de antes, estamos bien jodidos, no ha escapatoria, –el pelinegro habló con claridad haciendo a todos conscientes del inminente peligro.
– ¿A qué te refieres? –Inquirió el joven rubio ofreciendo también su ayuda.
–Son zombis mutados, –una fuerza salvaje embistió contra la puerta con tal violencia que pareció que las bisagras cederían–. Pueden parecer iguales al resto, pero algunos poseen cualidades que los hace aún más peligrosos, ya que por ejemplo pueden tener un cráneo impenetrable.
–Estamos de mierda hasta el cuello entonces, –analizó Alice–, es el piso más alto, usar la ventana es un suicidio, solo podemos salir por la puerta y... ¡Maya! ¿Qué te ocurre? –La joven se sujetaba la cabeza entre las manos como si le doliera terriblemente y además temblaba violentamente.
–No puede ser... Las pastillas, ¿cuándo las tomaste la última vez? –M.A. se ganó su atención.
–Ya ni siquiera lo recuerdo. Lo que sí sé es que no llevo ahora encima. Ríete si quieres de mí, de los aquí presentes soy la más inhumana.
– ¿Qué está pasando con ella? –Davis parecía por completo desconcertado, no podía evitar recordarle aquella misma escena a la que había presenciado con Matt, ya que mentalmente había atado cabos y sabía que esa chica era, como había sido su compañero, un sujeto con el que se había experimentado hacía ya muchos años.
–Relájate, Maya, no pienses en nada, ¿está bien?
–No, no lo está. Todo me da vueltas... Trató de mantenerse erguida –su cerebro trabajaba a toda velocidad, ya se había decidido–. Vais a tener que confiar en mí.
– ¿De qué hablas? –Una nueva embestida hizo saltar una de las bisagras finalmente.
–No tenemos tiempo. En vez de pasar toda mi vida lamentándome de la maldición que arrastro, voy a sacarle partido a ella, –Con estas palabras, echó una mirada significativa a su prima y dedicó un gesto hacia Nait, “confío en ti, sácalo de aquí”, luego se volvió hacia los demás–. Sé cómo llegar al hospital de Puma, no está muy lejos, volved sin mí. Va a ser rápido, así que a la de tres abrid la puerta y haceos a un lado, yo los distraeré, cerrad la puerta mientras los alejo y aprovechad la oportunidad para escapar hacia las escaleras de incendios, debería ser lo más seguro.
– ¿Estás loca? –El rubio no podía creerlo.
–De nacimiento, –bromeó–. Necesito que confiéis en mí. A la de tres.
–Entendido, –sentenció Davis.

Todo fue muy rápido. Emociones, pensamientos e instintos se entremezclaron cuando después de coger carrerilla se propulsó a la carrera hacia la puerta que acababa de ser abierta. Sintió un brutal impacto en su hombro derecho y descubrió que tal como había pensado, el impacto no había detenido su avance, aquello era algo definitivamente fuera del alcance de cualquier humano corriente. Oyó como la puerta se cerraba detrás a su espalda y le pareció escuchar a alguien gritar su nombre, pero los sonidos le llegaban muy distorsionados a los oídos de modo que no supo si fue real o una simple alucinación.

Tienen un cráneo impenetrable... Aquel pensamiento se le vino a la mente cuando fijó la vista en el cuerpo de una de las criaturas a la las que había hecho perder el equilibrio. Con una sonrisa sádica se sentó a horcajadas sobre el ser antes de que pudiera volver a incorporarse o tratar de atacarle y desenfundando su cuchillo de combate, lo introdujo con un movimiento seco en la cuenta ocular, destruyendo impiadosamente todo lo que encontró a su paso y luego lo removió hasta que la criatura quedó inanimada.

No supo si reír o llorar cuando descubrió que había disfrutado un acto tan macabro, ella no era así, pero tal y como se encontraba, sabía que de un momento a otro podía dejar de pensar en ella como una persona para convertirse en el monstruo que unos idiotas habían hecho de ella. No quiso lamentarlo, aquello salvaría a sus amigos en esta ocasión. Esquivó al segundo engendro que trató de abalanzarse sobre ella y se puso en pie. No podía permitirse el lujo de perder la conciencia de sí misma allí, tenía que alejar a los podridos que se acercaban desde distintas direcciones y más importante aún, tenía que alejarse ella misma de allí.


*        *       *[

Cuando abrieron la puerta, divisaron varios cadáveres desparramados por el suelo, algunos incluso con miembros mutilados, acabaron silenciosamente con sus armas blancas con los pocos que aún permanecían en pie y caminaron a paso ligero hacia la salida de emergencias que estaba abierta de par en par. Alice lideraba la comitiva, Davis e Inma cargaban con el cuerpo envuelto de Nait, Inma misma se había empeñado en que ella lo llevaría y no lo soltaría, así que no la presionaron para lo contrario, ya que de todos modos, alguien tenía que hacerlo.

Los movimientos sospechosos parecía que se habían desplazado a la dirección opuesta a la que se encontraban. La idea de Maya parecía estar funcionando.
Se había dislocado el hombro, probablemente lo tenía así desde que había salido de la habitación, con aquella primera embestida, sin embargo, al no sentir dolor no le parecía real, de hecho, ¿qué era real? Veía podridos que trataban de alcanzarla allá donde miraba, pero entonces los fintaba o los dejaba fuera de combate, eran tantos que mayormente solo lo primero, le salía hacerlo instintivamente, ella solo buscaba un modo de salir de todo aquel caos. Escuchaba una respiración agitada y era consciente de que era la suya propia, pero al mismo tiempo no sentía cansancio, tenía la impresión de haber sido introducida en el cuerpo de alguien más y ser tan solo una mera observadora en todo aquello.

Pensó que lo que había hecho era suficiente para darles el tiempo que necesitaban.  Tenía que procurar no dejarse llevar, ahora solo se trataba de escapar lejos de allí, muy lejos, para esforzarse por recuperar su autocontrol o no suponerles al menos una amenaza inminente a aquellas personas cuyas vidas había tratado de proteger.

El cristal de la ventana situada a su espalda se hizo añicos sin previo aviso y la circular hendidura de un proyectil se dibujó en mitad del cráneo del zombi que se encontraba en su punto muerto y que no había advertido hasta ese momento. Su cuerpo cayó hacia atrás inerte ralentizando miserablemente el avance de los compañeros que iban detrás.

¿Qué diablos? La ventana estaba destruida por completo, se asomó y avistó movimiento en una de las ventanas del edificio que quedaba enfrente del hotel. No podían ser ninguno de ellos, no habían tenido tiempo suficiente para llegar tan lejos ni mucho menos. Dirigió la mirada hacia abajo, había una furgoneta con propaganda pocos metros más abajo ya que había llegado a la primera planta, era una distancia que podía salvar. Antes de poder arrepentirse, saltó por la ventana y aterrizó dolorosamente sobre el techado del vehículo, con la impresión de que se había destrozado los pies y las rodillas, perdió el equilibrio y cayó hacia el duro asfalto, no pudo evitar dejar escapar un chillido por su garganta.

Sin haber dado orden a su cerebro de ello, sus extremidades la  devolvieron a una postura semi erguida, ¿qué acaso no tenía el hombro derecho dislocado? ¿No se había roto ninguna pierna con esa mala caída? Habría jurado que sí, pero la realidad se oponía a toda lógica. El dolor se fue disipando dejando paso a una sensación como si su consciencia se fuese nublando cada vez más. No podía creerlo, estaba ocurriendo, el virus en su sangre estaba logrando eclipsarla a favor al monstruo que llevaba dentro.

Echó a correr en dirección opuesta al Abello, había fallado, no sabía si algún día volvería a ver a sus compañeros con los ojos de su yo humano, pero tenía claro que procuraría no resultarles una amenaza como su alter ego.

– ¡Alice! ¡Maya!

Una voz perfectamente desconocida, era muy grave, claramente de varón, pero de esas que resulta difícil olvidar. Sintiéndose aludida se giró y descubrió a pocos metros una figura alta envuelta en un traje por completo negro.

–Así que eres tú, –murmuró el extraño.

Acto seguido el hombre acortó distancias entre ambos y la agarró fuertemente de la mano llevándola al interior del bajo de un edificio que parecía que en un pasado fue una tienda de electrodomésticos. La castaña no supo cómo reaccionar a aquello y sin tener en consideración la prudencial desconfianza en el trato con desconocidos se dejó arrastrar por él, descubrió que cargaba a la espalda un rifle francotirador y no pudo evitar llegar a la conclusión de que esa persona había sido la que le había echado una mano un minuto antes.

Una vez dentro de la trastienda, el varón atrancó la puerta, pero no se detuvo ahí, sino que movió un palé que había junto a la pared e invitó a la joven a introducirse por la apertura en la pared que había quedado a la vista. Pero no accedió a tal propuesta, ya ni siquiera era por ella misma, sino por él, ya que parecía que pretendiese salvarla y esconderse con ella en un lugar seguro, lo cual... le terminaría costando la vida.

–Gracias por ayudarme, pero no me puedo esconder contigo, tengo que irme.
–Aguarda.
–No, tú no lo entiendes, –la chica comenzó a jadear, estaba perdiendo la noción de la realidad–. Rápido, déjame salir de aquí, estás en peligro conmigo.
–Entonces no eres Alice, sino Maya.
– ¿Cómo...? –Sintió una intensa punzada en la sien  y se sostuvo la cabeza–. Te-tengo que irme ya.
–No puedes irte aún, estás aguantando bien, –dijo él con elogiable serenidad y a continuación la agarró por la muñeca con firmeza–. Si dejo que te vayas ahora, no sabría revertirlo.

Ansiedad, mucha ansiedad se apoderó de la castaña, ¿es que acaso no lo entendía? Para una persona cualquiera, su existencia y condición debían ser desconocidas, pero él parecía estar al corriente al menos en cierto grado, ¿quería suicidarse tal vez?

Lo siguiente que supo es que había agarrado con la mano libre al desconocido por el cuello y apretaba con fuerza tratando de asfixiarle o quebrarle los huesos en el intento, el aire dejó de entrarle en los pulmones al instante mientras él trataba de resistirse con una de las manos, ya que la que tenía libre la llevó veloz a su cinto extrayendo algo del mismo.

Al segundo siguiente, Maya dejó de ejercer fuerza y se desplomó  envuelta en espasmos sintiendo que una corriente de alto voltaje recorría cada fibra de su ser. Notó que el hombre la cogía entre sus brazos impidiendo que impactara contra el frío suelo y su mundo se disolvió tornándose en un negro azabache. Le llegaban unas palabras lejanas que no podía entender ni mínimamente y al mismo tiempo, recuerdos que creyó olvidados, afloraron en su maltratada memoria.


*       *        *

Quitando el seguro de su fusil y después de comprobar el estado del cargador, Davis apretó el gatillo inclemente contra los múltiples caminantes de inframundo que les cortaban el paso.

– ¡Ya estamos! Cierro las puertas, –informó Alice previo acto de cerrar las puertas traseras de la ambulancia.

Habían acomodado el cadáver de Nait en la camilla del vehículo, Inma estaba junto a él del mismo modo que Alice. Haber dejado que M.A. condujera previamente conscientes de que solo tenía un brazo y dejar que fuera Alice la que metiera las marchas con la caja de cambios había sido una locura que no pensaban repetir por mucho que se empeñara el rubio esta vez, así pues cedieron el volante a Nicole y M.A. se situó en uno de los dos asientos de copiloto para guiarla.

– ¡Davis, entra ya!
–No tienes que decírmelo ni dos veces, –contestó a la proposición de su compañera, deslizándose al interior del auto ocupando el asiento vacante de copiloto–. Arranca, salgamos de aquí.

La rubia asintió mentalmente, hizo girar la llave en el contacto y quitó el freno de mano. Metiendo primera, la ambulancia comenzó a rodar pasando bajo sus ruedas los cadáveres inánimes que habían tratado de impedirles el paso. El Hotel Soza fue quedando atrás.

Habían surgido multitud de imprevistos, pero habían alcanzado su objetivo en aquel lugar, Por respeto, decidieron guardar silencio todos ellos por unos momentos.

–Pensándolo fríamente, la intención era enterrarlo junto a Selene, pero, ¿sabemos acaso dónde está ella? –Fue Alice la primera en tomar la palabra.
–Obviamente no, ¿estaremos siendo muy ingenuos con todo esto? –Dejó escapar la castaña visiblemente abatida–. ¿Acaso ha merecido la pena todo esto? No creo que él hubiera querido que montásemos algo tan aparatoso para recuperar sus restos poniéndonos en peligro... –Tenía la vista fija en un punto indeterminado de aquella sucia cortina sobre la camilla.
–Para mí sí, –opinó Alice–. No es momento de arrepentirse lo que hemos hecho hasta ahora porque, lo hagamos o no, el pasado no se puede alterar. Además, puede que solo de este modo nos hubiéramos encontrado con Nicole y Davis.

La rubia, se calló antes de hablar más de la cuenta, mencionar el nombre de Maya podría haberle hecho retractarse de sus palabras. Interiormente deseó suerte a la chica y decidió confiar en que  lograría llegar sana y salva al hospital como ella misma había dicho, era todo lo que podía hacer por el momento presente.

Por decisión unánime, acordaron que se dirigirían directamente a la base de Puma, ya que les quedaba bastante cerca y aún no habían decidido si buscar o no a Selene, porque pensándolo fríamente, ni siquiera sabían por dónde empezar a buscar y empezar una búsqueda a ciegas por completo era lo opuesto a sensato. M.A. explicó breve y concisamente la situación a los dos nuevos miembros del grupo, no sabían con certeza qué reacción provocaría en los ex presidiarios la llegada de nuevos “intrusos”, sin embargo, aunque ninguno se atrevió a comentarlo en voz alta, los Alice, Inma y M.A. dedujeron que no sería una acogida grata.

Cuando entraron en el carril exclusivo para ambulancias de la zona de Urgencias, para evitarse la complicación del aparcamiento, la primera señal de que algo no iba bien surgió de la nada en forma de una bala que atravesó la luna del auto sin llegar siquiera herir a nadie. Un hombre de mediana edad, expuesto al aire del ambiente sin nada más que una protección de fabricación casera que pretendía salvaguardar de la radiación, sostenía un revólver en alto. Nicole reaccionó de inmediato pisando el acelerador y haciendo un giro brusco, se oyó un segundo disparo, pero este tan solo cortó el aire al no haber previsto el asaltante la maniobra de la rubia. Aquella persona era sin duda uno de los hombres que se suponía estaban bajo las órdenes del mismo Puma, su mono anaranjado así lo declaraba, debía saber quiénes eran y a pesar de eso les había atacado, no sabían que pensar de esa situación que había vuelto a  dar un giro inesperado, había sido una acto perfectamente hostil, una declaración de guerra.


*        *        *

Tenía la sensación de que le hormigueaba todo el cuerpo, y ese fue el primer indicio que le hizo percatarse que pensaba, que estaba consciente. Sin entender qué pasaba o qué había ocurrido, parpadeó varias veces antes de conseguir enfocar la vista. El techo blanco estaba desconchado y aunque resultase curioso, impregnado de algunas manchas que parecían sangre seca de hacía mucho tiempo atrás.

–Buenos días, ¿eres tú? –La voz prevenía del hombre que se encontraba apoyado a unos metros de ella, estaba apoyado en la pared con un gesto despreocupado y parecía que le mirara con interés, aunque era complicado descifrar los verdaderos pensamientos de aquel joven.
–Si soy... ¿yo? –Estaba confundida, era una pregunta extraña.
–Parece ser que sí.

El desconocido enfundó el arma que había tenido preparada discretamente detrás de su espalda y se aproximó a ella, al parecer si la respuesta hubiera sido algo distinta habría habido nueva sangre con la que manchar aquella sucia y semi oscura trastienda. Acuclillándose junto a su invitada, alzó dramáticamente las manos un momento para demostrar que no tenía ninguna intención de recurrir a la violencia, luego le ayudó a incorporarse hasta que quedó sentada.

– ¿Qué me ha pasado? –Fue lo primero que le urgió saber.
–Sinceramente, conocía los efectos que el virus ejerce en ti, pero verlo por mí mismo ha sido una experiencia inesperada. Lo lamento, aún estás temblando ligeramente, ha sido una descarga muy potente, pero solo podía ser de ese modo.
–Ya veo, así que una descarga... ¡Pero...! ¡Eso no es suficiente!
–Ey, tranquilízate, no hay necesidad de gritar, te escucho.
–Quiero decir, ya pasé por eso una vez, el repetir la experiencia me ha hecho recordar la primera vez. En aquella ocasión, en aquel tren... Una descarga no bastó para devolverme a mi antigua yo, o sea, yo después de despertar, Lucy... –Los recuerdos se agolpaban en su memoria, volvía a recordar pensamientos y emociones de aquellos días tan lejanos.
–Entiendo a qué te refieres. Pero, eso tiene fácil explicación, piensa, ¿qué te devolvió a la normalidad en aquel entonces? No fue una descarga, no fue un medicamento, sino tu voluntad. Tu voluntad incluso inconsciente de no querer hacer daño a nadie y más aún cuando se trata de alguien preciado para ti, eso es lo que te hace ser tú, ¿no es así?
–Ahora que lo dices, puede que lleves razón...
–Solo he avivado recuerdos y momentos importantes que te supusieron un fuerte impacto emocional en ti, tal vez algunos de ellos ya los habías olvidado, –ante tal enunciado, la castaña se sintió aterrada, no le conocía de nada, pero él parecía conocer no solo su nombre sino también detalles precisos de su vida privada–. Si te preguntas cómo puedo saber algo como esto, he de confesar que al igual que otros tantos, leímos entre otros tu historial e investigamos sobre vuestro pasado.
– ¿Eres de... Esgrip? –El pulso de la joven se aceleró al escuchar sus propias palabras.
–Ni de coña. Ni ahora, ni lo he sido nunca y por supuesto sin intenciones de ello; pero, no soy tu enemigo. Simplemente he venido hasta aquí desde muy lejos y ni que decir tiene que no esperaba ser de entre todos el que se cruzaría con alguien como tú, ha sido una agradable coincidencia.
– ¿Qu-quién eres tú?
–Alguien que necesita pedirte un favor, ¿me escucharías?


#Maya



lunes, 21 de abril de 2014

Actualización del chat

Debido a que últimamente hemos estado reportando numerosos problemas con el xat actual de Nuestra Historia, hemos decidido renovarlo a uno más funcional. Podréis encontrar el nuevo chat en la nueva web Wiki de NH, la cual iremos actualizando con el tiempo. Tan sólo tenéis que registraros y podréis entrar.

http://es.nuestra-historia.wikia.com/wiki/Wiki_Nuestra_Historia

*Naitsirc*

miércoles, 16 de abril de 2014

NUEVA PORTADA

Aqui os dejo la nueva portada de NH espero que os guste,por si hay dudas os dejo los personajes de izquierda a derecha y sus actores.

Alice: Milla Jovovich
Adan: Maxim Knight
Ley: (sin determinar)
Maya: Julia Voth
Inma: Ellen Page
Nicole:Candice Hillebrand
Davis: Adam Crosman
Puma: Ryan Reynols
Eva: Mandy Moore
M.A.: Shawn Roberts