Big Red Mouse Pointer

lunes, 13 de julio de 2015

RNH: Juego de la Supervivencia

Capítulo 03 - Un día libre

6 de julio de 2012

Otra radiante mañana veraniega se alzaba sobre Stone City. La suave brisa mecía los cabellos sueltos de la dorada cabellera de Nicole, quien apartaba con sus dedos algunos mechones dorados de su rostro para colocárselos detrás de las orejas mientras sentía como los cálidos rayos del sol calentaban su piel. Sí, un día libre, eso es lo que necesitaba, un día para desconectar del trabajo junto a su querida amiga de nacionalidad japonesa, Emi.

Sin duda era un hermoso, pacífico y activo día en las calles de la ciudad, la gente paseaba de aquí para allá tranquilamente, los comercios estaban abiertos, los vehículos circulaban por las carreteras, los pájaros cantaban, la vida circulaba, sí, circulaba tan tranquila y pacíficamente que la existencia de los zombis en la ciudad parecía algo irreal comparándolo con aquella visión, era como si aquella zona de la ciudad estuviera totalmente ajena a aquella pesadilla.

Emi entró a una pequeña tienda interesada en el precio de un vestido veraniego que vio a través del escaparate estando este en rebajas. Nicole por su parte, decidió esperarla fuera mientras hacía su compra, frente a la entrada del local. Collins comenzó a observar el panorama, la actividad de la ciudad, como la gente pasaba frente a ella conversando de multitud de temas vistiendo vivos colores en sus vestuarios mientras que de fondo se escuchaba a los vehículos circular por la carretera. Aquella visión de una pacífica y agradable calle de Stone City quedó grabada por unos momentos en la mente de Nicole, pues como muchas otras veces, había pensado en que sería de Stone City de ser invadida por completo por los zombis.

Aquella visión la animaba a despejar sus miedos de una zombificada ciudad. Recorriendo con la vista cada zona de la calle, no pudo evitar dirigir la mirada hacia alguien entre la multitud, no le habría llamado la atención de no ser por el color de toda su vestimenta, negro, vestía todo de negro, así como era la tonalidad de sus cabellos y ojos, lo cual le hacía destacar entre la multitud de personas que vestían vivos y claros colores típicos del verano.

Un joven adolescente de aspecto serio cruzó por delante de la agente para posteriormente sentarse en un banco cercano al local donde Nicole esperaba. El joven no tardó demasiado en sacar del bolsillo de su pantalón un móvil cuya rápida acción de sacarlo, mirarlo y guardarlo en cuestión de segundos le dio a entender que estaba esperando a alguien. 

Pasado un tiempo, Nicole miró por tercera vez el reloj de su muñeca y comenzó a resoplar, quince minutos, quince santos minutos llevaba metida su compañera en la tienda para comprar un maldito vestido del escaparate...

Nicole se cruzó de brazos y comenzó a moverse de un lado a otro frente a la puerta del local como si de una tigresa salvaje se tratara, enjaulada, deseando salir de su prisión. Nicole miró hacia el banco en el que el joven se encontraba desde que llegó, en aquel preciso momento miró el móvil por cuarta vez, sin duda aquella persona a la que esperaba o llegaba tarde o lo había dejado plantado. El joven se percató de que Nicole lo observaba y las miradas de ambos se cruzaron durante unos segundos.

Nicole pudo ver a través de su mirada así como de su expresión, que probablemente aquel chico era de carácter frío, pues su mirada expresaba una profunda indiferencia y su pose aparentemente despreocupada en el banco le daba cierto aspecto de pasota, todo esto acentuado por su tranquilo rostro. Morís le había enseñado a interpretar el lenguaje no verbal de las personas hacía tiempo, aquello era algo que le había servido mucho para determinados casos a la hora de determinar si en medio de un interrogatorio le estaban mintiendo.

—Ya estoy, perdón por tardar. —Comunicó Emi saliendo de la tienda.

Nicole se giró para verla cruzada de brazos y no pudo evitar arquear una ceja mirando dos pares de bolsas de ropa que sujetaba en ambas manos.

—Pensé que solo era un vestido.

—Era, pero dentro vi unos modelitos muy bonitos y a muy buen precio. Deberías de haber entrado, vi un bikini negro bastante sexy que te sentaría genial para cuando vayamos a la piscina, te digo que los tíos no apartarían de ti la mirada y se le caerían la baba pensando que hay oculto tras ambas partes de ese bikini jajajajaja —Rio la joven tras usar un tono y una mirada pícara en su respuesta.

Nicole por su parte soltó un suspiro mientras formulaba una respuesta a aquella broma en su cabeza.

—¡¡¡Daviiiiiiiis!!! —La voz de una chica pasando al lado de ambas féminas interrumpió la respuesta de la rubia.

Nicole y Emi miraron la escena, la chica iba acompañado de un chico que lentamente se acercaba al banco con las manos en los bolsillos tras la chica rubia, ambos eran físicamente parecidos, tal vez eran hermanos, de cabellos rubios, ojos azules y casi de la misma estatura. Nada más llegar, el pelinegro se levantó y recibió con un abrazo a la pareja.

—Pensaba que no ibais a venir —Comentó el joven de oscura vestimenta cruzándose de brazos y soltando un suspiro al finalizar la frase.

—Lo siento, me quedé dormido... —Se excusó el joven de dorada cabellera riendo algo avergonzado mientras se rascaba tras la cabeza en señal de vergüenza.

—Ya sabes que Allen es un dormilón, se nos mete un ladrón en casa destrozando la casa a su paso y ni se entera. —Comentó en esta ocasión la chica mirando al rubio.

—Bueno, pero yo porque me quedé dormido, es algo muy puntual, no suele sucederme. Tú en cambio cada vez que te metes al baño para arreglarte tardas una hora. —Se defendió el chico.

—Allen, Riliane, parad ya, no quiero que empecéis a discutir por una tontería. —Suspiró el pelinegro en cuanto vio que Riliane se preparaba para responder en su defensa— No me importa, lo importante es que habéis venido. Vamos a comprar las cosas que nos faltan para el viaje, tenemos una larga mañana de compras por delante —Propuso iniciando ya su marcha dando la espalda a los hermanos.

Los dos rubios tras intercambiar una mirada lo siguieron continuando una conversación que se fue perdiendo poco a poco a medida que se alejaban.

—Que escandalosos son los adolescentes de hoy en día —Comentó Emi tras ver la situación.

—Mira quien fue a hablar, aquella que se pone a hacer bromas con doble sentido en alto en mitad de la calle.

—Vale, vaaaaale. Venga continuemos rubita, aún tenemos más sitios que visitar —Comentó adelantándose a Nicole siguiendo el camino por el que aquel trío de adolescentes había desaparecido.

No había pasado más de treinta minutos cuando Emi llevaba siete bolsas de ropa y Nicole tan solo llevaba un par agarradas en las manos.

—Oye Emi, ¿No crees que tienes una pequeña obsesión con la ropa? —Le comentó Nicole mientras ambas cruzaban una carretera aprovechando que el semáforo detuvo a los vehículos.

—Nah, por una vez al año que me doy un capricho no significa que sea una obsesión. Me merezco comprarme todo esto así como del día libre que el jefe me ha concedido y lo mismo te digo a ti, por una vez que te des varios caprichos no pasará nada. Nos merecemos esto amiga mía. —Respondió alegremente.

—Prefiero intentar llegar a final de mes, amiga mía. Oye, ¿qué te parece si nos tomamos algo aquí? —Comentó Nicole llegando junto con Emi a la entrada de una heladería.

—Claro, esto de ir de compras con el calor hace que me entren ganas de tomar algo fresco. Y estoy deseosa de soltar ya estas bolsas —Suspiró la asiática.

—Sí, es verdad, pobrecita mi niña, deben pesar una barbaridad. Llevas media tonelada de ropa en cada mano, vamos rápido adentro para que las puedas soltar antes de que se te caigan los brazos del peso. —Se burló la joven de dorada cabellera.

—Estás tú muy borde hoy señorita Collins. ¿Te vino la regla o algo similar? —Contraatacó la asiática con una mueca desafiante antes de echarse a reír.

—No me tires de la lengua bonita. Venga, entra que no nos vamos a quedar aquí todo el día paradas.

Tras esto, ambas féminas entraron en la heladería entre carcajadas y se sentaron en las sillas de una mesa libre tras comprar unas tarras de helado y unos refrescos.
—Mmmm… oye ahora que recuerdo, ¿qué pasó con la niña esa? —Le preguntó Emi tras dar un sorbo a su refresco.

— ¿Qué niña? ¿Ana?

—Sí, la hija de la mujer esa que murió en la comisaría.

Nicole comenzó a juguetear con la pequeña cuchara de plástico con la que se tomaba su tarra de helado de chocolate y nata haciendo dibujos en el refrescante alimento.

—Cuando le dimos la noticia a la familia, la pobre acabó destrozada... —Comentó en un tono de voz bajo.

El rostro de Emi parecía preocupado, dejando perder la vista en el refrescante líquido y en los dos cubitos de hielo que flotaban en el interior del vaso. —Ya veo... Es una pena perder a tus padres con esa edad, perdió a ambos ese mismo día, pobre niña...

—Ahora está viviendo con su primo y sus tíos, han decidido hacerse cargo de ella.

Ambas féminas quedaron en silencio terminando lo que habían pedido mientras buscaban cada una otro tema de conversación más alegre y despreocupado, pues aquel tema había dejado una extraña atmósfera entre ambas mujeres. Al mismo tiempo, Morís estaba trabajando en la comisaría encargándose del papeleo. El hombre estaba agobiado por todos los papeles que se acumulaban sobre su escritorio y no pudo evitar soltar un pesado suspiro al tiempo que se echaba hacia atrás en su silla giratoria dejando la vista perdida en el techo.

De fondo en la comisaría se podía escuchar los teléfonos sonando, el replicar de las botas de los agentes moviéndose de un lado a otro y algunas conversaciones. Si, mientras él estaba de papeleo hasta las cejas, sus compañeras Nicole Collins y Emi Tanaka habían recibido un día de descanso. El castaño giró la cabeza para contemplar al fondo de una pared un mapa de la ciudad colgado en un tablón de corcho con una serie de puntos rojos.

Morís se levantó haciendo sonar su silla y se encaminó hacia el mapa con las manos metidas en los bolsillos del pantalón de su uniforme. Con rostro serio comenzó a ver minuciosamente el mapa, el cual estaba lleno de puntos rojos en las zonas de las afueras de la ciudad, en sus límites y algo menos en otras zonas cercanas a estas entrando más hacia el interior de la ciudad. Aquellas marcas rojas eran donde se habían registrado los ataques de los muertos vivientes desde que tuvieron lugar los primeros casos hasta los más actuales. En aquellas zonas, los no muertos estaban siendo contenidos para que no avanzaran más hasta el interior de la ciudad y para proteger a los ciudadanos que aún residían en las zonas afectadas.

—La cosa se está poniendo fea. —La voz de su jefe, Alan Walker sorprendió a Morís, quien de inmediato se giró —Toma anda, un café le mantendrá despierto agente Anderson.

Morís tomó el vaso de café caliente que le entregó Alan y le dio un sorbo antes de contestar

—Gracias, no me venía nada mal. La cosa cada vez se pone peor, y temo que llegue el día en el que no podamos contener a esa plaga y.… Bueno, usted ya se imagina lo que pasará de suceder eso, jefe.


—Lo sé, no me gusta tampoco la idea esa de que Stone City se transforme en un gigantesco cementerio con muertos andantes.


—Y bueno, ¿Qué se cuenta?

—Me acaba de llegar por fax este informe —Anunció entregándoselo a Morís para que le echara un vistazo. El agente dejó el café sobre la impresora que se encontraba a su lado y comenzó a leerlo— Son las instrucciones sobre los movimientos que el Gobierno comenzará a ejecutar a partir de mañana en la ciudad como respuesta al problema con los zombis. Al parecer la ONU, quien teme por la posibilidad de que el problema con los zombis se vuelva una epidemia que pueda extenderse fuera de la ciudad, cooperará con el Gobierno para ayudar a los afectados por los ataques zombis. Los civiles de las áreas afectadas por este asunto dispondrán de una residencia temporal, así como recibirán ayuda económica, sanitaria y psicológica entre otras clases de ayudas. También se unirán a nosotros, la ayuda del ejército americano para exterminar a esos seres, así como para sacar a los civiles de las áreas peligrosas que están encerrados en sus hogares por temor a que estos seres los ataquen.

—Parece que están tomando medidas serias respecto a la situación, me gusta.

—Al parecer se efectuarán las evacuaciones de los civiles confinados en las áreas afectadas los días nueve y diez de este mes. Por los medios de comunicación se emitirá un aviso informativo hoy y los próximos días para que los civiles que residen en las zonas afectadas se preparen para ser recogidos esos días a las puertas de sus viviendas para sacarlos de los barrios peligrosos y llevarlos a los puntos de encuentro de las denominadas zonas seguras fuera de las áreas peligrosas, para finalmente ser escoltados al centro de la ciudad. Y si por lo que sea las cosas se pusieran en las peores de las posibilidades contempladas por los que viven en las altas esferas, ya se han pensado cosas.

—Al menos se le dará uso a ese viejo búnker, no está mal. —Comentó leyendo el informe mientras escuchaba a Alan— Entonces, en esos dos días se evacuarán a los civiles de las áreas afectadas, comprobando casa por casa y sacándolos del lugar. Y si se descontrola la cosa y la amenaza zombi no pudiera seguir conteniéndose, al ser todos los civiles de una ciudad quienes estarían en ese caso en peligro y no los que únicamente residen en unos distritos afectados de la ciudad como actualmente sucede, se avisará por medios de comunicación de que todo civil debe ir a la base militar de la ciudad inmediatamente. —Comentó Morís mientras continuaba leyendo el informe por encima.

—Exacto, suerte de que en la ciudad disponemos de una base militar y de un búnker, cuya función sería albergar a los ciudadanos de estar la situación a niveles críticos y la base fuera atacada por esos seres, todo esto poniéndonos claramente en el peor de los casos. En tal caso de que la ciudad entera se viera envuelta en un ataque zombi, grupos de militares del ejército y de la ONU, así como agentes de la ley serían enviados de inmediato por toda la ciudad para ayudar a una evacuación masiva, exterminando a los monstruos que se encontraran y buscando grupos se supervivientes para escoltarlos hacia la base militar. Con el fin de salvar la ciudad se les permitiría a los militares transformar la ciudad en un escenario de guerra con tal de erradicar la amenaza usando los medios necesarios, mientras que los civiles refugiados en la base, serían evacuados de la ciudad mediante el uso de helicópteros. Y hay otra cosa, ha llegado a mis oídos que los científicos que tiene el Gobierno trabajando en las instalaciones de la base militar, han estado desde hace unas semanas investigando especímenes de zombis y otras criaturas raras y según pude informarme, se tiene esperanza de encontrar una posible vacuna, están muy decididos en encontrarla.

—Ojalá sea cierto, pero veo difícil que encuentren una cura en tan poco tiempo. Por todo lo demás me parecen genial las medidas que se han tomado. También me parece bien utilizar el sistema de cámaras de vigilancia de la ciudad para controlar la situación en las áreas afectadas monitoreándolas desde la comisaría. —Morís le devolvió el informe a Alan y recuperó su café, al cual le dio un par de sorbos mientras que con Alan, volvían a su escritorio.

—Me parece genial que estén moviéndose y hayan decidido ayudarnos activamente, pero manda huevos el tiempo que se han pegado hasta que les han dado la gana de actuar. Fue a inicios de Mayo si mal no recuerdo cuando se confirmaron los primeros ataques caníbales. Los cadáveres en el bosque, los avisos de los civiles, las desapariciones, los ataques, el caso se lo distes a un grupo de novatos pensando que en el bosque se ocultaba algún asesino o algún tipo de secta, ellos serían capaces de buscar y capturar al culpable o grupo de culpables. Qué lejos estábamos entonces de la verdad. El tiempo pasó y no se encontró al culpable y los asesinatos seguían llevándose a cabo, fue cuando decidiste pasarnos el caso a Collins, a mí y otros agentes experimentados. —Dijo sentándose en su silla. —No nos creísteis cuando os contamos lo que descubrimos, incluso habiendo tenido una baja en el equipo, aunque nadie os culpa. ¿Quién creería que unos zombis estaban detrás de todo y habían acabado con nuestro compañero? —Comentó con un tono desanimado recordando su primera experiencia con los muertos vivientes.

—Sí, recuerdo aquel día bastante bien, os eché una bronca tremenda pensando que lo que me contasteis era mentira y que por alguna razón no me queríais decir la verdad, que me ocultabais algo, incluso estuve a punto de despediros. —Respondió Alan sentándose en una silla situada al otro lado de la mesa de Morís— Os quité del caso y se lo di a otros, nunca volvieron ya que murieron a manos de esos seres, fue entonces cuando yo fui en persona con un grupo y unas videocámaras para grabar y tener pruebas de lo que allí estaba sucediendo. Lo siento, ya me disculpé con vosotros en su día y lo vuelvo a decir, lo siento, me pasé bastante con vosotros cuando os eché la bronca porque no podía creerme vuestra historia, hasta que lo comprobé por mí mismo.

—No importa jefe, es lógico que no lo te lo creyeras, incluso a nosotros nos costaba creer que lo que vimos era real. Es que simplemente me jode que tras pedirle ayuda al Gobierno y mandarles aquellas grabaciones como pruebas y algunos informes pasaran de nosotros como la mierda. Hasta que no hubo un gran percance como el de aquella boda de famosos transmitida por la televisión no decidieron actuar, claro, ya cuando todo el tema zombi comenzó a salir a la luz y a causar el pánico entre las personas dentro y fuera de la ciudad, todo esto fue el mes pasado, hasta entonces hemos estado nosotros solos ocupándonos del asunto.

—Y ahora es cuando se han decidido involucrar activamente, en Julio. El mes pasado tras lo de la boda aquella tan solo estuvieron mandando personal y recursos a la base tomando un papel pasivo dedicándose a la investigación de los zombis, pero mientras, quienes se enfrentaban cara a cara con la amenaza éramos nosotros, las bajas eran de nuestros agentes y ahora es cuando nos mandan al ejército para ayudarnos, malditos cabrones... Te entiendo perfectamente Morís, a mí también me parece indignante la manera en la que se han ido involucrando en el asunto, al final, cuando todo este asunto se ha vuelto un secreto a voces en el interior de la ciudad. —Respondió un Alan cuyo tono de voz transmitía indignación y enfado hacia aquella gente que los gobernaban.

—Sí, dentro, ya que fuera de la ciudad por lo que sé están modificando la información que sale de Stone a base de una madeja de mentiras que están creando con el fin de que cuanto menor sea el número de personas que sepan lo que está sucediendo aquí mejor. Así no se verán salpicados por el tema ya que si hubieran actuado antes, muchas muertes se hubieran podido evitar y el número de muertos en las zonas afectadas no sería un problema como lo es ahora. Malditos políticos... —Pronunció Morís con asco al finalizar su respuesta.

—Ellos tienen parte de culpa en que la situación en la ciudad esté como actualmente está, pero bueno, mejor tarde que nunca ¿no? — Suspiró con resignación levantándose de la silla para volver a su trabajo.
—Supongo... —Respondió secamente el agente Anderson preparándose de nuevo para volver al papeleo.

Alan sacó del bolsillo de su pantalón un paquete de cigarrillos dispuesto a deleitarse con uno. 

—Pronto será el día agente y tengo ya una misión preparada para ti y la agente Collins. Ayudarán en el tema de la evacuación de los afectados en las zonas de peligro junto a otros grupos de agentes.

—Está bien jefe. Ahora si me disculpa, debo de seguir rellenando los informes. —Resopló Morís echando un vistazo a la pila de papeles que se acumulaban sobre su mesa.

—Claro, trabaja duro agente —Comentó antes de marcharse hacia su despacho dejando una nube de humo emerger de entre sus labios.

La noche cayó y el anuncio fue emitido por la televisión, únicamente por el canal de noticias propio de la ciudad, por notas informativas que los operativos dejaban en las viviendas de los afectados que vivían en las zonas declaradas peligrosas y por el canal de radio propio de la ciudad, todo de tal forma que lo que sucediera en Stone City quedara en la ciudad y no se expandiera demasiada información fuera de esta, pues el Gobierno había dado a entender de acuerdo a la información que había logrado salir fuera de la ciudad, que una secta conformada por peligrosos asesinos estaban atacando a los ciudadanos de la ciudad, mentira que soltó con el fin de que nadie supiera sobre la existencia zombi en Stone City.

Todos los mecanismos que moverían la cadena de futuros acontecimientos que acontecerían a la ciudad habían comenzado a girar. Ya no había vuelta atrás, el juego de la supervivencia a la que la ciudad y sus ciudadanos se habían visto envueltos acababa de comenzar.


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