Big Red Mouse Pointer

sábado, 3 de diciembre de 2016

NH2 - Capítulo 054: Encarrilamiento (Parte 2)

A la mañana siguiente Alice fue la primera en despertarse, la joven observó con una sonrisa como el rubio dormía plácidamente, la conversación de aquella noche había creado nuevos vínculos entre ambos y estaban incluso mas enamorados. La joven retiró un mechón rubio de la cara de M.A fijándose en como le había crecido un poco el pelo, este acto provocó que el joven se despertase.

―Buenos días mi amor...―dijo Alice cara cara en la cama.

―Oh no... ¿He roncado mucho? ―preguntó M.A aún con los ojos medios cerrados.

―Jajajajajaja, no tranquilo, acabo de despertarme, he dormido mejor que nunca.―contestó Alice.

Ambos se quedaron un rato en la cama observándose mientras Alice acariciaba el cabello de su pareja, hasta que M.A. cambio el rostro.

―¿Qué ocurre? De repente has cambiado la cara... ¿Estás bien?―preguntó Alice.

―Sí, sí, es solo que he recordado lo que había soñado.―dijo M.A.

―¿Sabes? antes podía no soñar en toda una semana, o no acordarme al menos, pero desde que paso todo este apocalipsis zombie no paro de soñar, y la mayoría es con el viejo mundo, o son sueños de terror.―comentó Alice.

―Si, a mi me pasa igual....

―¿Y bien, vas a decirme con que has soñado?

―Con Ley....

―Oh, entiendo...―respondió Alice con cara triste.

Hubo algunos momentos de silencio hasta que Alice decidió romperlo.

―¿Y qué estaba haciendo en el sueño?, seguro que estaba gritando y dándote una orden, jajajaja ―Alice consiguió sacarle una sonrisa a M.A.

―Supongo que al menos siempre podré seguir viéndola en mis sueños.―comentó M.A. con una sonrisa en la cara.

―Pues claro...

La pareja se levantó para prepararse y empezar el día, ambos tenían la sensación que iba a ser un gran día y que a pesar de los peligros volverían a verse al anochecer.

Los rayos del sol entraban a través de la ventana despertando a la bella durmiente de oscuros cabellos, en la cama, la joven no tardó en percatarse de la ausencia de su pareja. Permaneció unos instantes con la mirada perdida en el techo antes de estirar su cuerpo e incorporarse en la cama. Llevándose la mano a la boca, bostezó aún medio dormida mientras se levantaba y corría la cortina para ver el exterior.

―Será mejor que me de prisa, Maya debería de venir a buscarme. ―dijo para si misma frotándose uno de sus ojos. ―Iré preparándome.

Un rato después Jessica ya estaba lista para cuando Maya la buscara y fuesen a dar sus primeras clases de medicina con ella, tenía ganas de empezar a aprender con ella. Bajando las escaleras a la primera planta, la joven imaginaba que clases de cosas podría aprender con ella, tal vez aprendería conocimientos sobre algunas enfermedades, plantas medicinales, maneras de tratar una herida, quien sabe... Abajo, en la primera planta, la joven se percató de la figura de Davis en el salón, sentado en una silla y apoyado en la mesa, le daba la espalda permaneciendo completamente en silencio observando algo.

Sin hacer ruido, de puntillas, la joven entró al salón sin hacer el mas mínimo ruido mientras se acercaba por detrás al joven, para cuando finalmente llegó a él, observó por encima del hombro lo que estaba mirando, estaba leyendo el libro sobre el embarazo y el parto que Maya le había traído el día anterior, parecía enfrascado en la lectura ya que no se había percatado de su presencia por lo que se veía. Con una sonrisa, la joven abrazó a su chico por detrás, rodeando su cuello con los brazos.

―Buenos días. ―saludó besando la mejilla del joven.

―Buenos días, Jess. ―respondió de inmediato. ―¿Dormiste bien?

―Si, la verdad es que si. ¿Cómo que estás leyendo eso? ―preguntó interesándose por lo que hacía.

―Mmm... bueno, tuve ayer una charla con Nicole sobre el bebé y lo que haría y tal, ¿sabes? Y bueno, no me vendría mal empezar a hacer algo por el bebé para cuando nazca, y lo mejor es informarme por ahora por si tengo que ayudarte con el tema del parto. ―comentó pasando una de las páginas.

―Ya veo, me gusta que te intereses de esa forma, veo que la charla con Nicole te sirvió de algo. A decir verdad yo ya sabía que iba a hablar contigo, me lo comentó cuando tú aún estabas de expedición . ―respondió alegremente besando una vez mas la mejilla del joven.

―¿Ya te había comentado que quería charlar conmigo del tema ? ―preguntó extrañado.

―Mmmm... bueno, para serte sincera el tema de la charla entre vosotros dos salió a raíz de mis preocupaciones acerca de que no te veía muy involucrado con el tema del bebé... Nicole decidió hablar contigo al respecto porque yo aún no me había a atrevido a sacarte el tema―comentó mas seriamente envolviendo aún con algo mas de fuerza el cuello del joven con sus brazos. ―Pensaba que no estabas muy contento con la idea de que fuese a nacer , ya que siempre me dabas las mismas respuestas o intentabas huir de alguna forma cuando hablábamos sobre que hacer con el bebé...

Ambos permanecieron unos instantes en silencio, hasta que Davis suspiró pesadamente apartando los ojos del libro. ―Tienes razón Jessica, huía del tema porque no sabía que hacer con ese bebé, no sabía como darle un futuro y temía por la posibilidad de que muriera por mi impotencia o inexperiencia, tenía miedo de pensar en esa posibilidad por no saber lo que el futuro le depara a esa criatura, por eso huía... Te debo una disculpa Jessica, sé que no estuve actuando bien como futuro padre y pareja, lo siento, pero, a partir de ahora te prometo que las cosas cambiarán ¿de acuerdo? ―comentó echando la cabeza hacia atrás para mirar el rostro de la joven que lo observaba en silencio detrás de él. ―Sé que no soy perfecto, que tengo fallos, pero por favor, dame algo de tiempo para rectificar y hacer las cosas bien...

Jessica se quedó mirándolo sin dejar de abrazarlo por detrás, realmente era consciente de ello, de que ella misma no fue honesta consigo misma respecto a Davis, simplemente porque lo quería le había estado excusando aquel comportamiento, aquella actitud de huir de aquella responsabilidad que ambos compartían, de no ser por Nicole probablemente la cosa no hubiese cambiado... Era idiota, había tenido que dejar que otra persona interviniese para arreglar un problema como ese en vez de haberlo hecho ella misma, no le agradaba mucho aquello, realmente estaba agradecida con Nicole, pero sabía bien que de tener problemas con él debía de agarrar al toro por los cuernos y tenía que atreverse a hablar con Davis claramente y exponerle sus problemas a la cara, sin excusarle ni dejarle huir ante un problema, presionarle, probarle si fuese necesario, como pareja, debía de compartir los problemas para buscar soluciones por el bien de la relación, tenía que aprender a manejarlo, si continuaba haciendo lo que hasta ahora, excusando su actitud, podría suponer un peligro para la relación.

Ahora entendía su miedo, entendía el motivo por el que huía, él simplemente no quería aceptar la idea de que un futuro desconocido pudiese arrebatarle la vida a aquel bebé sin poder hacer nada para evitarlo, monstruos, psicópatas, falta de recursos, radiación, si, lo comprendía, pero aún así debía de tratar de hacer todo lo que estuviese en mano para evitar que algo como eso pudiese suceder, si no aplicaba medidas, irremediablemente aquel inocente ser nacido del amor de ella y Davis acabaría por encontrar un trágico destino. Aquel par de ojos oscuros la miraban directamente a los suyos propios, sin parpadear, una mirada limpia y decidida le decía que no mentía, solo necesitaba algo de tiempo, tiempo y confianza por su parte para solucionar las cosas y dar lo mejor de él para solucionar el problema. Tras unos instantes mirándose directamente a los ojos, Jessica bajó la cabeza acercando su rostro al de Davis, y en silencio besó sus labios dándole la respuesta que su chico necesitaba.

―Gracias, no te defraudaré, Jessica. ―susurró cuando los labios de la joven se separaron de los del chico.

―¡¡Dios, pero que bonito por favor, que pena no tener un paquete de palomitas!! ―se escuchó una voz tras ellos. ―¡¡Nicole, pásame unos pañuelos que lloro!!

―¡¿Maya?! ¡¿Nicole?! ¡¿Cuánto lleváis aquí!? ―exclamó una sorprendida Jessica.

―El suficiente como para comprender que sucede. ―respondió Nicole con una sonrisa pícara. ―Gracias, no te defraudaré, Jessica. ―repitió tratando de imitar la voz de Davis.

Maya no pudo evitar romper a reír ante la actuación de la rubia.

―Choca esa, ha sido buena rubita. ―comentó instantes antes de chocar una de sus manos con su compañera.

Davis no pudo evitar ponerse rojo de vergüenza ante aquello, y sin decir nada solo pudo ocultar su rostro en el libro que hasta unos instantes estaba leyendo, tratando de ocultar su visible vergüenza maldiciendo a aquel par de inoportunas.

―¡¿Es que no os ha enseñado a llamar a la puerta?! ―exclamó Jessica tratando de defenderse del dúo mientras sufría el mismo efecto vergonzoso que su chico. ―¡¿Vo... vosotras que vais a hablar?! ¡¡Ni... ni siquiera tenéis pareja para algo como esto, solteronas!!

El dúo continuó riendo por unos instantes mas metiendo la pata con la pareja, les parecía divertido las reacciones de ambos. Finalmente el dúo paró mientras se limpiaban con el dorso de sus manos las lágrimas que asomaban por sus ojos.

―Lo siento chicos, pero no pude contenerme. ―contestó Maya mas calmada.

―Bueno, tal vez nos pasamos Maya, no debimos reírnos de algo así. ―comentó Nicole con una amplia sonrisa en su rostro. ―A decir verdad no sabemos de los que estáis hablando, hemos llegado hace un instante, cuando os habéis besado, al final de la charla, no os preocupéis que no hemos escuchado nada.

―¿Y qué demonios hacéis aquí? ―preguntó Davis mirando al dúo localizado a la entrada del salón.

―Yo venía a llevarme a Jessica para darle algunas clases de medicina. Nicole venía para proponerte entrenar según me ha comentado.

―Cierto, me voy con Maya, Davis, luego hablamos. ―se despidió la joven abandonando la estancia junto a Maya.

―Bueno, nos hemos quedado a solas. ¿Te apuntas al entrenamiento o prefieres seguir leyendo?

―Vamos a entrenar, me vendrá bien moverme un poco, llevo aquí como un par de horas sentado, creo.

―Perfecto, coge tu lanza, vamos a practicar con nuestras armas blancas.

―Bien, ahora vuelvo, cojo la lanza de mi habitación y bajo. ―respondió subiendo a su cuarto con el libro bajo el brazo.

El grafito del lápiz se extendía inagotable ante un notorio cúmulo de papeles repartidos sobre la mesa que había designado como su escritorio a medida que sus ideas fluían a través del límite de su imaginación para plasmarse en la que iba a ser su historia. Únicamente la especificidad de un mensaje enunciativo pudo corromper su íntegra concentración en la labor.

―Cariño, voy a ir abajo. Ven tú también cuando termines. Quiero que me ayudes a preparar el desayuno. Hoy va a ser un día largo ―imperó Eva rematando unas arrugas rebeldes creadas por la colcha de su cama frente a su bamboleo nocturno―. Hey, ¿me estás escuchando o hablo con las gallinas?

―Te he oído… ―denotó su hermano cierta molestia sin detenerse en su escritura.

Acompañando a un ligero suspiro de pesadumbre, la joven se dirigió al exterior de la habitación suplicando encontrar una distracción válida para ella. Su calzado reverberó sobre la superficie de un extenso corredor mientras se encaminaba hacia unas escaleras aturdida por un canto similar al de una ballena que nació repentinamente de la planta baja. Localizó al culpable de semejante atrocidad en el salón, tumbado malamente sobre un sillón desde el que alzaba su característica botella de alcohol y mantenía su inseparable cigarrillo entre los labios.

—Por el amor de Dios, Puma… —se presentó indignada ante su desaliñada figura, generándole un temor ante una inminente batalla contra otra lección acerca del encarrilamiento de su vida—. Menos mal que no te dedicabas a cantar. Casi me quedo sorda.

—Bueno, es tu culpa —respondió aliviado por su evasión fortuita—. Si no madrugaras tanto, no tendrías que escuchar mi espectáculo del pulmón carbonizado.

—Anda que… Trae uno de esos, antes de que te los pulas también —exigió Eva el respeto a su autoridad a través de un cigarro camuflado en su cajetilla del que ella misma se apoderó sin que Puma variase mínimamente su modo pasivo—. ¿Y el mechero?

Sumiso ante su petición, el minino lanzó un cilindro que las manos de su compañera atraparon velozmente mientras se acomodaba sobre el respaldo plegable de un segundo sillón.

—Hay que ver, Pumita… Vives como Dios —acentuó la joven inhalando la relajación extrema de una calada que no había saboreado en semanas—. Bebes, fumas y ganduleas todo lo que quieres sin que nadie tenga cojones a decirte nada. Voy a tener que empezar a cambiar eso.

—Cada uno hace con su tiempo libre lo que quiere, ¿no? —subrayó refrescando a su garganta con otro burdo trago de su botella—. Tu hermano escribe, M.A y Alice follan con condón, Davis y Jessica follan sin condón, Nicole y tú os dais de hostias…

—Hijo de puta… —explotó en una gran sonrisa correspondida por el gato cómico—. Nicole y yo ya arreglamos nuestros asuntos, así que vas a tener que buscarte otro ring en el que meter tus narices.

—Qué pena… Habría apostado la caja de cigarrillos a que esto iba a acabar con una de vosotras sin dientes —bromeó Puma mientras aplastaba el tabaco ya consumido bajo su bota—. ¿Sabes? Es un poco extraño verte fumar. No lo habías hecho desde el hospital.

—Quieres decir, ¿cuándo me secuestraste? —atacó asestándole una mirada de pura picaresca.

—Más bien cuando te desmayaste encima mío y te di cobijo —le esclareció contraatacando con una segunda ofensiva—. Oye, no, lo digo en serio. Pensaba que lo habías dejado, y más teniendo en cuenta el broncazo que me metiste ayer por un cartón. Casi pierdo medio cojón.

—Mira, Puma —reaccionó Eva acentuando su seriedad—, que fumes me la suda, porque, al fin y al cabo, yo también lo hago, pero que me dejaras en ridículo delante de dos compañeras no me debió sentar demasiado bien, porque me entró un dolor de ovarios que ni te lo imaginas.

—Oh, venga ya…

—De “oh, venga ya” nada. Tú has sacado el tema, así que ahora cierras la bocaza y me escuchas —le detuvo adivinando el devenir de un conocido repertorio de excusas baratas—. Teníamos un plan, teníamos un procedimiento, y te lo pasaste completamente por el forro porque querías tu tabaco, como si fueras un puto crío de tres años. Me dejaste con el culo al aire como dirigente, y no fui la única que se dio cuenta.

—Está bien, está bien, está bien, está bien. Tienes razón, ¿de acuerdo? La cagué. Metí la pierna entera hasta el fondo del saco de mierda, pero por favor, no conviertas esta charla agradable en una lección. Te lo pido por favor… —suplicó Puma temeroso ante el suplicio que se avecinaba.

—Puma… Podríamos haberlo discutido en privado, y lo más seguro es que hubiese cambiado la ruta. Sé que no estás en tu mejor momento, pero ya ni siquiera hablas conmigo. Y sigo siendo yo, Puma. No he cambiado. Estoy aquí mismo —transmitió sincera su decepción.

—Eso no es cierto —negó este aparcando su botella sobre el cristal de una mesa cercana.

—No estoy ciega, Puma. Nadie es ciego. Todos vemos lo que te está ocurriendo, especialmente yo. Estás… ido. He intentado tener una conversación contigo desde lo que sucedió con Nicole en el bar porque necesitaba hablar con alguien, y sé que tú también lo necesitas, pero no ha habido manera. Has estado escabulléndote y buscando excusas para rehuirme. Ni siquiera ir juntos en la expedición funcionó. Más bien empeoró todavía más las cosas. Esta actitud no va a ayudarte.

—¿Y qué actitud va a ayudarme? —arrojó él una inestable tentativa de defensa—. He pasado la mitad de mi vida luchando por todo lo que creía, ¿y qué tengo? Todo lo que en su momento juré proteger está bajo tierra y todo lo que en su momento quise construir ha caído. Todas y cada una de mis decisiones sólo han servido para que unos mueran y otros me repudien. Heriré menos a la gente si me estoy quieto.

—¡Puma, mírame! —alzó ligeramente su volumen tras estampar su cigarrillo—. ¿Estoy muerta? ¿Te he repudiado? ¡No! ¡Más bien me estás repudiando tú a mí!

—Sabes de sobra que no estoy hablando de ti, y también sabes mejor que yo que hay quienes cuchichean de mí a mis espaldas, y no creo que sea para decir lo guapo que soy —arremetió este sintiendo una férrea tensión aferrarse a su sistema nervioso.

—¿Y qué? ¿Te crees que no sueltan mierda sobre mí? No hablo de ellos. ¡Hablo de mí! —gritó indudablemente molesta por su rastrera evasión—. Echo de menos tu presencia, Puma, la de tu verdadero yo. Yo también estoy bastante sola en este grupo, por si no te has dado cuenta. Quizá sea egoísta, pero te necesito aquí, así que no voy a permitir que sigas así, por nosotros dos. Y si tú mismo no eres suficiente motivo para recuperarte y seguir luchando, entonces hazlo por mí, o seré yo la que te perseguirá hasta que vuelvas. No eres culpable de tus supuestos fracasos, y vas a acabar viéndolo, tarde o temprano.

Un sencillo reloj de pared rescató a Puma de una batalla verbal cuyas oportunidades de victoria eran nulas cuando informó a la chica de la demora en su preparación para el entrenamiento de la mañana, quien se incorporó rauda desde su sillón antes de desentumecer un par de músculos que aún permanecían dormidos.

—Hazme un favor, y ve a comprobar las entradas de la aldea, por si acaso. La seguridad no está nunca de más —ordenó Eva adoptando su grave entonación de firme dirigente.

—En un minuto —acató sumiso el gato a la vez que concentraba sus esfuerzos en abandonar su asiento sin demostrar deterioro alguno por los efectos del alcohol.

—Y que sepas que esto no se acaba aquí. Necesito hablar contigo de otros asuntos —concluyó mientras se orientaba hacia las escaleras rumbo al dormitorio en el que Inma aún descansaba.

Puma aguardó pacientemente hasta asegurar la completa ausencia de su compañera antes de emitir un cálido susurro.

—Yo también te he echado de menos, Eva.

La estancia, pequeña y polvorienta estaba repleta de pequeñas mesas y sillas de madera, la luz blanca de la mañana que atravesaba las ventanas abiertas dejaba visible el océano de polvo acumulado sobre las pequeñas sillas y mesas de madera de la pequeña sala de aprendizaje que constituía en su gran mayoría al pequeño edificio de la aldea bautizado como la escuela. En su interior, dos chicas jóvenes estaban utilizando de nuevo la estancia para aquello para lo que fue construida, impartir educación, aunque en este caso, los conocimientos transmitidos de tutora a aprendiz eran sobre primeros auxilios, no matemáticas, lengua o música, asignaturas que antiguamente los niños de la aldea solían aprender. La joven aprendiz de media melena oscura cruzaba las piernas en la pequeña silla apoyando sus codos sobre la superficie de la mesa, siguiendo atenta con sus ojos azules a la maestra de cabello castaño que se paseaba de un lado a otro con el libro de primeros auxilios entre sus manos leyendo y explicando la primera lección de la joven Jessica.

—Y con esto ya deberías de saber lo fundamental sobre las quemaduras. —comentó la voz de Maya deteniendo sus pies y mirando a Jessica. —Para repasar un poco todo lo que he dicho. ¿Recuerdas los diferentes grados de quemaduras que mencioné antes, Jessica?

—Mmmm... eran tres clases las que había. —respondió apoyando la espalda en la silla. — Las de primer grado afectan a la capa más superficial de la piel, y se caracterizan por un enrojecimiento de la piel que duele al contacto, las quemaduras por la exposición prolongada al sol son un ejemplo de primer grado. Las quemaduras de segundo grado son un poco más profundas y mucho mas dolorosas, se caracterizan porque aparecen de ampollas, que son un sistema de defensa ante la quemadura, protegiéndola de infecciones y, con el líquido que contienen, hidratan la herida y ayudan a la cicatrización. La de tercer grado eran quemaduras con tejido carbonizado, las terminaciones nerviosas se destruyen, por eso no duelen. —comentó pensativa haciendo memoria de lo que le había escuchado a Maya.

—En efecto. En quemaduras de primer grado, cremas hidratantes y especialmente el aloe vera resultan muy beneficiosas. También hay que refrescar la quemadura con aguan abundante durante varios minutos, y hacer un vendaje con una gasa o paño humedecido. Que por cierto, en el pueblo recuerdo que vi aloe vera que podríamos usar para tratar quemaduras. —comentó pensativa.

—Bueno, la aloe vera tiene muchos mas usos además de ayudar a tratar las quemaduras. —respondió Jessica. —Recuerdo que mi abuela decía que era una planta milagrosa por todos los beneficios que tiene. Si mal no recuerdo, limpia, hidrata y regenera la piel, alivia el dolor de cabeza, dolores musculares, es un analgésico y antiinflamatorio contra dolores producidos por esguinces, lumbago, o torceduras... mmmm... también actúa como laxante, como cicatrizante... —Jessica se esforzaba en hacer memoria recordando las charlas que su abuela le había dado muchas veces en la floristería familiar sobre su planta favorita. —Ayuda con el tema de la aparición del acné también, mi abuela le hacía a mi hermano una mezcla entre gel de aloe vera y jugo de limón para que se le quitaran los granos cuando estaba en plena adolescencia, y ahora mismo no recuerdo mas, pero apuesto a que tiene muchas mas propiedades.

—Si, tiene muchas mas, me sé de algunas propiedades mas que no has comentado, es por todo eso que me alegré de ver aloe vera en la floristería del pueblo, nos será de mucha utilidad. —Maya miró el reloj situado en la pared tras ella. —Ya ha pasado hora y media, creo que lo vamos ha dejar aquí, seguiremos otro día por la mañana. —propuso la joven con un suspiro. —Tengo que reconocer que aprendes rápido Jessica, hoy hemos dado el tema de como identificar correctamente las distintas clases de quemaduras y como tratar algunas de ellas, y te has ido quedando con las cosas que he ido leyendo y explicando, eso está bien. —comentó con una sonrisa en los labios que reconfortó a su discípula.

—Aprendo rápido por que me parece interesante, y porque estoy dispuesta a aprender. —comentó con una mirada cargada de determinación.

—Mmmm... si, ya veo, por el futuro, estás decidida a hacer cambios para el futuro, y esto es parte de ese cambio que quieres hacer. —comentó sin borrar la sonrisa del rostro. —Me parece genial que estés tan animada y decidida a cambiarte a ti misma y a las situaciones que te rodean Jessica, ojalá muchos tuvieran la determinación que tú tienes, es de admirar. —suspiró la joven mirando hacia la ventana, cuyas grisáceas cortinas se mecían levemente ante el viento que entraba por la ventana abierta.

Jessica se quedó mirando en silencio hacia la ventana, igual que Maya, sin saber del todo a que, o mas bien, a quien se refería con eso. —Pienso que todos tiene aquí la determinación para cambiar su estado, solo que cada uno lo hace a su modo, tal vez de forma correcta o incorrecta a los ojos de otros, pero pienso que todos se esfuerzan a su manera por mejorar su situación y la de las personas a las que quieren. —comentó la joven antes de levantarse de su asiento. —Davis, M.A, Adán, Inma...

—Eva, Puma, Alice o Nicole... —comentó la joven de cabellos castaños sin apartar la mirada del exterior. —Cada uno busca la forma de cambiar su futuro a su manera, en eso tienes razón, pero no todos han logrado dar los primeros pasos a esos cambios, varios aún están tratando de arrancar con ello. Algunos quieren cambiar la situación pero no saben como, o simplemente es que están aún encadenados al pasado, a las cosas que perdieron, haciéndoles incapaz de ver el futuro que quieren para ellos mismos y para quienes les importa, y por eso no terminan de arrancar a pesar de que quieran cambiar las cosas... —comentó viendo en su mente en aquella ocasión la imagen de Puma. —Y otros como tú ya han arrancado y han empezado a moverse.

—¿Y tú? —preguntó pensativa acercándose a la joven.

—Bueno, mas o menos sé lo que quiero, y voy encaminando mis pasos en la dirección que creo necesaria para proteger a este grupo, mi familia. —comentó recordando lo de su nuevo poder y el motivo por el que lo usaba a costa de los dolores y malestares que la torturaban con cada una de esas visiones.

—Ya veo, eso está bien entonces. —respondió la joven de cabellos oscuros. —Bueno, creo que será mejor que me vaya, intuyo que Eva me buscará dentro de poco para entrenarnos a mi y a Inma.

—Está bien, Jessi. —respondió la joven mirando a su compañera. —Esfuérzate. —la animó levantando el pulgar.

La joven asintió enérgicamente antes de abandonar la estancia con Maya, de la que se separó poco después para buscar a Eva, mientras que su compañera marchaba a guardar el libro de primeros auxilios en su habitación.

Choques metálicos replicaron una y otra vez bajo la polvareda producida por los rápidos pasos y movimientos de las figuras en combate. Avanzando rauda con Kukris en manos, la figura de Nicole se lanzó con fiereza hacia el lancero en guardia situado a unos metros de ella, a la distancia perfecta, la mujer de dorados cabellos ejecutó un veloz y potente golpe diagonal descendente con las hojas de ambos machetes, produciendo un quejido metálico en respuesta al impacto entre el cuerpo metálico de la lanza y el veloz barrido de las hojas de los machetes de Collins. Un golpe devastador, sin dudas, Davis había sido capaz de soportar el fuerte golpe con uno de los extremos del arma al tiempo que flexionaba las rodillas para no perder el equilibrio en el impacto, y con ello, evitar dejar un hueco libre. Los golpes no cesaron, en diagonal, de izquierda a derecha, las dos hojas de los machetes descendían impactando con el cuerpo de la lanza, haciendo retroceder a su propietario mientras que con un veloz juego de manos alternaba entre un extremo y otro del arma para bloquear los veloces y feroces impactos.

Davis se mordió el labio inferior sintiendo rabia e impotencia mientras era incapaz de dejar de retroceder ni cambiar la defensiva por una ofensiva para contraatacar a la furia de dorada melena. Ciertamente él como lancero poseía un arma que debería de otorgarle de una gran ventaja ante los dos machetes Kukris, impidiendo a la portadora de los machetes acercarse a él, pero Nicole y él sabía perfectamente que una lanza suponía tanto una ventaja como una desventaja para su portador de lograr el enemigo acercarse a determinada distancia que le impidiese al lancero atacar con la longitud total de su arma, eso es lo que había hecho Nicole muy consciente de aquel detalle. Collins había logrado ante un desliz de Davis desviar un par de golpes al tiempo que avanzaba un par de pasos en adelante, cerrando distancias con el lancero y acortando el radio de ataque de la lanza.

Un par de ojos castaños observaban la feroz batalla entre el dúo a una distancia prudencial, preocupada, Maya no podía evitar preocuparse que en el peor de los casos, por accidente, uno de los dos apuñalase o cortase al otro. Sí, sabía que era un entrenamiento, y tanto Nicole como Davis estaban controlando y calibrando todos y cada unos de sus ataques para evitar alguna tragedia, pero por si acaso, ella había decidido ir allí con el botiquín en mano por si algo sucediese. La cosa pintaba mal para Davis, pues la fiereza de la tigresa bautizada como Nicole superaba a Davis en estrategia de combate, reflejos y velocidad, dotándola de una buena ventaja ante el dominio de los Kukris, armas que a diferencia de la lanza, eran mucho mas fácil de aprender a manejar. Ante sus ojos, dos figuras danzaban entre la polvareda, una avanzaba y otra retrocedía mientras la música metálica inundaba los oídos de la joven de cabellos castaños.

Nicole, aprovechando un leve traspiés de Davis, dio un rápido giro de trescientos sesenta grados desencadenando con ello un potentísimo impacto contra el centro de la lanza empleando las hojas de sus machetes, un ataque demoledor, sin dudas, tal potencia ejercida tanto por la fuerza de ataque de Nicole, como por la velocidad de aquel giro obligaron a Davis a sentir su arma resbalarse ligeramente de entre sus manos, haciendo que su defensa se viniera en gran parte abajo, ante la impresión el joven dudó por un instante congelándose en el sitio, oportunidad que la rubia empleó para golpear de una patada el vientre expuesto de su contrincante lanzándolo por los suelos.

—¿Qué sucede lancero? Te noto algo oxidado. —comentó Nicole en tono provocativo en un intento de que Davis se lo tomara algo mas en serio. —¿Necesitas que te ayude a levantarte? ¿O es que prefieres seguir ahí tirado y cubierto de polvo?

El joven se levantó inmediatamente apretando los dientes y frunciendo el ceño ante la provocación de su compañera. Tras limpiarse ligeramente el polvo de su ropa, Davis empuñó la lanza con ambas manos colocándose en posición de combate. Nicole sonrió ante la cara de mosqueo de su compañero, sabía que ahora se esforzaría mas, no le agradaba mucho eso de que le hiciesen morder el polvo y luego se burlasen de él.

—Muéstrame de lo que eres capaz, lancero. —invitó la joven mujer invirtiendo la hoja del Kukri que sostenía en su mano derecha hacia abajo a fin de usar ese filo como defensa, mientras que el filo del Kukri de la mano izquierda continuaba mirando hacia arriba, preparado para el ataque. —¡Vamos Taylor, demuéstrame que sabes hacer!

Sin previo aviso el lancero avanzó de un par de zancadas lanzando una puñalada con uno de los filos de la lanza, puñalada que Nicole evadió fácilmente de un golpe con el Kukri derecho desviando la trayectoria del filo. —Predecible. —contestó con un suspiro.

¿Predecible? Nicole abrió aún mas los ojos ante su sorpresa cuando se percató al instante del siguiente movimiento de su contrincante, cuando ante un pequeño exceso de confianza la hizo confiarse por un instante ocasionándole el no percatarse del ataque inminente. De la forma mas bruta posible, sin táctica ni elegancia alguna, el lancero agarró con fuerza uno de los extremos de la lanza con ambas manos, la cual se alzaba en lo alto, sobre la cabeza del portador, quien agarrando el arma como si de un bate de béisbol se tratará lanzó su siguiente ataque, tan rápido y demoledor que Nicole apenas tuvo una fracción de segundo para colocar el filo de ambos Kukris como único escudo ante el potente barrido lateral de la lanza metálica. Tal fue el estallido metálico ante el increíble y enérgico golpe caracterizado mas por la fuerza bruta que por la técnica y elegancia, que Nicole cayó estrepitosamente contra el suelo.

Otra fracción de segundo. Nicole rodó lateralmente sobre el terreno antes de que uno de los filos de la lanza perforara la zona en la que se encontraba el hígado de no haberse apartado en aquel preciso instante. Nada mas levantarse tuvo que volver a caer estrepitosamente sobre su trasero al tropezar tratando de evadir una veloz punzada al tiempo que giraba el cuerpo lateralmente evadiendo el ataque directo, y con ello perdiendo el equilibrio haciéndola caer. Davis no estaba dispuesto a detenerse, estaba devolviendole la misma táctica rápida y evasiva que había usado contra él hacía tan solo unos instantes. Maya, con el corazón en un puño y los nervios a flor de piel, tuvo que ver a Nicole levantarse rápidamente para evadir otro ataque descendente, aunque en esa misma fracción de segundo, el filo que acabó clavándose en el suelo, ascendió veloz al rostro de la mujer, quien de inmediato cruzó los filos de sus Kukris en forma de una X ascendente, obligando que ante el impacto la trayectoria de la lanza se viese errada hacia arriba, pasando por encima de la cabellera dorada de la mujer. La joven castaña había comenzado a morderse la uñas mientras daba ligeros golpes en el suelo con la punta de sus botas en señal de impaciencia, dudaba en si debía de detenerlos antes de que una tragedia se llevase a cabo. Los ojos de la joven seguían las veloces punzadas que Davis lanzaba al abdomen, pecho y cabeza de su contrincante, quien velozmente bloqueaba todos los golpes con sus Kukris al tiempo que trataba de retroceder evadiendo además los golpes laterales que su contrincante le lanzaba empleando uno de los extremos de la lanza en un intento de detenerla y hacerle perder el equilibrio.

Viendo el combate entre ambos, Maya podía decir que ambos lanzaban ataques a una gran velocidad, lo cual estaba bien a la hora de no dar ni un margen de contraataque al enemigo, pero había una diferencia bastante clara para ella, la resistencia al agotamiento. Davis tenía menor resistencia en combate ofensivo que Nicole, eso era obvio, a medida que había comenzado a avasallar a su contrincante con ataques rápidos, estos habían ido comenzando a perder rápidamente tanto velocidad como fuerza, incluso el propio Davis se empezaba a ver agotado, respiraba de forma agitada y exagerada ante el esfuerzo realizado. Davis era bueno en resistencia, con su lanza y la maniobra ejercida con sus manos para manipular el arma, así como por su propia fuerza física, era capaz de soportar o bloquear una gran cantidad de ataques de Nicole, pero mas allá de eso no tenía nada especial. Buena defensa y acción rápida de ataque, pero por otra parte poca resistencia al agotamiento, por no hablar que sus ataques, eran rápidos sí, pero débiles, aunque no por ello menos letales, prueba de la debilidad de sus ataques era la facilidad que Nicole tenía para desviar la lanza a la dirección a la que mejor le convenía con emplear un golpe de con una fuerza moderada para ello.

Por otra parte Nicole desencadenaba también grandes combinaciones de ataques rápidos al igual que Davis. A diferencia de su contrincante, se la veía menos cansada, dando a demostrar su superior resistencia al cansancio respecto a su joven contrincante. Era buena en cuanto a la fuerza empleada en cada uno de sus golpes, lo cual sumado a su velocidad, la hacía lanzar ataques devastadores que podía reventar en poco tiempo las defensas de un contrincante que solo se dedicara a defenderse, y debido a la fuerza y velocidad de ataque, sus golpes no podían ser repelidos con la facilidad con la que si podía ser barridos los ataques de la lanza. No solo eso, Nicole tenía un entrenamiento general superior al de Davis gracias a su entrenamientos en artes marciales y a la preparación policial, por no hablar de la experiencia de combate, lo que daba a demostrar que su habilidad defensiva era guiada principalmente por sus reflejos, astucia e instintos mas que por el hecho de soportar fuertes golpes empleando su propia resistencia física o arma como medio defensivo. A pesar de que la lanza de Davis le daba ventaja frente a los Kukris de Nicole, para Maya había un claro ganador en cuanto a habilidades, Nicole. Davis era capaz de defenderse de su contrincante, era bueno, pero Nicole estaba a otro nivel, Davis no duraría demasiado enfrentando a Nicole en una batalla.

La batalla continuó entre el conjunto de sonidos metálicos, la polvareda de arena, gritos extenuantes y el intercambio de golpes entre ambos combatientes. Fue entonces cuando un grito masculino anunció el final de la batalla con una clara ganadora, por supuesto, no podía ser otra que Nicole. El grito de Davis obligó a Maya a volver en si misma, y sin necesidad de entender o comprender la situación o motivo de aquel grito, se dejó llevar rápidamente por sus pies a la localización del dúo con el botiquín en mano.

Todo había sucedido cuando Nicole evadió un ataque perforador que la obligó a caer al suelo para evadir el ataque punzante, y justo cuando el agotado joven iba a usar otro de sus movimientos, la joven mujer aprovechó la lentitud de su ataque a causa del agotamiento para lanzarle arena a la cara y cegarlo unos instantes, instantes que empleó para embestir a Davis de un placaje obligándolo a alejarse de ella. Nicole guardó los Kukris velozmente en sus fundas al tiempo que acortó distancias con su contrincante para ejecutarle una arriesgada llave de desarme aprovechando el aturdimiento de Davis. La lanza cayó ante la llave de Nicole, lo que vino después fue una serie de puñetazos dirigidos al abdomen, pecho y rostro que apenas pudo el joven detener ante el aturdimiento y la arena que aún le quedaba en los ojos. Con la pésima guardia que Davis trató de poner alzando sus puños completamente destruida, el joven aturdido y dolorido no pudo hacer nada ante la veloz llave que Nicole le ejerció inmovilizándole para instantes después obligarle a su cuerpo a dar una vuelta de campana en el aire antes de caer al suelo sobre su espalda, haciéndole gritar ante el dolor del impacto.

—¿Estás bien, Davis? —preguntó Nicole ayudando a su compañero a ponerse en pie. —Lo siento, me pasé un poco...

—¿Solo un poco? —contestó el joven arrugando el rostro y apretando los dientes. —Está bien, no fue la gran cosa... He recibido golpes peores...

—¡¿Estás bien, Davis?! —se apresuró la joven castaña a atender a su compañero. —¡¿Tienes algún corte o algo?!

—No... no es nada... el dolor se me pasará enseguida... —respondió con algo de esfuerza llevándose la mano al vientre.

—No me digas que te duele en la herida de bala... Claro, como no, te ha dado una patada en la herida... —suspiró la joven decepcionada. —Me sorprende que no cayeras rendido en cuanto te dio ahí, aunque supongo que por eso comenzaste a cansarte tan rápidamente... ¡¿Acaso no te dije que tuvieras cuidado y no hicieras esfuerzos para que se te curase más rápidamente, idiota?! —contestó una Maya visiblemente molesta por la poca precaución de su paciente.

—¿La herida de bala de Payne? ¿No dijiste que se te había curado? —preguntó Nicole cruzándose de brazos y de ceño fruncido ante lo que acababa de oír.

—No es para tanto, ha ido curando rápidamente... —respondió con una fingida risa tratando de quitarle peso al asunto.

—Deberías de habérmelo dicho, de haberlo sabido hubiese dejado el entrenamiento para mas adelante, esperaba que estuvieses en perfectas condiciones, ya sabes bien como son nuestros entrenamientos de simulación de combate real....

—¿Simulación de combate real? —preguntó Maya. —Parecía que os estuvieseis liando a ostia en serio...

—Bueno, es una simulación, tenemos que ponérnoslo difícil, por eso permitimos en estas simulaciones el golpearnos el uno al otro, por supuesto, empleando como máximo el cincuenta por ciento de nuestra fuerza al golpearnos, y también el calibrar cada uno de nuestros ataques con armas blancas para ser capaces de detenerlas en caso de no poder el contrincante evadir, repeler o bloquear el ataque. —comentó sin mucho interés. —Se podría decir que esta simulación esta un escalón mas adelante que un simple entrenamiento en el que no podemos golpearnos ni dar rienda suelta a nuestra habilidad de combate para herirnos el uno al otro.

—Aún así, aunque no uséis toda vuestra fuerza al golpearos o controléis los movimientos de vuestras armas para no dañaros, me parece muy peligroso lo que hacéis. —opinó la joven frunciendo el ceño. —Cuando dijiste entrenamiento pensé en que practicaríais algunos ataques con vuestras armas o movimientos cuerpo a cuerpo juntos, sin haceros daño, tratando de no oxidaros golpeando o atacando a algún objetivo, o entre vosotros, pero sin llegar a semejante nivel... —comentó Maya ayudando a Davis a erguirse antes de subirle la camiseta y comprobar si el vendaje se había teñido de sangre.

—Entiendo lo que dices, a veces hacemos eso de practicar movimientos juntos, hacemos ejercicio, o probamos nuestras técnicas de combate contra un objetivo que no seamos nosotros mismos, pero a la hora de la verdad, eso solo sirve para no oxidarse tras un tiempo sin practicar nada y no olvidar lo que ya sabes, o para aprender cosas nuevas, pero de nada sirve a la hora de un combate a muerte contra alguien que trata de matarte. A veces necesitas experimentar un combate real para continuar manteniendo tu estilo de combate e instintos agudizados y listos para cualquier combate contra alguien que trate de arrebatarte la vida, y por eso hacemos a veces estas simulaciones, para no olvidar lo que es el que traten de hacerte daño o matarte, así como para que tengas a tu cuerpo acostumbrado a situaciones como esas para poder desenvolverte en una pelea real. Hay que recordarle a veces al cuerpo la sensación del dolor, del peligro y de la adrenalina que siente cuando luchas contra alguien que quiere arrebatarte la vida, y lo mismo va para la mente, para que piense rápido en la manera de combatir al contrincante usando los sentidos para ello, para buscar debilidades o maneras de atacar. —explicó Nicole tratando de hacerle entender a su compañera la importancia que tenía esas simulaciones que a veces trabajaban para ellos mismos. —Además, el propio Davis estaba de acuerdo en realizar estas simulaciones cada cierto tiempo.

—No hay sangre... parece que no se ha abierto la herida, aunque debe de dolerte bastante... —comentó Maya tras examinar que las vendas no habían sido teñidas de la sangre del joven. —Pero aún así Nicole... sigo sin estar de acuerdo, vale que controléis, pero siempre existe la posibilidad de que se os escape un ataque con las armas y os hiráis...

—Pienso como Nicole... —respondió Davis aún dolorido. —Si, es peligroso porque toda precaución es poca cuando se maneja un arma, pero asumimos ambos ese riesgo. —La respuesta del joven no agradó mucho a su compañera. —Es necesario recordarle al cuerpo y a la mente lo que se siente en una pelea en la que está en juego tu vida, necesitas tener ambas cosas preparadas para cuando se de el caso de un combate a muerte. Mira, no iré mas lejos, la gente de Michaela, esos eran soldados experimentados que habrán matado a muchas personas sin el mas mínimo ápice de compasión, militares Maya, hablamos de militares, no de unos cualquieras... Si uno de estos militares tratan de matarte con sus propias manos, desearás que tu cuerpo esté listo para defenderse, una persona que no experimenta el peligro, el dolor, el agobio y la adrenalina en su cuerpo ante una situación así, no podrá hacer gran cosa por defenderse, y lo mismo va para la mente, necesitas tirar de reflejos, astucia e intuición para manejar a tu contrincante o buscar la forma de acabar con él aprovechando el escenario, una herramienta o punto débil, necesitas tener la mente agudizada igual que el cuerpo debe estar preparado y entrenado. Si tu cuerpo y mente nunca han experimentado o llevan mucho tiempo sin experimentar lo que es defenderte con uñas y dientes de alguien que trata de asesinarte, ¿cómo vas a ser capaz de plantar cara a una situación como esa cuando llegue el momento de hacerlo? —El joven suspiró. —Te entiendo Maya, pero si hacemos esto es para estar preparados cuando lidiemos con alguien tan o mas fuerte que nosotros, y proteger tanto nuestras vidas como las de los demás.

Maya suspiró comprendiendo lo que Nicole y Davis decían, en cierto modo era lógico, pero aún así...

—Está bien, pero por favor, tened mucho cuidado cuando uséis armas en la simulación, no me gustaría que alguno apuñalase al otro...—contestó colocando las manos en uno de los hombros de ambos compañeros mirando a ambos seriamente a los ojos. El dúo asintió con una sonrisa prometiendo tener mucho mas cuidado del que ya de por si tenían. —Perfecto, Davis descansa y espera a que se te alivie el dolor y no hagas locuras.

—De acuerdo.

—¿Vamos a la taberna? Habrá que desayunar algo. —propuso Nicole.

—Me parece una buena idea, aunque habrá que dejar las armas en casa. —respondió Davis pasando al lado de Maya siguiendo a Nicole. —Vamos, Maya.

—Voy. —contestó recuperando el botiquín del suelo.

Apenas dio unos pasos cuando una extraña sensación invadió sus sentidos. Primero fue un calambre ascendiendo por su columna, calambre que dio el aviso de los otros dos malestares que estaban por presentarse. Casi de inmediato, nada mas desaparecer aquel calambre, un intenso y molesto pitido inundó sus oídos, y a los pocos instantes, el segundo malestar apareció aún con el primero presente, su visión se tornó oscura cegándola por unos segundos, haciéndola incapaz de ver nada de lo que había a su alrededor. A penas veinte segundo duraron aquellas dos últimas señales, pasado aquellos fenómenos nada mas ocurrió, cosa que desorientó a la joven, pues ninguna visión llegó. Davis y Nicole se voltearon para ver a Maya con la mirada clavada en el suelo, con unos ojos completamente abiertos y perdidos entre la arena que se extendía bajo sus pies.

—¿Maya? ¿Te sientes mal? —preguntó una Nicole de ceño fruncido acercándose a su compañera extrañada por aquella mirada.

—¿Qué? Am... no... estoy bien... —respondió casi con un susurro.

—¿Seguro? Tu rostro no parece de alguien que esté bien. —cuestionó un dudoso Davis.

—Si, si, seguro estoy bien. —respondió con una sonrisa arrancando la marcha y pasando a través de sus compañeros. —Venga, vamos chicos, a ver si ya va a estar el desayuno hecho y nosotros aún aquí de cháchara.

Nicole y Davis intercambiaron una mirada extrañados, pero ante las prisas de la joven olvidaron aquella mirada de su compañera y la siguieron hacia la taberna. ¿Qué había sido esa sensación? ¿Era una anomalía nueva? Ya tenía confirmado que las visiones se desencadenaban al tocar una zona del cuerpo desnuda de una persona, contacto piel con piel, y previo a la visión, su cuerpo experimentaba varias clases de malestares cuya intensidad eran mayor o menor según como de lejos en el tiempo estuviese esa visión, a mas lejos, mas dolor. Las visiones y el malestar venían cogidas de la mano, automáticamente se dieran los dolores, se daban las visiones, también según como de lejos estuviese en el tiempo ese futuro, las visiones y el malestar podían tardar mas o menos en aparecer, pero esta ocasión fue distinta, los malestares se manifestaron unos instantes, pero las visiones no.

—El malestar no fue demasiado doloroso, por lo que no debería de estar muy lejos en el tiempo la visión que debió de manifestarse ¿no? —susurró pensativa para si misma sabiendo que sus dos compañeros iban tras ella a una corta distancia charlando entre ellos. —Pero la visión no apareció... Toqué a Davis y Nicole al mismo tiempo... ¿Puede que eso desencadenase que dos visiones se activaran y anularan al mismo tiempo? —la joven trataba de formular alguna clase de teoría sobre el nuevo suceso. —Maldita sea... Aún me queda por averiguar por qué con Nicole no se produjo la visión aquella vez cuando le agarré de la mano, a pesar de haber habido contacto piel con piel, y ahora me sale otra cosa nueva... —Maya soltó un pesado suspiro. —Lo de Nicole tal vez fuese porque solo puedo ver varias veces el futuro de una misma persona un determinado número de veces en un tiempo... O tal vez es que las visiones sean aleatorias y a veces suceden y a veces no... Quien sabe... —Maya resopló algo estresada con tanta teoría en mente.

—Oye Maya. —llamó la voz de Nicole. —¿No deberías dejar el botiquín en tu habitación antes de ir a la taberna?

Los pasos de Maya se pararon cuando el edificio en cuestión se localizaba a varios metros de distancia. —Cierto, no voy a llevar esto en la mano a todos sitios. —comentó observando el maletín en el que albergaba todos los medicamentos y artilugios médicos.

—Entonces paremos en las casas un momento. —propuso Davis. —Nosotros tenemos que dejar las armas.

—De acuerdo.

El trío ingresó en sus respectivas casas dispuestos a dejar sus cosas en sus habitaciones antes de acudir a la taberna a llenarse la tripa con la primera comida del día. Mientras tanto, en la plaza de la aldea, Jessica e Inma asistían al entrenamiento de Eva, desde que el entrenamiento empezó no había sido nada fácil, Eva les estaba dando clases teóricas y prácticas sobre combate cuerpo a cuerpo, como un oficial a sus soldados, Eva machacaba a sus discípulas, les ponía el listón alto en cuanto a las prácticas, bajo su mirada crítica, su seriedad y mal humor, el dúo debió de esforzarse bastante practicando distintos tipos y alturas de patadas y puñetazos contra un cojín que Eva cogió de su casa para emplearlo como objetivo.

Las predicciones no eran buenas desde el punto de vista crítico de Eva, tanto a Inma como a Jessica les quedaba un largo, muy largo camino por recorrer, sus cuerpos no estaban para nada preparados para un pelea cuerpo a cuerpo, tanto los puñetazos como las patadas apenas tenían fuerza, y respecto a estas últimas, no eran capaces de elevar mucho las piernas para golpear un objetivo alto. Un desastre en verdad, también se cansaban rápido, el reto que les impuso la entrenadora era de treinta patadas repartidas entre bajas, medias y altas, diez de cada, alternando con ambas piernas, y para los puñetazos se repetía las mismas repeticiones, treinta alternando entre ganchos, directos y laterales, alternando entre ambos puñetazos, ni que decir de que acabaron cansadas ante un esfuerzo al que no estaban acostumbras, pero por supuesto, eso no era excusa suficiente para que Eva se detuviese ahí con las prácticas.

—Cabeza y corazón, son los dos puntos débiles de todo humano, atacarles en ambos puntos puede significar la muerte. —pronunció la voz de Eva a sus discípulas Jessica e Inma. —También hay otros puntos débiles en los que podéis atacar y ocasionar un daño importante que inmovilice de dolor o incluso mate al adversario, dependiendo de la fuerza con la que golpees, por ejemplo los genitales, los ojos, la garganta o la columna vertebral. —comentó la joven de cabello castaño mirando cruzada de brazos a las jóvenes que la atendían concentradas en sus palabras descansando en uno de los bancos cercanos de la plaza.

No podían permitirse distraerse ni un instante, desde que habían comenzado a entrenar, tanto una como otra se había ganado alguna que otra replica por parte de su entrenadora, con quien habían estado practicando movimientos básicos del combate cuerpo a cuerpo empleando los puñetazos y las patadas, además de que previamente a la teoría actual sobre donde golpear, habían estado practicando un par de llaves que Eva les había estado enseñando, una llave de inmovilización y otra de desarme. Debido a la inseguridad, el cansancio de la práctica anterior, o al simple hecho de estar distraídas, les había costado varios intentos el aprender hacer ambas llaves bien y memorizar los pasos para ejecutarlas, aquello había molestado algo a Eva, que fuesen novatas no significaba que fuese a bajarles el nivel a ambas, les iba a meter caña sin importar como de cansadas estuviesen, estaban avisadas de antemano de que sería dura con ellas.

—Los puntos que os acabo de decir son los que vosotras deberéis de cubriros durante un combate, puesto que el enemigo sabrá también de esos puntos débiles. Jessica, en tu caso deberías de tener cuidado también con tu vientre para que el bebé no salga mal parado. —aconsejó viendo a la mencionada asentir de inmediato. —Tendréis que cubriros con vuestros brazos y piernas, bloquear, evadir o repeler golpes, es algo vital en cualquier combate llevar a cabo las tres acciones mientras uno pelea contra un contrincante. Por eso, ahora vamos a practicar un poco el bloqueo, es esquivo y el repeler golpes.

—Esto... Eva, siento interrumpir. —intercedió la voz de Jessica.

—Dime, Jessica.

—Inma me comentó que cuando la entrenabas a ella de vez en cuanto, le enseñabas a manejar armas blancas y de fuego, o conocimientos sobre supervivencia, pero llevamos como una hora solo con el combate cuerpo a cuerpo, y me parece útil, la verdad... ¿Pero no es mejor enseñarnos un poco de cada cosa en cada clase que nos des?

—Mmmm... Solía hacerlo así, pero he decidido cambiar la forma en las que doy las clases de entrenamiento. Ahora, unos días os enseñaré solo cosas sobre el combate cuerpo a cuerpo, otro día os enseñaré conocimientos sobre supervivencia, otros manejaremos las armas blancas o las de fuego, y en otros simplemente haremos ejercicio. Pienso que dedicar un día a cada cosa cundirá mas que meteros un poco de cada todos los días. Además, ¿que mejor que empezar con el entrenamiento cuerpo a cuerpo? Nuestro cuerpo es el arma mas primitiva y básica que tenemos, siempre nos acompaña, es bueno empezar con esto para que sepáis manejar el arma que lleváis encima en todo momento, vuestro cuerpo.

—Si, lo veo lógico. —comentó Inma. —Nuestro cuerpo no es solo un arma que llevamos siempre equipada, también es un mecanismo de supervivencia. Sabor, olfato, oído, tacto, vista... los cinco sentidos, nuestra propia resistencia y fuerza física, así como la fuerza mental y la intuición, todo eso son cosas que empleamos diariamente a través del cerebro, los sentidos y el cuerpo, y todos son elementos que nos ayudan a sobrevivir por nuestra cuenta, todo esas cosas hacen que el ser humano sea una especie capaz de adaptarse a multitud de situaciones. Un cuerpo ejercitado y unos sentidos agudizados, además de los conocimientos en combate cuerpo a cuerpo y en supervivencia, hacen que una persona pueda matar y sobrevivir por su propia cuenta sin requerir ayuda de nadie. Encontrarte a una persona que posea un cuerpo entrenado que sepa emplear su cuerpo como un arma y combinarlo con sus sentidos agudizados y una mente astuta, te hace pensar en dos veces en meterte en problemas con alguien así, ya que una persona de ese tipo es tan peligroso como una persona armada, no puedes tomar a la ligera a una persona que aún desarmada, sea capaz de usar esos tres elemento a la perfección. —opinó Inma pensativa.

—Efectivamente, Inma. —respondió Eva de acuerdo con lo que dijo. —Yo o Nicole por ejemplo, somos personas que sin armas podemos ser autenticas máquinas de matar con simplemente saber usar bien nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros sentidos, yo puedo matar a alguien con mis propias manos con apenas unos pocos movimientos, no necesito de armas para asesinar a alguien. —comentó cruzándose de brazos. —Mas o menos he ido evaluando todo este tiempo las habilidades de cada uno de los miembros de este grupo observándolos en muchas de las situaciones en las que nos hemos encontrado o, en caso de Nicole, Davis, Jessica y los demás que estuvieron en Stone City, lo que he escuchado que han vivido antes de unirnos todos y formar este grupo. —Eva suspiró.—Conocimientos en combate cuerpo a cuerpo, manejo de armas blancas y de fuego, conocimientos generales de supervivencia, astucia, reflejos, habilidades individuales, conocimientos generales de todo, profesiones en las que hayáis trabajado, entrenamientos, estudios, la clase de pasado que habéis tenido, incluso la suerte que tenéis... Finalmente tras evaluar todas esas cosas, me di cuenta que este no es un grupo demasiado fuerte que digamos, no está muy compensado, aún me cuesta creer en como hemos logrado salir de algunas situaciones... —Eva se veía un tanto seria a los ojos de sus compañeras, no estaba muy a gusto con aquel veredicto que ella misma había lanzado hacia el grupo, se le notaba en la cara, pero sabía que así eran las cosas, lo cual la disgustaba. — Nicole y yo somos las mas fuertes según mi punto de vista tras estudiar todos los campos que he comentado antes, si hablásemos de estadísticas, ambas somos la que tenemos las estadísticas generales mas altas, somos las mas experimentadas en el grupo actualmente.

—Intuyo que nosotras somos las mas débiles. —respondió Inma con una fingida sonrisa.

—En efecto, tú, Maya, Jessica y Adán. En estadísticas generales respecto a todo lo que estuve evaluando todo este tiempo, sois las que estáis al final de la pirámide. Tenéis menos posibilidades de sobrevivir por vuestra propia cuenta ante situaciones peligrosas o de supervivencia extrema. En mitad de esta pirámide están el resto, Puma, Alice, Davis y M.A. Ellos son los que mas o menos en mis estadísticas generales podrían sobrevivir relativamente bien de tener que estar enfrentándose a situaciones peligrosas y de supervivencia extrema totalmente por su cuenta, aunque habría varias situaciones que considero que podrían acabar con ellos teniendo en cuenta sus puntos débiles, defectos y carencias. —Eva chasqueó la lengua antes de cruzarse de brazos.

—Se te ve disgustada. —opinó Jessica. —¿Por qué te tomas tan en serio el tema de la fuerza del grupo? Me refiero, esta bien y tal preocuparse por eso, ¿pero hasta el punto de disgustarse y hacer ese gran análisis de todos?

—Jessica, me gustaría que vieras nuestras últimas vivencias. —respondió dirigiendo su miranda seria a la joven. —Últimamente nos hemos estado topando con gente muy peligrosa, como soldados, gente que aún sin ser soldados están relativamente bien entrenada, gente que no le importa perder la vida con tal de conseguir su objetivo, gente que no le importa hacer lo que sea necesario con tal de lograr lo que quiere... Me preocupa una persona en particular, Michaela.

—¿Michaela? ¿Esa demente? —la simple pronunciación de aquel nombre había hecho que Inma cambiara su rostro sereno por uno cargado de preocupación, aquel nombre le traía horribles recuerdos. —¿Por qué te preocupa ese monstruo?

—Michaela... —comentó Jessica en ese momento pensativa. —No la vi mucho, ni se hasta donde puede llegar esa mujer, pero según lo que he escuchado, lo sucedido en su base cuando fuimos raptados, y no solo tu preocupación, si no la de la propia Nicole, quien está familiarizada con ella, me hace temerme lo peor de volver a tener que toparnos con ella...

—Michaela Evans... —repitió Eva antes de caer unos segundos en un completo silencio. —Según los relatos de Nicole sobre lo que vivió en Stone City, esa mujer quien era una militar de élite de Esgrip según dijo, logró tener varias oportunidades para asesinarla, aunque por suerte o por mero capricho, nunca llegó a asesinarla a pesar de que tuvo oportunidad en un par de ocasiones. Además, tenemos que tener en cuenta lo de que nos estuvo espiando utilizando a Payne, el asalto que nos tendió con Fox para robarnos los artefactos que recuperamos poco después de abandonar la vivienda de Hawk, la trampa que nos tendió con aquel gigantesco mutante, el tema de raptar a Nicole y a Adán y llevárselos a su base.... Y no solo eso, esa mujer fue capaz de utilizar a Nicole como a una marioneta doblegándola a su voluntad y usándola para llevaros a su base, y con ello, a Davis, a Maya y a mi.... No sé muy bien que sucedió en aquella base antes de que nosotros tres llegáramos, o lo que cada uno vivió, pero según lo que yo vi y experimenté allí, así como lo poco que escuché de algún que otro comentario de algunos del grupo, me pareció una zorra increíblemente astuta, fría y calculadora... Y el hecho de doblegar o haber tenido oportunidad en mas de una ocasión de matar a Nicole, es otro de los motivos que me hace darme cuenta que no es alguien a quien podamos tomar a la ligera... Esa mujer sin dudas está a al mismo nivel que Nicole y yo, incluso, sin conocer todos los detalles, solo con lo que sé, podría atreverme a decir que podría incluso estar un paso por delante de nosotras dos, si no por sus habilidades personales, si por los recursos de los que dispone, como su imperio, el armamento, los altos mandos, todo el séquito de soldados y guerrilleros que tiene detrás, o cosas de Esgrip que pueda emplear en nuestra contra, como la Chimera.

—Ya. Entiendo porque estás tan preocupada por el nivel del grupo... —comentó Jessica. —En comparación a Michaela y su imperio, solo somos un simple insecto al que podría pisar sin preocupación alguna...

—De no ser por lo de la rebelión de guerrilleros que Adán me estuvo comentando, la granada que logró hacer que escaparais en direcciones distintas de esa mujer, y la estampida de animales, todos hubiésemos muerto aquel día... Tuvimos muchísima suerte de que esos tres factores se juntaran, porque esas tres cosas son las que lograron que todos sobreviviéramos a aquella noche.

—Pero de haber un segundo encuentro es casi con total inseguridad improbable que esa suerte se volviese a dar, y de tener lugar ese segundo encuentro, esa mujer iría esta vez con todo lo que tiene... —respondió Inma mirando con una mirada severa a Eva. —De cruzarse nuestros caminos, no podríamos hacer nada, moriríamos sin poder oponer demasiada resistencia, aquellos tres sucesos fueron fortuitos, no se volverían a repetir para nosotros...

Ambas permanecieron en silencio un momento pensativas, hasta que Jessica se dispuso a hablar. —Bueno, ¿y por qué preocuparse? ¿Quién dijo que vaya a darse ese segundo encuentro? Creo que estamos haciendo un problema de donde no lo hay, intuyo que estamos muy lejos de ellos, no creo que haya forma de que de con nosotros. —expresó Jessica quitándole importancia al asunto.

—No deberías de estar tan segura con eso, Jessica. —comentó Eva antes de desviar su mirada al suelo. —Algo me dice que mas tarde o mas temprano nos veremos las caras con ella, de alguna forma o de otra... —contestó antes de quedarse callada.

—¿Por qué piensas eso? —preguntó Inma extrañada.

Eva sin embargo no respondió a su pregunta, simplemente quedó en silencio con su semblante y mirada seria dirigida al suelo. Finalmente la joven suspiró.

—Dejémoslo en que es una simple intuición. Para entonces me gustaría que el grupo estuviese mas entrenado y no tan descompensado. Dos miembros fuertes, cuatro relativamente fuertes y cuatro débiles. Ni aún con todos los miembros tan experimentados como Nicole y como yo significaría que pudiésemos hacer frente a esa mujer y a toda su gente en ese segundo encuentro, pero si que crearía automáticamente una posibilidad casi inexistentes de apenas un dos por ciento de que pudiésemos matarla de alguna manera por nuestra cuenta a pesar de toda la gente y recursos que tiene a sus espaldas, en cambio, si hablamos de huir, tendríamos mas posibilidades de sobrevivir a ese segundo encuentro, tal vez de un doce por ciento o un poco mas, dependiendo de las circunstancias en las que nos topemos.

—Pero en la situación actual, en ese segundo encuentro no existiría la forma de escapar con vida, y mucho menos de llegar a asesinarla, si lográramos sobrevivir de alguna manera a ese encuentro, sería un milagro como el que se dio en su base al juntarse aquellos tres elementos, la rebelión, la granada y la estampida. —comentó Inma. —Es mejor tener un doce por ciento de posibilidades de escapar vivos de ese enfrentamiento que a no tener ninguna posibilidad.

—Exacto, y no solo se emplea esto con la posibilidad de volver a toparnos con ella, también se aplica al ataque de un ataque sorpresa por parte de una horda mutante, como la del hospital, si sobrevivimos fue por el helicóptero y la destrucción del edificio, o si volvemos a vernos con un grupo de chalados como la gente contra la que Ley luchaba, de no ser porque estábamos con ella y su gente, nosotros solos no podríamos haber enfrentado a un grupo tan numeroso de asesinos... Todo eso ha sido suerte, pero la suerte se acaba, y ahora estamos completamente solos... ¿Qué haremos cuando nos aparezca algún problema como esos? Deberíamos fortalecernos todos...

—¿Y porque no entrenas a todo el grupo? Algo así como los entrenamientos que hacíamos con Ley, en donde nos entrenaba ella y sus compañeros diariamente. —propuso Inma.

—Es una buena idea, pero sois muchos, algunos necesitáis demasiado entrenamiento para mejorar rápido, como es vuestro caso, otros necesitan reforzar sus puntos débiles, carencias y cosas por el estilo, o mejorar lo que ya saben... Combate cuerpo a cuerpo, ejercicio, conocimientos de supervivencia, manejo de armas de fuego y de armas blancas... Es demasiado trabajo para mi, y cada uno de vosotros tenéis necesidades distintas. Además, no creo que todos estén muy interesados en mejorar, solo vosotras dos habéis querido que os ayudara con los entrenamientos, Adán me dijo que tú le ibas a ayudar a perfeccionar el uso del arco, Inma, y luego sé que Davis y Nicole entrenan por su cuenta propia... ¿Pero y los demás? No les he visto muy por la labor de hacerse mas fuerte, parece que se conforman con lo que saben, lo cual es un error desde mi punto de vista. —se quejó Eva.

—¿Y por qué no pides ayuda a Nicole? —propuso Jessica en aquella ocasión. —Ella está a la par contigo según tu punto de vista, y además como policía fue instructora de novatos y trabajo de todo siendo agente de la ley, y apuesto a que tiene algún truquito bajo la manga que nos puede ayudar de alguna forma, como eso de que sabe leer el lenguaje no verbal de las personas, encontrar tics nerviosos, costumbres, manías y tal. Recuerdo que me comentó que solía usar esa habilidad mucho en los interrogatorios, un tal Morís, compañero suyo de trabajo, le enseñó a darse cuenta de esas cosas, tal vez ella nos pueda enseñar también cosas de ese estilo que puedan sernos de utilidad, tal vez no para supervivencia como tal, pero si para mejorar nuestra astucia.

Eva se quedó mirando a Jessica en silencio durante unos instantes pensando en su propuesta. —No suena mal, pero ya veremos... Tendría que pensarlo y saber si ella estaría por la labor, además que que habría que convencer a la gente... Lo tendré en mente, Jessica. —los ojos de la joven se fijaron en el reloj de la plaza. —Deberíamos dejarlo aquí, tampoco os quiero cansar tanto que luego tenemos expedición, mañana seguimos ¿está bien?

Ambas jóvenes asintieron con la cabeza instantes antes de marcharse de la plaza charlando con Eva, en dirección a la taberna. La puerta que daba entrada a la habitación de Inma y Maya se abrió de golpe dejando entrar a la joven de cabellos castaños, sus pies titubeaban a medida que la joven entraba tambaleándose sintiendo todo a su alrededor moviéndose. Maya sacudió la cabeza con violencia mientras daba paso a paso con gran esfuerzo entrando en la estancia, desde que se separó de Nicole y Davis hacia unos instantes un extraño malestar la había atacado repentinamente. Débil, mareada y desorientada, había estado en un par de ocasiones en caerse escaleras a bajo tratando de acceder a su dormitorio, sus respiraciones intensas, esas manchas negras que aparecían en su visión y aquel extraño ruido en sus oídos le dificultaba excesivamente el simple hecho de dar un paso adelante. De sus dedos resbaló el asa del botiquín, el cual con un golpe seco cayó al suelo, instantes antes de que la joven que lo portaba siguiese los pasos del objeto inanimado, como un títere, Maya se desplomó en el suelo inconsciente.


Un olor a tabaco recibió a Davis y Nicole nada mas entrar a la taberna. Tras la barra, Puma se servía una copa con un cigarrillo en los labios, depositando sus ojos sobre los recién llegados elevó la vaso en señal de saludo. En una de las mesas, el joven Adán trató de disimular escondiendo la bolsa de chucherías en su bolsillo nada mas percibir la mirada de Nicole y aquellos labios torcidos nada mas percatarse de la presencia del joven y de aquello de lo que se estaba siendo su primera comida del día.

—¿Y los demás? —preguntó Davis acercándose a la barra.

—Yo que sé, tal vez se les hayan pegado las sábanas o estén por ahí, con sus cosas, ya sabes... —respondió dejando pasar el humo de su cigarrillo entre sus labios.

—¿Hay alguien ocupándose del desayuno? —quiso saber Nicole en aquella ocasión.

—Va a ser que no, agente. Yo he llegado hace cinco minutos, y Adán era el único que estaba aquí hinchándose a golosinas. —respondió delatando al joven, quien silenciosamente le mostraba la lengua acusándolo mentalmente de traidor.

—Ya veo... —comentó mirando de reojo a Adán, quien no dudó ni un instante en apartar la mirada de Nicole una vez mas. —Y por favor Puma no me llames agente, hace mucho que no soy policía. —respondió Nicole dirigiendo sus pasos hacia la estantería donde se almacenaba la comida.

—Como usted quiera, señorita Collins. —respondió con media sonrisa en el rostro antes de darle un trago a la bebida alcohólica de su vaso.

—¡Buenos días! —anunció la voz de Jessica entrando a la taberna junto a Eva e Inma.

—¿Aún no está el desayuno hecho? —preguntó Inma viendo las mesas y la barra vacía.

—Bueno, como puedes ver, no. —respondió Puma agitando la bebida de su vaso. —El desayuno como podéis ver no se hace solo, y no hay nadie encargado de haceros la comida a vosotros.

—¿Vosotros? También te incluyes tú, ¿verdad? Por lo que veo no estás haciendo nada mas que fumar y beber tras la barra.—respondió Jessica de inmediato con una sonrisa en el rostro lanzándole una pequeña puñalada.

—¡Vaya, viene contestona la Jessi! —exclamó el joven con una breve risa. —Bueno, si, me incluyo por supuesto, yo tampoco es que haya movido ni un solo dedo para hacer el desayuno de todos, así que me meto entre los vagos que esperan a que alguien le ponga el desayuno sobre la mesa.

Instantes después de responder Puma, las puertas de la taberna se abrieron para dejar entrar a Alice y M.A. La pareja también preguntó por el desayuno, a lo que Puma no pudo evitar lanzar una sonrisa teniendo en cuenta la conversación de hacía tan solo unos segundos, le hizo gracia la situación.

—Bueno, si nadie se ofrece, yo podría... —comentó Puma tras varios segundo pensando en silencio.

Viendo venir la propuesta de Puma, el joven M.A no pudo evitar reflejar en su rostro su angustia ante lo que estaba por proponer. —¡Nicole! —exclamó M.A interrumpiendo a Puma.

—¿Am? ¿Si? ¿Qué sucede M.A? —respondió la joven sorprendida ante la llamada del rubio desde la estantería de la comida.

—¡Tú te ofreces a hacer el desayuno ¿verdad?! Me lo dijiste esta mañana, que querías hacer el desayuno.—respondió un M.A visiblemente desesperado.

—¿Cuando dije yo eso? —susurró la joven mujer tratando de hacer memoria de algo que jamás dijo.

—Cocinas de fábula aún faltándote ingredientes, y sabrás bien como preparar un desayuno que nos llene de energía para el día de hoy. ¡Yo te ayudaré si es necesario, por favor! —suplicó juntando las palmas de la mano en señal de desesperada petición. —Cocina por nosotros...

La visible desesperación del joven llamó la atención de los presentes, quienes no comprendían en absoluto la situación. Finalmente el curioso ambiente lleno de silenciosos intercambios de miradas entre los presentes se rompió ante las carcajadas de Alice, quien algo tarde, comprendió el motivo de la desesperada solicitud de su pareja.

—Mmm... me pierdo... —respondió Nicole. —Pero no me importa hacerlo a mi.

—Que pena que Maya no estuviese aquí, probablemente ella además de mi hubiese comprendido la situación. —respondió aún la joven entre risas. —Lo siento Puma, no es por ofender pero...

El mencionado Puma simplemente chasqueó la lengua mientras miraba en otra dirección ignorando las risas de Alice y murmurando algo entre dientes.

M.A suspiró ante la respuesta de Nicole. —Gracias Nicole, no sabes como te lo agradezco, yo y todos. —respondió con un visible alivió en el rostro al saber que no tendría que probar las habilidades culinarias del Chef Puma, las cuales llevaban tiempo sin degustar sus papilas gustativas, por suerte.

Ante aquel comentario ya todos fueron capaces de percibir junto a la reacción de M.A, que el joven hombre situado tras la barra no era precisamente famoso por sus habilidades en la cocina, si tan malo era, realmente les debían de estar agradecidos a Nicole por no importarle preparar un buen desayuno para ellos.

—Por cierto hablando de Maya. —comentó Inma en aquella ocasión. —¿Dónde está?

—Se supone que fue a dejar el botiquín en su habitación, pero hace ya rato que debería haber vuelto, solo iba a dejar eso y las viviendas están frente a la taberna. —respondió Davis. —Iré a buscarla, ahora vuelvo. —comentó antes de abandonar la taberna.

—Bueno, voy a ir preparando el desayuno. —mencionó Nicole atrayendo las miradas de sus compañeros. —¿Adán me ayudas?

—¡Si! —contestó inmediatamente saltando de la silla para dirigirse a donde Nicole.

—Los demás podríais ir limpiando las mesas en las vais a tomar el desayuno. —comentó Nicole mirando al resto de los presentes. —Y bueno, esperar a que termine, podríais pensar en la expedición y en como nos organizaremos mientras hago el desayuno para todos.

—Está bien. —respondió Eva de inmediato. —Vamos, a limpiar las mesas y nos ponemos a charlar mientras, hay algunos asuntos que me gustaría comentar con vosotros. —Ante el comentario de Nicole y Eva, el grupo comenzó a moverse.

—Espera Nicole, deja que te ayude yo también. —solicitó M.A acercándose a ella y a Adán.

—Está bien, ves limpiando la barra por favor. Y tú Adán ves llevando allí las cosas que te vaya dando. —respondió mirando a sus ayudantes.

—¡Vale! —respondieron al unísono.

La escalera de madera sonó a cada uno de los pasos ascendentes de Davis, quien llamando a Maya al ver a lo lejos la puerta de su habitación abierta, no pudo evitar extrañarse al no obtener respuesta alguna por parte de esta.

—¿Maya? ¿Estás en la habitación? —preguntó recorriendo el pasillo de la planta superior dirigiéndose a la habitación de las primas. —Tal vez esté en el baño. —susurró el joven. —¿Ma... —la llamada del joven se corto en cuento sus pasos lo dirigieron a la estancia de destino. —¡¡Maya!! —exclamó accediendo al interior de la habitación.

En mitad de la estancia, el cuerpo inmóvil de Maya se hallaba desplomado en el suelo. Rápidamente el joven se arrodilló para recogerla entre sus brazos. Respiraba, estaba inconsciente por algún motivo... Las voces del joven llamándola finalmente surgieron efecto sobre la bella durmiente, quien con dificultad abrió los ojos para ver el rostro de su amigo.

—¿Davis? —susurró la joven al ser el rostro de este lo único que ocupaba su campo visual. —¿Qué haces aquí? —La joven se incorporó con la ayuda de su compañero sin recordar muy bien que es lo que le había sucedido.

—Te he encontrado desmayada en el suelo. ¿Cómo te sientes? —preguntó claramente preocupado por el estado de su compañera.

—¿Desmayada? —preguntó aún tratando de comprender la situación. —Am, cierto... Antes de llegar a la calle en la que está la taberna y las viviendas comencé a sentirme mal de repente, y mientras entraba a la casa y llegaba a la habitación comencé a sentirme muy mal, antes de que pudiese darme cuenta caí al suelo desmayándome. —respondió tras recordar los últimos instantes.

—¿Estás enferma?

—No, lo dudo mucho, me siento bien ahora y ha sido algo que ha sucedido repentinamente. —contestó mirando a su compañero.

—¿Y qué pudo haberte provocado el desmayo? ¿El hambre tal vez? ¿Falta de sueño? —preguntó cruzándose de brazos y mirando a su compañera con el ceño fruncido.

—No, no tiene nada que ver ni una cosa ni otra. —contestó de inmediato. —Pero creo que esto tiene que ver con mis habilidades de ver el futuro mas cercano de las personas.

—¿Por tus poderes?

—Si. Antes os toqué a ti y a Nicole y sentí una serie de malestares que vienen previamente a la visión, pero esta no se manifestó, lo cual es raro... Y al poco rato me pasó esto... —comentó preocupada.

—Mmmm... Oye, Maya, ¿cuando empezaste con el tema de las visiones?

—Antes de ayer. Tuve mi primera visión tras la discusión entre Eva y Nicole.

—¿Cuántas visiones tuviste?

—Déjame pensar... Creo que seis visiones hasta ahora, y luego el tema de cuando os toqué a ti y a Nicole al mismo tiempo. —comentó pensativa.

—¿Has pensado en que puedes estar sobre esforzándote mucho? Tu habilidad la has empezado a usar hace nada, puede que tu mente y cuerpo no estén aún adaptados para tener tantas visiones, y necesite de un determinado margen de tiempo para recuperarse de la carga a la que tu mente y cuerpo son sometidas al tener cada una de esas visiones y malestares. Pienso que esa es la única opción, colapsaste ante el esfuerzo que te estás poniendo a ti misma con todo ese tema, deberías de descansar... —le propuso el joven tras darle su punto de vista. —Puede que con el tiempo te adaptes y seas capaz de soportar mucho mejor el peso de esa nueva habilidad, pero por ahora considero que no estás adaptada lo suficiente como para exigirte tanto esfuerzo.

—Si, puede que tengas razón, esa debe de ser la causa. —contestó con un suspiro recogiendo el botiquín del suelo para guardarlo. —¿Y los demás?

—En la taberna, Nicole está haciendo el desayuno, deberíamos bajar. —respondió Davis siendo el primero en salir de la estancia. —¿Vamos?

—De acuerdo. —asintió la joven cerrando la puerta de la habitación detrás de si.

Con todos los integrantes reunidos en la taberna, todos se comieron la primera comida del día que Nicole había hecho para ellos empleando varios ingredientes de entre los recursos que ayer se trajo del pueblo. Terminado el desayuno ahora venía el planificar los próximos movimientos para las misiones que tomarían lugar a lo largo del día.

—Bien, teniendo en cuenta que estuve comentando antes lo que haríamos, iré directa al grano para recordar rápidamente las misiones de hoy. —informó Eva frente a la barra, mirando a sus compañeros, quienes sentados aún en sus sillas atendían a la joven que capitaneaba los movimientos del grupo. —Al pueblo iremos las chicas divididas en dos grupos de tres personas con su propio objetivo cada grupo. Por un lado tendremos a Alice, Maya y Nicole, quienes se encargarán de conseguir productos de higiene corporal, como gel, champú, papel, desodorante, entre otras cosas que consideren necesario. También deberán de pasarse por una ferretería y coger varias linternas y pilas de repuesto para alumbrarnos en la noche. El otro equipo estará formado por Inma, Jessica y yo, nosotras buscaremos ropa para todos y pasaremos por la farmacia a por las pastillas potabilizadoras para el agua. Aclarados los objetivos paso a la organización. Segui... —la voz de Eva se detuvo de repente al ver la mano de Davis alzada. —¿Sucede algo, Davis?

—Am, si, verás tenía una petición respecto a lo de ir a la farmacia. Estuve leyendo esta mañana el libro sobre el embarazo y leí que es recomendable que las mujeres embarazadas tomasen vitaminas, y estuve pensando que aprovechando que vais a la farmacia, podríais buscar botes de vitaminas para Jessica. Actualmente en nuestra situación no podemos disponer de alimentos constantemente que nos den todas las vitaminas que nuestro cuerpo necesita, lo que tenemos ahora para comer, la variedad, es algo muy puntual, por eso creo que a Jessica le vendría bien tomar vitaminas durante su embarazo que supliese las propiedades que los alimentos deberían de darle para beneficiar el desarrollo del bebé. —propuso Davis en un tono serio, tratando de argumentar bien la necesidad de las vitaminas para que Eva no lo viera como un asunto sin importancia.

Jessica, sin nada que decir al respecto, miró a Eva a la espera de su respuesta, hasta que finalmente la joven pensativa cedió a la petición del joven. —Está bien, tienes razón, teniendo en cuenta que no tenemos siempre a mano alimentos para darle a Jessica y al bebé todas las vitaminas y cosas esas que necesitan, lo mejor será conseguir algunos botes de vitaminas. —suspiró Eva. —Aunque no entiendo de vitaminas para embarazadas... —comentó mirando a Jessica cruzándose de brazos.

—Bueno, en el libro recuerdo que venían varias marcas de vitaminas para mujeres embarazadas, podría apuntarte en un papel las marcas que vi para que las busquéis en la farmacia. —respondió Davis haciendo memoria de algunas marcas famosas que el libro ponía de ejemplo como suplementos vitamínicos para las embarazadas.

—Está bien, apuntamelo en un papel y dámelo luego.

—Perfecto, gracias Eva.

—Bueno, siguiendo con lo que iba diciendo. —se preparó la joven para continuar con lo que estaba diciendo antes de la interrupción de Davis. —Seguiremos el mismo sistema que en la última expedición. Nicole y yo lideraremos nuestros equipos portando los walkies para comunicarnos, y los relojes de pulsera para medir el tiempo, ambas emplearemos nuestras armas de larga distancia, la Alabarda y la Bisarma para ir abriendo camino entre los caminantes. Detrás nuestra irán Jessica y Maya con el mapa del pueblo y una mochila con tres cócteles molotv, ambas irán armadas con el martillo de guerra y el cuchillo de supervivencia. Y finalmente tras ellas cerrando la formación, Inma y Alice portando como principal arma la Falcata y ... —Eva se detuvo un momento. —Ahora que recuerdo, tú no tienes armas blancas, Inma.

—Puedo prestarle mis Kukris. Yo llevaré la Bisarma, aunque no la sé manejar bien puedo defenderme, y los podridos no son muy problemáticos según decís, por lo que no tengo problema en prestárselos. —propuso Nicole.

—Está bien, en ese caso Inma llevará como principal arma los Kukris de Nicole. Am, también llevaréis como arma secundaria que usaréis solo si es estrictamente necesario, una pistola con siete balas. En el caso de Inma, llevará además una mochila extra, teniendo en cuenta que necesitamos recoger mucha ropa y las tres mochilas no tienen mucha capacidad para guardar cosas. Alice y Maya, os recomiendo que como yo, llevéis la Scramasax para atacar a muy corta distancia.

—Si. —respondió Alice. —En eso estaba pensando yo también, aunque además de la Scramasax, llevaré mi cuchillo de supervivencia.

—Puedes llevar lo que quieras contigo Alice, pero recuerda que la Falcata es tu arma principal y la pistola es la que usas como último recurso. Es importante que cada uno utilicéis las armas predeterminadas que os he dicho que uséis, serán buenas a la hora de coordinaros en ataque. —contestó Eva. —Esta expedición será mas larga que la anterior, durará cuatro horas y media. Marcharemos al pueblo a las cuatro en punto de la tarde, ya sabéis a donde ir cada grupo, a las ocho y media nos reencontraremos en el cartel que hay a la entrada del pueblo. Bueno, pues eso es todo sobre la expedición. —finalizó antes de dirigir su mirada a Jessica. —Deberías de explicar lo del agua a los chicos, fue idea tuya, Jessica. —comentó dirigiéndose a su asiento al tiempo que la joven se levantaba de su silla para mirar a sus compañeros.

—Bien, Puma, Davis, M.A y Adán, vosotros os vais a encargar del tema del transporte y preparación del agua para asearnos. Hay un granero, Puma sabe cual es, en el que hay un carro en buen estado y varios bidones de metal y cubos de plástico. Cogéis todo eso y os vais al lago, allí llenáis los bidones que creáis necesarios y los transportáis con cuidado hasta la aldea, atravesando el bosque. —Jessica se detuvo de inmediato. —Cierto, se me había olvidado, es probable que el lago tenga ramas, barro, roca y a saber que cosas mas que suele haber en el agua en mitad de la naturaleza. Recomiendo que llevéis algunas sábanas con vosotros, las dobléis varias veces y las coloquéis sobre los bidones vacíos, para que al momento de echar el agua de los cubos en ellos, las sábanas actúen como filtro y retengan toda la porquería que pueda tener el agua.

—Está bien, llevaremos sábanas con nosotros Jessica. —respondió M.A asintiendo a lo que dijo.

—Bien, una vez el agua esté en la aldea, es necesario calentar en agua de los bidones en hogueras que tendréis que hacer. Y nada mas, simplemente dejadla calentarse y preparad varios cubos y baños para sacar y llevar el agua caliente de los bidones al interior de las casas. Eso es todo. —finalizó Jessica obteniendo la aprobación de los chicos.

—Bien Jessica. —contestó Eva levantándose de nuevo y situándose al lado de su compañera. —Aún queda algo de tiempo hasta las cuatro en punto, mientras tanto haced lo que queráis, pero os quiero aquí a las tres y media con el inventario armamentístico, cuando estemos a esa hora todos en la taberna repartiré la munición y demás cosas que yo me encargo de guardar. Davis, necesito que te pongas conmigo a actualizar ambos mapas respecto a lo que vimos ayer cada uno y nuestras impresiones. —solicitó mirando al joven. —Los demás podéis marcharos.

Sentenciada la orden, todos abandonaron la estancia a hacer algo hasta que llegase la hora. Inma aprovechó el rato para continuar ayudando a Adán con las clases de tiro con arco. Maya se fue a descansar un rato a su habitación al sentirse aún algo agotada por el colapso de hacía un rato. Davis y Eva permanecían en la taberna comentando sus impresiones acerca de lo que vieron en el pueblo y actualizando cada uno su mapa con las marcas y anotaciones del otro. Puma se fue a dar un paseo por la base mientras sacaba otro cigarrillo de una cajetilla casi vacía, disfrutando de la soledad y el silencio hasta que tuviese que ponerse manos a la obra. Jessica se había marchado a su habitación para empezar a leer un poco el libro sobre el embarazo. Por otra parte, Nicole, M.A y Alice, charlaban de temas triviales en la plaza como por ejemplo acerca de los gustos musicales de cada uno o el tipo de género de película que a cada uno le gustaba ver. La hora y media pasó rápido, y a las tres y media todos se habían vuelto a reunir en la taberna, en donde Eva repartió a las chicas ya equipadas con sus armas el resto del inventario que ella custodiaba. Por última vez, Eva repitió muy por encima la labor de cada uno de los tres grupos antes de abandonar la aldea en donde dejaron a los chicos con su trabajo con el agua.

—Bien, aquí estamos. —comentó Eva mirando el cartel que anunciaba las cercanías al pueblo. —Son las cuatro en punto, a las ocho y media todas aquí, , ¿de acuerdo? —al ver a todas asentir, Eva echó a andar al mismo tiempo que Nicole separándose así camino de ambos grupos. —¡¡Cualquier cosa avisad por walkie!! —gritó Eva alejándose del grupo de Nicole, recibiendo una respuesta afirmativa a su consejo.

Puma resopló con pesadez antes de tirar el cigarrillo al suelo y pisotearlo con la bota. —Bueno señores y... niño. —comenzó a hablar echando un vistazo a Adán antes de volver a mirar a los otros dos jóvenes. —Será hora de ponerse manos a la obra, hay mucho que hacer y las mujeres no nos perdonarán el no tener el agua lista para cuando vuelvan. —comentó cruzándose de brazos.

—Supongo que lo primero será coger las sábanas para que actúen de filtro. —propuso Davis. —Deberíais coger alguna de vuestras armas por si acaso nos topamos con algún zombie deambulando por el bosque.

—Está bien, id a por las armas por si acaso. —respondió M.A.— Yo cogeré las sábanas, en mi habitación hay un armario con varias de ellas dobladas.

Dicho aquello, los tres mayores del grupo se separaron un par de minutos para coger cada uno su Scramasax, salvo Adán, quien decidió no coger arma alguna al tener únicamente el arco, arma que no estaba dispuesto a cargar hasta el bosque, le sería una molestia para hacer lo que debía ayudando a sus compañeros.

—¿Eh? ¿Y Adán? —preguntó M.A con dos pares de sábanas de invierno bajo el brazo.

—Dijo que nos esperaría aquí en la taberna. —resopló Puma. —Tenemos prisa, solo cuatro horas y media para todo y se va sin decir nada. —se quejó el joven algo molesto ante la ausencia del joven Adán.

—¡¡¡Eeeeehhhh!!!

Los tres jóvenes miraron en dirección a la voz de Adán, quien llegaba corriendo de alguna dirección con algo en las manos. Los pasos del joven se detuvieron mientras inspiraba y expiraba agitadamente frente a los tres mayores del grupo.

—Traje esto. —expuso el joven.

—¿Y qué quieres que hagamos con ese rollo de red de alambre y las tijeras? —preguntó M.A. —Si insinúas que lo usemos como filtro, es mejor las sábanas, la red tiene los cuadraditos lo suficientemente grandes como para que pasen pequeñas piedras o algo de barro. —explicó el joven.

—No, no era para usarlo como filtro exactamente. —contestó el joven. —He pensado que al echar el agua sobre las sábanas, el barro y los trozos de piedras y esas cosas se acumularán en la sábana, hundiéndola hacia abajo haciendo que pueda rasgarse o tocar el agua limpia. La red es para que la sábana no se hunda hacia abajo con el peso de las cosas sólidas que no se cuelen por las sábanas.

—¡Ah! Ya veo, muy ingenioso Adán, bien pensado. —contestó Davis alzando el pulgar ante la idea del joven.

—Mmmm... Visto así tienes razón, además de que al no hundirse hacia abajo será menos engorrosos el retirar los restos de la sábana. —comentó M.A pensativo.

—Bien, entonces vayámonos ya. —propuso Puma siendo el primero en iniciar la marcha.

El grupo compuesto por cuatro miembros se dispuso a abandonar la aldea para adentrarse en el bosque, en busca del granero en el que Jessica dijo que debían de encontrar el carro, los cubos y los barriles para el transporte del agua. En efecto, allí hallaron todo lo que Jessica dijo.

—Vale, ¿cuantos barriles nos llevamos? —preguntó Puma examinando uno de ellos. —Los hay de doscientos y ciento veinte litros, también hay un par de sesenta.

—Mmm... Tres de doscientos, uno de ciento veinte y otro de sesenta. —propuso Davis. —Setecientos ochenta litros creo que sería suficiente para diez personas.

—¿No es mucho setecientos ochenta? —preguntó Adán dudoso. —No vamos a bañarnos, ni a ducharnos, solo a asearnos.

—Pero ten en cuenta que somos diez personas Adán, cada uno para lavarse el cuerpo entero y el pelo, entre el agua usada para enjabonarse y aclararse, calculo que se empleará una media de tres o cuatro baños llenos de agua por persona. —contestó Davis pensativo. —Además, intuyo que alguno querrá usar el agua sobrante para algo mas, tal vez para lavarse los dientes, la cara por las mañanas, o para lavar la ropa que llevarnos puesta, los trajes que usamos para protegernos de la radiactividad, o incluso las armas.

—La verdad es que los trajes de protección están hechos una mierda entre la sangre seca, polvo, barro y demás manchas... Yo tengo la máscara algo empañada y con algunas manchas de sangre secas en el cristal —comentó M.A al escuchar a su compañero.

—Pero cargar con tantos litros a través del terreno del bosque hasta la aldea va ser un trabajo pesado... —suspiró Puma sin hacerle mucha gracia el tema de cargar con tanto. —¿Con uno o dos barriles no será mas que suficiente?

—Lo dudo, a no ser que lo administremos muy bien, y aún así tampoco nos asearíamos realmente bien con esa cantidad, el agua se derrama fácilmente. Tras tanto tiempo sin la posibilidad de asearnos como Dios manda, y con la posibilidad ahora de hacerlo, ¿crees que quedarán contentas con tan solo lavarse con una cantidad muy limitada de agua para cada una? Además Puma, el agua apuesto a que se ensuciará a medida que nos enjabonemos y metamos una esponja que nos hemos pasado por el cuerpo en el agua limpia... No creo que a nadie le gusta lavarse con agua sucia, por eso dije de una media entres tres y cuatro baños por persona. —expuso el joven de cabellos oscuros.

Puma resopló sonora y pesadamente. —Esta bien, está bien, cargaremos con toda esa cantidad de agua. Venga, manos a la obra. —respondió no muy contento con la idea.


El grupo conformado por Eva, Jessica e Inma habían llegado al pueblo sin demasiado problema, los pocos podridos que les habían salido al paso no les habían resultado inconveniente alguno para ellas. Ya en el pueblo, el trío continuó siguiendo la dirección de Eva, quien habiendo estado ya previamente en el pueblo, sabía de sobra en donde se localizaba la tienda de ropa. Y finalmente llegaron tras evadir a varios grupos zombies que se topaban por el camino, la tienda de ropa Marily. Habiéndose percatado a través de las vitrinas que había algunos podridos en su interior, las mujeres entraron con armas blancas en mano para acabar con las criaturas que veían a simple vista, y que como las del pueblo, parecían estancados en el tiempo, sin moverse, mirando a zonas aleatorias de la tienda, como si de simples muebles de adorno se tratasen.

—Es cierto que los zombies no son un gran problema. —comentó Jessica sacando el filo de su cuchillo del cráneo de uno los podridos a los que eliminó. —Y están en un estado muy avanzado de descomposición, los huesos y músculos no representan un gran impedimento a la hora de asesinarlos con un arma blanca.

—Si, es una ventaja de este sitio para la hora de tomar el pueblo. —contestó Eva. —Bueno, vamos al lío, creo que ya no quedan zombies en la tienda, los hemos eliminado a todos por lo que se ve. —dijo echando un vistazo a su alrededor. —Inma, Jessica, si no cabe todo en las mochilas podéis coger algunas bolsas que hay cerca del mostrador. —comentó recién encontrada las bolsas nada mas acercarse al mostrador para echar un vistazo.

—Mmm... ¿Y no sería mejor ir primero a por las mochilas? —preguntó Inma.

—¿Y donde las llevamos? No vamos a cargar con cinco mochilas mas a nuestra espalda ¿no? Las meteremos todas en una bolsa grande. —contestó Eva sacando tras el mostrador un paquete lleno de bolsas de plástico de gran capacidad con el logotipo de la tienda en el centro de estas. —Guardaremos en estas bolsas las mochilas y la ropa que no podamos llevar en nuestras propias mochilas ¿de acuerdo?

—Está bien. ¿Qué buscamos exactamente? ¿Camisetas y pantalones? —preguntó Inma.

—De todo, camisetas, pantalones, calcetines, ropa interior, calzado, chaquetas... Somos seis mujeres y cuatro hombres. Yo buscaré mi propia ropa, la de Puma y la de Adán. Vosotros buscad las ropas para el resto. —propuso siendo la primera en ponerse a buscar ropa para ella misma.

—Yo me ocuparé de mi ropa, la de Davis y Nicole. —comentó Jessica alejándose de Inma.

—Está bien, yo iré a por la mía y a por la del resto. —suspiró la joven Inma moviéndose por la tienda en busca de algo que pudiese gustarle.

Las tres mujeres observaban y cogían ropa en silencio unas separadas de las otras, cada uno yendo por su cuenta, siendo observadas por los mudos maniquís masculinos y femeninos repartidos por el amplio establecimiento. La luz entraba al interior del establecimiento a través de las vitrinas iluminando la estancia casi en su totalidad, silencio, solo el sonido de las pisadas de las chicas era lo único que se escuchaba en el interior del silencioso local. Era una situación curiosa, ¿cuando fue la última vez que hicieron un acto tan común como ir tranquilamente a una tienda de ropa en busca de nuevas vestimentas con las que vestirse?

Eva agarró una camiseta negra con una gran calavera blanca en el centro de esta, pensaba que le gustaría a Adán una camiseta de ese estilo, además de que le pegaba junto al resto de ropa que había escogido para él, unas deportivas negras y unos vaqueros azules. La joven mujer, mirando ahora ropa masculina para Puma, no pudo evitar percatarse de Jessica por el rabillo del ojo. La joven llevaba ya varias prendas colgadas en uno de sus brazos, y parecía dudar mirando ropa femenina.

—¿Sucede algo, Jessica? —preguntó acercándose a ella.

—Am, bueno, ya había cogido ropa para mi y para Davis, pero no sabía muy bien que coger para Nicole. —comentó sin dejar de mirar la ropa femenina. —Tal vez una blusa blanca, unos vaqueros azules y unas botas vaqueras.

Eva se quedó en silencio pensativa durante unos instantes viendo el conjunto que Jessica estaba cogiendo para Nicole. —Personalmente Jessica, apuesto a que le quedarán muy bien, pero me parece ropa poco práctica para alguien como Nicole. —dio la joven su punto de vista.

—¿Poco práctica?

—Si, para alguien como ella que es una mujer de acción y que siempre está al frente, es mejor un tipo de ropa mas aplicada a sus circunstancias. Mira, por ejemplo podrías sustituir las botas vaqueras por unas botas militares, son mas resistentes y sirve para moverse por todo tipo de terrenos. Los vaqueros azules puedes cambiarlos por unos pantalones militares de camuflaje oscuros con muchos bolsillos, y la blusa blanca, por una camiseta corta negra que no sea tan fina como la blusa, además, se le notarán menos las futuras manchas que la camiseta pueda tener al ser negra. —comentó Eva mirando a su compañera. —Es solo un opinión, si quieres úsala, sino usa la que ya tenías en mente.

—Si, tienes razón, me gusta mas el conjunto que has imaginado para ella, está mas adaptado para una mujer de acción como Nicole, le vendrá bien a la hora de pelear o sobrevivir. —respondió Jessica con una amplia sonrisa. —Realmente mi conjunto es informal pero elegante, aunque el problema es que no es una ropa adaptada a circunstancias en las que Nicole deba correr, arrastrarse, pelear, y demás situaciones relacionadas con la acción.

—En efecto, unas botas vaqueras son elegantes, pero no sirven para correr muy rápido, o andar en superficies mojadas o llenas de piedras. Lo mismo para la blusa, al ser tan fina se puede rasgar con facilidad, y los pantalones vaqueros pueden ser demasiados ajustados, haciéndole perder movilidad a las piernas.

—Vale, sé donde encontrar las botas y los pantalones. ¿Pero en donde podría encontrar la camiseta negra corta? La ropa que hay aquí es de otoño e invierno, todo es de manga larga.

—No te preocupes, tú ves a por las botas y los pantalones, yo iré a por la camiseta, hay unas cajas con ropa de primavera y verano en el almacén al fondo de la tienda. —se ofreció Eva.

—De acuerdo, gracias.

—De nada, Jessica. ¡Hey, Inma! —llamó la joven a su compañera, quien de inmediato se volteó desde la otra punta del local al escuchar a Eva. —¡Busca ropa que sea adecuada para las circunstancias que nos rodean, coge botas de estilo militar o zapatillas deportivas que tengan la suela gorda. No cojas ropa informal que se pueda rasgar con facilidad, pantalones que quiten movilidad o calzado que resbale!

—¡Está bien! —gritó Inma en respuesta.

—Lo mismo te digo Jessica, no cojas ropa que simplemente sea bonita, coge ropa que sea de utilidad.

—Está bien, en ese caso creo que cambiaré algunas prendas que cogí para mi conjunto y el de Davis.

Poco después, Eva llevó a la parte central de la tienda un par de cajas de ropa corta para que Jessica e Inma pudiesen coger algunas prendas si querían. Eva logró encontrar una camiseta de manga corta negra para Nicole, que le entregó a Jessica nada mas la cogió.

—Bueno, lo de Nicole ya está. —anunció Jessica doblando la ropa para meterla en la mochila. —Camiseta de manga corta negra, unos pantalones y botas militares, una chaqueta de cuero negra, guantes de cuero sin dedos, ropa interior y calcetines... —comentó a medida que metía en la mochila.

—¿Y la chaqueta y los guantes?

—Bueno, pensé que como en Canadá suele haber un clima frío normalmente, le vendría bien una chaqueta negra de cuero para que no se enfríe, además pega con la ropa y es resistente. Y los guantes es para que sujete aún mejor los Kukris o cualquier arma que empuñe y no se le resbalen con facilidad de las manos. —argumentó la joven.

—Ya veo, bien pensado. ¿Te queda algo mas?

—Tengo la ropa de Nicole, y la de Davis también, solo me falta encontrar una camiseta para mi y ya tengo todo. —comentó guardando en aquella ocasión la ropa de Davis en la mochila. —Pero... me da de que no va a caber todo en la mochila... —dijo haciendo fuerza para que entrase bien la ropa de Davis, pues solo las botas de Nicole ocupaban un espacio considerable en la mochila.

—Yo tengo el mismo problema. —dijo Inma acercándose a Jessica y Eva. —No soy capaz de meter mas de un conjunto en la mochila.

—Mmmm... Vale, hagamos una cosa, meted cada conjunto por separado en una bolsa de plástico, y luego meted las bolsas pequeñas en una grande. —propuso Eva cogiendo acercándose al mostrador para recoger diez bolsas pequeñas y una grande.

Jessica sacó el conjunto de ropa de Nicole y lo introdujo en una bolsa normal, la cual ató con un nudo y metió en una bolsa grande, lo mismo hizo con el conjunto de Davis, el cual destacaba por la presencia del color negro en toda la vestimenta. Inma y Eva hicieron lo mismo con el conjunto juvenil de Adán, y el conjunto de Maya, compuesto por botas, una camisa blanca de manga larga y unos vaqueros verde oscuro con una gran cantidad de bolsillos muy espaciosos.

Tras guardar las bolsas individuales en la bolsa grande, las chicas continuaron con los siguientes conjuntos. Rebuscando entre la ropa de la caja, Jessica encontró algo que le llamó la atención, un camisón blanco de tirantes, muy fino y corto que por algún motivo atrajo su atención. La joven se quedó observándolo en silencio tras agarrarlo, su textura era muy suave. Sin pensárselo mas, la joven lo cogió como parte de su conjunto, como una prenda especial que usaría en ocasiones especiales. Con aquella idea en mente, la joven se acercó a una vitrina con multitud de perfumes, del cual escogió uno tras oler la fragancia de varios de ellos. La joven no dudó tampoco en añadir ese perfume a sus nuevas pertenencias, ya con todo en una bolsa, introdujo su conjunto en la bolsa grande. Eva e Inma no tardaron mucho en acabar con los conjuntos que tenían pendientes, Puma, Alice, M.A y ellas mismas. Eva fue la última en guardar su conjunto, el cual coincidía en parte con el de Nicole respecto a los pantalones militares negros y las botas, la diferencia mas clara era una camiseta de manga larga de una tonalidad roja intensa.

—Bueno, con esto ya está todo. —anunció Eva. —Ahora queda ir a por las mochilas.

—Está bien. ¿Tienes alguna idea de a donde ir a por ellas? —preguntó Inma tras colgarse su mochila a la espalda y cogiendo la gran bolsa que albergaba las diez bolsas individuales con los conjuntos de cada integrante del equipo.

—Si, sé donde podríamos ir a buscar.—contestó enrollando una bolsa grande que entregó a Jessica para que guardara en su mochila, y guardar ahí las mochilas que cogieran para el grupo. —Venga, vamos a darnos prisa.

Ante la orden de Eva, Jessica e Inma abandonaron el local siguiendo a su líder, llevándose con ellos un buen material para ellas y sus compañeros.

Mientras tanto, en el bosque que rodeaba la aldea y sus cercanías, los chicos había llegado al lago sin mucho esfuerzo, cargando los materiales en el carro. Adán pegaba patadas a los montones de hojas doradas acumuladas en el suelo mientras veía a los mayores descargar los barriles y cubos de la carreta.

—Quitadle la tapa a dos de los barriles de doscientos litros vacíos y juntadlos para extender sobre ellos la red de alambre y los dos pared de sábanas. —comentó Puma desenrollando el rollo de alambre que Adán les llevó, viendo a sus compañeros hacer lo que les había pedido. —Adán, deja de juguetear y trae las sábanas del carro.

—Vooooooy. —contestó el chico corriendo hacia la carreta.

—Vale, esto ya esta. —anunció Davis. —Vamos a ir llenando los cubos M.A.

—De acuerdo.

Puma colocó la red de alambre cubriendo la boca de ambos barriles. —Adán, no dejes que la sábana toque el suelo. —se quejó el felino viendo como el joven con su altura le era imposible sostener la sábana desplegada sin que tocase el suelo.

Puma se acercó y cogió de los dos extremos que tocaban el suelo. —Vamos a doblar esto hombrecito, junta esos dos picos con los que yo sostengo. —solicitó Puma. —Vale, bien. Ahora doblémosla de nuevo por la mitad.

—Está bien. —contestó el chico siguiendo los pasos que su compañero le decía.

—Vale, ahora pon la sábana doblada sobre la red de alambre. Yo iré a doblar la otra.

—¿No necesitas que te ayude a doblar varias veces la otra sábana?

—No, no hace falta, pero gracias por el interés. Ayuda a esos dos a recoger agua en los cubos.

—Está bien. —contestó antes de colocar la sábana y correr a por un cubo vacío.

Puma en un momento dobló la segunda sábana y la colocó sobre la primera mientras veía a M.A y Davis subir los pocos metros que había entre la orilla del lago y la zona en la que los barriles y la carreta se situaba, y a lo lejos, en la orilla, Adán se agachaba para rellenar su cubo.

—Venga señores, cada uno llenad un cubo. —comentó al ver al dúo llegando con un par de cubos llenos que agarrándolas por el asa de estas, trataban de no moverse demasiado para derramar la mínima cantidad posible del agua.

—¿Y el otro de doscientos, y el de ciento veinte? —preguntó M.A. —¿Porqué no están preparados para llenarlos?

—Sería más rápido si cada uno llenara un barril. —comentó Davis vaciando el primer cubo de agua en uno de los barriles, dejando restos de barro, plantas y algunas ramas sobre las sábanas dobladas. —Tú ocúpate del otro M.A, yo lleno este.

—Vale.

Puma suspiró. —¿Y como quieres que lo tenga preparado con un solo rollo de alambre? —preguntó algo que para él era obvio.

—¿Y las tijeras? —preguntó el rubio vaciando un cubo en el otro barril vacío.

—¿Qué tijeras?

M.A elevó la mirada para mirar al joven frente a él. —¿Cómo que que tijeras? —preguntó el joven con el ceño fruncido. —Antes de irnos te dije que cogieras las tijeras aquellas de la mesa para cortar el alambre y poder llenar cuatro cubos a la vez.

Puma dudó un instante. —Am, si, recuerdo, aquellas tijeras, se me pasaron. —contestó simplemente.

—¡¿Cómo que se te pasaron?! —preguntó con un tanto de indignación. Mas que por el simple hecho de que se olvidara, era por la manera tan despreocupada en la que contestó, indicando lo poco que le importaba. —¡Pues deberías de ir a por ellas ahora mismo, esto nos va a llevar tiempo y aquellas tijeras nos permitirían cortar el alambre y llenar cuatro cubos a la vez. Hubiese sido mas rápido el tema de llenar los cubos!

Davis sin dejar de vaciar el cubo, miró por el rabillo del ojo a M.A, se estaba alterando. Cierto era que la relación Puma y M.A no era buena, se dio cuenta de ello hacía tiempo, y bastaba el mínimo problema con Puma para que su compañero saltase a él de forma agresiva.

—¡¿Y qué quieres que te diga?! ¡¿Me arrodillo en el suelo para pedirte disculpas?! Ni de coña. Solo fue un despiste, cualquiera puede tenerlo. —se protegió Puma a sí mismo mientras miraba al joven algo desafiante.

—Llevas todo el día quejándote y pasando de todo. ¿Crees que a nosotros nos agrada esto? Claro que no, pero hay que hacerlo por el bien de todos, hay que ayudar. —replicó vaciando el último cubo de agua mientras Adán se acercaba a su espalda.

—Deja que te ayude con uno de los cubos, Adán. —se ofreció Davis al ver al joven acercarse con algo de dificultad ante el peso que transportaba en ambas manos.

—Vale, gracias Davis. —contestó cediéndole uno de los cubos.

—Si me estás diciendo con eso que debería volver allí a por las tijeras, no pienso hacerlo. Hay quince minutos a pie de aquí hasta allí, en ese tiempo puedo estar llenando los cubos.

—¿Llenar los cubos? Pero si no estás haciendo nada. Davis y yo descargamos casi todo el material, ¿qué hiciste tú? ¿Bajar un barril, poner el alambre y una de las sábanas? Ya ves que trabajo. Desde que vinimos nos pusimos a descargar el material, mientras que tú te tomaste unos instantes observando el paisaje. ¿Y ahora que haces? Pusiste la sábana y te has quedado ahí parado viendo como subíamos con los cubos. Al menos harías algo mas productivo si te vas a por las tijeras y aceleras el trabajo. ¡Espabílate si no quieres que nos acabe cayendo la noche encima o lleguen las otras y nos monten una escena por no tener las cosas preparadas! —le echó en cara el joven, quien desde un principio había estado harto de aquel comportamiento de Puma, el tema de las tijeras ya le habían tocado demasiado las narices.

—¿Acaso eso no se te aplica a ti también? —respondió tranquilamente mirando al joven tratando de ignorar su rabieta. —Hace rato que has vaciado los cubos y estás aquí perdiendo el tiempo discutiendo conmigo empeñado en tocarme las canicas. Tú tampoco estás siendo muy productivo que digamos rubiales. —contestó con una afilada lengua en busca de lanzarle una puñalada al idiota que tenía delante.

Davis y Adán volvían de rellenar los cubos, desde la orilla habían estado escuchando la conversación de ambos. Tanto uno como otro comenzaban a sentir cierta tensión en el ambiente, sabían que que aquellos dos enfrentados eran como una bomba de relojería, en poco tiempo estallarían enzarzándose en una disputa que podría pasar mas allá de las palabras.

—¿No deberíamos hacer algo? —preguntó Adán subiendo por el camino de tierra y piedras.

Davis suspiró con pesadez. —M.A se está aguantando bastante... Por menos ha estado a punto de comerse a otros. — comentó simplemente mientras los continuaba escuchando discutir mientras se echaban mierda a la cara. —Me da miedo meterme Adán, tal vez si lo hago arreglo las cosas, o por otra parte la lío mas y encima la pagan conmigo. —confesó el joven dudando de si debía de intervenir o no.

—Pero no los podemos dejar así ¿no? Yo tampoco sé que hacer para que dejen de discutir, los dos son muy cabezones cuando se trata de discutir el uno con el otro. No, si al final los únicos que estamos haciendo algo somos nosotros. —se quejó Adán.

Davis suspiró con pesadez. —Está bien, hablaré con ellos. Pero no te prometo que logre arreglar las cosas. —contestó el joven mientras organizaba en su mente lo que decir a esos dos.

El dúo continuó acortando distancia mientras escuchaban a los otros dos discutir.

—Heeeey, vosotros dos. —llamó Davis acercándose con Adán por detrás de M.A. —¿Recordáis a lo que hemos venido? Dejaros de tanta cháchara y echad una mano, al final Adán y yo somos los únicos que estamos haciendo algo productivo. —comentó acercándose al barril.

—¡¿Pero tú ves...

—Yo lo que veo es que os estáis tocando la minga mientras nosotros trabajamos . —respondió el joven interrumpiendo a M.A. —Si, es molesto que Puma solo esté quejándose y esté tan despistado, a mi también me molesta.

—Claro, ahora el otro va a defen...

—Pero como dice Puma. —interrumpió Davis al joven. —Un despiste lo tiene cualquiera, no creo que haya que echarle la bronca de esa manera por un despiste e iniciar una discusión por eso.

—Pero con la tijera podríamos adel...

—Con vosotros trabajando adelantaríamos mucho mas que si os quedarais ahí discutiendo. —interrumpió Adán en aquella ocasión. —Dejad ya el tema de las malditas tijeras y haced algo productivo de una vez, de lo contrario me chivaré a Eva de lo que estáis haciendo para que no os dejé bañaros con el agua que solo Davis y yo estamos llevando para llenar los bidones, como castigo por no echar una mano. —contestó el joven mirando con el ceño fruncido al dúo.

Puma se rascó la nuca mientras torcía los labios, no le apetecía nada eso de tener que discutir con Eva si Adán le contaba como estaba perdiendo el tiempo discutiendo con el odioso rubio toca bolas que tenía enfrente de él. Con un suspiró y elevando las manos, la discusión cesó por parte de Puma, quien sin palabra alguna se acercó a recoger un par de cubos de agua para bajar a la orilla y llenarlos. Por otra parte, M.A se percató de la mirada directa que Davis le lanzaba, diciéndole mentalmente un “¿A qué esperas?” que el joven entendió de inmediato, sin mediar palabra, solo con un suspiro en respuesta a la mirada de su amigo, M.A cogió sus cubos y se dispuso a ponerse manos a la obra, siguiendo el ejemplo de Puma.

Las tres jóvenes se dirigían de regreso al pueblo, al menos era un regreso para Alice. Nicole y Maya observaban cada rincón con mucha curiosidad, analizando y pensando que de tener que huir no se viesen atrapadas, pensando que de poder vivir allí fuese totalmente seguro.

―Chicas... ¿Estáis bien? ―preguntó Alice al verlas tan observadoras.

―Solo miraba un poco el lugar, si queremos vivir aquí debe ser casi perfecto.―dijo Nicole.

―No creo que ningún sitio lo sea, de hecho ningún hogar lo es...―contestó Maya como si hablase por alguna mala experiencia de su pasado.

―Bueno pues debe serlo , o solo será un lugar mas donde reposar, otro lugar de paso, el bebé necesita un hogar... ―soltó Nicole.

―Estás muy preocupada por el bebé de Jessica y Davis. Todos lo estamos, Dios sabe que este no es un mundo para bebés.―dijo Maya.

―Ni para nadie...―comentó Alice mientras seguía el camino indicado en el mapa de Puma.

El trío de chicas continuó caminando sin decir palabra alguna, hasta que un zombie salió de una de las calles de repente sorprendiendo a Maya. Rápidamente Alice, que estaba mas cerca, sacó su machete y arrancó la cabeza del cuerpo a aquel ser caminante, por suerte solo había quedado en un susto.


―¿Estás bien cielo? ―preguntó Alice preocupada por la joven.

―Si, si, tranquila, solo fue un susto, gracias. ―dijo Maya con una mano sobre el pecho.

―Chicas debemos estar alerta en todo momento, en pocos segundos podemos pasar de estar vivas... a muertas. ―aconsejó Nicole acercándose a las dos amigas.

―Lo sabemos, podría haberle pasado a cualquiera, solo estaba despistada ¿verdad Maya? ―preguntó Alice poniéndole la mano en el hombro.

―...

―¿Maya? ―preguntó Alice al ver que la joven no respondió y tenía la mirada perdida.

―¿Maya que te pasa? ¿Estás preocupada por algo? ―preguntó Nicole preocupada.

-¡Oh!perdonad,no,no,ha sido mas bien una especie de flashback, jajaja - dijo Maya mientras se rascaba la cabeza.

―¿Qué tipo de flashback? ―insistió Nicole.

―Verás, Dyssidia siempre me decía que el hogar como tal no existía, ya sabéis, nada de muros y ladrillos, decía... decía que yo era su hogar, que su hogar estaba donde estuviese yo... ya estuviese en un hotel, en el Polo Norte o en el espacio ja,ja,ja, decía que haya donde estuviese yo era su casa... Sé que suena absurdo pero...―dijo Maya mirando al cielo,como pensando que allí arriba estaría su querida hermana.

―Claro que lo entendemos cielo.―interrumpió Alice dándole un fuerte abrazo.

Nicole se sintió un poco apartada, como si el tiempo que han sido amigas Alice y Maya fuese mas valioso que nada, aun así quiso darle un abrazo a su amiga e hizo un abrazo conjunto.

―Venga chicas tenemos que avanzar o se hará muy tarde para volver.―dijo Maya mas relajada.

―Si, hemos dejado a los chicos solos y eso no puede ser bueno...―contestó Nicole irónica mientras sus dos compañeras de expedición sonreían.

Las tres jóvenes siguieron caminando en silencio en guardia para que no las volviese a pillar ningún zombie por sorpresa.

―Chicas según el mapa ya estamos llegando a la ferretería, de hecho debería estar... justo ahí.―señalo Maya al encontrar la ferretería que andaban buscando.

―El camino se hace mas corto cuando vas con buena compañía.―dijo Alice dirigiéndose a la ferretería.

―¿Significa eso que somos mejor compañía que M.A. y Davis?―pregunto algo pícara Nicole.

―Jajajajaja, no he dicho eso, solo que se me ha hecho corto el viaje con vosotras, también es cierto que ahora fuimos mas directas que cuando vine con los chicos, además de atacarnos mas zombies nos detuvimos muchísimo a observar el lugar.

―Nicole parece mentira, compararnos con M.A...―dijo Maya siguiendo la broma.

―Jajajaja, cierto, yo también... compararme con su amado.―añadió Nicole.

―Chicas parece mentira, hay momentos para todo, o al menos lo había jajaja, novios, amigos, familia... Yo no soy la típica que tiene novio y se convierte en su mundo.―dijo Alice algo molesta, como si sus amigas no la conocieran realmente.

―Alice solo estábamos de coña, se que no eres la típica “novia de...” solo quería molestarte un poco por lo feminista que eres jajaja ―respondió Nicole al ver la reacción de la otra rubia.

―Jajajaja, te encanta oirme ¿eh?,¿Acaso vosotras no lo sois? ―preguntó Alice .

―“Novias de...” yo ni siquiera tengo novio. ―respondió Nicole.

―No... Me refiero a feminista.―dijo Alice.

―Aaah, pues claro que lo soy, creo que es bastante obvio, aun así tampoco soy de esas que no quieren la ayuda de los hombres o no agradecen su ayuda, la acepto como aceptaría la ayuda de una chica, creo que en eso se basa el feminismo, en la igualdad de sexos.―explicó Nicole muy segura de sus palabras.

―Por supuesto, aunque yo si que odio ciertos estereotipos sexistas como el de que nos inviten a a cenar, que tengan que pagar ellos, o que te abran la puerta del coche, eso lo odio.―dijo Alice.

―Jajajajaaj ¿Sabéis lo que no es nada feminista? ―preguntó Maya interrumpiendo la conversación de las dos rubias.

―¿El qué? ―dijo Alice.

―Salir de expedición tres chicas y que el tema de conversación sean los hombres... ―respondió Maya con una sonrisa en la boca mientras entraba a la ferretería dejando a ambas rubias quietas y con la boca abierta. ―Chicas tened mucho cuidado, no sabemos que puede haber aquí adentro.―advirtió Maya dentro de la ferretería.

En el suelo de detrás del mostrador Maya encontró un cuerpo, le faltaban las piernas.

―Aquí no hay nadie, es evidente. ―comentó Nicole sin percatarse de aquel cuerpo.

Acto seguido el cuerpo se movió en reacción a aquella voz en tono alto, casi como si lo hubiese despertado, el zombie se agarro rápidamente a la pierna de Maya consiguiendo que esta en respuesta ante aquel brusco movimiento cayese al suelo.
Alice y Nicole se percataron y fuero a socorrer a su amiga, justo antes de que aquel podrido pudiese morderla, Alice le cortó la cabeza con su Scramasax acabando con la vida de aquel ser.

―¿Estás bien Maya?―quiso saber Alice preocupada.

―Si, si, no te preocupes solo fue un susto, me pilló por sorpresa... y eso que vi el cadáver, no estaba segura si era o no un zombie.―contestó Maya revisando su traje protector.

―Yo... lo siento mucho Maya, fui una estúpida, no debí de haber habado tan alto, suelo ser bastante cuidadosa.―dijo Nicole arrepentida.

―Tranquila Nicole, no ha sido para tanto, podría haberle pasado a cualquiera, además por suerte todo quedó en un susto.―sonrío Maya para tranquilizar a su amiga.

―Chicas daos prisa en coger lo necesario, ya vamos con algo de retraso.―advirtió Alice mientras buscaba los objetos necesarios que les llevaron a la expedición.

Las tres comenzaron a registras toda la ferretería por separado para ocupar mas terreno en menos tiempo.

―Aquí no hay nada de utilidad, solo un montón de pintura.―dijo Alice enfadada mientras golpeaba algunas latas pequeñas de pintura con el brazo buscando otra cosa.

―¡Chicas, aquí hay unas linternas! y por lo que parece funcionan.―advirtió Nicole contenta porque por fin saliera algo bien.

―Pues yo he encontrado algunas pilas de recambio, deberíamos probarlas a ver si funcionan.―dijo Maya llevándole las pilas a Nicole.

Alice seguía buscando entre los botes de pintura y las estanterías que habían detrás del mostrador, mientras Maya y Nicole intentaban meter las pilas en una de las linternas que habían encontrado sin mucho éxito.

―Es imposible meter las pilas en este hueco tan pequeño y con estos guantes, ¿Alice nos hechas una mano tu que no tienes el traje antiradicación?―preguntó Nicole algo desquiciada mientras probaba metiendo pilas en una de las linternas que no tenía pilas.

―Ja,ja,ja, claro.―contestó Alice dirigiéndose a sus compañeras, las tres se concentraron en lo mismo mientras Alice iba probando las pilas con total éxito.―Bueno chicas parece que todas funcionan.

―Bueno una cosa menos, terminemos de registrar toda la ferretería por si acaso.―dijo Maya.

Las tres jóvenes continuaron registrando la ferretería durante unos diez minutos mas, sin mucho éxito.

―Bueno chicas yo creo que esto ya esta por hoy, aquí ya no hay muchos mas, deberíamos irnos ya.―aconsejó Nicole.

―Si, tienes razón, será mejor partir ya al siguiente punto.―le dio Alice la razón levantándose del suelo tras estar buscando entre los objetos caídos o tirados por alguien anterior a ellas.

Las tres féminas pusieron rumbo al siguiente punto del mapa al que debían ir, cuando de repente sin esperarlo sonó el walkie.

—¿Nicole? Aquí Eva, cambio. ¿Me recibes, Nicole?

—Aquí Nicole, te recibo alto y claro, Eva. ¿Qué sucede?

—Llamaba para saber como os iban las cosas. ¿Algún problema?

—No, la verdad es que no, algunos zombies nos han salido al encuentro al percatarse de nuestra presencia, pero no fueron inconvenientes alguno para nosotras. Ciertamente, en ese estado tan avanzado de putrefacción y el letargo en el que se encuentran la gran mayoría de podridos que nos hemos encontrado, no suponen amenaza alguna. Son mucho mas débiles y lentos que los zombies comunes a los que estamos acostumbrados a toparnos, y ni hablar del sentido depredador tan atrofiado que tienen tras pasar tanto tiempo sin ver a un ser humano por la zona. —comentó Nicole con una voz que denotaba a Eva la positividad ante la circunstancia en la que el pueblo se hallaba referente al asunto de los no muertos. —Ya hemos ido a la ferretería y hemos cogido varias linternas y pilas de recambio, ahora íbamos a por los productos de higiene al supermercado. ¿Cómo os va la cosa a vosotras?

—No hay mucho que decir, la verdad. Respecto a los zombies estamos igual que vosotras, nos hemos topado con algunos por el camino, pero no han supuesto ningún inconveniente. Hemos cogido ropa y mochilas para todos, ahora íbamos a la farmacia a por las pastillas potabilizadoras y las vitaminas de Jessica. ―Eva se calló un instante.―Parece que acabaremos pronto con nuestros objetivos, solo nos faltan el supermercado y la farmacia... —Eva permaneció de nuevo en silencio unos instantes.

—¿Sucede algo, Eva? ¿A qué viene ese silencio?

—No, es solo... bueno deben de ser estupideces mías, pero tengo la sensación de que a pesar de que estoy pasando por varias calles por las que pasé ayer, el número de zombies es menor. —comentó pensativa. —No solo eso, los zombies se han movido de sitio, hay calles vacías que ayer estaban abarrotadas de podridos aletargados.

—Mmmm... ¿Estás pensando por un casual en lo del tema de las personas que hicieron las hogueras quemando cadáveres? —preguntó la joven mujer intuyendo en lo que su compañera al otro lado del walkie pensaba.

—Si, en eso mismo estaba pensando, Nicole. —contestó de inmediato. —Me preocupa el desconocer la identidad de quienes crearon las hogueras... No me siento tranquila pensando en que un grupo de personas puedan pillarnos con la guardia baja y abordarnos nada mas doblar una esquina.

—En ese caso tenemos autorización para abrir fuego ¿no? —preguntó Alice.

—Si, en ese caso podéis usar las pistolas. Es posible que esa gente pueda llevar armas de fuego con ellos, y también es posible que sean hostiles, al fin y al cabo este pueblo probablemente sea de esa gente, nosotros solo somos forasteros que queremos apoderarnos del pueblo y de todos sus recursos. —respondió a la pregunta de Alice. —Pero recuerda que cada una de las dos pistolas están cargadas únicamente con siete balas, usad las molotovs como arma arrojadiza si también lo veis necesario.

—¿Y si son pacíficos o dudan? ¿Qué deberíamos de hacer? —volvió a preguntar Alice.

—En ese caso deberíamos de explicarles nuestra situación y tratar de llegar a un acuerdo ¿no? —Se pudo escuchar a Jessica preguntar. —Es decir, pensadlo bien, hay muchos zombies, necesitarían ayuda para acabar con ellos ¿no? Podríamos hacer algún trato de cooperación mutua.

—Muy positiva eres tú, me parece a mi. —contestó Eva con un tono de voz que mostraba poco interés al comentario de Jessica. —¿Crees que es tan fácil algo como eso? Si han estado eliminando a tantos podridos y quemándolos, no deben de ser pocos, probablemente se bastan ellos solos. Y por otra parte, ¿quién en su sano juicio en estos días compartiría su hogar y sus recursos con un completo grupo de desconocidos que entran al pueblo a robar y a tratar de tomarlo?―Eva suspiró tras unos instantes de silencio. —Vale, en caso de que os topéis con los que provocaron las hogueras, Nico... ¿Ah? —la voz de Eva se detuvo de inmediato.

—¿Ah? —repitieron Inma y Jessica al unísono.

—¿Qué pasa? —preguntó la voz de Inma al otro lado del walkie.

—No es nada, habrá sido mi imaginación. Creía haber visto la sombra de alguien reflejada en el suelo de aquella esquina de allí, pero puede que me equivocase, o simplemente sea un podrido que está andando por esa calle. —Eva suspiró pesadamente. —Si algo sucede y os topáis con gente, que Nicole se haga cargo, apuesto a que ella sabrá lo que hacer.

—Entendido, de darse el caso evaluaré la situación y actuaré como crea que es debido. —contestó Nicole.

—Inma, acuérdate de lo que te dije en la habitación por la noche. —le recordó Maya. —No se te vaya a pasar.

—¡Ah! ¡Si, si, es verdad, no te preocupes, lo tengo en mente! —contestó casi sorprendida del recordatorio de su prima. —Todo estará bien, Maya.

—Eso espero.

—Bueno, eso es todo, tened cuidado. Si acabáis vuestros objetivos y sobra tiempo, id explorando el pueblo y anotad en el mapa los lugares que encontréis y que puedan ser de relevancia. Corto y cierro. —pronunció como último mandato cortando la conexión.

Una vez terminada la conversación se pusieron rumbo al supermercado como habían acordado.

La puerta de una tienda deportiva del pueblo se abrió junto al tintineo de una campanita que sonó al abrirse la puerta, dando paso al trío femenino. Jessica portaba en su mano una gran bolsa de plástico cargada con siete mochilas para cada miembro del grupo, sin contar a ella misma, Eva, y Adán, quienes ya tenían sus mochilas propias.

—Menos mal que la calle está vacía de podridos. —comentó Jessica mirando a ambos lado de la calle en la que se localizaban. —Hubiera sido un problema que los muertos vivientes se hubiesen visto atraídos por el sonido de la campana.

—¿Y ahora? —preguntó Inma. —Vamos a por la farmacia, ¿no?

—Sí, pero antes voy a contactar con Nicole, quiero saber como les va —anunció Eva echando mano a su walkie.

—Ah, bien entonces, yo también me pregunto si les va bien la cosa. —respondió Inma animadamente acercándose junto a Jessica a la compañera portadora del walkie.

—¿Nicole? Aquí Eva, cambio. ¿Me recibes, Nicole?

—Aquí Nicole, te recibo alto y claro, Eva. ¿Qué sucede?

—Llamaba para saber como os iban las cosas. ¿Algún problema?

—No, la verdad es que no, algunos zombies nos han salido al encuentro al percatarse de nuestra presencia, pero no fueron inconvenientes alguno para nosotras. Ciertamente, en ese estado tan avanzado de putrefacción y el letargo en el que se encuentran la gran mayoría de podridos que nos hemos encontrado, no suponen amenaza alguna. Son mucho mas débiles y lentos que los zombies comunes a los que estamos acostumbrados a toparnos, y ni hablar del sentido depredador tan atrofiado que tienen tras pasar tanto tiempo sin ver a un ser humano por la zona. —comentó Nicole con una voz que denotaba a Eva la positividad ante la circunstancia en la que el pueblo se hallaba referente al asunto de los no muertos. —Ya hemos ido a la ferretería y hemos cogido varias linternas y pilas de recambio, ahora íbamos a por los productos de higiene al supermercado. ¿Cómo os va la cosa a vosotras?

—No hay mucho que decir, la verdad. Respecto a los zombies estamos igual que vosotras, nos hemos topado con algunos por el camino, pero no han supuesto ningún inconveniente. Hemos cogido ropa y mochilas para todos, ahora íbamos a la farmacia a por las pastillas potabilizadoras y las vitaminas de Jessica. —informó echando un vistazo al reloj.— Parece que acabaremos pronto con nuestros objetivos, solo nos faltan el supermercado y la farmacia... —Eva permaneció en silencio unos instantes.

—¿Sucede algo, Eva? ¿A qué viene ese silencio?

—No, es solo... bueno deben de ser estupideces mías, pero tengo la sensación de que a pesar de que estoy pasando por varias calles por las que pasé ayer, el número de zombies es menor. —comentó pensativa. —No solo eso, los zombies se han movido de sitio, hay calles vacías que ayer estaban abarrotadas de podridos aletargados.

—Mmmm... ¿Estás pensando por un casual en lo del tema de las personas que hicieron las hogueras quemando cadáveres? —preguntó la joven mujer intuyendo en lo que su compañera al otro lado del walkie pensaba.

—Sí, en eso mismo estaba pensando, Nicole. —contestó de inmediato. —Me preocupa el desconocer la identidad de quienes crearon las hogueras... No me siento tranquila pensando en que un grupo de personas puedan pillarnos con la guardia baja y abordarnos nada mas doblar una esquina.

—En ese caso tenemos autorización para abrir fuego ¿no? —se escuchó la voz de Alice.

—Sí, en ese caso podéis usar las pistolas. Es posible que esa gente pueda llevar armas de fuego con ellos, y también es posible que sean hostiles, al fin y al cabo este pueblo probablemente sea de esa gente, nosotros solo somos forasteros que queremos apoderarnos del pueblo y de todos sus recursos. —respondió a la pregunta de Alice. —Pero recuerda que cada una de las dos pistolas están cargadas únicamente con siete balas, usad las molotovs como arma arrojadiza si también lo veis necesario.

—¿Y si son pacíficos o dudan? ¿Qué deberíamos de hacer? —volvió a preguntar Alice.

—En ese caso deberíamos de explicarles nuestra situación y tratar de llegar a un acuerdo ¿no? —se adelantó Jessica a contestar siendo el objetivo de la mirada silenciosa de Eva. —Es decir, pensadlo bien, hay muchos zombies, necesitarían ayuda para acabar con ellos ¿no? Podríamos hacer algún trato de cooperación mutua.

—Muy positiva eres tú, me parece a mi. —contestó Eva sin demasiado interés en la propuesta de Jessica. —¿Crees que es tan fácil algo como eso? Si han estado eliminando a tantos podridos y quemándolos, no deben de ser pocos, probablemente se bastan ellos solos. Y por otra parte, ¿quién en su sano juicio en estos días compartiría su hogar y sus recursos con un completo grupo de desconocidos que entran al pueblo a robar y a tratar de tomarlo?

Jessica torció los labios, sabía que su propuesta no había sido demasiado acertada, Eva tenía razón, en estos tiempos habría que estar loco para abrirle la casa y ofrecerle parte de tus recursos a unos desconocidos. Pero entonces... eso significa que de encontrarse con esa gente debían... Jessica no quería pensarlo, si, puede que fuesen hostiles, pero... ¿Y si no lo fueran?

Eva suspiró leyendo la mente de Jessica antes de dirigir la mirada al aparato que sostenía en la mano. —Vale, en caso de que os topéis con los que provocaron las hogueras, Nico... ¿Ah? —la voz de Eva se detuvo de inmediato.

—¿Ah? —repitieron Inma y Jessica al unísono.

—¿Qué pasa? —preguntó Inma antes de dirigir junto a Jessica la mirada al punto concreto al que Eva miraba.

A varios metros desde la localización del trío femenino, en un cruce de calles, los ojos de Eva se habían detenido en una de las esquinas que doblaba una de las calles de aquel cruce de caminos. Tan solo estaba allí aquella esquina, únicamente adornada por una farola, un banco, y el escaparate de una pastelería. Por un instante, solo por un instante, Eva creyó haber visto una sombra reflejada en el suelo de la acera de aquella esquina por el rabillo del ojo.

—No es nada, habrá sido mi imaginación. Creía haber visto la sombra de alguien reflejada en el suelo de aquella esquina de allí, pero puede que me equivocase, o simplemente sea un podrido que está andando por esa calle. —Eva suspiró pesadamente. —Si algo sucede y os topáis con gente, que Nicole se haga cargo, apuesto a que ella sabrá lo que hacer.

—Entendido, de darse el caso evaluaré la situación y actuaré como crea que es debido. —se escuchó la voz de Nicole en respuesta.

—Inma, acuérdate de lo que te dije en la habitación por la noche. —recordó la voz de Maya. —No se te vaya a pasar.

—¡Ah! ¡Sí, sí, es verdad, no te preocupes, lo tengo en mente! —contestó casi sorprendida del recordatorio de su prima. En verdad aunque no quisiese reconocerlo, hasta el momento no había caído en la visión que Maya había tenido el día anterior, presenciando una tragedia para ella y sus dos compañeras. —Todo estará bien, Maya.

—Eso espero.

Tras intercambiar Jessica y Eva una mirada sin comprender nada, la joven al mando del grupo se dispuso a finalizar la charla.

—Bueno, eso es todo, tened cuidado. Si acabáis vuestros objetivos y sobra tiempo, id explorando el pueblo y anotad en el mapa los lugares que encontréis y que puedan ser de relevancia. Corto y cierro. —pronunció como último mandato cortando la conexión.

—Ahora hay que ir a la farmacia ¿no? —se quiso asegurar Jessica. —Eva, ¿te dio Davis los nombres de las marcas que salían en el libro de las vitaminas para el embarazo?

—Sí, guardé la nota con los nombres en uno de los bolsillos pequeños de tu mochila, desgraciadamente los trajes de protección no tienen bolsillos, así que tuve que guardarla ahí. —contestó mirando la mochila que su compañera cargaba a la espalda. —Bueno, deberíamos de continuar.

El trío continuó siguiendo las indicaciones de la portadora del mapa, Jessica. Finalmente los pasos del grupo continuaron hacia una calle que las hizo detener sus pasos ante un olor familiar.

—Carne en descomposición... —susurró Eva asqueada ante el olor.

La calle que se abría frente a ellas estaba vacía de presencia de no muertos, al final de la carretera sobre la que se hallaban, se veía un grupo de vehículos aglomerados. A ambos lados de la calle, una gran cantidad de casas, locales y callejones se hallaban cubiertos por la vegetación descontrolada de árboles y matorrales.

—Por allí se llega directo a la farmacia. —comentó Jessica mirando el mapa. —Puede que entre todos esos coches haya espacio para poder pasar entre ellos y llegar a la farmacia.

—Es posible, desde aquí no lo veo bien... —respondió Eva agudizando la vista intentando encontrar hueco entre el conjunto de vehículos.

Mientras las chicas debatían, Eva se fijó en una señal en el margen izquierdo de la carretera, en la acera, y a la derecha, un semáforo. La joven frunció el ceño pensativa tratando de recordar la visión de la que Maya le habló. Olor a podrido, semáforo, señal, conjunto de coches... no había duda, era la calle que Maya vio en su visión, si seguían adelante no llegarían a ningún sitio, la carretera estaba totalmente cortada por los vehículos, y además, un grupo numeroso de podridos las atacarían por sorpresa, Inma apostaba a que debían de estar ocultos en los callejones, con las casas tan juntas, las sombras y y la vegetación, a simple vista era imposible ver que había en aquellos callejones.

—Chicas, personalmente, pienso que deberíamos de coger otra calle para llegar a la farmacia. —se adelantó la joven a decir en cuanto vio a sus compañeras comenzando a marchar hacia adelante. —Si no hay hueco entre los coches, será una pérdida de tiempo, la calle es larga y no me resultaría agradable ir hasta el final de esta para luego volver porque no hay hueco.

—Vamos bien de tiempo Inma, no creo que haya problema en ir a comprobarlo. —contestó Eva.

—Ya, pero a ver, hay algo mas, esos callejones no me producen mucha confianza. ¿No oléis eso? Debe de haber un grupo numeroso por los alrededores, ¿y si están metidos en los callejones y nos asaltan por la espalda?

Eva suspiró.

—Bueno, supongo que tienes razón, iremos por otro camino si es lo que quieres. No me agrada no saber de donde viene ese olor, y como dices, es posible que haya un numeroso grupo de zombies entre los callejones. —contestó la joven volviendo sobre sus pasos seguida de Jessica. —Oye, comprueba en el mapa otra ruta, Jessica. —solicitó mirando a la joven que andaba tras ella.

—Está bien.

Mientras Jessica y Eva hablaban buscando otra ruta en el mapa, Inma no podía evitar sentirse aliviada consigo misma, había sido bastante fácil hacerlas cambiar de opinión, esperaba que Eva especialmente, no cediera a su petición con tanta facilidad.

Los barriles habían sido llenados y cargados de nuevo en la carreta. Con todo el material recogido y guardado en el vehículo de madera, los chicos se dispusieron a debatir como debían de colocarse para tirar del carro entre todos y ascender por el terreno irregular del bosque hasta llegar a la aldea.

―Pienso que Puma debería de hacer de mula y tirar por delante, de entre nosotros es el que está mas cuadrado, y por lo tanto apuesto a que es el mas fuerte. ―comentó Davis. ―Yo iré empujando por detrás, M.A y Adán podéis ir tirando por los laterales. ¿Qué opináis? ―expuso el joven mirando a sus compañeros.

―No veo inconveniente, pero aún así estará descompensado. ―suspiró Puma.

―Ciertamente, estará descompensado... ―volvió a repetir M.A pensativo.

―Ciertamente... Pero es todo lo que se me ocurre... Es lo mas equilibrado que se me viene a la mente...―respondió Davis no muy conforme con su propio plan.

―Ciertamente, algo falla... ―comentó Puma cruzándose de brazos.

―Algo no está bien aquí... ―opinó M.A carraspeando.

―¡¿Ah!? ¡¿Por qué me miráis los tres así?! ―quiso saber Adán, quien desde hacía unos momentos había sido el centro de atención de las desalentadoras miradas de sus tres compañeros. ―¡¿Yo soy el problema?!

―No te lo tomes a mal, pero con esos brazos que parecen ramas quebradizas, no es que puedas ayudar mucho, la verdad. ―contestó Puma rascándose la nuca.

―Y esas piernitas tan enclenques tampoco te ayudaran mucho a la hora de arrastrar el carro o aguantar si este se va hacia atrás...―contestó M.A en aquella ocasión.

La mirada marcada por el freño fruncido de Adán se detuvo finalmente en Davis. ―¿Qué piensas tú? ―quiso saber el joven.

―Opino lo mismo que esos dos, lo siento Adán, pero tienen razón. De todas formas, haz lo que puedas, aunque sea poca, toda ayuda que puedas ofrecer vendrá bien. ―contestó colocando la mano en la cabeza del joven.

Adán chasqueó la lengua no conforme con el alegato de sus tres compañeros. ―Pues que bien... ―susurró siendo el primero en avanzar para tomar su posición para tirar del vehículo de madera.

Por parte de los tres mayores del equipo, estos intercambiaron unas silenciosas miradas antes de seguir a Adán y colocarse cada uno en su puesto. Ciertamente, no tenía una masa muscular tan voluminosa ni unos músculos tan definidos como Puma. Tampoco tenía un cuerpo atlético y ágil como el de Davis, un cuerpo que a pesar de no tener una masa muscular tan desarrollada como Puma, sí que tenía los músculos marcados. Ni siquiera un cuerpo mas natural, pero no por ello menos fuerte o resistente como el de M.A, el cual mateniéndose delgado, dejaba entrever algunos músculos de su cuerpo ejercitado. Él no tenía un cuerpo musculado, ni atlético, ni siquiera una delgadez y musculatura decente, prácticamente era piel y huesos, sus músculos no estaban desarrollados, tampoco es que hubiera podido ganar mucho peso para dejar atrás aquella delgadez, lo sabía, pero aún así, no le agradaban que le recordasen que tenían un físico pobre y débil por la falta de ejercicio, pesas, y la absorción de grasas y otros nutrientes que ayudasen al correcto desarrollo de su cuerpo.

No sabía si otros chicos de su edad tendrían un físico similar al suyo, los únicos chicos a los que había visto eran por ejemplo Mike, Hugo o Leo, chicos unos años mas mayores, que por supuesto, poseían un físico y musculatura mas desarrollados que la suya, aunque era normal si lo pensabas, en la base de Michaela no les faltaban alimentos, y eran obligados a entrenarse para hacer frente al peligro y servir en las tropas de Michaela, según había escuchado. Muy delgado, sin musculatura, débil, y bajito, así era él, y no le quedaba otra que esforzarse aunque su cuerpo estuviese muy limitado en cuanto a fuerza, resistencia y energía se tratase, a pesar de su condición, no estaba dispuesto a verse el débil entre aquellos tres mayores, no se quejaría, tiraría del carro y no pararía hasta que este llegase a la aldea. Si no podía medirse en fuerza, energía y resistencia física con aquellos tres, al menos lo haría en determinación. Les demostraría que aún careciendo de esas cosas, les sería de ayuda para transportar el pesado carro hacia la aldea.

El grupo compuesto por cuatro chicos tiraron del carro, dispuesto a llevar la ardua tarea de llevar el agua al poblado. Desde el inicio fue fácil, lo sabían, tan solo fue bien los primeros diez metros, pero después tuvieron que enfrentarse a su primer obstáculos, una leve elevación del terreno que tiraba del carro hacia atrás, obstáculo que tuvieron que afrontar a base de apretar los dientes y tirar con todas sus fuerzas hacia adelante, procurando que el carro no retrocediese. Tiraron, tiraron y tiraron por elevaciones de terrenos a medida que abandonaban la zona embarrada en la que el lago se localizaba.

El trío femenino había tirado por otro camino distinto siguiendo la advertencia de Inma, tras Eva, sus compañeras iban hablando de sus cosas, mientras que Eva, con ojos analíticos, hacía un completo escaneo y análisis mental del terreno que les rodeaban. Calles fantasma, vehículos estrellados, vegetación crecida de manera descontrolada, basura por el suelo, silencio... La carencia de no muertos por la zona le había alarmado especialmente, no sabía el qué, pero había algo raro, sus instintos así se lo comunicaban. Sangre, desde hacía rato había visto varios charcos y salpicaduras de sangre por el asfalto y mobiliario urbano, pero ningún cuerpo en toda aquella ancha y larga calle. Los pasos de las féminas no se detenían a medida que recorrían la calle.

Fue entonces cuando Jessica e Inma dejaron de hablar, al notar la tensión en el cuerpo de la cabecilla del grupo, así como su solemne silencio. El dúo intercambió una mirada antes de echar un vistazo a lo que tenían al rededor, y nada, no había completamente nada, nada de lo que extrañarse pensaban. Entonces ¿porque aquella tensión manifestada mudamente por el cuerpo de Eva? Jessica se dispuso a formular una pregunta acerca de la inquietud de la joven cabecilla, sin embargo, aquella pregunta no terminó de salir de sus labios cuando los pasos de Eva se detuvieron abrúptamente. Sin nada que decir, las chicas comprendieron que algo sucedía cuando su líder comenzó a mirar descaradamente en varias direcciones con el ceño visiblemente fruncido, a izquierda, a derecha, tras ella y por delante, vehículos, matorrales, tiendas, callejones, mobiliario... Era obvio para ellas que Eva se había percatado de algo de los que ellas no.

―¿Sucede algo, Eva? ―preguntó Jessica muy seriamente observando a su alrededor de la misma forma que su cabecilla. ―¿Eva? ―insistió al no obtener respuesta.

―Guarda silencio, Jessica. No bajéis la guardia, siento que algo no va bien aquí.

―¡¿No va bien?! ¡¿A qué te refieres?! ―pidió la joven Inma explicaciones sintiéndose alterada ante la posible amenaza desconocida de la que tan solo Eva se había percatado. ―¡¿Qué sucede, Eva?!

―¡Qué cierres el pico, Inma! ―ladró una irritada mujer. ―Siento que estamos siendo vigilados...

Aquella última revelación petrificó a las jóvenes situadas tras ella. El simple hecho de saber que estaban siendo vigiladas, era algo que las inquietaba demasiado, puesto que era mas que obvio que no debían de ser unos simple cadáveres andantes, de ser así estos hubiesen salido a su encuentro en cuanto se hubieran percatado de la presencia de las tres mujeres. Imitando a Eva, Inma y Jessica miraban en todas direcciones.

―Hay rastro de sangre pero no hay cadáveres, calles despejadas de podridos, demasiado silencio y tranquilidad... ―comentó Eva observando unos matorrales del franco derecho de la carretera. Algo no iba bien, era evidente, algo... ―¡¡¡¡INMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA DETRÁS DE TI!!!! ―chilló la cabecilla al mirar a su espalda.

Fue entonces cuando los ojos aterrados de Inma se toparon con una figura masculina suspendida en el aire, en pleno salto desde la parte superior de un vehículo estacionado muy cerca de la joven. Una figura negra que a causa de la cegadora luz solar impedía ver el rostro del atacante, quien con un pico de alpinista alzado sobre su cabeza, estaba dispuesto a segar la vida de la joven paralizada. Fue la rápida reacción de Jessica de empujar a su compañera la que le salvó la vida evitando que su cráneo fuese perforado por el reluciente pico de alpinista. La mirada de un joven encapuchado que tocó suelo con sus pies encontró contacto con los ojos azules de una asustada Jessica, que sin mas solo pudo retroceder tratando de desenfundar torpemente su cuchillo de combate. Inma, en el suelo tirada, pudo leer el próximo movimiento enemigo en cuento este flexionó las piernas, efectivamente, tal cual como tocó suelo, se abalanzó contra Jessica con un ataque lateral por parte de su pico de alpinista. Un choque metálico resonó cuando, por suerte, de alguna manera, Jessica había logrado colocar el filo del cuchillo por delante haciendo que este se llevara el ataque enemigo.

Eva trató de ir a socorrer a su compañera, pero para su sorpresa... ¡¡Un ataque por la espalda!! Su cuerpo se volteó en plena carrera evadiendo una barra de acero de un atacante cuyas ropas estaban cubiertas de las hojas de los arbustos tras los que había estado esperando a su víctima. Con la alabarda preparadas para enfrentar al contrincante, esperaba al próximo ataque por parte de este, pero... tras ellas dos jóvenes chicas inexpertas estaban siendo el blanco de un asesino que trataba de acabar con sus vidas.

La joven apretó la mandíbula ante la situación, había sido una trampa, de hecho, comenzaba a pensar ahora que aquella sombra no había sido producto de su imaginación, probablemente las hubiesen estado vigilando a la espera de emboscarlas. Entonces Eva reparó en su contrincante, era... un adolescente, no mas de quince años... ¡¿Qué demonios era eso que colgaba de su cuello?! No, no debía preguntarse eso, sabía lo que era perfectamente, algo macabro y asqueroso... un collas de orejas humanas... Mirando por encima de su hombro, pudo ver que el que se acercaba tranquilamente hacia la indefensa Jessica era otro joven que aparentaba la misma edad. El joven, quien se quitó la capucha de su sudadera, mostraba un rostro lleno de tatuajes hechos con sangre seca, sus ropas sucias por barro y sangre le daban un aspecto de lo mas hostil a la figura del joven de cabeza rapada.

―¡¡¡INMA LA PISTOLAAAAAA!!! ―chilló Eva al ver la peligrosa cercanía entre Jessica y el joven del pico.

Inma, impotente ante la situación, tardó un instante en reaccionar. Sus temblorosas manos agarraron torpemente el arma. ―¡¡Baja ese arma y aléjate de ella o disparo!! ―exigió Inma temblando como un flan.

―¡¿Cómo que baje el puto arma, dispara Inma! ―ordenó Eva antes de mirar al frente al escuchar sonidos de pasos dirigiéndose hacia ella.

Un choque metálico se produjo cuando el cabezal de la alabarda bloqueó el golpe de la barra metálica del atacante con el collar de orejas. El joven no se detuvo, y simplemente se dispuso a avanzar atacando con fuerza bruta.

―Pe...pero... no... ―Inma dudaba, era solo un joven. ―¡No puedo disparar así sin mas! ¡¡Baja el arma, no quiero tener que dispararte!! ―rogó rezando por no tener que apretar el gatillo.

Su corazón latía con velocidad, sudor frío empapaba su frente, ataques de nervios volvían sus manos débiles y temblorosas como la gelatina, pesaba, el arma pesaba mas que nunca. Y frente a ella, el joven reía ante lo inútil y patética que se veía aquella mujer asustadiza. El joven continuó avanzando hacia Jessica, quien con el tembloroso cuchillo por delante, no sabía como enfrentar a otro ser humano que trataba de arrebatarle la vida, nunca se había visto en semejante situación.

―¡¡¡INMAAAAAAAAAAAAAAAAA, EL ARMA JODEEEEER!!! ―chilló Eva sin detener el intercambio de golpes metálicos con el otro joven. ―¡¡¡LA VA A MATAR, DISPARAAAAAAA!!!

Jessica tragó saliva, y ante la impotencia de Inma se abalanzó sin pensar contra el atacante. Sin táctica, sin elegancia, sin conocimiento alguno de combate, la mujer de oscuros cabellos lanzaba cuchilladas aleatorias contra el contrincante, quien con simple saltitos evadía las cuchilladas con una sonrisa de mofa en el rostro. El corazón de Inma tembló en cuanto sus ojos captaron una escena que la llenó de pavor, aquel tipo agarró la mano con la que Jessica sujetaba el cuchillo y se la retorció obligándola a chillar.

―¡¡¡¡INMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! ―chilló Eva de nuevo.

Las respiraciones de la joven se volvían mas y mas y mas agitadas, tanto como la velocidad de las pulsaciones de su corazón. No podía, simplemente no podía... ¡¡¡Su cuerpo no reaccionaba, ni tampoco su mente!!! Un grito de Jessica la obligó a poner con mucho esfuerzo el dedo en el gatillo, cuando su compañera sufrió una patada en el vientre por parte de su atacante, tirándola al suelo.

―¡¡¡¡¡¡INMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA DISPARA DE UNA PUTA VEZ!!!!!!

El arma bailaba en sus manos, tenía miedo, nunca había asesinado a alguien con un arma, y mucho menos a un chico joven de menor edad que ella, un chico que aún bajo ese macabro rostro cubierto de tatuajes poseía algunas facciones aniñadas.

―De... dej...―trató de susurrar. ―¡¡¡Déjala en paz o dispararé!!! ―gritó penosamente en cuanto el atacante colocó el la bota sobre el vientre de Jessica alzando el pico de alpinista sobre su cabeza.

―¡¡¡DÉJALA EN PAZ!!! ―chilló con los ojos rebosantes de lágrimas alzando aún mas el arma.

El rostro del joven dudó un instante, y ante la posible amenaza se llevó los dedos a los labios, y ante el asombro de las jóvenes, un agudo silbido auguró otra desgracia. De entre los callejones salieron otros jóvenes, llevaban algo en la mano que las chicas ya habían visto anteriormente. Con mechero en mano prendieron la mecha... ¡¡¡MOLOTOVS!!! Pensó una horrorizada Eva al adivinar el blanco de estas.... ¡¡¡INMA!!!

Horrorizada la joven castaña se levanto tan rápido como la primera botella de vidrio surcó el aire hacia su posición, una explosión, cristales rotos, y las llamas se propagaron de inmediato sobre el terreno en el que Inma estuvo tirada tan solo unos instantes. Una segunda molotv se estrelló contra el muro que constituía una de las paredes de una pastelería por la que Inma huía en dirección a un vehículo estacionado que usaría como improvisado refugio.

Jessica, viendo al joven reír ante la huida de Inma con la cabeza agachada a fin de tratar de no ser alcanzada por las molotvs, aprovechó el instante para patear con todas sus fuerzas el tobillo del joven, haciéndolo caer de boca contra el asfalto. Gritando de dolor toda clase de groserías de su sucia boca hacia la mujer que le había hecho caer de bruces contra el suelo, no estaba dispuesto a dejarla huir, por lo que la agarró del tobillo en cuanto esta pasó por su lado tratando de alejarse de su atacante. La joven trató de liberarse mientras veía el reluciente pico alzarse dispuesto a perforar su pierna... Tenía el cuchillo en mano, podía empalar su cabeza, pero... la sola idea de hacer algo como eso la congelaba, en verdad, comprendía la actitud de Inma... Apretando los dientes optó por otro medio de librarse de él y huir tan rápido como pudiese antes de ser el próximo objetivo de las molotovs.

―¡¡Suéltame hijo de perra!! ―chilló antes de incrustar la suela de sus botas en el rostro del joven armado. ―¡¡Qué me sueltes!! ―volvió a gritar al percatarse de que las miradas de los lanzadores de molotovs depararon en ella.

Una y otra vez pateó el rostro del joven, con todas sus fuerzas posibles, hasta que al final un punta pié la hizo de liberarse de la mano opresiva del joven, justo cuando este gritó al sentir su tabique nasal reventar por los impactos. Jessica huyó tan rápido como pudo, viendo a una chica joven de largos cabellos rizados saltar un seto dispuesta a perseguirla con bate de béisbol en mano. Entre ofensas y amenazas, la joven salvaje con el rostro cubierto por algunas quemaduras y cicatrices, estaba dispuesta a dar caza a la mujer y ofrecer su cabeza a su malherido compañero en compensación a la rotura de su nariz.

Eva no estaba atendiendo completamente a la pelea, si tan solo Inma y Jessica dejasen de estar en peligro, o si ella tuviera la pistola, las cosas cambiarían favorablemente para ellas, puesto que intuían que no tenían armas de fuego sus contrincantes, querían matarlas, y estaba segura de que de llegar a tener armas de fuego, ya las habrían usado contra ellas. Mirase por donde mirase, todos los integrantes de aquella banda tenían pinta de quinceañeros, ni uno parecía ser mayor de edad. Todos vestían con ropas harapientas y sucias, portando armas blancas de diversas clases y adornados con extraños amuletos rudimentarios como aquel collar de orejas, visualmente también destacaba en sus cuellos, rostros y demás zonas visibles de sus cuerpos, tatuajes, arañazos, heridas, sangre... Eva no pudo evitar compararlos con alguna clase de tribu de adolescentes salvajes que vivían en la pura anarquía. Apostaba a que los podridos habían desaparecido de algunas calles a causa de aquel grupo.

Inma chillo cuando una molotov pasó a escasa distancia de su cabeza en el momento en el que se asomó por uno de los laterales del vehículo para ver la situación. El recipiente impactó de lleno contra la cortina metálica del local que Inma tenía delante.

―¡¡A por ellas!! ―gritó uno de los jóvenes.

Ante la orden, varios vándalos salieron de sus posiciones con garrotes, cuchillos, barras de acero y otra clase de objetos cortantes o contundentes gritando como animales salvajes en plena caza.

―¡¡¡INMA TÍRAME LA PISTOLA!!! ―solicitó Eva ante de desviar con un golpe seco de su alabarda la trayectoria de la barra de acero, incrustando así la hoja de su arma en el cráneo del joven atacante matándolo en el acto. ―¡¡RÁPIDO!!

―¡¡¡EVA CUIDADO!!! ―chilló la joven.

La líder del grupo se giró al ver a un chico y una chica saltar hacia ella portando un destornillador y un hacha de mano que iban directos a su posición. La joven de cabellos castaños los mantuvo a raya con unos rápidos movimientos de alabarda, guardando distancias entre ellos y ella misma. A pesar de tener un control básico de la alabarda, fueron suficientes para enfrentar a aquel dúo, no le llevó mucho tiempo, tenía una gran ventaja al portar un arma de larga distancia, y sin vacilación alguna no pestañeó a la hora de amputar la mano de la chica que sostenía el destornillador, ni en incrustar el borde filoso de la alabarda en el cuello del chico. El sonido metálico de la pistola deslizándose por el asfalto alertó a Eva, quien de inmediato agarró el arma y no dudo ni un solo instante en disparar contra un par de chicos que la apuntaban con un arco dispuestos a disparar. Los sonidos de las balas perforando el pecho de ambos arqueros detuvo de inmediato toda actividad de los salvajes.

―¡¡A la izquierda, Eva!! ―advirtió Inma parcialmente asomada por un lateral del vehículo.

Rauda, la joven armada se giró y apretó el gatillo contra la joven que se preparaba para lanzar una molotov desde uno de los ángulos muertos por el que Eva no veía. La bala hizo estallar la botella antes de perforar el abdomen de la atacante, cuyo brazo empezó a arder al entrar en contacto el fuego y el componente líquido de la botella con la manga de la camiseta de la chica. Eva volvió a apuntar hacia los jóvenes mas cercanos, estaba dispuesta a disparar pero... cuatro balas... y ellos eran poco mas de media docena.

―¡¡¡RETIRADAAAAAA!!! ―Chilló uno de los jóvenes.

Eva no bajó el arma hasta que los miembros de aquella tribu huyeron adentrándose entre los callejones desapareciendo del campo visual de Inma y Eva, quedando junto a ellas los cadáveres de los miembros de la tribu que habían tratado de enfrentar a la mujer armada.

―¡¿Estás bien, Inma?! ―se giró la joven preocupada en cuanto vio a su compañera saliendo tras el vehículo. ―¿Y el traje? ¿Te lo han rasgado?

―Estoy...―la joven suspiró. ―Estoy bien, Eva, y el traje de protección también... ―contestó avergonzada a medida que se acercaba a Eva. ―Yo...

―¡¿Y Jessica?! ―preguntó la joven mujer mirando a su alrededor.

―¿Jessica? ―preguntó Inma mirando también a todo el escenario que las rodeaban. ―¡¡Ah!! ¡¿No la estaba persiguiendo una chica con un bate?! ¡¿Dónde se han metido?! ―preguntó alterada en cuanto aquel recuerdo cruzó su mente.

―¡¡¡JESSICAAAAA!!! ―gritaron ambas al unísono antes de permanecer en silencio unos instantes sin dejar de mirar en todas direcciones. ―¡¡¡JESSICAAAAAAA!!!

En vano, ninguna de las dos obtuvieron respuesta alguna, todo había quedado sumido en un profundo silencio tras la huida de la tribu de adolescentes. Eva se percató de algo a la entrada de un callejón, sin dudas lo había reconocido a primera vista, por lo que seguida por Inma su espalda, la joven se acercó hacia el objeto en cuestión.

―Es la la bolsa de ropa con las mochilas para el grupo que ella cargaba... ―comentó la joven recuperándola. ―Ha ido por aquí... ¿Y la bolsa con la ropa que te encargabas de llevar? ―preguntó al ver sus manos desnudas.

―Am, si, voy a por ella. ―anunció antes de echar a correr hacia la dirección en la que dejó caer la bolsa con la ropa.

A Eva no le gustaba la situación, en absoluto... Habían sido atacadas por una tribu de adolescentes que probablemente continuaran esparcidos por el pueblo, aunque fuese un problema menor, había podridos deambulando por las calles, y Jessica había huido por aquel callejón seguida por la loca del bate... Y si no fuese suficiente, en la mochila de Jessica iba el único mapa que tenían del pueblo, y había zonas de este que aún desconocían. ¡¡Maldita sea!! Comenzaba a pensar que haberlas traído consigo había sido un grave error, aunque tampoco hubiese imaginado que una tribu como aquella las asaltasen de aquella forma... Escuchando los pasos de Inma acercándose, Eva se llevó la mano al walkie, debía de informar a las otras de la situación.

―Nicole, aquí Eva, cambio... ―rogó la joven la manifestación de la mencionada compañera al otro lado del aparato.

―Aquí Nicole, te recibo Eva. ¿Cómo van las cosas?

―Nicole, Maya, Alice, ha habido un problema...

―¿Un problema? ¿Qué sucedió? ―preguntó la líder del segundo equipo intuyendo por el tono de voz de su compañera que algo le preocupaba. ―¿Os ha pasado algo a alguna de las tres?

Eva suspiró.

―Chicas, estad atentas. De camino a la farmacia hemos sido asaltadas por un grupo de jóvenes hostiles armados con armas blancas, nos han tendido una trampa y han tratado de asesinarnos en cuanto han tenido oportunidad. Hemos logrado abatir a algunos con la pistola y el resto ha huido, aparentemente no parecen portar armas de fuego, únicamente armas cortantes o contundentes. Inma y yo estamos bien, pero Jessica ha desaparecido al intentar escapar de una chica con un bate de béisbol que trataba de matarla. ―informó la joven con un tono serio y preocupado en la voz.

―¡¿Cómo has dicho?! ―exclamó la voz de Nicole. ―¡¿Cómo que ha desaparecido?!

―Tal y como lo escuchas, mientras nosotras tratábamos de ponernos a salvo de los atacantes, ella se separó del grupo tratando de salvar su vida de aquella chica. Hemos encontrado parte de sus pertenencias en la entrada de un callejón, empezaremos a buscarla por aquí, pero no tenemos ni idea de donde pudo tirar, y ella tiene el mapa consigo...

―¿Jessica está armada? ―preguntó Alice. ―Es muy peligroso que además de andar por ahí perdida vaya completamente desarmada.

―Sí, lleva un cuchillo, pero no tiene prácticamente conocimiento alguno en su manejo, ni siquiera creo que sea capaz de matar a otro ser humano, por no hablar que un cuchillo no es gran cosa comparado con un bate de béisbol, necesitaría estar muy cerca del enemigo para apuñalarlo.

―¡¿Inma está bien?! ―se escuchó la voz de Maya.

―Sí, está bien, está a mi lado Maya. ―confirmó la joven.

―¡¿Hiciste lo que te dije? ―quiso saber una alterada Maya.

―Sí, sí, claro... Y fuimos por otro camino, pero sucedió esto, caímos en la trampa de aquel grupo y ahora Jessica está desaparecida por el pueblo siendo perseguida por una salvaje... ―informó previo a un pesado silencio por la otra parte del walkie. ―¿Maya? ¿Sigues ahí?

―Sí, aquí sigo... ―contestó con un tono apagado en la voz.

Fue en esa ocasión en que Inma quedó en silencio ante la reacción y el tono de Maya, tardó unos instantes, pero creyó comprender el motivo de la reacción de Maya, el efecto mariposa. En el futuro, ellas tres deberían de haber optado por el camino en donde serían acorraladas por los podridos al llegar a la zona en donde un gran grupo de vehículos cortaban la carretera, una vez allí se habría percatado de que no había espacio alguno por el que atravesar la calle, llegando a un callejón sin salida en el momento en el que un abundante grupo de podridos les cortasen el camino por el que habían ido hacia el grupo de vehículos, acabando en un final malo para las tres. Maya vio aquello en su visión, y en consecuencia, Inma había tenido en cuenta aquello y habían ignorado el camino tras convencer a Eva y Jessica, pero fue ahí donde el efecto mariposa tuvo lugar, desembocando aquel acto en otro que los llevó a la situación actual, en donde el grupo de jóvenes salvajes las atacaron ocasionando que Jessica se perdiera.

Aquel desenlace había sido completamente desconocido para Maya, para ella, el evadir el primer camino hubiera supuesto que las chicas no hubiesen muerto y hubiesen llegado a su objetivo por otra calle despejada de zombies, la posibilidad de un ataque de un grupo de salvajes jamás cruzó su mente. Y ahora, en consecuencia a aquello, Jessica podría haber sido asesinada por aquella salvaje, o de lo contrario, andar completamente perdida por un lugar desconocido y plagado de podridos, por no hablar de la gente que quemaba los cadáveres de los zombies de la zona, si es que no eran aquellos salvajes quienes lo hacían. Por otra parte, si Jessica moría, el bebé lo haría con él y en consecuencia Davis acabaría completamente destrozado, ocasionado posibles problemas al grupo. Aquello era el efecto mariposa, un pequeño cambio a fin de evitar un futuro, podría conllevar a una cadena de sucesivos cambios de mayor importancia y completamente desconocidos. Inma ya le había avisado de aquello a Maya, del arma de doble filo que implica tener la habilidad de ver el futuro de alguien por visiones, y apostaba a que ahora mismo su prima tenía aquellas palabras muy presente.

―Si habéis acabado de hablar vosotras dos devolvednos el walkie a mi y a Nicole. ―solicitó Eva ante el silencio de ambas partes, quienes sin nada mas que decir entregaron los walkies a sus líderes de equipo.

―Chicas, nosotras buscaremos a Jessica antes de ocuparnos del tema de la farmacia, vosotras seguid con vuestros objetivos, si os topáis con Jessica por el camino id a por ella, o si la llegáis a ver notificádmelo. Si os topáis con gente que corresponda a la descripción de la gente de la tribu, huid o atacad si es necesario, son completamente hostiles. ―ordenó Eva.

―Está bien, seguiremos con nuestros objetivos, si encontramos algo sobre Jessica os informaremos, tened mucho cuidado.

―Vosotras también. ―respondió antes de cortar su conversación con Nicole.

Eva le entregó la bolsa de Jessica a Inma.

―Tendrás que llevar una en cada mano. Yo me quedaré con la pistola, dame el portafundas para atarmelo a la cintura. ―informó Eva.

Inma se quitó el cinturón portafunda de la pistola para entregársela a Eva, quedándose únicamente con el segundo cinturón portafundas que contenía los Kukris de Nicole y que llevaba equipado a su cintura.

―Oye... sobre la pistola... yo...

―Ahora no hay momento para arrepentimientos Inma. ―la interrumpió al instante de colocarse el cinturón. ―Ya habrá momento para eso una vez encontremos a Jessica y volvamos al pueblo.

―Está bien... ―contestó casi con un susurro sintiéndose culpable de la situación de Jessica.

―Vamos, tenemos que encontrarla lo antes posible. ―dijo Eva antes de adentrarse en el callejón por el que Jessica y su perseguidora se dirigieron.


Maya no podía evitar estar preocupada por Inma, aún sabiendo que estaba en buenas manos, pero aquel comentario sobre la sombra la había dejado bastante preocupada, temía que no fuesen alucinaciones y hubiese algo o alguien siguiéndolas.

―Maya... ¿Estás bien?―preguntó Alice al verla tan en silencio.

―Si es solo que... esa sombra me ha dejado algo preocupada, estoy preocupada por Inma y por Jessica, se que Eva cuidará de ellas, pero a veces pienso que distribuimos muy mal los grupos de expedición. ―dijo Maya.

―Creo que estas subestimando a Jessica y a Inma, son mas fuertes de lo que parecen créeme, y además como bien has dicho están con Eva, no van a pasarles nada malo, ya verás.―respondió Nicole para tranquilizar a la joven.

―Eso espero chicas, Inma es la única familia que me queda.―comentó Maya volviendo a recordar a su hermana Dyssidia.

―De algo habrá tenido que servir el entrenamiento―dijo Nicole sonriendo.

―Yo creo que en este mundo no es cuestión de fuerza ¿sabéis? Es mas la suerte que otra cosa, sino Ley seguiría con nosotros...―dijo Alice pensativa.

―Si, es un poco ambas cosas, pero si, sobretodo la suerte.―contestó Nicole recordando todas las veces que ha estado a punto de morir.

―Hey mirad un vagabundo, por allí―avisó Alice irónica.

Un zombie se acercaba muy lentas hacia las tres chicas, apenas podía caminar y mucho menos correr, sin dudas aquel zombie era uno de los mas viejos de aquel apocalipsis zombie.

―¿Cómo habrá llegado hasta aquí? Parecía que ya no había ninguno.―preguntó Maya extrañada.

―Será un descarriado, acabaría aquí de casualidad o quizás lleva aquí un montón de tiempo. ―respondió Nicole observando aquella criatura.

―El caso es... ¿Quién se pide matarlo?―preguntó Alice mirando a sus dos compañeras.

―Estas muy irónica tu hoy, pero recordad lo que dijo Eva, si hay un problema...que se encargue Nicole.―dijo sonriente Nicole mientras se dirigía a acabar con aquel ser.

La rubia camino hasta el zombie y le dio una patada para tirarlo al suelo y que le fuese mas fácil matarlo, sacó su lanza Bisarma y se lo clavó en el cerebro, acabando con la vida de aquel podrido.

―Vaya, eso ha tenido mucho estilo. ―opinó Alice alagando a su amiga.

―Jajaja, gracias y ahora volvamos al trabajo.―propusó Nicole sacando la lanza del cerebro de aquel zombie.

Las tres juntas prosiguieron el camino guiándose por el mapa, pero sin dejar de vigilar si aparece otro zombie o persona por los alrededores, pero Maya no podía dejar de pensar en su prima y eso le hacia ir mas rápido para terminar antes la misión.

―¡Hey, chicas!, acabo de ver movimiento en la casa de la derecha, ventana de la izquierda.―advirtió Alice susurrando a sus compañeras.

―Muy bien, será mejor que entremos a mirar, si vamos a tomar este pueblo será mejor que nos aseguremos que no haya nadie. ―dijo Nicole mientras las dos compañeras asentían con la cabeza.

Muy lentamente las tres jóvenes se dirigieron a entrar a la casa de la derecha a la que se refería Alice, esta pensó en sacar el arma de fuego, pero al tener pocas balas se lo pensó mejor y saco su Scramasax para poder defenderse en caso de que hubiese alguien ahí. Nicole la seguía por detrás sacando su lanza Bisarma agarrándola fuertemente con sus dos manos. La ultima en entrar fue Maya que vigilaba sus espaldas por si era una trampa mientras las demás miraban al frente. La morena también sacó su Scramasax, una vez seguras y las tres dentro de la entrada de la casa, Maya cerró muy despacio la puerta de aquella casa terrera sin hacer apenas ruido.

Las chicas se colocaron en aquella entrada en posición de combate observando todas las zonas de la casa visibles para su posición desde la entrada, en el centro había unas escaleras que daban al piso de arriba, a la derecha de las escaleras se encontraba la cocina que tenía una puerta trasera, y a la izquierda se encontraba un enorme salón con un montón de cosas por el suelo. Nicole, líder del grupo, señaló a Maya con la mano izquierda aquel salón para que ella investigase por allí, y a Alice le hizo un movimiento con la cabeza a la derecha para que investigara la cocina, mientras que ella se ocuparía de la parte de arriba de la casa, ambas entonces se separaron para dirigirse al lado de la casa que le había tocado.

Maya entro en aquel salón por el que parecía que había pasado una bola de demolición acabando con el orden y el decorado, había una mesa de cristal en el centro rota y con un poco de sangre, parecía que allí hubo una especie de pelea, puede que con un zombie o un humano. Apenas se podía caminar por aquel salón, estaba lleno de cristales, libros caídos de las estanterías, una lampara rota con el bombillo destrozado, el salon estaba iluminado por luces que entraban por la ventana,era de tono anaranjados del atardecer,tambien podían verse extrañas sombras que daban a aquel lugar un tono tetrico, Maya observaba todo aquello con los ojos bien abiertos hasta que vio con sus propios ojos algo que le llamo mucho la atención. Entre todo aquel desastre se encontraba un perro muerto, curiosamente aquel perro no tenía ninguna mordedura ni heridas, todo indicaba que había muerto de forma natural, o al menos no había muerto por el virus, sin darse cuenta siquiera a Maya le vinieron una infinidad de recuerdos de su perrita Aura, un Yorkshire Terrier hembra que le habían regalado sus padres cuando cumplió los diez años, recordó que al contrario que a ella a su hermana Dyss no le gustaban las mascotas, ese mismo año le dijo a sus padres que prefería una consola a un chucho, Maya no pudo evitar sonreír al recordarlo y tapó a aquel perro con una manta sucia que encontró por el salón tirada junto al resto de cosas, al levantar la manta observo una foto de una familia, lo que parecía un matrimonio con su hijo, y pensó en Davis y Jessica , y que nunca podrían tener un cuadro como ese, ni ellos ni nadie. Desde luego aquella casa no sería uno de los lugares donde podrían vivir en caso de mudarse todos a aquel pueblo, aunque el sofá estaba en buen estado, seguramente había restos de cristales y a saber que otras cosas.

Por otro lado, al este de la casa se encontraba Alice en la cocina de aquel hogar, los armarios estaban todos abiertos y vacios, definitivamente alguien había saqueado aquella casa y se habían llevado toda la comida, podría ser la persona que vio moverse en el piso de arriba, de lo que no estaban segura es de si habría mas de una persona o zombie. El suelo por el que caminaba estaba lleno de restos de comidas varias y aquello olía fatal.

― Me pregunto si con ese estúpido traje antiradiacion olerán lo mismo que yo. ―dijo Alice en voz baja mientras se tapaba la nariz.

A simple vista se podía ver que en aquella cocina no había nadie, así que decidió salir por la puerta trasera que daba a un patio. En aquel patio había plantadas zanahorias y otras frutas que no parecían estar en muy buen estado, allí habían estado cultivando comida no hacia mucho tiempo. Alice arrancó una de las zanahorias para comprobar su estado de cerca, de ella vio como salían algunos gusanos consiguiendo que la joven tirase la zanahoria con repulsión, limpiándose la mano en su pantalón.

―Que asco... ―soltó la joven sin saber que en ese preciso momento estaba siendo observada desde la ventana de arriba.

Mientras, Nicole subió aquellas escaleras que daban al segundo piso de la casa, dirigiéndose directamente a la habitación de la izquierda tal y donde dijo Alice que hubo movimiento. La parte de arriba se dividía en dos, un pasillo que daba a la izquierda y otro a la derecha, a la izquierda por donde fue habrían dos puertas, la primera por la que pasó Nicole muy despacio daba al baño, el baño estaba todo tirado, lleno de vendas ensangrentadas por el suelo e incluso vómitos por fuera del váter ,aquel lugar le dio verdadero asco a Nicole, que al ver el panorama siguió de largo dirigiéndose a la segunda y última puerta de aquel pasillo.

La puerta estaba medio cerrada, con lo que Nicole abrió la puerta con una mano mientras agarraba la lanza con la otra, con medio cuerpo oculto tras la puerta solo asomó la punta de la lanza y su cabeza, Nicole vio una silueta humana que se desplomaba en el suelo de aquella habitación. Nicole se sorprendió, y tras echar un rápido vistazo al resto de la habitación se dirigió rápidamente al cuerpo de aquel humano, con la parte de atrás de la lanza le toco el tronco del cuerpo para asegurarse de que estaba cociente, para su sorpresa aquel cuerpo se movió y se giró hacia ella, era una mujer, una anciana de unos setenta años de edad aproximadamente y viva, la mujer parecía estar enferma, pero desde luego no era un zombie.

―¿Señora esta usted bien? ―preguntó Nicole levantando su cuerpo del suelo como pudo y poniéndolo sobre el de ella. Nicole se quedo arrodillada con medio cuerpo de la mujer encima de sus piernas y pecho.―Genial... ¿Y ahora que hago?―se preguntó a si misma.

―¡¡Chicas!!―gritó Nicole para llamar a sus amigas y que la ayudaran con aquella mujer, que había provocado que apenas pudiese moverse.

Una vez mas Nicole se sintió mal por haber gritado cuando podía haber mas personas por la casa y ser peligrosas, siendo lo que ella consideraba el segundo fallo del día. Se preguntaba como era que estaba tan torpe, quizás estar alejada del grupo no la dejaba concentrarse en la situación actual, ese miedo a no poder controlar la situación como solía hacer y saber que todo el mundo estaba a salvo.

Maya subió tan rápido como pudo siendo la primera de las dos chicas en aparecer.―¿Que ocurre Nic... ¡¿Quién es esa, estás bien?! ―preguntó Maya preocupada al ver una señora mayor sobre Nicole.

―No lo sé, pero parece estar muy enferma.―contestó Nicole retirándole el pelo de la cara a la anciana.

―Maya se acercó hasta donde se encontraba Nicole junto a la señora y se arrodilló para hablarle.―Hola señora, ¿que le ocurre? ―preguntó Maya esperando una explicación.

La mujer empezó a mover las manos y a hacer gesto con ellas, las dos chicas la miraban desconcertadas sin saber que pretendía decir la mujer, que muy alterada seguía moviendo las manos.

―No sé que le ocurre... ¿Por qué hace eso?―preguntó Nicole.

―Creo que es sordomuda.―contestó Alice desde la puerta, sus compañeras ni se habían percatado de que estaba allí por lo que se sobresaltaron un poco.

―Si, me lo imaginaba, pero movía las manos de una manera algo extraña y no estaba segura.―dijo Maya mirando a Alice.

―Es por que esta muy mal, apenas puede moverse. ―contestó Alice acercándose a sus amigas.

―Genial, no podemos ayudarla si no sabemos lo que dice... ¿Alguna de vosotras dos sabe el lenguaje de sordomudos?―preguntó Nicole esperando un no por respuesta y así fue, sus compañeras negaron con la cabeza el hablar el idioma.

La mujer viendo que no se enteraban de lo que ella intentaba decirles con su mano derecha se retiró la camisa de su cuello enseñándoles una mordedura, aquella mujer se encontraba tan mal porque había sido mordida por un zombie, y estaba a punto de convertirse en uno.

—Oh dios mio...—susurró Nicole mirando a las otras chicas sabiendo lo que iba a pasar en unos minutos.

Las tres agacharon la cabeza y sintieron verdadera lastima de aquella mujer, ni siquiera podían saber que le había pasado ni como había sobrevivido tanto tiempo, ya que por desgracia no podía hablar, las tres chicas sintieron una gran impotencia. Alice se hecho las manos a la cabeza y salio de aquella habitación, la mujer al ver que se iba cogió la mano de Nicole y la apretó con todas las fuerzas que pudo dada su situación, la anciana no quería que la dejasen allí sola en su lecho de muerte, y fue la forma que tuvo de decírselo a Nicole sin palabra alguna, la joven supo interpretarlo y le contesto...

—Me quedaré con usted hasta el final.

A Maya se le paso por la cabeza decirle a la anciana que moviese la cabeza con si o no para contestarles, pero viendo lo mal que estaba y como cerraba los ojos para irse, decidió dejarla descansar en paz y se sentó al borde de la cama que había en medio de aquella habitación, una cama con sangre tanto seca como liquida que pertenecía seguramente a aquella mujer de la que ni siquiera podría saber su nombre, Maya se preguntaba si sería la mujer que vio en la foto del salón con su familia, se preguntaba si quizás esa era su casa, pero de nada servían todos esos pensamientos.

Alice salió de la casa y comenzaron a salirle lagrimas de los ojos, inevitablemente aquella anciana le recordó a su abuela y el día de su muerte, una situación parecida había ocurrido, su abuela estaba enferma en un hospital y apenas hablaba a causa de todos los medicamentos que tenía en aquel momento, Alice la veía morirse, al recordar eso prefirió salir de la casa que ver como la mujer fallecía, entre lagrimas miró al cielo y se pregunto si su abuela y todas sus camaradas caídas estarían ahí arriba, justo entonces aparecieron sus compañeras juntas saliendo de la casa.

—¿Se ha ido?—preguntó Alice secándose las lagrimas de los ojos rápidamente, como si pudiese disimular que había llorado.

—Me temo que si... —dijo Nicole mirándose la mano, que ahora estaba ensangrentada.

—No paro de preguntarme cosas sobre esa mujer, dudo que haya sobrevivido todo este tiempo ella sola en esa casa.— comentó Maya que seguía dándole vueltas a la cabeza.

—Quizás tenía un grupo o algo y vino a morir aquí, o la abandonaron, o era una solitaria que iba de lugar en lugar como nosotros, y esta fue su ultima parada, no lo sé...—dijo Alice.

—Eso ya no importa, por desgracia nunca lo sabremos, será mejor seguir nuestro camino.—propuso Nicole algo afectada por lo sucedido.

Las tres jóvenes avanzaron en silencio hacia el supermercado.

―Nicole, aquí Eva, cambio... ―sonó en el walkie que llevaba Nicole.

―Aquí Nicole, te recibo Eva. ¿Cómo van las cosas? —Dijo Nicole algo desganada.

―Nicole, Maya, Alice, ha habido un problema...

―¿Un problema? ¿Qué sucedió? ―preguntó la líder del segundo equipo intuyendo por el tono de voz de su compañera que algo le preocupaba. ―¿Os ha pasado algo a alguna de las tres?

Eva suspiró.

―Chicas, estad atentas. De camino a la farmacia hemos sido asaltadas por un grupo de jóvenes hostiles armados con armas blancas, nos han tendido una trampa y han tratado de asesinarnos en cuanto han tenido oportunidad. Hemos logrado abatir a algunos con la pistola y el resto ha huido, aparentemente no parecen portar armas de fuego, únicamente armas cortantes o contundentes. Inma y yo estamos bien, pero Jessica ha desaparecido al intentar escapar de una chica con un bate de béisbol que trataba de matarla. ―informó la joven con un tono serio y preocupado en la voz.

―¡¿Cómo has dicho?! ―exclamó la voz de Nicole. ―¡¿Cómo que ha desaparecido?!

―Tal y como lo escuchas, mientras nosotras tratábamos de ponernos a salvo de los atacantes, ella se separó del grupo tratando de salvar su vida de aquella chica. Hemos encontrado parte de sus pertenencias en la entrada de un callejón, empezaremos a buscarla por aquí, pero no tenemos ni idea de donde pudo tirar, y ella tiene el mapa consigo...

―¿Jessica está armada? ―preguntó Alice. ―Es muy peligroso que además de andar por ahí perdida vaya completamente desarmada.

―Sí, lleva un cuchillo, pero no tiene prácticamente conocimiento alguno en su manejo, ni siquiera creo que sea capaz de matar a otro ser humano, por no hablar que un cuchillo no es gran cosa comparado con un bate de béisbol, necesitaría estar muy cerca del enemigo para apuñalarlo.

―¡¿Inma está bien?! ―se escuchó la voz de Maya.

―Sí, está bien, está a mi lado Maya. ―confirmó la joven.

―¡¿Hiciste lo que te dije? ―quiso saber una alterada Maya.

―Sí, sí, claro... Y fuimos por otro camino, pero sucedió esto, caímos en la trampa de aquel grupo y ahora Jessica está desaparecida por el pueblo siendo perseguida por una salvaje... ―informó previo a un pesado silencio por la otra parte del walkie. ―¿Maya? ¿Sigues ahí?

―Sí, aquí sigo... ―contestó con un tono apagado en la voz.

―Si habéis acabado de hablar vosotras dos devolvednos el walkie a mi y a Nicole. ―solicitó Eva ante el silencio de ambas partes, quienes sin nada mas que decir entregaron los walkies a sus líderes de equipo.

―Chicas, nosotras buscaremos a Jessica antes de ocuparnos del tema de la farmacia, vosotras seguid con vuestros objetivos, si os topáis con Jessica por el camino id a por ella, o si la llegáis a ver notificádmelo. Si os topáis con gente que corresponda a la descripción de la gente de la tribu, huid o atacad si es necesario, son completamente hostiles. ―ordenó Eva.

―Está bien, seguiremos con nuestros objetivos, si encontramos algo sobre Jessica os informaremos, tened mucho cuidado.

―Vosotras también. ―respondió antes de cortar su conversación con Nicole.

—Oh dios mio... Tenemos que ir a buscar a Jessica, esto no debería haber pasado. —dijo Maya algo nerviosa.

—No, ya oíste a Eva, seguiremos con la misión actual, tenemos que ir al mercado.—contestó Nicole algo tensa.

—¿Pero es que no has oído a las chicas? Jessica podría morir.—insistió Maya muy enfadada.

—Lo sé, ¿crees que no quiero ayudar? —preguntó Nicole furiosa.

—Chicas calmaos, podemos hacer ambas cosas, no sabemos por donde buscar así que la buscaremos de camino al mercado, igual hay que moverse, y quien sabe si incluso se encuentra allí escondida por que sabe que era una de nuestras paradas, además con esos locos por ahí ahora todas estamos en peligro.— dijo Alice calmando a ambas amigas.

—Tienes razón, podemos ir al mercado e ir buscándola con los ojos bien abiertos, solo espero que este bien.—comentó Maya algo mas tranquila.

—Chicas yo... lo siento, estoy algo susceptible...—se disculpó Nicole, lamentando la discusión.


—Estoy segura de que Jessica es mas fuerte de lo que aparenta, estará bien.—dijo Alice para tranquilizar a sus amigas y engañarse a si misma.

—No sé que decirte Alice, ella no es como tú o como Nicole, no sabe defenderse... —comentó Maya preocupada.

—Sea como sea no hacemos nada aquí paradas, sigamos y recemos por que aparezca y nos llamen al walkie, no quiero ni pensar en si Davis... —se detuvo Nicole refiriéndose a la posibilidad de que Jessica hubiese muerto.

Las tres chicas volvieron a poner rumbo al mercado, esta vez mas cautelosas y con algo mas de prisa mientras observan cada callejón y cada casa con los ojos bien abiertos en busca de su amiga Jessica o posibles salvajes. El corazón de Maya estaba a cien por hora y no paraba de pensar en el efecto mariposa que había provocado, se preguntaba si era mejor dejar las cosas como debían ser o si el cambiarlas era lo correcto, no estaba segura de si sus visiones eran de ayuda o una maldición. Nicole tenía todos sus pensamientos centrados en Davis, en como reaccionaría ante la muerte de Jessica y su bebé, de como afectaría eso al grupo, incluso en la posibilidad de perderlo, sabía que si Jessica no aparecía sería incluso peor que la perdida de Ley, al menos en la forma que afectaría al grupo. Mientras, Alice estaba totalmente centrada en la misión y en la búsqueda de Jessica, tenía la mente en blanco al acecho de ver a su amiga y avanzar, sin dudas esta misión era mucho mas peligrosa que la anterior y no era seguro que volvieran el mismo numero de personas que fueron.

Sus pasos eran lentos pero conciso, las chicas iban acercándose lentamente y con cuidado al mercado, por fin estaban cerca pero querían asegurarse de que a los al rededores no hubiese ningún ser vivo que pudiese atacarlas y sorprenderlas, sus miradas lo decían todo, confiaban las unas en las otras y entendían el lenguaje corporal a la perfección. Alice hizo una seña a Nicole con la cabeza de que iba a entrar al recinto, mientras que Nicole le contestaba que sí con un movimiento de cabeza, al mismo tiempo Maya y Nicole observaban los alrededores acercándose lentamente a la puerta, asegurándose de que nadie las vigilaba.

Alice al entrar al recinto observó todos y cada uno de los pasillos del mercado por donde podrían aparecer los muertos vivientes y otros seres. En el suelo había una lata mediana de guisantes, la cual cogió para tirarla contra el suelo haciendo ruido por si había alguien dentro y salia a por ella, pero no fue así, tras varios segundos de espera Alice tocó dos veces en la puerta del mercado para avisar a sus compañera de que podían entrar, el lugar parecía seguro hasta que se demostrase lo contrario, acto seguido entraron por la puerta sus dos compañeras, que cerraban la puerta tras su paso.

—No parece haber nadie, pero quien sabe...— dijo Alice con la mirada al frente hablando con sus amigas.

—Deberíamos darnos prisa en coger lo que se nos ha pedido y volver para buscar a Jessica.—opinó Maya preocupada.

—No, hay que hacer las cosas bien y con cabeza, si no somos precavidas estaremos muertas. —contestó Nicole muy firme en su decisión de líder.

—Esta bien... es lógico. —respondió Maya entendiendo las palabras de su amiga.

—Será mejor que nos separemos, cogemos lo que necesitamos y nos largamos. —dijo Alice sus dos amigas, quienes asentían con la cabeza demostrando estar de acuerdo.

Alice tomó el camino de la derecha, mientras que Maya se ocupaba del pasillo del centro y Nicole el pasillo mas lejos, hacia la izquierda. Por el pasillo de Alice se encontraban todo lo que viene siendo bebidas, tanto refrescos, como alcohol o agua, eso si, apenas quedaban algunas, el suelo resbalaba de agua, alcohol y refrescos que habían caído al suelo, Alice miraba aquellas botellas y latas de refresco que tanto le gustaba beber en otra vida, prácticamente era adicta, si no se tomaba un vaso al día después de almorzar no era ella misma, no le sabia la comida, era lo que para mucha gente el café de por la mañana, o al menos era...

Sin apenas darse cuenta piso una botella de plástico que llamo la atención de un zombie que estaba debajo de las estanterías atascado, era un podrido, apenas podía moverse ni sabía como salir de allí, pero al ver a Alice intentó ir a por ella arrastrándose por debajo de la estantería de las bebidas. Alice se llevó un gran susto ya que no esperaba que hubiese nada en aquel mercado, y al intentar huir y con el susto Alice se resbaló en aquel charco, golpeándose así la cabeza contra otra estantería y perdiendo el conocimiento de inmediato, aquel zombie seguía atascado pero luchaba por poder pegarle un mordisco a aquella joven.

Mientras tanto Maya seguía su paso por el centro de aquel mercado, muy lentamente y con sus pensamientos en otra parte, hasta que se dio cuenta y se dijo a si misma que se centrase en la misión que Jessica estaría a salvo. Volvió a revisar lo que había dejado atrás para asegurarse de que no se había dejado nada mientras tenía la mente en otro lado, fue entonces cuando Maya oyó la caída de Alice, pero su primer pensamiento fue que se le había caído algo al suelo y pensaba en lo torpe que podía ser a la vez que habilidosa, y sonriendo siguió adelante. Maya solo encontraba un montón de frutas podridas y vegetales varios, mientras se acercaba a las neveras que allí habían, en el suelo se podía ver un montón de agua sucia que salían de dichas neveras, aquellos congeladores llevaban años desenchufados y descongelados, como era evidente todo lo que había dentro estaba echado a perder y olía mal, Maya agradeció llevar aquel traje anti radiación, de lo contrario el olor le llegaría mas fuerte, sin duda aquello que estaban buscando no se encontraba en ese pasillo así que tomó otro pasillo de la derecha en busca de todo lo que estaba propuesto llevar.

Por su parte Nicole había cogido el pasillo del fondo a la izquierda en el cual estaban todos los productos de limpieza, desde lejía hasta suavizante, nada de aquello era lo que estaba buscando, pensó que podría servirles para lavar mejor la ropa pero en aquel momento no era tan importante como los productos de higiene, así que Nicole siguió buscando entre las estanterías hasta llegar al final del pasillo donde se encontraba lo que estaban buscando, justo cuando Nicole se apresuró a llamar a sus amigas para llenar sus mochilas, oyó un ruido proveniente de detrás suyo. Justo había un verja medio abierta que parecía dar al almacén de aquel mercado, por ahí podrían entrar podridos o incluso alguien, así que se apresuró a ver que era para que no les atacasen por sorpresa, Nicole tuvo que agacharse hasta casi acostarse para poder pasar por aquel hueco de la verja, la rubia ni siquiera pensó en avisar a sus compañeras, se movió por impulso, debía saber enseguida de que se trataba aquel ruido.

Mientas tanto, el ambiente en la cercanías del lago se estaba poniendo tenso por parte de los hombres del grupo encargados del transporte del agua. El camino era cada vez mas complicado, empinado, irregular, plagado de agujeros en el suelo, por no hablar de las rocas, ramas y raíces que hacían temblar el vehículo de madera a cada pocos pasos. El ambiente se estaba caldeando bastante por parte de M.A y Puma, aunque Davis e incluso Adán comenzaban a sentirse estresados ante el agotamiento físico que resultaba llevar el carro hacia la aldea, y las quejas, pullas, y demás indirectas entre los otros dos no hacían el viaje mas agradable para ellos. Finalmente, la tragedia sucedió cuando elevando el carro por un montículo de tierra, esta se vino abajo deshaciéndose en arena, provocando que el carro se desestabilizara temblando violentamente y volcando uno de los cubos a medida que retrocedía ligeramente pendiente abajo, gracias a la resistencia opuesta por Davis, quien empujando el vehículo desde atrás, logró hacer que el carro no se desestabilizara hasta el punto de volcarse junto a todo su contenido. Pero por otra parte, el sonido del agua derramándose encogió el corazón de los hombres allí presentes, tanto Adán como Davis se apresuraron a colocar el bidón caído en pie, aunque ya parte de su contenido había sido perdido y derramado a la tierra que yacía bajo sus pies, lograron salvar algo del agua que contenía el bidón.

―Medio bidón se ha derramado... ―susurró Davis echando un vistazo al interior del bidón.

El agua, aún filtrándose entre los recovecos de la madera que componían el carro, atraía las depresivas miradas de los componentes del grupo, viendo como esta caía gota a gota a la tierra sobre la que caminaban. Adán leyó en los rostros de los chicos una mezcla entre rabia, impotencia y tristeza, probablemente por haber perdido parte del agua que tanto les había estado costando transportar, y el lago quedaba ya a varios metros de distancia como para volver a ir y llenar la mitad vacía del bidón, aquello implicaba volver de nuevo sobre sus pasos, deshaciendo todo el difícil camino que habían hecho. Los audaces ojos de Adán se dirigieron al colérico rostro de M.A quien apretando los dientes de rabia e impotencia dirigió una mirada cargada de ira hacia el hombre causante de todos sus delirios.

―¡¡¡ESTO ES POR TU CULPA PUMAAAA!!! ―gritó el rubio fuera de si.

―¿Mi culpa? ¿Acaso no pudo ser tuya? Notaba mas el esfuerzo de Adán tirando el carro que el tuyo propio. ―se burló el joven de aspecto impasible mientras le dedicaba una fría mirada a M.A

―¡¿Y encima te chuleas?! ¡¡Me tienes ya hasta los huevos con tu puta actitud de chulo de mierda?! ―rugió un joven apretando los puños de rabia. ―¡¡Eres tú quien estaba dirigiendo el camino por el que llevar el carro, debiste de darte cuenta que esto podía venirse abajo con el peso!!

―¡¿Acaso crees que voy mirando cada centímetro de tierra que piso, rubio de los cojones?! ―contestó un Puma visiblemente irritado ante los continuos ataques de M.A quien durante todo es trayecto solo había estado quejándose de todo lo que hacía. ―¡¿Porque no te pones tú a tirar al frente M.A?! ¡¡Ah claro, que con esa prótesis a penas tienes la fuerza de un crío de diez años!!

―¡¿Qué coño acabas de decir?! ¡¿Acaso quieres que te demuestre lo que esta prótesis puede hacer?!

―Inténtalo si tienes huevos, rubito toca pelotas. ―se le encaró el joven Puma ante la amenaza del joven.

Uno y otro comenzaron a acercarse hostilmente mientras intercambiaban todo tipo de pullas, insultos y ofensas. Adán preocupado miró a Davis, para entonces percatarse de como este tenía una extraña mirada hundida en el suelo, con los puños cerrados y la mandíbula tensada, este expiraba e inspiraba tratando de calmarse así mismo. Adán comprendió de inmediato que Davis estaba también por explotar, a pesar de que usualmente se le veía como un chico tranquilo, en aquella ocasión se le veía un tanto alterado, a pesar de la manera en la que el trataba de tranquilizarse con las respiraciones.

Adán volvió a mirar preocupado a Puma y a M.A, estaban a punto de liarse a puñetazo limpio, era mas que evidente que uno de los dos estaba por iniciar una pelea. Los ojos de Adán volvieron a mirar hacia, encontrándose en aquella ocasión con su mirada. Para Davis era obvio lo que le pedía los ojos de Adán una muda petición que en su mente se transformaba en palabras. Fue entonces cuando Adán y Davis se percataron de como M.A agarró del cuello de la camiseta a Puma, quien de inmediato cerró los puños dispuesto a saltarle los dientes al rubio toca pelotas que tenía en frente.

―Tápate los oídos, Adán. ―solicitó Davis antes de dirigirse hacia los otros dos a paso firme, obedeciendo Adán a la petición de su compañero.

La tierra crujía bajo los pasos de Davis, siendo completamente ignorado en principio por aquel par de compañeros de equipos enfrentados. Hasta que finalmente estos miraron en dirección a Davis cuando se percataron de su presencia.

―¿¡Qué coño estáis haciendo par de ineptos?! ¡¡¡Me tenéis hasta los putos huevos con vuestras putas discusiones de críos!!! ―rugió un Davis poniendo punto y final a su paciencia.―¡¡Si tanto tiempo tenéis para pelear, poneros a tirar del puto carro de una jodida vez!! ¡¿Acaso pensáis que esto se va a mover solo?! ¡¡NO!! ¡¡VOLVED A VUESTRA POSICIÓN AHORA MISMO!!

―¿Y a ti quien te ha dado vela en este...

―¡¡Cierra la puta boca Puma, no estoy para aguantar tus gilipolleces sarcásticas!! ―le interrumpió el joven con el ceño fruncido y una mirada de muy pocos amigos que dejó en blanco al joven que acababa de interrumpir.

―Ya era hora de que alguien le dijer...

―¡¿Y tú porque hablas?! ¡¿Te ha preguntado alguien tu opinión, M.A?! ¡No, ¿verdad?! ―cortó tajantemente a su amigo dejándole con la misma impresión que Puma. ―¡Ya has abierto mucho la boca en lo que llevamos de camino para quejarte, así que ciérrala un rato, por favor!!

Davis, con el ceño fruncido y claramente marcado, tenía la cara ligeramente enrojecida y una mirada que atravesaba al par de individuos que tenía delante, era bastante obvio como de irritado estaba para acabar estallando de aquella forma, él, quien usualmente era una persona de carácter tranquilo, había logrado quedar ante su intervención, completamente sorprendidos y sin palabras al dúo que tenía el joven enfurecido delante.

―¡¡¡Estoy hasta los huevos de escucharos discutir, ya sois lo suficientemente mayorcitos y tenéis pelos en los huevos como para dejar de comportaros como unos niñatos de mierda que solo saben resolver sus diferencias discutiendo y elevando la voz para demostrar cual es el mas chulo de los dos!!! ¡¿No os da vergüenza comportaros así delante de Adán?! ¡¡Solo estáis siendo un puto estorbo en esta misión, estaríamos mejor sin vosotros, para lo que hacéis aquí sería mejor que os hubieses quedado en la aldea toncandoos las narices!!

Un pesado silencio se sumó a la volátil atmósfera del momento. Adán, aún con los oídos tapados, a penas escuchaba alguna palabra suelta de la boca de un Davis que actuaba por sus movimientos de una forma bastante agresiva.

―¡¿Qué?! ¡¿Tengo monos en la cara?! ¡¿Acaso estáis sordos?! ¡¡Volved a vuestra posición y tirad del puto carro ya, coño!! ¡¿O estáis esperando a que Adán o yo hagamos vuestro trabajo mientras vosotros os tocáis los huevos a dos manos y discutís?!

Ante el silencio por parte de los dos compañeros sorprendidos, Davis pasó entre estos dos dándoles un codazo a ambos por la corta distancia entre Puma y M.A, y sin decir nada agarró el carro por la parte delante. Apretando con fuerza la mandíbula, Davis comenzó a tirar solo del carro haciéndolo moverse hacia adelante ante la vista de sus compañeros.

Aún chocados ante la situación repentina que se había dado con Davis, el dúo intercambió una breve mirada antes de cruzarlas con un asustado y preocupado Adán que aún permanecía con los oídos tapados mirándolos desde su posición. Pensaron en la discusión que hubo entre Nicole y Eva y la reacción que tuvo Adán, para él probablemente se estuviese repitiendo la misma desagradable escena. Mas tranquilos, pero no aún contentos el uno con el otro y ligeramente irritados con Davis, decidieron terminar la discusión ahí sin decirse nada el uno al toro. Los pasos de Puma se dirigieron hacia Davis, quien murmurando toda clase de quejas hacia el dúo causante de su arrebato de ira, seguía tirando solo del vehículo.

―Oye, Davis, para. ―solicitó Puma colocándose a su lado, y obteniendo una mirada perforante por parte del joven. Si las miradas matasen, Davis sería un sicario profesional, sin dudas, pensó Puma ante la irritante y hostil mirada que prefirió ignorar por parte del joven de oscuros cabellos. ―Ya sigo yo. ―contestó con una voz mas sumisa.

El joven se quedó unos instante mirando a los ojos de Puma sin decir nada, hasta que finalmente abandonó el puesto y sin palabra alguna volvió a la parte trasera del vehículo. Una vez en su puesto su mirada se cruzó con la de M.A, quien de inmediato la desvió lanzándola al suelo, sin querer mirar a la cara a Davis, haciéndose consciente de que se había pasado al dejarse llevar por sus discusiones con Puma, se supone que debía de mejorar en ese sentido y no dejarse llevar tanto por la ira, pero en aquella situación no había podido controlarse, y de no ser por la intervención de Davis, la cosa hubiera acabado peor en cuanto hubiese golpeado la cara del idiota de Puma. Con un movimiento de cabeza, Davis indicó a Adán que se destapara los oídos y se colocara en su puesto, cosa que hizo de inmediato. Con todos en su sitio, la marcha continuó sin palabra alguna por ninguno de los integrantes del grupo.

Su respiración era agitada, inspiraba, espiraba, inspiraba y volvía a espirar de forma frenética sin detener su huida. No sabía donde estaba, sus pasos la habían llevado por toda clase de calles, muchas de ellas llenas de la presencia de los muertos vivientes, quienes no tardaron en percatarse de la figura humana que atravesaba las calles corriendo, aun así, su increíble lentitud apenas les daba tiempo a girarse para ver a la responsable de los rápidos pasos, pues cuando lograban mirar hacia la dirección por la que la chica pasó corriendo, esta ya había abandonado la calle para internarse en otra. ¿Dónde estaba? Aquella chica del bate béisbol había desaparecido repentinamente, ¿acaso la habría despistado? Rezaba porque fuese así, pero, de todos modos no podía confiarse, puede que simplemente estuviese aún por la zona buscándola tras perderla momentáneamente de vista, no debía bajar la guardia.

Jessica se dejó caer de espaldas contra la puerta la lateral de un vehículo a punto de caer al suelo completamente agotada, apenas era capaz de mantenerse en pie. Con las manos sobre sus rodillas y erguida hacia delante, trataba de controlar su respiración y la velocidad de sus pulsaciones, le dolía el pecho, sus piernas temblaban, estaba completamente exhausta. Cerrando fuerte los ojos, aún trataba de controlar su frenética respiración mientras pensaba en que había acabado en un lugar completamente desconocido lejos de Inma y Jessica, y por si no fuese suficiente, la bolsa con la ropa se la dejó caer en el escenario en el que la tribu de salvajes las habían asaltado, para poco después perder la mochila con el mapa por el camino, cuando unos podridos la agarraron de esta de imprevisto, teniendo que deshacerse de esta para escapar de los podridos que comenzaron a rodearla.

Fue instantáneo, sus pensamientos se detuvieron de inmediato cuando sus oídos captaron un sonido próximo haciendo a Jessica abrir de golpe los ojos volviendo a la realidad que la rodeaba. Apenas una fracción de segundo, tan rápido como sus piernas ejercieron la acción de flexionarse, Jessica gritó cubriéndose la cabeza con los brazos en cuanto un bate de béisbol hizo estallar en mil y sonoros pedazos el cristal del vehículo contra el que estaba apoyado. El objeto arrojadizo acabó dentro del vehículo, y su antigua portadora, ahora armada con una cadena, se acercaba a la joven situada de cuclillas bajo la ventana reventada del coche.

Jessica se levantó de inmediato colocando el cuchillo por delante de ella, su mano le temblaba, el pulso no era para nada firme, pero no podía dudar. Nunca había asesinado a otro ser humano, y aquella chica de varios años menor que ella, aquella que se mofaba y chuleaba haciendo girar la cadena de metal sobre su cabeza, sería su primer asesinato. Si, sabía que era por su propia supervivencia, asesinar o ser asesinado, pero la simple idea de apuñalar hasta la muerte a alguien con aquel cuchillo le resultaba completamente irreal. ¡¡¡JESSICA DESPIERTA!!! Gritó una voz en su cabeza haciéndola apartar a tiempo del cadenazo que impactó contra la puerta del vehículo contra la que se encontraba apoyada. La joven de la cadena se encaminaba tranquilamente a Jessica con su sonrisa metálica, a causa del aparato de dientes que era visible cuando esta mostraba aquella fea sonrisa en su rostro sucio, que además, por si no fuese poco, aquellas dos largas coletas de cabellos castaño alborotado le daba aún mas pinta de sucia salvaje si es que eso era posible con ya de por si aquel rostro, aparato dental, y sucia vestimenta.

―Estate quieta princesita, cuanto mas te muevas mas doloroso será para ti. ―pronunció con un burla haciendo sonar los los cristales rotos bajo sus zapatillas deportivas. ―Te mataré y ofreceré tu cabeza en compensación al amigo al que le rompiste la nariz.

Los ojos de Jessica vislumbraron algo entre las sombras bajo el vehículo, algo que ella había pasado desapercibido y que había estado ahí oculto todo el tiempo. Si, de eso se trataba... Daba suerte a que fuera esa tipa y no ella la que estuviese junto a ese coche en aquellos momentos. Jessica hizo un arriesgado movimiento que desconcertó a la chica de la cadena, guardar el arma y elevar las manos en alto en señal de rendición.

Los pasos de la chica extrañada se detuvieron, y con ello el sonido de los cristales crujiendo bajo sus pies. ―¿Qué haces? ¿Te rindes? ―preguntó la joven rebelde .

―Creo que la situación habla por si misma. ―contestó simplemente Jessica rezando para sus adentros para que la chica frente a ella no diese ni un paso mas.

La salvaje chasqueó la lengua mirando a la chica de oscuros cabellos con una mirada indiferente.

―Que aburrido. No tienes gracia que en una partida de caza la víctima se entregue directamente en vez de luchar por su vida. ―suspiró empleando un tono claramente disconforme. ―Entonces simplemente te mataré. ―pronunció antes de comenzar a girar la cadena sobre su cabeza. ―Ya sabes como es la vida, le hiciste daño a mi amigo y te toca pagar por ello. Ojo por ojo, y dient... ―sus palabras no terminaron de salir de la boca cuando disponiéndose a dar un paso mas, algo la agarró del tobillo paralizándola ante la impresión y provocando con ello que la cadena dejase de girar y cayese sobre su propio cuerpo enrollándola ligeramente.

Su mirada helada de impresión cayó al suelo para percatarse de un pútrido brazo proveniente de bajo el vehículo agarrándola con fuerza. Trató de articular palabra al comprender finalmente lo que estaba sucediendo, pero sus palabras cayeron en un vacío, tal y como su cuerpo al brusco tiró del brazo, haciendo que en su caída la chica aullase de dolor al clavarse en el rostro y resto del cuerpo fragmentos de cristales rotos de la ventanilla del vehículo. Incapaz de moverse por las ataduras de la cadena y el dolor, su cuerpo fue arrastrado de un fuerte tirón a bajo del vehículo, desapareciendo por completo del campo visual de Jessica, dejando como remanente del suceso unos agónicos e histéricos gritos que se escuchaban fuertemente a medida que la sangre emanaba bajo el vehículo. Ciertamente, por muy podridos que estuviesen esos sacos de piel y huesos, la fuerza la conservaban... Jessica no quiso esperar mas, su plan de distraerla unos instantes en el sitio había funcionado, ahora, por su bien, sería mejor salir de ahí antes de que los gritos y el olor a sangre atrajese a los podridos cercanos, y dar de nuevo con Eva e Inma.

Jessica comenzó a recorrer las calles analizando cada esquina, cada sombrar, u obstáculo que no le permitiera saber si algo se ocultaba tras este, ahora estaba sola, debía de andar con cautela. Su único arma era un cuchillo, como arma no le era muy útil teniendo en cuenta su inexperiencia en el combate a corta distancia y el manejo del cuchillo, y comprobando que aquellos podridos conservaban aquella fuerza incluso en el estado tan avanzado de descomposición en el que se encontraban, no le hacía mucha gracia tener que acercarse a ellos para matarlos, a no ser que los pudiera abordar por la espalda, la cosa sería distinta, pero de frente y estando en grupos errantes no se atrevía a arriesgarse. Desearía estar junto a Eva e Inma, rezaba por que ellas estuvieran bien, , cuanto antes las encontrara antes podría ... ¡¡¡NO!!! Exclamó su propia voz en el interior de su mente, ¿pero que estaba diciendo? Si, la situación era mala, estaba perdida, con un cuchillo como única arma, un grupo de niñatos anarquistas y salvajes por ahí suelto, y con podridos plagando la mayoría de calles por las que cruzaba. Jessica Harper, date cuenta de tu posición, ¿acaso no es esto lo que querías? ¿No querías mejorar y valerte por ti misma sin tener que depender y ocultarte tras la espalda de Davis y el resto? Esta era la oportunidad de demostrarse a sí misma de lo que era capaz, replicó su propia voz reprendiendo a su yo exterior. Ciertamente su conciencia tenía toda la razón, en este mundo salvaje necesitaba de bruscos acontecimientos par poder cambiarse a sí misma, evolucionar, y sobrevivir a las circunstancias. En este mundo salvaje, el esfuerzo, la supervivencia, y la superación sería lo único que la haría evolucionar a los tiempos actuales.

Debía de encontrar a Eva y a Inma, debía de buscarlas ella misma, moviéndose por el pueblo, debía de sobrevivir y valerse de sus habilidades propias para sobrevivir hasta que se reencontrase con sus compañeras. Pero lo primero era lo primero, debía de buscar un arma o algo que pudiese hacer como tal, algo de larga distancia le vendría bien, algo como una lanza, aunque por supuesto no encontraría una, pero... Sus pasos se detuvieron instantáneamente al tiempo que sus ojos ascendieron hasta el letrero de una pequeña tienda de productos de limpieza del hogar. La joven entró al interior del local parcialmente a oscuras, teniendo como única fuente de luz el sol que se filtraba por las ventanas y las persianas del silencioso local cubierto de polvo. No tardó mucho en hallar entre los estantes repletos de todo tipo de líquidos de limpieza el principal objeto que necesitaba para su lanza rudimentaria, un escoba de madera. Los pasos eran simples, aunque le tomaría un tiempo, debía de emplear el cuchillo para cortar el palo y separarlo del cabezal, para después afilar la zona por la que cortó el palo y hacer una lanza de madera rudimentaria, no mu resistente, pero al menos ple sería mas útil que el cuchillo. Con escoba y cuchilla en mano, Jessica se dispuso a la fabricación de la lanza.

¿Veinte? ¿Veinticinco? ¿Treinta minutos? Lo había hecho tan rápido como pudo, pero aún así le había costado mas tiempo de lo que pensaba, pero finalmente estaba la lanza hecha y con ella en mano se dispuso a abandonar el local. Lo reconocía, si no sabía manejar adecuadamente un cuchillo, menos aún una lanza, pero aún así le sería de mas utilidad que el cuchillo solo por la distancia prudencial que habría entre ella y el enemigo gracias a la longitud del arma de madera. Tendría que buscar la forma de manejarla, así se lo decía la situación en la que se acababa de encontrar inesperadamente a los diez minutos de abandonar la tienda y adentrarse entre las calles. No los había escuchado, ni gemidos, ni pisadas, ni una mosca sonó en toda la calle, y aún así, los podridos habían acudido a ella saliendo de varios callejones, haciendo un grupo de una quincena de errantes cadáveres que habían olido el olor de un ser vivo entre toda la podredumbre que cubría la atmósfera del pueblo fantasma. De ellos, seis se le acercaban por el lugar por donde ella quería pasar, y el resto se acercaban a ella por ambos lados de la carretera. La joven observó a su alrededor mientras la quincena de muertos vivientes que le acercaban rodeándola, debía de hacer algo antes de que la rodeasen demasiado y le cortaran cualquier posible hueco entre ellos para poder escapar. Los ojos azules de la joven reposaron instantáneamente sobre la lanza de madera que reposaba sobre sus manos. Un arma de larga longitud acabada en una afilada punta con la que cortar o principalmente perforar... El nombre de aquel arma era lanza... La gente que la portaban y utilizaban como principal arma eran llamados lanceros... lanza... lancero... Davis...

Su mente trajo a Jessica la imagen de la espalda de un joven de oscuros cabellos que sostenía una lanza retráctil plateada de doble filo. Dos filos largos y cónicos, uno apuntaba hacia adelante, mirando y avanzando hacia el futuro del lancero que avanzaba abriéndose paso entre las miserias del presente, y el otro filo apuntaba hacia atrás, hacia lo que había tras la espalda y hombros del joven, como su pasado, el cual le seguiría de por vida como si su sombra se tratase, caminando detrás de él con todas las desgracias y sentimientos negativos que el joven había experimentado por encima de todas las cosas buenas que aquel pasado le hubiese otorgado. Agarrando firmemente con su mano la mitad de la lanza, le recordaba su posición actual entre ambos caminos, pasado y futuro, dos cosas a las que el lancero temió y temía ante su propia impotencia por no ser capaz de envalentonarse en cambiar o luchar contra las desgracias e inquietudes que en el presente le rodeaban, el presente, aquel camino a mitad de aquellas dos direcciones, el pasado y el futuro, en mitad de estas es donde él se hallaba...

Una lanza mecánica hecha de un metal resistente y ligero, con la capacidad de retraerse y desplegarse con solo pulsar un pequeño botoncito. Con su metro y ochenta y cuatro centímetros de longitud estando desplegada, así como los dos filos puntiagudos y cónicos a cada extremo del arma, la hacía una clase de arma perfecta para atacar a larga distancia manteniendo una distancia prudencial con el atacante, un arma útil si, pero complicada de manejar según su propio punto de vista. No era una lancera, ni había usado nunca tal arma, pero si Davis, le había visto muchas veces, simplemente debía de tratar de imitar algunos de los movimientos que él hacía en muchos de los recuerdos que ella tenía de su compañero sentimental en alguno de los muchos combates que había tenido con diversa clases de enemigos que habían llegado a suponer una peligro para él o para el grupo. ¿Acaso imitar al Davis lancero que vivía en sus muchos recuerdos funcionaría de algo? No, manejar una lanza, o cualquier arma necesitaba de mucha práctica y técnica, no podía simplemente ser una profesional manejando una lanza con tan solo imitar movimientos que le había visto hacer a Davis en combate, pero aún así era mejor que no hacer nada. Jessica agarró el arma larga fuertemente con amabas manos, tratando de agarrarla de la misma zona por la que Davis agarraba su lanza metálica, e imitando su posición de combate flexionando ligeramente los brazos, y con las piernas separadas y flexionadas mirando claramente al enemigo con el filo del arma por delante, colocando el cuerpo en una posición lateral con la espalda ligeramente curva.

El podrido mas cercano se encontraba a unos tres metros de distancia, con sus brazos en alto y pasos temblorosos, la criatura de huesos expuestos emitía un ronco gemido deseando alcanzar la suculenta carne de aquella joven, el primer ser humano que había visto en meses. Jessica dio una zancada hacia adelante cargando con el arma filosa instantes antes de hacer un movimiento ascendente con el arma empalando a la criatura por debajo de la mandíbula, perforando el cerebro del muerto viviente en el acto. Jessica extrajo de un tirón el arma del interior del muerto viviente, criatura que por la sensación obtenida ante el empalamiento, había comprendido que el estado de descomposición era tal que piel, carne y huesos se habían ablandado lo suficiente como para ser el individuo perforado con cierta facilidad. Un par se acercaron tras ella, por lo que la joven se dio de inmediato media vuelta con el filo de la lanza de madera por delante, y sin problemas, la joven corrió acortando distancias, deteniéndose a una distancia prudencial antes de efectuar otro empalamiento a fin de perforar el cerebro de la criatura, pero para su sorpresa, un movimiento tan básico como certero fue errado cuando el no muerto se balanceó ligeramente hacia un lado siendo perforado en lugar de su cerebro, su pómulo derecho. La joven no pudo evitar sorprenderse cuando el no muerto continuó andando hundiendo mas y mas la lanza en su pómulo, acortando distancias con Jessica. La joven trató de saca la lanza del boquete que le había hecho en la cara al no muerto, sin embargo, este agarró la lanza con ambas manos impidiendo que Jessica pudiese sacarla de su interior, y como una competición entre dos personas de tirar ambos extremos de una cuerda, el zombie tiró de la lanza avanzando mas acercando a Jessica hacia sus mandíbulas abiertas.

La joven apretó los dientes de impotencia, pues tras ella podía escuchar los pasos y los roncos gemidos de los errantes mas cercanos a ella, a su espalda. Jessica desenvainó el cuchillo de su funda, y sin soltar la lanza con una de sus manos, se acercó de una zancada al podrido que tenía en frente para asestar una puñalada profunda con la totalidad de la hoja del arma entre ceja y ceja, produciendo un desbordamiento de sangre de la frente de la víctima nada mas sacar el filo del cuchillo, el cual de inmediato guardó de nuevo antes de sacar la lanza del cadáver y sujetarla de nuevo con ambas manos. Una presencia detrás de si la hizo voltearse sujetando la lanza en posición horizontal para golpear con uno de sus extremos la sien del podrido situado ahora delante de ella. Imitando a Davis, aunque con movimientos muchos mas lentos y torpes, imitó la forma de golpear que tenía él con su lanza, sien derecha con un extremo y sien izquierda con el otro extremo a fin de atontar a la criatura enemiga y desestabilizarla. Jessica continuó con un golpe en el estómago y en la garganta para obligarlo a alejarse, empleando la zona no puntiaguda del arma, a diferencia de Davis, a ella le pareció mas fácil y rápido hacerlo así que usar el arma como un bate de béisbol o su propio pie como hacía Davis para hacerlo retroceder, aunque la manera en la que Davis lo hacía, aunque fuese mas lento o implicarse acortar distancias, serían golpes mas potentes que mandarían mas lejos al enemigo o directamente lo haría caer de espaldas al suelo. Finalmente, golpeó uno de sus tobillos con un golpe rápido y fuerte con uno de los filos del arma para hacerlo caer y perforarle la cabeza instantes después de caerse este de bruces contra el duro suelo del asfalto.

Jessica jadeó varias veces, le molestaban sus muñecas, le parecía incómodo eso de intercambiar entre un extremo y otro de la lanza, sus muñecas no estaban acostumbradas a ello, por no hablar que ella tardó en llevar a cabo todo aquel juego de golpes y el asesinato de la criatura unos veinte segundos aproximadamente, mientra que Davis apostaba en que lo haría en la mitad de tiempo, o incluso en algo menos, su juego de manos era mas rápido que el suyo. El gemido de un no muerto se escuchó peligrosamente cerca, tanto, que la joven al girarse casi se lo topó de cara. Agarrando fuertemente la lanza en posición horizontal con ambas manos, la joven ahogó un gritó de terror cuando las amplias mandíbulas incrustaron sus dientes en la madera de la lanza haciéndola crujir a los oídos de su portadora. La criatura, sin dejar de morder el arma de madera y agarrarla con ambas manos, empujó a Jessica haciéndola tropezar con el cadáver recién abatido, cayendo esta de espalda al suelo. Una y otra vez, sobre la joven, el podrido abría y cerraba sus fauces haciendo crujir la lanza de madera, la cual llenándose de grietas en su superficie no tardará en romperse ante el poco grosor del arma de madera. La joven gritó de terror viéndose reflejada en las membranas blanquecinas en la que aquellos ojos secos y sin vida se habían vuelto, con el podrido frente así, aquella lanza rudimentaria era la única barrera que la protegía de las potentes y feroces dentelladas, una vez que la resistencia del arma sucumbiera a estas, lo próximo sobre lo que se abalanzarían aquellas mandíbulas era el delicado cuello de Jessica.

Jessica gritaba tratando de forcejear con el muerto viviente, meneando a un lado y a otro la lanza, trataba de cambiar de posición con el no muerto que tenía encima de ella, si pudiese hacer eso... ¡Maldita sea! Los demás estaban acercándose peligrosamente. La lanza crujió con fuerza haciendo saltar algunas astillas, Jessica sabía que aquella arma no aguantaría mucho mas, una vez rota...

―Da... ―fue a susurrar un nombre que de inmediato eliminó de su mente.

No podía recurrir siempre a otros, debía de valerse por si misma y sacarse ella solita las castañas del fuego, nadie dijo que fuese a ser fácil experimentar un cambio personal tan grande como el que quería hacer, pero debía de hacerlo costara lo que costara. Con un grito de guerra, Jessica colocó la bota contra el estómago del podrido elevando el cuerpo, y con ello, zarandeándolo hacia la izquierda intercambiando la posición con su oponente. Sin dejar de gritar, la joven empujó hacia abajo la lanza que el podrido mordía, con mas y mas fuerza hundía la lanza en la boca del errante, hasta que por su propio estado de descomposición, los ligamentos laterales de sus labios comenzaron a deshacerse ante la presión ejercida por la atacante humana, mas y mas fue apretando hasta que los huesos de la mandíbula quebraron ante su debilidad, dejando la boca del no muerto completamente inutilizada, ya no era capaz de abrir y cerrar la mandíbula. Jessica se puso en pie y clavó el pico afilado de la lanza en el cráneo del errante dándole muerte, justo instantes antes de que la lanza terminara de quebrarse.

Ahora inservible, Jessica observó los podridos que aún se acercaban a su al rededor. Tuvo una idea, aún podía usar la lanza incluso en ese estado, pues otra imagen se le vino a la cabeza, otra conocida figura que albergaba en sus recuerdos. La espalda de una mujer de largos cabellos dorados se dibujó en su mente, una figura femenina que portaba en sus manos un par de machetes Kukris, armas con un poderoso significado acerca de los ideales, principios y valores de dos mujeres que vivían en las caras opuestas de la gran moneda que era la sociedad humana, armas que abrirían a sus portadoras originales, y ahora en este caso a su única portadora, el camino hacia la esperanza o la desesperación de un futuro incierto, un futuro que aguardaba una utopía regida por la moralidad o la inmoralidad. Kukris duales, unos machetes de poco mas de unos cincuenta centímetros de longitud desde la punta de su filo hasta la empuñadura, de hojas anchas y curvas que habían cortado, apuñalado y desmembrado incontables víctimas con distintos fines según las portadoras originales de ambos machetes, uno de empuñadura negra, perteneciente a la inmoralidad en persona, Michaela Evans, y otro de empuñadura blanca, perteneciente a la representación de la moral humana, Nicole Collins, ahora portadora de ambos.

Jessica hurgó en el interior de sus recuerdos a fin de tratar de copiar para si misma la técnica de combate y el uso de los Kukris de Nicole. Como con Davis, sería incapaz de igualar al guerrero original, así como a las armas originales, tan solo era una farsante que trataba de adquirir el estilo de combate de otras personas para su propia supervivencia. Con un fuerte crujido, Jessica terminó de partir con su rodilla en dos la lanza fracturada, arrojando al suelo la zona del mango y sosteniendo solo la mitad que poseía el extremo afilado. Eran Kukris duales, por lo que para copiar a Nicole debía de tener dos armas que pudiesen perforar y cortar, y sin dudas tenía el arma perfecta para ello, su propio cuchillo. Con la mitad filosa de la lanza en una mano y el cuchillo en otra, imitó la pose de combate de Nicole, con ambas armas elevadas a la altura de su pecho, con ambos filos mirando al enemigo y los brazos semi flexionados, así como sus piernas. Con espalda recta, puso su mirada cargada de determinación sobre el enemigo mas cercano, a metro y medio de su posición.

Al frente se presentaba un zombie común, a diferencia del resto que la estaban rodeando, aquel errante se encontraba en mejor estado físico que el resto, debía de oponer algo mas de resistencia física que el resto, y probablemente tuviese mas fuerza. Aquel zombie le hizo pensar en que para estar así, no debía de haber pasado tantos meses desde su transformación cuando era humano, lo que aquello significaría que ellos no eran las primeras personas en pisar el pueblo, tal vez antes que ellos, incluso antes que aquellos salvajes que la atacaron, otros grupos de personas habían pasado por aquel pueblo pocos meses o semanas atrás. El zombie que arrastró a la niñata de las cadenas debía de ser otro que estuviese en aquellas condiciones físicas por la fuerza que tuvo al tirar de la pierna y al arrastrarla bajo el vehículo. Con rápidos pasos, la criatura se dirigió con los brazos en alto y fuertes gemidos mortuorios a la masa de carne fresca con patas que tenía delante, Jessica. La mente de Jessica le trajo a la joven varios recuerdos que tenía en la mente de Nicole en combate a fin de tratar todos los movimientos que pudiese recordar.

Las piernas flexionadas de Jessica se impulsaron hacia adelante, hacia la criatura que abría sus brazos dispuesto a atrapar a la mujer que se acercaba negligentemente hacia sus mandíbulas abiertas. Un veloz tajo horizontal con el extremo filoso de lo que quedaba originalmente de la lanza, cegó por siempre la visión del caminante, al rasgar la punta de madera con profundidad las blanquecinas córneas de sus ojos. Eso no detuvo al errante hambriento, sus brazos se cerraron tratando de atrapar a la joven en un abrazo mortal, pero avispada ante los deducibles pensamientos del muerto viviente, Jessica evitó el lento pero mortal abrazo dando un salto hacia atrás para evadirlo, lanzando en el proceso de esquive un veloz tajo ascendente que se llevó por delante varios de los dedos de la criatura antes de que sus brazos se cerraran atrapando un vacío en el que hasta hacía unos meros instantes, la figura de Jessica se había encontrado. Una veloz estocada de la lanza se aventuró en las profundidades de la cuenca del ojo derecho, aniquilando a la criatura al perforar el cerebro el pico de madera.

Jessica jadeando retrocedió un poco mas viendo el cuerpo caer, y sin repetir el fallo de antes, se giró para encarar al próximo podrido que se acercaba a una distancia muy próxima a su posición. La idea era la siguiente, no iba a enfrentarse a tantos, cuanto mas discurría el combate, mas se acercaban los podridos, o alguno nuevo se incorporaba al campo de batalla, cuanto mas cerca estuviesen, cuanto mas la acorralasen, la posibilidad de huir por algún hueco entre los no muertos sería inferior, y al mismo tiempo, la posibilidad de salir con vida del combate también iría mermando, puesto que ahora solo los enfrentaba de uno en uno, aprovechando lo separado que estaban los mas próximos del resto de sus congéneres putrefactos. Tenía que eliminar a los mas cercanos, debía obtener un hueco importante entre los podridos, pues su cuerpo se agotaba ante el esfuerzo de imitar unas técnicas de combate muy superiores a los conocimientos inferiores que ella poseía, así como la dificultad de usar unas armas falsas y precarias que trataban de imitar a las armas originales de los guerreros a los que trataba de copiar.

Sus pasos se dirigieron al mas próximo para abatirlo. Actualmente, ella no disponía de un arma característica, ni de un estilo de combate propio, imitar a las armas y técnicas de otros, o mejor dicho, tratar penosamente de igualarlos era lo único que le quedaba. En el entrenamiento con Eva, esta tan solo le había estado enseñando algunos movimientos de defensa personal y algo de teoría sobre las mismas, actualmente todo conocimiento sobre el manejo de armas blancas era la obtenida de imitar a otros pelear con ellas... ¿A medida que entrenara con Eva en el manejo de armas blancas lograría obtener su propio estilo de combate? ¿Tal vez también encontraría algún día un arma blanca característica como la lanza de Davis y los Kukris de Nicole que pudiese adecuarse a su forma de combatir con esa clase de armas? Realmente entendía la importancia de portar un arma blanca y desarrollar una técnica de combate con esta en el mundo en el que vivían, mundo en el que las armas de fuego iban pereciendo a pasos agigantados al no fabricarse la munición que las volvían unas armas temibles para matar a distancia cualquier clase de enemigo. Cierto, tenía un cuchillo de supervivencia, pero para ella no era un arma demasiado útil, su corto filo la obligaba a acercarse demasiado al enemigo, aumentando demasiado el peligro de ser golpeada o mordida por el adversario que tuviera delante, debía de encontrar otra clase de arma mas adecuada para ella y para el estilo de combate con arma blanca que desarrollaría a medida que entrenase con Eva y practicase por su propia cuenta.

Dos podridos mas habían caído, ya podía ver un hueco lo suficientemente grande para escapar, tan solo un errante hambriento obstaculizaba aquella salida... Estaba agotada, sus hombros subían y bajaban tan rápido como sus intensas y sofocadas respiraciones, su cuerpo no estaba acostumbrado a un nivel de combate como el de Nicole, rápido e instintivo, combinando ofensiva y defensiva por igual, a pesar de que tan solo estaba haciendo una burda imitación de la táctica de combate original su cuerpo estaba realmente agotado, piernas y brazos temblaban exhaustos al forzarse a ejercer unos movimientos a una fuerza y velocidad a los que no estaban acostumbrados, sus manos ardían en deseos de liberarse de las armas y poder bajar así los brazos para descansarlos tras mantenerlos tanto tiempo en alto, así como sus piernas y pies rogaban por sentarse y descansar durante un buen rato para recuperarse de la fatiga física a la que estaban siendo expuestos.

Nicole no se hubiera agotado en tan poco tiempo, apostaba a que ella sería capaz de aguantar mucho mas físicamente ese ritmo de combate que ella, dos, tres o cuatro veces mas haciendo movimientos mas rápidos, precisos y mortales, procurando no perder el tiempo en movimientos innecesarios y errados antes de que los primeros síntomas de agotamiento comenzaran a agotarla y a bajar con ello el nivel de combate. A diferencia de Nicole y su estilo de combate original, ella había cometido varios movimientos innecesarios con las armas, como cortarle los dedos a un zombie con su cuchillo cuando no había demasiado peligro de que este la hubiese agarrado, y que además al no sentir dolor el no muerto, tampoco había detenido su avance, o por ejemplo, había errado algunos movimientos al perforar o cortar algunas zonas del cuerpo de un podrido por los nerviosos movimientos de ella misma y del no muerto tratando de cogerla. Por no hablar de los movimientos exagerados e innecesarios que ella misma hacia al atacar y moverse, movimientos que solo aumentaban su cansancio. Todo ese tipo de errores, apostaba a que Nicole no los tenía, pero ella no era Nicole, solo una imitadora barata que trataba de ser ella.

La incomodidad y el cansancio habían empezado a aparecer en cuanto forzó a su cuerpo a tratar de imitar a Davis, el dolor de sus muñecas producido por el juego de manos que trataba de imitar para usar la lanza había empeorado en cuanto trató de imitar a Nicole, todo dolor, incomodidad y cansancio físico que empezaron a aparecer imitando a Davis se habían agravado exponencialmente cuanto mas tiempo se había forzado a sí misma a imitar a Nicole, si no salía de allí y descansaba, su propio cuerpo la abandonaría, dejaría de funcionar al mermar sus fuerzas a niveles críticos y entonces no podría hacer absolutamente nada para salir de aquel círculo de podridos que la iban rodeando a cada momento. Tragó saliva, apretó los dientes con fuerza rogándole a su propio cuerpo hacer el esfuerzo de correr para acercarse y acabar con la criatura mas próxima que obstaculizaba su salida. Su mirada decidida clavó aquellos ojos azules en la figura errante que se acercaba con fúnebres gemidos y lento caminar, apretando las armas que empuñaba en cada mano, al borde de desfallecer ante el cansancio contra el asfalto.

Inspiró y espiró un par de veces concentrada en un solo objetivo, y sintiendo una reacción de su agotado cuerpo, con un grito de guerra a fin de tratar de sacar fuerza de donde ya no quedaban, Jessica se lanzó corriendo tan rápido como podía contra el podrido. Finalmente, ya lo suficientemente cerca, la joven se agachó evadiendo el manotazo del errante que paso sobre su cabeza, y levantándose pasando por la vera de la criatura, Jessica hundió en el proceso el filo de la lanza en la sien izquierda del errante, para después sacarlo tan rápido como lo introdujo en el cráneo del ser que ya yacía en el suelo. Finalmente, logró salir del círculo de muertos vivientes, aunque eso no significaba que pudiese detenerse sin mas, debía dirigirse al final de la calle y doblar la esquina como para alejarse lo suficientemente de ellos y descansar unos minutos. Repentinamente su intento de huir de aquella calle se vio abruptamente cortada cuando sus pies fallaron obligándola a tropezar y caer de bruces sobre el asfalto, haciendo chocar el cristal de su máscara contra este. Jessica jadeaba, escuchaba tras de si los pasos del coro de no muertos dirigiéndose a ella entre lastimosos gemidos... No, no podía desfallecer ahí, si se relajaba ahí tirada la volverían a acorralar, y con su cuerpo tan agotado el tratar de defenderse sería imposible. Con una mano y después con la otra, Jessica se arrastró unos centímetros antes de erguirse lentamente y echar a andar trotando, ignorando las súplicas de su cuerpo para poder descansar ante el sobre esfuerzo impuesto por la joven.

Sin dejar de trotar en una única dirección, Jessica observó los restos de la lanza ensangrentada, en aquella última estocada su afilada punta de madera se había partido a la mitad en el interior del cráneo del último podrido abatido. Sus pies se detuvieron en ese instante, y colocó el trozo de lanza sobre el asfalto, en posición diagonal apuntando con lo que quedaba del filo recto hacia la derecha, apuntando al cambio de esquina de una calle y otra por el que ella pasaría. Si Eva e Inma pasaban por la zona y veían los cadáveres de los podridos y aquel trozo de lanza apuntando en aquella dirección, en seguida comprenderían que era un mensaje indicándoles por donde había ido. Sin mas pausas, la joven continuó su trote hasta que logró llegar al final de la calle y girar la esquina derecha a fin de ponerse segura y descansar tras todo el sobre esfuerzo que ella misma se impuso.

Las ruedas del carro de madera finalmente se detuvieron frente a la taberna, así como los pasos de los agotados hombres que con tanto esfuerzo habían estado transportando el carro desde el lago del bosque hasta el interior de la aldea, pasando por todas clases de obstáculos que un terreno irregular de tierra, piedra y raíces podían podía presentar. Las rodillas y las manos de Adán tocaron suelo en cuanto este se despegó del condenado carro y la carga que transportaba, durante todo el camino, teniendo en cuenta el turbio y tenso ambiente por parte de los tres adultos del grupo, el joven no se había quejado ni una sola vez, ni siquiera había propuesto el detenerse para descansar con el miedo de iniciar otra discusión entre aquellos tres, pero ahora en la aldea se podía dejar llevar por el cansancio. Por supuesto, Adán no era el único cansado, los otros tres tampoco pudieron evitar el sentarse en el suelo en cuanto detuvieron el carro para poder descansar por el efecto realizado. El cielo despejado comenzaba a adquirir una anaranjada coloración a pesar de que el disco solar aún estaba muy alto, no era difícil imaginar que desde que fueron a por el agua hasta que llegaron pudo pasar cerca de dos horas, el trabajo aún no había acabado, tenían todavía mucho por hacer.

―¿Y bien? ¿Cuál es el siguiente paso? ―pregunto Adán tras levantarse y dar la vuelta al carro.

En uno de los laterales del vehículo, Davis, Puma y M.A permanecían sentados en el suelo con la espalda apoyada en uno de los laterales del vehículo sin intercambiar palabras, simplemente permanecían en silencio observando a Adán parado frente a ellos tres.

Davis suspiró con desgana. ―Hacer una hoguera grande para calentar los barriles y obtener así agua caliente. ―respondió antes de levantarse del suelo. Los ojos oscuros de Davis se toparon de inmediato con los rostros del dúo con el que se había enfadado. ―Puma, tú y Adán deberíais de conseguir leña, creo recordar que había en algunas casas suministros para mantener las chimeneas ardiendo. ―comentó mirando a Puma seriamente.

―Yo sé donde hay, leña. ―respondió Adán de inmediato.―Sé de algunas casas en donde guardan troncos gordos para mantener las chimeneas mucho tiempo encendidas.

―Eso está bien Adán, os confío esa tarea a los dos. ―contestó el joven con una sonrisa.

Los ojos de Davis se encontraron una vez mas con los de Puma, quien con un pesado suspiro se levantó y se acercó a Adán, quien de inmediato comenzó a dirigirse a la casa mas cercana en donde podrían encontrar suministros de leña para la hoguera.

―No te pierdas ¿vale? ―comentó el joven Adán marchando alegremente frente a Puma.

―No te preocupes pequeño boy scout, seré como un chicle en tu zapato. ―respondió con un suspiro caminando tras la espalda del joven Adán.

Viendo al dúo alejarse, los ojos de Davis se encontraron en aquel momento con los de M.A, quien de inmediato apartó la vista arrojándola al suelo. Davis lo observó en silencio por unos instantes con sus brazos en forma de jarra evaluando la actitud de su compañero. Para él era obvio que estaba avergonzado por dejarse llevar con la discusión que tuvo con Puma, trataba de remediar su mal carácter, pero aquello de estar quejándose y criticando a Puma constantemente no había sido la mejor manera de mantener a ralla su mal carácter, cierto es que había aguantado mas que en otras ocasiones en el pasado antes de lanzarse a discutir con él, pero aún así aquella actitud no era la mejor manera de aprender a controlar su ira.

El joven de oscuros cabellos tras unos momentos meditando la actitud de su amigo le tendió la mano para ayudarlo a levantarse.

―Vamos, ya hemos descansado suficiente, aún queda mucho por hacer. ―contestó antes de que M.A le tomara la mano levantándose al tirón de su compañero.

―¿Qué hacemos?

―Buscar rocas grandes para las hogueras, tendremos que volver al bosque y encontrar algunas. También deberíamos de recoger algunos montones de hojas secas para que ardan las hogueras con mas facilidad. ―contestó Davis.

―¿Cuántas hogueras haremos?

―Cinco, una por barril. Es la única forma de tener el agua caliente y lista para cuando vengan. Si tenemos que estar calentando uno a uno cada barril nos puede caer la noche.

―Ya veo... En ese caso necesitaremos una buena cantidad de piedras y hojas secas... ―comentó M.A pensativo. ―Deberíamos de coger algo para cargarlas, creo que en la taberna había un viejo saco de patatas vacío, podríamos usarlo para transportar lo que recolectemos en el bosque.

―Me parece bien. Venga, ve a por el saco, aquí te espero.

―Está bien. ―contestó antes de separarse de Davis e ir a paso ligero al interior del local.

El joven se preocupó al recordar que no les dijo a Adán ni a Puma acerca de hacer cinco hogueras, y que finalmente trajeran menos cantidad de leña de la que realmente necesitaban para aquellas cincos hogueras sobre las que calentarían los barriles. Davis se acercó a la taberna para sentarse bajo el porche de esta mientras M.A buscaba el saco, con su vista al cielo, solo y en silencio, no pudo evitar ponerse a hablar consigo mismo, con su yo interior. Habían pasado tantas cosas desde que su historia comenzó, Davis no pudo evitar dejar a su mente volver al pasado por unos instantes...

Davis Tay... No, Sacedog, el Davis del pasado, era un chico desconfiado, frío y solitario, un tanto antisocial de hecho, aquel chico lamentable había sido formado a partir de una serie de sucesos que le acompañaron en su infancia y parte de su adolescencia. Todo inició con la muerte de su hermana Sara Taylor cuando eran niños, el día anterior a la visita del esperado Santa Claus, poco después de que Sacedog, Matt y otros de sus amigos hubieran pasado la tarde juntos. Sacedog tenía el deber de volver con Sara a casa, normalmente un chico obediente como él haría lo que sus padres le mandaron, pero ante el caprichoso deseo de una niña pequeña y el suyo mismo, los hermanos cambiaron el camino a casa para pasar por la zona comercial y ver las tiendas de juguetes de la zona hasta que se les echó la noche encima, y ante los nervios y la necesidad de volver a casa para evitar que sus padres los regañaran, los hermanos cometieron la negligente idea de buscar el camino de vuelta por si mismos, siempre cogidos de las manos, uno andando al lado del otro. Tras adentrarse en calles desconocidas para ellos, y ante el bullicio, los hermanos se soltaron de la mano accidentalmente, Sara se perdió entre la multitud y por mas que buscó no la encontró, hasta que finalmente un desagradable sonido de ruedas derrapando y un golpe seco le agitaron en corazón, y allí estaba, casi oculta por el tumulto de gente expectante, un cuerpo pequeño yacía en mitad de la calzada, la inocente Sara cruzó la carretera desconocedora de los peligros de esta, la tragedia se vino sobre sus hombros, nada pudo hacer cuando la joven aún con vida pero agonizante murió entre sus brazos.

He ahí el inicio de todo, por mucho tiempo Sacedog se echó a sí mismo la culpa de la muerte de Sara, poco a poco, aquel chico fue encerrándose en su propio mundo, forjando una personalidad problemática para si mismo. Al años de eso, su amigo de la infancia Matt Dawson desapareció sin dejar rastro de la ciudad, uno de sus mayores apoyos se alejó de él, y Sacedog comenzó también a alejarse del resto del mundo, sus otros amigos lo abandonaron cuando este mismo rechazó la compañía de estos, salvo Crystal, quien a pesar de la situación no terminó de alejarse de él del todo, quien a diferencia del resto se alejó parcialmente a fin de darle la soledad que necesitaba para tratar de superar su problema. Los años pasaron, pero para él ya era tarde, una personalidad solitaria había comenzado a forjarse en él, y sus padres, a pesar de que siempre quisieron a su hijo, no le prestaban demasiada atención, solían estar mucho tiempo fuera de casa por el trabajo, anteponiendo este al propio tiempo que debían de pasar con su hijo, por el contrario, los que criaron al joven fueron principalmente sus abuelos y sus tíos cuando Sacedog iba a pasar una temporada con ellos en verano a una ciudad vecina. Sacedog creció apenas con una figura materna y paterna, él lo sabía, probablemente el trabajo era lo único que los mantenían ocupados para no recordar la ausencia de Sara, y debido a esto desatendieron al único hijo que les quedaba. Siempre estaba solo, sin amigos, y ni familia prácticamente, el joven cuando alcanzó los catorce años de edad tuvo que vivir la muerte de su abuela, el único familiar en la ciudad que le quedaba cuando sus padres estaban fuera, pues un par de años atrás su abuelo también falleció. Sacedog vivía solo la mayor parte del tiempo en su casa.

Poco a poco mas allá de ser frío y antisocial, Sacedog comenzó a volverse una persona insegura, debido a ello nunca pudo llegar a declararse a la que fue su única amiga de la infancia que aún mantenía, Crystal, ante su inseguridad y temor al rechazo finalmente fue otro el que se la quitó, Jim, otro de sus viejos amigos. Poco después un par de hermanos aparecerían en su vida para ayudarles a librarse de un grupo de macarras de la escuela, Allen y Riliane, quienes serían su nuevo apoyo en los años futuros, dejando en un lugar mas secundario a Crystal, con quien continuó teniendo contacto, aunque la relación se fue enfriando por decisión del propio Davis. Gracias a los dos hermanos Sacedog pudo comenzar a ver de nuevo la esperanza, cogiendo mas confianza en si mismo y volviéndose en un chico algo mas alegre. Acabaron los estudios universitarios y junto a los hermanos se fueron de vacaciones fuera de la ciudad, para al volver encontrarse con una Stone City siendo pasto del virus de Esgrip. He aquí la segunda etapa de su trágica historia, un Sacedog de diecinueve años de edad conoció a un chico asustado y perdido que se movía por las peligrosas calles de Stone City, Tom. Sacedog no pudo evitar verlo como una salvación para si mismo, y tenía la necesidad de hacer lo que no pudo con su hermana, cuidarle y salvarle la vida. Estúpido chico optimista... Una vez mas la vida le asestó una puñalada cuando ante su propia impotencia el joven falleció al poco de conocerlo, volviéndose en un errante mas al que debió de matar. Una vez mas no pudo salvar a alguien que dependía de él.

Una y otra vez las tragedias llovieron para él, el siguiente golpe fue encontrar yaciendo sobre la cama de matrimonio a sus propios padres, muertos por una sobredosis de medicamentos con los que se habían suicidado. Cierto era que sus padres no lo atendieron como era debido, habiéndose perdido muchos momentos de la infancia de su hijo, pero aún así, a pesar de anteponer el trabajo a su propio hijo, Sacedog los quería y ellos a él. Como la casa de sus abuelos, su propia casa estaba, o mejor dicho, estuvo llena de fotos de Sara, por loco que pareciese, a veces pensaba que aquellas fotos le observaban en silencio recordándole lo que sucedió años atrás, pero no fue aquello por lo que sus padres quitaron las fotos de la casa, fue por interés propio a no dañarse observando el rostro de su fallecida hija... Sin familia, sin hogar, sin futuro, caos, muerte, destrucción, los muertos andando por las calles como los vivos hicieron en su día... Su mente frágil estaba quebrándose a cada momento, mas aún al saber que no tenía con quien ir ahora que sus padres habían fallecido y sus tíos se habían mudado a otra ciudad que el desconocía. El siguiente golpe... Crystal... aquello fue horrible, ni siquiera quería recordarlo... El próximo golpe tras lo sucedido con Crystal, fue asestado por una mujer llamada Clara, una monja que sin motivo alguno arriesgó su vida con tal de que él se salvara, aquella fue una de las pocas veces que alguien había antepuesto al joven Sacedog a sus propios intereses, sin contar a Allen y Riliane. Poco después de eso, siendo seguido por una horda de zombies rápidos finalmente lo comprendió, no había forma de que alguien tan penoso como él pudiese salir con vida de allí, agotado, acorralado y herido quiso optar por la vía fácil al no tener nada que perder, el suicidio.

Quería hacerlo, no tenía miedo, ya no le quedaba nada, pero el cruel Dios desde los cielos tenía otros planes para él, negándole la petición de morir al rendirse a las circunstancias. Sacedog fue salvado para posteriormente reencontrarse tras muchos años después con su viejo amigo de la infancia Matt Dawson, con quien desarrollaría una serie de dudas tras cierto acontecimiento inesperado para él, pero que aún así, decidió aceptar por ser la única esperanza, el único rayo de luz al que se podía sostener en aquel profundo y oscuro océano de desesperación que lo ahogaba por dentro matándolo lentamente, y finalmente el último golpe asestado por el cruel Dios, fue el toparse con los cadáveres de los amigos que por años lo había ayudado a salir adelante de su depresiva vida, Allen y Riliane, quienes habían sido asesinados a sangre fría por una joven adolescente. Finalmente la destrucción de Stone City aniquiló por completo el lugar en el que había crecido y vivido durante sus diecinueve años, borrando todo rastro físico de su vida pasada.

Muchas cosas pasaron después de eso, buenas y malas, pero en especial buenas, conoció a gente nueva, pudo empezar una nueva vida desde cero y seguir adelante hasta que el apocalipsis mundial dio comienzo, hasta entonces, y desde entonces, no había vuelto a estar solo. Sacedog murió cierto día junto a sus amigos de Stone City, Karen y Kyle quienes dieron sus vidas por él, para que escapara de las cavernas y siguiese adelante, y también tras el asesinato de Matt y Zoey, quienes murieron a manos de él, de Nicole y Jessica poco después de descubrir la verdad de estos dos y su relación con Esgrip. Tras aceptar el seguir adelante junto a Nicole en busca de un futuro mejor para ambos, Davis Taylor continuó el legado del viejo Sacedog, siendo una persona distinta a la que originalmente fue, ahora alguien mas alegre, positivo, algo mas extrovertido y con algo mas de confianza en si mismo, iniciaría una nueva historia dejando a Sacedog y su pasado caminando a su espalda.

De no tener nada ahora lo tenía todo, amigos, novia, un futuro hijo, y una gran familia compuesta por toda clase de personas con las que caminaba hacia adelante enfrentando el día a día en busca de un buen futuro para todos en aquel hostil mundo. Sara y Tom fueron uno de los principales motivos por el que el hecho de tener un hijo con Jessica era algo que no le agradó demasiado, temía que como a ellos dos, a ese futuro niño tampoco pudiese protegerlo y salvarlo de toda amenaza, temía que su impotencia y desconocimientos le volviesen a traicionar. Temía que de llegar a fallecer el niño, él acabara sumiéndose en una profunda depresión de la que esa vez no fuese capaz de salir, temía que Jessica acabase destrozada, temía que por esto el grupo se debilitase como unidad y esto fuese causante de conflictos y problemas entre sus integrantes, temía hacer daño a otros y a sí mismo. Sus padres quedaron destrozados tras la muerte de Sara, debido a esto se encerraron en el trabajo desatendiéndole a él, el mantenerse ocupados con sus trabajos era la única vía que ellos veían para no aceptar una dolorosa realidad, no solo sus padres, sus abuelos también sufrieron mucho la pérdida pues por años no pudieron ver a su pequeña nieta crecer, y el dolor de sus padres y abuelos le repercutieron a él y a su vida y formación como persona.

Davis observó la palma de su mano pensativo, si, había cambiado mucho como persona, y también su situación, pero aún conservaba algunos miedos e incomodidades del pasado, a pesar de que aceptó finalmente su pasado tal como era y no estaba dispuesto a seguir encerrado en este, pero aún así esos sentimientos negativos... No sabía si podía evitar una tragedia relacionada con el bebé, no sabía cual era el camino a tomar, pero aún así estaba dispuesto a pesar de su poco ánimo a hacer todo lo que fuese necesario para evitar su tercera tragedia con un niño pequeño que dependiese de él, por Sara, por Tom, debía de hacer todo lo que fuese necesario para darle una vida a esa criatura que crecía en el vientre de Jessica, debía de ser a diferencia de sus padres, alguien cariñoso y atento con su hijo, debía de guiarle para que no cometiera sus mismos fallos ni siguiera su mismo camino, no quería que su futuro hijo o hija experimentase muchas de las cosas que él experimentó, quería lo mejor para él o ella en todos los sentidos posibles, si él no pudo disfrutar de la infancia, al menos quería que ese bebé disfrutase de todo lo que Davis no pudo por todas las circunstancias de su vida pasada.

Davis cerró con fuerza el puño, mirando este con determinación y el ceño fruncido, no sabía como, pero le daría a ese niño o niña todo lo que el no pudo tener, ni siquiera le permitiría que ese futuro hijo cogiese a su padre como un ejemplo a seguir, pues el mismo sabía que no era el mejor de los ejemplos para un niño... Sí, estaba claro, su salvación era ese bebé que Jessica llevaba dentro, por eso debía de protegerlo y asegurarle un buen futuro y una buena vida apostando su cuerpo y alma, aunque aquello significase luchar contra el propio Dios a fin de evitar que esa criatura viviese alguna de las desgracias que él vivió o continuase sus mismos pasos. Aquel bebé era su salvación...

La puerta de la taberna se abrió cuando M.A apareció en el porche con un saco vacío en la mano. El joven se quedó en silencio al ver el rostro serio y pensativo de Davis, quien apenas había notado la presencia de sus compañero mientras salía de las profundidades de sus pensamientos.

―¿Estás bien? ―preguntó el rubio extrañado.

―Sí, lo estoy. ―contestó con un calmado tono de voz mientras sonreía a su compañero. ―¿Nos vamos ya? Tenemos que darnos prisa.

―Am... Sí, está bien, será mejor que nos demos prisa antes de que oscurezca mas.

Davis asintió sin dejar de sonreír, y sin nada mas que decir echó a andar de camino al bosque con M.A caminado a su lado mientras iniciaban una conversación trivial.

Los pasos del dúo femenino se detuvieron en una calle vacía, carente de vida humana y no humana, allá por donde se mirase había coches por doquier, el silencio y el viento que levantaba nubes de polvo del suelo le daba un aspecto aún mas solitario a la calle en la que Eva e Inma se encontraban.

―Mira, Eva. ―alertó Inma a su compañera señalando un objeto familiar cercano a una intersección.

El dúo se acercó corriendo identificando el objeto en cuestión.

―Es la mochila de Jessica. ―dijo Eva antes de disponerse a examinar el interior de la mochila. ―Aquí están todas sus cosas, el mapa incluido...

―Bueno, nos vendrá bien tener el mapa con nosotras. ―comentó Inma. ―Será mas fácil buscarla ¿no?

―Desde mi punto de vista estamos en las mismas, la única diferencia es que ahora es ella la que se mueve por ahí sin saber en donde se está metiendo... Lo que me gustaría saber es por que demonios dejó aquí la cartera, y porque la chica esa no robó su contenido. ―comentó pensativa tratando de averiguar el motivo de porque la mochila estaba tirada en el asfalto de aquella intersección.

―No lo sé, pero creo que lo mejor será continuar hacia adelante, cuanto mas tiempo estemos aquí paradas, mas se alejará Jessica de nosotras... Espero que esté bien y que esa chica no haya dado con ella... ―comentó Inma angustiada por la situación en la que Jessica se encontraba.

Remordimientos, que fea palabra ¿verdad? y aún peor, que desagradable sentimiento... Inma no podía evitar sentirse así, Jessica tuvo que salvarse así misma de aquel chico del pico de alpinista mientras ella se quedaba tirada en el suelo apuntando con un arma cargada a aquel salvaje sin intención alguna de disparar... ¿Qué hubiera pasado si Jessica misma no se hubiese librado de aquel salvaje por su cuenta? ¿Qué hubiese pasado si hubiese tenido que volver al grupo y decirle a Davis que su pareja y su futuro hijo habían muerto ante su miedo e impotencia para apretar el gatillo y disparar contra otro ser humano? ¿Qué imagen hubieran tenido de ella los demás sabiendo que no podían contar con que ella los salvaría si un grupo de asesinos los atacaban cuando estuviesen con la guardia en bajo? ¿Qué hubiese pensado su prima de ella? Y mas importante... Si era incapaz de salvar la vida de alguien si eso suponía matar a otro ser humano, ¿podría proteger a Maya? ¿Podría hacerse fuerte?

“Te admiro Inma, realmente me gustaría ser como tú, eres un ejemplo a seguir de superación para mi.”

Una bala representada por aquella frase y la voz de Jessica perforó sin piedad el corazón de la joven Inma, quien inmersa en sus pensamientos se alejó de la realidad por unos instantes... Vehículos, edificios, el suelo sobre el que estaba parada, la presencia de Eva, todo se esfumó en un instantes para dar lugar a un enorme y profundo agujero negro que se abrió bajo sus pies extendiéndose allá a donde su vista alcanzaba, como arenas movedizas, el gigantesco pozo sin fondo bajo sus pies comenzaba a engullirla lentamente sin que esta pudiese hacer nada por evitarlo, sin apenas percibirlo...

Yo en cambio, soy débil y con el paso de tiempo me he ido volviendo aún más débil, me odio a mi misma por eso, ya casi no me reconozco...”

Desgraciadamente Jessica, yo no puedo hacer nada más que apoyarte y ayudarte en lo que pueda para cambiar la situación...

Dos disparos mas, el primero del mismo calibre que el del primer disparo, y el segundo, de un calibre mayor representado por las propias palabras de la joven culpable, perforaron el ya agujereado corazón de Inma. Hipócrita, esa fue la primera palabra que se le vino a la mente, le dijo a su amiga que la apoyaría y la ayudaría, pero a la hora de la verdad la había abandonado a su suerte... ¿Qué la admiraba? Sentía vergüenza de si misma, había fallado a la primera persona que le había dicho que la admiraba y que era su modelo a seguir... Por una vez había dejado de admirar a otros para ser ella la admirada, y le había fallado a esa persona, y de estar muerta por su culpa causaría una gran desgracia cuando tuviera que volver con Eva a la aldea y comunicar la muerte de Jessica y el bebé a Davis y al resto... Se odiaba así misma, no pudo apretar el gatillo, ni cuando el chico del pico de alpinista, ni cuando pudo tener a tiro a la chica del bate antes de darle la pistola a Eva y de que su compañera huyera del campo de batalla siendo perseguida... Si hubiera apretado el gatillo en ambas ocasiones... la situación hubiese sido distinta... Si Jessica estaba con vida no sería capaz de mirarle a la cara de nuevo, por vergüenza, y si estaba muerta, sería a Davis a quien no podría mirarle la cara, ni a él, ni al resto... Inma fue incapaz de percatarse de como el inmenso agujero oscuro estaba tragándosela ya por la altura del pecho, cuanto mas pensaba, cuanto mas se castigaba así misma culpándose, mas rápido se hundía en el pozo sin fondo...

―Solo soy una farsante... trato de aparentar fortaleza frente al resto... pero realmente soy patéticamente débil... ―susurró casi inconscientemente la ensimismada Inma con la mirada perdida en el oscuro vacío que se la estaba tragando. ―Es por mi culpa... Si fuera mas fuerte... yo...

―¡¡Inma!! ―la alertó una Eva de ceño fruncido.

―¿Ah? Perdón Eva, ¿que decías? ―preguntó sorprendida al no darse cuenta de que la había estado hablando.

La joven se quedó callada por unos instantes observando a su compañera en silencio. No había dicho nada, simplemente la había estado observando por el rabillo del ojo a medida que se quedaba completamente ensimismada, su mirada, su rostro afectado, para Eva era claro que era lo que había estado pasando durante aquellos instantes por la mente de Inma, y en el momento en que la escuchó murmurar inconscientemente no pudo evitar llamarla para que se diese cuenta de la realidad en la que se hallaba, a fin de procurar que no se hundiese mas en sus pensamientos y en la culpa y el arrepentimiento.

―Será mejor que continuemos. ―suspiró colocándose la mochila de Jessica a su espalda. ―Puede que si hay suerte no esté muy lejos y demos rápido con ella.

―Sí...

―Venga, vamos. ―insistió la joven siendo la primera en echar a andar seguida de Inma a su espalda. ―Y no te preocupes, seguro que está bien, Inma, una madre no dejaría que le pasase nada a su hijo, por él una madre lucharía con uñas y dientes. ―comentó tratando de animar a una Inma que tras unos instantes en silencio respondió afirmativamente con un tranquilo tono de voz a la espera de que aquello fuese cierto.

Aquel maldito traje... Suerte que no la habían mordido, ya era suficiente con vigilar que no la mordiesen como para tener que estar cuidando de que su traje de protección no se rompiese o rasgase por un extremo, realmente era incomodo llevarlo, por no hablar del calor que metía y lo incómodo que le resultaba llevarlo como su fuese su segunda piel... Jessica suspiró pensativa, ya estaba algo mejor, se había permitido entrar en una vivienda tras asegurarse por las ventanas que no había enemigos en su interior y descansar en un cómodo sofá mullido de piel. Ciertamente aquella vivienda era un tanto peculiar respecto al resto, estaba muy bien amueblada, de aspecto rustico y acogedor, aparentemente una familiar de cinco miembros la había habitado tiempo atrás, pero aquello no era lo peculiar en si, si no lo que encontró en el sótano de esta.

Un sótano normal y corriente, pero en este había una puerta de madera cerrada con llave, Jessica encontró la llave registrando la mesa, no estaba en los cajones, pero si en un lugar peculiar que la hizo interesarse aún mas en la habitación al otro lado de la puerta, bajo la mesa, pegada con cinta aislante la llave se encontraba. Con un sonido metálico, la cerradura cedió al giro de la llave dentro del ojo de la cerradura, Jessica sacó la llave dejándola sobre la mesa y se dispuso a abrir la puerta. Un chirrido de la puerta dejó ver una profunda oscuridad, si no fuera poco la ya oscuridad presente del sótano, la del interior de la habitación era tan basta que era imposible ver nada de su interior. La joven volvió a la mesa de trabajo, recordaba haber encontrado unas velas y unos encendedores en los cajones, rebuscando de nuevo en ellos los encontró. El sótano se tiñó de una luz anaranjada proveniente de la llama de la vela colocada en un pequeño candelabro que Jessica sujetaba por el asa.

La joven entró en la oscura estancia con la luz de la vela por delante, descubriendo una habitación pequeña hecha enteramente de madera. En las paredes, había varias láminas de madera con ganchos que no sujetaban nada, algunas cajas de cartón vacía se amontonaban en las esquinas, varias mesas de madera se localizaban al fondo y a los laterales de la estancia, con varios objetos por encima. Jessica vio en las paredes algunas fotos de grupos de hombres uniformados y armados, en la gran mayoría de ellas aparecía el hombre que salía en las fotos familiares localizadas en la planta superior de la vivienda.

―¿Era militar? ―susurró la joven mirando de cerca una de las fotografías a la luz de las velas.

La joven se acercó al fondo de la estancia hacia una de las mesas para encontrar un set de cuchillos y fundas hechas para ser colocadas en diversas zonas del cuerpo, todo colocado sobre una pequeña alfombra negra, y además, un pequeño librito, una guía de cuchillos que no dudó en coger al ver a simple vista que no reconocía los tipos de armas ahí presentes. Había un par de fundas con bolsillos de solapa, no eran muy grandes, en su interior Jessica encontró un conjunto de cuchillos pequeños, negros, duros y afilados, medían unos quince centímetros cada uno, había diez cuchillos lanzadores en cada una de las dos fundas. Por otro lado, cerca de las fundas con cuchillos lanzadores, un par de navajas tácticas militares de color negro que Jessica desplegó para verlos en toda su extensión, la hoja de ambas con nueve con siete centímetros de longitud, y aproximadamente estimaba que unos cinco milímetros de grosor, parecían estar hechas de un acero fuerte, duro e inoxidable. Y finalmente un cuchillo un tanto peculiar que no dudó en rebuscar entre las páginas de la guía, se trataba de un cuchillo Bowie al parecer, pero no era exactamente como el de la foto de la guía, por lo que continuó mirando en las páginas siguientes hasta que lo encontró. Se llamaba Boker Magnum, un tipo de cuchillo Bowie grande, poseía una hoja lisa de acero inoxidable, de veinticuatro centímetros de longitud de hoja y seis centímetros con cuatro de ancho, seis milímetros de grosor de hoja y mango de madera de trece con cuatro centímetros de longitud.

Era un buen set de cuchillos, con los lanzadores atacabas a distancia, con el Boker podías combatir usándolo de arma principal para cortar y apuñalar con su larga y ancha hoja, y las navajas se podían usar como armas secundarias en caso de no tener el cuchillo principal a mano. Desgraciadamente para Jessica, los cuchillos no eran lo suyo por el hecho de que era necesario usarlos a una corta distancia, y con su estado actual de entrenamiento y el penoso manejo con su cuchillo de supervivencia, no se atrevía a atacar a tan corta distancia y arriesgarse a ser mordida, o en caso de enfrentarse a un ser humano, a ser golpeada, desde su punto de vista, el combate con cuchillos debía de ser combinado con movimientos de combate cuerpo a cuerpo, y en eso tampoco era muy diestra... Ciertamente aquel tipo de cuchillo Bowie le permitía el atacar sin necesidad de acercarse tanto al enemigo en comparación a su cuchillo, aunque un cuchillo de supervivencia no era un cuchillo apto para el asesinato, simplemente era para eso, para supervivencia normal y corriente cuando te ibas de acampada o cosas por el estilo. Todo cuchillo podía ser usado para asesinar a una persona, no importaba si fuese un machete, un cuchillo militar, uno de supervivencia o un cuchillo de cocina, pero si no estaba adaptado para el asesinato, como era el caso de su cuchillo de supervivencia, la hoja de este era demasiado corta...

Jesscia suspiró, buscaba un arma blanca adecuada para ella, así como la lanza lo era para Davis o los Kukris duales para Nicole, pero un set de cuchillos... Con ver aquello lo primero que se le pasó por la cabeza es que con aquel juego de cuchillos al tipo de guerrero mas parecido al que se veía así misma era a un asesino. Con sus fundas para adherir las armas a cualquier parte del cuerpo, aquellos cuchillos ocultos a la vista del enemigo podían ser usados para asesinar por sorpresa, con sigilo, en silencio, a larga o corta distancia empleando los cuchillos lanzadores o las navajas y el Bowie. Con sus ojos azules fijos en el set, decidió abandonarlo por ahora allí, puede que en el futuro cuando aprendiese a manejar lo básico del cuchillo y el combate cuerpo a cuerpo regresara a por aquel conjunto de armas. Jessica abandonó la sala cerrando de nuevo la puerta con llave, y permitiéndose quitarse por unos momentos el traje protector ante su desconocimiento del nivel radiactivo del pueblo, la joven guardó la llave en el bolsillo de su pantalón y se colocó inmediatamente de nuevo el traje. Tras apagar la vela abandonó la casa para continuar buscando la manera de encontrarse con Inma y Eva.

Sus pasos la llevaron a ver algunos edificios característicos a lo lejos, como una iglesia o una escuela, además de una multitud de tabernas y algún que otro parque pequeño, hasta que finalmente llegó a una zona interesante del pueblo. Sus pasos se detuvieron a la entrada de una calle adornada con carteles publicitarios, y coloridas guirnaldas y farolillos de papel de vivos y vistosos colores en todo lo largo de la calle, puestos a izquierda y a derecha de juguetes y baratijas varias se encontraban distribuidos por toda la calle. De los balcones flores que en su día coloridas fueron, ahora marchitas asomaban como únicos testigos del tiempo transcurrido desde la festividad del pueblo fantasma. Los pasos de Jessica recorrieron la calle observando los pequeños puestos de juguetes, ropa, souvenirs, entre otros puestos relacionado con la venta de objetos. A sus pies, colorido confeti danzaba al viento bajo sus pies, aquí y allá se topaba con panfletos publicitarios de la fiestas del pueblo, idénticos al que Inma y ella encontraron en la iglesia de la aldea.

La calle la llevó a una adornada plaza con decoraciones similares a la de la calle de la que acababa de salir, en esta un gran escenario de madera que alzaba, un par de puestos de comida rápida se distribuían por la plaza, con sus mesas y sillas familiares en las que grupos numerosos de personas se habían sentado ahí durante las fiestas a comer y beber celebrando el día, mezclado con estas, puestos de juegos podían ser vistos relacionados con el tiro a la diana, a patos, pesca y juegos similares que probaban la técnica de los jugadores, mientras que otros estaban hechos para medir la fuerza del jugador golpeando unos topos de juguetes con un mazo a medida que estos se asomaban por los agujeros, golpeando una diana a fin de ver como la baliza subía indicando una puntuación para el jugador, entre otros similares, y por último juegos de la fortuna, puestos adornados con peluches, llaveros y demás juguetes que te tocaban en rifas si te hacías con alguna papeleta ganadora.

A Jessica no le resultaba demasiado complicado imaginar a niños y adultos jugando a esos juegos mientras se ofrecía alguna clase de espectáculo en el escenario y grupos de familias disfrutaban de una buena cena bajo el delicioso olor de la comida y el dulce inundando la plaza coloridamente iluminada y animada por el ambiente festivo. Pensó en como de bonito y entrañable tenía que ser ver aquel lugar en tono festivo, de noche, con las coloridas luces encendida adornando las calles y los puestos mientras la gente comía, bebía y jugaba en los puestos de la plaza, mientras en el escenario algún grupo cantaba, bailaba o hacía malabares, pero ciertamente aquella visión era algo del viejo mundo. La joven recorrió en silencio la plaza observando todo lo que la rodeaba, lentamente se acercó al escenario, una caja de herramientas y varias barras de acerco se encontraban desperdigadas a los pies de este.

―Debía de ser divertido venir por la noche a la fiesta del pueblo, un lugar en donde todos se conocen y puedes disfrutar tranquilamente con la familia y los amigos... ―susurró la joven con cierta tristeza sabiendo que un suceso como ese perteneciente al viejo mundo jamás volvería a repetirse. ―Debería de continuar buscando a estas dos. ―comentó para si misma dándose la vuelta para abandonar la plaza por uno de los caminos que hacían abandonar esta para adentrarse de nuevo en las calles.

Nada mas darse la vuelta sintió un disparo perforar el pecho, metafóricamente hablando, la joven quedó helada ante la visión que ante ella se hallaba, dos figuras masculinas carentes de traje de protección la observaban en silencio, por la actitud de estos, estaban tan sorprendidos como la propia Jessica, acababan de percatarse de la presencia de la joven. El tiempo se paró, iban armados con un par de hachas de incendio, el propio aspecto hostil de estos hizo saltar las alarmas internas de la joven mujer. Eran dos hombres de piel pálida, muy delgados y con oscuras ojeras bajo sus ojos cansados, uno llevaba la cabeza llena de rastras oscuras, y otro, algo mas alto que el hombre de las rastras, tenía la cabeza rapada. A ojos de Jessica, era un dúo masculino de aspecto sucio y desaliñado por la multitud de suciedad y manchas de sangre seca que decoraban las zonas visibles de la piel y sus harapientas ropas. Ambos la observaban con una analítica y furtiva mirada, los hombres sin mediar palabra alguna se acercaron a ella a paso lento, tanteando las posibles acciones por parte de la mujer.

Jessica, tienen pinta de guarros, están armados con hachas y te están mirando con una mirada de estar como una puta regadera, solo mírale la puta mirada de zumbados que tienen y la baba casi colgando de los labios mientras tratan de procesar la información con el limitado cerebro del que disponen, ¡¿A qué demonios esperas ahí parada?! ¡¡Reacciona!! Le gritó una voz en su propio interior, su consciencia. Jessica reaccionó de inmediato y se armó con lo primero que pilló, una de las barras de acero. Ante la hostil reacción defensiva de la mujer, el zumbado de las rastras rió con una desagradable risa que demostraba aún mas que estaban como una puta cabra. Barra de acero... ¿A qué se parece una barra de acero? Una espada... Si, había visto ya a algunos espadachines tiempo atrás, pero solo una persona se le vino de inmediato a la mente, alguien quien había captado especialmente su atención por el excelente dominio de esta.

Una imagen acudió rauda a su mente, la espalda de una mujer de rojizos cabellos portando una katana se materializó en su visión. Una espadachina ardiente con las llamas del mismo infierno, una mujer con una fuerza y determinación inquebrantable que se habría paso entre sus enemigos bañando su katana en la sangre de estos, una mujer cuyo inquebrantable espíritu la hizo seguir adelante sin importar cuan difícil fuese el camino que ante ella se hallaba, librándose de toda atadura, con su objetivo en mente, jamás retrocedió ante las inclemencias del arduo camino que recorrió. La katana, una arma tan elegante como temible que fue empuñada por multitud de poderosos guerreros de la historia japonesa, famosa por su corte y manejo, un arma cuyo filo solo podía apuntar hacia adelante estaba sin dudas hecha para una espadachina de espíritu ardiente como Ley.

Jessica buscó entre sus memorias los pocos recuerdos que tenía de Ley manejando la katana en medio de un combate o entrenamiento, con sus recuerdos claro una vez mas repitió el mismo proceso de imitación de técnica en combate y el arma del guerrero original al que buscaba imitar, como anteriormente hizo con la portadora de los Kukris duales o el lancero del grupo, Davis y Nicole. La joven frunció el ceño, sería difícil, imitar a semejante guerrera era un reto teniendo en cuenta los limitados recuerdos que tenía de ella en combate. Solo era una farsante que trataba de igualar inútilmente la técnica de poderosos guerreros y transformar sus recursos armamentísticos en copias de las armas originales que estos empuñaban. Pero aún así... no se rendiría, algún día alcanzaría a estar a la altura de poderosos guerreros que tanto sufrieron mental y físicamente las inclemencia que el cruel destino les impuso, que vivieron toda clase de alegrías y tristezas con el pasar de sus vidas, y que lucharon con incontables enemigos de distintos tipos que osaron a interponerse en sus caminos para arrebatarles aquello por lo que seguían adelante, todo a fin de volverse fuertes, adaptarse al duro y cruel mundo sobre el que caminaban, luchando por aquello en lo que creían, por aquellos a los que querían, o por aquello que querían alcanzar mas que nada en aquel horrible mundo.

No importaba como de duro fuese, cuanto tuviese que sufrir moral o físicamente, cuanto tuviese que sobreesforzarse a sí misma superando sus propios límites físicos y mentales, ella quería tener aquello que esos tres guerreros tenían en común, la determinación de sus miradas para seguir adelante sin importar cuanto los avasallasen o cuantas veces cayeran, todo a fin de luchar por el objetivo que cada uno tenía en mente. Algún día, mas tarde o mas temprano, llegaría el día en que ella misma cambiara lo suficiente como para dejar de mirar la espaldas de aquellas personas y poder, tal vez no situarse por delante de estos, pero al menos si poder colocarse al lado de ellos, viendo el horizonte que se extendía frente a aquellas miradas cargadas de determinación, pudiendo abandonar la visión de sus eclipsantes espaldas, algún día llegaría el día en que no tuviese que vivir tras la sombra de nadie mas...

La mente de Jessica se puso a trabajar de inmediato, técnicas con la katana, posición de combate, estilo de ataque de Ley vinieron a su mente desde sus recuerdos. Jessica, con ceño fruncido y objetivos enemigos ocupando su campo visual, flexionó las piernas y los codos, con la barra de acero por delante paralela a su rostro y cuerpo ladeado, echó los brazos hacia atrás apuntando con el reluciente filo de la barra a los enemigos que ante ella se acercaban sin mucha precaución. Inspiró y espiró un par de veces.

El hombre con rastras con el cabezal del hacha hacia abajo, comenzó a acercarse lentamente a Jessica mientras que con sus dedos acariciaba su perilla dibujando una desconfiada sonrisa entre sus labios, dejando tras sus pasos el chirriar del hacha por el duro suelo de la plaza.

―Oye guapa tranquila, no vamos a hacerte daño, ven con nosotros a pasar un buen rato, las mujeres deben de tener a un hombre que las cuiden.―comentó el cabeza rapada con una voz burlona.

―No es bueno que las mujeres salgan solas a la calle, necesitan salir con un hombre que las protejan. ¿Estás solita? Venga, baja esa barra y ven con nosotros, guapa. ―la invitó el hombre de las rastras emitiendo una espeluznante risa entre dientes. ―Seguro que estás asustada, nosotros te cuidaremos, somos hombres, ¿ves? Y estamos armados, no tienes nada de lo que temer. Ven con nosotros... jajajajajaja... veeeeeen con nosotrooooos. ―entonó musicalmente sus últimas palabras.

―Puedo cuidarme yo sola, no os necesito a vosotros para mantenerme con vida. Ademas... ¿Quién en su sano juicio iría con un par de merluzos armados con hachas que con esas pintas y forma de hablar y mirar dan la sensación de que están completamente zumbados? Desde luego seguridad no es la primera palabra que me viene a la cabeza al veros. Yo misma sé cuidar de mi misma. Denegaré la propuesta, por favor, seguid vuestro camino y yo seguiré el mio. ―respondió una Jessica de ceño fruncido tratando de mostrarse hostil y cortante ante aquellos dos simios del pleistoceno.

―Vaya, eres muy borde señorita. Nosotros con toda nuestra buena intención de ayudarla... ―suspiró el hombre de cabeza rapada.― Que mala educación, despreciar la ayuda de un par de buen samaritanos...

―Pero no podemos dejarla aquí, hermano. Tenemos que llevarla con el Padre, necesitamos repoblar el mundo, nosotros somos los elegidos y necesitamos mujeres para ello. ―contestó con una vergonzosa risa el otro individuo. ―Ahora está cegada, pero su santidad la hará ver el camino correcto, seguro que después nos lo agradecerá.―comentó avanzando paso a paso hacia Jessica haciendo sonar el cabezal del hacha contra el suelo de la plaza a medida que este era arrastrado, sin borrar de su rostro aquella desagradable sonrisa.

Jessica tragó saliva nerviosa, su táctica para aparentar hostilidad y hacerles a aquel par de tipos pensarse dos veces el acercarse a ella fue un completo fracaso... se acercaba... ¿El Padre? ¿Los elegidos? ¿El camino correcto? ¿Su santidad? ¿Pero de que montón de mierdas estaban hablando ese par de lunáticos? No, no es momento de pensar en esas cosas... Jessica se lanzó hacia adelante estando su rival a metro y medio de ella, con velocidad y fuerza saltó con la barra de acero sobre su cabeza antes de bajarla cual guillotina sobe la cabeza del hombre de las rastras. Un sonido metálico se escuchó cuando el cuerpo del hacha se interpuso entre la cabeza del portador del arma y la barra de acero. Jessica no se detuvo, pegó un salto hacia atrás evadiendo una patada directa al abdomen, tan rápido como fue capaz cruzó por la vera del hombre cargando un potente golpe horizontal que pulverizó parte del abdomen y las costillas del lunático que la subestimaba permitiéndose el lujo de prejuzgarla y no tomarla en serio, en consecuencia el hacha cayó de sus manos y empleando un lenguaje de lo mas vulgar se llevó ambas manos a la zona del golpe cayendo de rodillas al suelo.

Jessica se colocó a su espalda elevando la barra sobre su cabeza para darle el golpe de gracia con un rápido y fuerte impacto en la zona trasera de su cabeza, completamente desprotegida. Un grito ahogado del lunático previó lo que sería su final inminente... de no ser... Una fuerte embestida lanzó a Jessica por los suelos, a unos metros del que iba a ser su víctima, su atacante, el otro zumbado del hacha le ofreció la mano a su hermano para que volviera a ponerse en pie.

―Esa ramera... ―escupió desprecio agarrando de nuevo el hacha del suelo. ―¡Hay que castigar a esa mujer pecadora, hermano! ―comentó con rabia y fuego en los ojos.

―No, ya tenemos planes para ella. Aguanta el dolor y vamos a por ella, tú por la izquierda, yo por la derecha.

―Está bien...

Jessica tras escuchar aquello se levantó tan rápido como pudo, trataban de rodearla... Por la izquierda, uno de los hermanos, el de las rastra, la observaba con verdadera ira en los ojos, ya con su sonrisa de hiena desvanecida de su rostro. Por otra parte el tipo de cabeza rapada se acercaba por la derecha, el que aparentaba ser el mas mayor, tanteaba sus movimientos a medida que se acercaba a ella. Realmente no tenía espacio, tras ella se alzaba el escenario, si quería huir de allí debía de quitarse a uno de ellos del medio, pero por desgracia, el breve descanso que tomó en aquella casa no fue el suficiente para que su agotado cuerpo se recuperase del excesivo esfuerzo al que le impuso. No quedaba otra, volvería contra el loco de las rastras, aprovechando que estaba furioso y dolorido sería mas fácil de manejar. Corriendo de nuevo hacia su objetivo con la punta de la barra hacia abajo, rozando el suelo, se dispuso al siguiente ataque.

―¡¿Vienes a por mi cacho perra?! ¡¡Te voy a enseñar a no desafiar a un hombre!! ―le gritó dejándose llevar.

―¡¡Davie estate quieto!! ―advirtió el hermano al verlo alzando el hacha sobre su cabeza.

Jessica no se paró ante aquella visión, sabía que se estaba arriesgando, pero era la única manera de salir de aquella encerrona, de lo contrario... Con un grito de rabia el cabeza rapada hizo descender el hacha contra Jessica quien de inmediato se detuvo en seco devolviendo un rápido y potente golpe ascendente que repelió con un sonido metálico el hacha al impactar con la katana imaginaria de Jessica. El hombre se sorprendió cuando sus brazos se echaron involuntariamente hacia atrás por la fuerza repeledora de aquellos dos fuertes impactos en sentidos opuestos. Jessica a pesar de que sufrió el mismo efecto, no dudó en avanzar y cargar con todo su cuerpo contra el portador del hacha, haciéndolo caer de culo contra el suelo. El otro hermano salió corriendo tras la chica que se daba a la fuga, no la podía dejar escapar.

―¡¡Coge a esa zorra, Adam!! ―gritó el enfurecido Davie levantándose del suelo para ir tras su hermano.

La mano del hermano mayor del dúo casi alcanzaba a Jessica, tan solo un poco mas y... El hombre reaccionó a tiempo en cuanto escuchó las suelas de las botas de la chica derrapar sobre el suelo, quien agarrando la barra con ambas manos había detenido bruscamente su huida para girarse velozmente sobre si misma con el arma en horizontal a fin de barrer de un solo golpe a su perseguidor. El portador del hacha conocido como Adam saltó hacia atrás evadiendo el barrido lateral, pero Jessica no detuvo su táctica ofensiva ahí, imitando algunos movimientos básicos que Ley enseñó en los entrenamientos, la joven se lanzó con la barra sobre su cabeza, tan rápido como pudo trató de golpear a su perseguidor, quien colocó por delante el hacha como obstáculo, el primer golpe colisionó con el cuerpo de madera del arma enemiga emitiendo un sonoro golpe, y seguido de aquel, ataques descendentes provenientes a izquierda y derecha fueron rápidamente lanzados contra el enemigo, incapaz de dar un solo paso adelante al no dejar la chica de avanzar hacia él haciéndolo retroceder.

Ahí estaba de nuevo, los síntomas de la fatiga comenzaban a hacer mella en su cuerpo... Sus músculos dolían, sus brazos y piernas se quejaban ante el agotamiento, y sus pulmones no daban a basto para oxigenar el cuerpo ante las frenéticas respiraciones de la joven que una vez mas volvía a exceder su límite físico. Apretando los dientes y gritando con cada golpe, la joven trataba de ignorar las alarmas de su cuerpo ante el excesivo esfuerzo que torturaba todos y cada uno de los músculos de su cuerpo. No podía rendirse, no podía caer desfallecida ahí, de lo contrario... Para ella era obvio, la querían para tener hijos y repoblar su grupo con nuevos seres humanos, puede que fuesen un grupo reducido, si la gente de aquellos tipos estaban tan zumbados como ellos... No, no permitiría que su hijo naciese en un ambiente así y le comieran la cabeza con gilipolleces de gente que estaba obviamente tocada de la cabeza, tenían que estarlo para tener a semejantes individuos entre ellos...

Jessica seguía avanzando lanzando los golpes básicos del arte de la espada con toda la velocidad que podía sin dejar de avanzar. Su respiración, sonora y frenética comenzaba a ser dolorosa incluso para si misma, sus extremidades doloridas y agotadas la estaban haciendo ralentizarse rápidamente, a penas podía mantener en pie, piernas y brazos temblaban alcanzando un nivel crítico en la resistencia natural de la joven... No podía... no podía continuar mas... No... tenía que seguir adelante, aunque su propio cuerpo fuese contra su voluntad y la abandonase, no podía... Un fuerte dolor paralizó a Jessica al sentir un tirón en la pierna derecha y en el hombro, la joven sin entender al instante que sucedió ni el dolor que tanto había tratado de ignorar, cayó de bruces al suelo antes de finalmente gritar ante el dolor transmitido a su cerebro. El estilo de combate de Ley era realmente agotador, equiparable al de Nicole, ambos eran unos estilos de combate que precisaban de movimientos enérgicos, no solo manejando las armas, si no también moviendo el cuerpo durante el combate, puesto que ambos alternaban entre una técnica ofensiva y defensiva, aunque desde su punto de vista la técnica de Ley abusaba mas de ofensiva, atacar y seguir adelante, siendo guiada como Nicole por el instinto y la experiencia en combate.

Sus brazos temblaban violentamente al tratar de ponerse en pie, ni para eso tenía fuerzas ya, sus piernas no respondían, su cuerpo se negó a obedecerla. Hasta aquí llegó, era inevitable que la capturase... nada podía... ¡Espera! La joven se fijo en como su contrincante, Adam, permanecía observándola a metro y medio sin hacer nada. ¡¿Dónde diablos se había metido el hermano?! Una pisada se escuchó tras ella, fue voltear la cabeza aún esforzándose en ponerse en pie y lo último que su mirada captó fue el brillo de la barra de acero que la golpeó dejándola inconsciente.

Los chicos se habían reunido de nuevo frente a la taberna con todos los elementos necesarios para las hogueras, un montón de rocas medianas y varios puñados de hojas secas que Davis y M.A trajeron del bosque, y por otra parte una carretilla cargada con varios tacos gordos de madera, un par de cubos metálicos y varios baños de plástico de capacidad media que Puma y Adán cargaron hacia donde se harían las hogueras.

―Baños y cubos, eso está bien, se me había olvidado pedíroslo. ―comentó Davis observando el interior de la carretilla.

Puma soltó las asas de la carretilla que había estado arrastrando desde un trastero para acercarse al contenido. ―Bueno, a mi también se me había pasado el tema del cubo y los baños hasta que los vi tirados por la zona en al que Adán y yo estuvimos rebuscando. ―el joven agarró uno de los cubos mostrándoselo a sus compañeros. ―No es que sean muy grandes, pero si lo suficiente para asearse decentemente con dos baños de estos por persona.

―¿Crees que habrá madera suficiente, Davis? ―preguntó Adán asomándose a la carretilla.

―Si, bastante, puede que sobre algún taco de madera por lo grueso que son. También hemos traído hojas secas del bosque para que prenda mas rápidamente el fuego.

―Esto... ―la voz de M.A advirtió a sus compañeros. ―Creo que nos falta lo mas importante, el fuego.

―¿No tenías tu un mechero? ―preguntó Davis.

―En el baúl debo de tenerlo con el resto de mis cosas, pero aún así necesitaríamos algo con una combustión mas fuerte que la simple llamita de un mechero ¿no?

―¿No sobró algo de combustible que Nicole y tú sacasteis de los vehículos? ―preguntó Puma recordando que aquel combustible fue usado para crear las antorchas y las molotvs.

―Creo que quedó un poco... ―comentó Davis pensativo.―Pero no tengo ni idea de quien lo guardó. Nicole fue la primera en usarlo para las antorchas, y después Inma y Jessica para las molotovs, ellas debieron de guardarlo en algún sitio... Creo que se dejó la garrafa guardada en algún lugar de la taberna. ―dijo Davis creyendo recordar el lugar en cuestión. ―Iré a ver.

No pasaron ni un par de minutos cuando Davis volvió con sus compañeros, y ante ellos agitó la garrafa escuchando el líquido que indicaba que aún había en su contenido, aunque muy poco.

―Bueno, aunque sea poco será suficiente para iniciar el fuego, un pequeño chorrito en cada hoguera será mas que suficiente. ―comento M.A echando un vistazo a los barriles que aún permanecían sobre la carreta de madera. ―Tendremos que ir descargándolos con cuidado y hacer cuatro fogatas, una por barril.

―Pues vamos a ponernos manos a la obra queda mucho por hacer aún. ―comentó Davis siendo el primero en dirigirse a la carreta.

El grupo bajó con sumo cuidado los bidones, y una vez en el suelo emplearon todos los elementos de los que disponían para la creación de la hoguera, aunque por supuesto, esto no fue fácil, nada fácil, les tomó varios minutos percatarse de que los elementos de los que disponían no eran del todo suficiente, incluso de que el propio desconocimientos de estos para crear un tipo de hoguera como la que necesitaban les estaba causando grandes quebraderos de cabeza, no era tan fácil como habían imaginado en principio. Mas materiales y mas mano de obra fue necesaria, fallaron varias veces en el proceso de la hoguera, obligándoles en varias ocasiones a tomar otras medidas y probar nuevas cosas para su construcción, hasta que algo mas de media hora después de haberse iniciado el trío masculino con aquella laboriosa labor de crear la hoguera, esta finalmente fue terminada.

La cara de “Poker Face” de Adán era todo un poema para aquel avergonzado trío que no tardó en percatarse del peculiar y sincero rostro del joven que no decía nada y al mismo tiempo les decía mucho. En silencio, el joven observó sin un mínimo cambio en su rostro la rudimentaria y peculiar “hoguera” que los adultos habían creado tras mas de media hora de fallidos intentos y de probar mil y una formas de hacerla. Habían cavado con una pala cuatro agujeros en el suelo con una determinada profundidad, y en el había echado las hojas, madera y un chorro de gasolina que hicieron arder con una hija que M.A quemó con su mechero, tras eso cogieron un rollo grande de alambre y cortaron con unas tijeras cuatro piezas cuadriculares de un tamaño algo mas grande que los agujeros del suelo, los cuales tenían una circunferencia algo mas pequeña que la del culo de los bidones, para después colocarlo sobre los agujero la redes de alambre sujetos con piedras grandes y colocar por último los bidones sobre los agujeros cubiertos por el alambre.

―Wao, estáis hechos todos unos Macgyvers... ―pronunció Adán. ―Me sorprende vuestro ingenio...

El comentario sarcástico del joven Adán fue dicho con tanta seriedad y desgana que les sentó al trío como un dardo envenenado que acertó de lleno en lo mas profundo del orgullo masculino del trío, y que lo dijera un niño a unos adultos era aún mas hiriente. Las reacciones vergonzosas fueron mas que evidentes para Adán. Davis se rascaba la nuca mientras miraba avergonzado el barril mas cercano a él como si con él no fuese la cosa. M.A echaba la mirada al suelo mientras daba golpecitos a este con su bota, aparentando estar distraído. Y Puma... lo observaba de brazos cruzados aparentando un fingido orgullo silencioso ante el trabajo que habían realizado.

Adán suspiró pesadamente al ver aquellas tres reacciones. ―Bueno, menos es nada... mientras no se hunda por su propio peso en el agujero y el agua se caliente estará bien. ―comentó sin mucha esperanza en las dotes ingeniosas del trío masculino.

―Bueno, el agua se está calentando... ―afirmó Davis viendo el vaho salir de los bidones.―Por lo menos el trabajo está hecho... Lo bonito no siempre es bueno, mientras cumpla su función es suficiente... ―comentó el joven antes de aclararse la garganta aún recuperándose del dardo envenenado de Adán.

―Si, claro...

―Bueno, ahora a esperar a que se caliente. ―comentó Puma. ―Llevará un rato. Somos diez personas y solo tengo cinco baños, he pensado que como faltan cinco cubos podríamos asearnos por turnos, y mientras unos se bañan en las casas, otros van cenando.

―Ya veo. ―comentó M.A pensativo. ―Entonces podríamos hacerlo así, Davis y Jessica se asean en el baño de su casa usando tres cubos, uno para enjabonarse y dos para aclararse, mientras que en la otra casa, Adán podría asearse con los dos restantes, usando uno para enjabonarse y otro para aclararse. Para enjabonarse con un baño sería suficiente, solo se necesita algo de agua para humedecer el cuerpo y la esponja y extender bien el gel por el cuerpo. Después de Davis y Jessica, puede ir tras ellos Alice y yo, y tras Adán tú, usando el mismo número de baños para cada uno. Después Maya e Inma, y por último Nicole y Eva. Quienes no estén aseándose pueden estar cenando o haciendo tiempo con cualquier otra cosa. ―planteó M.A el sistema de turnos que podrían seguir para ir en orden al baño.

―Me parece bien. ―contestó Davis. ―¿Y qué vamos a hacer para cenar?

―Bueno, no soy quien para hablar, nadie valora mis artes culinarias, y lo que mejor se me da hacer son pasteles de zanahoria y carne muy hecha. ―contestó Puma con un suspiro.

―Demasiado hecha diría yo, carbonizada... ―susurró M.A para si mismo.

―¿Decías algo?

―Nada, nada... ¿Y tú Davis? ¿Sabes cocinar algo? ―preguntó el joven reposando en su amigo todas sus esperanzas a fin de que el Master Chef Puma no se acercara a los fogones a menos de diez metros de distancia.

―No sé mucho, la verdad. Mis conocimientos de cocina son bastante limitado, hacer cualquier tipo de pasta, hacer tortillas, o revueltos mejor dicho ya que normalmente se me suelen romper en la sartén... y freír filetes principalmente, y alguna cosilla mas suelta, pero no creas que mis conocimientos van mucho mas allá. ―comentó Davis.

―Ya... Bueno, yo tampoco tengo muchos conocimientos mas allá de calentar algo en un microondas...

El trío se quedó callado pensativo, entre que no eran muy buenos cocinando y sus conocimientos eran bastante limitados, tenían bastante claro que no serían capaces de hacer platos combinados y nutritivos como la cena que Nicole preparó la noche anterior.

―¿Porqué os complicáis tanto? ―preguntó Adán sin entender el dilema.―Si no sabéis combinar recursos, haced algo tan fácil como calentar una lata de carne o de cualquier cosa siguiendo las instrucciones de la lata y ya está, no hace falta que la cena que hagáis tenga que tener de todo para que nos de todo tipo de nutrientes como el combinado que hizo ayer Nicole. Cuando las chicas vengan solo querrán comer, no les importará que sean unas albóndigas caliente a que sea un plato de pescado con verduras y acompañado de frutos secos y alguna cosa mas.

―Cierto, solo tenemos que coger una lata de carne, echarlo a calentar e ir dándole vueltas para que no se queme hasta que esté calientes, y después servir. ―comentó M.A dándole la razón al joven.

―Pues ya está, vamos a ver que hay y preparemos la cena para cuando vuelvan las chicas de la expedición. ―dijo Davis dirigiéndose hacia la taberna.

―¿Y el agua? ―preguntó Adán.

―Déjala ahí calentándose, no pasará nada, solo nos tendremos que asomar de vez en cuando para ver el estado del fuego y ya está. ―contestó Puma.―Vamos.

―¡Vale! ―respondió Adán antes de correr hacia el interior de la taberna siguiendo a los chicos.

―Por cierto Adán, ¿como sabes quién es Macgyver?

―Mi hermana me dijo varias veces que no me vendría mal ser algo ingenioso y convertirme en un Macgiver, que me sería útil saber hacer cosas por mi mismo. Le pregunté un día quien era ese tal Macgiver y me estuvo contando la historia, y que significa el compararse con él, por eso lo sé. ―contestó siendo el último en entrar en la taberna, prosiguiendo su conversación en el interior de esta.

Los pasos de Inma y Eva no se detenían, aún sin mucho conocimientos seguían con la búsqueda de Jessica. Sus pasos las llevaron a encontrar un edificio en cuestión que les resultó interesante y que Eva no dudó en marcar en el mapa, una casa rural en la que podrían vivir todos juntos cuando tomaran el pueblo, y aunque le gustaría comprobar su interior, no tenía tiempo para ello, debía de continuar la búsqueda.

―Este sería un buen lugar para asentarnos y pasar la noche. ―comento Inma viendo el edificio destinado al turismo en el pueblo. ―Se ve espacioso desde fuera.

Desde el exterior se podía ver erguirse una construcción rectangular hecha de piedra blanca rodeada por una valla de madera y un caminito de piedras que dirigía a los visitantes hasta la puerta de madera de la casa. Por su construcción se podía ver que además de la planta baja había un par de plantas superiores mas. Dando un rodeo rápido a la edificación, saltando el vallado, Eva e Inma vieron que todas las caras del edificio tenían varias ventanas, y un par de terrazas pequeñas. Un jardín casi seco con flores, arbustos, plantas varias y árboles rodeaban toda la edificación, y tras esta se hallaba una piscina mediana cuyo agua estancada estaba llena de hojas secas flotando sobre esta, no muy lejos de esta, había un gran árbol con un par de columpios de madera colgado. Al lado izquierdo y derecho de la casa había un porche de madera con unas mesas y sillas que daban al jardín, así como en el lado trasero de la casa que daba a la zona del jardín en la que se localizaba la piscina. En el lado izquierdo de la casa se encontraba un pozo con su sistema de poleas para sacar el agua que en su interior de hallada, y una especie de trastero en donde se encontraban varias maquinas para el cuidado del jardín y algunas herramientas, y en el lado derecho, un tocón de árbol con un hacha clavado, y cerca de este varias pilas con tacos de madera para cortar y usar para alimentar el fuego de la chimenea, además de una fuente de piedra sucia por la que ya el agua no salía y un edificio secundario de madera, un pequeña bodega.

―Es grande y espaciosa, al menos desde fuera, y se ve que la construcción es buena con solo dar una vuelta y observar el jardín y los alrededores de la casa. ―comentó Eva pensativa. ―No tenemos tiempo para inspeccionar su interior, pero ya solo con ver su exterior y su equipamiento me parece que es un sitio seguro y espacioso donde podríamos vivir todos al tomar el pueblo.

―Si, yo estaría a favor de mudarnos a este sitio, seguro que el interior debe de disponer de varios baños, habitaciones, cocina, un amplio salón y demás zonas bien amuebladas, o por lo menos un interior decente. ―contestó Inma. ―¿Apuntaste este sitio en el mapa?

―Claro, cuando queramos volver solo habrá que seguir el mapa, ya volveremos en otro momento. Continuemos buscando a Jessica.

―De acuerdo.

Los pasos de las féminas continuaron moviéndose por el pueblo, observando algunos lugares interesantes o de referencia que Eva fue apuntando, como el “Pink Paradise” era bastante obvio que con ese nombre y la simple fachada del edificio, el local no podía ser otra cosa que un puticlub, pero aunque no fuese interesante para ellas, no dejaba de ser un posible punto de referencia, por lo que no dudó en apuntarlo en el mapa. Eva también añadió un gran descampado situado por la zona y una anotación según una señal que hallaron que indicaba por donde se localizaba el cementerio mas cercano al pueblo, así como añadió además algún que otro mercado pequeño y bar de por la zona.

―¡Eva, mira lo que he encontrado! ―anunció Inma a su compañera quien algo mas apartada guardaba el mapa en la mochila. ―¡Eva!

―Ya va, ya va... ―contestó acercándose a paso ligero.

―¿Crees que esto es una señal de Jessica? ―preguntó la joven señalando la cosa en cuestión.

En el suelo, a metro y medio de las chicas, un par de toallas enrolladas y dobladas formando una flecha que apuntaba en una dirección.

―Solo a ella se le podría ocurrir una señal tan clara y peculiar... ―suspiró Eva ante la curiosa marca del suelo.―Mientras no la hallan encontrado los salvajes esos... ―Eva suspiró una segunda vez. ―Creo que tendré que hablarle de la sutileza de estas cosas, podría haber hecho lo mismo como con la otra señal que hizo colocando de aquella forma aquel trozo de madera afilado y los zombies muertos que dejó...

―Bueno, esta es la segunda señal que encontramos, eso quiere decir que sigue bien. ―contestó Inma con un tono mas animado en la voz. ―Las toallas debe de haberlas cogido de una de las casas de la calle esta.

―Si, supongo que debió de parar a descansar, debió acabar agotada tras acabar con todos esos podridos... ―comentó pensativa.

―¿Sucede algo?

―No, no es nada, es solo que estoy algo sorprendida del ingenio de Jessica y hasta a donde ha llegado ella sola. Aquel trozo de madera afilado era un extremo de una lanza casera que tuvo que usar para matar a todos eso zombies. También de alguna manera escapó de la chica del bate de béisbol y ahora nos deja señales intuyendo que la estamos buscando. La verdad es que debo de confesar que no la imaginaba haciendo esas cosas, ni que continuara moviéndose por su cuenta, creía que se encerraría en una casa a esperar hasta que la encontráramos siguiendo sus señales... ¿Porqué continuará moviéndose?

―Posiblemente porque esas señales que deja también pueden encontrarla esos salvajes, puede ser que se esté dirigiendo de alguna forma a la farmacia para encontrarse con nosotras, o tratando de guiarnos hacia su posición en caso de que este buscando algún lugar seguro desde donde vigilar quien ha estado siguiendo sus rastros y tener una forma de huir de haberla estado siguiendo los salvajes en vez de nosotras. Si se encerrara en una casa a esperar y tocaran a la puerta esos niñatos en vez de nosotras, no podría huir en ninguna dirección. ―comentó Inma tratando de pensar en el motivo de Jessica para continuar moviéndose en vez de esperarlas en algún lugar.

―Si, suena lógico eso, probablemente tuviera alguna de esas dos ideas en mente, aunque optaría por la segunda.―respondió de inmediato Eva.

―¿Por qué la segunda?

―Obviamente Inma, porque nosotras tenemos su mochila con el mapa, sin el mapa no sabría llegar a la farmacia.

―Ah, cierto, lo había olvidado por completo. Entonces si está andando a ciegas lo único que podemos hacer es seguirle el rastro y ver a donde nos lleva.

El dúo continuó en dirección a la que la flecha indicaba, haciendo a Eva sacar el mapa un par de veces para añadir la ubicación de una iglesia y un colegio que vieron mientras buscaban a su compañera, hasta que llegaron a una zona peculiar, una calle de ambiente festivo.

Le dolía la cabeza, a sus oídos llegaban unas voces masculinas conversando... ¿Qué le había pasado? Lo recordó al instante, aquel par de hombres, la pelea, el golpe... Jessica aunque despierta y consciente, decidió no abrir los ojos, probablemente pensaran que seguía inconsciente, debía de pensar en algo teniendo en cuanta su circunstancia, si sabían que ya estaba despierta quizá trataran de hacerle algo.

―¿Porqué demonios llevaba el traje de protección? Ni en este pueblo ni en todos sus alrededores hay radiación, salvo en la aldea esa pequeña que hay antes de llegar a Rockrose, pero incluso allí los niveles son mínimos. Prácticamente toda la zona que ocupa el bosque está libre de radiación.

―Idiota, ¿tú por qué crees? Tiene que venir de fuera del bosque, de la ciudad probablemente.

―Ah, cierto, es posible, si... ¿Estará sola?

―Mmmm... No tiene pinta de ser capaz de sobrevivir sola recorriendo la distancia desde la ciudad mas cercana hasta aquí, por el camino hay muchos podridos, mutantes y bandidos, si viajara sola ya la habrían matado, ¿no crees?

―Si, si, tienes razón, tú eres el listo hermano, así que tienes razón.

―Claro que soy el listo, tu saliste como el tonto de la familia, no puedes entender algo tan simple como esto por ti mismo.

―Jajajajajaja, si, hermano, es verdad.

Dejando de lado la estupidez humana que dejaban patente a través de aquella conversación y las estúpidas risitas del lunático de las rastras, Jessica tardó un poco en darse cuenta de que no llevaba puesto el traje de protección, se lo tendrían que haber quitado mientras estaba inconsciente, y apostaba a que su cuchillo de supervivencia también. Por otra parte, ¿casi todo el área que ocupaba el bosque estaba libre de radiación? Si eso es cierto, entendería el motivo por el que iban por ahí sin trajes, eso era una notifica fenomenal, haría mas habitable el tema de asentarse en aquel pueblo.

―Argh, esa maldita jueza... Tenemos que venir aquí a robar para pagar sus malditos impuestos... No es que haya una distancia muy grande entre este sitio y nuestro pueblo, una hora a pie, pero igualmente es un fastidio...

―Esa perra mal parida... Dios la castigará por su avaricia, ¿verdad, hermano?

―Por supuesto, a cada perro le llega su día, y ella no es especial, también le llegará su castigo divino.

―Jajajajajaja, si, claro que si, a todos le llegarán su castigo. Hermano, voy a salir a mear afuera, en el ayuntamiento no hay baños.

―Está bien, y date una vuelta, quiero estar un rato con ella, como te dije, la voy a preparar para su función como mujer.

―Jajajajaja, vale hermano, vale. ―aplaudió el hombre antes de abandonar la estancia.

Aquella conversación sugería obviamente que la iba a violar, no había que ser muy inteligente para percatarse de lo que significaba prepararla para su labor como mujer... Aunque desde luego hablando de inteligencia, aquel par de simios no parecían estar muy dotados de esta, especialmente el risitas... La joven pudo escuchar el sonido de unos pasos dirigiéndose a su posición, debía de hacer algo... ¡¿pero el qué?! Lo único que sabía de su circunstancia es que estaba sin su traje, desarmada y tirada en el suelo del ayuntamiento. La joven entreabrió los ojos para buscar disimuladamente una salida o objeto contundente con el que defenderse, pero...

―¿Ya estás despierta? ―preguntó el hombre a menos de un metro de distancia situado delante de ella.

¡¡¡Mierda!!! La había visto claramente entre abrir los ojos, ya no había escapatoria, a no ser... Jessica hizo el ademán de levantarse para echar a correr y alejarse, pero viendo sus intenciones, Adam se abalanzó contra ella para propinarle un empujón que la devolvió de nuevo al suelo, impidiendo su tentativa de ponerse en pie y huir hacia alguna dirección lejos de él. Jessica observó al hombre colocarse encima de ella instantes antes de que esta la agarrara de las muñecas para impedirle a Jessica que lo golpeara.

―Vaya, te haces la dura ¿no? Eso está bien, una mujer que se resiste y lucha hasta el final aún con todas las de perder deberá de dar a luz a niños fuertes. ¿Cómo llamaremos a nuestro primer hijo? ¿Qué tal Michael? ―preguntó antes de reír y besar el cuello de la joven, quien de inmediato reaccionó dejándose llevar por el pánico y el asco del momento.

―¡¡Sueltame!! ¡¡¡SUELTAME!!! ¡¡¡¡QUE ME SUELTEEEEEES!!!! ―gritó la joven incapaz de apartar al hombre que tenía encima.

El hombre rió.― Vamos, vamos, es sexo, el sexo siempre es placentero, sea violación o no. Le pediré al padre que seas mi esposa, tendremos muchos niños, como antiguamente. ¿Ocho te parece bien? Tendremos mucho trabajo. ―volvió a reír mientras metía la mano bajo la camiseta de la joven para tocar sus pechos. ―Vamooooooos... No me hagas pegarte... Intento ser cariñoso con mi futura esposa y la futura madre de mis hijos, pero si no me haces caso tendré que hacer que me respetes a tortazos.―contestó antes de agarrar violentamente a Jessica de la barbilla mientras que con la otra mano agarraba uno de sus pechos.

Su ropa y cuerpo olían mal, sus manos eran ásperas y muy grandes parecían estar hechas de lija en vez de piel, por no hablar de que el aspecto de sus uñas negras y largas le producían verdadera grima. La joven no podía evitar arrugar la nariz cuando el fétido aliento del hombre le daba de lleno en la cara cuando este se acercaba a ella para hablarle de sus gilipolleces mientras la sobaba para ponerse cachondo, aunque sobar no era precisamente la palabra, le estaba agarrando de uno de sus pechos con fuerza, como si fuese una esfera, un objeto, en vez de una masa de carne blanda y suave a la que acariciar. Era realmente desagradable, incluso doloroso por la manera en la que tocaba su cuerpo.

―¡¡¡PARAAAAAAAA!!! ―gritó la joven antes de recibir un sonoro guantazo que ladeó con violencia su rostro.

―Eres tú e me has obligado a esto ¿te diste cuenta? No quiero pegarte pero tú no me dejas otra opción. ―contestó con voz que expresaba una falsa preocupación. ―Te tomaré como mi esposa, calentarás mi cama, harás la comida para cuando llegue de trabajar, y cuidarás de nuestros hijos como buena mujer haría mientras su esposo está ahí fuera trabajando. ―En respuesta a aquello, Jessica le escupió a la cara. El hombre se limpió el escupitajo lentamente con la mano antes de mirarla y volverla a golpear propinándole otro guantazo.― Aprenderás a respetar a tu futuro marido, mujer.

Un conjunto de sonoras bofetadas cruzaron a un lado y a otro el rostro de Jessica hasta que esta dejó de defenderse. Entre rápidas y agotadas respiraciones, el hombre permaneció viéndola temblar y sollozar como un animalito asustado.

―Así está mejor. Da gracias a que te prepare para tu labor como mujer, deberás de dar a luz a futuras generaciones como las otras mujeres, ese es vuestro principal deber, ese y cuidar a los niños del futuro mientras los hombres trabajamos duramente.―contestó antes de besar el cuello de Jessica de una forma verdaderamente asquerosa, haciendo ruidos con los labios.

La joven no hizo nada, no se movió, sus ojos llorosos permanecieron clavados en el techo de madera del edificio mientras era besada y tocada de formas rudas y asquerosas, sintiendo como su cuerpo era utilizado para excitar al hombre previo a que este la violase, nada podía hacer... o eso creía.Inconscientemente su mano sintió la la forma de un objeto pequeño que permanecía oculto en uno de los bolsillos de su pantalón, sabía lo que era. Su corazón latía con fuerza, tan rápido que incluso ella era capaz de escucharlo resonando en su interior... ¿Lo iba a hacer? No era capaz de imaginárselo, nunca antes había hecho algo como eso, ¿sería capaz? Jessica sacó el objeto metálico del bolsillo lentamente. Tenía miedo, lo iba a hacer, si no lo hacía entonces... La joven cerró con fuerza sus ojos y su mandíbula sintiendo las manos del hombre tocarla bruscamente. Sus respiraciones y sus latidos iban tan rápidos que sentía que su cuerpo estaba a punto de explotar... ¿Puedo hacerlo?... Puedo hacerlo... ¿Puedo hacerlo? ... Puedo... ¿Puedo? ... Si, puedo... ¿De verdad puedo? ... ¡¡PUEDO!!

Jessica abrió los ojos con violencia dejando por unos microsegundos toda racionalidad de lado, impulsándose por el miedo, el dolor, el asco y el odio en tomar sin pensar en nada la siguiente acción. La mujer gritó clavando sus ojos abiertos de par en par en los del hombre, quien no pudo evitar sorprenderse ante la reacción de la mujer deteniendo así los tocamientos echándose hacia atrás para mirarla al rostro, a aquellos ojos azules intensos que se clavaban en los suyos propios como dos afiladas dagas. Fue rápido, tan rápido que ni Jessica ni Adam pudieron procesar la información del momento. Un rápido movimiento, un sonido líquido, algo caliente escurriendo por la mano de la joven...

―¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAARRRRRRRRRGGGGGHHHHHHH!!!!!!!

Un sonoro y grave grito salió de los mas profundo de la garganta del hombre al momento en el que el cuerpo metálico y dentado de una llave penetró con violencia el ojo derecho de Adam, penetrando en su totalidad en el globo ocular dejando únicamente su cabezal, el cual sostenía Jessica fuera de este. La joven aún dejándose llevar por el momento, no dudó en usar una llave como debía de usarla. Un segundo grito de locura y desesperación acompañó al giro de un cuarto de muñeca de la llave antes de que esta saliese de un tirón de la cavidad ocular arrastrando al perforado ojo consigo, sacándolo así e su lugar de reposo natural. La sangre salió proyectada a las ropas y rostro de Jessica, tiñéndose del rojo carmesí de su víctima. Con el ojo colgando, Adam gritaba como un animal salvaje herido presa del pánico frente a un carnívoro dispuesto a comérselo con vida tras herirlo y acorralado.

Con aquel sujeto gritando como un cerdo, Jessica embriagada por el frenesí del momento, dejando su cordura y capacidad racional completamente olvidada, unió su grito de rabia, locura y desesperación al del cruelmente herido Adam antes de abalanzarse contra este y perforar su garganta una y otra, y otra, y otra vez con la llave dentada. Mas y mas sangre salía salpicada a su rostro y vestimenta, sus manos bañadas en el cálido fluido interno de su víctima no terminaban de hundir la dura y afilada llave en la garganta del hombre agonizante. Ojo izquierdo, mandíbula inferior, garganta, pómulo, rostro, la llave perforó y desgarró una y otra vez el rostro de Adam cubierto en sangre incluso después de que este ya llevase varios segundos muertos, Jessica no paró hasta que unos rápidos pasos la hicieron dejar de gritar y alarmarse.

Davie entró corriendo a la estancia elegantemente adornada del ayuntamiento en el que dejó a Adam con la chica, en el suelo, el cadáver con la cara y cuello desgarrados y perforados de su hermano cruelmente se hallaba tirado. Sus piernas flaquearon, la mujer no estaba en la sala, sollozando y gimoteando como un niño cayó de rodillas ante el cuerpo de su hermano. Completamente desesperado incapaz de dejar detener su llanto observando el cadáver, no fue capaz de percatarse de la silenciosa presencia que salió de entre las sombras. Jessica, con su rostro oculto en sombras y rostro y ropas ensangrentadas se paró tras el hombre arrodillado sin desvelar sus paso, alzando sobre su cabeza el hacha de incendios de Adam se dispuso para acabar con el último de los hermanos.

Un escalofrío recorrió la espalda del desconsolado Davie, al tiempo que unas intensas respiraciones llegaron a sus oídos, fue entonces que lo entendió, pero ya era demasiado tarde para cualquier clase de reacción. El hacha cayó cual guillotina sobre su cabeza incrustándose en su cráneo y matándolo en el acto. Lo mató de aquel único tajo, pero aún sí, Jessica sacó el cabezal del hacha y volvió a asestar hachazos aleatorios contra el cuerpo del joven muerto, cuello, cabeza, brazos, piernas, torso... En el proceso en el que sus lágrimas no dejaban de salir de sus ojos y ella no dejaba de gritar de rabia, varias extremidades del individuo fueron amputadas mientras estas se bañaban en el charco de sangre que expulsaba el cuerpo maltratado. Finalmente todas las fuerzas de Jessica se desvanecieron, y el hacha resbaló entre sus dedos cayendo al suelo con un sonoro golpe.

La sala hecha enteramente de madera era bañada por las anaranjadas luces del atardecer, proyectando un espeluznante juego de luces y de sombras en la silenciosa estancia en la que dos cadáveres yacían bañados en su propia sangre, uno de ellos, con extremidades mutiladas y desperdigadas por el suelo envolvía la sala en una lúgubre y pesada atmósfera. Salpicaduras de sangre decoraban suelo, techo, paredes y mobiliario, y en mitad de la estancia, la joven bañada en la sangre de sus víctimas permanecía de pie frente a estas, con la cabeza agachada incapaz de procesar todo lo sucedido. Su cuerpo temblaba, su mirada perdida en su propio reflejo materializado en el charco de sangre bajo sus pies reflejaban la imagen de una chica de cabellos alborotados, ojos hinchados por el llanto y cara pintada con los colores de sus víctimas. No parpadeó por varios segundos, se sentía bloqueada, sus agitadas respiraciones y pulsaciones comenzaban a tomar el ritmo natural.

¿Qué? ¿Qué sucedió? ¿Ah? Poco a poco, su mente comenzaba a funcionar haciendo que la joven se fuese percatando de la situación. ¿Qué es ese olor? ¿Qué es ese rojo? ¿Porqué estoy manchada de rojo? Los recuerdos de ambos asesinatos penetraron su mente sin clemencia alguna. Con los ojos abiertos de par en par y lágrimas asomando de estos en respuesta a los recuerdos que avivaron en su mente, la joven cayó arrodillada en el charco de sangre bajo sus pies. ¿Yo hice esto? ¡¿Fui yo?! ¡¿Cómo?! La joven comenzó a temblar violentamente incapaz de quitar la mirada de su propio reflejo en la sangre... La sensación de la carne perforada y desgarrada... El sonido de la sangre, su olor y textura saliendo e impregnando su piel... Los gritos de agonía... Los arañazos... Aquellos ojos asustados... El sonido de los huesos rotos... La hoja del hacha atascándose entre las costillas de su víctima... Todo... Lo recordaba ahora todo... La joven se abrazó así misma incapaz de contener sus lágrimas y tratando inútilmente de calmar su temblor. Ella era una asesina. Lo había hecho, había matado a un par de seres humanos que ante la situación habían estado resistiéndose mientras gritaban en agonía, había sentido a través de las vibraciones de las herramientas que utilizó como arma lo que era matar a un par de seres humanos de forma lenta y horrible.

Sus ojos se despegaron de su reflejo y ascendieron para ver al par de cadáveres que yacían próximos a ella. ¿Cómo había gente que podía matar a otros seres humanos sin siquiera pestañear? Era horrible, aquella sensación... Matar a un zombie y a un ser humano eran cosas radicalmente distintas, un zombie no luchaba para no ser asesinado, no gritaba, no te miraba con pánico en la mirada, no respiraba de forma agitada ante el sobreesfuerzo de luchar contra alguien que trata de asesinarte, pero un ser humano... Un ser capaz de hablar, de pensar, de sentir, que lucha por su vida, que ha vivido y que en algún momento ha entrado en la vida de alguien, una persona que fue o es amado, que tiene una vida, que tiene tanto en comparación al cascarón vacío e insensible que es un muerto viviente que ni siente ni padece... La joven se puso en pie tambaleándose, con brusquedad limpió sus lágrimas ensuciándose aún mas el rostro con la sangre de sus víctimas. Su mirada aterrada era incapaz de evadir contacto con aquel par de cadáveres... ¿Está mal lo que hizo? No, fue en defensa propia, si no hubiese hecho aquello, quien yacería violada y asesinada en aquel suelo de madera sería ella en vez de aquel par de individuos...

La joven sacudió con brusquedad la cabeza cerrando con fuerza los ojos y la mandíbula. Tras unos instantes cabizbaja con los ojos cerrados, los volvió abrir, y dudosos observaron de nuevo los cadáveres. ―Eran ellos o yo, no hice nada malo, salvé mi vida. ―pronunció con un débil hilo de voz a fin de convencerse así misma de que no había hecho nada malo, salvar su vida no era malo.

La joven comenzó a sentirse mareada cuanto mas tiempo pasaba en aquella sala, comenzaba a sentir nauseas. Ante las respuestas internas de su cuerpo, la joven salió corriendo del edificio para vomitar fuera, no podía seguir viendo aquello mientras sus pulmones se llenaban del fuerte olor a sangre.

El silencio inundaba los alrededores del ayuntamiento, el cielo oscurecía llenándose de nubes mientras el gran astro desaparecía en el firmamento. Los árboles mecían sus hojas con el movimiento del viento, y en las escaleras que llevaban al ayuntamiento, Jessica se hallaba sentada en uno de los escalones, hecha un ovillo abrazada a sus piernas y con el rostro oculto, tratando de calmarse así misma sintiendo el movimiento del aire rozando su piel y el denso silencio que la rodeaba. La soledad la rodeaba por completo, con sus ojos cerrados era incapaz de alejar aquella imágenes de su mente, y el olor de la sangre que teñía su piel y vestimenta no ayudaba en el proceso de querer olvidar lo que allí dentro había sucedido.

Un conjunto de rápidos pasos atraídos por los gritos de Jessica al momento de asesinar a los dos hermanos rompieron el silencio que hasta entonces había reinado en el lugar, Jessica aún habiéndolos escuchado no reaccionó de ninguna manera, su mente estaba demasiado nublada combatiendo los persistentes recuerdos que cualquier otra interferencia por parte del mundo exterior no le era de importancia. Los pasos se acercaron cada vez mas aminorando su velocidad, ascendiendo los escalones, hasta que finalmente se detuvieron frente a ella.

―¿Jessica?

La voz de Eva hizo que el cuerpo de la joven reaccionara con un leve sobresalto, aún así, no la miró al momento, la joven tardó unos segundos en abrir sus ojos y ascender la mirada para ver a Inma y a Eva frente a ella con un rostro claramente preocupado, aunque por supuesto, ¿quien no lo estaría si la veían manchada con tanta sangre? Lentamente, muy lentamente, la joven de ojos vidriosos se puso en pie, sin poder soportarlo mas se lanzó a los brazos de Eva, quien de inmediato la correspondió. No sabía que había pasado, no lo entendía, pero tanta sangre no podía ser de Jessica, si hubiese perdido tanta sangre estaría muerta, eso es lo único que sabía. Sin reparo alguno la joven rompió en un sonoro llanto.

―¡¿Jessica?! ¡¿Qué sucedió?! ―preguntó la joven sin dejar de abrazar a la desconsolada Jessica.

―Yo... esos hombres... dentro... ―No era capaz de responder, se encontraba demasiado alterada para ello. ―Allí dentro... ―señaló a la entrada abierta del ayuntamiento.

Dejando momentáneamente a la chica en las escaleras, Eva e Inma ascendieron los peldaños ingresando en el edificio, no les bastó entrar demasiado para que el olor a sangre las alertara. Con cautela y seguidas por su olfato las jóvenes mujeres dieron con la macabra escena de asesinato.

―Ella... ―fue lo único que Eva pudo pronunciar viendo la lúgubre sala y la situación de los cuerpos.―Dios mío...

El rostro de Inma se desencajó, y sintiendo un nudo en la garganta al comprender todo con aquella visión que tenía en frente, no pudo evitar sentir sus energías abandonarla por completo, sus piernas temblaron al comprender cual fue la consecuencia de no haber presionado el gatillo cuando tuvo oportunidad de salvar a Jessica en ambas ocasiones cuando los salvajes las abordaron.

―Ella hizo todo eso, asesinó a esos dos hombres... ―susurró la joven aún horrorizada.

―Sí Inma, ella lo hizo... Lo hizo para salvar su vida... ―contestó Eva localizando con la mirada las pertenencias de Jessica.―Al final, Jessica ha arrebatado por primera vez una vida humana, y de una de las peores maneras que se puede tener esa primera vez... ―comentó casi con un susurro comprendiendo la situación interna que Jessica debía de estar soportando.

―¿Una de las peores? ―preguntó Inma sin entender muy bien. ―Para mi todas son igual de malas.

―No... No es lo mismo apretar el gatillo de un arma para asesinar, que matar a una persona lentamente a puñaladas, o usando tus propias manos como arma, la sensación es muy distinta en cualquiera de las tres formas... Con el arma es la manera mas suave, matas al instantes, no te manchas, no forcejeas con la otra persona para asesinarla, tu cuerpo no siente las vibraciones de empuñar un cuchillo y matar a alguien a puñaladas, sintiendo la carne perforándose, manchándote las manos... Ni sientes como rompes los huesos de alguien al golpearlo hasta la muerte... Créeme Inma, no es lo mismo arrebatar por primera vez una vida de una forma que de otra, lo que sientes en el proceso es muy distinto... ―aclaró recogiendo las pertenencias del suelo de Jessica. ―Será mejor que salgamos de aquí, el olor a sangre atraerá a los podridos mas cercanos.

―Está bien...

Las féminas salieron del edificio, percatándose de inmediato de la ausencia de Jessica. Con un intercambio de miradas, ambas mujeres descendieron rápidamente los peldaños para buscarla con la vista, no tardaron mucho en dar con ella. Ambas se acercaron a la joven, quien en silencio observaba uno de los muros laterales del ayuntamiento, rápidamente se percataron de lo que Jessica estaba mirando.


La absolución del culpable es la condena del juez. 
Su Señoría les observa.



―¿Qué es eso? ―preguntó Eva ante el extraño mensaje pintado en uno de los muros de la edificación.―¿Lo habrán escrito ese par que hay ahí dentro?

―No lo sé... ―contestó Jessica.―Pero eso del juez y “Su Señoría”...

―¿Sabes algo sobre eso, Jessica? ―preguntó Inma.

Jessica les contó a sus compañeras todo lo que le había sucedido con aquellos tipos, y también la conversación que les escuchó sobre los niveles cero de radiación y aquel breve comentario sobre una jueza y pagar tributos. A Eva no le agradó escuchar aquello, si por lo de la radiación, pero por lo demás que Jessica dijo ya le confirmaba la existencia de mas personas en las cercanías al pueblo. Tras eso, Eva le devolvió sus pertenencias a Jessica y se dispusieron a continuar la marcha sin tocar mas el tema de lo que había sucedido dentro del ayuntamiento, sería bueno para Jessica no seguir dándole vueltas al tema y recuperarse. Siguiendo el mapa, las tres chicas llegaron a la farmacia sin mucho ánimo de hablar, una vez en su interior se dispusieron a buscar las pastillas potabilizadoras y las vitaminas para Jessica.

Rápida y veloz, la alabarda decapitó de un solo tajo a tres podridos que se acercaban en línea a la portadora del arma. Realmente el llegar a la farmacia no era algo tan fácil como tuvieron en mente, el olor a sangre del asesinato cometido por Jessica tuvo que hacer que los grupos cercanos de errantes se moviesen atraídos por la sangre del dúo asesinado, y ahora, varios grupos se congregaban en las cercanía de la farmacia, marchando en dirección calle abajo hacia el ayuntamiento, y con ello, hacia las tres chicas localizadas en esa misma calle que ascendía a la localización de la farmacia. Con un juego de manos algo lento, tratando de imitar con dificultad los movimientos típicos de Davis, Eva partió en dos a un par de errantes que le venían por la izquierda y derecha, para finalizar con un giro completo que rebanó de golpe la cabezo de un podrido que se le acercaba por la espalda.

―Tsk... Es incómodo esto de manejar una alabarda o lanza combinando movimientos de las manos para girarla... No entiendo como Davis puede hacerlo sin mas... ―expresó la joven su molestia hacia el manejo de un arma a la que no había terminado aún de acostumbrarse. ―Inma, Jessica, tened cuidado, no quiero que os pongáis en peligro.

Inma evadió el abrazo mortal de un podrido que se acercó a ella a paso ligero, pasando velozmente por su vera, la joven giró colocándose a su espalda para asestar el filo de uno de los Kukri de Nicole en la cabeza del podrido, acabándolo en el acto.

―No te precoupes Eva, estaremos bien. ―aseguró la joven sin impedimento alguno en condenar a muerte a aquellos seres cuya existencia iba contra la naturaleza, seres que como muertos que estaban debían de yacer bajo tierra y no andar sobre esta. ―Jessic... ―la joven se detuvo al ver a Jessica un tanto ausente.

La joven de media melena oscura embutida en el traje de protección permanecía quieta con su cuchillo de supervivencia en la mano, y a sus pies media docena de putrefactos cadáveres yacían inertes con sus cráneos perforados. La joven inspiraba y espiraba claramente agotada.

―¿Estás bien? ―preguntó Inma al ver el estado agotado de esta.

―Sí... Solo estoy cansada... no es nada...

El efecto resultante del sobre esfuerzo que la joven había estado ejerciendo sobre su cuerpo a través de las imitaciones de las armas y técnicas de combate de Nicole, Ley y Davis, así como el esfuerzo que se impuso así misma al asesinar a aquellos dos tipos le estaban pasando factura, se sentía débil y era incapaz de recuperarse. Estaba sudando, sus hombros no paraban de subir y bajar con cada una de sus respiraciones, sus piernas incluso le temblaban levemente.

―Jessica permanece atrás, nosotras nos ocupamos de esto. Procura descansar. ―comentó Eva sacando el filo de la alabarda del cráneo del podrido recientemente abatido.

―No, tengo que seguir... ―la joven tragó saliva, y con la cabeza en alto y mirada decidida se acercó al podrido mas cercano para apuñalarle en el ojo, haciendo caso omiso tanto a la advertencia de Eva como a las de su propio cuerpo.―Descansaré cuando lleguemos a la aldea...

―Jessica, deberías de hacer caso a Eva, nosotras nos encargamos, descansa. ―insistió Inma al ver claramente el agotamiento reflejado no solo en el rostro de Jessica, también en sus movimientos, incluso en su forma de hablar. ―No te excedas tanto, has exigido a tu cuerpo mucho mas de lo que puede aguantar. Mantente al margen mientras nosotras despejamos el camino. ―comentó una Inma empleando un tono serio de voz ante el mal estado físico que Jessica presentaba.

―¡No! ―exclamó la joven.―¡Tengo que hacerlo!

Inma y Eva la observaron ante la contestación, no les agradó que se negara, no por el tono de voz, sino porque se la veía mal y ella misma se negaba a parar. Ambas intercambiaron una mirada y sin nada mas que decir, dejando a Jessica seguir adelante con todas sus fuerzas, estas continuaron limpiando el camino.

Inma saltó hacia atrás ante el impulso de uno de los podridos por morderla, cayendo de cara al suelo, el errante nada pudo hacer cuando la hoja de uno de los Kukris se introdujo en la nuca del no muerto. Rápidamente Inma sacó la hoja y continuó corriendo acercándose a Eva, lanzando rápidos y fuertes tajos al rostro de los no muertos que se aproximaban a esta, haciendo saltar fragmentos de carne, sangre y hueso en cuanto las hojas de los Kukris duales cortaban penetrando en profundidad la débil y descompuesta carne de los podridos que continuaban caminando calle abajo, hacia donde Jessica se localizaba. Inma dejaría a Jessica continuar adelante si es lo que quería, pero aún así, ella se esforzaría en matar a todos los podridos que pudiera para que a Jessica le llegasen los menos posibles a fin de no esforzarse en acabar con tantos.

La veloz alabarda amputó varios de los pies de los caminantes cercanos a Eva, haciendo a estos caer y arrastrarse por los suelos apenas unos segundos antes de que la hoja de la alabarda partiese en dos sus cabezas. Eva dio varias zancadas antes de saltar contra un podrido que venía de frente con la alabarda sobre su cabeza, la cual cayó cual guillotina partiendo al muerto viviente en dos en cuanto los pies de la joven tocaron el asfalto de la carretera. Tenía que matar a tantos como pudiese a fin de que la menor cantidad posible llegase a Inma, se había percatado del esfuerzo que esta hacía moviéndose de un lado a otros asestando tajos a diestro y siniestro a fin de que a Jessica le llegase el menor número posible de enemigos. ¿Cuántos quedaban aún? Una veintena se alzaban por lo menos frente a la joven, mientras otros cuantos pasaban descendiendo por su lado hacia la localización de Inma. Los seres de piel grisácea y aspecto desnutrido apenas eran capaces incluso de gemir ante su avanzado estado de descomposición, pero aún así, para una agotada Jessica que el hecho de moverse por si sola ya le estaba resultando difícil no dejarían de ser una amenaza por muy descompuestos que estos estuvieran.

Tras ella e Inma, Jessica evadía algunos manotazos y abrazos del enemigo, con la mandíbula tensa, la joven no dejaba de mantener su martirizado cuerpo en movimiento mientras apuñalaba a uno tras otro, ya le daba igual, ya no le importaba usar un cuchillo con una hoja tan corta ni tener que acercarse tanto a un zombie para clavársela, no era peor que la experiencia que tuvo allí atrás, en el ayuntamiento. Uno tras otros, los podridos fueron cayendo con sus ojos, frentes, nucas y sienes perforadas por el cuchillo de supervivencia de la joven. Uno tras otros los no muertos cayeron a los pies del trío femenino, sangre, hueso, carne, piel, gemidos, gritos de guerra... La música de combate inundaba la calle por la que los podridos descendía, los cuales iban mermando rápidamente en número. Treinta, veinte, quince, doce, diez, tres... El último no muerto cayó a los pies de una Eva agotada.

―¡¡Jessica!!

La voz de Inma sobresaltó a Eva, quien de inmediato se volteó para ver a la joven caer al suelo como un títere al que le cortaron las cuerdas. El dúo corrió hacia la joven que yacía tendida en el duro asfalto de la carretera, entre la multitud de cadáveres y charcos de sangre que ella misma había provocado. Inma agarró el cuerpo de Jessica entre sus brazos para percatarse de que la joven se había desmayado.

―Debe de ser por el agotamiento... ―comentó la joven mirando el rostro de su amiga tras el vidrio de la máscara de protección. ―Le dijimos que se detuviese, debió de hacernos caso...

―El desmayo pudo ser por un cúmulo de cosas Inma, el agotamiento físico, el estrés emocional, incluso por el propio hecho de estar embarazada... Bueno, no es tan malo, llevémosla dentro para que descanse mientras buscamos lo que necesitamos.

―Está bien.

El dúo cargó con Jessica hasta ingresar al interior del edificio, dejándola reposar sentada en el suelo y apoyada contra una estantería, las chicas iniciaron la búsqueda.

―Mmmmm... Hay muchas estanterías vacías, pero aún así quedan bastante suministros para nosotros. La verdad es que me sorprende de los recursos de los que este pueblo dispone. ―comentó Eva buscando las vitaminas que Davis le apuntó en el papel.

―Ya... Es un tanto extraño, los zombies son un problema si, pero tampoco tanto como para no tomar el pueblo entre unos cuantos y hacerse con todo lo que hay aquí. ―comentó Inma. ―¿Ah? Eva, acabo de encontrar las pastillas potabilizadoras. ―anunció la joven agarrando una caja de estas.

―Bien, yo también he dado con las vitaminas, cogeré un frasco de cada.―contestó la joven haciéndose con los frascos. ―Y lo de porque este pueblo a pesar de que tenga recursos para abastecerse una buena temporada no haya sido tomado por nadie a pesar de haber otros grupos de personas en pueblos a los alrededores, me da a mi Inma, que tarde o temprano acabaremos conociendo la respuesta cuando pasemos un tiempo aquí asentados. Creo de hecho tener una vaga idea...

―¿Una idea del tema? ¿Cuál? ―preguntó la joven acercándose a Eva.

―Es sobre la conversación que Jessica le escuchó a esos dos tipos que decían que tenían que venir aquí a por recursos para pagar los impuestos de esa jueza... ―comentó pensativa, aún así no dijo nada al percatarse de como Jessica se despertaba. ―¿Ya despertaste?

―Sí... ¿Qué sucedió?

―Te desmayaste, te exigiste demasiado Jessica, ya te advertimos que te apartaras y descansaras. ―contestó Eva con el ceño fruncido.

―Ya veo... ¿Tenéis lo que vinimos a buscar?

―Sí, ya tenemos las vitaminas y las pastillas potabilizadoras. ―contestó Inma guardando estas en una de las mochilas.

―Veamos... ―comentó Eva echando un vistazo a las bolsas y mochilas que reposaban en el suelo. ―Tenemos en las dos bolsas grandes las mochilas y la ropa nueva para todos, y en tu mochila Jessica metimos las pastillas potabilizadoras y las vitaminas, con eso está todo lo que necesitábamos conseguir en esta expedición.

―Mmmm...

―¿Pasa algo, Jessica? ―preguntó Inma.

―Estaba pensando en que mi ropa y mi cuerpo siguen manchados de sangre, no quiero imaginarme a Davis y a los demás cuando me quite el traje de protección y vean las pintas que tengo...

―Pues explicas lo que te ha pasado y ya está. ―contestó Eva sin ver inconvenientes al problema.―Además, tienes ropa nueva en la bolsa, y nos daremos un baño para limpiarnos la suciedad de la piel y la sangre seca, podrás librarte de las manchas y el olor a sangre tras asearte Jessica.

―¿Crees que tendrán el agua preparada para cuando volvamos? ―preguntó Inma.

―Mas les vale, sus huevos dependen de ello.―contestó la joven con tal seriedad que por un instante pareció que lo dijese en serio. ―El walkie de Eva sonó en ese instante.―Aquí Eva, ¿como va todo?

―Bien, hemos tenido algunos inconvenientes, pero bien. ―contestó la voz de Nicole al otro lado del aparato. ―¿Sabéis ya algo de Jessica?

―Sí, ya dimos con ella, esta... bien. ―dudó por unos instantes al venirle a la mente todo lo que había sucedido con ella.

―Gracias a Dios... ―suspiró la joven.―Nosotras ya hemos acabado y ya es casi la hora, nos dirigimos ya al punto de encuentro.

―Am... ―Eva miró su reloj de pulsera habiéndose olvidado por completo de controlar el tiempo.―Si, vale, nosotras ya hemos acabado, si cuando lleguéis no estamos esperadnos unos minutos mas.

―De acuerdo, nos vemos en un rato. Corto. ―anunció la voz de la joven antes de que el aparato permaneciese de nuevo en silencio.

―Está bien chicas, coged cada una vuestras cosas y volvamos a la aldea. ―ante la orden Jessica e Inma cogieron sus pertenencias del suelo. ―Por cierto Jessica, toma esta llave, la encontré en el suelo del ayuntamiento, supongo que será tuya ¿no? ―comentó la joven extendiendo la mano ofreciéndole el objeto de metal cubierto de sangre seca.

―Am eso... Sí, es mía se me debió de caer... ―Aquella llave era la que abría la sala del sótano donde encontró el juego de cuchillos, y también fue el arma que uso para matar a su primera víctima humana. Tras unos instantes dudando recuperó el objetó y lo arrojó al interior de la mochila que cargaría. ―Gracias Eva.

―De nada. Venga, vamos. ―anunció la joven antes de abandonar la estancia con Jessica e Inma a su espalda.

Alice seguía tirada en el suelo de aquel mercado y al despertar vio como un zombie estaba justo delante de sus narices para morderla, pero justo antes de que eso pasara una katana cortaba el cuello de aquel podrido llenando el cuerpo de Alice sin protección de sangre.

—Dios mio muchísimas gracias, ese maldito zombie casi...—Alice en todo momento pensó que hablaba con una de sus compañeras, o se trataba de Maya o de Nicole, pero aquella persona no era ninguna de las dos, aquel personaje estaba de espaldas revisando los al rededores. Alice la observó de arriba abajo, era una mujer alta y delgada, llevaba unas botas negras altas y unos shorts algo descosidos, una camiseta corta roja y una melena suelta y de color rojo. —No puede ser... ¿Ley? —dijo Alice preguntando a la joven.

Al darse la vuelta verificó que su pregunta era un sí, pero como era posible no tenía ni idea, por lo que preguntó. -¿Pero como coño?...—Dijo la joven asombrada a la vez que asustada.

—No hay tiempo para explicaciones Alice, tenemos que salir de aquí, este pueblo no traerá mas que problemas.— contestó la pelirroja mientras se agachaba a comprobar que su amiga no había sido mordida.

—No entiendo nada, pero si estabas muerta, ¿te han... resucitado? —preguntó Alice aún asimilando aquella imagen.

—No, Alice nunca has parado de hablar y hablar , pero nunca escuchas, debes largarte de aquí, tú y todos, tienes que salvar a mi hermano. —respondió Ley bastante preocupada.

—Ahora que has vuelto podrás hacerlo tú, podremos hacerlo juntas, ya verás cuando todos te vean. —contestó Alice entusiasmada.

—Y dale Alice... ¿Quieres callarte? Estamos en peligro, hay que seguir avanzando, si nos paramos moriremos ¿lo entiendes? — preguntó Ley mirando fijamente a su colega.

—No te creas este es un buen lugar, lo hemos revisado prácticamente todo. Ya verás, pregúntale a Maya y Nicole. —dijo Alice buscando a sus amigas con la mirada.

—No debes perder la esperanza en encontrar un lugar mejor, debemos encontrar algo mas seguro, como una fortaleza, un castillo... —dijo Ley pensativa.

Alice se quedo fijamente mirando a Ley, no podía creer que estaba allí, la observaba detenidamente y aún así no lo creía, tenía que tocarla, debía sentirla para saber que estaba viva, así que la joven comenzó a extender su mano lentamente para tocarle la mejilla y notar su calidez humana y sentir que estaba allí con ella, en aquel momento Ley sonrió, Alice no recordaba la vez que vio sonreír a aquella mujer, y justo cuando casi llega su mano a la cara, Maya la llama.

—¡¡Alice, Alice, despierta!! —gritó una Maya desconsolada.

—¿Maya? ¿Que ocurre? —despertó Alice.

—¿Estás bien? ¿Ese zombie te ha mordido? —preguntó Maya mientras respiraba rápidamente por el cansancio de la batalla con el zombie que intento comerse a una Alice inconsciente.

—Sí... yo... —Alice observó el panorama buscando a Ley, pero no estaba allí, y la cabeza del zombie seguía en su sitio. Maya había clavado su cuchillo en el cráneo de aquel podrido quitándole la vida en el acto, parecía que habían tenido una pelear por algunos destrozos nuevos que habían en aquel pasillo.

—Perdona Maya, estoy algo desorientada, ¿me ayudas a levantarme? —preguntó Alice algo decepcionada al darse cuenta que aquello solo había sido un sueño que tuvo mientras estaba inconsciente.

—Sí claro, sujétate a mi. —Le dijo Maya para poder levantarla.—Ten cuidado, el suelo resbala.

—Lo sé, fue así como me caí. —Alice se tocaba la cabeza del dolor,y descubría que estaba sangrando. —Oh vaya... estoy sangrando...

—Es lógico, perdiste el conocimiento del golpe, espero que no sea muy grave, déjame ver. —Maya retiró el pelo suelto de la rubia para ver bien la herida que se había hecho en la cabeza. —Parece que tendré que coserte unos puntos, ¿estás mareada verdad?.—Preguntó la joven.

—Si un poco. ¿Es muy grave? —Quiso saber Alice algo preocupada.

—No tranquila, necesitará un punto o dos... Que raro que Nicole no nos haya oído...—Se preguntó Maya a si misma en voz alta.

—Vamos a buscarla deprisa. —dijo Alice.

—No, primero tengo que cerrarte la herida, no voy a arriesgarme a que te desmayes de nuevo y te hagas una herida peor, y mucho menos voy a dejarte eso abierto para que se te infecte. —contestó Maya sacando su botiquín de primeros auxilios de la mochila.

—Pero...—dijo Alice preocupada por Nicole.

—¿Es que no paras de hablar nunca? —se quejó Maya.

Aquellas palabras bloquearon a la joven rubia, aquellas palabras le recordaban a las que había dicho Ley en sus sueños hacía unos pocos minutos, lo que la dejó algo pensativa.

—Maya... ¿De verdad crees que vamos a estar a salvo en este pueblucho? —preguntó Alice.

—No lo sé, pero no nos quedan muchas opciones que digamos. —concluyó la joven justo antes de ponerse a coser.

—Esperanza... —susurró Alice en voz baja.

—¿Perdona? —preguntó Maya que no la había escuchado bien.

—No, nada, solo pensaba... —contestó Alice mientras se agachaba para ponerle mas fácil el coserle la herida a su amiga.

Mientras tanto Nicole entraba en lo que parecía ser el almacén del mercado, con reservas de comida, algunas ya no servían porque estaban caducadas pero otras podrían ser comestibles aún, aquello podría hacerles poder vivir allí tranquilamente mas tiempo del que pensaban, Nicole no podía dejar de sonreír, casi olvidando para que había entrado en aquel lugar.
Aquello apestaba a oxidado, era mas fuerte que el olor de la comida podrida, mientras Nicole observaba detenidamente la montaña de comida embolsada que había en aquellas estanterías, volvió a oír el mismo ruido que había oído dentro del mercado, pero esta vez mucho mas cerca. Aquel sonido parecía venir de detrás de aquella estantería, fue entonces cuando Nicole preparó su arma para buscar de donde venía y quién emitía aquel ruido. ,Muy despació se dirigió a la parte trasera de la estantería para descubrir que por detrás había un podrido comiéndose los restos de un humano encima de un montón de comida. Nicole perdió por completo el apetito al ver aquella repugnante escena, aquel zombie no se había movido de ahí por que estaba comiendo, pero Nicole se preguntaba que hacia ahí ese cuerpo si los podridos se guían por el olor, aquel hombre con sus órganos esparcidos por toda la comida no había muerto hace mucho, de echo todo apuntaba a que lo habían matado, y justo cuando Nicole fue a hacerse la pregunta de quien, recordó aquellos salvajes de los que les habían hablado sus compañeras de expedición.

Nicole se acercó al zombie para acabar con su vida, aunque teóricamente ya estaba muerto, tras acabar con él con su Scramasax vio que no toda la sangre y restos humanos habían tocado la comida, y de ser así se preguntó si se infectarían al comer aquello con alguna gota de sangre, igualmente no quería correr el riesgo. Nicole se disponía a volver cuando se quedó inmóvil un momento recordando a aquella anciana que había muerto en sus brazos hacia unas horas, ¿y si ella estaba huyendo de esos salvajes? ¿Y si el hombre que estaba allí muerto era amigo suyo? Pero aquellas preguntas eran sin importancia en aquel momento, solo le importaba el bienestar de Jessica y cumplir con la misión, pero la pena y la duda le inundaban la cabeza de pensamientos. En ese mismo momento la reja hizo un sonido extraño como si se hubiese movido, Nicole se apresuró a ver si alguien intentaba encerrarla allí, pero solo era la verja que estaba en mal estado y estaba apunto de caer del todo, Nicole se apresuró y corrió hacia la salida dando un giro rápido en el suelo y saltando por debajo de aquella entrada, cerrándose justo a su paso, había sido rápida, suspiró pensando que de haber sido por poco podría haberla incluso aplastado.El ruido alertó a Maya y Alice que ya estaban terminando con lo suyo, Nicole al no verlas las llamó gritando algo preocupada.

—¡Alice, Maya! ¿Dónde estáis?

—Estamos aquí, ven.—dijo Maya tras terminar de coserle la herida a su compañera.

Nicole se acerco y vio la situación y a Alice con el pelo algo rojo por la sangre que había salido de su cabeza.

—¿Es que os habéis parado a haceros las mechas? —preguntó Nicole irónica mientras levantaba su ceja izquierda.

—No seas tonta. Alice se ha echo daño, calló y se abrió una herida, pero tranquila esta bien, ¿has encontrado algo? —pregunto la castaña.

—En realidad sí, varias cosas de echo. Encontré lo que vinimos a buscar, además de mucha más comida, por desgracia está dentro del almacén que se ha cerrado, costará bastante levantarla, y más con todo el óxido que tiene, deberemos tener cuidado. —contestó Nicole.

—Eso será para otro momento, ahora cojamos las cosas y larguémonos ya de aquí. —dijo Maya algo ansiosa.

—Buena idea. — concluyó Alice mientras se levantaba para seguir a su amiga Nicole, que las guió hasta el lugar donde se encontraba los productos de higiene.

Las tres jóvenes llenaron sus mochilas de todo lo que necesitaban y habían quedado en coger. Ya con las mochilas llenas y algo mas de peso las jóvenes se dirigieron a la puerta de salida de aquel súper en silencio, con pensamientos muy distintos cada una. Maya no paraba de pensar en otra cosa que en llamar por el walkie para saber si su amiga Jessica había sido encontrada por las otras, mientras que Alice pensaba en Ley y en aquel extraño sueño que tantas dudas le había dejado, llegando a pensar que quizás se le había aparecido de verdad en sueños para avisarla, pero su lado mas sensato le decía que era imposible, y Nicole pensaba en aquella señora mayor que había muerto y a la que tuvo que rematar, aún llevaba restos de su sangre en su traje antiradiación. De repente sonó el walkie:

—Aquí Eva, ¿como va todo?

―Bien, hemos tenido algunos inconvenientes, pero bien. ―contestó Nicole. ―¿Sabéis ya algo de Jessica?

―Sí, ya dimos con ella, esta... bien. ―dudó por unos instantes.

―Gracias a Dios... ―suspiró la joven.―Nosotras ya hemos acabado y ya es casi la hora, nos dirigimos ya al punto de encuentro.

―Am... Sí, vale, nosotras ya hemos acabado, si cuando lleguéis no estamos esperadnos unos minutos mas.

―De acuerdo, nos vemos en un rato. Corto. ―anunció la voz de la joven antes de que el aparato permaneciese de nuevo en silencio.

―Menos mal que Jessica ya esta a salvo.―dijo Maya.

―Pues sí, pero he notado algo rara a Eva, espero que no sea nada grave.―contestó Nicole.

―Con un poco de suerte hasta habrán acabado con esos salvaje y ya no correremos ningún tipo de peligro.―comentó Alice, deseando que sus palabras se hicieran realidad.

―No sé, me parecería muy fácil la verdad, ¿cuando nos ha salido algo redondo?―preguntó Maya.

―Por Dios que negativa estás hoy.―dijo Alice a su compañera.

―No es eso, o puede que sí... Pero es que lo de perder ha Jessica ya me ha dado el día... Pero bueno, ya están a salvo, espero... ―respondió Maya tranquilizándose a si misma, que llevaba desde la desaparición de Jessica bastante angustiada.

Las tres jóvenes pusieron rumbo al punto de encuentro mientras dejaban atrás el mercado y la casa donde vieron morir a la mujer mayor. Ya no sentían esa lastima al pasar por allí, la alegría por haber “recuperado” sana y salva a su compañera sobresalía a cualquier tipo de tristeza que pudiesen tener, la actitud que tenían ahora era muy diferente a la de hacia diez minutos, ya no estaban tensas ni caminaban despacio y alerta, estaban algo mas despreocupadas de lo que deberían.

―Cuando volvamos me pido ser la primera en darme una ducha, jajaja.―dijo Alice deseando relajarse.

―¿Una ducha acompañada o sola?―preguntó Nicole algo picara.

―Que va, necesito estar sola y relajarme un poco jejeje.―contestó Alice.

―Es normal, yo me siento igual, que buena suerte que tengamos agua, la verdad.―suspiró Maya.

―Y que lo digas, nunca valoramos lo que tenemos... Hasta que no hay un apocalipsis zombie.―contestó Nicole irónica.

Sus compañeras no pudieron evitar echarse unas carcajada que rápidamente contagio a “la del chiste”. El buen rollo que había entre las tres se podía ver desde lejos, aquella misión las había unido aún mas, y por fin podían pasarlo minimamente bien. Tenían todo lo que fueron a buscar y volvían a casa, pero algo corto la risa de Nicole, vio algo en el suelo que no le gustó nada. Nicole se acercó rápidamente a observar algo del suelo, mientras sus compañeras la observaban curiosas.

―¿Qué ocurre Nicole?―pregunó Alice.

―¿Qué coño es esto?―dijo Nicole señalando lo que parecía una oreja cortada en el suelo.

―¡Dios que asco, eso es una oreja!―exclamó Maya.

―Creo que esto no estaba aquí antes, la habríamos visto una de nosotras, nos llamaría la atención una puta oreja en medio del camino.―comentó Nicole bastante mosqueada.

―Debe de ser de aquellos salvajes de los que Eva nos habló, no te preocupes.―dijo Alice.

―¿Cómo no voy a preocuparme? ¿Y si nos han estado siguiendo? ¿Y si lo siguen haciendo ahora?―contestó Nicole alterada.

―Nicole no te obsesiones, seguramente ya estaba ahí cuando pasamos, no nos daríamos cuenta. Hemos tenido cuidado, nadie nos sigue, y de ser así ya nos habrían atacado. ―le contestó Maya para tranquilizarla.

―¿Pero y si lo que quieren es seguirnos hasta nuestro hogar, para matarnos mientras dormimos?―insistió la líder.

―¿Nicole no te estás volviendo algo paranoica?―preguntó Alice.

―Puede que si... No lo sé.―suspiró Nicole agachando la cabeza y algo confusa.

―Si quieres para que te quedes mas tranquila podemos dar una pequeña vuelta mas, así nos aseguramos que nadie nos siga.―propuso Maya.

―Sí, creo que será lo mejor. ―le respondió Nicole.

Las tres chicas volvieron tras de si, sin hacer el mas mínimo ruido y bastante rápido.

―Separémonos, nos encontraremos en diez minutos en este mismo punto.―informó Nicole mientras sus compañeras confirmaban con la cabeza.

Nicole parecía ser la que mas preocupada estaba por aquella oreja cortada, prefería ser una loca precavida que una insensata y poner en riesgo la vida de todos y lo que habían conseguido todos este tiempo, no podía tirar todo eso por la borda, no en este punto.

Nicole entró en algunas de las casa de los al rededores mientras observaba alguna de las fotos rotas de aquellos hogares. Familias muertas que ya no tenían lugar en aquella vida, mas que en si misma al ver aquellas fotos pensaba en su amigo Davis, y en si podría tener algo parecido, ella ya había renunciado a aquella vida, a tener novio o incluso un hijo, si alguna vez entró tener eso en su vida, ya no.

Alice mientras buscaba entre las calles que había en medio de casa y casa, algunas tenían jardín y otras no. Volvía a pasársele por la cabeza si podrían plantar cultivos allí mientras seguía buscando a esos salvajes de los que hablaban sus amigas, pero que ellas aun no habían visto. Quizás eran muchos o quizás pocos, quizás había ruido y quizás seguían ahí. La joven no paraba de hacerse aquella pregunta mientras seguía la búsqueda, y durante un segundo pensó que aquella ducha iba a tener que esperar un poco mas.

Maya por su parte se dejaba ver, caminaba en medio de la carretera para ver si alguien la veía y salia de su escondite, de ser así serian sus amigas quienes los cojearían por sorpresa, incluso esta vez se fijó mas en el suelo, y vio algo que cogió para enseñárselo a sus compañeras, se trataba de una lata de refresco. Maya hecho un último vistazo a los alrededores, pero no vio nada, aquello estaba desierto. Maya pensó en aquel momento que si había salvajes allí, esperaba tener una visión que la avisara, pero aquello no funcionaba así, y se quedo en un simple deseo.

Tras pasar los diez minutos las chicas se volvieron a encontrar en el mismo punto.

―¿Habéis encontrado algo?―preguntó Nicole.

―Yo sí, esta lata de refresco.― dijo Maya mientras enseñaba la lata.

―¿Y eso que tiene de especial?―quiso saber Alice.

―¿Alguna de vosotras la vio cuando íbamos al mercado?―preguntó Maya.

Las dos jóvenes confirmaron que no con la cabeza mientras miraban a Maya como si estuviese loca.

―Exacto, lo mismo pudo pasar con la oreja. Íbamos pensando en Jessica y en la misión, y mirábamos al frente y a los lados por si nos atacaban podridos o salvajes, no podíamos estar pendientes de lo que había en el suelo.―explicó Maya.

―De acuerdo Maya, sé por donde vas, esta bien, me volví algo paranoica, pero me siento mas segura ahora que hemos comprobado que nadie nos seguía.―respondió Nicole.

―Dicho pues... volvamos a casa.―sonrió Alice.

Las jóvenes volvieron a estar alerta y caminaban de vuelta al punto de encuentro cautelosas y en guardia. Una vez en el lugar con el cartel donde habían quedado las seis féminas, solo tuvieron que esperar unos minutos para reencontrarse con sus amigas.

El silencioso atardecer estaba cayendo sobre las cabezas de las jóvenes, frente a ellas el gran astro solar desaparecía ocultándose tres las montañas, y tras sus espaldas el cielo se tornaba en una oscuridad nocturna que daría paso al astro plateado que gobernaba las noches en los cielos. El viento mecía las hojas muertas de los árboles cercanos, a la par que levantaba pequeños torbellinos de arena por el camino. Los ojos del trío de jóvenes hallaron a unos pocos metros tres figuras femeninas que las esperaban al lado del cartel que indicaba la localización del pueblo Rockrose.

Las seis mujeres se saludaron, fundiendose Nicole, Maya y Alice en un abrazo con Jessica alegrándose de verla sana y salva. Agotadas por el día que habían llevado, hambrientas y deseosas de lavar sus cuerpos en agua caliente, el grupo femenino se puso en marcha de camino al pueblo, poniéndose el trío que estuvo separado de Jessica al tanto de la historia de esta acerca de lo que vivió cuando se separó de Eva e Inma. Aún asombradas y sorprendidas ante sus relatos, estuvieron de acuerdo en que lo mejor sería no preguntar y meter el dedo en la llaga.

Maya suspiró pesadamente. ―Vaya, y yo pensando que esta sería una expedición sencilla... Que de lo único que tendríamos que ocuparnos era de ver quien criticaba mejor a los chicos. ―expresó una aparentemente desilusionada la joven buscando algún tema de conversación mas animado.

―¿Criticar a los chicos? ―preguntó Jessica. ―¿Porqué haríamos eso, Maya?

―¿Oh? Ya sabes como somos las mujeres mi querida Jessica, es nuestro deber como todo buen grupo de amigas el reírnos un poquito de ellos aprovechando que no están.―respondió con una pérfida sonrisa obligando a sus compañeras a mirar en distintas direcciones tratando de disimular la tentadora oferta.

―Yo lo que me pregunto es si habrán logrado acabar con el tema del agua. ―suspiró Alice.―Tengo ganas de bañarme y enjabonarme el cuerpo para quitarme el olor a podrido de los muertos que se nos han acercado a lo largo del día...

―¿Y te bañarás con M.A, mi querida Alice? Seguro que él como buen novio estará deseando enjabonar a su chica lentamente cada rincón de su cuerpo. ―soltó Maya sin verguenza alguna con una pícara mirada que ruborizó a la joven rubia. ―¿Te imaginas? Él enjabonándote la espalda, el agua caliente fluyendo por vuestros cuerpos desnudos y humedecidos, la esponja que él sostiene descendiendo lentamente por tu piel, abajo, y cada vez mas y mas abajo...

―¡¡Ma.. Maya!! ¡¿En qué diablos estás pensando?! ―contestó alzando un poco la voz visiblemente avergonzada por el comentario de su compañera. ―Eres una mente sucia...

Las risas entre dientes de Jessica atrajeron la perturbadora mirada de la joven de cabellos castaños, cuya sonrisa de oreja a oreja hizo que Jessica sintiera un escalofrío recorriese su espalda, deseando el no haberse reído.

―¿Y tú qué Jessica? Seguro que estás deseando encerrarte en ese baño caliente por el vapor del agua y refugiarte en brazos de un Davis desnudo para que te bese apasionadamente quitándote todos los males.―comentó la joven acercando su rostro al de la chica.

Jessica enmudeció al tiempo que enrojeció ante el comentario, simplemente giró la cabeza desviando la mirada de la de Maya mientras trataba de forzarse así misma para que una nerviosa sonrisa no se dibujara en su rostro. Evidentemente Maya al percatarse de su reacción no pudo evitar romper a carcajadas.

―¿Oh? ¿Jessica? Con lo pura e inocente que pareces a veces, quien diría que tendrías tan lascivos pensamientos. ―chinchó la joven entre risas.

―Maya por favor deja a las chicas y cierra la boquita que como sigas así todavía mojas las bragas. ―contestó Nicole en defensa de Jessica y Alice.―Déjalas disfrutar y hacer lo que quieran en la intimidad con sus novios, envidiosa.

―¿Envidiosa? ¿Quién? ¡¿Yo?! Oh, por favor Nicole, pero si tú y yo somos las solteras de oro. Tú y yo no somos muy distintas en el fondo, sé que dentro de toda esa madurez duerme una pervertida bromista esperando el momento de salir, quien sabe, tal vez por medio del alcohol...―encaró la joven en broma.

Nicole no pudo evitar reír. ―Pero que bruja estás hecha...―contestó con fingida molestia.

―No lo sabes tú bien. ―respondió con una sonrisa.

―Pero...

―¿Pero?

―Se te olvida que somos tres solteras de oro, no hay dos sin tres, ya sabes, como los ángeles de Charley. ―soltó antes de mirar a Inma con media sonrisa en el rostro.

―¡¿Qué?! ¡A mi dejadme de tonterías! ―contestó la joven un tanto molesta al ser el nuevo centro de atención de Maya y Nicole.―Vosotras sois las amargadas por no tener un tío con el que acostaros, yo no, estoy bien como estoy, así que no dirijáis a mi vuestras sucias miradas, impuras.

Nicole y Maya rompieron a carcajadas.

―Impuras Maya, impuras nos ha llamado. ―contestó la joven de cabellos dorados en tono jocoso.

―Sí, sí, ya lo he escuchado hermana de lo impuro. ―respondió esta entre carcajadas.

―Virgen santa... ―susurró Eva quien iba caminando tras el resto de chicas. ―Vosotras necesitáis rabo urgentemente.

Ante el comentario no solo Nicole y Maya, Jessica, Inma y Alice no pudieron evitar reír.

―Vamos, vamos, chicas, relájense o los chicos pensarán que nos hemos vuelto bebidas de la expedición. A varias se os está poniendo la cara roja. ―comentó Inma tratando de calmar los ánimos.

―¿Y vosotras que creéis que es mas importante, tamaño, grosor o habilidad? ―preguntó Maya.

―Grosor. ―contestó Alice.

―Habilidad pienso yo. ―respondió Nicole.

Las miradas fueron dirigidas a Jessica ante unos instantes en silencio.

―¿A qué viene esa pregunta? ¿Cómo quieres que sepa eso? ―contestó con vergüenza.

―Mmmm... En ese caso te lo preguntaré de otra forma. ―respondió Maya con una amplia sonrisa. ―¿Davis tiene la misma habilidad con lo que tiene ahí abajo como la tiene con la lanza?

Un largo “Halaaaaaa” se extendió entre el grupo femenino.

―Ah... Yo estoy bien con él en ese tema, es todo lo que tengo que decir... No tengo quejas.―contestó sintiendo bastante vergüenza ante el peso de las miradas que caían sobre ella. ― ¡¡Pervertida!!

―Tía pero que fuerteeeeeeeee.―contestó Alice tratando de ocultar sus carcajadas. ―No sabía que eras así de cerda, tía.

La joven mencionada rompió a risas ante la acusación de Alice. ―¡Oh, vamos! ¿Crees que los hombres son los únicos que pueden hablar de esas cosas? Vete tú a saber si no hablan de estas cosas mientras están solos. Estamos echando unas risas, eso es todo, no hay nada de malo en hablar de sexo y chicos. ―se defendió Maya sin borrar la sonrisa del rostro.

―Oye Nicole, ¿después de lo de Nick no has vuelto a fijarte en algún otro tipo? No sé, en los búnkers cuando estábamos con Ley por ejemplo. ―preguntó Alice.

―Por favor, ¿crees que tan desesperada estoy como para eso? Ahí la gran mayoría eran tíos que pensaban con la punta de la polla, era desagradable pasar frente a ellos y ver como no te quitaban la vista de encima de los pechos o las nalgas. Busco algo de mas categoría. ―contestó con un suspiro. ―Aunque en la situación en la que estamos, tal vez no me quede otra que conformarme con encontrar a un tío así, dudo que queden hombres interesantes aún vivos.

―Pues sí, el mercado está muy malo hija... La gran mayoría de hombres que andan por ahí están pudriéndose y con las tripas desperdigadas.

―¿Oh? ¿Y ese comentario? ¿Es que no estas satisfecha con tu chico? ―preguntó Maya.

―Estoy bien, sentimental y sexualmente hablando, si es a lo que te refieres. Aunque tengo que reconocer que no me agradó que me tocase con la prótesis la última vez que lo hicimos, estaba fría, algo dura y tenía un tacto tan artificial que se me hacía raro al tocarme... Ah, y bueno, luego no ya en el terreno sexual, si no en el de convivencia, a veces me recuerda a un viejo cascarrabias con la edad que tiene... Dios, que ganas me entran a veces de meterle un ladrillo en la boca para que se calle cuando empieza a ponerse tonto por cualquier cosa...

―Bueno, al menos él no se queja... ―susurró Jessica.

―¿Quejarse? ―preguntó Inma.

―Bueno, desde lo de la herida de bala cuando lo hemos hecho...―Jessica se calló un momento antes de reírse. ―Cuando hemos logrado hacerlo porque no estaba cansado, mejor dicho, se está quejando de que le duele cuando hace ciertos movimientos.

―Mmmm... Pero es una herida de bala, es normal que se queje el pobre, mientras lo demás lo haga bien no deberías de tener problemas con él. ―respondió Nicole. ―Y lo de que está cansado... Cuando te diga eso la próxima vez que él quiera dile que te duele la cabeza y ya está, verás que rápido dejará de decir que está cansado tras un tiempo a dos velas.

―Es como dice Nicole, es normal. Lo importante es que su lanza pase de estado retraída a extendida y la maneje con soltura. ―afirmó Maya asintiendo la cabeza con convicción despertando nuevamente las carcajadas entre las chicas.

―Si, si, de eso no hay problema, no puedo quejarme. ―contestó Jessica colorada de la risa.

―Y respecto a tu problema Alice, dile que si como a los tontos cuando se comporte como un viejo cascarrabias. Aunque da gracias a que solo se parezca a un viejo en eso y no necesite de viagra para que se le levante como a un viejo de verdad. ―respondió entre risas.

―Si, gracias a Dios que lo que tiene ahí abajo al menos le funciona, supongo que su carácter es cuestión de adaptarse a él o adaptarlo yo a mi por las malas para que se contenga mas y sepa cuando cerrar la boca cuando se le apaguen las luces y pase a modo cascarrabias. ―suspiró pesadamente.

―¿Adaptarlo por las malas? ―Preguntó Nicole. ―¿Es que le vas a encadenar a la cama y le vas azotar con un látigo? ―preguntó con picardía.

―Mmmm... No sería mala idea ahora que lo dices.

Maya volvió a reír incapaz de contener sus pensamientos ante lo que Nicole comentó. ―Dios, me imagino a Alice vestida con un traje de cuero provocador y con un látigo en la mano dándole fuerte a M.A en pelotas haciéndole ¡¡ZAS!! ¡¡ZAS!! ¡¡ZAS!! ¡¿Quién manda aquí, perro?! ¡¡ZAS!! ¡¡Bésame los pies, cerdo!! ¡¡¡ZAS!!! ―comentó haciendo movimientos con las manos como si sostuviera un látigo.―En plan masoquista.

El coro de risas no cesaban entre las mujeres, varias de ellas no habían podido evitar derramar alguna que otra lágrima, mientras que Maya se ahogó dos o tres veces entre tantas risas descontroladas.

―Dios mío... ―suspiró Maya calmándose algo mas. ―Ainsss Nicole, que estas dos se han llevado a todos los hombres del grupo, nosotras dos e Inma me da de que nos quedaremos solteronas por siempre.

―A mi no me molesta estar así, no tengo la necesidad de tener un tío pegado a mi, estoy bien sola, petardas. ―contestó la mencionada con un suspiro. ―Sois vosotras las que necesitáis estar con un tío.

―Necesitan con urgencia a uno que les de duro... ―comentó Eva suspirando. ―Tened cuidado que ya vais chorreando las dos, lo estáis poniendo todo perdido. ―ante su advertencia el dúo no dudó en mirar al suelo, provocando que Eva flipara por unos instantes. ―¡¿Habéis mirado de verdad?! Dios bendito... ―ante su tono desesperado ambas mujeres rieron.

―Bueno, queda un maromo todavía libre ¿no Eva? ―preguntó Alice mirando hacia atrás para ver a la chica que prefería quedarse desviada de la alocada conversación.

―¿Un maromo libre? ¿A qué te refieres?

―¿Ah? ¿Ya has capturado a Puma para ti sola? ―preguntó Maya colocándose al lado de Eva.

―¿Puma? Entre nosotros dos no hay nada... ―respondió desviando la mirada hacia un lado para tratar de ignorar las miradas de las chicas del grupo.

―Por ahora. ―contestó la castaña. ―Vamos, ¿me vas a decir que no te has fijado en un tipo varonil y rudo como Puma teniendo en cuenta el tiempo que os conocéis y la cercanía?

―Solo somos amigos y compañeros de supervivencia, nada mas. ―contestó algo cortante fijando la vista al frente evitando entrar en contacto visual con los ojos de cualquiera de las chicas.

―Mmmmm... ¿Entonces no te importa si yo o Nicole seducimos a Puma? Nicole con ese culito y esos pechos se la pone tiesa a mas de uno, ya te digo, y yo... Bueno, ya veremos que puedo hacer para echarle el lazo, soy una caja de sorpresas. ―comentó con un todo pícaro en su tono de voz.

―¡¿Qué?! ¡Argh por favor! A Puma no le van las chicas de tu estilo, le van mas las patea culos que le dan por boca de vez en cuando, le va ese juego de las mujeres que se le resisten. Y Nicole... bueno... tal vez sexualmente si, pero a nivel personal son muy distintos como para poder estar ambos juntos...

―¿Ah? ¿Te pusiste celosa, Eva? ―preguntó Jessica.

―¡No, claro que no! ¡¿Quién se pondría celosa por un idiota como ese?! ―Las chicas la miraron con una mirada que denotaba poca credibilidad en sus palabras, lo que la hizo irritarse algo mas.―Recordad a lo que estamos, no estamos aquí para saber si Davis la tiene tan larga como su lanza o M.A tan gorda como su maza, y esas tonterías. Un poco mas de seriedad chicas que os estáis yendo por los laureles con toda esta charla.―respondió con un tono mas calmado pero serio avanzando mas adelante para alejarse un poco de las chicas y evitar que le siguieran preguntando.

―Ya te digo yo que entre estos dos hay algo. ―le susurró Maya al oído a Nicole.

―Buah, es solo cuestión de tiempo que tengamos otra pareja en el grupo. ―contestó esta riendo por lo bajo. ―Pero si, tiene razón, deberíamos de controlarnos mas que nos estamos ya desmadrando, ya ha habido risas suficientes.

―Si, tienes razón, ya me duele la tripa de tanto reír, y creo que Jessica está algo mejor tras todo esto, creo que lo del ayuntamiento por ahora se lo ha quitado de la cabeza.

―Si, yo creo que si, al menos ahora tiene una sonrisa en el rostro.

El grupo femenino tras una caminata dialogando de temas mas normales avistaron la entrada a la aldea, estaban deseando poder quitarse de encima las cargas que llevaba, cenar, bañarse y acostarse, había sido un día realmente duro para ellas. Entraron a la aldea, dirigiéndose hacia la taberna, ya desde lejos observan las improvisadas hogueras y los barriles humeantes de agua caliente, pero ninguno de los chicos las esperaban en el exterior. La noche ya se había extendido en el cielo cubierto de estrellas, y tan solo las luces de las hogueras y unas velas encendidas dentro de la taberna eran los únicos indicios visibles de la actividad de los chicos del grupo, por lo que sin nada mas que observar decidieron ingresar en el local.

Un sonoro y desagradable sonido de cacerolas cayendo al suelo las recibió. No tuvieron nada que decir al respecto, la imagen ya hablaba mucho de la situación para ellas. Adán se agachaba al suelo para recoger la pila de cacerolas y sartenes que había estado transportando desde unos armarios hasta el mostrador instantes antes de que la temblorosa torre se viniese abajo. Por otro lado...

―¡¡¡PUMAAAAAAAAA QUE SE TE QUEMAN LAS PUTAS ALBÓNDIGAS!!! ―rugió M.A desde el otro lado de la sala mientras trataba con ambas manos y brazos sostener un conjunto de cinco vasos que intentaba llevar desde una vitrina hasta las mesas.

―¿Ah? Si, cierto, cierto... ―suspiró el mencionado dirigiéndose hacia la olla con un bote de limpiacristales en una mano y un paño en otra, recién acabando de limpiar las últimas mesas de la estancia. ―¿Tal vez le deba de echar un chorrito de vino para quitarles el regustillo a quemado? ―preguntó el joven acercándose sin prisas pero sin pausas a la olla.

―¡¿Vino?! ¡Vino mis cojones! ¡A mis cojones si que les vas a echar vino tú! ―rugió el joven una vez mas, quien víctima de su furia no pudo evitar soltar ligeramente los brazos haciendo que un par de vasos que sujetaba contra su pecho se resbalasen estallando contra el suelo. ―¡¡Joder!!

Las caras de “Poker Face” de las chicas localizadas a la entrada lo decían todo. Ante el sonido de los estallidos de los vasos un segundo golpe hizo que las chicas giraran sus cabezas al lado opuesto al que M.A se localizaba, para hallar a Davis con medio cuerpo introducido en un armario bajo, quien ante el sobresalto de los vasos estallando, el joven se dió un cabezazo contra una de las láminas de madera de dentro del armario que servía para guardar elementos de la cocina.

―Cago en la madre que os parió a los dos... ―gruñó el joven.

A todas le hubiesen resultado interesante ver el rostro de Davis tras darse el cabezazo y decir aquello, pero lo único que veían de él era su trasero y sus piernas, el joven aún permanecía buscando algo al fondo del armario.

―¡Adán la escoba! ―llamó M.A.

―Vooooy. ―contestó el chico dejando malamente la torre de cacerolas sobre el mostrador.

Rápido, el joven agarró la escoba y el recogedor y corrió hacia M.A dispuesto a entregárselos para retirar los fragmentos de cristal del suelo. Ante su carrera, el leve movimiento de aire que originó al pasar frente a la torre de cacerolas hizo que esta misma cayese una vez mas al suelo montando un sonoro alboroto. Y, como consecuencia, las chicas no pudieron evitar girara de nuevo la cabeza al escuchar a Davis dándose otro golpe en la cabeza ante sobresalto producido por el conjunto de cacerolas.

―¡PUMAAAAAAAAAAAA! ―gruñó Davis en aquella ocasión sacando la cabeza y mirando hacia la localización del cocinero. ―¡¿Qué demonios haces mirando botellas de vino?! ¡Si estuvieras mas atento a la olla no se te quemarían, te dije solo que le dieses vueltas un rato y que ahora las servía yo!

―Estaba limpiando las mesas, aquí el rubiales no lo estaba haciendo. ¡¿Acaso debía de servir la comida en mesas cubiertas por una capa de polvo?!

―¡¿M.A?! ¿¡Y tú que se supone que estabas haciendo?! ¡¿Qué haces con esos vasos?!

―Bueno, alguien debía de ir preparando la cubertería y demás ¿no? Le dije a Adán que limpiase las mesas por mi. ―trató de defenderse el joven de las miradas de sus compañeros.

―¡Pero yo estaba ayudando a Davis a buscar las sartenes y cacerolas para preparar mas comida! ―saltó rápido el joven para defenderse de las acusadoras miradas de los jóvenes. ―¡Te dije que lo haría cuando acabase de ayudar a Davis!

Las miradas recayeron de nuevo sobre M.A, quien se cayó sin saber que utilizar para argumentar en su defensa. Simplemente agachó la cabeza y continuó barriendo haciendo como si con él no fuese la cosa.

Mas de una se llevó la mano al rostro, era un fracaso... ¡Eran un fracaso! ¡¿Cómo era posible que liasen tanto para calentar unas albóndigas, limpiaran el lugar y colocaran la cubertería en las mesas?! ¡Qué hombre tan inútiles! Mientras ellas habían estado casi todo el día fuera luchando contra zombies, salvajes, pateándose el pueblo en busca de lo que necesitaban y demás cosas, ellos no habían logrado acabar aún con la cena, la estaban liando de lo lindo, y las hogueras improvisadas al estilo “me la cargué” daba también que pensar acerca de que dicha labor había sido tan desastrosa como el intento que trataban de hacer de coordinarse para hacer una simple cena para todos.

―Hombres... ―suspiraron todas pesadamente al unísono.

Los chicos se cercioraron entonces de que las chicas estaban todas en la entrada de la taberna, observándolos con miradas desamparadas por la labor que trataban de hacer. Solo observar aquel grupo de miradas desconfiadas, deseperanzadoras, críticas y acusadoras que todas les dedicaban, fueron suficiente como para perforar sin piedad alguna el orgullo masculino de los cuatro hombres del grupo.

―¿Ah? ¿Cuánto tiempo lleváis aquí? ―preguntó Davis poniéndose el pie.

―El suficiente para ver que no sabéis hacer nada si no estamos con vosotros. ―contestó rápidamente Nicole con una mirada acusadora a su compañero.

El joven no supo que contestar, ciertamente visto lo visto parecía que era así...

―No estaría mal que aprendierais a coordinaros mas entre vosotros, obviamente el problema de la cena es porque no habéis sabido coordinaros. ―comentó Eva.―Y tú... ¡¿A qué demonios esperas para quitar la olla del fuego?! ―miró a Puma sintiendo un leve olorcillo a quemado.

―Ah, si, cierto, voy. ―contestó simplemente apartando la olla.

―Pero que inútiles estáis hechos... ―comentó Alice dirigiendo una descarada mirada a M.A, indicando claramente que lo decía mas por él que por los otros tres. ―Opino como Eva, debéis de aprender a coordinaros mas y trabajar entre vosotros cuatro. Es obvio por las hogueras de ahí afuera y por lo que acabamos de ver, que no sabéis trabajar en equipo entre vosotros, supongo que hasta ahora tampoco habéis tenido la necesidad de trabajar en equipo...

―Bueno, como sea, estoy demasiado hambrienta y cansada como para seguir aquí en pie criticándolos. ―suspiró Inma.―Mientras esas albóndigas sean comestibles me valen.

No muy convencidas pero con las mismas necesidades que Inma, las chicas decidieron seguir la opción de Inma y pasarles en aquella ocasión la mano por encima a los chicos. Cada una se sentó en las sillas mas cercanas a la espera de la cena, dejando las mochilas al lado de las sillas para mas tarde examinar el contenido y evaluar la situación con el resto.

―Esto... Habíamos pensado que para hacer las cosas mas rápidas, mientras se termina de hacer la cena y unos cenan, otros podrían ir bañándose. ―comentó Davis. ―Habíamos pensado en usar tres cubos de agua, uno para enjabonarse y dos para aclararse. Primero Jessica y yo en una casa y Adán en la otra. Después de nosotros Alice y M.A y tras Adán Puma. Después Maya y Nicole, y por último Inma y Eva.

―¿Y porqué Jessica y tú primero? ―preguntó Maya con una sonrisa que las otras chicas entendieron.

―Esto... Bueno, porque somos una pareja y nos aseamos dos personas juntas, así ahorramos tiempo y hacemos mas rápido todo esto que si nos metiéramos de uno en uno al baño. Lo mismo digo para Alice y M.A, también aprovechen para ir juntos al baño. ―argumentó el joven.

Fue entonces que Davis se percató de algo, Jessica que estaba envuelta en su traje de protección no le había dicho nada desde que llegó, ni siquiera le había mirado. Al percatarse de las chicas, ella estaba al fondo oculta por las otras, y ahora se sentaba junto a Maya e Inma, quedando parcialmente oculta por el cuerpo de Maya. Le pareció extraño, parecía como si quisiera ocultarle su presencia o algo por el estilo.

―Me parece bien. ―contestó Eva.―¿El agua está lista?

―Em... Si, está todo preparado. ―contestó el joven apartando la mirada de Jessica.―Pero necesitamos los productos de higiene para asearnos.

―Am, cierto. ―comentó Nicole agarrando una de las mochilas y sacando todo su contenido para colocarlo sobre la mesa.―Aquí hay lo imprescindible para asearse, hay dos cosas de cada para distribuirlo entre ambas casas.

―¿Y la ropa la tenéis? ―preguntó Puma.

―Si, también. ―contestó Eva.

Eva y Nicole dispusieron sobre las mesas todo el material que habían obtenido para iniciar el reparto.

―Vale. Linternas no hay para todos, solo tenemos cinco debido a que no teníamos demasiado espacio en la mochila y necesitábamos coger también los productos para asearnos. ―comentó Nicole. ―Teniendo en cuenta cada uno de nosotros normalmente suele ir acompañado de una determinada persona, he decidido que las linternas se las daré a Inma, M.A, Eva, Davis y otra para mi misma. Inma normalmente suele estar con Maya, Eva suele estar cerca normalmente de Adán y Puma, Alice suele estar gran parte del tiempo con M.A, y Davis con Jessica. Yo por mi parte suelo estar normalmente con Davis, Eva, Adán, Maya y Jessica, por lo que de esa manera pienso que todos estaremos siempre o la gran mayoría de veces con alguien que tenga una linterna para ir alumbrando en la noche. También podemos prestarnos los unos a los otros las linternas, al menos para estar por aquí, en una zona segura, pero de misión, lo mejor será que cada uno a los que les asigné las linternas las lleven en mano.

―Opino igual. ―contestó Eva. ―Para pasear por una zona segura da igual quien lleve las linternas, pero de misión cada uno a los que se os asignó las linternas deberéis de llevarlas, por eso mismo cada uno de vosotros guardaréis las linternas entre vuestro inventario y seréis responsables de su buen funcionamiento. ―comentó mirando a Davis, Inma y M.A antes de darles tres de las cinco linternas, quedándose ella y Nicole con el otro par.

―Y luego las pilas de repuesto, hay un par de pilas por cada linterna. ―comentó quedándose ella con un par y dándole las restantes a los que habían sido asignados para hacerse responsables de las linternas.

―Vale, ahora la ropa. ―comentó Eva sacando varias bolsas. ―En cada bolsa hay un conjunto para cada uno, si os gusta bien y si no os aguantáis. Hay en general un pantalón, una camiseta y unas botas, además y un par de calcetines y unos calzoncillos o una braga. En algunos conjuntos hay además alguna chaqueta, unos guantes y alguna cosa mas, pero no todos lo tienen, la mayoría tienen lo que dije. Ya cuando tomemos el pueblo podéis coger mas ropa para cada uno si queréis, pero por ahora solo os traje una cosa de cada para que podáis tirar lo que tenéis puesto y vestiros con ropa limpia y en buen estado. ―comentó la joven mirando el interior de cada bolsa antes de darle a cada uno su conjunto nuevo de ropa.

Tras el reparto, cada uno llevó lo que trajeron las chicas de la expedición a las casas para dejarlas en su interior y volver de nuevo todos a la taberna una vez guardaran todo lo que Nicole y Eva repartieron. La puerta del dormitorio se cerró dejándolos a solas en la habitación. Tanto Jessica como Davis dejaron sus pertenencias en el baúl y el armario, y ahora quedaron a solas, completamente en silencio con Davis frente a la puerta y Jessica cerca de la cama dándole la espalda a este. Era mas que obvio tanto para uno como para el otro el significado de aquel silencio y el motivo por el que Davis había cerrado la puerta. El joven sentía a Jessica bastante esquiva, no le había dicho absolutamente nada, y había estado dándole la espalda y bajando la cabeza evitando su mirada, también con el resto, pero especialmente con él, era como si quisiera pasar desapercibida. Por otra parte Jessica intuía lo que Davis quería preguntarle, se lo diría, pero... ¿De que manera afectaría que le contara lo que le sucedió? ¿Y si Davis se ponía un poco en plan paranoico y perdía toda la confianza que le dio para comenzar a entrenarse y sobrevivir por su propia cuenta? ¿Y si le pedía explicaciones a Inma? ¿O a Eva por se la encargada de dirigir la misión? No iba a ocultar que tenía cierto miedo a que Davis perdiera la confianza que depositó en ella una vez le contase lo que le sucedió, pero no le quedaba otra...

Davis frunció el ceño manteniendo una mirada seria clavada en la espalda de Jessica, sabía que ella intuiría el motivo por el que cerró la puerta, y simplemente decidió limitarse a esperar a que ella estuviese preparada para decirle lo que le sucedía. La joven no dijo nada, simplemente comenzó a quitarse el traje de protección sin dejar de darle la espalda a Davis. El traje ocultaba sus ropas empapadas en sangre y el cristal de su máscara parcialmente lo hacía con las manchas de sangre seca en el rostro, pero a pesar de ello este era transparente, por lo que se había estado esforzando en ocultar la cara del resto, y las chicas conscientes de su temor la habían estado cubriendo desde que llegaron a la aldea a la espera de que hablase con Davis a solas y no se montase ningún escándalo porque él y los otros chicos la viesen así nada mas verla llegar a la taberna.

―Pero que demonios... ―susurró el joven en cuanto la vio girarse con el traje ya quitado. ―¡¿Pero que te ha pasado, Jessica?! ―exclamó el joven de rostro claramente preocupado mientras velozmente se desplazaba desde su posición hasta la joven que se mantenía en pie frente a él. ―¡¿Estás herida?! ¡¿Qué te ha pasado para estar así, Jessica?!

―Cálmate Davis, estoy bien.―contestó ella librándose de las manos del joven que reposaban sobre sus hombros mientras este la miraba de arriba a abajo alterado. ―Te contaré lo que me ha pasado. Pero no te preocupes, estoy bien. ―repitió la joven alejándose del chico retrocediendo un par de pasos.

El semblante serio de Davis y su entrecejo marcadamente fruncido denotaba que estaba poniendo toda su atención en ella a la espera de una explicación que justificase porque motivo sus ropas y rostros estaban llenos de rastros de sangre seca. La joven se lo contó todo, como fueron a la tienda de ropa, como fueron asaltados por los salvajes, como se separó de Eva e Inma y sobrevivió por su cuenta luchando contra los podridos que se acercaban a ella, lo de las marcas que fue dejando para que sus compañeras le siguiesen el rastro, lo del encuentro con los dos hermanos que la dejaron inconsciente tras el enfrentamiento en la plaza, el intento de violación, el asesinato que Jessica llevó a cabo, el encuentro con Eva e Inma, el desmayo, la llegada a la farmacia y la vuelta a la aldea, se lo explicó todo a fin de que comprendiese bien la situación que vivió, dejando claro que no le mordieron, ni la hirieron, ni la violaron, ni nada por el estilo.

Davis permaneció en completo silencio sin despegar aquellos serios ojos oscuros de la mirada azulada y temerosa de la joven. Tan solo el tic-tac de las manecillas de un pequeño reloj se escuchaba en la silenciosa habitación mientras Davis analizaba y pensaba en silencio sobre lo que Jessica le acababa de comentar. Temía que pudiese enfadarse con Inma por no haber apretado el gatillo cuando tuvo oportunidad, teniendo como consecuencia que ella misma hubiese podido morir o con Eva por no haber sido mas cuidadosa y haber permitido que un grupo de niños las asaltase, provocando que ella hubiese tenido que huir perseguida por aquella chica al no haber podido contar con la protección de sus compañeras, o incluso, temía que se enfadase con ella misma por no haber huido cuando vio a aquel par de hombres o por haber dejado señales demasiado visibles que podría haber atraído a aquellos dos hombres a su posición, incluso por el hecho de no haber escuchado a Inma y Eva ocasionando que el cansancio la llevase a desmayarse. En cierto modo podría entender que Davis se enfadara, pero él no estuvo allí, no sabría juzgar lo que sucedió respecto a las acciones de Inma, Eva o ella misma, la situación no fue fácil para ninguna, sobretodo para ella misma.

Finalmente Davis desvió la mirada de ella tras un buen rato sosteniéndosela impasible y en silencio. Entonces suspiró y de nuevo quedó unos instantes mas en silencio cruzándose de brazos con la mirada arrojada al suelo.

―¿Seguro qué estás bien? ―preguntó el joven con seriedad mirándola de nuevo a los ojos.

―Si. Te he dicho que estoy bien. ―respondió seriamente manteniéndole la mirada.

Ambos permanecieron en silencio unos instantes sin dejar de mirarse ambos con seriedad, sin mostrar emoción alguna por la circunstancias que actualmente rodeaban a ambos.

―Me alegro. Ahora deberíamos ir a bañarnos, tienes que quitarte la sangre del rostro y la ropa antes de que te vea el resto. ―contestó dándose media vuela agarrando el manillas dispuesto a abandonar la estancia.

―Estás enfadado. ―contestó la joven de manera afirmativa algo que casi parecía ser un pregunta, o que originalmente iba a serlo.

Davis se giró en ese preciso instante mirándola directamente de nuevo a los ojos.

―No, no lo estoy. Pero tampoco me da igual lo que me has contado.

―¿Entonces? ¿Vas a echarle a alguien la culpa de que me perdiera y me pasase eso?

―No, no le voy a echar a nadie la culpa de nada, Jessica. Solo estoy preocupado, por ti, por lo que has vivido, por lo que has hecho, es horrible que hayas tenido que pasar por esa experiencia. A veces suceden cosas que no se pueden evitar, sería injusto echarle la culpa a Eva, a Inma, o a ti misma. ―contestó con una mirada triste y el ceño levemente fruncido.

―¿Ni a Inma? Esperaba a que le echases la culpa a ella por no haber apretado el gatillo...

―Es probable que lo hubiese hecho si por culpa de su acción tú hubieses acabado muerta, pero no ese no ha sido el caso. En cierto modo puedo entenderla a ella, nunca ha matado a un ser humano, y tú no lo hubieses hecho tampoco de no haberte visto en aquella situación tan extrema... Matar a un podrido y a una persona son dos cosas radicalmente distintas... Es muy difícil matar por primera vez, y la manera en la que tú lo has hecho ha sido de las formas mas horribles que hay... Siento que hallas tenido que pasar por ello y que yo no hubiese podido estar ahí... ―comentó usando aquella última frase casi como una disculpa.

―Lo siento Davis, pero no te necesité a mi lado en ningún momento para salir del problema en el que me había metido. ―las frías palabras de la joven lo sorprendieron. ―Ni a ti, ni a Inma, ni a Eva, ni a nadie, solo a mi misma. ―contestó combatiendo la desconcertada mirada del joven con una muy seria.

―Ya veo... Supongo que eso está bien, era lo que tú querías, no tener que depender de nadie.―contestó con una pequeña sonrisa en el rostro tras unos instantes en silencio.

Y era lo que él quería, pensó para si mismo, quería, necesitaba, que Jessica se valiese por si misma por si llegara el día en que él no pudiese continuar a su lado o se encontrase completamente sola por cualquier circunstancia. Estaba bien por esa parte, lo que no le agradaba es que se hubiese tenido que demostrar así misma y a él mismo que era capaz de eso pasando por una situación tan radical y una experiencia tan fuerte, la manera en la que asesinó a aquellos dos tipos según lo que dijo fue... realmente horrible para cualquier persona que no hubiese asesinado antes, hubiese preferido que aquella demostración se hubiese hecho con el tiempo, y no con una situación tan fuerte de golpe para una persona como Jessica. Le preocupaba que aquella experiencia pusiese provocarle alguna clase de trauma, miedo, inseguridad o debilidad... ¿Ah? ¿A qué viene esa mirada de sorprendida? Hasta hace unos instantes el sorprendido había sido él mismo, pero ahora era ella quien sostenía esa mirada, pensaba el joven para si mismo.

―Vaya... No esperaba esa respuesta... ―contestó Jessica. ―Pensaba que te enfadarías y perderías la confianza que pusiste en mi para esforzarme y cambiarme a mi misma...

―¿Porqué debería de hacer eso? Has sido capaz de sobrevivir por tu cuenta a esas situaciones tan difíciles, has sabido dejar señales a Eva e Inma para que te encontraran, y has demostrado una determinación increíble al imitarme a mi y a las otras dos para enfrentarte a todos esos podridos y a esos dos tipos, llegando a desmayarte por el sobre esfuerzo, aún cansada continuaste hacia adelante con una determinación admirable, Jessica. Y aún tras vivir todo lo que viviste, el cansancio físico y moral, estás dispuesta a enfrentarme para demostrarme que eres capaz de cambiar y seguir adelante sin mi ayuda ni la de nadie, dispuesta a continuar siguiendo adelante. ―contestó el joven acercándose mas a la chica. ―Realmente me has impresionado Jessica Harper, reconozco que nunca pensé que fueses capaz de hacer algo así sin haberte entrenado física y moralmente con el tiempo para cuando llegase una situación como la que has vivido. ―confesó el joven acariciando con ternura la mejilla de la chica. ―Me alegro de equivocarme. Eres mucho mas fuerte de lo que imaginaba, Jessica.

La joven sujetó la mano del joven y lo miró a los ojos tratando de esforzarse en no derramar ninguna lágrima ante sus palabras y gesto, llevaba mucho tiempo queriendo escuchar algo como eso de la boca de Davis, y por fin lo había hecho, ni siquiera ahora se quería permitir derramar ni una sola lágrima, por lo que simplemente abrazó a su chico, quien correspondió al abrazo, un abrazo que reconfortó y curó las heridas morales que la joven había tenido latente hasta aquel preciso momento en el que tuvo que enfrentar al chico que tenía en frente. Ahora sentía realmente que había vuelto a “casa” de aquella expedición.

Fue entonces cuando alguien llamó a la puerta interrumpiendo el abrazo de la pareja. Con un “Adelante” por parte de la pareja, la puerta de la habitación se abrió dando paso a Nicole, quien tan solo necesito de un vistazo para comprender la situación al ver a la pareja aún abrazada y con las ropas de Jessica ensangrentadas observando a la recién llegada.

―Jessica te he traído las vitaminas, a Eva se le olvidó dártelas. ―comentó la joven ofreciéndole los botes.

―Ah, gracias Nicole, ¿pero se las puedes dar a Maya? Creo que es mejor que ella las tenga en su botiquín y me las de cuando ella crea conveniente. No tengo donde guardar los botes y en ese botiquín no se perderán. ―contestó la joven si coger los botes.

―Está bien, se los daré a ella en ese caso. Deberíais iros a bañar, os he llevado el agua para que os bañéis, coged la ropa limpia que hemos traído, os vendrá bien ponérosla tras lavaros. ―comentó la joven con una sonrisa en el rostro.

―Está bien Nicole, gracias. ―contestó Davis devolviéndola la sonrisa antes de que su compañera cerrase la puerta dejándolos de nuevo a solas.

Tras eso, el grupo se tomó poco mas de hora y media para cenar, bañarse y vestirse con la ropa nueva que habían traído de la expedición. Sin dudas, todos y cada uno de los integrantes del grupo agradecieron el relajante baño de agua caliente que les sirvió para limpiar y aromatizar sus cuerpos y cabellos, el efecto del agua cálida y la ropa nueva relajó sus cuerpos tensos por el trabajo que todos realizaron aquel día, y después con sus estómagos llenos por la cena, no pudieron hacer nada ante el sueño que se apoderaba de ellos, por lo que decidieron dejar para la mañana siguiente la charla sobre lo que aconteció a las chicas en la expedición y los movimientos que realizarían a la mañana siguiente.

―Jessica, ¿puedo hablar contigo? ―detuvo la joven Inma a su compañera mientras todos ingresaba en las casas para descansar.

―Si, dime Inma.

―Oye... yo... lo siento, Jessica... ―dijo la joven con una evidente mirada triste incapaz de mirar a su compañera a los ojos.

―¿Lo sientes? ¿A qué te refieres, Inma?

―A lo que pasó en la expedición, pudiendo apretar el gatillo en un par de ocasiones para salvarte no lo hice... Por mi culpa no te quedó otra que separarte de nosotras y vivir todo aquello...

―No te preocupes Inma, lo comprendo. Yo... no sé si hubiera sido capaz de hacer eso de haber estado yo en tu lugar y tú en el mío. Ni tú ni yo habíamos asesinado nunca a ningún ser humano, es lógico que sea muy difícil hacer algo como eso, incluso en una situación como esa... Yo he necesitado de una situación demasiado radical para cometer mis primeros asesinatos, y créeme, no es agradable, nada agradable... Incluso a pesar de haberlo hecho para salvarme a mi misma, no pude evitar sentirme mal por lo que hice... Aún tengo en mi mente grabado aquel momento con todo detalle... Sé lo difícil que es, y ya te digo que ni yo misma sé si hubiera apretado ese gatillo estando en tu lugar, he necesitado de una situación demasiado fuerte para lograr arrebatarle la vida a alguien. No tienes de que disculparte Inma, estoy a salvo, y la reacción que tuviste fue muy humana, es lógico que reaccionaras así. ―contestó la joven con una sonrisa.

―Pero aún así... ―la joven insatisfecha cerró sus puños con rabia, aun diciendo aquello, eso no quitaba que si hubiese muerte la culpa la hubiese tenido ella. ―Lo siento Jessica, de verdad que lo siento...

Jessica sin borrar la sonrisa del rostro abrazó a su amiga diciéndole una vez mas que no se disculpara, que la comprendía. Tras eso Inma decidió irse a acostar, por lo que ambas jóvenes se despidieron sin rencor alguno y se dispusieron a entrar en las casas compartidas con el resto de compañeros a descansar.

La estancia se encontraba parcialmente iluminada por la llama de una vela localizada sobre una pequeña mesita cercana a la cama, sumida la habitación en un completo silencio, tan solo un chico joven yacía en la cama. En la pared izquierda, la silueta del joven tumbado se observaba ante la luz anaranjada de la llama proyectada en la pared. Sus dedos descendieron por su torso desnudo hasta detenerse en una zona del abdomen cubierta por unas vendas. Ahí estaba, aquella herida de bala... Fuese por el destino o por mera suerte, la bala no había perforado ningún órgano, saliendo limpiamente del cuerpo tras atravesarlo. Para Davis, aquella era la primera vez en la que había llegado a estar tan cerca de la muerte, si, otras veces se había jugado la vida al enfrentarse a situaciones muy peligrosas, o incluso cuando trató de suicidarse en Stone City víctima de la depresión, pero hasta aquel preciso momento en el que Payne no apretó aquel gatillo, no había llegado a sentir a la muerte tan cerca, tanto que incluso casi pudo rozar con las puntas de los dedos esa blanquecina, dura y deslizante esfera ósea que tenía como cabeza el portador de la guadaña entre sus hombros, la Muerte, o la Parca como según se prefiera.

Davis se incorporó sentándose en un lateral de la cama, colocando sus pies desnudos sobre la vieja madera que conformaba el suelo de la habitación. Perdió la mirada en el suelo por unos instantes, fijando sus ojos oscuros en su propia sombra proyectada en el haz de luz del suelo. Desde aquel preciso momento que contempló frente a él el rostro de la Muerte, y mas aún tras el embarazo de Jessica, aquel espíritu valiente o demente de lanzarse sin temor alguno, sin pensar en las consecuencias de dichos actos, ni llegar a pensar siquiera en las posibilidades de salir victorioso ante cualquier peligro que se le pusiese por delante, había sido limitado por el propio Davis, lanzándose sobre si mismo las cadenas que le retenían para no actuar de aquella manera tan imprudente anteponiendo la razón sobre el ímpetu, cadenas bautizadas con los nombre de Jessica, bebé, Davis, amigos... Cobarde para unos e inteligente para otros. Davis no podía evitar recordar lo acontecido con Ley, Eva, y el resto que le acusaron de cobarde por huir y no atreverse a perder la vida en batalla, gente que anteponía su deber ante cualquier otra cosa como la familia, los amigos, o su propia vida misma. Por otra parte, recordó a la gente que lo ponía como inteligente ante su nueva forma de hacer las cosas, gente como Nicole, Maya, Alice, Jessica o M.A, gente que anteponía el bienestar de la gente a la que quería y la suya misma a cualquier otra cosa. No podía evitar pensar en la imagen que ambos grupos podían dar. Unos de valientes por hacer lo que tenían que hacer y otros de cobardes por huir del peligro y de la situación, pero para otros ojos, no eran valientes ni cobardes ninguno de los dos grupos, eran dementes, aquellos que se jugaban todo a nada dejando atrás a la familia y amigos, sin importarle el daño que estos pudieran hacerles con sus muertes, y como contraparte, los egoístas, los que solo defendían lo suyo, dándole la espalda a todo lo demás. Si lo pensaba, realmente el valor, el miedo, la demencia y el egoísmo eran sentimientos tan humanos que no se podían juzgar así sin mas.

Es por eso mismo que no juzgó a Inma, Eva o la propia Jessica ante lo sucedido en la expedición, por eso, y porque él no era el indicado para juzgar de aquello de lo que ya le habían juzgado anteriormente. Inma por no apretar el gatillo cuando tuvo oportunidad podría haber sido una cobarde a ojos de un desconocido, Jessica una valiente ante el sobreesfuerzo que se impuso y la manera tan cruel con la que cometió su primer asesinato saliendo así con vida de la situación, y Eva una egoísta ante la necesidad de realizar la misión y volver lo antes posible a la aldea junto a Adán, cometiendo el error de que aquel asalto por parte de los salvajes sucediese, por no estar lo suficientemente atenta poniendo en peligro la misión y a sus compañeras. De cualquier forma, no había que juzgar tan fácilmente, mas aún sabiendo como eran aquellas tres y sabiendo que del miedo nace la valentía, del esfuerzo la superación y la fuerza física y mental, del egoísmo el amor propio y el amor hacia otros, y así con otras clases de cualidades que a la vista de un desconocido que no supiese de las circunstancias que rodeasen a otras personas, serían objeto de críticas y desprecio, gente que desconoce que de las peores cualidades humanas, si se manejan bien, pueden nacer las mejores cualidades posibles que una persona podría tener, fuerza, valentía, inteligencia, humanismo...

Con él era una situación similar, cobarde para unos, inteligente para otros. Al ser sujeto por aquellas cadenas que le imponían a usar el razonamiento ante el ímpetu, le hacía percatarse de otras cosas en las que en otras ocasiones no se habría percatado, le obligaba a observar y pensar sobre las circunstancias y situaciones que le rodease aprendiendo de estas, incluso no simplemente de las circunstancias con las que se topase, también sobre las personas que le rodeaban, o incluso sobre sí mismo. Hasta que esas cadenas no le limitaron, y aunque no le agradase admitirlo, no había podido superar su pasado, pues este y Sacedog no murieron con Stone City, continuaron acompañándole a medida que continuaba cometiendo una y otra vez los mismos errores, tropezando constantemente con la misma piedra en el camino, hasta que finalmente se desplomó en aquella fábrica cuando se separó de sus compañeros y se había hecho consciente del embarazo de Jessica, aquella depresión que comenzó a envolverle estaba haciendo resurgir a Sacedog sobre Davis, de no ser porque Jessica, Alice, M.A, Nicole y Maya lo encontraron y le hicieron darse cuenta de las cosas, probablemente el Davis Taylor nacido tras los acontecimientos de Stone City hubiese acabado siendo tragado por aquel al que llamaban Sacedog, un tipo patético, cobarde, deprimido, inseguro, frío y reservado, todo un lobo solitario que andaba por ahí con una férrea y gruesa armadura protegiéndose de la vida y huyendo de aquello que no le gustaba o le hería.

Ahora él era muy distinto, continuaba teniendo fallos, por supuesto, nadie es perfecto, pero no se podía comparar con el que fue años atrás. Tenía mas iniciativa, era mas extrovertido, valiente a la hora de enfrentarse a los infortunios del destino, sincero, abierto, alegre, con mas seguridad en si mismo... Se había desprendido de aquella armadura poco a poco, aunque una vez mas debía de admitir que todavía quedaban remanentes de aquella vida pasada que estaba dispuesto a suplir con nuevas capacidades que le hiciesen mejorar como persona. A día de hoy aún sus amigos continuaban aportándole cosas que lo continuaban haciendo cambiar a mejor, había dado un gran cambio, pero todavía le quedaba por seguir cambiando a algo mucho mejor, por eso podía comprender la enorme determinación de Jessica de cambiarse así misma. Las personas con el tiempo cambian, así lo pensaba él, unas a peor y otras a mejor. Detenerse, mirar, y analizar era la mejor forma de no continuar cometiendo los errores del pasado, logrando producir con ello un cambio.

En la vida había cuatro tipo de personas con su propia forma de reaccionar ante la sociedad y la vida cuando esta no es buena con ellos. La primera son las personas que huyen, gente que se podría considerar cobarde por parte de aquellos que no sufren al nivel de este, ni conocen las circunstancias del que huye de aquello que le da miedo, no le gusta o le hace daño. El segundo tipo de persona es el que lucha sin importarle nada, solo sigue adelante como los burros mirando en una sola dirección, valiéndose de su orgullo e ira, obligando a otros o a la vida misma de malas maneras a ser aceptados y a conseguir de la misma forma lo que quieren, muchos podrían ver a este tipo como gente odiosa. La tercera persona es aquella que se camufla tratando de ser lo que no es en realidad a fin de poder sobrevivir en la vida o en la sociedad, gente que fingiendo ser otra clase de persona vive triste y fingiendo ser feliz cuando no lo es, autoengañándose pensando que puede ser algo que no es ni será jamás, a ojos de otros este tipo de gente es la mas triste de todas. Y la cuarta es aquella que simplemente se deja llevar por las circunstancias, gente que simplemente se conforma con lo que hay independientemente de cuanto daño le hagan los factores externos que le rodean, gente sin voluntad ni optimismo para lograr lo que quieren, a ojos de otros, esta es la gente mas manipulable de todas, no muy similares a muñecos que aceptan todo lo que les venga sin hacer nada por evitarlo.

¿Cuál es el camino correcto? Pensaba Davis reflexionando sobre las diferentes actitudes y juicios que últimamente habían tenido y lanzado la gente que le rodeaba. Personalmente, no considero que halla que huir de lo que no te guste, temes o te haga daño, eso hice y como resultado salió Sacedog. Personalmente, no considero que halla que luchar negligentemente y seguir adelante por las malas para obtener lo que quieres tirando de ira, orgullo y egoísmo, por eso mismo Puma está en la situación en la que está, una situación en la que lo ha perdido todo y nada le queda. Personalmente, no considero que haya que fingir lo que no eres a fin de camuflarse y tratar de adaptarse a pesar de que seas incompatible con lo que te rodea, así es como Matt acabó muriendo. Personalmente, tampoco pienso que haya que aceptar simplemente las circunstancias y dejarse llevar por aquello que te rodea, sin hacer nada para cambiar tu situación, así era la Nicole que encontré en las cavernas de los mutantes. Y personalmente, no pienso que halla que juzgar a una persona así sin mas sin conocer las circunstancias que la rodea y que le halla llevado a hacer lo que ha hecho, detrás de cada acto siempre hay un motivo. Si alguien está siguiendo el camino correcto entre toda esta gente, es sin dudas Jessica, ella es un ejemplo a seguir de alguien que ha pasado por todas esas etapas en algún momento y que tras ello finalmente encontró la respuesta para producir el cambio. Aprende de lo que no le gusta, teme o le hiere, finge lo que no es a fin de sacar fuerzas del ideal que imagina de si misma, tira de orgullo, egoísmo y de ira a fin de exigirse así misma el cambio, y se deja llevar por las circunstancias a fin de obtener experiencia con la que poder seguir adelante, aprendiendo de esta. Jessica se adapta a las circunstancias luchando y siguiendo adelante, pero nunca sin olvidar lo que es y todo lo que hay a su espalda, siempre motivada por el cambio en busca de su objetivo, su felicidad y la de aquellos que le importan.

Davis se percató de que se había quedado ensimismado mirando su propia sombra, reflexionando sobre su propia trayectoria entre como era él antes y después, y de los eventos actuales que en cierto modo estaban relacionados con sus reflexiones.

—Cobarde, valiente, egoísta, inteligente, demente... —susurró el joven observando la danzante llama de la vela.— No importa que etiqueta te pongan la gente que te prejuzga sin conocimiento alguno. Lo importante es que tú creas en ti mismo y sigas el camino correcto para ti. Lo demás no importa, muchos de los que juzgan sin conocimiento alguno son gente que tienen carencias a las que no saben afrontar, y necesitan juzgar a otros para lograr encontrar satisfacción y huir de sus propios problemas. —Davis suspiró.—La vida es cruel y la sociedad hipócrita. —El joven tocó de nuevo las vendas que cubrían la herida de bala. —Creo que actuando así sigo el camino correcto, confío en no equivocarme. Razón antes que ímpetu. —susurró el joven esbozando media sonrisa en el rostro.

Con sueño, Davis apagó la vela y volvió a tumbarse en la cama, dejando como única iluminación la tenue luz que entraba a través de una de las ventanas de la estancia. El joven permaneció unos momentos mirando al techo en silencio con la mente completamente en blanco, sintiendo a veces como sus párpados se cerraban. Se hubiera quedado dormido de no ser por el sonido de unos pasos en el pasillo acercándose a la habitación. Pensó que debía de tratarse de Jessica, se había quedado frente a la taberna hablando con Inma, aunque debía de ser una charla muy larga la que tuvieron, llevaba bastante esperándola para acostarse juntos, quizá le entraron nauseas y habría estado en el baño, puede que por eso hubiese estado tardando también. En la casa, ambos habían sido los últimos que habían decidido irse a dormir, Alice, M.A y Nicole hacía bastante tiempo que se habían acostado. Sin apartar la vista del techo esperando a su chica para dormirse juntos, el sonido de la puerta abriéndose lentamente llegó a sus oídos.

—¿Davis? ¿Estás despierto? —lo llamó la dulce de voz de Jessica en bajo tras cerrar la puerta tras de si.

—Si, aún estoy... —la respuesta del joven quedó a medio contestar al ver a la joven.

Apoyando la espalda en la puerta, la joven de media melena oscura colocaba un mechón de su cabello tras su oreja. Iluminada por la tenue luz de la estancia, la hermosa joven únicamente vestía con un camisón fino de tirantes blancos que apenas le llegaba hasta la mitad de los muslos. La joven fijaba en sus profundos ojos azules al joven que yacía semi desnudo sobre la cama mientras lo miraba en silencio con una tímida sonrisa en su rostro.

—Jes...sica... —susurró el joven sorprendido ante la figura de la chica mientras se incorporaba lentamente en la cama.

Cuando su nombre salió de entre los labios del chico de oscuros cabellos, los pies descalzos de la joven se dirigieron lentamente hacia la cama sin decir nada. Davis no podía evitar sentirse hechizado ante la imagen de su joven amada, bajo la tenue luz de la estancia, vistiendo aquel camisón blanco y presa de aquellos ojos azules, era incapaz de evitar pensar en lo increíblemente hermosa y femenina que se veía en aquel momento. Lentamente, la joven se incorporó sobre la cama acercándose lo suficiente al sorprendido joven para besar tiernamente sus labios mientras hundía sus dedos entre los cabellos de este. Davis se percató de inmediato de la agradable fragancia de un perfume que la joven se había echado. La joven mientras besaba a su chico, deslizaba suavemente los dedos por la nuca de este, sintiendo como se estremecía por aquel cosquilleo producido por sus caricias. En respuesta, dejándose llevar por la situación, Davis colocó las manos en la cintura de la joven, para inmediatamente empezar a abrazarla con delicadeza envolviéndola entre sus brazos. Pegados el uno al otro por el abrazo del joven, ambos podían sentir la calidez de la piel de su pareja mientras intercambiaban besos y caricias en silencio. Jessica alejó lentamente sus labios y rostro del chico al que amaba mientras colocaba una de sus manos en un lateral del rostro del joven acariciando una de sus mejillas con los dedos.

—¿Estás cansado, Davis? —susurró sin dejar de mirarle a los ojos.

—Si, hoy ha sido un día duro... —suspiró el joven antes de sonreír con picardía—. Pero no estoy lo suficientemente cansado como para no poder con esto, Jessica. Si tú quieres hacerlo, entonces yo también quiero.

—¿Estás seguro de que quieres a pesar de que dices que estás cansado? Aún podemos parar.

—Claro, no hay problema, podré con esto.

—Ya veo, entonces si estas cansado... —susurró deslizando lentamente el pulgar por el labio inferior de su pareja. —¿Por qué no intercambiamos los papeles esta vez?

—¿Intercambiar los papeles? —respondió el joven sin entender bien a que se refería la chica que tenía entre sus brazos.

Jessica sonrió con picardía, y colocando la mano en el torso desnudo del joven, lo empujó con suavidad hacia atrás liberándose de sus brazos y obligándolo a tumbarse de nuevo en la cama. Lentamente la joven se colocó sobre él arrodillada, mirándole a los ojos, colocó la mano sobre el pecho del joven, pudiendo sentir la calidez de su piel, y los fuertes y rápidos latidos de su corazón. Lentamente comenzó a recorrer con la mirada observando el torso entrenado del joven, sus pectorales, bíceps, abdominales... mientras acariciaba con sus dedos el pecho del chico haciendo dibujos sobre su piel. Lentamente comenzó a descender los dedos desde el pecho hasta por debajo del ombligo, obligando al cuerpo del joven a estremecerse ante el cosquilleo producido por los invisibles trazos que los dedos de Jessica hacían sobre su piel, y a suspirar al sentir como se excitaba a medida que su chica tocaba su cuerpo, hasta que finalmente los dedos de la joven acabaron por detenerse cuando estos llegaron al borde del pantalón que llevaba puesto Davis. Ante los oscuros ojos del joven, y sintiendo su acelerada respiración, Jessica deslizó lentamente por sus hombros los tirantes de su camisón, dejando que este se desprendiera ligeramente hacia abajo.

—Si te quedas dormido, te la corto. —bromeó la joven sonriendo a su pareja mientras le desabrochaba el pantalón.

—No te preocupes, a estas alturas eso no pasará, te lo garantizo. —respondió sonriendo mientras colocaba sus manos sobre los muslos suaves y cálidos de su chica.

—Mas te vale, si es que valoras lo que tienes ahí. —recomendó una vez desabrochado el pantalón del joven, para instantes después quitárselos dejándolo en ropa interior.

Davis ardiendo en deseos ayudó a su chica a terminar de quitarse el camisón, dejándola únicamente con su ropa interior de color blanca a la vista. El joven colocó la mano en la nuca de Jessica para acercarla a sus labios y besarla tiernamente mientras recorría con sus manos el cuerpo casi desnudo de la joven que se encontraba encima de él. Jessica se estremeció siendo incapaz de no soltar un leve gemido cuando los labios del joven comenzaron a recorrer su cuello besándolo, produciéndole un agradable cosquilleo mientras sentía las cálidas y suaves manos de este acariciando su espalda con delicadeza.

—Te amo, Jessica. —susurró el joven mirándola a los ojos.

—Yo también te amo, Davis. —afirmó la chica con una sonrisa sin apartar su mirada de los oscuros ojos de su chico.

Entrelazando los dedos de sus manos, ambos se miraron por unos instantes en silencio entre la tenue luz de la estancia, siendo el rostro de su pareja lo único que ocupara el campo visual del otro. Tras otro beso en los labios, la pareja se dispuso a desprenderse de la ropa interior que todavía llevaban puesta, las últimas prendas que aún tapaban sus cuerpos casi desnudos, dispuestos a fundirse en un solo ser en aquella tranquila y silenciosa noche que pasarían en pareja demostrándose mediante sus cuerpos aquello que ambos sentían el uno hacia el otro y de lo que no encontraban palabras suficientes para poder expresar.

Los rayos del sol iluminaban la aldea a medida que el gran astro se iba alzando en el firmamento. En la mañana los miembros del grupo se disponían a realizar sus últimas labores en la aldea antes de que marcharan todos juntos al pueblo de Rockrose.

Nicole y Alice se encontraban preparando el desayuno en la taberna, un desayuno contundente que ofreciera a todos las vitaminas y energías necesarias para el día de limpieza que a todos les esperaban, mientras que Eva con la ayuda de Inma iba haciendo recuento en la taberna de todos los recursos médicos, armamentísticos y alimenticios de los que actualmente disponían, apuntando todo en una lista para llevar mejor el recuento de los útiles del grupo que transportarían consigo posteriormente al pueblo. Puma por otra parte almacenaba energía aún envuelto entre las sábanas de su cama, y Adán invertía la mañana enfrascándose en redactar Nuestra Historia. Por otra parte Maya se encontraba en la escuela dándole clases de primeros auxilios a Jessica, enseñándole acerca de como efectuar un torniquete y los pro y los contra que había a la hora de realizarle uno a alguien, así como a realizar la reanimación cardiopulmonar, y algo mas despreocupados, Davis y M.A paseaban por el pueblo hablando despreocupadamente de temas triviales como sus vidas pasadas o compartiendo opiniones referente al tipo de música o películas que a cada uno le gustaba y demás temas sin demasiada importancia, una simple charla entre amigos.

—Ya veo... —comentó Davis pensativo. —¿Abogado era uno de los oficios en los que te hubiese gustado trabajar?

—Abogado, guionista, o incluso trabajar con temas de animación, eran algunos de los oficios que tuve en mente en mi época de estudiante. Aunque a medida que los años pasaban me di cuenta que no soy de respetar mucho las leyes como para ir de abogado acatándolas, no me agradaba la manera en la que la justicia funcionaba en algunos casos. Respecto a lo de guionista y animador... Digamos que con el tiempo no le acabé viendo demasiadas salidas.

—¿Y por eso estudiaste para acabar trabajando de ingeniero en laboratorios?

—Ingeniero electrónico, sí, y me ficharon en Esgrip como ya sabes. Trabajaba junto a otros ingenieros en el diseño y la creación de los controladores mentales. Los jefes eran muy estrictos, en el tiempo que estuve allí nunca conocí a mi superior, solo sé que era un importante científico de la compañía, a la única persona a la que veía era a su encargado, quien iba evaluando nuestros avances.

—Oye, ¿y no viste nada extraño en Esgrip? Ya sabes que era en realidad...

—No, la verdad es que no, al principio al menos. Lo de los controladores mentales era una fachada supuestamente para estudiar el cerebro humano y comprender mas sobre este, pudiendo con el controlador influir en las distintas zonas del cerebro y desencadenar distintas reacciones en el anfitrión. Con el tiempo logré junto a mi equipo dar un gran avance en el proyecto, pero por aquel entonces había comenzado a ver cosas extrañas en Esgrip, rumores y comportamientos extraños entre algunas personas, algunos de los ingenieros de hecho desaparecían a los pocos días tras comenzar a actuar de forma extraña. Sabía que Esgrip tenía una rama militar a parte de la científica, eso fue una de las cosas que descubrí y que me hicieron darme cuenta que era algo mas que una empresa farmacéutica. Y bueno, quise saber mas por lo que tras mover algunos hilos, logré hacer que me diesen el traslado y pasar al cuerpo militar dejando al resto de ingenieros continuar con lo de los controladores. No necesite estar demasiado tiempo en el cuerpo militar para descubrir mas cosas acerca de Esgrip, lo que realmente era y lo que querían hacer con los controladores, por lo que acabé desertando, no quería meterme en unos asuntos tan turbios una vez que fui consciente de ellos.

—Ya veo, por eso no te agrada hablar de que trabajaste para ellos y tus avances fueron importantes en el desarrollo del controlador ese, de haberlo sabido no hubieras trabajado para la compañía...

—Sí, eso es... Pero bueno, son cosas del pasado. ¿Tú que ibas a hacer cuando acabaste la universidad?

—No lo tenía muy claro si te soy sincero, pero probablemente me hubiese metido a trabajar en algún Organismo Público llevando la administración, o tal vez en un banco. Por aquella época me llamaba la atención los trabajos de estar sentado en una oficina con el ordenador llevando el control de alguna empresa o algo por el estilo.

—Ya veo, aunque debe de ser estresante un trabajo de ese tipo, siempre pendiente de todo y vigilando que las cosas vayan funcionando bien y a la orden del día.

—Mientras no sea aburrido no me importa el esfuerzo.

Una brisa mañanera hacía danzar las hojas secas por el suelo, mientras el dúo decidió sentarse en uno de los bancos de la plaza. Las temperaturas habían bajado, hasta el medio día no comenzarían a subir. En silencio, se quedaron algo ensimismados con la vista en el suelo, el madrugar no les sentaban muy bien a ambos. No podían evitar de vez en cuando sentir un pequeño escalofrío a pesar de la ropa que llevaban puesta, haciéndoles pensar en como les gustaría estar de nuevo en Estados Unidos, en donde el clima era mucho mas cálido en aquella época que en Canadá.

—Oye Davis...

—Dime.

—¿Qué piensas de mi actitud de ayer con Puma? Sé sincero.

—Que pudo haber sido mejor. Sé que la actitud tan pasiva de Puma puede llegar a ser molesta, pero perdiste mucho los papeles, casi llegas a liarte a ostias con él... Y a quedarme sordo a mi con tantas voces.

—Ya veo... —comentó pensativo sin apartar la vista del suelo. —Me resulta complicado cambiar Davis, bastante mientras que un tipo como él siga a mi alrededor. En verdad... no tengo ni idea de porqué me he vuelto así, tan gruñón y problemático, antes no tenía ese carácter, ahora me dan arrebatos y se me va la pinza...

—Bueno, veamos, acabas en una ciudad llena de zombies viendo muerte y caos por todos sitios, asesinaron a Alice frente a tus narices, tu hermana se fue de Stone dejándote atrás, tras escapar con vida de la ciudad vives con Maya un tiempo... —el joven hizo un inciso lanzando una extraña mirada por el rabillo del ojo a M.A, quien al percatarse de esta rápidamente la apartó intuyendo que quería decir al mirarle de aquella manera. —Para poco después volver a ver a Alice viva, impidiéndote pasar de página y empezar otra historia desde cero...—el joven volvió a permanecer en silencio unos instantes.— Te topas con Puma en plan gilipollas pateandote el culo a ti y a los que consideraba sus amigos en Stone, por no hablar de la encantadora Florr, quien se te lanzaba al cuello en cuanto bajabas la guardia, conoces a Eva, quien se une a Florr a eso de lanzarse a tu cuello cada vez que pueden... Que más... Si, eso, te reencuentras con tu hermana, te cortas el antebrazo por ella y se marcha sin decirte nada, en dos ocasiones de hecho, aunque en la última si se despidió. Añadamos también el tema de cuando golpeaste injustamente a Naitsirc y el arrepentimiento que sentiste al no poder disculparte porque acabó muriendo al poco de aquello. Los conflictos de relación con Alice, lo que te hizo Michaela y su gente cuando os capturaron, la muerte de Ley... —el joven continuó pensativo. —Creo que se me olvidó añadir el hecho de que vivamos en un mundo post-apocalíptico plagado de radiación, muertos, mutantes y bandidos, y a puesto a que hay alguna que otra cosa que se me escapa por lo que he podido intuir hablando con Maya cierto día...

—Menudo control... Como administrativo tendrías éxito. —ironizó el joven con media sonrisa en el rostro.

—Gracias. En conclusión, veo normal que tu personalidad cambiase ante tantas situaciones radicales a las que te has visto expuesto, la verdad es que no me extraña en absoluto que no seas el mismo M.A que eras antes de que el mundo se fuese al traste.

—No me gusta ser así Davis, realmente no quiero, pero no puedo evitar dejarme llevar en ciertas situaciones, y sé que siendo así me hago daño a mi mismo y a los que se me acercan, Naitsirc fue un claro ejemplo de ello... Realmente me arrepiento de haberle golpeado al tratar de detenerme... —susurró el joven apretando los puños y las mandíbulas sintiendo rabia hacia si mismo.

—Eres como un erizo, M.A. —respondió el joven mirándolo despreocupadamente.

—¿Un erizo? —preguntó extrañado.

—Sí, es algo que leí una vez en el diario de Matt, algo que se aplicaba a la relación que había entre nosotros cuando trabajando para Esgrip tenía que vigilarme a mi y a Nicole junto a Zoey para asesinarnos cuando llegase el momento, mientras que por otra parte tenían que seguir encubiertos haciéndose pasar por aliados nuestros. El dilema del erizo dice que en un día muy frío, un grupo de erizos tienen la necesidad de entrar en calor, estos acaban por encontrarse y deciden juntarse para compartir el calor corporal y poder resistir el frío, pero hay un problema, y es que al acercarse los unos a los otros se dañan con sus púas. Con algunas personas pasa exactamente lo mismo, como es tu caso, con tus púas dañas a quienes se acercan a ti, y ellos te dañan a ti con las suyas al intentar también acercarse. Hay dos soluciones posibles a este dilema, te alejas de todos para no herir ni ser herido, conllevando esa opción a morir en el frío de la soledad, o buscas la manera de acercarte de la forma mas cerca posible a esas personas, tanto como puedas y lo mas justo posible para no herirlas ni ser herido. Lo que tu quieres hacer, ese cambio que me has comentado varias veces, es buscar la distancia apropiada para estar cerca de ellos sin que las púas sean un obstáculo, no será fácil, pero no es imposible M.A. —le contestó el joven sin quitarle la mirada de los ojos.

—Entiendo. Pero... ¿En que se aplicaba en eso en tu relación con Matt?

—Bueno, tiene que ver en que yo tenía la imagen de él de que era un fiel y leal amigo, desconociendo la verdad de fondo, y es que pertenecía a Esgrip y su objetivo era asesinarme junto a Zoey cuando yo y mis compañeros ya no les fuéramos de utilidad. Cuanto mas se acercaba a mi, mas daño se hacía así mismo sabiendo como debía de acabar todo para nosotros dos según las órdenes de Esgrip, por no hablar de que él realmente no quería asesinarme, ni a mi, ni al resto de nuestros compañeros. Así como si yo me acercaba mas a él, existía la posibilidad de que lo acabase descubriendo de alguna manera y me hiciese daño el conocer la verdad que había tras él y Zoey, nos hacíamos daño mutuo cuanto mas cerca estuviésemos el uno del otro, por eso, Matt siempre me ocultó lo de Esgrip hasta el final, siempre me mintió a fin de poner un velo que ocultara la verdad que me heriría a mi y a él mismo.

—Comprendo. Y al final fue lo que sucedió cuando te enteraste de toda la verdad.

—Sí, el murió por acercarse a mi, y yo acabé saliendo herido al acercarme a él y conocer la verdad. Aunque después de leer el diario le perdoné, pero eso no quita que el resultado final fuese que ambos nos hiciésemos daño el uno al otro, ocasionando la muerte de Matt. Procura encontrar la distancia mas cercana y segura posible para evitar esas púas M.A, hazlo por ti y por la gente que te importa. —le aconsejó el joven muy seriamente.—La soledad es horrible, y te digo una cosa, la soledad no es algo simplemente físico, puedes estar rodeados de conocidos, pero si nadie es importante para ti, si nadie te comprende ni te aporta nada positivo M.A, no importa de cuanta gente conocida estés rodeado, continuarás estando solo.

—Sí, entiendo a que te refieres. —respondió antes de permanecer unos instantes en silencio pensativo. —Me llevará tiempo, pero procuraré esforzarme, te lo prometo Davis. Aunque es posible que tenga recaídas de vez en cuando...

—Bueno, es lógico, la cosa es seguir adelante a pesar de esas recaídas y evitar tenerlas de nuevo. —contestó el joven colocando la mano en el hombro de su compañero infundiéndole ánimos.

—Me esforzaré Davis. Pero si tengo alguna recaída necesito que estés a mi lado.

—Claro, pero no solo estoy yo, también Alice y Maya. Recuerda que también puedes contar con ellas cuando recaigas y necesites con quien desahogarte.

—Por supuesto.

—Oye ¿vamos a la taberna? Hace algo de frío aquí fuera, y quiero ver como va el tema del desayuno, podemos echar una mano si no lo han hecho aún.

—De acuerdo, vamos.

Ambos jóvenes se levantaron del banco y continuaron caminado hacia la taberna conversando entre ellos. Por otra parte, Eva e Inma se encontraban frente a la iglesia conversando entre ellas sentadas en un pequeño banco de madera a la espera de Jessica.

—¿Crees que vendrá? —preguntó Inma algo preocupada por el tiempo que la llevaban esperando.

—No lo sé Inma, y si no quisiera venir al entrenamiento lo entendería, entendería incluso que decidiese abandonar. La experiencia que tuvo ayer fue muy fuerte para alguien como Jessica, comprendería que se le quitasen las ganas de continuar... —respondió la joven sin dejar de observar la esquina por la que Jessica debería de pasar si llegaba.

—¿Qué opinas de Jessica? De lo que sucedió ayer me refiero.

—Me gustó lo que vi, tengo que reconocer que a pesar de la demencia del asesinato y del insano exceso que se impuso así misma, me sorprendió bastante ver aquella manera que tuvo de desenvolverse por si misma para sobrevivir, por no hablar de aquella determinación. En el fondo, Jessica es un diamante en bruto, en buenas manos podría ser una superviviente nata. Es mucho mas fuerte de lo que aparenta, incluso es posible que ni ella misma sea capaz de ver el potencial oculto que tiene tras esa frágil apariencia de niña buena que parece no haber roto un plato en su vida. —contestó mirando a Inma.

—Sí, opino igual que tú. Me pregunto si yo seré capaz de seguir sus pasos... —contestó algo desanimada.

—¿Por qué lo dices?

—Porque no pude apretar el gatillo para salvar a Jessica, tuvo que hacerlo ella sola, y al ver aquella escena llena de sangre y aquel cuerpo mutilado... No pude evitar sentirme horrorizada al ver todo aquello... —confesó la joven. —No sé si incluso por mi propia vida podría hace tal cosa.

—Lo de no apretar el gatillo... Bueno, supongo que es una reacción natural, no le pasó nada a Jessica al fin y al cabo. Lo del asesinato me horrorizó hasta a mi misma, me causó impresión ver aquello, así que no te preocupes. Y lo de matar por salvarte... Tienes que meterte una cosa en la cabeza Inma, es matar o ser matado, da igual que tengas delante a un zombie, un mutante o a un ser humano, si no lo matas tú te matarán a ti. Jessica probablemente tampoco se imaginaba capaz de hacer eso, pero cuando las personas sienten miedo y dolor, pueden actuar por impulso de una forma muy radical, carente de lógica alguna con tal de defenderse de una amenaza, sin llegar a percatarse al momento de lo que hizo de forma impulsiva ante ese miedo y dolor, probablemente a Jessica le sucedió eso mismo. —Eva quedó unos instantes reflexiva. —Lo que no asegura que por vivir aquello vuelva a asesinar a un ser humano con facilidad de ahora de repente, pero al ser forzada a ello ya es un paso que ha dado para cuando una próxima vez tenga que recurrir a ello, aún costándole moralmente, acabará haciéndolo para defenderse. —contestó la joven. —Igualmente Inma, creo que con el tiempo de una forma y otra tendrás que tener tu primera vez asesinando a otro ser humano, en un mundo como este es inevitable ensuciarse las manos con la sangre de otro. Hasta entonces te seguiré formando para que seas capaz de depender por ti misma.

―Ya... Está bien, supongo que tienes razón. ―contestó no muy convencida de que algún día llegase el momento en que tuviese que ensuciarse las manos con la sangre de otra persona.

Eva se percató de aquella respuesta no muy convencida. Tras la experiencia que tuvo con ellas en la expedición y en el entrenamiento, no pudo evitar percatarse de que a pesar de que ambas tenían determinación para lograr un mismo objetivo, en esencia ambas tenían una manera distinta de obtenerlo, dirigiéndose hacia aquel objetivo que ambas compartían tomando cada una un camino distinto y opuesto a la otra. Jessica según sus primeras impresiones era algo mas agresiva que Inma a la hora de obligarse así misma a cambiar. Inma por otro lado parecía tener un rol mas pasivo, basándose mas en pensar una forma de confrontar los problemas sin recurrir directamente a la violencia. No sabía si Inma llegaría a asesinar algún día, no porque la oportunidad no se le presentara, si no porque ella accediese a ello por algún motivo, como sucedió con Jessica, quien asesinó para salvar su vida.

Para Inma, desde su punto de vista, los conceptos de moralidad ejercían un gran peso sobre su consciencia, mientras que para Jessica lo que realmente ejercía peso sobre ella era su familia, respecto a Inma, probablemente esta tuviese menos problemas de deshacerse con el tiempo de algo como la norma de no matar a otras personas. Para ponerlo en otros términos mas sencillos, su primera impresión acerca de ellas era que Inma tenía un estilo de evolución mas pasivo y defensivo mientras que Jessica era mas agresivo y ofensivo. Mientras que una se lanzaría al frente de batalla de cabeza para confrontar los problemas por medios violentos, la otra se lo pensaría dos veces antes de optar por esa clase de métodos, buscando uno mas lógico para enfrentarlo.

―Perdón por tardar. ―se escuchó la voz de Jessica.

―Ah, ¿viniste? ―preguntó Inma algo sorprendida.

―¿Porqué no iba a venir? Hoy íbamos a entrenar ¿no?

―¿Estás segura que quieres entrenar? ¿No prefieres descansar tras lo de ayer?

―No, estoy bien. ―aseguró Jessica con una sonrisa. ―¿Qué toca hoy?

―Bien, pues planeaba entrenaros de nuevo en combate cuerpo a cuerpo, practicar con las patadas, los puñetazos y algunas llaves que os enseñé ayer. Y después a manejar un poco el cuchillo, los movimientos básicos al menos.

―Vale. ―contestaron al unísono.

Bajo la tutela de Eva, las chicas iniciaron las prácticas del entrenamiento de aquel día. dispuestas a dar un paso mas hacia adelante dispuestas a alcanzar algún día sus objetivos. Tras acabar los entrenamientos volvieron hacia la taberna guiados por Adán, quien fue a avisarlas de que el desayuno estaba ya listo. Con todos los miembros del grupo reunidos el desayuno comenzó. En una de las mesas, las parejas del grupo se habían sentado a desayunar juntos, Davis y M.A eran incapaces de disfrutar del desayuno ante la competición que Alice y Jessica libraban por ver cual de ellas podía criticar mas a su pareja sacándole todas las pegas y críticas que tenían sobre sus parejas en tono bromista. Por otra parte, Inma y Adán charlaban sobre técnicas del tiro con arco y sobre cuando darían la próxima clase que le ayudasen a perfeccionar al joven su manejo con el arco. Algo mas al fondo, Eva, Maya, Nicole y Puma charlaban de un tema mas serio que el resto de sus compañeros, de la misión próxima por supuesto.

Maya alucinaba ante el tema de la conversación, mientras el resto tenía conversaciones mas triviales y relajadas, aquellos tres, especialmente Nicole y Eva, solo eran capaces de hablar de los siguientes movimientos del grupo respecto a la toma del pueblo... ¿Acaso no sabían relajarse un momento? ¿No eran capaces de dejar un momento el “trabajo” de lado mientras desayunaban? Estaba claro para ella que el grupo se dividía en dos bandos principales, uno era el de la gente seria que tiraba del grupo dirigiéndolo, el que planificaba, ordenaba y movía los hilos para que el este avanzara, los “líderes”. Por otra parte estaba el grupo de “refuerzo”, algo mas relajados y despreocupados, quienes normalmente solían dejarse guiar por las tácticas de los “líderes” del grupo, y en aquel preciso momento, en aquella taberna, ambos grupos estaban muy bien diferenciados. Por un lado tenía a los “líderes”, los profesionales cuya principal objetivo era mantener el grupo y dirigirlo, Nicole, Eva, Puma e incluso Alice solían ser lo que ella misma llamaba “líderes”, no por liderar como tal o ser reconocidos como tal, si no porque eran los que mas se involucraban a la hora de dirigir el grupo desde una perspectiva mas “profesional”, y por otra parte el grupo de “apoyo”, compuesto por Davis, M.A, Jessica, Inma, Adán y ella misma, quienes solían dejarse guiar por las indicaciones del primer grupo, sin llegar a involucrarse demasiado en los asuntos serios, prefiriendo normalmente quedarse en un segundo plano dejando a los “experimentados” tomar la mayoría de situaciones difíciles.

La joven borró su sonrisa del rostro cuando su mente quedó en blanco por unos instantes, a su mente acudieron los sucesos de ayer, todo lo que a Jessica le sucedió cuando Inma siguió sus indicaciones para tomar otro camino cuando llegasen a la calle de sus visiones. “El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo.” ¿Era algo así verdad? Esa frase se refería a una de las ideas que intervenían en la Teoría del Caos, el efecto mariposa. Inma se lo había advertido, ya le había hablado que ella generaba aquel efecto de forma semi inconsciente al intervenir en los sucesos futuros que contemplaba en sus visiones. Pequeñas acciones pueden crear grandes cambios, básicamente en eso se resumía dicho efecto, pequeños cambios podían desencadenar grandes sucesos inesperados, como el simple hecho de que Inma siguiese sus indicaciones y tomasen una calle distinta a la de sus visiones para llegar a la farmacia, dando lugar a la historia que Jessica vivió, y que probablemente dicho evento repercutiría en el futuro en esta, incluso aquel acontecimiento afectase de forma indirecta a otras personas además de la propia Jessica. Por otra parte, si no hubiesen tomado dicho camino, Jessica jamás hubiese vivido toda aquella batería de acontecimientos que le afectasen de cara al futuro, probablemente hubiese muerto como en su visión indicaban junto a Eva e Inma, y de haber sobrevivido de alguna manera, Jessica hubiese continuado siendo la misma que era al momento de irse a la expedición, sin sufrir ningún cambio en particular de cara al futuro al no haberse visto forzada a verse atrapada en aquellas circunstancias que la forzaron a actuar de la forma en la que actuó.

La Teoría del Caos, algo que a su criterio ella y todos sus compañeros habían experimentado en varias ocasiones al tener lugar extraños acontecimientos influenciados de alguna manera por el Efecto Mariposa, como por ejemplo, que Davis y Nicole se topasen en las cavernas, que Dyssidia se encontrase con el grupo en el hospital, el ingreso de Jessica en el grupo cuando este se encontraba con Hawk, el regreso de Ley al hospital con el grupo, toda la historia que el grupo vivió con Michaela y su gente tras los sucesos del hospital, entre otras situaciones que entraban dentro de la Teoría del Caos, e impulsadas por el efecto mariposa, por pequeños y aparentemente insignificantes eventos que tuviesen lugar en el pasado o en el presente. Siempre había pensado que era el destino, que aquel era un mundo de casualidades, pero en realidad, dicha teoría impulsada por dicho evento rompía por completo el equilibrio, la lógica y el orden impuesto por el razonamiento del ser humano a las cosas que a su al rededor tenía lugar, haciendo suceder acontecimientos inesperados e improbables a la mente humana, acontecimientos que no sucedían completamente porque sí, todo sucedía impulsado por aquella pequeña mariposa representada por una conversación, una opinión, un acto, o cualquier otra cosa que en el tiempo en el que sucedió careciera de total importancia para las personas, en eso consistían la Teoría del Caos y el Efecto Mariposa.

Realmente le atemorizaba pensar que la decisión que tomase tras ver alguna visión trágica acabase desencadenando en una tragedia mucho peor a la que había visto, o que una simple decisión tonta sobre una visión irrelevante pudiese desencadenar una futura tragedia... Algo así como tras ver la muerte de alguien y salvar su vida, aquello conllevase a la muerte de un grupo mayor de personas, salvando a uno a costa de varios, por supuesto, el miedo recaía en que no sería consciente de lo que pudiese suceder tras intervenir para cambiar el futuro de lo que viera y hacer lo que ella considerase correcto. ¿Qué hubiese sucedido si su limitada visión de la expedición hubiese sido incorrecta? ¿Y si realmente aunque no apareciese en su visión hubiese habido una forma de escapar de aquellos zombies y aquella calle cortada? ¿Y si en consecuencia por separarse Jessica hubiese muerto a manos de los zombies o hubiese sido violada, raptada o asesinada por esos dos tipos en vez de haber logrado escapar con vida? ¿Y si ella hubiese sobrevivido pero su bebé no al recibir alguna clase de impacto en el vientre? Tan solo pensar en aquello la aterrorizaba... Sus visiones no eran precisas, olores, sonidos, imágenes, sensaciones fugaces... Todo aquello no eran mas que fragmentos que su mente trataba de juntar para tratar de entenderlo y buscar alguna explicación a la conclusión a la que llegase tras analizar todos y cada unos de aquellos fragmentos de sus limitadas visiones.

Realmente era incapaz de ver el futuro en su totalidad, tan solo un mero fragmento difuso de este se recreaba a través de sus visiones, incluso para ella que disponía de aquella habilidad, el futuro continuaba siendo incierto. Su mente no dejaba de cuestionarse si aquella habilidad era un don o una maldición, con ella podía salvar a otros, pero con ella y con sus propias manos podía desencadenar inconscientemente una gran tragedia... ¿Qué sucedía si tratando de salvar al grupo de una desgracia inminente los condujese realmente a la misma muerte pensando que realmente está salvándolos? Ella era el Efecto Mariposa encarnado, y sus decisiones alterarían la propia Teoría del Caos que envolvía a todos y cada uno de los miembros de aquel grupo... Realmente echaba de menos su antigua habilidad, aquella fuerza sobrehumana le era mas útil al grupo y así misma que sus poderes actuales, por no hablar de que los podía controlar y no le causaba el temor de llevarla a asesinar indirectamente a sus compañeros, aunque... Nicole estaba viva gracias a sus poderes nuevos... Maya suspiró pesadamente, era tan complicado... Tan problemático...

―¿Estás bien, Maya? ―preguntó la voz de Nicole.

La joven de cabellos castaños se percató que los compañeros con los que estaba sentada desayunando la miraban en silencio.

―Sí, sí, estoy bien. Es solo que no he dormido muy bien esta noche, nada mas. ―contestó con una sonrisa.

―Deberías de acostarte mas temprano.

―Sí, lo sé Nicole.

Al cabo de unos minutos el tiempo de desayuno acabó, ahora tocaba planificarse para el siguiente movimiento. Todos habían girado sus sillas para ver a Eva y Nicole en mitad de la estancia, con rostros serios se dispusieron a contar todo lo sucedido en la expedición anterior por parte de ambos grupos, así como sus impresiones sobre el pueblo y las cosas que habían descubierto. De vez en cuando, Maya, Inma, Alice y Jessica ayudaban a Nicole y Eva dando también sus puntos de vista y complementando lo que ambas mujeres narraban. Si, los sucesos que Jessica vivió impresionó a los que desconocían aquellos acntecimientos, pero lo que realmente les llamó la atención fue la presencia de aquel par de hombres con los que ella se topó, el tema de las hogueras mencionadas en la reunión pasada, el grupo de adolescentes salvajes, y el tema de aquella jueza de la que Jessica escuchó mencionar y la pintada en el ayuntamiento referida a ella.

―Lo bueno, es que deduzco que el pueblo está vacío, pero a el acceden otros grupos de supervivientes en busca de suministros igual que nosotros. Hay buenas instalaciones, centro médico, supermercados, tiendas de ropa, una casa rural en la que todos podemos alojarnos, por no hablar de que hay recursos mas que suficientes para que podamos vivir de ellos unos meses, y si se nos acaban, teniendo en cuenta además la radiación cero, podríamos cultivar hortalizas y verduras. Y con el agua en caso de agotarse, hay un pozo en la casa rural y otro en una granja en las cercanías al pueblo, teniendo las pastillas potabilizadoras no habrá problemas para consumirla. ―Explicó Eva mirando al rostro de sus compañeros mientras les reportaba la situación. ―Además, no hemos terminado de recorrer el pueblo entero y examinarlo, por lo que es probable que encontremos muchas mas cosas de utilidad, recursos y sitios interesantes.

―La verdad es que habría que estar locos para no matar por un sitio así... Con nuestra suerte encontrar un lugar con todas esas ventajas es muy similar a que te toque la lotería.―comentó Puma.―Es comprensible que hayan grupos establecidos en los alrededores allí a por recursos, pero... ¿Por qué no establecerse en Rockrose? ¿Puede que esa gente se establezca en algún pueblo mejor o de las mismas condiciones?

―Es posible eso Puma, no descartamos esa posibilidad de que ellos tengan un lugar mejor o con las mismas características. Aunque por ahora pensamos que una de las razones sea porque Rockrose esté llena de zombies, aunque estén en el estado en el que están, no son pocos, por lo que podrían suponer un problema, especialmente si son un grupo reducido como nosotros, el eliminarlos de todo el pueblo llevará bastante trabajo. ―Respondió Nicole en aquella ocasión. ―Lo que si creemos tener una cosa clara, y es que esos dos tipos no están relacionados con aquel grupo de adolescentes, actuaban de manera muy independiente y daba la sensación de que iban cada uno a su bola, probablemente ni siquiera supieran que ellos estaban allí además de nosotros.

―¿Adolescentes dices? ¿De que edades pensáis? ¿Cómo la mayoría de nosotros quizás, entre los dieciocho y veinte? ―preguntó M.A con el ceño fruncido.

―Menos. ―contestó Nicole. ―Podría decir que físicamente, por los rasgos y los tonos de voces deben de rondar los quince años, tal vez menos o algún año mas, tipo como Hugo y los otros dos, cuando os llevé en coche a los dominios de Michaela y tal ¿recuerdas?

―Sí, comprendo. Entonces no son mas que críos, no son mayores que nosotros. No creo que supongan mucho problema, tal vez un buen susto sea suficiente para hacerles escarmentar. ―suspiró el joven despreocupadamente.

Eva chasqueó la lengua ante su comentario. ―Vaya... ¿Crees que un buen susto sera suficiente para que corran llorando a las faldas de sus mamás? ―preguntó la joven con cierto escepticismo. ―Te recuerdo que estuve allí, y esos cabrones además de ser un grupo numeroso, están bien organizados entre ellos, de no ser por la pistola nos hubiésemos visto en problemas. ―contestó seriamente cruzándose de brazos.

―¿Cuántos eran? ¿Cinco? ¿Siete? ¿Diez tal vez?

―No lo sé, no me paré a contarlos, pero al menos habría una docena de ellos armados con armas blancas, molotovs, y creo que incluso algunos arcos y ballestas. Te repito, estaban bien organizados, sabían como actuar para tendernos una trampa. No son unos simples críos que no saben lo que hacen, además...

―¿Además?

―Era obvio que ya han matado antes a otros seres humanos, eran muy hostiles y llevaban algunos tatuajes hechos con sangre seca, por no hablar del collar de orejas humanas que le vi a uno... ―comentó la joven preocupada. ―Considero que no hay que subestimarlos por muy niños que sean. Además, no sé si habría más de ellos en algún otro sitio, o si dispondrán de algunas armas de fuego a pesar de que los que nos atacaron no tenían.

M.A quedó en silencio tras las respuestas de Eva, aunque le costó al inicio entender el problema que unos simple niños podían ocasionarles, finalmente lo entendió, físicamente serían niños, pero actuaban como cualquier asesino adulto, y no dudarían en atacarles si ya habían asesinado anteriormente a otras personas y realmente eran un grupo tan numeroso.

―¿Y qué hay de los otros dos tipos? ―preguntó Davis.

―Sobre eso... ―irrumpió Jessica siendo el centro de las miradas.―Escuché que el poblado en el que se establecían estaba como una hora a pie de Rockrose, y que iban ahí para robar recursos y pagar los impuestos de la jueza, y por la forma en la que hablaban de ella parecía que la odiaban. También que en su poblado había mas gente, mujeres entre ellos, y al parecer por lo que entendí, las mujeres tienen un importante papel en la procreación, parece que necesitan a mujeres para repoblar el mundo. También pienso que pertenecen a alguna clase de secta, se llamaban así mismo los elegidos y tenían a alguien a quien llamaban El Padre, hablaban de hacerme ver el camino correcto, de que si Dios castigaría a la jueza, y mas locuras de ese tipo, por no hablar de que me dieron la impresión de que eran unos completos machistas tras escuchar frases de que una mujer no debe andar sola, que como buena mujer tenía que calentarle la cama, tener hijos, hacerle la comida y cosas así. ―explicó la joven haciendo memoria.

―Pufff... ―Alice resopló. ―¡¿En serio?! ¡¿Cómo puede haber gente así, tía?! ¡¡Yo flipo!!... ¡Vamos, estoy yo en tu situación y me dicen eso, y les meto un crucifijo par el culo a ese par de gilipollas! ―expresó visiblemente irritada ante sus compañeros. ―Como me irrita que hayan tíos así en estos tiempos, con esa mentalidad tan antigua...

―Entonces son alguna clase de secta por lo que deduzco... ―comentó Davis llevándose la mano a la barbilla pensando en las palabras de Jessica. ―Esto se pone peor entonces... No es solo el grupo de salvajes, también tenemos a una secta establecida no muy lejos del pueblo... Y es obvio que nos toparemos con ambos grupos tarde o temprano, habéis asesinado a varios de sus integrantes. La posibilidad de que tengamos problemas con ambos grupos es extremadamente alta, ambos vendrán a por recursos y a vengarse por matar a varios de sus aliados, y en caso de la secta, si necesitan a mujeres para repoblar el mundo como dicen, tienen aún mas motivos para venir, aquí la mayoría de miembros del grupo son mujeres, seis, y luego cuatro hombres. ―Davis permaneció unos instantes meditando la situación. ―¿Realmente creéis que vale la pena arriesgarse en tomar el pueblo a costa de los percances que podamos tener con esos grupos?

Todos permanecieron en silencio unos instantes meditando la situación. Era necesario tomar ese pueblo, no podían vivir en la aldea e ir constantemente allí a por recursos, por no hablar de que era posible de que tarde o temprano se toparan igualmente con ellos. Aquel pueblo era mas grande que la aldea, con multitud de recursos de todo tipo para establecerse una larga temporada, pero por otra parte, ellos eran diez personas, debían limpiar el pueblo de zombies y enfrentarse con toda probabilidad a dos grupos mas numerosos que ellos. ¿Valía la pena arriesgarse?

―Os olvidáis también de la jueza esa. ―recordó Adán.

―Cierto, también está la jueza. Deduzco por lo que Jessica les escuchó a esos tipos y por la mentalidad que tienen, que esa mujer tiene que ser poderosa de alguna manera como para obligarlos a pagar impuestos a cambio de algo, de hecho si eso es así, la jueza debería de preocuparnos mas si está por encima de esa gente. ―comentó Davis.

―Espero que no sea otra Michaela... ―susurró Inma con cierto temor.

―Lo dudo Inma. ―contestó Nicole. ―Esa mujer es única en su especie.

―Creo.... ―la voz de Adán atrajo las miradas del grupo. ―Creo que debemos ir a vivir a ese pueblo, aquí no hay nada y es posible que vengan aquí a la aldea a buscarnos por venganza. Pienso que un pueblo grande tiene mas lugares en los que esconderse o por los que huir que esta pequeña aldea, y además podríamos llevarnos recursos si acabamos abandonando el pueblo, pero hasta que eso pase podemos vivir ahí y aprovecharnos de lo que hay.

Todos quedaron en silencio pensando por unos momentos en sus palabras. Adán tenía razón, si querían vengarse no tardarían mucho en encontrarlos en la aldea y en ella no había espacio suficiente para huir o ocultarse de una emboscada, y necesitaban además los recursos, aquella aldea no les daría absolutamente nada para vivir.

―El chico tiene razón. ―comentó Puma. ―Perdemos mas quedándonos aquí que estando allí. Además, hemos vivido cosas peores y hemos salido en adelante, creo que encontraremos la forma de sobrevivir a un grupo de niñatos y a unos sectarios. Vosotros mismos por lo poco que sé, habéis estado dentro de la morada de la mala malísima de Michaela, con un ejército armado y bien formado patrullando las calles en vuestra busca, con ojos vigilando cada rincón de aquella base, con una perra astuta y toca pollas moviendo los hilos en ese sitio jugando con vosotros al gato y al ratón, la probabilidad de haber sobrevivido a todo eso es increíblemente baja, y aún así salisteis de ahí vivos ¿verdad? Entonces esos sectarios y los niñatos esos no creo que sean un problema tan grande si lo comparamos con lo que vivisteis ese día. ―expuso Puma apoyando la opinión de Adán. ―Y lo de los zombies, bueno, es repetir lo mismo que hicimos aquí pero a gran escala. Podemos encerrar a varios de ellos en vez de liquidar a todos y cada uno de los podridos que andan por el pueblo.

―Iríamos también alerta y conociendo la situación, ya sabemos lo que nos depara, no nos pillarán con la guardia baja la próxima vez. De hecho podríamos buscar alguna forma de anticiparnos a un ataque, tal vez creando algún refugio con provisiones para ocultarnos, crear alguna clase de arsenal, métodos defensivos, trampas, o algún mecanismo que nos advierta de alguna forma si alguien a entrado al pueblo o a determinada zona cercana a nuestra posición. ―comentó Maya dando ideas.

―Me parece una buena idea Maya, supongo que no hay mas que hablar, la decisión esta tomada ¿no? ―preguntó Eva mirando a sus compañeros, ninguno expuso ninguna pega a la decisión tomada. ―Bien, en ese caso cuando antes vayamos para asentarnos y empezar con la limpieza del pueblo mejor. Coged todas vuestras pertenencias y los recursos, partimos al pueblo en veinte minutos con todo lo que tenemos.

A la orden de Eva, todos, ella incluida, abandonaron la aldea para recoger todas y cada una de las pertenencias y recursos del grupo. Pasado el tiempo, con las mochilas cargadas a sus espaldas y esta vez ya con los trajes de protección muy bien doblados, guardados dentro de las mochilas con el resto de pertenencias aprovechando que la zona estaría libre de radiación, el grupo se encaminó rumbo a Rockrose dejando la aldea atrás, encarrilando sus caminos hacia un nuevo objetivo, hacia un nuevo futuro.




#Proyecto Alice, Sacedog y Naitsirc