Big Red Mouse Pointer

martes, 10 de diciembre de 2013

NH2: Capítulo 021 - Lazos Familiares

Cogió aire para soltar un profundo suspiro y dejó aparecer en su cara una sonrisa de resignación, aún así no detuvo sus pasos, si acaso aminoró un poco la marcha. ¿Qué se suponía que hacía allí en medio de la nada? Sabía cuál era su indiscutible objetivo, pero ahora que ya estaba más calmado, también era consciente de las bajas probabilidades de alcanzarlo. De hecho había estado convencido de que encontraría en el granero a su hermana o una pista de su paradero, pero pensándolo fríamente, ya habían estado antes en ese establo, allí no había nada, nada por lo que volver...

Sacudió la cabeza como queriendo liberarse de sus dudas. El sol estaba a punto de ocultarse por el horizonte, lo cual además de dibujar una larga silueta tras de sí era la señal de que las horas más frías y peligrosas se aproximaban; se mentalizó para lo que podría venir, de hecho no había bajado la guardia en ningún momento, jamás había sido de los que habían caído con facilidad; su hermana tendría que conformarse con soportar ver su maltratada cara de nuevo, era una promesa.

Una intensa punzada de dolor le hizo detenerse durante apenas un segundo, recordándole la falta de uno de sus miembros. “Seguramente fue una locura”, castigó a su propia conciencia inclemente al darse cuenta, de que esa carencia solo le restaba posibilidades de supervivencia en ese podrido mundo, sin embargo...

-Sin embargo, ella está viva.

Oír su propia voz, aquellas palabras, le dio fuerzas. Eso era lo que importaba, viviría para lamentarse de su pérdida más adelante, en ese momento no merecía su atención. Pudo parecer un idiota, pero las extremidades de aquellos mutantes eran increíblemente robustas, la katana no había bastado para cercenarlas, en cambio su antebrazo... Aquel detalle le recordó lo indefensos que eran de por sí los humanos, su brazo había cedido a la hoja sin quejarse.

Cuando los últimos rayos de luz estaban por desvanecerse, un sonido en la maleza avisó que tenía compañía; detuvo abruptamente sus pasos y se agachó con cautela con todos los sentidos en alerta. Pasos, pero no eran estables; parecía que más que caminar, arrastraba los pies. Y allí estaba, uno de esos muertos andantes en plena descomposición. Se sintió aliviado, uno de aquellos no era ningún problema, bastaría evitarlo para no malgastar fuerzas ni tiempo.

Se movió hacia su izquierda y avanzó a hurtadillas vigilando los movimientos de la criatura por el rabillo del ojo, por suerte lo perdió de vista antes de que hubiera detectado su presencia. De pronto a escasos metros por delante suya, lo que parecía la silueta de una roca se desdobló, resultando ser otra criatura humanoide que se ponía en pie. Pillado por sorpresa, se lanzó cuerpo a tierra rogando porque no le hubiera visto, aunque si estaba de frente era evidente que lo había descubierto de lleno.

Con el corazón palpitando con fuerza, se quedó totalmente paralizado tendido sobre el irregular terreno a la espera de lo que viniese a continuación. Oyó un quejido lastimero cerca de él, debía de ser aquella cosa que le había sorprendido. Luego pasos, crujidos de la maleza seca, desde diferentes puntos. Aterrado alzó la mirada en derredor, la blanquecina luz de la luna señaló la presencia de varios cuerpos desplazándose con lentitud por el terreno individualmente sin un rumbo fijo aparente. Estaban muy separados unos de otros, pero había bastantes de ellos, lo mejor sería no llamar su atención porque no sabía cuántos rondarían en total y alertar a uno sería suficiente para que el resto se lanzasen en su busca. ¿Debía ponerse en pie y salir corriendo esquivándolos? Avanzar agachado podía ser cruelmente lento y además corría el riesgo de rasgarse el traje anti radiación, pero era una opción...

Un ronco quejido lo sacó de sus cavilaciones, sintió como una gota de sudor frío le recorría por la sien bajo la máscara cuando vio que, como temía, había delatado su posición. Tomó una bocanada del seco aire, al mismo tiempo que una decisión. Desenvainó con presteza su cuchillo de su funda con su único brazo y se puso en pie; no había perdido la orientación, aún iba hacia el oeste. Sin dejar más margen de reacción a sus caníbales enemigos, empezó a correr.


*        *        *

-Joder, con cuidado que no para de sangrar.

-Deja de quejarte, Jason, no pesas precisamente poco, ya lo hago lo mejor que puedo- pidió Ana con la respiración acelerada por el peso extra que cargaba. -No dejes de presionarte la herida, si te desmayas aquí, no es seguro que salgamos de esta.


-Ya lo hago, mierda, ya lo hago. -Hacía cada vez más frío; no parecía una herida de las más feas que había recibido, sin embargo estaba siendo más difícil de lo que podría haber imaginado-. Oye... Gracias por no dejarme tirado ahí atrás.


-No lo digas muy alto que aún me estoy planteando la posibilidad-, Jazz vio la mueca maliciosa que hizo la mujer para acompañar sus palabras.

-Hei..


-Tan solo bromeaba. Ya sabes, ¿desde cuándo dejamos a un amigo tirado en la...?

-¡A tu izquierda!

Ana giró su cuello noventa grados a su izquierda al mismo tiempo que elevó el arma por en esa dirección. Un segundo más tarde, había volado la tapa de los sesos de una de esas lentas criaturas con un rápido gesto. De pronto se veían varios más de ellos acudiendo a la calle que transitaban.

-Maldita sea, el espectáculo que montamos antes ahí atrás ha debido de llamar su atención, hacer este disparo no ha sido la mejor decisión, estamos bien jodidos. ¿Dónde coño está Tony cuando se le necesita?


-Cierra la bocaza, Jazz, ahórrate las fuerzas para seguirme el ritmo. Presiónate con fuerza porque esto va a doler.

Haciendo acopio de toda su fuerza, la pelinegra acomodó mejor el peso de su compañero sobre su hombro e imprimió mayor velocidad a sus pasos. Caminaban ligeros aunque con dificultad, procurando apartarse de la trayectoria de cualquier muerto andante que les salía al paso, pero cuando eso resultaba imposible, acudían al uso de sus armas, el problema era que la munición ya estaba en sus últimas, no llegarían a tiempo teniendo en cuenta que debían permanecer cubiertos para no ser blanco del posible fuego enemigo.

El camino se hacía insoportable, si bien aquellos estúpidos seres no suponían normalmente una amenaza tan grave, cuando se trataba de una huida en aquellas condiciones, podían ser una molestia bastante notable.

-Mierda... Esa era mi última bala, estoy seca y aún no llegamos.


-Ese cabronazo de Max nos ha vendido a todos... Estamos muertos aquí abajo, me cago en todo.


-Deja de lloriquear, aún no estamos muertos, y te juro que no pienso morir en esta putrefacta calle. -Como acudiendo a las palabras de la mujer, el walkie de Ana emitió unas palabras de una voz que fue bien recibida por ambos.


-Ana, Jazz, aquí Kalashnikov. Me dirijo en estos momentos hacia la torre Filly desde la base, ¿me recibís? ¿Cuál es vuestra posición actual?


-Te recibo, aquí Ana. Jazz está herido, vamos por la tercera avenida a la altura de la Panificadora.


-Eso es una buena noticia, estoy llegando allí ya mismo, me encargaré de cubriros las espaldas, estad alerta. Cambio y corto.

La señal estática se detuvo indicando el cese de la comunicación, la situación allí fuera no había mejorado en lo más mínimo, estaban en una de las zonas más expuestas, sin embargo, la ayuda que precisaban estaría allí enseguida, aquello podría terminar bien todavía. Los casi sordos lamentos del herido se hicieron más constantes, pero no aminoraron el paso.

Un cadáver erguido delante de sus narices cayó inanimado con la nuca partida de un fuerte golpe, dando la bienvenida al experimentado ex capitán de la policía. Si había llegado hasta allí haciendo eso mismo todo el camino, seguro que lo había despejado un tanto. Pasó junto a ellos a revisar la herida de Jazz mínimamente, antes de darles una señal con la mano para que continuasen su camino. Tal como había propuesto, él les cubriría las espaldas, les daría tiempo en caso de que les estuvieran siguiendo. Sobraron las palabras.

No habían transcurrido ni cinco minutos desde la pelea que había tenido lugar entre los dos unas calles más atrás, pero el tiempo parecía correr imposiblemente lento. Nikov, se apostó en la esquina de la calle espalda contra pared, mientras sus dos compañeros se alejaban en la dirección por la que había venido. Con el seguro de su arma quitado, se asomó con precaución para comprobar que todo estaba despejado. El puñetazo que le vino de improviso hacia la cara nunca se lo hubo esperado y no pudo hacer nada para evitar recibirlo de lleno, retrocediendo unos pasos por la sorpresa y el impacto. Reaccionó rápido tratando de alzar el arma aún sin poder enfocar correctamente la mirada, pero sintió el puntapié de una gastada bota militar en la muñeca que lo dejó desarmado.

Prediciendo el siguiente movimiento ofensivo de su atacante, el hombre se agachó y rodó sobre sí mismo hacia un lado, consiguiendo con eso tiempo suficiente para volver a estabilizar su percepción y sentidos. Enseguida estaba de nuevo en pie encarando a su contrincante a través del visor de su máscara. La figura delante de sí, desenvainó un cuchillo sin perder ni medio segundo y volvió a lanzarse al ataque. La hoja cortó el aire cuando a pocos centímetros del cuello de Kalashnikov, quien había logrado evadirlo con presteza, pero no pudo hacer lo mismo con la inesperada patada que recibió en la corva.

Aquel adversario se había colocado a su espalda demasiado rápido como para poder creerlo, pensó el hombre mientras caía de rodillas por el golpe que le había hecho perder el equilibrio. Apoyó el peso de su cuerpo sobre una sola de sus rodillas para lanzar, con la pierna contraria, una patada arrastrada que buscó los tobillos de su adversario; pero éste reaccionando velozmente la esquivó retrocediendo. Era bueno, no podía asegurar que saliera vivo de esta situación, aún así debía al menos conseguirles tiempo a Jazz y a Ana.

-Vamos anciano, déjate de bailes y plántame cara como un hombre en vez de cómo una nena.


-Vaya, vaya... -poniéndose en pie se mantuvo a la defensiva a la vez que reconocía esa voz, no era la primera vez que se cruzaba con ese tipo, aunque era el primer encuentro mano a mano-. El “Chino”, ¿me equivoco?

El hombre rio al ser reconocido con una risa siniestra. Aunque pudiera parecer un psicópata, sus habilidades en el combate eran demasiado buenas como para tomarlos por los de un simple demente. Sin previo aviso, el Chino avanzó hacia su presa cuchillo por delante, pero haciendo un amago de ataque con el mismo, engañó a su adversario al propinarle un puñetazo en el desprotegido flanco derecho. Por desgracia para el atacante, no surtió el efecto deseado por la masa muscular ante la que se enfrentaba; y sin que pudiera evitarlo, se encontró con el codo de su enemigo hundiéndose sin clemencia en su estómago. El arma resbaló de su mano hacia el suelo.

Apretó con furia los dientes, por el golpe que le había pillado desprevenido, y esquivó con éxito la combinación de golpes que lanzó Nikov con piernas y brazos, hasta que pudo adelantarse a uno de sus movimientos; y agarrándole la muñeca izquierda le hizo una llave, con la que hizo caer al enorme hombre al suelo por su propio peso. Una vez allí tendido, lo inmovilizó con las piernas situándose encima de él y comenzó a golpear con odio su rostro, deformando la máscara que la cubría.

Desde su desaventajada posición y recibiendo tales golpes, Kalashnikov hizo acopio de sus fuerzas logrando mover su brazo y cerrando la palma de su mano con toda su fuerza alrededor de los genitales de su enemigo. La presión que tenía sobre él cedió considerablemente a la vez que se oía un aullido de dolor. Consiguió quitárselo de encima y volverse a poner en pie. Con la máscara, tal como la tenía, su campo de visión había quedado muy mermado; pero debería bastar para acabar con aquello de una vez. Desenvainó su propio cuchillo.

-¡Hijo de la grandísima perra! -El Chino dominado por un intenso dolor, que no podía controlar, vio como el grandullón se acercaba a asestar su último golpe aprovechando que él estaba arrodillado en el suelo casi sin poder moverse. Se llevó la mano a la bota izquierda con una mirada de odio- ¡Estás muerto mamón! ¡Saluda a tu puta madre en el infierno!

Y, antes de terminar de gritar aquello con su ronca voz, hizo aparecer de su bota un pequeño revólver que apuntó directamente a la frente del ex capitán.


  *        *        *

-¡¡Aaaargh!!

M.A. no logró contener el aullido de dolor que sintió al ser agarrado sin piedad justo por su brazo amputado. No había sido con fuerza, el traje aún estaba de una pieza y lo protegía de la radiación, pero aquel gesto era imperdonable. Insertó su cuchillo de combate por el ojo de la criatura que le mantenía ocupado y se olvidó de él, pasando a centrar su atención en aquel que le aprisionaba en su parte más vulnerable con sus pútridos y descarnados dedos. Cerrando su puño, lanzó un brutal golpe contra aquella aberración, partiéndole la nariz y haciendo que saltaran un par de dientes por los aires. Con el impacto quedó libre de su presa, pero con los nervios a flor de piel aún quería venganza.

Asestó una violenta patada contra una de sus rodillas, partiéndola en el intento, haciendo caer a la criatura que aún clamaba por hincar los dientes que le quedaban en su carne. Teniéndolo allí tendido, no se midió al golpear con la bota su despellejado cráneo hasta que quedó macabramente aplastado y su contenido esparcido a su alrededor. Después de eso dejó de moverse.

-Ahora ya estamos en paz.

Con la respiración agitada, la adrenalina empezó a bajar. Recuperó su cuchillo limpiándolo contra los matojos y devolviéndolo a su funda con rapidez, una docena más de esas criaturas acortaba distancias hacia él y era mejor seguir moviéndose aunque fuese en esa asfixiante y fría oscuridad.

El tiempo pasaba, no sabía si horas o minutos, sentía que el corazón le palpitaba con más ímpetu en el extremo del miembro que le faltaba. Empezó a dar muestras visibles de cansancio, no sabía cuánto le quedaba para llegar al maldito granero; pero una voz en su interior le repetía vilmente que le quedaba tanto, que ni aunque llegase allí vivo milagrosamente, encontraría a Ley. Se negaba a aceptar aquello, pero sabía que era indudablemente cierto.

Por suerte, lo único que había mejorado es que ya hacía un rato que no se encontraba por el camino a ningún indeseable, y eso era de agradecer. Estando pensando en dónde podría refugiarse aunque fuese para descansar por un momento su agotado cuerpo, se encontró a pocos metros de una masacre que había habido ahí recientemente, en la que aún casi medio centenar de esos podridos aún se daban el banquete. El desnivel del terreno no le había permitido descubrir tal escena hasta que se la encontró casi en primera plana.

Retrocedió con torpeza y trastabilló, haciendo suficiente ruido como para atraer su atención. Con un aullido lastimero, como si fuera el pistoletazo de salida, gran parte de las criaturas se lanzaron a la captura del joven, quien inició una carrera tratando de rodearlos, obligando a su maltratado cuerpo a sacarlo de aquella situación.

A algunos de ellos los consiguió dejar atrás, pero tal como se había temido eran demasiados y apenas supo que no podría evitarlos a todos desenvainó su arma blanca, dispuesto a no entregar su vida a ninguno a cualquier precio. Se quitó al primero que trató de agarrarle por la izquierda haciéndole una simple zancadilla, al segundo y al tercero los derrumbó hincando el codo en el estómago de uno de ellos y empujando con fuerza, para el cuarto ya tuvo que emplear su cuchillo y a partir de ahí solo empeoró la situación.

Uno de los que había derrumbado dándolo por fuera de combate, le agarró por la rodilla y le hizo perder el equilibrio y caer hacia atrás, llevándose un golpe en la espalda que sacó todo el aire de sus pulmones. Como pudo, se deshizo del maldito a tiempo de evitar la dentadura de otro más; aunque, con el cansancio acumulado y tan solo un brazo, le estaba resultando casi imposible mantenerlo a raya, y unos cuantos más ya se acercaban a él. No sabía cómo pero había perdido su arma, seguramente al caer. Por un momento vio como la muerte se hacía palpable...

-¡¡Ayuda!!

Su voz era más ronca de cómo la recordaba, su grito se lanzó como una plegaria que pretendía ser oída y atendida, mientras sostenía con su único brazo a la hambrienta bestia inhumana estaba indefenso. No quería morir, no podía morir, no allí, no sin haber conseguido nada más que preocupar y abandonar a sus amigos, había sido un chiquillo. Entonces se apoderó de él una desconocida determinación.

-¡No serán tus sucias manos las que arrebaten mi vida!- gritó con rabia sin esperar obtener una respuesta.

Y dejándose llevar por un instinto, agarró el cuero cabelludo de la bestia y dejó de hacer fuerza para mantenerlo alejado, en cambio tiró hacia sí, lo cual sumado al propio impulso de la criatura fue suficiente para lanzarla por encima de sí mismo lejos de su alcance. Se irguió y puso en pie sin más demora, antes de que lo alcanzasen los decrépitos pares de brazos que se extendían en su dirección. Estaban por todos lados, tendría que enfrentarlos y evitar que le alcanzaran sus dentaduras o que se rasgase el traje. Sentía cómo sus piernas le temblaban, pero no se amedrantó ante el desagradable hedor a muerte.

Un grito humano pareció hacerse eco en sus oídos. Repentinamente, dos manos enguantadas aparecieron a ambos lados del cuello del adversario que tenía ante sí desde la espalda, y se cerraron de tal modo que la putrefacta estructura crujió lastimosamente al quedar totalmente aplastada. El ser dejó de moverse y las manos liberaron su presa que cayó inanimada al terreno. La recién aparecida figura no se quedó allí parada después de eso, todo lo contrario, fue corriendo de un lugar para otro alcanzando a sus adversarios uno a uno y dejándolos muertos a su paso a base de golpes brutales o retorcidas de cuello, no necesitó recurrir a las patadas siquiera.

M.A. buscó su arma blanca por el terreno y lo encontró tirado entre las quebradizas ramas de una mata seca.

*        *        *

-Han entrado en un edificio, espera es... -Lock cortó momentáneamente la línea y forzó la vista para alcanzar a leer el rótulo en la portada del edificio- ...Hotel Sozza... - murmuró para sí leyendo las maltratadas letras antes de restablecer la comunicación de su walkie- ...Es el Hotel Sozza, sin duda han entrado ahí desde la escalera de incendios, apostaría que es ahí donde se han estado escondiendo todo este tiempo. Cambio.

-¿Estás seguro de eso? No puede haber margen de errores en nuestro siguiente movimiento.

-Como te digo, apostaría que sí, aunque el único modo de cerciorarse es entrando ahí mismo. Espero tus órdenes. Cambio.

-Está bien. No es un paso que quiera dar, bastará con que vigiles la escalera de incendios como único punto de entrada y salida conocido por el momento. Quiero que te quedes ahí. Infórmame si hay algún movimiento. Voy a entrar. Estate atento.

Y con esas últimas palabras, Puma terminó la conversación con su subordinado. Aunque no podía saber a ciencia cierta que ése era el lugar donde se escondían, tenía lo corazonada de que así era, Florr le estaba esperando allí y ya no quería demorarse más en ir a buscarla. Esos cerdos cretinos ya habían demostrado que no les importaba jugar con ella y no aceptaba que nadie le pusiera las sucias manos encima ni por un minuto más. Era un movimiento agresivo y arriesgado que había decidido que haría. Con paso firme y gesto imperturbable se encaminó hacia donde había dejado a su irregular equipo para la misión que estaba a punto de llevar a cabo. Subió escaleras hasta llegar a una última puerta, se aseguró de colocarse correctamente la máscara y accionó el pasador para salir a la azotea.

La improvisada funda con la que cubrían el aparato estaba retirada a un lado junto a la pista del helipuerto. Eva estaba sentada en la cabina del piloto haciendo pruebas a los mandos e indicadores, parecía un poco nerviosa por el gesto que se adivinaba en su cara, pero se veía que sabía lo que estaba haciendo. El pelinegro se sintió relajado al comprobar que podía confiar en ella como había hecho tiempo atrás, le hacía sentir algo vulnerable el verse dependiendo de otras personas más allá de sí mismo o de Florr, pero era consciente que esa dependencia era más que un pesar, una fuerza. Juntos salvarían a sus hermanos.

Alice apareció entonces por las escaleras que daban acceso a la azotea del hospital, seguida de una segunda persona, Selene. A estas dos había tenido dudas al involucrarlas en el plan, pero la rubia se negaba a permanecer allí rodeada de los reos que Puma lideraba por lo que pudiera pasar, y más aún sabiendo que el resto del grupo de supervivientes de Stone City estaban allá donde se dirigían. Selene había sido un debate interno si llevarla o no, pero finalmente había reconocido que sus habilidades médicas podrían llegar a ser la diferencia entre rescatar a Florr con vida o no en caso de que algo grave ocurriese.

-Creo que lo tengo todo. Bueno, todo lo que se puede tener dadas las circunstancias, no puedo obrar milagros, quiero que recuerdes eso, así que procuremos evitar locuras innecesarias... por favor. -Selene miró el maletín que sostenía con ambas manos-, me has pedido que confíe en ti, así que espero que sepas lo que haces.


-Parece ser que lo sabe, yo confío en él, pese a todo, -se adelantó Alice en lugar del pelinegro-. Si te digo la verdad, nunca se me ocurrió pensar que no os encontraría al menos a alguno de vosotros con vida de nuevo. Llámame optimista o ilusa, pero de algún modo es así como sin duda lo veo.


-Deberías entonces graduarte la vista, parece que no ves lo suficientemente bien. En este mundo la muerte es en todo momento compañera de cualquiera que esté con vida, sin excepciones.


-No debo ver tan mal, parece ser que todos estáis aún aquí -La rubia devolvió una simpática sonrisa al imperturbable joven.


-Alice, Alice, siempre tan inquieta...

Y con esa murmuración, el que se daba a conocer como el General en aquel lugar, se encaminó a Eva seguido por las dos chicas. Cuando hubo llegado junto a ella informó del destino al que habrían de dirigirse sin más demora.

-Sabes, todo esto es una locura. Pero no sé si es por lo sorprendentemente en buen estado que está este trasto o por la desesperación que siento al pensar en Adán y en Florr, que pienso que esta locura va a terminar bien.


-Va a salir bien, ¿puedes echar a volar a este pequeño?

-No necesitas preguntar eso, tan solo tomad asiento.


  *        *        *

A través de la cerrada puerta se oyeron unos apresurados pasos acercándose. La mirada de Naitsirc se dirigió con intensidad al arco olímpico y después a los ojos de la portadora del mismo.

-Es nuestra oportunidad, déjamelo- pidió directamente el castaño al mismo tiempo que agarraba el objeto con ambas manos.

Inma en vez de responder verbalmente, no opuso resistencia alguna al dejarlo en sus manos. No sabía lo que ocurriría a continuación, pero intuía que se pondría feo, buscó al pequeño Adán con la mirada y lo llevó apresuradamente detrás del armario, no quería que nada malo pudiera pasarle al pequeño, fue lo único que pudo pensar en esa situación. Nait, por su parte había corrido a hacerse con una de las flechas de punta de acero que allí había.

Se oyeron voces de fuera, seguramente la conversación entre el vigilante y quien acabase de llegar. No sabían con certeza si abrirían o no la puerta para lo que fuese, pero había una posibilidad de que así fuese y no iban a desperdiciarla. El castaño se situó paralelo a la pared, pegado a ella de modo que si alguno de esos dos decidía entrar allí, expondría su flanco izquierdo. Con un pulso algo tembloroso y bastante inexperiencia en el uso de ese instrumento, tensó el arco con esfuerzo mientras sostenía el penacho de la flecha entre sus dedos.

El sonido de una llave girando en la cerradora de la puerta. El leve “clic” avisando de que había cedido el seguro. El giro del picaporte... Y finalmente la puerta entreabriéndose mientras se oía una voz desconocida.

-Ahora voy a entrar, a la mínima estupidez dispararé a matar, lo juro.

La puerta terminó de abrirse con brusquedad, haciendo crujir las bisagras y una figura armada entró en la estancia con un movimiento violento que hizo que Nait soltara de improviso la flecha, que se disparó aunque desviando su trayectoria prefijada, pasó rozando la espalda de su objetivo y terminó clavada en la puerta. El hombre se giró raudo sujetando su arma personal hacia un inmóvil joven aún con el arco en sus manos.

El hombre recién llegado estando a punto de disparar al chico, perdió momentáneamente la visión al sentir como lo que pareció un cojín se estrellaba contra su cara. El castaño no desperdició la sorpresiva ventaja que le habían dado y sujetando el arco con ambas manos lo utilizó como un garrote para asestarle un golpe a su adversario en el cráneo. Del impacto, el dedo de la víctima se cerró instintivamente sobre el gatillo disparando una bala que no alcanzó a nadie antes de caer inconsciente en el suelo. Nait fue lo suficientemente rápido como para alcanzar el arma de fuego del caído y apuntar al segundo que entró en la habitación a la cabeza.

-Suelta el arma o disparo ahora mismo-. A la orden del castaño, el desconocido no solo no obedeció sino que trató de alzar su colt contra él, ganando como recompensa un golpe en la sien que lo envió directo a la oscuridad-. Desgraciado, no mereces ni que gaste munición en ti.

Parecía mentira, no habían transcurrido más que unos escasos segundos. Adán se asomó desde detrás del armario invitado por el silencio que reinó de pronto. Dos cuerpos en el suelo, ninguno de ellos muerto y la puerta ofreciéndoles la libertad. Habían tenido buena suerte, la situación aunque se había descontrolado por un momento, había terminado saliendo a pedir de boca. Nait comprobó los cargadores de ambas armas y le ofreció la colt a Inma, quien la aceptó sin rechistar.

-Si no fuese por tu brazo malo, te pediría que me hicieses una demostración de tiro olímpico, resulta ser más complicado de lo que parece. -Inma sonrió agradecida por el comentario para romper un poco el hielo del ambiente.


-Lo has hecho bien, no tengo quejas- murmuró la joven-. Aunque reconozco que ese no es modo de tratar un instrumento de tan alta clase.


-Seguramente lleves razón, pero confío que solo por esta especial ocasión me lo perdones -Inma asintió satisfecha-. Por cierto, gracias, ese lanzamiento de cojín tuyo me ha salvado la vida.


-Digamos que nos hemos compenetrado bien. Adán, ¿tú estás bien?


-Sí, a mí solo me ha tocado permanecer escondido, no tiene mucho mérito. Yo, l verdad, me estaba preguntando... Ahora que podemos salir, ¿no creéis que deberíamos buscar a Florr? -Ante el silencio que siguió a continuación, el pequeño suspiró antes de seguir hablando- Está en peligro, lo sé, que la separaran de nosotros de ese modo es extraño. Tal vez no os agrade mucho, pero ella es muy buena chica y alguien muy importante para Eva y para mí, pero sobre todo para Puma, después de todo son hermanos.


-Sería inhumano dejarla aquí a pesar de nuestras diferencias, tenemos que encontrarla y salir de aquí con ella, ¿estás de acuerdo, Nait?- Inma se quedó mirando al reflexivo castaño.

-Estamos seguramente en seria desventaja...

-Lo sé.

-Está bien, veamos qué es lo que podemos hacer, de todos modos ni siquiera sabemos dónde está la salida, con suerte encontraremos a Florr de camino.

-Gracias, puede que ella ni siquiera lo agradezca, pero seguro que interiormente se sentirá muy agradecida.

-No, gracias a ti, pequeñajo. A veces necesitamos que alguien de corazón noble como el tuyo nos recuerde nuestra propia humanidad -Aquel comentario arrebató una tímida sonrisa de humildad de Adán-. Muy bien, en marcha.

                                                                     *        *        *

 M.A. agarró la mano que se extendía hacia él, y ayudado por ella volvió a ponerse en pie. Era un milagro que el traje permaneciese de una pieza aún, pero así era, de momento seguía a salvo de la radiación. Inspiró y espiró profundamente para tratar de devolver a su maltratado corazón un ritmo más normal, estaba resultando un día muy largo.

Pero la paz no duró más de unos breves segundos, amparadas por la oscuridad, más siluetas comenzaron a dibujarse en su campo de visión. El rubio sintió de pronto una mano que rodeaba su muñeca para acto seguido sentir un fuerte tirón y verse arrastrado en una nueva carrera en un intento de alejarse del peligro. No sabía cómo, pero sus piernas aún respondían automáticamente a pesar de sentir que estaba en su límite, tal vez el hecho de que tirasen de él ayudaba en algo.

Pareció que el horizonte volvía a estar desierto de presencias desconocidas, relajado por ello, dejó de imprimir tanta velocidad en sus pasos y en consecuencia oyó cómo crujía su único brazo. Una leve punzada de dolor, pero tan solo había sido un crujido, tenía el brazo cansado pero en perfectas condiciones. Sin embargo la mano había tenido rodeando su muñeca se soltó como si de pronto el simple hecho de sujetarla hubiera provocado repugnancia o miedo.

-Maya... -El rubio vio como la chica se acuclillaba en el suelo adquiriendo una postura fetal. Los hombros de la chica comenzaron a temblar violentamente-. ¿Estás... bien?- La castaña negó con violentos movimientos de cabeza, sin levantar la mirada de sus rodillas.

Entonces M.A. recordó, aquel día hacía ya unos dos años, aunque se le antojaba una eternidad. Ese día en Stone City, había sucedido una situación similar: La chica había agarrado la mano del malherido Silver y al hacer fuerza hacia sí, en vez de salvarle, le había arrancado el brazo al joven, provocándole finalmente la muerte por desangramiento. Sin duda ese recuerdo le estaba atormentando en ese preciso momento. Reaccionando de inmediato, el chico se agachó para ponerse a su altura y la abrazó sin saber muy bien cómo consolarla, sintiéndose un poco ridículo por hacerlo a medias al recordar que a él mismo le faltaba a un brazo.

-No fue culpa tuya y tampoco lo ha sido ahora. En aquel entonces porque no eras consciente de tu fuerza y ahora mismo por el simple hecho de que no me has hecho nada, tengo el brazo perfectamente. Relájate un poco, permaneceré así todo lo que necesites... -Pero su voz misma le traicionó, haciéndose casi inaudible al final de la frase, estaba reventado, sintió que se mareaba y antes de que pudiera darse cuenta de qué le ocurría, su consciencia desconectó del mundo.

Maya se olvidó de sí misma en el momento en el que su amigo cayó inconsciente. Le tomó el pulso, parecía que era un simple desmayo por el cansancio, cargaría con él de momento, si se lo apoyaba sobre los hombros desde la espalda podría llevarlo más o menos cómodamente. Obligándose a dejar apartado su pasado, volcó toda su atención en el presente, necesitaban un lugar donde resguardarse aunque fuera provisionalmente.

Después de una breve caminata sin incidencias, la castaña divisó lo que parecía un vehículo de gran envergadura, inmóvil, como un camión o un autobús; al irse aproximando acertó a distinguir que se trataba más bien de lo segundo. Era uno de esos autocares que se usaban para hacer viajes de medias o largas distancias, por lo que parecía había ocurrido alguna clase de accidente y el vehículo había caído por una ladera quedando de costado.

Cuando hubo llegado a escasos metros del autocar, descubrió que extrañamente, la única víctima que quedaba allí era un joven de pelo anaranjado que había muerto cubriendo lo que parecía una fuga del depósito de combustible con su propia espalda. Por supuesto estaba muerto, había resultado muy malherido y ya estaba frío. Lo que le sorprendió es que su cuerpo permaneciese intacto y que no su hubiera transformado tampoco, pero no le prestó más importancia y precedió a entrar en el vehículo siniestrado a través de la ausente luna delantera. Dejó a M.A. tendido junto a unos asientos y se ocupó de cubrir los dos puntos de acceso con sillones de modo que ninguno de esos inhumanos caminantes pudieran alcanzarlos allí dentro en el caso de que apareciesen.

Casi dos horas después, el rubio abrió de nuevo los ojos y trató de orientarse sin éxito. Pero apenas se encontró mirando a la cara de la chica, supuso que debían estar a salvo y se relajó.

-¿Qué estás haciendo aquí?


-Además de pasar frío, velar tu sueño; aunque ahora que estás despierto, más bien te doy un poco de conversación...


-Ya sabes a lo que me refiero, Maya.

-Sabes, he estado pensando e imaginando y creo que ocurrió así: Algo hizo accidentar este autobús y lo hizo caer ladera abajo, uno ellos se percató de que el depósito perdía combustible y entre que estaba en sus últimas y que quería tratar de ayudar a sus compañeros, murió cubriendo la fuga del depósito evitando así una posible explosión. No hay ni un solo cuerpo, por lo que el resto debió sobrevivir gracias al sacrificio de su amigo... Seguramente estarían heridos, lo cual los convertía en carne fácil para esos depredadores sin cerebro, así que parece ser que por desgracia, la masacre que presenciamos hace un rato, debía de tratarse de ellos... Me pregunto si alguien habrá sobrevivido a eso, ojalá que sí...


-Eh... No te sigo para nada, me temo -M.A. sacudió la cabeza, volviendo al tema que intentaba tratar con ella-. Como sea, la cosa es que te agradezco que me hayas ayudado tanto, pero tú no deberías estar aquí. No debiste haberme seguido y mucho menos tan lejos.

-Hace unas horas, cuando acababa de salir en tu busca, encontré a una persona que confundí contigo. Vi cómo sufrió y murió dolorosamente delante de mí, solo poco antes de que terminase por expirar descubrí que no se trataba de ti. Puede que un impulso me sacara del fuerte tras tus pasos, pero definitivamente, es el dolor que experimenté al creerte muerto y el alivio de saberte vivo lo que me han traído hasta aquí.


-Siento que hayas tenido que pasar por eso, no se lo deseo a nadie. Y agradezco tu preocupación, pero... -el tono del rubio abandonó la amabilidad y se volvió más brusco- ...Pero, no importa lo lejos que hayas podido llegar voy a seguir buscando a mi hermana.

-¿Te estás oyendo? ¿Crees de verdad que lo que dices o piensas hacer tiene algún sentido?

-Es mi hermana, joder, ya la perdí una vez, ¡no pienso volver a dejarla ir!

-Ella decidió irse por su cuenta, es cierto que dijo que era por no causarte problemas, pero creo estar segura de que Ley no se marchó únicamente por eso. Estabas en tus momentos más difíciles, no te hubiese dejado atrás de ese modo si tuviese algo más que debiera hacer...

-¡Qué sabrás tú! No tienes ni idea, ella no dijo nada de eso, tratas de ahogar tu culpa por no haber sido capaz de retenerla con esa estúpida invención tuya, no seas ridícula.

-Oye, tranquilízate. En serio, no vas a poder encontrarla, no de este modo, si no fuera por mí no habrías sobrevivido ni a tu primer día de búsqueda.

-¿Ahora buscas mi agradecimiento? Estupendo, pues muchísimas gracias. Pero que sepas que no me importaba morir si era persiguiendo mi objetivo, es el único motivo por el que aceptaría la muerte.

-Para eso. M.A., no es un objetivo por el que merezca la pena morir. Ella decidió irse sola, lleva mucho tiempo cuidándose sola, sabe hacerlo, es mejor que cualquiera de nosotros dos sobreviviendo. El día menos esperado aparecerá de nuevo y querrás estar vivo para estar ahí, con Ley.

-A mí tus discursitos ya me aburren... -M.A. hizo un gesto de asco-. No es la primera vez que me dices esto mismo, pero, ¿sabes qué? No tienes ni puta idea de nada, solo hablas y me dices que lo que hago es estúpido, pero necesito estar con ella, necesito saber que está bien, ¿eres capaz de entender algo tan simple? ¡Deja de hablar de cosas que no tienes ni pajolera idea, me cago en todo!

El silencio se adueñó a continuación del ambiente, fue la chica la que rompió el contacto visual que habían mantenido durante la breve discusión que habían llevado a cabo. Durante unos eternos minutos, ninguno de los dos dijo una sola palabra. Luego, sin alzar la mirada de un punto indefinido bajo sus pies, Maya rompió es silencio.

-Crees que nadie puede entender cómo te sientes respecto a tu hermana mayor. Pero ¿en serio piensas que es justo verlo así? Llevamos dos años conviviendo, deberías saber mejor que nadie que yo comparto ese sentimiento contigo, -la castaña posó la mano sobre la del rubio con cariño-. A veces la olvido, a veces disimulo que la olvido y otras simplemente no puedo dejar de recordarla. Para mí, Dyssidia... -Hizo una corta pausa logrando contener las emociones que estaban a punto de desbordarse-. La echo de menos siempre que ronda por mi memoria. Igual que tú, yo tampoco pude retener a mi hermana junto a mí, la diferencia entre nuestra situación es que mientras que Dyss desapareció súbitamente en un estado tan lamentable e inestable, tu hermana es fuerte y cada vez que desaparece lo hace con un propósito más fuerte que una venganza abstracta. Tú sabes que tu allá donde esté hará lo imposible por seguir viviendo, Dyss en cambio perdió todo apego por la vida...
-Mira Maya, si necesitas llorar, puedes hacerlo, no te lo voy a reprochar y estaré aquí cuando termines de hacerlo -le ofreció él con sincera amabilidad.

-No quiero llorar, estoy bien, de algún modo tengo la corazonada de que ella aún está viva en alguna parte. Solo te trato de decir, que sé lo que significa perder a la persona más importante, a tu propia hermana... Pero que salir ahí fuera en una búsqueda sin sentido ni futuro no va a devolverte a su lado. Si algo malo te pasa a ti, ten por seguro que vas a ser tú quien le hagas una herida incurable. De momento tienes que permanecer fuerte por tus amigos y por ti mismo, y confiar en ella. Tú mejor que nadie la conoces.

-Tus discursos siguen siendo aburridos, Maya... -Juzgó M.A. aunque mucho más relajado.

-Es inevitable, una no puede ser perfecta en todo -se defendió la joven con fingida falta de modestia.

-De todos modos, has dado de lleno con lo que has dicho: llevo todo este tiempo pensando que era un hecho que solo sufría yo. Parece ser que todo este tiempo he estado mirándome a mí mismo, qué patético, tengo la impresión de haber perdido mucho más que un brazo estos últimos días.

-Para nada, has cuidado de mí todo este tiempo, no eres patético. Lo único es que eres rematadamente cafre e idiota y te dejas llevar demasiado por los arrebatos que te dan.

-Oye, oye, tampoco te pases -Se quejó el rubio ligeramente ofendido.

-Claro, disculpa. Además de dar charlas aburridas parece ser que también hablo de más, mea culpa.

-No tienes remedio, Mayita. Que sepas que aún no me has convencido del todo para volver, pero lo pensaré. -Aprovechando que la chica había dirigido hacia él la mirada, decidió tragarse su orgullo durante un instante-. Gracias, de verdad.


                                                                      *        *        *

A la orden del General recibida por walkie, por Lock, un grupo de reos procedió a aproximarse con rapidez hacia las escaleras de incendios. No tuvieron ningún miramiento en hacer retumbar sus pasos a cada peldaño que subían, precisamente porque delatar su posición era parte de las órdenes. Generarían una distracción, procurarían llamar la atención del grupo de ex policías con todo lo que fuera necesario.

Unos minutos más tardes de que el grupo de distracción de hubo adentrado en lo que parecía la base de los enemigos, el helicóptero pilotado por Eva aterrizó exitosamente en la azotea del mismísimo hotel. Apenas hubo tomado tierra, Puma se bajó del aparato y alzó la voz para hacerse oír con las hélices aún girando.

-He de reconocer que se me han subido los huevos a la garganta con el despegue, pero te felicito, realmente nos has traído vivos hasta aquí, Eva. -La mujer salió de la cabina quitando el seguro de su arma. El pelinegro lanzó sendas miradas a Alice y a Selene volviendo a poner un gesto más serio y ambas asintieron en silencio, cada uno sabía cuál era su papel ahí.
-Acabemos con estoy hoy, Puma. No sé qué les voy a hacer a esos desgraciados como hayan puesto la mano encima a Adán...
-En cambio, yo, sé muy bien qué les voy a hacer a esos animales por haber puesto la mano encima a Florr.

Caminando uno al lado del otro se acercaron a la entrada que les permitía el paso al interior del edificio. Puma probó el picaporte, no había motivo de por el que debiera estar asegurado, nadie debería poder haber accedido al edificio desde la azotea. Efectivamente, no estaba cerrada desde dentro, la puerta se abrió a su paso son un chirrido metálico. El interior estaba iluminado aunque precariamente, bastaba para ver dónde iban, a partir de ahí tendrían que encontrar el lugar donde tuvieran encerrados a los rehenes sin más medios que ir probando puerta por puerta.

El pelinegro caminaba abriendo el paso delante de Eva, así lo habían acordado por el estado tan cuestionable en el que se encontraba la joven, no estaba ni de lejos indefensa, pero al mismo tiempo permanecer en la retaguardia la mantendría en una posición relativamente más relajada. Las primeras habitaciones estaban vacías y oscuras, se movían rápido y en silencio, comunicándose por medio de breves gestos para pasar desapercibidos mayormente.

Al ir dejando tras de sí la mayoría de las estancias de la planta superior revisadas y sin señales de vida de ningún tipo, empezaron a tensarse un poco y no pudieron evitar pensar que de un momento a otro ocurriría algo inesperado. Pero aún así, siguieron con su búsqueda como si tal cosa. Apenas Puma hubo puesto un solo pie en la cafetería de la planta surgió una voz desde los asientos de una de las mesas.

-Mira por dónde, el General nos honra con su grata visita, ¿A qué se debe este honor? -Ana agarró la pistola que había tenido descansando sobre el mantel y apuntó rauda al recién llegado.

-Puedes decirme ahora dónde está Florr y ahorrarte sufrimientos innecesarios -le aconsejó el aludido con un tono neutro apuntándola con el cañón de su propia arma. Eva hacía lo mismo asomando por detrás de su compañero al mismo tiempo que vigilaba a sus espaldas por si alguien más aparecía.

-No fue idea mía amputarle los dedos a esa niña. Aunque he de admitir que tampoco me opuse a la idea. Yo solo pretendía negociar, eres taaaan testarudo, contigo no se puede hablar civilizadamente, mucho menos con esa panda de animales que juegan a soldaditos bajo tu liderazgo.

-Lo diré una vez más y se habrá agotado mi paciencia. ¿Dónde está Florr?

-Era estúpido pensar que accederías a negociar como las personas normales, es por eso que responderé a tu pregunta.

-Te escucho. -La actitud aparentemente despreocupada de mujer mermaba a una velocidad vertiginosa la escasa paciencia del pelinegro. Ella misma acababa de decir que él no sabía negociar, por lo que seguramente era consciente de que pasase lo que pasase no saldría viva de ese hotel, sin embargo, parecía no importarle.

-Está atada en una habitación, con un cañón de revólver apuntándole directamente a la cabeza en todo momento -Ana volvió a dejar el arma sobre la mesa como si no estuviese expuesta a ningún peligro a pesar de que Puma seguía apuntándole sin titubear-. Te preguntarás por qué te doy estos detalles y tal vez ya lo sepas. ¿No? Está bien, en ese caso te lo expondré directamente. Si alguien que no sea yo asoma su cara en esa habitación, los sesos de tu hermanita dibujarán las paredes. De igual modo, si no realizo una comunicación con su verdugo con este walkie cada cinco minutos el resultado es el mismo. -La mujer suspiró cruzando las piernas-. Como puedes comprobar estamos desesperados aquí dentro, hasta tal punto que no toleraré la muerte de ninguno de los míos, ni el maltrato, por supuesto me incluyo, estamos dispuestos a morir si es llevándonos por delante la vida de esa niña. Deberías dar orden a tus salvajes de que no cometan ningún error del que tengas que arrepentirte. Una vez lo hayas hecho, tengo una interesante propuesta de negociación, General...

#Maya



 

1 comentario:

  1. Felicidades Mayaa!!! Nunca suelo hablar ni comentar ya los capitulos de nadie,por que no tengo tiempo,pero me sentia que debia hacerlo con este maravilloso capitulo,creo que has devuelto a nh lo que la hacia tan grande,haz metido a casi todos los personajes,cada uno con sus tramas lo que hara que avancen todos a la vez y que sus seguidores no tengan que esperar al capitulo de "nosequien" para volver a verlos,haz recordado viejos momentos y personajes (dyssidia por ejemplo parecia como si nunca hubiese existido),haz desarrollado a los personajes a la perfeccion(momento epico m.a. y maya) y sin importante si le parece bien a este o aquel simplemente seguistes la historia como en los viejos tiempos,ademas juntastes personajes y dejastes un final abierto para el siguiente que venga detras se lo curre (muy nh1) por eso felicidades y gracias .me encanta nh2 :P

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