Big Red Mouse Pointer

martes, 23 de julio de 2013

NH2: Capítulo 013 - Un mal despertar

-¿Qué ha ocurrido con Puma? ¿Por qué no ha vuelto? –Inquirió M.A, descargando sobre sus palabras un tono de preocupación.
Ley, cabizbaja, dejo de asir con sus manos el carrito que contenía las provisiones y tomo asiento en un montículo de tierra cercano. Colocó la máscara a un lado y comenzó a vocalizar con una voz quebrada:
-Él…había demasiadas de esas malditas cosas…-Tragó saliva antes de continuar con su relato-Y bueno…las entretuvo para dejarme campo libre y poder llegar sana y salva.
Maya, la cual se había mostrado muy callada durante la breve narración de los sucesos, enunció:
-Es imposible que haya muerto. Estoy convencida de ello. Realmente pienso que el ‘’Agua Gris’’ puede actuar como una especie de antivirus. Estoy casi conven…
Antes de poder finalizar sus palabras, M.A. la interrumpió descortésmente:
-¡Pero eso no quita el hecho de que pueda ser devorado por esos cabrones! ¡‘’Agua Gris’’ no le proporciona la inmortalidad, no te equivoques! – Un poco más sosegado, M.A prosiguió- Yo también confío en que haya sobrevivido, pero no estamos seguros al 100 por 100.
Las palabras del rubio precedieron a un sepulcral silencio. Maya había clavado una mirada inescrutable en el rostro del chico. El muchacho apartó la mirada al suelo para evitar cualquier contacto visual con la castaña y, meditabundo, musitó:
-Debemos informar al resto del grupo, exponerles el problema y una decisión lo antes posible. La vida de Puma corre peligro.
Acto seguido, se acercó a la posición de Ley y este se dirigió a ella suavemente:
-Vamos, no nos quedemos aquí más tiempo. En cualquier momento podrían venir más de esas cosas, y eso no sería bueno – El rubio tendió la mano derecha a su hermana y este la ayudó a levantarse sin mucho esfuerzo.  Momentos después la pelirroja retomó el control de carrito y echó a andar hacia el fuerte. 
Maya y M.A se encontraron solos, frente a frente,  en aquel desolado páramo que representaba los vestigios de una humanidad ya casi extinta. Un espectáculo de miradas esquivas se presentó ante los jóvenes; no lograban entablar conversación alguna.                           La tensión era tan intensa en aquel momento que incluso podría haber sido cortada con una hoja:
-Lo siento…No era mi intención mostrarme tan brusco y quitarte las esperanzas así como así, pero compréndelo, no estamos seguros de que siga con vida. Prefiero pensar lo peor para evitar posibles falsas esperanzas.
Maya había sabido controlar sus sentimientos en todo momento, sin embargo, estos se encontraban en ese preciso momento a flor de piel:
-¿Y eso supone el quitarnos la esperanza de volverlo a ver? – Preguntó retóricamente la joven, apretando con fuerza sus puños.
M.A observó a Maya con una mirada compungida durante unos instantes y comenzó a balbucear:
-No, yo no…no quería hacer…
-Ahórrate las palabras – Cortó tajantemente la chica, mostrando un abatimiento más que considerable – Le comenzaste a odiar desde el momento en el que nos reencontramos con él. No estas siendo justo… ¿Pero sabes qué? Haz lo que quieras – La castaña giró sobre sí misma y comenzó a andar en dirección a la fortaleza con pasos cortos y vacilantes.
Finalmente, entró, y el rubio perdió el contacto visual con ella. El chico siguió su ejemplo pero no sin antes echar una última mirada a aquel sol agonizante, cuyos rayos de sol comenzaban a morir y abrir paso a la fría y lóbrega noche…
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Naitsirc sentía curiosidad por aquel vasto fuerte en el cual había ingresado recientemente, y él, siendo de naturaleza un tanto curiosa, decidió echar un vistazo. Todo aquel ajetreo resultaba extenuante para la mente del castaño, así que haciendo uso de su recién adquirido tiempo ocioso, decidió investigar la fortificación.
Una vez que no hubo moros en la costa, el chico decidió fisgonear los niveles inferiores. El único sonido que era posible escucharse era el eterno traqueteo que sus deportivas producían al caminar. A la par que indagaba en los recovecos del edificio, inspeccionaba cada pasillo con minuciosidad. La pintura que  indicaba el nombre de cada nivel se encontraba muy desgastada,  haciendo ilegible los dígitos asignados a cada planta. Las paredes grises enmohecidas y la poca iluminación del lugar le conferían a este un aspecto más bien tétrico e inerte. 
Mientras que el muchacho cruzaba una esquina, sintió la presencia de alguien en la cercanía. Se sentía observado y casi podía percatarse de su esencia. Haciendo acopio de valentía, giro bruscamente sobre sí mismo y cuan fue su sorpresa al encontrarse a Inma, la cual se sobresaltó ante el rudo movimiento del chico:
-¿Qué haces por aquí, Inma? ¿No deberías estar reposando? – Preguntó Nait confuso.
La chica, intento rehuir la mirada del castaño y, observando el suelo manifestó al chico:
-Estar en la enfermería es un auténtico aburrimiento y como no sabía qué hacer, me he puesto a pasear un poco, y la verte por aquí…me ha picado la curiosidad un poco – Al terminar de pronunciar las últimas palabras, gesticulo en su rostro una de sus sonrisas más complacientes. Pero rápidamente, su sonrisa se convirtió en una mueca de reproche:
-Hey, eso mismo debería preguntarte yo a ti, ¿Qué haces tan alejado de los niveles superiores?


Ahora era Naitsirc el que parecía eludir a la mirada de la muchacha:
-Bueno pues…jugar a los espías – Contestó de forma socarrona – Oye…si te apetece, y si te encuentras mejor de lo del brazo…podríamos explorar por aquí juntos ¿Te parece? – Cuestionó amablemente a Inma.
Sin pensárselo dos veces, esta asintió rápidamente con la cabeza, viéndola el castaño mucho más radiante que antes:
-Vamos entonces, ¿No? – Dijo la chica adelantándose al muchacho un par de pasos y dirigiéndole una boyante sonrisa.
Ambos se desplazaron escaleras abajo y llegaron a lo que parecía ser un almacén.                           La estancia era inmensa. Estaba repleta de estanterías sobre las que descansaban innumerables cajones de madera. Las paredes del habitáculo eran de un tono más oscuro que el de los pasillos y a través de tres rendijas de ventilación entraba aún un poco de luz solar, la suficiente como para poder apreciar la mayoría de los detalles de los que la habitación gozaba:
-Guau…es enorme – Expresó el castaño abriendo los ojos como platos.
-Haha, ten cuidado, no vayas a ser que cojas complejo de perro – Dijo Inma ladinamente.
Naitsirc ignoró el guasón comentario de la chica y siguió avanzando por aquella nave sin fin lenta y cautelosamente. Sus pasos emitían un eco que estremecía toda  la zona. Parecía como si se les fuese a caer encima de un momento a otro:
-¿Pero qué…? – Dijo Inma, dejando su oración inconclusa.
El chico se giró instintivamente:
-¿Qué? ¿Qué ocurre? – Preguntó sin vacilar, usando un tono de voz demasiado elevado.
La chica avanzó rápidamente hacia el rincón derecho de la habitación y agarró una caja rectangular no muy ancha. Acto seguido, la exhibió delante de Nait:
-¡Mira! ¡Es ‘’Hundir la Flota’’! ¡Me encanta este juego! – Exclamó Inma cordialmente.
Nait prorrumpió en una estrepitosa carcajada al oírla y se acercó a su posición a la vez que hablaba con ella:
-¿Qué demonios hace un juego de mesa en una base militar? – Formuló el castaño mientras se limpiaba una lágrima de su ojo izquierda, originada por la explosión repentina de risa.
-No lo sé…pero…ya que está aquí, ¿Te apetece jugar? – Preguntó Inma con una mirada pícara en sus ojos.
-Tendrá que ser luego – Dijo una voz a las espaldas de los jóvenes.
Al girarse, se percataron de la presencia de Maya. Tenía el ceño fruncido y su mirada transmitía una seriedad implacable:
-Tenemos problemas.
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-¿¡Qué coño habéis hecho con mi hermano!? – Bramó Florr llena de ira a la par que derramaba una pequeña lágrima, que rápidamente apartó de su rostro.
Eva y Adam intentaban calmar a la joven, pero de nada servía. En ese momento se encontraban entre las blancas paredes de la cafetería  exponiendo el tema de la desaparición de Puma. Naitsirc estaba a una distancia prudencial de la hermana de Puma, Inma estaba un tanto más cerca, escuchando con detenimiento toda la conversación, Maya estaba apoyada sobre la pared con la cabeza gacha y M.A se encontraba sentado encima de una de las mesas en las que los militares habrían colocado sus almuerzos para dar buena cuenta de ellos.                 Los presentes se mostraron consternados al recibir la mala noticia. Los más afectados eran Florr, Adam y Eva:
-¿Qué ha ocurrido ahí fuera, pelirroja? – Articuló Florr, refiriéndose a Ley.
Esta, se levantó de la silla en la que se encontraba recostada y…dirigiéndose a su interlocutora, contestó:
-Estuvimos buscando suministros y nos sorprendieron unos desalmados…sin embargo, estos eran humanos aún. Después una oleada de esas criaturas nos empezó a perseguir y el llamó la atención de aquellas cosas para que yo pudiese salir de allí…me salv…:
-¡Eso ya me lo has dicho! ¿Y sabes qué? ¡No me lo creo! –Exclamó bruscamente interrumpiendo así la explicación de Ley.
Adam, para tranquilizarla, colocó lentamente sus manos sobre los hombros de la furiosa muchacha y a la vez, Eva trataba de hacerla entrar en razón:
-Florr, no son malas personas, no nos mentirían. Te lo digo de verdad. Podemos confiar en ellos – Dijo Eva con palabras conciliadoras.
La pelinegra, cabizbaja expresó en un murmullo inaudible:
-Hay personas en las que se pueden confiar…y otras en las que no tanto.
Acto seguido, Florr comenzó a avanzar hacia la posición en la que se encontraba M.A. Este ignoraba completamente las intenciones que pudiese tener la niña, además, el rubio parecía estar en otro lugar. Tenía la mirada perdida y los ojos entre abiertos mirando al vacío:
-Tú y mi hermano nunca os llevasteis bien…-Rápidamente, la mano derecha de Florr se dirigió a su tobillo, donde la joven tenía escondido un cuchillo de combate. Viendo las intenciones de la muchacha, M.A asió el brazo de la joven, lo retorció y finalmente la dejó inmovilizada en el suelo. A continuación el chico dirigió su mano a la pierna de la niña, sacó la oculta hoja y se la posó en el impávido cuello de la hermana pequeña de Puma:
-Yo no le he tocado un pelo a tu hermano, así que déjame en paz – Expresó M.A con un semblante demasiado serio. Apartó el arma del cuello de Florr y la clavó en el suelo con fuerza. El chico se reincorporó y con sosegados pasos acabó saliendo de la estancia en dirección a las habitaciones.
La muchacha se levantó del suelo y se limpió la ropa manchada de polvo del sucio suelo. Esta echó una mirada de furia incontenible a la puerta a través de la que había salido M.A.
Florr, extenuada, arrancó su cuchillo del suelo y volvió a guardarlo en su tobillera. La chica echó a andar con pasos torpes y vacilantes. Parecía casi a punto de desfallecer.  Instintivamente, Eva dio un par de zancadas mediante las cuales se colocó frente a la niña, diciéndole a esta última:
-No te preocupes Florr, encontraremos a tu hermano. Todos colaboraremos en su búsqueda, es más, mañana por la mañana comenzaremos… ¿Verdad? – Interrogó a la par que alzaba su cabeza y procuraba observar al grupo con la más intimidatoria de sus miradas, asegurándose de que todos los allí presentes asentían:
-De acuerdo, en ese caso yo hare guardia esta noche y…tú – Dijo señalando a Inma con el dedo índice - ¿Te ves capaz de hacer el inventario de los alimentos recolectados?
-Sí, claro, ya estoy mejor – Respondió Inma, entusiasmada por poder ayudar.
Eva a continuación, complacida, dirigiéndose a todo el grupo espetó:
-Estupendo, en ese caso descansad e…Inma ¿Verdad? Cuando termines el trabajo únete al resto. Buenas noches a todos.
Enseguida la mujer salió de la sala con Florr a su lado y detrás de ellos el pequeño Adam les seguía el paso.
En cuanto hubieron salido de la estancia, Naitsirc comenzó a andar en círculos y por fin, tras unos instantes, preguntó:
-Y bueno… ¿Ahora qué hacemos?
-Tú deberías dormir, yo me encargaré de hacer el inventario e iré derechita a mi habitación a dormir un poco. Ha sido un día demasiado largo – Enunció Inma bostezando mientras frotaba las palmas de sus manos contra sus ojos.
-Déjalo Inma. Yo me ocupare del trabajo, además se te nota bastante que deberías descansar, posiblemente si lo hicieses tú en estas condiciones acabarías algún fallo involuntariamente – Enunció Maya tratando de ser lo más cortés posible.
Tras reflexionar durante un instante, Inma suspiró y gesticulando una cordial sonrisa en su rostro dijo:
-Está bien. Muchas gracias prima, te lo agradezco.
La palabra ‘’prima’’ en esos momentos suscitó en su mente un antiguo y hermoso sentimiento nostálgico…sentirse unido a alguien por lazos de sangre. Había vivido muchísimas experiencias con los allí presentes, pero se sentía ligada de un modo especial a ella, era a la única persona con la que podía contar en cualquier momento, era a la única persona a la que podía llamar familia…
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Eva comenzaba a cabizbajear debido al cansancio. El rifle que empuñaba en su mano y con el cual vigilaba el territorio oscilaba entre sus dedos de una manera suave y pausada, como un sensual baile. Los parpados de la chica se cerraban constantemente, lo cual dificultaba el hecho de ejercer correctamente su turno. No podía más, todo tipo de sentimientos negativos la embargaban. Había logrado mantener la compostura mientras escuchaba la fatídica noticia de la desaparición de Puma, sin embargo, realmente esto la había afectado más de lo que parecía a simple vista. Desconocía lo que realmente podía sentir por Puma, lo único que sabía a ciencia cierta es que debería enmascarar esos sentimientos de la forma más realista posible, sino, podría resultar fatal…
En el exterior comenzó a apreciarse movimiento. Podría haberse tratado de algún coyote, aunque realmente ya no sabía si seguían existiendo o habrían sucumbido como otras tantas especies a manos del ser humano. En cualquier caso, esto puso en alerta a la joven y a través de la mira telescópica de su arma comenzó a buscar de la forma más precisa posible la fuente de aquel movimiento. Finalmente, pudo ver como una persona corría de forma desesperada hacia la entrada de la base militar. Al llegar a la puerta, Eva se percató de que era una joven morena, de negros cabellos y de complexión enjuta. Esta comenzó a golpear la puerta de forma desesperada:
-¡Auxilio, por favor! ¡Si hay alguien ahí, que respondan, se lo suplico! ¡Me persiguen esas criaturas!
Rápidamente, Eva dejó el rifle apoyado en la pared y se armó con una pistola de bajo calibre que tenía en el suelo. Acto seguido comenzó a recorrer los pasillos de la base para poder llegar al vestíbulo.
Tras unos minutos de intensa carrera, finalmente pudo llegar al pórtico y salir al exterior. Una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven cuando esto sucedió. Iba vestida con unos vaqueros muy desgastados, botas militares y llevaba camiseta de tirantes blanca rasgada. No parecía estar herida, sin embargo, había algo que no le terminaba de encajar a Eva en todo esto:
-¿Dónde están los muertos vivientes? – Dijo Eva formulando su pregunta.
-Allí, mira – Respondió la joven haciendo un ademan con su mano derecha.
En cuanto Eva dio el primer paso, la joven morena se abalanzó sobre la chica. Esta se sorprendió ante tal acto con la que había sido su salvadora. Cayeron de bruces al suelo y la recién llegada intentaba golpear la cabeza de Eva contra el suelo de forma violenta. Esta última  presionó el cañón de su pistola contra el abdomen de la joven y comenzó a descargar el fuego sobre dicha zona. La morena cayó de espaldas, inerte. Eva, exhausta, comenzó a reincorporarse a la vez que se tambaleaba debido a la tensión tan intensa que acababa de soportar. Jamás se habría visto capaz de acabar con un vivo, sin embargo, lo había hecho.
Una vez se hubo levantado, comenzó a quitarse el polvo de la ropa con brusquedad y alzó su rostro. En ese momento comenzó a ver como desde el interior de las sombras del lúgubre y nocturno paisaje se alzaban siluetas imposibles, deformes, casi dantescas las cuales avanzaban con pasos oscilantes. En ese momento, Eva cayó al suelo desmayada, habiéndose hecho para ella la oscuridad…

Los disparos efectuados en el exterior habían despertado a la mayoría del grupo. Estos no paraban de caminar nerviosos de un lado hacia otro, vistiéndose y preparando su equipamiento tan rápido como podían:
-¿De qué crees que se puede tratar? – Preguntó Inma desconcertada mientras Maya comprobaba la munición de su arma.
La chica, un poco alterada contestó tajante:
-No lo sé, pero en un momento lo comprobaremos. Quédate aquí vigilando, no estás en condiciones de salir a ningún lado aún. También hazme el favor de informar a Eva de lo ocurrido.
Inma escuchó con detalle y asintió con la cabeza, decidida. 
Maya salió al corredor a paso ligero, se detuvo en frente de la habitación de los chicos a que estos últimos a que finalizasen su preparación. Al ver que no aparecían se dispuso a abrir la puerta. La muchacha hizo el ademán de posar la mano sobre el pomo, sin embargo, antes de que esto ocurriese la puerta se abrió y apareció por ella M.A. Intercambiaron una mirada durante unos instantes y enseguida el chico agachó la cabeza y echó a andar rápidamente, haciendo resonar el pasillo con aquellas viejas botas militares que portaban. A continuación apareció Naitsirc por la puerta, este saludo rápidamente a Maya y siguió los pasos del rubio. La castaña corrió por el pasillo cuando escuchó una voz familiar justo a su espalda:
-¡Hey! ¡Esperame Maya! – Exclamó la voz somnolienta de Ley.
Esta aguardo un instante hasta que ambas se colocaron una junto a la otra y echaron a correr hacia la entrada de la base…
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-¿¡Esa es Eva?! – Preguntó Nait desconcertado al ver el cuerpo de dicha joven en medio de la arena, respirando débilmente.
El chico fue corriendo hacia la posición de la muchacha inconsciente mientras que el rubio se quedó en la entrada observando. Con mucho cuidado colocó el brazo derecho detrás de la espalda de la joven, y el izquierdo lo puso bajo sus piernas. Sin mucho esfuerzo la logró levantar y fue caminando lentamente hacia la entrada. Sin embargo, de repente se detuvo en seco. Una gota de sudor frío recorrió la espalda de Naitsirc:
-M.A…ayúdame por favor – Pidió el castaño en un susurro implorante.
El rubio, confuso, avanzó un poco cuando de repente se percató de que once seres deformes rodeaban a Nait y a Eva en un círculo de terror que se cercenaba progresivamente. La mayoría carecían de pelo,  poseían una delgadez extrema, una tez amarillenta enfermiza con apenas un poco de cabello disperso por unos cráneos ovalados y unas manos con dedos escalofriantemente alargados. Rostros de personajes de pesadillas cuyos ojos se hundían en cuencas huesudas confiriéndoles un aspecto aterrador. Dientes amarillentos, dispersos y afilados constituían sus bocas y prominentes heridas en sus caras realzaban lo que ya de por si sobrepasaba lo pavoroso. 
M.A trato de abrir agujeros por los que huir mediante disparos en aquel coliseo del horror infranqueable que estaba a punto de cerrar sus mortales paredes sobre los chicos.
Un par de disparos acertaron de lleno en los cráneos de aquellas monstruosidades, haciendo que sus repugnantes cuerpos cayesen al suelo.
Por las espaldas del rubio irrumpieron Maya con su arma cargada y Ley con su espada ya desenvainada. A estas les sorprendió la desagradable sorpresa que les había estado aguardando, sin embargo  esto no quebrantó los ánimos de las muchachas y mientras que Maya se quedó junto a M.A vaciando los cargadores de sus respectivas armas, Ley comenzó a dar tajos certeros, seccionando las increíblemente resistentes extremidades de aquellas criaturas.
Gracias a la eliminación de cierta cantidad de enemigos, Naitsirc pudo huir junto a Eva en brazos.  Sin embargo, en el último momento una de las 4 criaturas restantes asió el tobillo del muchacho, haciendo que este cayese de bruces y el cuerpo de Eva colisionase en el suelo, justo a su lado:
-¡Nait! – Vociferó Ley. Este gesto sentimentalista le costó caro a la pelirroja, ya que otro de aquellos seres de pesadillas la agarró por la espalda. La pelirroja se resistió, propinando al ente una combinación brutal de codazos y patadas. De nada sirvió todo esto, y mediante un brutal golpe por parte del monstruo, la katana de Ley salió despedida, dejando a la chica desprotegida y a la merced de aquella cosa.
M.A, viendo el peligro que corría su hermana, echó a correr dejando atrás su pistola, ya sin munición. Le parecieron los metros más largos de su vida. 
Una vez que encaró a aquellas criaturas, el rubio recogió el sable de Ley del suelo. Con una destreza sublime segó el cuello de uno de los deformes. Este cayó al suelo produciendo un gemido lastimero. Nait estaba siendo brutalmente golpeado por una de aquellas criaturas, pero el chico aún resistía de forma heroica, anteponiendo su cuerpo al de Eva para evitar que la pobre mujer desprotegida recibiera los golpes. El rubio propinó un puntapié bestial a la cabeza del ser que apresaba al castaño. El engendro cayó hacia atrás con el cráneo abierto. Una vez hubo logrado llegar a la posición de su hermana, la criatura restante apresó el brazo izquierdo de M.A impidiéndole continuar. Este por más golpes que daba con el arma blanca no podía terminar de abatirlo. El ser le impedía cualquier movimiento retorciéndole el brazo de una forma inhumana. El muchacho, contorsionándose de dolor buscó  ayuda allá donde Maya se encontraba.
La castaña había soltado su arma y apoyaba su rostro en la mano, además enmarcaba en sus labios una intensa mueca de sufrimiento. No era el mejor momento para que comenzase a recordar sobre su pasado, eso desde luego. 
M.A miró al rostro de su hermana. El enemigo intentaba quebrar sus huesos ejerciendo una presión atroz sobre estos. Durante un instante, pudo ver como sus ojos le pedían auxilio.
No…no podía fallarle…ella lo único que le quedaba.
Apretó la espada en su mano derecha y, con un certero tajo…M.A segó su propio antebrazo. La sangre manaba de forma desmesurada y esta comenzaba a embadurnar de rojo todo su cuerpo. El dolor y la agonía que el chico experimentaba en ese momento eran indescriptibles, sin embargo no podía detenerse, ya no. Si permanecía en aquel estado más tiempo ya apenas le quedarían fuerzas para mantenerse en pie. Con los labios entreabiertos y desplazándose casi a trompicones hizo frente a la aberración que mantenía petrificada a la pelirroja.
Con el último vestigio de su fuerza, alzó el brazo portador del arma e impulsándose hacia adelante clavó la espada en el horrido rostro del desfigurado, centrando así su punto de apoyo en la katana.
Los brazos de la criatura detuvieron su acción y ahora,  pendían suspendidos en el aire. Ley cayó al suelo violentamente, esta apretó su abdomen de manera firme mientras respiraba agitadamente y daba arcadas.
M.A soltó la espada y acto seguido cayó al suelo. Sus sentidos se iban nublando por momentos y su visión era demasiado borrosa, apenas pudiendo percibir siluetas. No sabía lo que pasaría a continuación, si resistiría la hemorragia o sucumbiría al sueño eterno. El deforme del cual el rubio escapo amputando su propio antebrazo lograba hacerse visible en su campo de visión. Estaba tan cerca que casi podía captar el hedor de su pútrido aliento. Todo estaba claro, su muerte se aproximaba…
Finalmente, el muchacho agonizante cerró los párpados, escuchó un último murmullo casi imperceptible y logró evadirse de aquella realidad…
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Una bocanada de aire puro inundó sus pulmones renovando así el viejo y oxidado sabor del oxígeno  que había quedado atrapado en ellos. Sus parpados, aunque inamovibles por ahora, comenzaban a experimentar ligeros espasmos. Aún no lograba abrirlos. Todo su cuerpo realizó una respuesta física a dicho esfuerzo, sus extremidades somnolientas recuperaron ligeramente la movilidad a la vez que sus sentidos se agudizaban gradualmente. Notaba la textura de una cálida sabana cubriendo su cansado cuerpo.
Al fin, tras unos angustiosos instantes, las finas capas de piel se alzaron permitiendo a sus ojos inspeccionar la estancia.
Se encontraba en la enfermería de la base militar y al lado del camastro se hallaba Maya sentada en una silla de madera carcomida observándole atentamente. No pudo evitar percatarse de como una pequeña llama se encendió en los ojos de esta al verle despertar de su letargo:
-Buenos días – Enunció Maya con una agradable sonrisa.
M.A, con esfuerzo, intento recostarse en la cama pero al intentarlo le sobrevino una intensa punzada en el brazo izquierdo:
-Déjame a mí – Dijo la castaña prestándose voluntaria.
Cautelosamente, Maya sujetó el torso del rubio, cuyos ojos encontraron el lánguido rostro de la joven:
-¿Cómo te encuentras? – Preguntó la chica mientras volvía a tomar asiento a su lado.
El chico sacó de entre las sábanas su brazo izquierdo y pudo observar que en el antiguo lugar donde se encontraba su antebrazo ahora se hallaba un muñón recubierto por unos sanguinolentos vendajes. Al ver aquella brutal herida, el rubio cerró los ojos en señal de debilidad y apretó su mandíbula hasta que sus dientes rechinaron, emitiendo un desagradable ruido:
-Te cauterizamos el brazo izquierdo y cosimos la herida de tu cara mientras estabas inconsciente – Dijo Maya a la vez que posaba su mano sobre el hombro de M.A.
El joven con el dedo índice y corazón de sus dedos restantes recorrió su rostro en busca de la herida de la que la chica hablaba. Finalmente pudo palpar el cálido tacto del hilo en una herida que recorría su nariz y extendiéndose a ambos lados, justo debajo de sus ojos. Era un tanto prolongada:
-No pude llegar a tiempo de que aquella cosa te hiciese ese corte. Lo siento – Dijo la muchacha apartando su mirada tristemente – Por suerte pude detenerla antes de que fuese a peor.
-Espera… ¿Tú lo mataste? – Preguntó el rubio un poco sorprendido dentro de lo que se lo permitía su actual estado de ánimo.
La chica miró de un lado a otro nerviosa, intentando huir de aquella cuestión:
-Em…si…pero no tiene importancia ¿Qué tal estás entonces? – Preguntó de nuevo la chica, habiendo logrado evadir los escabrosos detalles de su respuesta.
El rubio murmuró para sus adentros durante unos instantes y segundos después expulsó su respuesta a través de sus labios con repugnancia:
-Estoy lisiado… ¿Cómo crees que me encuentro?
Maya calló en ese momento. Se produjo un incómodo silencio en el ambiente el cual fue roto de nuevo por la castaña. Recurriendo de nuevo a su tono amable y agradable dijo:
-Durante el tiempo que has estado durmiendo han bajado las temperaturas considerablemente…Encontré un abrigo largo de color beige que seguro que te queda genial.
La chica se levantó de la corrompida silla y se acercó a la cama de al lado a recoger la prenda en cuestión. Parecía desgastada y el color se había tornado pardusco, pero aun así aparentaba ser cómoda.
Maya volvió al lado del mutilado y dejó el abrigo en su regazo:
-Gracias…-Contesto el chico agradecido por la hospitalidad de la castaña.
La chica se limitó a sonreír dulcemente y volvió a apartar la mirada velozmente. El rubio se encontraba confuso, pero sabía que algo había ocurrido durante su descanso:
-Maya… ¿Qué tal están todos? – Interrogó el joven.
Maya levantó el rostro y, quitándose un mechón de pelo de su ojo esmeralda respondió:
-Están arriba en la cafetería – Respondió la joven enmarcando una sonrisa torcida.
‘’Había dado en el blanco’’, pensó el lisiado, por lo que se propuso continuar:
-¿Y mi hermana? ¿Qué tal esta Ley? – Volvió a cuestionar M.A con los ojos entrecerrados mientras acariciaba la gruesa piel del abrigo.
En ese momento el rostro Maya cambió misteriosamente. Entreabrió los labios para intentar emitir algún sonido, pero los volvió a cerrar y con ellos, los ojos también. Con expresión meditabunda, dijo:
-Ley ha…Ley se ha ido M.A.  Después de rescatarla de las zarpas de aquel engendro comenzó a reflexionar y llegó a la conclusión de que solo era una carga para ti. La intentamos persuadir de todas las formas posibles y por haber, pero nos ignoró y simplemente…se fue…-Explicó la castaña con voz melancólica y quebradiza.
El rubio se desmoronó en aquel momento. No podía creerlo. La persona por la que lo había dado todo, por la que había luchado tanto, en la que tanto había creído se había esfumado.  Estaba solo, ya no le quedaba ningún motivo por el que seguir luchando o adelante.  Era imposible de imaginar como en tan poco espacio de tiempo había perdido tanto. La muerte se cernía sobre su pecho, la sentía, percibía la presión sobre su corazón:
-Vete, por favor…-Dijo el rubio con una voz tétrica y lastimera. Era la primera vez que la castaña veía al muchacho tan desvalido.
-M.A, tranquilo, yo estaré aquí contigo, no te pre…-
El muchacho, voz en grito, y con una ira contenible clamó:
-¡Vete de una puta vez! ¡No quiero verte! ¡No quiero ver a nadie!
Las palabras del iracundo muchacho se clavaron en el corazón de la chica y esta, cabizbaja, salió de la habitación a paso ligero mientras unas cálidas lágrimas recorrían los surcos de sus mejillas…

#M.A.

4 comentarios:

  1. Os habeis cargado al personaaje de M.A. y ahora en lugar de resident coipais walking dead XD

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    1. Buenas ''Anónimo''. Primero, no tengo intenciones de matar a mi propio personaje (por lo menos por ahora haha). Segundo, el personaje NO HA MUERTO, si lees el final del capítulo *spoiler* podrás ver que M.A despierta en la enfermería de la base militar.*spoiler* Tercero, en ningún momento se ha plagiado TWD, y es lógico que cuando lees algo y hayas visto/leido/consumido algo similar te recuerde a eso. Es lo mismo que si me pongo a escribir un libro de un barco ballenero, lo quieras o no, te recordará a Moby Dick xD. Un saludo Señor ''Anónimo''

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  2. Hola!! tu blog está genial, me encantaria afiliarlo en mis sitios webs y por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiarnos ambos con mas visitas.

    me respondes a emitacat@gmail.com

    besoss!!
    Emilia

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    1. Buena tardes Emilia, gracias por tu opinión acerca de nuestro blog, es una alegría saber que el trabajo que se hace agrada a las personas. Respecto a tu propuesta, a mí de primera impresión me resulta curiosa e interesante, sin embargo, como creador y administrador de esta página deberías contactar diretamente con Javi alias Javichu alias proyecto alice, por si se le ha pasado revisar tu comentario se lo haré saber personalmente.
      Un gran saludo!!

      #Maya

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