Big Red Mouse Pointer

miércoles, 20 de marzo de 2013

NH2 : Capítulo 005 -Primas

— No te preocupes –Inma abrazó con fuerza a su prima, intentando infundirle algo de ánimo– Yo te ayudaré...


Su voz se quebró. Maya sollozaba entre los brazos de Inma. Agradecía su apoyo, pero era consciente de que si ni ella misma podía mantenerse en pie, su prima sería totalmente incapaz. Aunque no la recordaba sabía que era más pequeña, además carecía de la experiencia suficiente para afrontar tal situación, y mucho menos para defender a nadie. En teoría ella debería ser quien la protegiese, quien velase por su seguridad. Además que fuese su prima lo convertía en su obligación. Pero a la hora de la verdad era una completa inútil. Sonrió amargamente y enterró su cara en el hombro de Inma, en un vano intento por desaparecer. Sin embargo su prima no debía de pensar igual, porque la separó de si delicadamente permitiéndole ver sus ojos enrojecidos.


— Hey, –a pesar del leve temblor de su voz, sus palabras sonaron decididas– no eres ninguna inútil. De no ser por ti yo no estaría aqui ahora.

— No es cierto ... –Maya no entendía a su prima. Estaba haciendo lo contrario a ayudarle, es más, la estaba hundiendo. No era de ninguna ayuda.

— Te equivocas –afirmó Inma leyendole la mente– tú has sido siempre mi apoyo, aunque no lo recuerdes. Siempre has sido mi modelo a seguir. Gracias a ti soy de esta manera, me has enseñado que cuando se cierra una puerta se abre una ventana.
— Tal vez ya no valga la pena abrir una ventana, –se frotó los ojos y volvió la vista a un punto perdido de la habitación– tal vez tenga miedo de abrirla, de lo que pueda encontrarme... de estar sola.

— Pero no estás sola, –estrechó sus manos fuertemente– juntas descubriremos lo que sea que nos depare ese nuevo camino.

— Gracias –apretó cariñosamente sus manos y sonrió al tiempo que una lágrima rodaba por su mejilla.


Mil recuerdos de tiempos pasados pasaron por la mente de Inma a una velocidad vertiginosa. Recuerdos suyos y de Maya, felices y tristes, que ahora solamente ella recordaría. Sintió una punzada de dolor atravesar su pecho al darse cuenta de que todo aquello había quedado atrás, en el olvido. Ni su prima se acordaba, de hecho ni siquiera la recordaba a ella. Suspiró pesadamente. No merecía la pena quedarse anclada en el pasado, debía mirar hacia delante, seguir caminando. Juntas crearían nuevos recuerdos y volverían a ser felices. Estaba decidida a encontrar esa ansiada felicidad. Ya no volvería a estar sola, dejaría de lado los sentimientos de soledad y deseperación que se habían adueñado de su corazón el día que perdió todo aquello que amaba. "Casi todo" rectificó. Aún le quedaba Maya.


— ¿Maya? –había sentido como sus músculos se tensaban. Algo no andaba bien. Miró con preocupación a su prima y apretó sus manos suavemente para recordarle que ella estaba allí para ayudarla.

— ¿Lo has oido? –dirigió una mirada esquizofrénica a Inma– ¿Has oido eso?

— N-no... –miró alarmada a su prima, sabía de sus ataques así que la abrazó con fuerza y exclamó– ¡No ha sido nada!


Maya pareció calmarse un poco y relajar sus músculos. Respiró profundamente y separó el diminuto cuerpo de su prima de sí. "Tranquilízate" se dijo. Era cierto que no recordaba haber conocido a aquella joven, pero su cara asustada le recordó un sentimiento que creía perdido. El sentimiento de la necesidad de proteger a alguien con todas sus fuerzas, de luchar por seguir adelante pasara que que pasase.
De nuevo escuchó aquel golpe seco. Maya se puso en pie ágilmente.


— Vamos , –se sacudió la ropa y apartó unos mechones rebeldes– es hora de irse. Este sitio no es seguro.


Inma comprendió sin necesidad de más explicaciones. Sin mediar palabra se puso en pie y siguió a Maya, que ya salía por la puerta. Echó un rápido vistazo a la habitación para cercionarse de que no quedaba nada atrás, seguramente no volviesen allí nunca más.
"Debemos salir de aqui" se dijo Maya inquieta. Avanzó sigilosa tratando de no hacer mucho ruido, y cuando torció la esquina escuchó el grito desesperado de Inma. Giró sobre sí violentamente y corrió en pos de su prima olvidandose de no hacer ruido. "Aguanta" suplicó. Preparó sus puños y dio la vuelta a la esquina.


— ¡Quítamelo! –chilló Inma histéricamente mientras sacudía su mano fuera de sí. Maya quedó sin palabras al verla– ¡lAyúdame!


La susodicha se acercó a ella como si fuera un autómata. Inma seguía zarandeando su mano violentamente con el rostro desencajado. Y no pudiendo soportarlo más aplastó con fuerza el bicho que tenía en la mano. Al darse cuenta de lo que acababa de suceder, asqueada, empezó a emitir grititos. Maya por su parte, volviendo en sí cogió a la chica de la mano y tiró de ella obligándola a moverse. No había tiempo para esas cosas. ¿En qué estaba pensando? No podían retrasarse por cosas tan insignificantes como esa.


— ¿En qué estás pensando? –se puso a correr sin soltar su mano– No hay tiempo para...


«Equipo beta inspeccionando el sector este»


— Vamos – susurró tirando de su brazo con más fuerza.


— L-lo siento, yo... –calló. De nada serviría disculparse ahora. ¿Era idiota o qué? ¿Qué clase de persona chillaría por un estúpido bicho? Esa gente debía haberla escuchado. Se había dejado llevar, era una estúpida. Había prometido ser fuerte, ¿qué había sido eso? Desechó cualquier pensamiento negativo, no era momento de reprocharse nada. Ya habría tiempo después, ahora debían escapar. Dejó guiarse docilmente por Maya.
Maya apresuró el paso, tirando de Inma. Tenían que salir de allí.

[n]*        *        *[/b]



— Pues a mi me da igual –sentenció Florr malhumorada– no voy a esperar a nadie. No me importa lo que les pueda pasar.

— Pues bien, vete si quieres, nadie te retiene –M.A. no soportaba a aquella niñata. Miró de reojo a Puma, que estaba apoyado en la pared fumando tranquilamente. ¿Qué pasaba con él? Parecía ajeno de toda aquella discusión que tenía con su 'querida' hermanita. Apretó los dientes intentando contenerse y no dejarse llevar. Miró a Naitsirc en busca de algo de apoyo, pero el castaño también parecía algo perdido en sus pensamientos mientras revisaba la poca munición que tenían. Parecía haber desistido.


Florr dirigió una mirada furibunda al chico rubio. "Si las miradas matasen" pensó. ¿Quién se creía que era aquel enclenque, acaso no sabía con quien estaba tratando? De ser así debía de ser bastante idiota. Guardó las distancias con el chico, preparada por si se le ocurría hacer alguna tontería. No se andaría con chiquitas si se atrevía a acercarse demasiado. A pesar de haber dejado el arma en el suelo junto a Naitsirc no tenía ningún miedo. Preparó el cuchillo que tenía guardado en la bota. Estaba harta, ¿por qué su hermano había decidido unirse a esa panda de inútiles? Ellos solos se bastaban y sobraban, no necesitaban depender de nadie. Además no serían más que una carga.
— No tienes ni idea de lo que...

— Chsss –Nait se llevó un dedo a los labios, interrumpiendo a la malhumorada chica. Sin embargo, esto no le sentó nada bien a Florr, quien tachó de estúpidos a aquel par de debiluchos. Aunque tras ver el leve gesto de su hermano se abstuvo de dejarse llevar y acabar con ellos de una vez por todas.


Naitsirc se levantó y cogiendo una pistola con presteza, se colocó cerca de la puerta indicando silencio. Estaba harto de escuchar a esos dos discutir, además consideraba que no era el momento más oportuno para ponerse a debatir. Echó un rápido vistazo a Puma para ver si había decido moverse o si seguía impasible dándole caladas a su improvisado pitillo. Parecía que por lo menos había pillado su indirecta, porque por lo menos se había colocado detrás de una caja con actitud alerta. Volvió la vista a la puerta. El sonido de los pasos cada vez era más fuerte. Quitó el seguro de su arma, pero siguió apuntando hacia el suelo. Quizás fuesen las chicas.
Quien quiera que fuese casi había llegado. M.A. pensó que a juzgar por el modo en que se escuchaban las pisadas, quien fuera iba corriendo como si su vida dependiera de ello. Ya casi estaban. Quitó el seguro de su pistola y esperó. Seguramente serían Maya y su prima, pero debían estar alerta por si acaso. Observó de reojo a Florr, la chica seguía con su sempiterna cara de malas pulgas, pero parecía concentrada. Ella también era consciente del posible peligro inminente.
La puerta se abrió de golpe. Cuatro jóvenes levantaron sus armas dispuestos a enfrentar lo que fuese, y dos chicas cayeron exhaustas al suelo tras cruzar el umbral. Los primeros bajoron los armas y respiraron un tanto aliviados, y las dos últimas se incorporaron lo más rápido que fueron capaces y se acercaron a estos, que salían de sus posiciones.


— ¿Y bien? –inquirió Puma alzando una ceja. Maya se dio cuenta de que aquel chico ya sabía lo que ellas tenían que decirles, y se preguntó qué era lo que escondía verdaderamente.

— Están aquí, –tomó aire y repitió cansadamente– están aqui.


El chico tiró la colilla que tenía entre los dedos al suelo y descansó el arma sobre su hombro. Y tras dirigir una significativa mirada a Forr giró sobre su cuerpo y se alejó hacia una esquina de la habitación. M.A. sin embargo no llegó a comprender del todo sus palabras, por lo que se acercó a Maya.


— Han llegado 'refuerzos' –no hizo falta que explicase mucho más, todos sabían lo que implicaban aquellas palabras. No tenían ni idea de que era lo que planeaba aquel grupo de gente, pero tampoco se querían quedar para averiguarlo. Les quedaba poca munición, y sería una lástima derrocharla de aquella manera. Además, el tiempo apremieba.
— Debemos marcharnos, esos tipos no tardarán en llegar –anunció Naitsirc resumiendo lo que todos pensaban.

— Pero, ¿dónde? Esta ciudad está infectada de eso seres putrefactos –Inma temblaba como una hoja. Deseaba con todas sus fuerzas que nadie se diese cuenta, no quería que pensaran que era una cobarde o que era no estaba a la altura de la situación. Aunque, pensándolo mejor, estaba muerta de miedo. Realmente se encontraba sola en medio de verdaderos desconocidos. De pronto sintió una pequeña mano sobre su hombro, giró el cuello y vio cómo su querida prima le sonreía. No sabía cómo, pero de alguna manera había sido capaz de ver a través suya.
— Nos vamos de la ciudad, aqui ya no hay nada que hacer –aquella explicación resultó absurda para Florr, quien poniendo los ojos en blanco se apartó de allí con un bufido dirigiéndose hacia Puma. "Mejor" pensó el rubio, no terminaba de caerle en gracia aquella chica rebelde e independiente.
— Hay que moverse ya –apremió Naitsirc.

— Si, pero, ¿cómo pretendemos salir de este antro? –preguntó M.A.– Os recuerdo que el suelo es altamente radiactivo, no llegaremos demasiado lejos si no somos capaces de solucionar ese detalle.

— Ya, no había caído en la cuenta... –murmuró el castaño. Inma por su parte se limitó a escuchar, no tenía nada que aportar a decir verdad.

— ¿Por qué no le preguntamos a Puma? –preguntó Maya de pronto– Seguro que él sabe algo, –dijo dirigiéndose al chico– ¿verdad?

— Siempre me sorprendieron tus grandes dotes de percepción. –dijo el chico dedicándole una media sonrisa– Si, ya había pensado en ese detalle. He estado investigando mientras algunos perdíais el tiempo inútilmente, y he encontrado la solución a nuestro dilema.
— Que es... –dijo Inma ante el mutismo de Puma intentando darle un pequeño empujoncito. Los demás lo miraron expectantes y este dibujó una extraña risa en su cara provocando las risas de Florr.

— Trajes especiales para contrarrestar la radiactividad.

— Que estan... –era como si hubiera que arrancarle cada palabra.

— En aquella caja –señaló hacia una en concreto y se encogió de hombros con gran indiferencia.


Unas voces no muy lejanas alertaron a los jóvenes instándoles a imprimir más ritmo a aquello que habían. Mientras Maya e Inma sacaban los trajes de aquella caja con ayuda de M.A., el resto se encargaba de recoger todo el material necesario, incluyendo armas y suministros. Debían salir ya. Si la información de Puma no era incorrecta, debía haber un todoterreno detrás de aquellas instalaciones, que pudieran usar.
Después de haberse colocado aquellos trajes salieron por una puerta trasera evitando encontrarse con aquel grupo de reconocimiento de ESGRIP. No había ni tiempo ni munición suficiente, tenían lo justo, ni siquiera lo necesarios. Puma y Florr iban a la cabeza del grupo, seguidos de cerca por los demás. Tras breves pausas y varios rodeos llegaron hasta el transporte que los llevaría fuera de ese infierno y que los llevaría otro, que quien sabe si no sería mucho peor. Montaron raudos sin cuestionarse demasiado lo que sucedería a continuación. Puma, al mando de aquel montón de chatarra, quitó el frenó de mano e introdujo unas llaves en el contacto. Después de varios intentos fallidos, el motor se encendió.


— Vamos allá.


Salieron despacito del aparcamiento, bien porque no querían alertar al enimigo o bien porque el coche no era capaz de dar extrañas piruetas. Mientras Puma conducía, todos a excepción de Maya e Inma que estaban sentadas en el centro del coche, prepararon sus armas. Podían ser atacados en cualquier momento. Ya casi estaban fuera, y una vez fuera pondrían ponerse rumbo al 'exilio'. "Solo un poco más" rogó Inma.
Por fin, estaban fuera. Puma pisó el acelerador y se alejó rápidamente, dejando atrás aquellas ruinosas instalación. Fueron esquivando algún que otro zombie, ya nada les impediría salir de allí.


— ¡¡¡Cuidado!!!


Demasiado tarde. Por el rabillo del ojo pudo ver como un camión se abalanzaba sobre ellos al pasar por un cruce de la avenida principal. Viró bruscamente el coche intentando amortiguar en la medida de lo posible el impacto. Las llantas empezaron a chirriar mientras el coche giraba sobre sí, acercándose inexorablemente hacia el camión. Naitsirc que se encontraba justo detrás del piloto abrió los ojos como platos al ver la rapidez con que se recortaban las distancias entre ambos vehículos. En un infantil gesto cerró los ojos y esperó.
«Golpe seco»

Después de haber chocado por la parte trasera y haber girado sobre sí, el coche se detuvo a escasos metros del camión, levantando una espesa nube de polvo. Los airbags habían saltado. Toses. Algún sollozo. Pero, a pesar de algún que otro arañazo y algunas magulladuras, todos vivos.


— ¿Todos bien? –preguntó M.A., a lo que respondieron con algún monosílabo afirmativo o un leve asentimiento de cabeza.


Bajaron del coche torpemente mientras un agudo dolor se colaba por cada fibra de sus cuerpos. Bueno, todos no, Puma andaba firme hacia el camión mientras un extraño líquido salía de su brazo herido. A su vez Inma revisaba el inservible cacho de chatarra que antes había sido su única via de escape un tanto desalentada. Florr y Naitsirc sacaron todos los suministros y materiales que habían llevado consigo en vista de que aquello no tenía solución. Maya examinaba a su vez, el brazo y la mejilla herida de M.A. extrayendo de du antebrazo un trozo de cristal.
Puma se acercó decidido y firme hasta aquel camión que se había interpuesto en su camino. Ahora que le habían chafado su plan de escape ese sería su billete de salida. Desenfundó el cuchillo que tenía guardado en el tinturón y agazapándose se fue acercando al camión hasta quedar al lado de la puerta del piloto. Esperó unos segundos y con unos rápidos movimientos abrió la puerta del conductor.
Respiró pesadamente. ¿ Qué se suponía que había sido eso? Mientras conducía había aparecido de la nada un pequeño todoterreno que había provocado que inconscientemente diese un volantazo para evitar chocar contra él. Se maldijo por lo bajo de haber sido tan idiota. Por su estúpida reacción apenas sentía las piernas, sentía que se las había partido. "Joder" murmuró. Una punzada de dolor recorrió su espina dorsal al intentar incorporarse en el asiento. Tras emitir un débil gemido desistió de su intento por levantarse y respiró profundamente. Tenía que ponerse en marcha cuanto antes, pero no podía moverse. En ese momento recordó aquel todoterreno y volvió a maldecir. Se llevó la mano al cinturón buscando su semiautomática, debía estar preparado en caso de que hubiesen sobrevivido. Palpó en su cinturón, pero no encontró rastro alguno de ella, giró la cabeza con cierto esfuerzo para poder ver donde había ido a parar su arma. Ésta estaba en el lado del copiloto, alargó la mano para cogerla, pero el esfuerzo que empleó para ello trajo consigo una sacudida dolorosa que recorrió cada fibra de su cuerpo. Respiró profundamente de nuevo. Entones escuchó unos pasos sobre la grava de la carretera, alarmado volvió a estirar el brazo para alcanzar su pistola. Su rostro se contrajo en una mueca de dolor, pero no retiró la mano. "Ya casi" se dijo. Entonces la puerta se abrió una oscura silueta se abalanzó sobre él tan rápido que no pudo ni girarse.


— No te muevas, –susurró fríamente provocando que un temblor se apoderase de él.– ahora vas a ser bueno y vas a hacer lo que yo te diga. –"Mierda" no podía revelar nada, en ese caso solo le quedaba tomarse la pastilla envenenada, de todas maneras ya no tenía posibilidades de sobrevivir– Vas a decirme lo que quiero saber– si mal no recordaba tenía esa pastilla en su muñeca izquierda– Vas a responder todas mis dudas –solo tenía que acercar el brazo a la boca– ¿Eres de ESGRIP? –levantó el brazo e intento acercarselo a los labios rápidamente, pero el joven fue más rápido y le agarró fuertemente de la muñeca retorciéndosela– vamos, que no te voy a comer.
— Ahhj... –a aquel hombre se le saltaron las lágrimas del dolor. Puma pensó que debía asustar a ese hombre lo suficiente para que soltase prenda, pero aflojó la presión de su mano sobre su muñeca izquierda.

— Habla –le instó Puma.

— S-si... –empezó a lloriquear.

— ¿Por qué fingisteis estar acabados?

— Na-nadie debía saberlo, nadie...

— ¿Por qué tanto secretismo? –ante el mutismo del hombre apretó el cuchillo contra su pierna– Habla.

— Nadie debía saberlo porque así podría llevarse el plan a cabo con éxito... –las lágrimas caían por sus mejillas.

— ¿Qué plan? –clavó más profundo el cuchillo en su piel– Vamos, contesta.

— El plan de... de, de –se sorbió los mocos– de reimpulsar el virus y de hacer no sé qué para hacerse con el control del mundo...

— ¿Para hacer qué?

— No lo sé –lloriqueó– solo soy un simple mandado, yo no sé nada, se lo juro ...

— ¿Cuántos sois?

— Gnnn...

— Responde.

— Suficientes para hacer frente a cualquier grupo de supervivientes...

— ¡Puma! –llamó naitsirc, esto desconcentró lo suficiente al chico como para soltar la mano del hombre. Cuando quiso rectificar su error el hombre ya se había introducido una pequeña píldora en la boca y sonreía fuera de si. Puma impotente clavó su cuchillo en su herida lo más hondo que pudo. Sin embargo el hombre no podía parar de reir. Estaba totalmente ido. Y antes de expirar miró al chico.
— ¡¡¡No hay saluda posible, todos moriréis y ESGRIP prevalecerá!!!

Después de un par de convulsiones su cuerpo quedó inerte, desmadejado, sin vida. Puma dirigió una mirada impenetrable hacia la cara de aquel viejo loco. Y después, sin pensarlo mucho lanzó su cuerpo fuera de la cabina sin miramientos. Sacó la cabeza por la ventanilla y llamó a sus 'compañeros'.


— Hey, hora de salir de aqui. Próxima parada: El infierno. Subid.


Y al alba, un camión atravesaba las fronteras de lo que una vez había sido conocido como una de las ciudades más seguras.



#Inma

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