Big Red Mouse Pointer

domingo, 16 de diciembre de 2012

Capítulo 44 - La tortura de M.A.

¡Dios! No, no me dejes Eriel… ¡Por favor! Te necesito conmigo, no te vayas, ¡Te quiero…! –Puma abrazaba el cuerpo inerte de la chica mientras emitía un grito silencioso, sollozando sobre ella…El resto del grupo  se encontraban cabizbajos, no se atrevían a dirigir la mirada hacia aquella trágica escena, acababan de perder a Maya, y ahora…a Eriel también…Puma ya no era capaz de articular palabra, balbuceaba cosas sin sentido mientras que abrazaba el pálido cadáver de la muchacha. Puma reflexionó acerca de todo lo que había hecho a lo largo de su vida…jamás había llegado a amar a nadie de verdad, solo a ella, y ahora, se la habían arrebatado…M.A sin levantar la mirada del asfalto, se dio la vuelta y echó a andar. Al ver tal acto, Ley,  poso su mano sobre el hombro del rubio:-Hermano, ¿A dónde vas? – Dijo Ley, con una voz un tanto quebrada por los recientes y trágicos acontecimientos.El muchacho levantó la mirada y la dirigió a su hermana, sus ojos estaban rojizos, casi a punto de romper en lágrimas:-No pienso dejar que nadie más muera aquí. Ya he visto suficientes  amigos y seres queridos caer a causa de esta mierda. Voy a acabar con esto.M.A continuó su camino. Ley quiso acompañarlo, pero este se negó indicándolo mediante un ademán. El joven continuo su marcha y Ley, al ver que su hermano aceleraba la marcha, avisó a Silver, el cual aun seguía contemplando aquella melancólica escena.  Al darse cuenta de lo que ocurría, rápidamente, corrió hacia el rubio y se interpuso en el camino este:-¿A dónde vas?- Preguntó Silver con un serio semblante.-Apártate,  por favor-Fue lo único que respondió M.A.Al ver que este no cedía, el chico intento sortearle, sin resultado:-Silver, por favor, déjame-Suplicó el rubio.Este negó con la cabeza. Acto seguido, M.A agarró por el brazo a Silver y colocó su pierna a continuación de la de su compañero. Mediante una furtiva llave, el moreno dio una voltereta en el aire y acabó reducido en el suelo. Al escuchar tal alboroto, el resto del grupo giró la cabeza y pudieron ver la escena. M.A mantuvo la mirada con ellos un instante y después comenzó a correr sin detenerse un solo momento. Tras haberse alejado suficientes calles del grupo, dándoles así esquinazo. Se apoyó un momento en la pared para descansar. Los pulmones le ardían, cada inspiración conllevaba a un intenso dolor, y en la herida de su hombro no hacía más que empeorar aquella espiral de sufrimiento. Lo sentía mucho por lo que le había hecho a Silver, pero…era necesario, los compañeros que habían perecido…Maya…al pensar en ella no pudo evitar echarle un vistazo a su hombro, le producía un cumulo de tristeza…e Inma, aquella chica con la que no había mantenido mucho contacto, pero que aún,recordaba el chiste que hizo respecto a su nombre…’’Como el del Equipo A’’…el rubio esbozó una amarga sonrisa.M.A se encontraba tan abstraído en sus pensamientos que se sobresaltó enormemente al escuchar una explosión encima de su cabeza. Instintivamente, realizó una voltereta hacia delante, la cual le sirvió para esquivar el ruinoso y chamuscado escombro que había caído donde él se encontraba. Levantó la mirada al origen de la explosión y observó como unas furiosas llamas consumían los cimientos de aquel viejo edificio. Con cautela, el rubio comenzó a apartarse lentamente de aquella peligrosa zona. Cuando se encontraba, prácticamente fuera del alcance de otra posible explosión, un segundo estruendo destruyó por completo aquella edificación. Pedazos de hormigón llovieron sobre el terreno. Rápidamente, intentó ponerse a cubierto, sin embargo, uno de ellos golpeo certeramente su cráneo, dejándolo sumido en una oscuridad…una profunda y lúgubre oscuridad.

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El sabor a hierro le recorría el paladar…articulaciones entumecidas, magulladas, y prácticamente inservibles. Eso era de lo que se encontraba compuesto el rubio en aquel momento…-Buenas noches, compañero desertor… ¿No te ibas a ir sin despedirte de nosotros, no?- Esa voz perforó los tímpanos de M.A, la cabeza le daba vueltas…no podía pensar con claridad.Notó como un poderoso puño se clavaba en su estomago, produciéndole un dolor más agudo que de costumbre. A duras penas, y casi sin fuerzas, el rubio alzó la mirada hacia su interlocutor.Una potente luz deslumbró las retinas de los cristalinos ojos del chico; Poco a poco, se fue acostumbrando, hasta que lo vio…Un rostro, de un chico de unos veintipocos se encontraba observándole, con unos ojos vacíos…oscuros y negros,  clavados en su persona, y una sonrisa de despreocupación.-Eres…eres…-Intentó decir M.A, apenas sin fuerzas.-¿A quien le importa quien sea? Desde luego a ti no…Bueno, en realidad…a ti pronto ya te dará igual todo.-Dijo el muchacho, sin apenas inmutarse, con aquella peculiar sonrisa discurriendo por su lánguido rostro.El muchacho se apartó de la mirada del rubio durante unos minutos. En ese tiempo, pudo observar un poco el lugar en el que se encontraba.Estaba sentado en una silla, un tanto desgastada, sus manos se encontraban esposadas y sus pies sujetos mediante unos brazales. Estaba delante de una amplia mesa blanca, con documentos encima de esta. El rubio intentó enfocar un poco la mirada hacia los papeles, y…pudo empezar a leer los nombre de…- ¿Como estas? - Dijo el muchacho de ojos vacíos, el cual acababa de entrar a la estancia de nuevo y cerraba la puerta tras de si.
M.A no se dignó a intercambiar palabra alguna con el joven:-¿Quieres…que te quite las esposas?- Dijo el pelinegro mientras sacaba una llave plateada del bolsillo derecho de sus pantalones. La ropa y el rapado que el joven lucía denotaban que era militar…El rubio asintió y el militar se acercó hacia él. Tras unos chirridos procedentes de las antiguas esposas, estas cedieron, y dejaron en libertad a las muñecas de nuestro muchacho.Acto seguido, M.A acarició sus muñecas, ya libres.El joven volvió a tomar asiento frente al rubio y este le preguntó:-¿Te apetece un cigarrillo? – Dijo el pelinegro a la vez que sacaba de su chaqueta un paquete de tabaco.Con una quebradiza voz, el rubio comenzó a articular palabra:-¿Sabes? Es curioso…primero casi me revientas las costillas y ahora me tratas a cuerpo de rey… ¿Irónico, no?-Te pido que me disculpes…generalmente, suelo ser muy pacífico.-Contestó el individuo, mientras que le colocaba el pitillo en la boca y lo encendía. El fuerte sabor a alquitrán recorrieron los pulmones del chico, lo cual provocó una mueca de repulsión en su magullado rostro:-¿Qué es lo que quieres, si puede saberse? – Preguntó M.A, taciturno.Sobre las cabezas de ambos chicos se encontraba, adherido al techo, un ventilador, el cual cortaba el rancio aire que se respiraba en aquel habitáculo. El rubio no parpadeó, siguió observando a su interlocutor con aquella mirada refulgente e intensa. El muchacho de cabello negro apoyo sus codos sobre la mesa, entrecruzó sus dedos y habló:-Está bien, seré franco contigo…la corporación todavía tiene confianza depositada en ti, por lo que realizaremos…un pequeño trato.-Al decir estas últimas palabras una sonrisa se enmarcó en aquel joven, pero vil rostro.-Hum... ¿Y en que consiste ese ‘’pequeño trato’’? – Preguntó interesado M.A.-Si nos ayudas a deshacernos de ciertos inconvenientes que podrían frustrar los planes de la compañía, saldrás impugne de todos tus actos realizados con anterioridad, los cuales pudieran haber sido visto como un atentado contra la integridad de la empresa.-Explicó sin vacilar el muchacho y sin apenas coger aliento para pronunciar tal cantidad de palabras sin ahogarse.El rubio agachó el cabeza, meditabundo, y una serie de sentimientos y pensamientos comenzaron a cruzar su mente…-¿Y mi hermana?-Habló M.A, cabizbajo.
-Tendrá inmunidad, al igual que tú, podréis salir de aquí, y comenzar una nueva vida.-Expresó el interrogador.El rubio levantó la mirada con cierta expresión de dolor en su rostro:-Acepto…Complacido, su emisor se levantó de la silla y con unos ligeros pasos se colocó enfrente del rubio, se arrodilló ante este y, hábilmente, sacó una llave de un bolsillo de su chaqueta. Comenzó a abrir los grilletes que mantenían a M.A inmovilizado y tras esto. El rubio le dedicó una breve sonrisa. Acto seguido y de manera imprevisible, este le propinó un rodillazo en el rostro. El joven, cayó al suelo aturdido, con la nariz convertida en un cartílago encarnado del cual manaba una cantidad exagerada de sangre. El rubio, con total tranquilidad, levantó a su emisor del suelo y lo agarró fuertemente por la espalda. Tras esto, M.A se sacó su cigarrillo de los labios, le echó una bocanada de humo al rostro prácticamente ensangrentado; este tosió de manera enfermiza:-¿Realmente…creías que iba a traicionar a mis amigos?-El muchacho herido, dirigió una mirada a M.A, desencajada por el terror.El semblante de este era serio, no mostraba expresión alguna  a excepción de sus ojos, los cuales ardían de ira. Sádicamente, comenzó a acercar el cigarrillo al rostro de su presa,  y de repente, empezó a hundir la ardiente punta de este en la cara del chico. El joven comenzó a emitir un chillido de dolor mientras que M.A parecía hasta disfrutarlo, sin embargo, este acto de placer se vio frustrado por la intrusión de un guardaespaldas. Un grandullón de un metro noventa, con una reluciente calva, pasos pesados y mirada de pocos amigos entró en la estancia. M.A no tenía ninguna oportunidad de despachar a ese gorila dado su estado, por lo que, rápidamente, se deshizo del estorbo de su interlocutor tirándolo encima del recién llegado. Con pasos hábiles, el rubio salió del habitáculo cerrando la puerta tras de sí, dejando al interrogador encima del matón. Rápidamente, M.A, buscó en esta nueva habitación un objeto con el cual poder bloquear la puerta u objetos similares, pero encontró algo mejor: un manojo de llaves.Esperaba que alguna de estas pudiera pertenecer a la puerta por lo que dándose la mayor prisa posible, comenzó a introducir una por una, las llaves en el cerrojo de la puerta.Al introducir la cuarta llave del manojo y con el nerviosismo mezclado con un toque de pavor corroyéndole por dentro, la giró y… ¡Bingo! Esta se cerró.El rubio podía volver a respirar tranquilo, aunque solo fuese por unos instantes. Se sentó sobre un suelo de baldosas y comenzó a reflexionar acerca de su siguiente movimiento. Se encontraba en la boca del lobo, rodeado de guardias armados hasta los dientes y posiblemente, alguna que otra arma bio-orgánica, ¿Podría empeorar la situación?...Sus pensamientos se vieron interrumpidos por los golpes producidos por aquellos dos rufianes, los cuales se encontraban prisioneros. Durante su estancia dentro, el muchacho observó que había un espejo y, mediante sus conjeturas y las muchas películas de acción a las cuales había sido adicto, acertó en que, el supuesto espejo era en realidad un cristal completamente translucido desde la otra cara de la habitación. Pudo observar, desde esa cómoda posición la desesperación que inundaba a aquellos roedores. M.A se limitó a sonreír y a dedicarles un hermoso corte de manga desde el otro lado del cristal, aunque ese acto fuese invisible para aquellos dos. Dejándolos a un lado, comenzó a buscar algo de utilidad en la habitación:-Había un panel de control, taquillas, una silla rotatoria y…dos puertas más. Con cautela, comenzó a andar sigilosamente para evitar invitados indeseables en la sala. Se colocó en una de las puertas, la que se encontraba en el extremo izquierdo. Se arrodilló ante esta y observó por la mirilla con cuidado…nada, el baño. El rubio se reincorporó y sabía que por descarte, la puerta que lo llevaría a su libertad se encontraba en el lado opuesto de la habitación. M.A comenzó a abrir las taquillas con cuidado y en una de ellas encontró una pistola semi-automática. La verdad es que le seria de mucha utilidad en la visita. Después de haber recogido el arma, cerró de nuevo la puerta de la taquilla y después, se colocó delante de la otra puerta. Repitió el proceso de mirar a través de la mirilla y observó a través de esta un pasillo blanco.Después de armarse del valor suficiente, el chico posó su mano en la puerta, lentamente lo giró y este produjo un chirrido. Acto seguido abrió la puerta y se encontró con una red de amplios e intricados pasillos. Con cuidado, dispuso un pie sobre el pálido suelo y, de manera instintiva, lo retiró al comprobar en la esquina una cámara de vigilancia. De nuevo, pero ahora totalmente pegado a la pared, comenzó a desplazarse de nuevo, evitando de cualquier forma el radio de espacio que vigilaba aquella aparentemente inofensiva cámara. En aquel preciso momento sobre su cabeza se encontraba la cámara, con la cual debía tener mucho cuidado. Después de haber logrado superar con éxito su ángulo de visión, cerró los ojos y con una pequeña sonrisa esbozada, se sentó. Parecía ir todo bien pero…se sintió observado. De manera instintiva, abrió los ojos y la dirigió hacía el pasillo que tenía delante, en este vio a una chica joven vestida con el uniforme de la empresa, parecía asombrada, y tras unos momentos en los cuales M.A y aquella muchacha mantuvieron una intensa mirada, esta echó a correr tras un ascensor que se encontraba al final del pasillo. El rubio no podía permitirlo, y disparó a la pierna de la chica. Esta emitió un breve grito de dolor mientras que el rubio fue corriendo hasta su posición. El joven levantó a la mujer y la sentó contra la pared. M.A le arrancó un pedazo de tela de su chaqueta y se la ató al pie para detener la hemorragia:-Siento haber tenido que hacer esto. Perdóname. Con esto no sangrarás más.-Y acto seguido el joven siguió su camino. Pulsó el botón del ascensor, entró dentro y pulso el botón en el que se podía leer LAB-1. M.A echó una última mirada al rostro de la chica, la cual no expresaba ninguna emoción y finalmente. Las puertas se cerraron.

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Una breve chispa de luz iluminó una oscura y vacía mente. No percibía absolutamente nada, había perdido todos los sentidos. Los párpados no se querían abrir. Su cuerpo se encontraba envuelto por una masa la cual se moldeaba a la perfección a su pequeño cuerpo y detalles.
Aún no podía respirar, todavía no, era muy pronto, pero pronto podría volver a hacerlo. Pequeños recuerdos comenzaban a recorrerla lo cual provocó su primer acto humano…el derramar lágrimas. Sus pequeños pulmones comenzaron a intentar aspirar aire, pero no podía, la tierra que había de por medio se lo impedía: Se estaba ahogando…

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La puerta del ascensor se abrió. Frente al rubio se abría un campo inmenso de cúpulas criogénicas. En estas no se podían apreciar nada, desde su situación actual, por lo que M.A salió del ascensor y echó a andar, observando aquel dantesco escenario…Criaturas y aberraciones de todo tipo. Monstruosidades exclusivas de las pesadillas, horror, miedo, pavor…todos esos sentimientos y más eran lo que provocaban aquellas bestias en quienes la observaban. Animales o humanoides…, con garras enormes, miradas frígidas, sin expresión alguna: Una galería de los horrores. Todo aquello asustaba a M.A hasta que…en uno de esos tubos contempló algo que realmente le impactó…Era Maya…El rubio cayó hacia atrás horrorizado ante aquello. Era, físicamente…era aquella chica la cual hasta hace horas antes había estado tan tranquilamente, pero, sabía de algún modo que…en realidad no era ella…M.A estaba tan ensimismado que no noto cuando alguien posó su mano en su hombro. Velozmente, asió esa mano con las suyas propias y mediante una llave pudo hacer que su rival diera una voltereta hacia delante. Comprobó que era un científico de la compañía. Acto seguido el rubio desenfundó su arma y apuntó directamente a la cabeza del empleado:-¿Qué coño es todo esto? ¿Que son estos monstruos de feria?-Preguntó irritado el muchacho.-Esto es el mañana, chico, seres perfectos, puros y de gran potencial. Mis majestuosas creaciones…-Dijo mientras, de manera peculiar, se mostraba conmovido.-¿Eres tú el que has hecho esto?-Dijo M.A nervioso.-Así es. Y me siento orgulloso de decirlo. Yo, personalmente, he revisado cada porcentaje, cada operación matemática, he ajustado cada tuerca para lograr la perfección en estas obras de artes. A lo que tu llamas aberración, yo llamo futuro. Seres de gran potencial, leales a todas nuestras ordenes, los cuales podrían desgarrar a sus enemigos de un solo golpe, maquinas bélicas imparables e indestructibles.-Expresó aquel científico.-No…no comprendo.-Respondió M.A ante aquella afirmación.El científico se apoyaba en una de las células de criogenización para lograr reincorporarse:-¡No he dicho en ningún momento que pudieses levantarte!-Espetó el rubio apuntando con su arma al científico.

Sé que no me vas a disparar.-Mientras esbozaba una leve sonrisa.M.A, cabizbajo durante un instante, preguntó:-¿Qué hace…esa chica ahí?-A la vez que señalaba la capsula en la que se encontraba ‘’Maya’’.El científico, en el cual no se había fijado hasta ahora realmente, poseía un semblante serio, era un hombre ya entrado en años, con poco pelo, el único que tenía lo conservaba en las sienes:-Umm…la chica…la chica es un proyecto en el cual llevo trabajando desde hace algún tiempo. La verdad, es que lo considero una de mis mejores creaciones, ya que posee aparte de gran fuerza física, una inteligencia sobrehumana, además claro de ciertos detalles y habilidades que he reforzado. Se, a la perfección, que esta chica es muy similar en aspecto a una amiguita tuya… ¿Verdad? Haha, si, en verdad…la amiga a la cual has perdido hace unas horas es el prototipo original del proyecto. No podía arriesgarme a perder tantas horas de investigación y trabajo en tan pocos segundos. He estado vigilando su avance desde mis monitores y he podido mejorar su rendimiento a distancia mediante unos chips en sus conexiones neuronales que le fueron implantados al principio. La verdad es que se ha desenvuelto muy bien, sin embargo, no podía permitir que se dejara influenciar más tiempo por vosotros. Ese es el motivo por el cual ahora está bajo tierra. Simplemente…hay un pequeño inconveniente en mis planes…quise esmerarme tanto en este proyecto que la chica desarrolló una gran resistencia a cualquier tipo de daño. En pocas palabras, su muerte en realidad fue un reinició del programa para evitar que la información y los datos se perdiesen. La buena noticia es que…la ciudad va a ser destruida, por lo que ya no tendré que temer a lo que pueda ocurrir. Ella morirá, al igual que tú y el resto de tu grupo.-Dijo el trabajador mientras esbozaba una sonrisa en su pérfido rostro.-¡Cabrón!-Exclamó M.A mientras se abalanzaba sobre el anciano y comenzaba a golpearle de manera repetitiva el rostro.Podía sentir como la cara del científico se moldeaba a la perfección a los nudillos del joven. Sentía como sus nudillos partían sus huesos.-Este es el final, esta va a ser tu recompensa, la tuya y la de la compañía.-Dijo el chico mientras se levantaba del anciano, con el rostro desfigurado e irreconocible. El rubio se acercó a un ordenador cercano. Comenzó a observar,  apretar teclas y confirmar peticiones:-‘’ ¿Desea confirmar el saneamiento del edificio?’’.-Dijo una voz robótica, reproduciendo esa frase.M.A apretó ‘’enter’’ y a continuación echó a andar mientras que la misma voz robótica indicaba que faltaban 5 minutos para el exterminio del edificio y el de todo aquellos que lo habitaban en aquel preciso instante. Sin embargo, algo se interpuso en su camino. La mano del científico le sujetó el tobillo:-No…no puedes dejarme aqu…-Dijo el científico mientras se ahogaba en su propia sangre.

-Sí, sí puedo, y lo voy a hacer. Disfruta de tus creaciones.-Dijo M.A y acto seguido, disparó a los tubos criogénicos mientras echaba a correr sin detenerse.Finalmente, logró introducirse de nuevo en el pequeño habitáculo del ascensor. Pulsó el botón que conducía a la planta más elevada del edificio. Las puertas comenzaron a cerrarse, pero antes de que esto ocurriese la cabeza de un can infectado se interpuso entre las puertas del ascensor. M.A sin vacilar, descargó su cargador en aquella criatura, dejando una masa sanguinolenta de carne a su alrededor…finalmente…cerrándose así el ascensor…Prosiguiendo su viaje a la superficie y al rescate de sus amigos.

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Comenzaba…el tacto de la tierra húmeda y fértil, rozando su piel. Podía apreciarlo. Había logrado desplazarse  y comenzaba  a lograr respirar con normalidad el poco oxígeno que había ahí abajo. Sus recuerdos aun resultaban un tanto borrosos, pero…comenzaba a recuperar el control de sí misma y de sus sentidos. Sus manos, aunque delicadas, se abrían paso a base de arañazos. Podía notar el polvo que se le introducía debajo de las uñas, el polvo que estaba respirando. Casi en la superficie, su memoria acudía y huía a su llamada. Su fuerza de voluntad la hacía continuar, inagotable, constante. Sus recuerdos comenzaban a estabilizarse, su nombre…su nombre era Maya.

# M.A.

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