Big Red Mouse Pointer

sábado, 1 de septiembre de 2012

Capítulo 26 - El beso

Al abrir los ojos, Alice se encontró cara a cara con M.A. Durante eternos segundos, los dos muchachos estuvieron manteniendo contacto visual, hasta que por fin Alice, algo somnolienta se dispuso a hablar:
-¿Qué ocurre?-Dijo la joven, a la vez que bostezaba y restregaba una pálida y delicada mano por su rostro.
-Quiero que vengas conmigo, por favor.-Respondió el chico un tanto reservado.
-¿Para qué?-Volvió a preguntar la muchacha.
-Te lo diré por el camino, por ahora, solo céntrate en coger lo necesario.-Dijo el chaval zanjando el asunto.
-Te espero fuera ¿vale?-Dijo M.A.
-Ok.-
El muchacho salió al exterior y espero apoyado en una columna. El frío de aquella amarga y dulce noche apaciguaba su ahora atolondrada cabeza. Todavía tenía ciertos asuntos que zanjar…
M.A sacó su cartera y de esta obtuvo una foto un tanto arrugada pero en un no muy mal estado. En ella se podían apreciar al muchacho abrazado a una joven bastante atractiva. El factor que más destacaba en ella era unos cabellos en tono rojo fuego y unos ojos verdes refulgentes. En ese momento un solo pensamiento cruzó la impasible mente de aquel muchacho…”Te encontraré”
Una lágrima cálida comenzó a recorrer el frió y pálido rostro del muchacho. 
De repente la puerta comenzó a emitir un leve chirrido y en acto reflejo, M.A guardó la fotografía en su bolsillo junto con la cartera.  Esta comenzó a abrirse lentamente y a través de ella apareció Alice:
-¿Estas preparada?-Preguntó el chico un tanto cabizbajo.
-Si…espera… ¿Estas llorando?-Preguntó la joven en un tono anodino.
-No…se me habrá metido algo en el ojo-. Dijo M.A en un tono firme.
-Si claro…-Respondió Alice sarcásticamente.
M.A le golpeó levemente el hombro a Alice mientras esbozaba una sonrisa pícara. Esta le respondió con un impacto un poco más fuerte que el anterior. La frivolidad de aquellos jóvenes había sobrevivido incluso después de que todo aquel incidente aflorase.
Una luna fría y pálida alumbraba con su mortecina luz las quejumbrosas calzadas pertenecientes ahora a una ciudad fantasma. Los pasos del dúo era lo único que se escuchaba e irrumpía el silencio de aquella amarga noche:
-Bueno… ¿Y a dónde vamos?- Preguntó Alice con una jovial sonrisa.
-Debo ir a buscar a mi hermana.-Respondió el chaval en un tono más triste.
-¿Tu hermana? ¿Y por qué no lo dijiste antes? ¡El grupo te podría haber ayudado a buscarla!- Exclamó la muchacha.
-Sshhh…más bajo…podrían oírnos esas criaturas, y respecto a eso…sencillamente, no confió en ellos, y tú en realidad tampoco ¿Verdad? – Preguntó el rubio.
-Bueno pues la verdad…yo no sé qué pensar…-Respondió ella- Pero…si has dicho que no confías en nadie… ¿Por qué si en mí?- Inquirió la muchacha.
-Porque desde la primera vez que te vi, deduje que eras muy inocente. Solo hace falta mirarte, no harías daño a nadie a no ser que fuera total y estrictamente necesario.-Explicó M.A.
-Si…y hablando de eso. Lo que pasó en el jardín…-Dijo Alice.
-Sshh…un momento…-Dijo el rubio realizando un ademán de que guardara silencio.
M.A afinó el oído y consiguió escuchar quejidos penumbrosos de esas criaturas en la lejanía.
La expresión reflejada por el muchacho al ver su rostro confirmaban las malas noticias.
-Vamos a ver lo que hacemos…-Dijo M.A, comenzando  a divagar.
-Lo mejor es dar un rodeo por esa callejuela de al fondo.-Se apresuró en decir Alice a la vez que señalaba con su fino dedo una estrecha calle.
El rubio asintió y ambos comenzaron a desplazarse a gatas. El objetivo no se encontraba muy lejos, aproximadamente a unos 500 m. La jornada se estaba haciendo muy lenta para estos muchachos. Mientras más avanzaban, más lejos parecían estar. Llegó cierto punto en el que para seguir sin ser vistos por aquellos engendros tuvieron que desplazarse entre los coches. 
Los quejidos de aquellas criaturas se acentuaban debido a la proximidad y un sentimiento de pavor comenzó a recorrer la espalda al dúo. Ahora una nube había tapado la luna y apenas se podía distinguir nada en aquella inmensa oscuridad.
De pronto, la alarma de uno de los coches en los que estaban escondidos Alice y M.A empezó a sonar estrepitosamente, rompiendo aquella oscuridad junto con una iluminación intermitente de los faros. Los jóvenes tragaron saliva y cuidadosamente miraron.
Una multitud de esas sombras sin vida se estaban acercando hacia la posición de los muchachos, estas se perdían y volvían a aparecer debido a la discontinuidad de la iluminación de los faros:
-Cuando cuente tres, saldremos corriendo hacia el callejón sin pensarlo dos veces ¿Vale?- Expresó M.A silenciosamente.
-De acuerdo.-Confirmó la joven.
El muchacho levantó tres de sus dedos de la mano derecha y comenzó a bajarlos progresivamente. Cada una de esos dedos bajados suponía una fuerte punzada en la sien para Alice.
Cuando finalmente bajó el último dedo, sin pensarlo dos veces salieron  de golpe de detrás de los coches. No pensaban mirar atrás, estaban demasiado asustados para hacerlo. Esa carrera tan desesperada acabó en un callejón sin salida. Cayeron en la cuenta de que aquel extenso y estrecho callejón acababa en una puerta, la cual estaba cerrada a cal y canto.
Los chicos comenzaron a aporrear la puerta desesperados, mientras aquellos débiles y voraces quejidos resonaban a sus espaldas, cada vez más y más cerca, acechando en la oscuridad.
Sin pensarlo dos veces, Alice desenfundó su pistola, apuntó certeramente a la cerradura de la puerta y apretó el gatillo. Un ruido ensordecedor recorrió el estrecho y lúgubre callejón acompañado de un haz de luz el cuál lo iluminó y, gracias a él, pudo observarse la enorme cantidad de engendros que se encontraban detrás de los muchachos. 
Rápidamente entraron a la nueva estancia y cerraron la puerta tras de sí. M.A se encargó de contener la entrada mientras Alice se encargaba de buscar algún objeto que sirviera para atrancar la puerta. Esta encontró una barra de hierro de longitud media, la cual cumplía a la perfección los requisitos necesarios para su objetivo. Lanzó rápidamente la pequeña barra al rubio, cogiéndola este al vuelo y colocándola en el tirador de la puerta rápidamente.
Este cayó exhausto al suelo debido al cansancio. Alice se acercó lentamente al joven y se sentó a su lado. También cansada esta dijo:
-Hacemos un buen equipo verdad ¿Verdad?-Dijo la muchacha mientras reía entre dientes.
-Sí, la verdad es que si.-Contesto el joven a la vez que ambos chocaban sus sendas manos en gesto de complicidad.
-Bueno… ¿Y dónde se supone que se encuentra tu hermana?-Preguntó Alice un tanto inquisitiva.
-La última vez que hablamos, acordamos que quedaríamos en la biblioteca.-Contestó el rubio.
-Vaya, así que en la biblioteca ¿Enngh?-Dijo la chica.
M.A asintió lentamente y después de este gesto, agachó la cabeza lentamente. La estancia quedó casi por completo en silencio durante unos minutos mientras fuera de la calle aún eran apreciables aquellos quejidos producidos por esos seres. Para romper un poco la tensión que se respiraba en el ambiente Alice decidió conversar un rato con el joven:
-¿Tienes alguna foto de tu hermana?-Preguntó Alice mientras esbozaba una sonrisa.
M.A, un tanto dudoso, introdujo su mano en el bolsillo y de este saco la fotografía arrugada. La joven analizó hasta el más mínimo detalle de la foto y estuvo observándola durante un minuto o dos:
-Es muy guapa.-Dijo mientras miraba fijamente al chico.
El simplemente asintió y la chica dijo en un tono un poco más bajo:
-Como su hermano…-
El joven se quedó observando fijamente a la chica con una expresión que indicaba un ápice de confusión mientras que ella simplemente se limitaba a observar al suelo, ruborizada.
M.A con cuidado, apartó las manos de Alice de su cara, y esta, lentamente fue levantando su cabeza hasta entrar en contacto visual con el muchacho. Ambos habían enmudecido, no paraban de mirarse fijamente sin ni siquiera parpadear. Ambos estaban sumidos y a merced de una especie de magia.
Poco a poco, fueron acercando sus rostros hasta que finalmente, ocurrió lo inevitable…
Al finalizar aquel hermoso momento M.A cabizbajo dijo:
-Lo siento…no debería haberlo hecho…-Expresó el joven arrepentido.
-No te preocupes…me ha gustado mucho.-Dijo la chica  esbozando una tímida sonrisa.
Ambos se ruborizaron y, rápidamente, M.A cambió de tema:
-Bueno, creo que ya hemos descansado bastante ¿Verdad?-Dijo sonriendo.
-Sí, sigamos.-Contestó la joven, no menos cordial.
Ambos se reincorporaron y observaron la estancia. Era una especie de almacén. Este se encontraba roído por el polvo y la mugre. Alice se acercó a una de caja de un montón apilado y observó que estaba llena de libros:
-Creo que estamos en el almacén de la biblioteca.-Dijo ella.
-¡Que suerte! Entonces continuemos, seguro que en las plantas superiores se encuentra mi hermana.-Expresó el joven con mucho ánimo.
Ambos buscaron alguna otra puerta o similares para continuar el trayecto. M.A dio con un ascensor el cual parecía un poco viejo, pero en buenas condiciones. 
El rubio llamó a Alice mediante un ademán y esta fue.  Le indicó que subiera y junto a él, estos se montaron. M.A presionó el botón de la primera planta. La puerta se cerró mediante un molesto chirrido y este comenzó a subir rápidamente. Misteriosamente, el ascensor comenzó a vibrar y cuando llegaron al lugar deseado este movimiento aleatorio se incrementó. 
El suelo temblaba y las estanterías llenas de libros parecían que se caerían en cualquier momento. En el fondo de la estancia se produjo un intenso rugido. Alice y M.A se dirigieron corriendo a la fuente del sonido.
Una joven de cabello rojos esquivaba ágilmente los golpes de una criatura muy similar a la ya vista en la escuela que había visitado el grupo. La chica mostraba una increíble agilidad y propinaba a aquel engendro certeros cortes mediante una katana que esta portaba:
-¡Ley!-Gritó M.A
-¡Hermano!-Contestó esta en respuesta.
La muchacha se dirigió corriendo al rubio y abrazó a este:
-Creía que ya no vendrías…-Dijo la pelirroja.
-¿Cómo pudiste pensar semejante burrada?-Rió el chico a la vez que formulaba la pregunta.
-No es por nada chicos, pero no me gusta de la manera de la que nos mira esa mala bestia.-Indicó nerviosa Alice refiriéndose al monstruo.
Los hermanos se miraron se giraron y observaron a la criatura preparándose para arremeter de nuevo. Los jóvenes dieron una voltereta a sendos lados mientras que la garra metálica de la criatura impactaba con un suelo de baldosas. Entonces la criatura comenzó una intensa persecución con el fin de encontrar al grupo. Estos corrían a una velocidad asombrosa y esquivaban los infames golpes de aquel ser. Intentaban despistar a la criatura, pero era demasiado rápida. La pandilla se encontraba ya cansada y aquella criatura era demasiado poderosa. Todos se encontraban apoyados en la pared cuando la criatura levantó su enorme garra para volver a atacar. Momentos antes de realizar aquel impacto mortal, M.A sacó de su chaqueta un extraño dispositivo. Él presionó un botón de este y la criatura misteriosamente, cayó al suelo, inerte. Ley y Alice quedaron exhaustas, no sabían lo que había ocurrido:
-¿Qué es eso, M.A?-Preguntaron Alice y Ley al unísono.
Este guardó silencio y volvió a apretar ciertos botones de este dispositivo. De pronto, el suelo volvió a temblar a los pies de los jóvenes. Era una intensa vibración, muy similar a un terremoto. Misteriosamente, el suelo se abrió en vertical lentamente y de este, emergió un helicóptero el cual se encontraba sobre una plataforma. M.A indicó mediante un ademán a ambas chicas que subieran pero estas se negaron:
-¿Qué mierda es todo esto?-Pregunto Alice.
-Hermano,  creo que hay algo que deberías explicarnos.-Dijo Ley.
-Bien, parece que no me queda más remedio….pertenezco al grupo que ha originado el brote del cual vosotras sois testigos.-Dijo cabizbajo M.A.
El lugar quedó sumido en un silencio sepulcral el cual parecía no tener fin:
-¿¡Por qué!? ¿¡Entonces toda esa gente y mis padres, han muerto por tu culpa!?-Exclamo Alice.
-Yo me negué…no quería tener nada que ver con esto…por eso dejé la empresa…-.Dijo M.A con cierta tristeza en su habla.-Lo siento mucho…-Dijo M.A, mientras que unas lágrimas bañaban su cara. El joven se sentó encima de la plataforma ocultando su rostro mientras tristemente sollozaba. Las chicas se acercaron hacia el rubio mientras este se encontraba inmóvil:
-¿Pero por qué no lo contaste a las autoridades?-. Preguntó Alice un poco más relajda.
El chico alzó su rostro enrojecido:
-Dijeron que si decía algo, harían daño a mi familia.-Contestó con una voz un poco más tranquila.
-Hermano, no te preocupes, todo va a salir bien.-Dijo Ley a la vez que lo abrazaba, con el objetivo de relajarle.
Otro incómodo silencio surcó la habitación, y este fue roto de nuevo por Alice:
-No te preocupes M.A. Veo que no ha sido culpa tuya. Tenías tus razones…-Dijo la chica.
De pronto, de la oscuridad surgió una silueta. Esta fácilmente reconocida debido a su cabello teñido de mechas rosas:
-Tenemos mucho de lo que hablar M.A.- Dijo Dyssidia.

#M.A.

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