Big Red Mouse Pointer

martes, 11 de septiembre de 2012

Capítulo 34 - Selene la doctora

Maya abrió los ojos lentamente, no sin cierto esfuerzo. Una espesa nube de polvo cubría cada centímetro de la estancia, por encima del pitido que escuchaba en sus oídos, se oían las alarmas de algún que otro coche. Olvidando por completo el estado de su pierna intentó ponerse en pie, cuando quiso darse cuenta fue demasiado tarde y empezó a sentir como la fuerza de la gravedad la empujaba de nuevo hacia el duro suelo. Pero eso no sucedió, sintió como unas fuertes manos la sujetaba impidiéndole caer. Alzó la vista hacia Jose y le sonrió agradecida. Cuando Jose la dejo delicadamente en un sofá, ella le pidió cortésmente que la dejase sola, él no discutió sus palabras, necesitaba pensar.
Maya miró en derredor, como intentando comprender. Vio como Alice y Ley, seguidas por M.A., corrían hacia la habitación en la que estaba Nika para ver como estaba. Ella no se movió. Recordó como antes de que aquella onda expansiva les empujase a todos al suelo ella había mirado a Selene y lo había comprendido todo. Con tan solo mirar a la chica a los ojos lo había comprendido.  Había comprendido que su hermana había ido a ver a Nika cuando llegó con los demás, había comprendido que ella se había ido con Nika y que la había dejado sola. “Dyss, Dyss… ¿Dónde estas?” se preguntaba una y otra vez.
Sintió una mirada clavada en su nuca, giró la cabeza y pudo ver a Eriel, que le dirigía una mirada indescifrable. Maya miró sus castaños ojos y pensó en los días en que ellas dos se hicieron amigas, un día que nunca olvidaría. La chica se sentó a su lado y le puso una mano sobre el hombro.
-Estará bien, no te preocupes.- dijo leyéndole la mente. Maya intentó sonreír, pero le salió una mueca extraña. Ella intuyendo su inquietud le dedicó una media sonrisa. Maya pensó que era la primera desde… cerró los ojos.- Sabe cuidarse sola, además está con Nika, ella la protegerá.
Abrió los ojos de nuevo y volvió a enfrentarse a la vacía mirada de la joven. Descubrió que tras esa máscara de impasibilidad se hallaba una chica asustada, temerosa de creer que aquello era real. Entonces la abrazó. Una lágrima rodó por la mejilla de Eriel, que abrazó desesperadamente a su amiga.
Alice un tanto confusa regresó a la habitación donde estaban los demás, ya no corría. Sintió la mano de M.A. en su hombro, pero no lo miró. Todo era tan confuso. Aun recordaba como un sueño como su compañero Puma les había dejado, aun recordaba como Silver lo había… sintió un escalofrío que recorrió su espina dorsal. M.A. la abrazó, sin darse cuenta se había puesto a llorar. Se maldijo por ser tan estúpida, y de un movimiento brusco se limpió la cara haciéndose un poco de daño. Separó al chico de sí y caminó hacia Selene. Él no intentó seguirla.
-Se han ido.- Se dio cuenta de que no era una pregunta, que era lo que en realidad quería. La chica le miró sin inmutarse.- Se han ido…
-Tranquila, sabrán cuidarse.
-Ya, pero, no entiendo por qué… no lo entiendo, encima Maya está herida. – sacudió la cabeza.
-Necesitaba irse, creo que es porque no le gusta sentirse atada.- Selene hizo una pausa y vio frente a sí a una chica asusta y se conmovió. - Tal vez tenía otros planes, no lo sé.
Alice asintió, aunque poco convencida de sus palabras. Se acercó a la ventana donde estaban Silver y Cris atravesando la desordenada habitación. Lo que vio le heló la sangre. A lo lejos, más o menos por el centro de la ciudad, se alzaba una humareda gigantesca de humo.
-Han volado el ayuntamiento. – dijo Cris resumiendo en voz alta lo que todos estaban pensando. Alice sin embargo pensaba que había algo más, entrecerró los ojos e intentó distinguir alguna otra cosa, pero no lo consiguió. Finalmente desistió en el vano intento de ver algo que alguien se había esforzado por que no se viera. Silver y Cris no debieron pensar lo mismo, en opinión de Alice, porque se separaron de la ventana dejándola allí, pensativa.
-Tú también piensas que no es solo el ayuntamiento, ¿me equivoco? – se giró para ver al joven desconocido, intentó recordar su nombre pero no le venía a la cabeza y lo miró inquisitivamente. El chico la ayudó. – Naitsirc.
-Naitsirc, gracias. – miró al chico otra vez. Parecía un joven normal, de aproximadamente su edad, tal vez un poco más, no lo sabía. Se encogió de hombros. De todas maneras se podría decir que ella misma también parecía una chica corriente. – Eso pensaba yo.
-Algo gordo se está cociendo aquí – aquello le recordó a Puma, y su rostro se tornó un poco más pálido de lo normal. No había conocido a ese chico, pero aquel sentimiento que sufrían todos por su pérdida era el mismo que él seguía sintiendo  – y no quiero estar en medio cuando todo esto estalle.
-¿Estalle? – lo miró extrañada. - ¿Qué quieres decir con eso?
-Quiero decir que no quiero estar aquí cuando la función comience. – dijo con una débil sonrisa.
-¿Acaso no te parece que no ha empezado ya? – le preguntó algo escéptica.
-Esto es solo el principio… - la chica le dirigió una mirada acusadora, por lo que el chico se apresuró en añadir – Yo no tengo ni idea de lo que está sucediendo, pero creo que esto ha sido solo el prólogo, el inicio, una muestra de lo que vendrá después…
Como vio que la chica no estaba por la labor se separó de ella un poco mosqueado. No conocía a aquel extraño grupo, pero sabía que era su mejor opción. No sabía a donde ir, se había visto de repente envuelto en una extraña pesadilla. No había sabido qué hacer, pero aparecieron ellos. Eso lo impulsó a ponerse en movimiento, a hacer algo. Suspiró pesadamente y se pasó una mano por su rebelde pelo. Se dio la vuelta y miró a los demás. En una esquina de la habitación estaba  aquella extraña chica, Selene, aun parecía un poco ajena a todo; más allá, en el sofá estaban Maya y Eriel; un poco más apartados Riliane, Allen, M.A. y la hermana del rubio. Frunció el ceño. “Ley” si, así se llamaba aquella chica. Luego miró al círculo improvisado formado por Silver, Cris, Jose, Brian y Lith. No se lo pensó dos veces y se acercó a ellos.
-Sugiero que lo investiguemos – propuso el ingeniero.
-¿Investigar? ¿El qué? – preguntó el recién llegado haciéndose un hueco entre los demás. Lith lo miró de soslayo, no tenía ni idea de quien era, pero a esas alturas había desistido en preguntar. Además, sonrió, ¿no había aparecido él de una forma parecida? Ahora más que nunca debían confiar los unos en los otros, sin reservas.
-Vamos a investigar el lugar en el que ha explotado la bomba – empezó Brian.
-Es decir, el ayuntamiento – concluyó sombríamente su compañero, Cris. Silver asintió conforme, aunque un poco ajeno a todo lo que les rodeaba. Tal vez estuviese pensando en Puma, pensó Jose intentando adivinar lo que pasaba por la mente de Silver. No era muy difícil, pues los pensamientos del chico eran como un libro abierto.
-Bien – volvió a hablar el ingeniero – ¿alguna sugerencia? ¿Nos separamos?
-¡No! – exclamó Naitsirc aterrado, todos lo miraron. El chico sintiendo que todos lo observaban carraspeó algo molestó ante su ataque tan infantil y añadió – quiero decir, que no me parece buena idea. Si nos separamos puede que ya no volvamos a juntarnos.
Jose vio algunas miradas contrariadas, pero nadie negó ni intentó rebatir las palabras del chico. Tenían algo de razón sus palabras. Quien sabia si aquella no iba a ser la ultima bomba, tal vez fuese el principio. No lo sabía, pero no quería que si eso sucediese estuviesen todos desperdigados por la ciudad. Volvió la vista hacia Maya, se encontraba en el mismo lugar que la había dejado, suspiró.
-Yo estoy de acuerdo. – dijo el chico. Sintió los ojos de Silver clavados en los suyos, no le había pasado desapercibida su mirada. Se encogió de hombros, no tenía nada que ocultar.
-Yo también – dijo Brian. Jose percibió cierta duda en los ojos del chico, pero al final también accedió. Todos estaban de acuerdo de alguna manera. Aunque no sabían si aquello en el fondo era la mejor opción. Pero nadie quiso pensar en las posibles variables.
-Bueno, creo que ya va siendo hora de compartir la información con el resto de la clase – murmuró Cris un poco más para si que para los demás. Lith asintió y se dio la vuelta.
-Chicos, creo que va siendo hora de movernos de este antro – calló unos segundos y miró a Selene un poco arrepentido de lo que acababa de decir, ella sonrió, aparentemente no la había ofendido. Así que se decidió a continuar – el caso es que debemos movernos, no es bueno quedarse demasiado en el mismo lugar, podría ser peligroso. Además, si no recuerdo mal habíamos quedado rencontrarnos todos en el centro.
M.A. lo miró interrogante, pero intuyó lo que su compañero quería exponerles a todos, así que se adelantó.
-Quieres decir que deberíamos salir para ver si nos topamos con Dyss y Nika, y que también podríamos de paso investigar el lugar en el que ha impactado ese misil, ¿no es eso?
-Resumido, pero sí. Básicamente eso. – afirmó Brian.
Ley que se estaba oliendo lo que estaba pasando frunció el ceño considerablemente, pero no dijo nada, no tenía ganas de malgastar saliva. Se limitó a cruzarse de brazos y a apoyarse en la pared. Todo aquello le irritaba. Su hermano la miró de soslayo pero no le dijo nada, había notado como ella y Alice lo habían mirado con recelo, algo desconfiadas. Los demás le importaban un cuerno, pero no quería perder a su hermana. Ley por su parte pensaba en algo similar, no podía dejar de darle vueltas a las palabras de Lucy. Intuía que había cierta razón en ellas. Ese pensamiento la hizo estremecerse. Cerró los ojos con fuerza. Era su hermano, eso estaba por encima de todo lo demás, cómo se le ocurría dudar de él.
Alice miró a M.A. un poco confusa, ya no sabía qué pensar acerca de aquel chico al contrario que Ley, que lo tenía muy claro.
Por otra parte Allen se puso delante de Riliane en un gesto sobreprotector  y les espetó:
-¿Es que queréis meteros en la boca del lobo? – le parecía increíble que quisiesen ir allí, más que nada porque puede que estallase otra cosa. – Deberíamos irnos ahora que podemos…
-¿Y dejar a Dyssidia y a Nika a su suerte? – preguntó su hermana delicadamente. Entrelazó sus dedos entre los de su hermano para tranquilizarlo. Sabía que él y Dyssidia no se caían en gracia, pero eran sus amigos. Por lo menos los suyos.
Allen se tranquilizó un tanto, no dijo nada más al respecto, pero su hermana sabía que no estaba conforme. Ella sonrió, por lo menos no puso más trabas. Era cierto que ir allí no era la mejor idea, sí, pero tampoco se podían ir sin Nika y Dyss, menos aun quedarse quietos, serian un blanco fácil además los zombies no tardarían en llegar. En ese caso, no tenían más opción que intentar averiguar lo que estaba pasando en el centro.
El ambiente seguía un tanto tenso. Jose miró alternativamente a Maya y a Silver, suspiró, se acercó a Silver y lo apartó un poco del resto.
-Deberías hablar con ella… - dejó caer. La cara de Silver se transformó en una máscara de dudas, miedo y algo de impotencia. Miró a Jose inquisitivo, él sonrió – Anda, ve.
Lo vio alejarse algo dubitativo hacia las dos chicas que estaban el sillón, algo inquieto. Jose sonrió, Silver solo necesitaba un pequeño empujón. No sabía que es lo que sentía exactamente por ella, pero tampoco le incumbía. Se alejó de allí y se acercó a los demás.
Eriel vio como se acercaba Silver a ellas, despacio. Miró la pierna de Maya.
-Voy a hablar con Selene, esa herida se ve muy fea…
La chica se levantó ágilmente dejando sitio al chico que se acercaba, sintió una punzada de envidia y se sintió idiota y egoísta por ello. No pudo reprimir sin embargo sentir como se le hacia un nudo en el estomago que le asfixiaba. Se acercó hasta Selene, que no había pronunciado palabra aun. Al verla no pudo evitar sentir que aquella chica le caía bien. Ella la miró.
-El pie de Maya está…
-Lo sé – asintió – ahora voy, muchas gracias.
-¿Necesitas alguna ayuda? – de pronto se sintió un poco inútil.
-No – sonrió – muchas gracias, pero no es necesario. Voy a por mis utensilios.
Eriel vio como se adentraba al interior de la casa, desapareciendo por la puerta del salón. Agradeció que aquella chica estuviese allí, de no ser por ella Nika tal vez no estuviese aquí y también podría curar la herida de su amiga. Sí, sin duda, había sido una suerte haberla conocido. Volvió a sentir una punzada de dolor. “Si hubiese llegado antes habría salvado a Puma…” le recordó una vocecilla en su interior. Se esforzó por no romper a llorar. Sintió una presencia detrás de ella, se giró torpemente con los ojos aun vidriosos. Se sorprendió al encontrarse con Brian, que le tendía un paquete de clínex. Los cogió con las manos temblorosas y agradeció aquel gesto con cortesía.
Brian por su parte se limitó a esperar. Mientras, observó a la chica con detenimiento. Cuando vio que había acabado le preguntó:
-Bueno, ¿qué piensas de lo del ayuntamiento?
-Mmm, no sé – se pasó una mano nerviosamente por su atolondrado cabello, no había pensado mucho en el problema de la bomba, creía que era insignificante con lo que estaba sufriendo. Por mucho que le doliese, tuvo que admitir que debía permanecer en el presente y ayudar todo lo posible para poder salir de aquella pesadilla – creo que era premeditado…
-Bueno, eso es fácil de adivinar. La pregunta es, - calló un segundo - ¿qué es lo que querían esconder? – La pregunta hizo que los engranajes de la mente de Eriel volviesen a funcionar.
-Porque tal vez escondiese algo más que un ayuntamiento, tal vez querían ocultar la verdad de lo que allí se hacia.
-Como por ejemplo,…
-…como por ejemplo – interrumpió Cris – toda la mierda de los jodidos zombies.
Brian y Eriel no pudieron sino asentir sin mediar palabra ante la gravedad de sus palabras. Si eso era cierto, cuando llegasen allí podrían tener algún que otro encontronazo desagradable.

Algo más tarde 

Maya entró en el salón apoyándose levemente en el hombro de Selene. Su pie tenía mucho mejor aspecto, pero el daño que habían recibido sus huesos era innegable. No pudieron sino admirar la maravillosa capacidad de Selene. Haría falta algo de tiempo para que esa pierna se curase por completo pero por lo menos podía mantenerse medianamente en pie. Silver acudió al otro lado de Maya para ayudarla a mantenerse erguida.
Todos sintieron un hormigueo por todo su cuerpo y asintieron sombríos. Ahora que Maya estaba bien nada les retenía en aquella casa. Su tiempo allí se había acabado, era hora de ir al punto de encuentro que habían acordado. Sus temores no eran infundados ni mucho menos, sabían lo que podrían encontrarse. Ahora los zombies no era lo único en lo que pensar, habían más criaturas. Monstruos infernales, criaturas inhumanas.
-Hemos de irnos… - dijo algo apesadumbrada la joven del pelo rojo. Todos asintieron conformes. Cargaron con lo poco que habían llevado y algún que otro suministro que les había proporcionado Selene. La chica se decidió en acompañarlos, ya no le quedaba nada en aquella casa, no tenía otro sitio donde ir. Así que finalmente resolvió acompañarlos.
Salieron por la entrada de la casa con las armas cargadas y listas, pero solo estaban dispuestos a usarlas si no era más que estrictamente necesario. Debido a la reciente herida de Maya el ritmo del grupo era lento, pero firme. Si seguían a ese ritmo no llegarían hasta pasada media hora aproximadamente, necesitaban imprimirle ritmo al grupo. Pero siguieron andando. De vez en cuando dirigían alguna que otra mirada hacia los coches volcados con algo de resentimiento
Después de unos diez minutos de larga caminata no habían tenido demasiados problemas con los zombies, pero el cansancio que lucía cada una de sus caras no era más que evidente. Al no haber conseguido encontrar ningún vehículo en condiciones aceptables se había visto obligado a seguir lo que quedaba a pie. Hicieron alguna que otra pausa para que Maya tomase aire, pero luego habían continuado. Apenas habían hablado, cada intento resultaba un fracaso, los temas pronto escasearon, y cuando se dieron cuenta de que no había otra que aquella pesadilla sobre lo que hablar  callaron.
Así, de la misma manera siguieron caminando. De vez en cuando hicieron sonar el sonido de sus armas para defenderse de algún zombie, pero no tuvieron la desagradable ocasión de encontrarse con ningún bicho más. La experiencia anterior había sido terrible.

No demasiado lejos de allí… 

Dos chicas andaban apresuradamente por la desolada calle, la humareda de polvo aun envolvía cada centímetro cuadrado pero ellas seguían andando. La chica de los pelos llenos de mechas rosas apremió más aun a su compañera. Ella solo pudo dejar emitir un resoplido, pero no dijo nada.
Tras un rato más en la misma situación, Nika paró en seco a Dyssidia. Ella la miró inquisitivamente pero espero a que ella hablara.
-Ya está bien – su tono parecía enojado – ya sé que me ocultabas algo, no quise preguntar por ello – suspiró pesadamente – Eso lo respeto, lo sabes, pero ahora…
-Ahora necesitas saber más… - adivinó Dyssidia. No sabía si le sorprendía o no, sabía que se lo tenía que contar tarde o temprano, pero no era así como lo había imaginado. Cerró los ojos en in intento por organizar sus ideas – Bien, pensaba decírtelo de todos modos…
Ella solo se limitó a alzar una ceja, pero en silencio la apremió a que continuase. Dyssidia apretó con fuerza aquello que llevaba en su bolsillo.
-Nika, yo – dudó, respiró hondo. Odiaba dar absurdos rodeos, así que fue directa al grano – yo al igual que M.A. estoy implicada en todo esto – miró la alarmada mirada de Nika, por lo que se obligó a continuar para impedir que dijese nada aun – Yo no sé cual era misión de M.A., pero si sé cual era la mía. Mi trabajo consistía en la investigación y el desarrollo de un pequeño milagro que nos habíamos encontrado, un virus que podría cambiar muchas cosas. Al principio todo era en plan para el beneficio de la humanidad y tal, pero cuando descubrimos su potencial decidieron usarlo como arma. Era asombroso, se podrían crear ejércitos enteros indestructibles, se podrían curar innumerables enfermedades, podría haber sido lo que el mundo necesitaba… - por el rabillo del ojo vio como Nika temblaba ligeramente – yo me emocioné con aquello, y pronto empecé a verlo como fuente de hacer dinero, podría ganar una fortuna, imagínate.  Así que así empezó mi proyecto de creación de una abominación…
Nika temblaba de rabia, no podía creer lo que oía.
-¿¡Tu cerastes esos monstruos!? – exclamó fuera de sí.
-No, yo – hundió la cara entre sus manos – yo creé algo peor…
Nika la miró sin querer comprender, pero la razón se impuso. Sus ojos se empañaron en lágrimas. No podía ser posible. “La verdad duele, la mentira mata…” pensó tristemente.
-Tu,… cerastes aquellas criaturas, ¿no es así?
No era necesario responder, ella no necesitaba responder. Nika ya conocía la respuesta. Sintió un desgarrón en su corazón.
-Lo siento Nika, yo… era una inconsciente. Perdóname, no sabia que esto podría ocurrir… te juro que si lo hubiese sabido lo habría impedido, lo siento lo siento…
Ella la cortó bruscamente. “Demasiado bruscamente” pensó Dyss con miedo.
-Creí, creí que te conocía… yo, - calló un momento, las lágrimas casi la ahogaban – lo siento Dyss, pero yo ya no puedo seguir a tu lado…
La chica de los mechones rosas la miró mientras se alejaba con gesto de impotencia y los ojos arrasados en lágrimas. Sintió como su corazón dejaba de latir. De pronto supo lo que tenia que hacer. Ya nada le ataba a este mundo, así que ya no temía enfrentarse a ella. Agarró con fuerza su arma y se encaminó al centro. Ella estaría allí. Le haría pagar todo lo que le había hecho pasar.
“Lucy, vas a pagarlo muy caro…” se dijo la chica.


En otro lugar, no muy lejos… 

Lucy recorrió con sus dedos  calculadores y fríos la joven cara del cuerpo inerte que yacía en la camilla de operaciones. Sonrió mostrando una perfecta dentadura. Volvió la vista hacia un hombrecillo menudo y le tendió la mano. Este se apresuró en entregarle una jeringuilla llena de un viscoso líquido verde, la mano le tembló ligeramente. Ella lo miró desdeñosa pero pronto dejo de prestarle atención para poder centrarse en el joven que yacía ante sí. De manera brusca le inyectó aquel suero en el corazón del joven y luego arrojó la ahora inútil jeringuilla al otro extremo de la sala.
Observó sus jóvenes rasgos minuciosamente. Y como si de un buitre se tratase empezó a andar y dar vueltas en torno a su camilla.
-Tenías que interponerte, ¿verdad? – No parecía darse cuenta de que hablaba con un muerto – todo iba sobre ruedas, pero no, tu tenias que entrometerte… pequeño bribón. – Rio – Bueno, no te preocupes, tal vez me hayas echo mosquear, pero soy bondadosa y sé perdonar. Ahora que te has entrometido en mi camino vas a hacer lo que a mi me plazca. – Acercó su cara a la del joven quedándose a escasos centímetros – pero no te preocupes – repitió febrilmente – estas a salvo – volvió a acariciar su mejilla compulsivamente – yo te cuidaré. Pero nunca te perdonaré lo que le hiciste a Silver – su voz se endureció – ahora harás cierto trabajito para mi…
En una esquina el encorvado y enjuto hombrecillo se removía inquieto. Quería huir de allí, pero no podía. Tembló de terror. ¿Qué hacía esa psicópata con el pobre cuerpo inerte de un joven? Una cosa estaba clara aquella mujer no estaba bien de la chota. Se removió inquieto. Como no sabia que hacer se centró su vista en el cuerpo del joven. Sería de aproximadamente la edad de su nieta, dieciséis, diecisiete años… su alborotado pelo mostraba la rebeldía que alguna vez habría brillado en cada fibra de su cuerpo. El chico moreno transmitía cierta calidez, tal vez hubiese muerto hacia relativamente poco. Frunció el entrecejo, no estaba seguro. Siguió estudiando al joven con detalle mientras la rubia mujer seguía revoloteando sobre él. Entonces sin previo aviso el pecho del joven empezó a moverse esporádicamente, cada vez con más fuerza. El hombre se apretujó más en la esquina intentando desaparecer. La mujer reía con un brillo febril en su mirada. Estaba enferma…
Poco a poco notó que el aire llegaba a sus pulmones. Sintió una fuerte punzada de dolor en su cabeza. No recordaba nada, intentó incorporarse pero un dolor en sus costillas le obligó a desistir. Hizo ademán de abrir los ojos pero una luz lo cegaba. Suspiró. Intentó emitir un algún sonido pero no lo lograba. Comenzó a carraspear. De pronto las imágenes volvieron a su mente. Recordó a Silver, a aquel bicho, a Eriel…
-Abre los ojos Puma, tengo una misión para ti – de pronto empezó a sentir como una fría sensación se introducía en su mente, sintió como sus recuerdos se volvían difusos, lo ultimo que pudo ver fue la radiante sonrisa de Eriel. Luego no sintió más que un inmenso vacío. Le faltaba algo importante de si, pero por más que intentaba recordar no lo conseguía. “bah” ya lo recordaría suspiró.
Lucy sonrió radiante ante su pequeña labor y no pudo evitar sentir cierto cariño hacia su pequeña mascota. En ese instante sonó su móvil.
-¿Si?...  Hola Dyssidia... – sonrió – No hay problema… entonces nos vemos en las ruinas del ayuntamiento… procura ir armada.

Mientras… 

Nika seguía rondando sin rumbo fijo por las calles, evitando a los zombies. Sus ojos aun estaban vidriosos, pero ya sabía lo que tenia que hacer. Sabia que Dyss no lo había hecho bien, no lo había aceptado, pero tras un rato meditándolo había descubierto que lo que sentía por ella seguía en su corazón, en alguna parte. Entonces supo que iría a buscarla, la perdonaría. O no era eso lo que sucedía siempre. Siempre acababan perdonándose. Sonrió entre lágrimas esperanzada. Comenzó a correr entre lágrimas atravesando las calles a una velocidad espectacular. Miró la humareda que se alzaba no muy lejos de allí. Sabía sin lugar a dudas que ella estaría allí. Imprimió más fuerza a su ritmo.

 En las ruinas del ayuntamiento… 

Dyssidia ya no pudo más calló al suelo de bruces y permaneció allí, ya no tenía nada que hacer ni que perder. Dedicó un último pensamiento a Nika. En un acto de orgullo y rebeldía alzó los ojos hasta la cara de la rubia que tenia frente a sí que la miraba triunfal apuntándola con su arma. Ella ladeó la cabeza y la miró con desdén.
-Dyss, Dyss, Dyss, la ingeniosa Dyssidia. Si hubieses sabido comportarte estarías ahora codeándote con los altos mandos. Pensé que en ti había algo más que una niñata inmadura, supongo que me equivoqué…
-Yo no soy un monstruo – dijo sin poder contenerse – tal vez eso sea lo que nos diferencie…
-Puede… ¿Tus últimas palabras? – la chica permaneció en silencio, no pensaba darle el gusto de hacer lo que le decía, pero no pudo evitar soltar:
-Déjate de mariconadas – la cara de Lucy se transformó en una mueca de odio.
Esperó a que llegase lo peor, pero una voz demasiado familiar rompió el silencio y la concentración de Lucy.
-¡¡¡Dyssidia!!! – volteó la cabeza lentamente temiendo que fuese un sueño, y allí estaba Nika, la chica siguió gritando con lagrimas en los ojos - ¡Te perdono!¡Podemos olvidar el pasado!
Lucy las miró un poco fuera de lugar, aquello era lo último que se esperaba. Se dio cuenta que su mano seguía apuntando a Dyssidia. No iba a fallar. Mientras Nika corría al encuentro de Dyss. Al darle alcance se abrazó desesperadamente a ella. Ella correspondió al abrazp. Las dos lloraban.
-Lo siento Nika, lo siento…
-Shhhh… calla, calla…
Dyss se dio cuenta de que no podía esperar más, metió la mano en el bolsillo y sacó la cajita que había guardado con tanto afán.
-Nika yo… - sintiéndose torpe de pronto se limitó a abrir con cuidado la tapita de la delicada cajita, Nika se llevó las manos a la boca con el corazón a cien por hora. Abrazó a Dyssidia con más fuerza mientras las lágrimas corrían raudas por su mejilla.
Lucy volvió a tomar el control de la situación. Ya estaba harta de aquella bochornosa estampa, volvió a tomar las riendas de la situación. Apuntó a la chica de las mechas otra vez y sin pensárselo dos veces apretó el gatillo.
-¡¡¡NOOO!!! – el desgarrador grito de Nika habría estremecido a cualquiera pero Lucy no se inmutó. Estrechó a Dyssidia con fuerza entre sus brazos.  Vio como se acercaba un chico a lucy y le susurraba algo al oida, Nika creyó reconocerlo pero el dolor le impedía pensar.

Cerca de alli… 

A Selene se le erizaron los bellos de los brazos. Aquel grito había rasgado la imperturbabilidad de la noche. Aceleró el paso intentando darle un empujoncito al grupo.
 

# Inma

No hay comentarios:

Publicar un comentario