Big Red Mouse Pointer

sábado, 1 de septiembre de 2012

Capítulo 23 - Nace la curandera

De un rachón Eriel apartó a Puma de sí con cara extrañada, entonces el chico se quedó más cortado que nunca, sin saber qué hacer o decir. Eriel se mordió el labio inferior.
-Vaya, lo siento, es solo que no me lo esperaba…- se disculpó la chica sonrojándose un poco.
-Ahmm, ya, bueno, es que yo… No sé. Se me ocurrió.-Puma bajó la vista deseando que la tierra se lo tragase.
-Sí, creo que de eso ya me he dado cuenta, dime algo que no sepa.
-Se hacer malabares con motosierras- dijo el chico sonriendo de oreja a oreja.
-…-  O_O
-Mierda, ¿ya lo sabías?

M.A. apareció allí entonces, preguntándoles a los dos qué se suponía que hacían allí solos en mitad de la calle; casi con prisas los dos adolescentes se metieron de nuevo en casa de los padres de Alice sin ninguna queja.

Dentro todo iba convirtiéndose en un escenario del caos, Alice ya lloraba sin encontrar consuelo pensando en sus padres, pero es que además estaba bastante violenta, apretando fuertemente una foto de su familia contra su pecho arremetía con fuerza contra el mobiliario de la casa mientras llamada desesperadamente a sus padres sin obtener respuesta. Momento que aprovecharon el resto para no estar simplemente quietos esperando a que la fiera se amansara…

M.A. empezó a cerrar con urgencia todas las puertas y ventanas, para que el estruendo no atrajese la atención de los zombis que merodeaban por la calle, de vez en cuando trataba de acercarse a Alice para calmarla, pero ella no se dejaba y lo apartaba de su lado con brusquedad. Maya se llevó a Silver al cuarto de baño donde había descubierto un botiquín de primeros auxilios, no tenía ni idea de medicina pero aparentar que se las sabía de enfermera delante de Silver no tenía precio.

Puma se retiró a la cocina, y dejando caer el machete junto al dintel de la puerta abrió los cajones en busca de un cuchillo más o menos en condiciones y se puso a cortar zanahorias a mayor velocidad que Arguiñano para tratar de tranquilizarse un poco. Eriel bastante incómoda no sabía qué hacer, Alice también la había mandado a hacer puñetas cuando había querido hablar con ella, pero no había forma, dejaría esa tarea en manos de M.A. que parecía no rendirse con ella; tampoco podía ayudar a curar a Silver y meterse en la cocina con Puma era lo último que haría en ese momento, así que prefirió pasearse por la casa inocentemente. Y Lithium… ¿Dónde se había metido el sempiterno sonriente ingeniero?

Tras varios minutos M.A. logró acercarse bastante a Alice e impidió a tiempo que lanzara un espejo contra la pared de la sala.

-Acabo se salvarte de 7 años de mala suerte, encanto.- Rio el rubio ante su propia ocurrencia.

Pero Alice estaba muy furiosa y forcejeó con todas sus ganas para arrebatarle el espejo a su compañero, ese espejo no merecía vivir más de lo que no habían podido sus propios padres. M.A. hasta pareció divertido con aquello.

-Espejos gratuitos, espejos gratuitos, me los quitan de las manos, señores…- dijo sin dejar de hacer fuerza imitando la voz de la verdulera a la que antes compraba en el mercado.

Pero aquello no fue una buena idea, Alice hizo acopio de todas sus fuerzas, dejando caer la foto de su familia al suelo, para aquel espejo no habría salvación posible, eso era lo único que tenía claro en ese momento. El rubio se dio cuenta de aquello y decidió acabar con la situación de una vez, pegó un tirón que arrancó el espejo de las manos de Alice y lo lanzó él mismo contra una ventana montando un estruendo  de cristales rotos.

Alice reaccionó con una rabieta, y entonces M.A. le plantó un guantazo en toda la mejilla. La chica se quedó quieta de pronto, impresionada.

-Joder, reacciona mujer, no consigues nada de esta manera.- El rubio se agachó y recogió la foto maltrecha que se le acababa de caer a Alice- Ellos no querrían verte así ahora y tú simplemente tampoco te mereces estar así, date un respiro mujer, todos hemos perdido mucho en esta mierda.
-¿Lo dices en serio?-susurró Alice enjugándose las lágrimas de la cara.
-Al menos lo intento, vaya, que me parece que no eres la única que está metida en un marronazo, de todos modos aquí estamos todos juntos en esto.
-Ahá… Y, ¿no te vas a disculpar por el tortazo que acabas de pegarme?
-Ehm.. claro, claro, lo siento.

Alice le propinó una bofetada a M.A. con todas sus ganas dejándole marcados todos y cada uno de los dedos.

-Ahora sí que lo sientes de verdad. Y por cierto M.A., gracias, ya me siento bastante mejor.

Y sin más la chica se alejó de allí escaleras arriba. El rubio se tocó la mejilla insensibilizada.

-Au.

Dos horas más tarde…

En una mesita del salón varios platos con comida estaban dispuestos, por un lado puré de zanahoria, pastelillos de zanahoria y tarta de zanahoria, por el otro, agua y zumo de zanahoria. Puma ya había recibido más de una mirada asesina cuando llevó la comida a la mesa para todos, pero no se había dado por aludido pues aún no salía de su asombro con que no se le hubiese pasado la comida.

-Al final cogeré complejo de conejo y todo- murmuró M.A. dejándose caer en el sofá.

Silver rio ante tal comentario agarrando uno de los pastelillos de zanahoria, realmente se moría de hambre. Maya a su lado suspiró aliviada una vez más, después del buen trabajo que había hecho con Silver había llegado a la conclusión de que verdaderamente tenía dotes de enfermera, o eso o Silver lo aparentaba bastante bien para que a ella pudiera subírsele a la cabeza… Cambió el gesto de su cara y miró de reojo a su compañero, para su desgracia él también la estaba mirando, así que volcó toda su atención en el puré de zanahoria repentinamente.

-Creo que quiero un poco de ese potingue, humm, ¿seguro que no se me pondrán las orejas y los dientes largos y me saldrá un rabito algodonoso?- Puma le sirvió en un plato y se lo puso en las manos.
-Prueba a ver -le retó ofendido.

Y poco a poco se fue distendiendo el asunto, hasta Alice se dignó a llevarse uno de los pastelillos a la boca. El zumo de zanahoria pasó de la jarra al suelo enseguida, porque a Silver “se le cayó sin querer” cuando iba a echarse en su vaso “tan apetitoso manjar de dioses”…

Fue entonces cuando los chicos cayeron en la cuenta de que faltaban Eriel y Lithium, del extraño ingeniero no se sabía nada, ni siquiera recordaban haberlo visto entrar en la casa de Alice, y de Eriel no habían sabido nada desde que entró a investigar la casa…

Como si hubiera leído el pensamiento de sus amigos, Eriel irrumpió en la estancia y se aproximó a Alice haciendo caso omiso de los demás allí presentes.

-Alice tengo dos noticias, la buena es que he encontrado a tus padres…
-¡Genial! ¿Puedo verlos?- la sonrisa volvió a iluminarle la cara.
-…La mala…- dos zombis aparecieron por la puerta que llevaba al sótano dela casa-… Es que no seré yo quien les pegue un tiro.- terminó la chica escondiéndose detrás de la silla que ocupaba Puma.

A pesar de la deformación que habían sufrido y la descomposición a la que estaban sometidos, Alice pudo reconocer en aquellas dos figuras tambaleantes la sombra de sus progenitores, con la mano en el pecho sintió como se le partía el corazón al comprobar como sus temores se hacían realidad, se puso en pie y dejó caer el plato al suelo llenándolo todo de puré de zanahoria.

Inconscientemente Maya se agarró a Silver apretándole fuertemente, Eriel le tapó los ojos a Puma y M.A. se puso en pie bruscamente y de dos zancadas se plantó junto a Alice y desenfundó la pistola quitando el seguro. Alice se giró sobresaltada hacia él.

-¡No serás capaz! ¡No puedes dispararles así a bocajarro a mis propios padres!
-Llevas razón en eso, -le puso la pistola en las manos a Alice- tienes que ser tú.
-¿Estás loco? Jamás dispararía contra mis padres, es hacerlo a sangre fría.
-¿Y si no fueran tus padres?
-No soy adoptada, chulito-  ¬¬
-Ni digo que lo seas, es solo que esos dos ya no son tus padres, son meras sombras de ellos, tus padres realmente están muertos, lo siento, pero sabes que es así.

Y con lágrimas en los ojos Alice comprendió que M.A. llevaba razón aunque le fastidiara admitirlo, aquellos solo eran dos zombis como el resto de los que dominaban la ciudad. Apuntó a la cabeza del primer muerto viviente y decidida apretó lentamente el gatillo; ella era Alice, y ese era su mundo.

click

-¡Pero serás…! Me has dado una pistola sin munición, ¿en qué estabas pensando?
-En la cara que pondrías. -Se carcajeó M.A.. Alice lo fulminó con la mirada.- Bromeaba, es solo que no esperaba que dispararas realmente.
-Gracias por la confianza.
-De nada, como siempre, un placer.
-¿Es que no entiendes las ironías?
-¿Y tú?

Con tanta cháchara los zombis se plantaron a solo un par de pasos de los chicos, que comprendieron que ya no les daría tiempo a nada, y viéndose en sus últimos momentos se abrazaron Alice y el rubio…

Se oyeron dos tiros y los dos zombis cayeron a los pies de la pareja. Un desconocido se alzaba en la puerta de entrada con una pistola aún humeante en las manos. El joven recién llegado bajó el arma con gesto serio, detrás de él entraron otros dos chicos, también unos adolescentes.

Ante lo absurdo de la situación Eriel le retiró las manos de los ojos a Puma y se las escondió tras la espalda mientras se alejaba de detrás suya silbando como si nada. M.A. y Alice se miraron un momento y enseguida se separaron del abrazo con tremenda rapidez como dos imanes del mismo polo. Silver dibujó una contenida mueca de dolor:

-¿Te importa, Maya? Eso que aprietas con tanta fuerza es mi herida- logró decir reprimiendo el dolor.

Y al instante la chica soltó a Silver llena de remordimientos.

El chico que había disparado se acercó entonces al herido con cara de sorpresa, enfundando el arma tras ponerle el seguro. Nadie decía nada, estaban todos un poco pillados.

-Silver, amigo, no imaginaba que volvería a verte después de todo este jaleo que se ha montado, dime, ¿cómo estás?
-Creo que esta venda ensangrentada, el sudor que recorre mi frente y la mueca de dolor que no logro contener deberían responderte a la pregunta, aparte de eso pues también estoy sentado -respondió el chico-. ¿Y cómo tú por aquí, Jose?

Pero Puma se levantó de su asiento interrumpiendo la conversación.

-Un momento, entráis de pronto sin avisar y ni os dignáis a presentaros, ¿se supone que debería parecerme normal?- Puma golpeó el reverso de la mano a uno de los dos desconocidos que había alcanzado un pastelillo de zanahoria- ¡Manos quietas!

-Lo siento, ha debido de ser culpa mía- Todos se giraron de nuevo hacia la puerta para alcanzar a ver como Lithium entraba por la ventana.
-Podrías haber usado la puerta, estaba abierta –se oyó decir a M.A..
-Si realmente estamos viviendo el apocalipsis me gustaría aprovechar para vivir nuevas experiencias, nunca he sabido qué se sentía al entrar por una ventana, no podía morir sin saberlo.
- ¿Y qué se siente? –quiso saber Alice.
-Pues como un desgarrón en el vientre, supongo que deberá ser por los cristales rotos que bordean el marco… -M.A. y Alice se miraron significativamente-. Cómo sea, en resumidas cuentas antes de entrar con vosotros en esta casa, oí un par de disparos, anduve un par de manzanas y me encontré con estos chicos defendiéndose de un puñado de zombis, hicimos lo que pudimos y luego los condije hasta aquí, fin de la historia. Chicos, estos son Jose, Cris y Brian, y por aquí tenemos a M.A., Alice, Silver, Maya, Puma y Eriel. Para todos yo soy Lithium. Bien ya somos todos conocidos, ¿seguimos con la cena?

Nadie quiso añadir nada más, así que en un visto y no visto todo pareció volver a la normalidad, con al excepción de que Silver se encontraba fatal y pedía que le volvieran a atender sus heridas, Maya con un enorme cargo de conciencia no se lo hizo rogar y le ayudó a ponerse en pie para volver a llevarlo al cuarto de baño, Jose se propuso enseguida para echar una mano, de momento cargando el peso de su amigo en el hombro.

Brian recogió de la mesa el pastelillo que unos momentos antes Puma le había hecho soltar, mirando en todo momento a Puma para ver si volvía a reaccionar, peor no hubo problemas, el alimento llegó a su boca sano y salvo. Lo degustó un poco y sonrió a Puma comprendiendo que él sería el cocinero.

-Está realmente bueno, la verdad es que el trabajo en la cocina ha dado sus resultados.
-¡Vaya!- la sonrisa del pelinegro no podía ser más complacida- Por fin alguien con gusto por mis dotes culinarias, todos deberíais aprender de… -Tras un par de violentas arcadas Brian terminó cediendo vomitando lo poco que había tomado en el suelo:
-Muy bueno, una lástima que aborrezca la zanahoria- comentó el chico limpiándose la boca con una servilleta de papel.
-¡Madre mía! Que guarrería, disculpadme pero no puedo seguir aquí con semejante espectáculo- se quejó Eriel dejando su sitio vacío saliéndose de la habitación hacia la cocina.

-Hum- Puma miró casi con los ojos inyectados en sangre a Brian-. Bienvenido a mi lista negra.
-Vamos hombre no seas ridículo, si fuera por las quejas que recibes por tus comidas nos tendrías a todos en tu lista negra- Puma no respondió a eso, en cambio pareció desviar la mirada-. Espera… ¿Nos tienes a todos en tu lista negra?- Alice no podía creérselo.
-Creo que iré a buscar a Eriel –dijo Puma para salir de esa situación tan incómoda, se puso en pie y empezó a caminar hacia la cocina.
-¡Un momento! ¿Estoy yo también en tu lista? Aún no has recibido ninguna queja por mi parte.

Las palabras de Cris frenaron los pasos de Puma, le hicieron volverse y le dio al chico un apretón de manos y luego le golpeó amistosamente en la espalda.

-Llevas razón, de momento soy tu fan- y añadió cambiando la sonrisa por un gesto amenazante-. Procura que eso no cambie.
-Descuida. Uno no gana un fan todos los días, procuraré mantenerlo hasta el fin de los tiempos -respondió Cris muy serio.
- ¿No sería más lógico decir hasta que la muerte nos separe? Es que quién sabe si tú o yo llegaremos al fin de los tiempos.
-Es que así quedaba más épico; en fin, de todos modos quién sabe si cuando pruebe algo de lo que has hecho cambio de parecer.

Y definitivamente Puma abandonó la sala, pegando además un portazo.

-Si realmente quieres mantener el fan no tomes nada o modera el volumen de tu queja…- Concluyó Brian.
-Aprendes rápido- rio M.A. chocando las cinco con el nuevo.
-¿No os parece un poco infantil para la edad que tenéis? –Murmuró Alice. M.A. y Brian se miraron la palma de la mano que acababan de chocar y respondieron al unísono.
-Naaah. –Y volvieron a chocar las cinco, ante tal compinchación.
-Críos…
-Si necesitas de un hombre de verdad yo estoy libre, Alice- Le insinuó Cris.
-Está bien, no me vendría nada mal un poco de ayuda masculina en estos momentos. M.A. prefirió no darse por aludido, de pronto estaba enzarzado con Brian en una conversación sobre sus experiencias hasta el momento con los muertos vivientes de la ciudad…

Mientras tanto en otro rincón de la casa

Maya deslió la venda con extrema delicadeza temiendo de poder hacer más daño del que ya había causado, desde luego al pobre Silver debía dolerle lo suyo, la herida parecía que había ha vuelto abrirse al menos en parte.

-Jose pásame ese bote de desinfectante junto a los algodones, esto no pinta muy bien, esto te va  a escocer Silver… - Maya aplicó el desinfectante, Silver reprimió un grito-. Lo siento tanto... Espero que algún día puedas perdonarme.
-Eh, eh, eh, no hay nada que perdonar, yo en tu lugar habría hecho lo mismo e incluso habría apretado con más fuerza, supongo que debo agradecer que seas una chica.
-Creo que eres demasiado bueno conmigo- y sin añadir más siguió curando la herida.

Jose y Silver empezaron entonces a ponerse al día cada uno con sus cosas, después de la clase de defensa personal a la que habían ido hacía apenas cuatro días las cosas habían cambiado mucho, demasiado. En un momento Maya pareció distraída perdida en sus propios pensamientos y los chicos se percataron de ello.

-¿En qué piensas? -le preguntó Jose sacándola de su ensimismamiento.
-Pensaba en Dyss, bueno, en mi hermana, se me olvidaba que no la conoces, es solo que no dejo de pensar en ella, estará con Nika pero no me tranquiliza demasiado… Es que Dyssidia ha sufrido mucho por ella, a veces no puedo dejar de preguntarme si Nika realmente la merece.
-Ella pareció muy emocionada cuando Allen pronunció su nombre, lo más seguro es que ahora mismo se le esté cayendo la baba por ella. Además ella ya es mayorcita, sabrá cuidarse.
-No lo dudo, aun así no es tan sencillo, yo que sé, de todos modos en algo llevas razón es un asunto en el que no me toca a mí decidir nada.- Maya comenzó a cubrir lentamente la herida tratada con una venda limpia.
-Te preocupas demasiado por las personas que te importan, eres una chica muy buena e inocente- dijo Silver sonriente.
-Yo en tu lugar… -Maya apretó con calculada fuerza la venda en el abdomen del muchacho arrancándole una mueca de dolor- …No estaría tan seguro, debajo de esta piel de corderita puede esconderse una peligrosa loba.- comentó maliciosa.

A Jose se le dibujó una media sonrisa a la vez que enarcaba las cejas.

-Creo que prefiero la versión de corderita –reconoció Silver-, en la escuela nos fue bastante bien así si mal no recuerdo.
-Déjate de tonterías, si hubiese actuado de otra manera no tendrías esta herida tan fea…
- ¿Y quedarme sin conocer tu versión de enfermera tan atenta? Quita, quita, prefiero antes que vuelvan a herirme… -Y lo consiguió, Maya se sonrojó.

En el salón…

Alice había hecho que Cris le ayudase a retirar los cuerpos de sus padres-zombi, de momento los habían dejado en el sótano a falta de ser enterrados, una tarea a la que no estaban muy dispuestos a prestarse a esas altas horas de la noche. En aquellos momentos de nuevo volvían a estar los cinco sentados en los sofá y sillones del salón, de Puma y Eriel no había rastro.

Como fuera, el plan en que habían quedado era en dividirse en grupos para asegurarse de encontrar a ciertas personas cada uno por su parte, aún les quedaban 20 horas para reunirse en el punto de encuentro en el centro de la ciudad, tendrían que dividirse cuanto antes para así emprender la fuga definitiva de una vez por todas. Decidieron que de momento dormirían esa noche en casa de Alice y a la mañana temprano cada uno se marcharía en busca de sus familiares y amigos.

Cris se levantó y fue hacia la cocina para poner al corriente del plan a Puma y a Eriel, pero en vez de a los dos adolescentes encontró una nota que despegó de la nevera.

-¿Pero qué…?

Volvió el chico al salón y ofreció el trozo de papel a sus compañeros para que pudieran leerlo: “No nos esperéis despiertos. Puma y Eriel”

-Será malnacido –murmuró por enésima vez en el día Alice.
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Puma oyó como una voz pronunciaba su nombre desde el exterior de la casa, abrió la puerta de la cocina que daba a la calle y descubrió a Eriel a horcajadas sobre la moto, quien al verlo aparecer le guiñó el ojo y jugueteó con unas llaves en su mano antes de meterlas en el contacto haciendo rugir el motor de su montura.

-¿Te vienes a la aventura?
-Tal vez, solo tal vez… -respondió él saludándola con unos movimientos de cejas. Está bien, pero déjame que yo lleve a esta pequeña –Eriel dejó libre la parte delantera del asiento-. Aunque espera…- Puma se metió de nuevo en la cocina y volvió un minuto después. –Agárrate pequeña que este va a ser un viaje movidito. –Eriel rodeó la cintura de Puma con sus brazos.
-A ver de qué eres capaz…


#Maya

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