Big Red Mouse Pointer

sábado, 1 de septiembre de 2012

Capítulo 3 - Puma el cocinero

Ahí estaba Puma, frente a un sartén que servía como posadero a un filete quemado y chamuscado, parecía más bien un carbón.

- Otro día de Pizza... será. - dijo, decepcionado de si mismo. Tenía que ver más canales de comida, porque siempre que estaba en la cocina, se desataba una desgracia culinaria. La vida de un adolescente con libertinaje no era del todo divertida.

   Intentó marcar a Domino's Pizza, número al que siempre recurría cuando le asignaban hacer la cena por obvias razones, pero el teléfono estaba cortado. Estrelló la bocina sobre el pobre aparato cuando escuchó la voz de la telefónica.

- Nunca paga el jodido telefono. - dijo, recordando a cierta persona que irrumpió justo en el momento que se disponía a caminar a la puerta.

   Dyssidia, forcejeaba con una chica que cargaba sobre su hombro. Ahí estaba la responsable de las molestias de Puma.

- ¿Ahora raptas muchachitas para ganarte la vida? - dijo el pelinegro, sarcástico. La joven de cabello con mechas rosa dejó caer a su prisionera y se llevó una mano a la cintura, cansada.

- Podría ser un buen negocio. - dijo, haciendo un puchero. Pronto, hizo un gesto de asqueo, mientras olfateaba a su alrededor. - ¿Otra vez quemaste la cena?

- Yo no soy Chef, me dedico a clavar cuchillos y reventar cabezas. - reclamó Puma, quitandose un delantal femenino, que ni siquiera le pertenecía.

- ¡¿Quién diablos son ustedes?! - exclamó la chica mientras se arrastraba hacia un rincón, aterrada por los dos personajes que no se alejaban mucho de su edad.

- Ella es Alice. Y aspira a ser boxeadora profesional. - presentó Dyssidia, frotándose la nariz con dolor.

   Puma rodó los ojos, acercándose a la chica espantada. Ella hizo un brusco movimiento de rechazo y miedo. El joven solo levantó los brazos, para hacerle saber que no le haría daño, permitiéndole calmarse un poco. Luego, le ayudo a levantarse, cuando Alice encontró la confianza en él que no le daba la otra adolescente.

- ¿Estás bien? - le preguntó. Lo único que hizo fue asentir, pensó en echarse a la carrera pero quería meditarse mejor eso.

   Pronto Puma le soltó, apartándose mientras la analizaba de arriba a abajo. Algo no le gustaba en ella, pero Alice no entendía el porque.

- ¿Que vés?. - dijo ella, autoritaria, no le gustaba el hecho de que un extraño la mirara de esa forma.

- Así que estuviste jugando con los muertos... - dijo el muchacho sonriente, frotándose la barbilla.

   La cara de Alice fue un poema, ¿como se había enterado? ¿quién era él? ¿quienes eran ellos? El puma se alejó en busca de un raro frasco rojo para volver hacia ella y tomarla con salvajismo por el cuello. Intentó luchar pero en el segundo que colocó el contenedor metálico en su boca, se paralizó, sitiendo como sus fuerzas se apagaban casi que inmediato. Pero no era que algo, quizás un alucinógeno entraba en ella, sino más bien algo salía. Cuando su interior pareció vaciarse, recobró lentamente su consciencia, Puma le soltó una vez más y tapó la boquilla del frasco.

- ¿Donde están los demás? - preguntó Dyssidia, merodeando el lugar.

- No lo sé. Cuando llegué no había nadie, como siempre. - dijo Puma, un poco regañón.

- Déjate de pelotudeces porque tu también eres otro vago. - reclamó ella señalando.

   Alice no se podía creer nada, se lo tomaban todo con tanta calma, con tanta normalidad. Aún tenía que preguntar... Pero su habla se vio interrumpida por otra persona que ingresaba, algo tambaleante y con un leve olor a licor...

#Puma

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